Un exorcista entrevista
al Diablo
Autor: P. Domenico Mondrone S.I.
Capítulo 5: Tercer encuentro
Esta vez no se hizo esperar mucho.
La noche siguiente, estaba para meterme en la cama, cuando oí rumores
extraños en la habitación. Eran pasos fuertes, casi sordos que hacían
vibrar el pavimento. Advertida su presencia, agarré el rosario, hice la
señal de la cruz, invocando mentalmente a la Virgen que estaba junto a mí,
al lado de la cama, y esperé.
"Siento que estás aquí. Bien, en nombre de Ella, que te obliga a venir y a
responderme, dime: inmediatamente después de tu gran pecado, ¿te diste
cuenta de todo lo que habías perdido para siempre?»
“¡Qué pregunta tan estúpida!”.
"Gracias, eres muy amable; Sé muy bien que mi inteligencia no se puede
comparar con la tuya. Por eso permíteme una pregunta aún más idiota:
¿Jamás te has arrepentido de aquel pecado?”
"¿Arrepentimiento?”, la respuesta surgió de inmediato, como un
rugido de bestia.
"¿Pero no sabes que un acto de arrepentimiento hubiese sido un acto de
amor? Y esto es totalmente inconcebible en nosotros. Nosotros fuimos
inmediatamente investidos de un odio inmenso contra Él. Un odio
implacable, eterno. Nos encontramos envueltos, casi petrificados, en una
maldición que ha llegado a ser nuestra segunda naturaleza. “
Tranquilamente hubiese querido concentrar la reflexión sobre la desgracia
irreparable de tantísimas criaturas tan excelsas, pero el otro me
interrumpió.
|
Gentileza de Catholic.net para
la Biblioteca Católica Digital
|
“Después de habernos expulsados de su paraíso, se ha vengado destinando
a nuestro estado a los seres más nauseabundos, vosotros los hombres, un
amasijo de espíritu y de sucia materia. Ha hecho de vosotros un objeto de
su amor infinito. Va mendigando de vosotros el amor que nosotros le
habíamos rechazado. El amor por vosotros le ha hecho cometer locuras,
hasta humillar al Hijo en el vientre de una mujer. Tiene la ambición de
ocupar con vosotros los puestos que nosotros hemos dejado vacíos. Pero
antes de que logre esto, llenaremos nuestro infierno con vosotros los
hombres. La venganza que no podemos realizar sobre Él, la haremos con
vosotros. “
"Eso es lo que tu sueñas. Pero entre nosotros y tú, sobre el vértice de tu
abismo infernal está Cristo Crucificado, contigo tendrás solo a aquellos
que obstinadamente quieran permanecer a tu lado. Todos los demás, también
los pecadores, también los pobres infieles, te serán arrancados como presa
que no te pertenece, porque no son tuyos, Él los ha pagado con el precio
de Su Sangre y son suyos. ¡Me niego a creer que finalmente tengas tú más
que Él!”
* * *
Hubo una pausa más bien larga. Tuve la sensación de que quisiera agredirme
con un discursazo, y en efecto, pasó inmediatamente al ataque.
"¿Dices que Él tendrá más que yo?... ¿Pero es que no ves, ciego y
estúpido como eres, que hoy estoy movilizando todo para vuestra ruina? ¿No
ves que su reino se desmorona y que el mío se agranda de día en día sobre
las ruinas del suyo? Prueba a hacer un balance entre sus seguidores y los
míos, entre aquellos que creen en sus verdades y los que siguen mis
doctrinas, entre los que observan su ley y los que abrazan la mía. Piensa
solamente al progreso que estoy haciendo por medio del materialismo ateo y
militante, que es el rechazo total de Él!
Aún un poco más de tiempo y todo el mundo caerá en adoración ante mí. El
mundo será completamente mío.
"Piensa en las devastaciones que estoy llevando en medio de vosotros,
sirviéndome principalmente de sus ministros. He desencadenado en su rebaño
un espíritu de confusión y de rebelión que jamás hasta hoy había logrado
obtener. Tenéis a vuestro guardián de ovejas, vestido de blanco, que todos
los días habla, grita, charla inútilmente. ¿Quién lo escucha? Puedo
hacerlo callar inmediatamente apenas quiera, en un momento puedo
eliminarlo; basta que arme la mano de un emisario mío.
Todo el mundo escucha mis mensajes, los aplaude y los sigue. Todo está de
mi parte. Tengo las cátedras con las que he puesto en jaque a vuestra
filosofía. Tengo conmigo la política que os disgrega. Tengo el odio de
clases que os hiere. Tengo los intereses terrenos, el ideal de un paraíso
en la tierra que os enfrenta a unos con otros. Os he metido en el cuerpo
una sed de dinero y de placeres que os hace enloquecer y que os está
reduciendo a ser un tropel de asesinos.
"He desencadenado en medio a vosotros una sexualidad que está haciendo de
vosotros un grupo exterminado de puercos. Tengo la droga que pronto os
convertirá en una masa de miserables larvas de locos y moribundos. Os he
llevado a adoptar el divorcio para reducir a fragmentos vuestras familias.
Os he llevado a practicar el aborto con el que causo matanzas de hombres,
antes de que nazcan”.
"¡Todos ángeles destinados al cielo!"
"¡Pero te parece poco haber convertido a las mujeres, a las madres en
peores que las bestias; las he inducido a matar a sus hijos, cosa que ni
las bestias hacen!”
“Todo lo que puede destruiros lo intento, y obtengo lo que quiero:
injusticias a todos los niveles para teneros en un continuo estado de
desesperación; guerras en cadena que destruyen todo y os llevan al
sacrificio como a las ovejas; y junto a esto la desesperación de no saber
liberaros de las calamidades con las que tengo que llevaros a la
destrucción. Conozco hasta donde llega la estupidez de vosotros los
hombres y la aprovecho completamente.
“La redención de aquel que se hizo matar por vosotros, bestias, yo la he
sustituido por la de los gobernantes asesinos, y vosotros os arrojáis en
su seguimiento como ovejas estupidísimas. Con las promesas de bien que os
he hecho y que no obtendréis nunca, he logrado cegaros, haceros perder la
cabeza, hasta llevaros fácilmente a donde quiero. Recuerda que yo os odio
infinitamente, como le odio a Él que os ha creado. ¡Sí, vaya favor os ha
hecho, enviando a su Hijo a desperdiciar su Sangre por la dichosa
Redención. Yo os odio, os desprecio!”
* * *
“¿Y con esto?”
“¿Qué quieres decir? ¿No es suficiente? Puedo continuar, si crees...”
“¿Con todo esto crees poder cantar victoria contra Dios? ¿Tú serías el
gran vencedor y Dios el gran derrotado? No niego que estás trabajando
quizás como nunca, que ahora vas obteniendo seguidores más que en el
pasado, pero en tus diseños eres un habilísimo inflador de balones. Te he
dicho ya que tu historia concluirá como ha comenzado. Nuestra atención va
hacia el final de todo esto. Entonces, tuviste en un instante muchísimos
seguidores. Pero ¿cómo terminó tu gesto de rebelión? ¿Arrojaste a Dios del
trono de su gloria?"
“¿Aún te engañas? ¿No has comprendido nada de lo que te he mostrado?”
“¡Tú eres el ¡¡uso! Todas estas fanfarronadas tuyas pueden impresionar a
un hombre de poca fe, no a quien cree firmemente que Dios es Dios y tú
eres un miserable rebelde, una criatura suya, que Él podría destruir con
un soplo, en un solo instante, pero que no lo hará jamás. Has podido
engañar a millones de hombres para que no crean en Dios, pero tú sabes que
Él existe, que Él es el Omnipotente, que tiene en su mano el destino de
los hombres y de la historia. Has querido entablar la guerra contra Él y
te está dejando obtener algunos resultados, incluso momentáneamente
espectaculares Pero sabes bien que su poder está condicionado a su
omnipotencia y ¡la victoria final será sólo de Él!”
"¡Al contrario, será mía!”
“Mentiroso, ni tú mismo te lo crees, porque sabes bien con quien te has
metido. Recuerda la lección del Viernes Santo. Trabajaste bien ese día.
Por medio de tus satélites te apoderaste de Jesús y lograste hacerlo
matar. Pero, en la ceguera de tu odio, no te diste cuenta que aquella
muerte fue victoria de Él al quererla y tú fuiste un instrumento sometido.
Creíste haberlo liquidado para siempre. Sin embargo, el vencido fuiste tú.
Él resucitó al tercer día, vencedor de la muerte y del pecado. ¡Vencedor
sobre ti y sobre todo tu infierno!”
* * *
“El misterio pascual te ha vencido de una vez para siempre. Sin embargo,
se renueva, a lo largo de los siglos en la vida de la Iglesia y de las
almas, en un enfrentamiento ininterrumpido de luchas, de muerte y de
resurrección. Pero el triunfo del Reino de Dios aquí no se anuncia con las
fanfarronadas, se anuncia y progresa y resiste a los ataques con el
misterio divino del silencio”.
“Los acostumbrados viejos discursos de oratoria…”
“Sabes que esto no es oratoria. En la mañana que resucitó, Jesús no tuvo
ninguna preocupación por vengarse de sus enemigos, de tus malhechores. No
tuvo ningún deseo de humillarles, como Él habría podido hacer y como
alguno podría haber esperado. Con una demostración espectacular y
fulgurante de su triunfo sobre la muerte, hubiera podido aparecer ante el
Sanedrín, ante Pilatos, ante Herodes, ante cuantos le humillaron y le
dieron muerte... No fue a gritarles a la cara: "¡He aquí vuestra
victoria!" Por el contrario, Su Majestad infinita está muy por encima de
ese tipo de satisfacción triunfalista, no le preocuparon sus enemigos. No
pensó en rehabilitar su reputación ante ellos”.
"Él inauguraba un estilo Suyo propio. Daba ejemplo de cómo se realiza su
triunfo en esta tierra, de cómo procede su Iglesia en medio de los hombres
y a lo largo de los tiempos: Un camino extenuante, duro, sin estrépito.
Ella va adelante en el silencio, cubierta continuamente de heridas,
rodeada de mártires que son sus testigos incomparables, obligada
demasiadas veces a refugiarse en las catacumbas; pero todo esto ya se le
había anunciado y eso es lo que la hace más semejante a su Jefe".
“¡Palabras, palabras, palabras! ¿No te das cuenta de que tengo en mi
mano todas las fuerzas del mal?... ¿No ves cómo las he movilizado
compactas contra el reino de Él?... ¡Mi ofensiva avanza ya incontenible!".
“¿Hasta cuando? Te crees el dueño de la situación. Te presentas corno el
señor y el dominador del mundo. Y apenas eres el ejecutor de los planes de
Él. Tú colaboras sólo a la magnificencia de su victoria final. Como tantas
veces en el pasado, también hoy, la Iglesia tiene necesidad de ser
purificada. A esto sirven las pruebas. Él no arranca su viña, la poda. La
actual acción de obstáculo que tú y tus satélites habéis desencadenado en
el seno del pueblo de Dios sirve a esto, a purificarlo. Los actuales
logros aparentes de tu obra de seducción y de desorden le sirven a Él para
sus planes. Al final se volteará todo contra ti y quedarás definitivamente
vencido”.
|