Antología de Textos
para la oración y la meditación
Autor: Francisco Fdez-Carvajal
Ediciones Palabra
ACCIÓN DE GRACIAS - ADULACIÓN - AFABILIDAD - ALEGRÍA - AMISTAD - AMOR - AMOR A DIOS - AMOR DE DIOS A LOS HOMBRES - ÁNGELES CUSTODIOS - APOSTOLADO - ARIDEZ - AVARICIA - AYUNO - BAUTISMO - BIENES TEMPORALES - BUEN PASTOR - CARIDAD - CASTIDAD - CIELO - COMPRENSIÓN - COMUNIÓN - COMUNIÓN DE LOS SANTOS - CONCIENCIA - CONFESIÓN - CONFIANZA EN DIOS -CONFIRMACIÓN - CONOCIMIENTO PROPIO - CONTEMPLACIÓN - CONTRICIÓN - CONVERSIÓN - CORAZÓN - CORRECCIÓN FRATERNA - CORRESPONDENCIA A LA GRACIA - COSAS PEQUEÑAS - CRISTIANOS - CRUZ - DEMONIO - DESCANSO - DESPRENDIMIENTO - DEVOCIONES - DIFAMACIÓN - DIFICULTADES - DIRECCIÓN ESPIRITUAL - EJEMPLARIDAD - ENFERMOS - ENTREGA - ENVIDIA - ESCÁNDALO - ESPERANZA - ESPÍRITU SANTO - ETERNIDAD - EUCARISTÍA - EXAMEN DE CONCIENCIA - FAMILIA - FE - FELICIDAD - FIESTAS Y TIEMPOS LITÚRGICOS - FILIACIÓN DIVINA - FIN DEL HOMBRE - FLAQUEZAS - FORMACIÓN DOCTRINAL - FORTALEZA - FRUTOS - GENEROSIDAD - GRACIA - HUMILDAD - IGLESIA - INFIERNO - INSTRUMENTOS DE DIOS - IRA - JESÚS - JUICIO - JUICIO TEMERARIO - JUSTICIA - LECTURA ESPIRITUAL - LIBERTAD - LIMOSNA - LUCHA ASCÉTICA - LUGARES Y OBJETOS DE CULTO - MAGNANIMIDAD - MANSEDUMBRE - MILAGROS - MISA - MISERICORDIA - MISERICORDIA DIVINA - MORTIFICACIÓN - MUERTE - OBEDIENCIA - OFRECIMIENTO DE OBRAS - OMISIONES - ORACIÓN - ORACIÓN DE PETICIÓN - PACIENCIA - PAZ - PECADO - PECADO VENIAL - PEREZA - PERSEVERANCIA - PIEDAD - PREDICACIÓN - PREMIO - PRESENCIA DE DIOS - PRIMEROS CRISTIANOS - PROVIDENCIA - PRUDENCIA - PURGATORIO - PURIFICACIÓN - RECOGIMIENTO - RECTITUD DE INTENCIÓN - REDENCIÓN - RESPETO A LA PERSONA - RESPETOS HUMANOS - RESPONSABILIDAD - ROMANO PONTÍFICE - SABIDURÍA - SACERDOCIO - SACRAMENTOS - BAUTISMO - CONFIRMACIÓN - PENITENCIA - SACRAMENTO DEL ORDEN - UNCIÓN DE LOS ENFERMOS - MATRIMONIO - SAGRADA ESCRITURA - SAN JOSÉ - SANTIDAD - SANTOS - SERVIR A DIOS - SINCERIDAD - SOBERBIA - TEMOR DE DIOS - TEMPLANZA - TENTACIÓN - TIBIEZA - TIEMPO - TRABAJO - TRISTEZA - UNIDAD - VANAGLORIA - VERACIDAD - VIDA SOBRENATURAL - VIGILANCIA - VIRGEN SANTÍSIMA - VIRGINIDAD - VIRTUDES - VISITA AL SANTÍSIMO - VOCACIÓN - VOLUNTAD DE DIOS |
BAUTISMO
BIENES TEMPORALES
BUEN PASTOR
Citas de la Sagrada Escritura
1. Sacramento instituido por Jesucristo.
Yo (Juan Bautista) os he bautizado con agua, mas (Jesús) os bautizará con el
Espíritu Santo.
Mc 1,8
Mt 3,2
Jn 1,33.
Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo.
Mt 28,19
Mc 16,15-16.
Haced penitencia y que cada uno de vosotros sea bautizado en el nombre de
Jesucristo.
Ac 2,38
Ac 8,12.
Jesús fue con sus discípulos a Judea, y allí moraba con ellos y bautizaba:
Jn 3,22
Jn 4,2.
2. Necesario para la salvación.
Quien no renaciera del agua y del espiritu no podrá entrar en el reino de los
cielos.
Jn 3,5.
El que creyere y fuere bautizado se salvará.
Mc 16,16.
Id, pues enseñad a todas las gentes, bautizándolas 1. . . ].
Mt 28,19.
3. Efectos en el alma.
a) Una vida nueva
Dios nos ha salvado por el Bautismo de regeneración y renovación del Espíritu
Santo:
Tt 3,5.
Revestidos de Cristo:
Ga 3,27.
En el Bautismo hemos quedado sepultados con Cristo para resucitar a una nueva
vida:
Rm 6,4
Jn 3,5.
b) Perdona los pecados
Sea bautizado cada uno de vosotros [. . . ] para remisión de vuestros pecados.
Ac 2,38.
Levántate, bautízate y lava tus pecados.
Ac 22,16.
Cristo amó a su Iglesia y se sacrifico por ella para santificarla, limpiándola
con el Bautismo del agua:
Ep 5,25-26.
c) Somos incorporados a la Iglesia
Aquellos que recibieron su doctrina fueron bautizados, y se aña. dieron aquel
día (a la Iglesia) cerca de tres mil personas.
Ac 2,41.
Todos nosotros hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para un solo Cuerpo.
1Co 12,13.
4. Otras citas sobre el Bautismo.
Aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes
de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia.
Za 13,1.
En ese día manarán en Jerusalén aguas vivas, la mitad hacia el mar oriental y la
otra mitad hacia el occidental, lo mismo en verano que en invierno.
Za 14,8.
Sacaréis con alegría el agua de las fuentes de la salud. . .
Is 12,3.
Y os aspergeré con aguas puras y os purificare de todas vuestras impurezas, de
todas vuestras idolatrias.
Ez 47,9.
Y sucederá en aquel día que los montes destilarán mosto, y leche los collados,
correrán las aguas portadas por laís torrenteras de Judá y brotará de la casa de
Yave una fuente que regará el valle de Sitim. .
Purificación legal en el Antiguo Testamento:
Ex 29,4
Lv 14,8.
El agua que brotó de la roca, imagen del Bautismo:
Ex 17,2.
La curación de Naamán en las aguas del Jordán, figura del Bautismo:
2R 5,13-15.
Cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza
478 Todos los que reciben el Bautismo de manos de un borracho, de un homicida,
de un adúltero, si el Bautismo es de Cristo, por Cristo son bautizados (SAN
AGUSTIN, Trat. Evang. S. Juan 5,18).
479 Núnca deja de bautizar el que no cesa de purificar; y así, hasta el fin de
los siglos. Cristo es el que bautiza, porque es siempre él quien purifica. Por
tanto, que el hombre se acerque con fe al humilde ministro, ya que éste está
respaldado por tan gran maestro. El maestro es Cristo. Y la eficacia de este
sacramento reside no en las acciones del ministro, sino en el poder del maestro,
que es Cristo (SAN ILDEFONSO, Sobre el bautismo).
Un nuevo nacimiento
480 Es, pues, la admirable participación de Cristo en nuestra naturaleza la que
arroja sobre nosotros la luz del sacramento de la regeneración, de suerte que,
los que hemos sido concebidos de la carne, renazcamos de una fuente espiritual,
la del mismo Espíritu Santo, por medio de quien Cristo ha sido concebido y ha
nacido. Por eso el evangelista llama a los creyentes: Los que no han nacido de
la carne, ni de deseo de hombre, sino que han nacido de Dios (Jn
1,12) (SAN LEÓN MAGNO, Carta 31).
481 La Sagrada Escritura nos indica que familias enteras se hicieron bautizar,
lo cual nos hace suponer que no estarían compuestas sólo de adultos, y ya a
partir del siglo II nos encontramos con una serie de testimonios que señalan la
costumbre que tenia la Iglesia de bautizar a los niños. Se trata, pues, de una
larga e inalterada tradición, cuyo significado es perfectamente legitimo: una
vida en semilla que espera el cultivo en todos los órdenes. Dios llama y of rece
la salvación desde el primer instante de la vida humana. La Iglesia, al bautizar
a los recién nacidos, celebra la universalidad sin limites de esta salvación.
Así el niño entra, por el sacramento, en relación viviente con Cristo y empieza
ya a formar parte de la familia de los hijos de Dios, en la fe de toda la
comunidad eclesial (J. DELICADO BAEZA, En medio de las plazas, pp. 57-58).
Cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza
482 Cuando llegues a la fuente del bautismo [. . . ], entonces también tú, por
ministerio de los sacerdotes, atravesarás el Jordán y entrarás en la tierra
prometida, en la que te recibirá Jesús, el verdadero sucesor de Moisés, y será
tu guia en el nuevo camino (ORIGENES, Hom. sobre el libro de Josué).
483 Hemos nacido para las cosas presentes y renacido para las futuras (SAN LEÓN
MAGNO, Sermón 7 en la Natividad del Señor).
484 El sacramento de la regeneración nos ha hecho participes de estos admirables
misterios, por cuanto el mismo Espiri tu, por cuya virtud fue Cristo engendrado,
ha hecho que también nosotros volvamos a nacer con un nuevo nacimiento
espiritual (SAN LEÓN MAGNO, Carta 31).
485 Aunque cada uno de los que llama el Señor a formar parte de su pueblo sea
llamado en un tiempo determinado y aunque todos los hijos de la Iglesia hayan
sido llamados cada uno en dias distintos, con todo, la totalidad de los fieles,
nacida en la fuente bautismal, ha nacido con Cristo en su nacimiento, del mismo
modo que ha sido crucificada con Cristo en su pasión, ha sido resucitada en su
resurrección y ha sido colocada a la derecha del Padre en su ascensión (SAN LEÓN
MAGNO, Sermón 6 en la Natividad del Señor).
El "carácter" sacramental
486 El carácter propiamente es cierto sello con que se marca a uno para
ordenarle a algún determinado fin, como se sella el dinero para usarlo en el
cambio o al soldado para adscribirle a la milicia. Ahora bien, el cristiano es
destinado a dos cosas. La primera y principal es la fruición de la gloria
eterna, y para esto se le marca con el sello de la gracia. La segunda es recibir
o administrar a los demás las cosas que pertenecen al culto de Dios, y para esto
se le da el carácter sacramental. Pero todo el rito de la religión cristiana se
deriva del sacerdocio de Cristo. Por lo que es claro y manifiesto que el
carácter sacramental especialmente es el carácter de Cristo, con cuyo sacerdocio
se configuran los fieles según los caracteres sacramentales, que no son otra
cosa que ciertas participaciones del sacerdocio de Cristo, derivadas del mismo
Cristo (SANTO TOMAS, Suma Teológica,3, q. 63, a. 3).
487 No es de maravillarse que los fieles sean elevados a semejante dignidad. En
efecto, por el bautismo, los fieles en general se hacen miembros del cuerpo
místico de Cristo sacerdote, y por el carácter que se imprime en sus almas son
destinados para el culto divino, participando así del sacerdocio de Cristo de un
modo acomodado a su condición (Pio XII, Enc. Mediator Dei).
Efectos del Bautismo
488 La eficacia del bautismo está en que limpia de todos los pecados en cuanto a
la culpa y en cuanto al castigo merecido. Por este motivo, a los bautizados no
se les impone penitencia alguna por muy pecadores que hayan sido, y si en
recibiendo el sacramento mueren, entran inmediatamente en la vida eterna (SANTO
TOMAS, Sobre el Credo,1. c. 10).
489 El único Mediador y camino de salvación es Cristo, quien se hace presente a
todos nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia. El mismo, al inculcar con
palabras explícitas la necesidad de la fe y el bautismo (Mc
16,16
Jn 3,5),
confirmó al mismo tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres
entran por el bautismo como por una puerta (CONC. VAT. 11, Const. Lumen gentiam,14).
490 La Iglesia nos santifica, después de entrar en su seno por el Bautismo.
Recién nacidos a la vida natural, ya podemos acogernos a la gracia
santificadora. La fe de uno, más aún, la fe de toda la Iglesia, beneficia al
niño por la acción del Espíritu Santo, que da unidad a la Iglesia y comunica los
bienes de uno a otro (S. Th. III, q. 68, a. 9 ad 2). Es una maravilla esa
maternidad sobrenatural de la Iglesia, que el Espíritu Santo le confiere (J.
ESCRIVA DE BALAGUER, Hom. Lealtad a la Iglesia,4-6-1972).
491 La regeneración espiritual, que se opera por el Bautismo, de alguna manera
es semejante al nacimiento corporal: así como los niños que se hallan en el seno
de su madre no se alimentan por si mismos, sino que se nutren del sustento de la
madre, así también los pequeñuelos que no tienen uso de razón y están como niños
en el seno de su Madre la Iglesia, por la acción de la Iglesia y no por si
mismos reciben la salvación (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,3, q. 68, a. 9 ad 1).
492 Por el sacramento del bautismo, debidamente administrado según la
institución del Señor, y recibido con la requerida disposición del alma, el
hombre se incorpora realmente a Cristo crucificado y glorioso, y se regenera
para el consorcio de la vida divina, según las palabras del Apóstol: Con
Elfuisteis sepultados en el bautismo, y en El, asimismo, fuisteis resucitados
por lale en el poder de Dios, que lo resucitó de entre los muertos (Col
2,12). El bautismo, por tanto,
constituye un vinculo sacramental de unidad, vigente entre todos los que por él
se han regenerado. Sin embargo, el bautismo por si mismo es sólo un principio y
un comienzo, porque todo él tiende a conseguir la plenitud de la vida en Cristo.
Así, pues, el bautismo se ordena a la profesión integra de la fe, a la plena
incorporación a la economía de la salvación tal como Cristo en persona la
estableció, y, finalmente, a la integra incorporación en la comunión eucarística
(CONC. VAT. II, Decr. Unitatis redintegratio,22).
493 Recuerda, pues, que has recibido el sello del Espíritu, espiritu de
sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espiritu de
ciencia y de piedad, espíritu del santo temor, y conserva lo que has recibido.
Dios Padre te ha sellado, Cristo el Señor te ha confirmado y ha puesto en tu
corazón, como prenda suya, el Espíritu, como te enseña el Apóstol (SAN AMHROSIO,
Trat. sobre los misterios).
494 [. . . ] de la misma manera que un hombre no nace más que una vez,
igualmente sólo una vez es bautizado Por ello los santos añadieron: "Reconozco
un solo bautismo" (SANTO TOMÁS, Sobre el Credo,1. c. ,10).
Los recién bautizados, enriquecidos con tales distintivos,495 se dirigen al
altar de Cristo, diciendo: Me acercaré al altar de Dios, al Dios que alegra mi
juventud. En efecto, despojados ya de todo resto de sus antiguos errores,
renovada su juventud como un águila, se apresuran a participar del convite
celestial (SAN AMBROSIO, Trat. sobre los misterios).
496 El que se sumerge con fe en este baño de regeneración renuncio al diablo y
se adhiere a Cristo, niega al enemigo del género humano y profesa su fe en la
divinidad de Cristo, se despoja de su condición de siervo y se reviste de la de
hijo adoptivo, sale del bautismo resplandeciente como el sol, emitiendo rayos de
justicia, y, lo que es más importante, vuelve de allí convertido en hijo de Dios
y coheredero de Cristo (SAN HIPÓLITO, Sermón sobre la Teofunia).
497 Los seguidores de Cristo, llamados por Dios no en razón de sus obras, sino
en virtud del designio y gracia divinos, y justificados en el Señor Jesús, han
sido hechos por el bautismo, sacramento de la fe, verdaderos hijos de Dios y
participes de la divina naturaleza, y, por lo mismo, realmente santos. En
consecuencia, es necesario que con la ayuda de Dios conserven y perfeccionen en
su vida la santificación que recibieron (CONC. VAT. II, Const. Lumen gentium,40).
498 La gratitud es el primer sentimiento que debe hacer nacer en nosotros la
gracia bautismal; el segundo es el gozo. Jamás deberíamos pensar en nuestro
bautismo sin un profundo sentimiento de alegría interior (COLUMBA MARMION, Le
Christ, vie de líame, Abbaye de Maredsous,1933, p. 1 86 y 203-204).
Significado del bautismo de Cristo en el Jordán
499 El Señor Jesús viene para ser bautizado y quiere que su cuerpo santo sea
lavado en las aguas del Jordán. Alguien dirá quizás: "Si era santo, ¿por qué
quiso ser bautizado?" Escucha, pues, lo siguiente: Cristo es bautizado no para
ser él santificado por las aguas, sino para que las aguas sean santificadas por
él, y para purificarlas con el contacto de su cuerpo. Más que de una
consagración de Cristo, se trata de una consagración de la materia del bautismo
(SAN M¡XIMO DE TURIN, Sermón sobre la Epifania).
5OO Por el sacramento del bautismo te convertiste en templo del Espíritu Santo:
no ahuyentes a tan escogido huésped con acciones pecaminosas, no te entregues
otra vez como esclavo al demonio, pues has costado la Sangre de Cristo, quien te
redimió según su misericordia y te juzgará conforme a la verdad (SAN LEÓN MAGNO,
Sermón I en la Natividad del Señor).
La acción del Espíritu Santo en el Bautismo
5O1 Asi como la tierra árida no da fruto si no recibe el agua, así también
nosotros, que éramos antes como un leño árido, nunca hubiéramos dado el fruto de
vida sin esta gratuita lluvia de lo alto. Nuestros cuerpos, en efecto,
recibieron por el baño bautismal la unidad destinada a la incorrupción, pero
nuestras almas la recibieron por el Espíritu (SAN IRENEO, Trat. contra las
herejías,3,17).
502 Los bautizados, en efecto, son consagrados por la regeneración y la unción
del Espíritu Santo como casa espiritual y sacerdocio santo, para que, por medio
de toda obra del hombre cristiano, ofrezcan sacrificios espirituales y anuncien
el poder de Aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz (cfr. 1P
2,4-10) (CONC. VAT. 11, Const. Lumen gentiam,10).
503 Ya que nosotros somos como una vasija de barro, por eso necesitamos en
primer lugar ser purificados por el agua, después ser fortalecidos y
perfeccionados por el fuego espiritual (Dios, en efecto, es un fuego devorador);
y, así, necesitamos del Espíritu Santo para nuestra perfección y renovación (DIDIMO
DE ALEJANDRIA, Trat. sobre la Santisima Trinidad,2,12).
504 Antes se te ha advertido que no te limites a creer lo que ves [. . . ]. Veo
la misma agua de siempre, ¿ésta es la que me ha de purificar, si es la misma en
la que tantas veces me he sumergido sin haber quedado nunca puro? De ahí has de
deducir que el agua no purifica, sino la acción del Espíritu (SAN AMBROSIO, Trat.
sobre los misterios).
El bautismo de los niños
505 Y habiendo vuelto a casa (la mujer cananea), halló a la niña descansando en
la cama y libre ya del demonio. Por las palabras de la madre, llenas de humildad
y de fe, dejó el demonio a la hija; donde se nos muestra, a modo de ejemplo, la
necesidad de catequizar y bautizar a los niños, porque por la fe y la confesión
de los padres se libran sin duda del diablo en el bautismo de los párvulos, los
cuales no pueden saber ni hacer por sí nada de bueno ni nada de malo (SAN BEDA,
en Catena Aurea vol. IV, p. 180).
506 No dejéis pasar más de veinticuatro horas sin bautizar a los hijos; si no lo
hacéis, sin que razones serias para ello lo justifiquen, sois culpables (SANTO
CURA DE ARS, Sermón sobre los deberes de los padres).
Llamados al apostalado por el bautismo
507 El apostolado de los laicos es participación en la misma misión salvifica de
la Iglesia, apostolado al que todos están destinados por el Señor mismo en
virtud del bautismo y de la confirmación (CONC. VAT. 11, Const. Lumen gentium,33).
508 La gran misión que recibimos, en el Bautismo, es la corredención. Nos urge
la caridad de Cristo (cfr.
2Co 5,14), para
tomar sobre nuestros hombros una parte de esa tarea divina de rescatar las almas
(J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,120).
Citas de la Sagrada Escritura
1. Son bienes
Henchid la tierra, sometedla, y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves
del cielo y sobre los ganados, y sobre todo lo que vive y se mueve sobre la
tierra. .
2. Pueden convertirse en "malos"si no se usan rectamente
A los ricos de este mundo encárgales que no sean altivos ni pongan su confianza
en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, que abundantemente nos provee
de todo para que lo disfrutemos.
1Tm 6,17.
Nada más inicuo que el avaro, pues es capaz de venderse a si mismo.
Si 10,10.
El oro perdió a muchos y pervirtió el corazón de los reyes.
Si 8,3.
Los que quieren enriquecerse caen en tentaciones, en lazos y en muchas codicias
locas y perniciosas, que hunden a los hombres en la perdición y en la ruina. 1Tm
6,9.
3. Desprendimiento. Generosidad. Confianza en Dios
Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas se os
darán por añadidura.
Mt 6,33.
No os acongojéis por el cuidado de hallar qué comer para sustentar vuestra vida,
de dónde sacaréis vestidos para cubrir vuestro cuerpo.
Mt 6,25.
Uso de las riquezas:
Si 13,30-32.
Jb privado de sus bienes:
Jb 1,13.
Generosidad con los necesitados. Consejos de Tobías a su hijo:
Tb 4,7-12.
Si abundan las riquezas, no apaguéis vuestro corazón.
Ps 61,11.
No alleguéis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín los corroen y
donde los ladrones horadan y roban.
Mt 6,11.
Los bienes materiales y los más necesitados
509 Había un hombre rico que vestía de parpara y lino y celebraba cada día
espléndidos banquetes. Un pobre, de nombre Lácaro, estaba echado en su portal,
cubierto de úlceras, y deseaba hartarse de lo que cala de la mesa del rico (Lc
16,19 ss). Murieron los dos [. . . ].
¿Es que el rico fue condenado porque tenía riquezas, porque abundaba en bienes
de la tierra, porque vestía de púrpura y lino y celebraba cada día espléndidos
banquetes? NO [. . . ]. El rico fue condenado porque no ayudó al otro hombre.
Porque ni siquiera cayó en la cuenta de Lázaro [. . . ]. En ningún sitio condena
Cristo la mera posesión de bienes terrenos en cuanto tal. En cambio, pronuncia
palabras muy duras para quienes utilizan los bienes egoístamente, sin fijarse en
las necesidades de los demás (JUAN PABLO 11, Hom. en el Yankee Stadium de Nueva
York,2-X-1979).
510 . . . El Sacro Concilio urge a todos, particulares y autoridades, a que,
acordándose de la frase de los Padres: "AIimenta al que muere de hambre, porque,
si no lo alimentas, lo matas" según las propias posibilidades, comuniquen y
ofrezcan realmente sus bienes, ayudando en primer lugar a los pobres, tanto
individuos como pueblos, a que puedan ayudarse por sí mismos (CONC. VAT. 11,
Const. Gandium et spcs,69).
511 Sed moderados en el uso de los bienes de esta vida. No os pertenece todo; al
menos una parte de estos bienes debe quedar para los pobres, que son amados
especialmente por Dios [. . . ]. Usad, pues, de los bienes de la tierra, pero no
abuséis de ellos (SAN GREGORIO DE NISA, Sermón I sobre el amor a los pobres).
No permanecerán siempre con nosotros
512 Gran remedio es para esto traer muy continuo en el pensamiento la vanidad
que todo es y cuán presto se acaba, para quitar las aficiones de las cosas que
son tan baladíes y ponerlas en las que nunca se han de acabar; que aunque parece
flaco medio, viene a fortalecer mucho al alma y en las muy pequeñas cosas traer
gran cuidado; en aficionándonos un poco a alguna, procurar apartar el
pensamiento de ella y volverle a Dios, y Su Majestad ayuda (SANTA TERESA, Camino
de perfección, IO,2).
513 Son engañosas (las riquezas) porque no pueden permane- cer siempre con
nosotros; son engañosas, porque no pueden satisfacer las necesidades de nuestro
corazan. Las riquezas verdaderas son únicamente las que nos hacen ricos en las
virtudes (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 15 sobre los Evang. ).
514 Tus riquezas tendrás que dejarlas aquí, lo quieras o no; por el contrario,
la gloria que hayas adquirido con tus buenas obras la llevarás hasta el Señor
(SAN BASILIO MAGNO, Hom. sobre la caridad).
515 La virtud es la única de las riquezas que es inamovible y que persiste en
vida y en muerte (SAN BASILIO, Discurso a los jóvenes).
Los bienes espirituales "no cansan, no se gastan ni se agotan". Permanecen para
siempre
516 El menor bien de gracia es superior a todo el bien del universo (SANTO
TOMÁS, Suma Teológica,1-2, q. 113, a. 9).
517 Os diré, y quizá os lo muestre suficientemente, que si uno con su palabra
abarca toda la felicidad desde que el mundo es mundo, y llega a juntarla en un
solo lugar, encontrará que no iguala ni a la más pequeña parte de aquellos
bienesólos celestialesó, sino que se dará cuenta de que todos los bienes de esta
vida terrena reunidos distan más en dignidad del más pequeño de la futura que lo
que la sombra y el sueño distan de la realidad (SAN BAS1LIO, Discurso a los
jóvenes).
518 Si somos templos de Dios y el Espíritu de Dios habita en nosotros, es mucho
más lo que cada fiel lleva en su interior que todas las maravillas que
contemplamos en el cielo (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 7 en la Natividad del Señor).
519 [. . . ] las cosas espirituales, precisamente cuando se poseen, es cuando
con más fuerza se desean (SANTO TOMÁS, Sobre el Padrenuestro,1. c. 152).
520 Entre los bienes corporales y los espirituales hay la diferencia de que los
primeros, mientras no se tienen, inspiran al alma un fuerte deseo de poseerlos;
mas cuando, alcanzados, se los gusta, producen luego hastío por su saciedad. Los
bienes espirituales, por el contrario, cuando no se tienen causan fastidio, pero
cuando se tienen producen deseo; y tanto más hambre tiene de ellos el que los
gusta, cuanto más los gusta el que los desea (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 36 sobre
los Evang. ).
521 Mientras que los bienes sensibles nos cansan cuando los poseemos, los bienes
espirituales, al contrario, los amamos más cuanto más los poseemos; porque éstos
no se gastan ni se agotan, y son capaces de producir en nosotros una alegría
siempre nueva [. . . ]. Es como si Dios penetrase cada vez más profundamente en
nuestra voluntad (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,1-2, q. 2, a. I ad 3).
522 La filosofía rica se ha formado muchos dioses; la Iglesia pobre sólo conoce
a un Dios: ¿no es cierto que aquellas riquezas son indigencia y que esta pobreza
es abundancia? (SAN AMBROSIO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 263).
523 Con los bienes de la tierra suele ocurrir que no se enriquece uno si no se
empobrece otro; pero de las cosas espirituales no puede enriquecerse uno sin
enriquecer a los demás. En las cosas materiales, pues, disminuye esta
participación; en las espirituales, aumenta (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena
Aurea, vol. Vl, p. 342).
Sólo somos administradores de los bienes temporales
524 Se ven gentes que arrojan su fortuna a los luchadores, a los comediantes, a
repugnantes gladiadores en los teatros, por la gloria de un momento y por el
ruidoso aplauso del pueblo. Y a ti, ¿te preocuparán unos gastos con los que te
puedes elevar a una gloria tan grande? Será Dios el que te aplaudirá, serán los
ángeles los que te aclamarán, serán todos los hombres que han existido desde la
creación los que celebrarán tu dicha: una gloria imperecedera, una corona de
justicia, el Reino de los cielos, tal será el premio que tú recibirás por haber
administrado bien tus bienes perecederos (SAN BASILIO, Hom. sobre la caridad).
525 Cuando dejamos a un lado las riquezas materiales, no son bienes nuestros los
que abandonamos, sino bienes ajenos. Y eso, aun cuando podamos gloriarnos de
haberlos adquirido por nuestro trabajo o de haberlos recibido en herencia de
nuestros padres. Porque, como ya dije, nada nos pertenece, salvo lo que tiene su
raigambre en el corazón y forma como un nexo indisoluble con nuestra alma, hasta
el punto de que nadie nos lo puede arrebatar (CASIANO, Colaciones,3,10).
526 El que es esclavo de las riquezas, las guarda como esclavo; pero el que
sacude el yugo de su esclavitud, las distribuye como señor (SAN JERÓNIMO, en
Catena Aurea, vol.
1P 392).
527 Hemos sido colocados en la vida como huéspedes y forasteros, llevados a
donde no queremos ir y cuando no pensamos: el que ahora es rico, en breve será
pobre. Así, seas quien fueres, has de saber que eres sólo administrador de
bienes ajenos, y que se te ha dado de ellos uso transitorio y derecho muy breve.
Lejos, pues, de nosotros el orgullo de la dominación, y abracemos la humildad y
la modestia del arrendatario o casero (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea,
vol. Vl, p. 225).
528 El artista más perfecto ha dotado a nuestra naturaleza de todo lo que
necesita para cumplir su misión de dominio y señorío (SAN GREGORIO DE NISA, PL
67,347 ss. ).
Es necesario estar desprendido de los bienes
529 De la misma manera que el oro se malea cuando se mezcla aunque sea con plata
pura, así también nuestra alma se mancha cuando se mezcla con tierra, aunque
ésta sea de muy buena calidad (SAN AGUSTiN, en Catena Aurea, vol.
1P 383).
530 "Divitiae, si affluant, nolite cor apponere". Si vienen a tus manos las
riquezas, no pongas en ellas tu corazón. Anímate a emplearlas generosamente. Y,
si fuera preciso, heroicamente. Sé pobre de espiritu (J. ESCRIVA DE BALAGUER,
Camino, n. 636).
531 Con la templanza de quien las usa, no con el afán de quien pone en ellas el
corazón (SAN AGUSTIN, Sobre las costambres de la Iglesia,1,21).
532 El amor del hombre es como la mano del alma: si coge una cosa no puede
asirse a otra. Quien ama al siglo, no puede amar a Dios; tiene la mano ocupada.
Le dice Dios: "Ten lo que te doy", pero como no quiere soltar lo que tenia, no
puede recibir lo que se le ofrece (SAN AGUSTIN, Sermón 12S).
533 Que los falsos placeres de la vida presente no impidan el empuje de aquellos
que vienen por el camino de la verdad, y que los fieles se consideren como
viajeros en el itinerario que siguen hacia su patria; que comprendan que en el
uso de los bienes temporales, si a veces hay algunos que agradan, no deben
apegarse bajamente, sino continuar valientemente la marcha (SAN LEÓN MAGNO,
Sermón 72, sobre la Ascensión del Señor).
534 La verdadera, la única paz de las almas en este mundo consiste en estar
llenos de amor de Dios y en estar animados por la esperanza del cielo hasta el
punto de considerar poca cosa los éxitos o reveses de este mundo 1. . . ] Se
equivoca quien se figura que podrá encontrar la paz en el disfrute de los bienes
de este mundo y en las riquezas. Las frecuentes turbaciones de aquí abajo y el
fin de este mundo deberían convencer a ese hombre que ha afirmado sobre arena
los fundamentos de su paz (SAN BEDA, Hom. 12 sobre la Vigilia de Pentecostés).
Los bienes temporales no son un bien absoluto
535 No vayamos a creer, sin embargo, que aquellos que han sido elevados en este
mundo a la cumbre de las riquezas, del poderio y los honores hayan alcanzado con
ello el bien por excelencia, pues éste consiste únicamente en la virtud. Esas
cosas son indiferentes. Son útiles y provechosas para los justos que usan de
ella con recta intención y para cumplir sus menesteres ineludiblesópues les
brindan la ocasión de hacer una obra buena y producir frutos para la vida
eternaó. Son lesivas y dañosas para aquellos que abusan de ellas,
proporcionándoles ocasión de pecado y de muerte (CASIANO, Colaciones,66,3).
536 Por muy brillantes que sean el sol, el cielo y las nubes; por muy verdes que
estén las hojas y los campos; por muy dulce que sea el canto de los pájaros,
sabemos que no todo está ahí y que no tomaremos la parte por el todo. Estas
cosas proceden de un centro de amor y de bondad que es el mismo Dios; pero estas
cosas no son su plenitud hablan del cielo, pero no son el cielo; en cierto modo
son solamente rayos extraviados, un débil reflejo de su imagen; son migajas de
la mesa (CARD J. H. NEWMAN,J. H. , Sermones parroquiales, Sermón 13).
537 Todo es nada, y menos que nada, lo que se acaba y no contenta a Dios (SANTA
TERESA, Vida,20,26).
538 Observad cómo Cristo ensalza los elementos de este mundo, no por su propia
naturaleza, sino por la relación que tienen con Dios, para quitar toda ocasión
de idolatría (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, vol.
1P 312).
539 Si queréis, aun reteniéndolo, dejáis lo que tenéis, siempre que administréis
lo temporal de modo que aspiréis con toda vuestra alma hacia lo eterno (SAN
GREGORIO MAGNO, Hom. 36 sobre los Evang. ).
540 (La concupiscencia es) el apetito del alma por el que preferimos bienes
temporales a los bienes eternos (SAN AGUSTIN, Sobre la mentira,71).
541 Con frecuencia llena Dios de beneficios espirituales a las almas cuando
causa o permite algún daño en los bienes temporales (TITO BOSTRENSE, en Catena
Aurea, vol. IV, p. 121).
542 Llora, pero es como si no llorase, quien se aflige por los daños temporales
de tal suerte que se consuela siempre su alma con los bienes eternos (SAN
GREGORIO MAGNO, Hom. 36 sobre los Evang. ).
543 Todos los bienes de la tierra deben ordenarse en función del hombre, centro
y cima de todos ellos (CONC. VAT. II, Const. Caudium et spes,12).
544 También los justos pueden tener bienes en esta vida, pero no los consideran
como recompensa, porque, como apetecen bienes mejoresóes decir, los eternosó, a
juicio de ellos, aunque abunden en bienes, con sus santos deseos los agostan y
no los tienen por bienes. De ahí que el profeta David, que abundaba en riquezas
de su reino y muchos dones, por más que comprendiese que estos bienes le eran
necesarios, sin embargo, un solo bien era el que anhelaba con todo el ardor,
diciendo: Todo mi bien es estar unido con Dios (Sal 72,26) (SAN GREGORIO MAGNO,
Hom. 40 sobre los Evang. ).
545 No juzgamos grande ni digno de nuestros votos y deseos ni el esplendor de
los antepasados, ni la salud del cuerpo, ni la belleza, ni la grandeza, ni los
honores que tributan los hombres, ni el reinado mismo ni lo que pueda decirse
entre lo humano, ni nos fijamos en los que lo tengan; damos un paso más con
nuestra esperanza cristiana y hacemos todo lo que haya que hacer para preparar
la otra vida. Por eso decimos que conviene desear lo que nos pueda ser útil en
ese sentido y es necesario quererlo con todas nuestras fuerzas, y lo que no sea
útil para la otra vida despreciarlo como no digno de estima (SAN BASILIO,
Discurso a los jóvenes).
546 En sólo Dios hallará el hombre todas las cosas de un modo más sublime y
perfecto que como se encuentran en el mundo. Si buscas deleites, sumo lo tendrás
en Dios; si riquezas, en El hallarás la absoluta opulencia de donde manan las
riquezas, y así lo demás. Agustín, en las Confesiones:"Cuando el alma se
prostituye lejos de ti, busca fuera de ti; nada encuentra puro y limpio hasta
que torna a ti" (SANTO TOMÁS, Sobre el Padrenuestro,1. c. ,140).
Dejan de ser bienes cuando nos separan de Dios
547 Está bien aquí aquello de Sócrates, que decía que no admiraria al que
estuviera orgulloso de sus muchas riquezas antes de comprobar si sabla usar de
ellas (SAN BASILIO, Discurso a los jóvenes).
548 Entregados a las cosas de este mundo, nos vamos volviendo tanto más
insensibles a las realidades del espiritu, cuanto mayor empeño ponemos en
interesarnos por las cosas visibles (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 17 sobre los Evang.
).
549 En todos los bienes temporales, el fin que el hombre busca es poseer cierta
perfección o gloria. Por esta vía descubrimos que la soberbia, apetito de la
propia excelencia, se pone como principio de todo pecado (SANTO TOMÁS, Suma
Teológica,1-2, q. 48, a. 2).
550 Al que es rico, y por su poder y excelente disposición corporal tiene cierta
grandeza, y hace buen uso de aquellos bienes que posee, justo es amarle y
respetarle como quien está dotado de bienes comunes, siempre que los emplee
conforme a lo que dicta la recta razón: de tal modo que sea caritativo con los
pobres, auxille a los enfermos y considere todos los bienes que posee no más
suyos que de los indigentes. Por el contrario, al hombre que no procede así
debemos tenerle como más digno de lástima que de envidia, en cuanto que tiene
más medios y más ocasiones para pecar (SAN BASILIO, Hom. sobre la envidia).
551 Para el goloso, su dios es el vientre; para el lascivo, su tesoro es la
impureza [. . . ]: cada uno es esclavo del que le ha vencido. Tiene su corazón
donde tiene su tesoro (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, vol.
1P 386).
552 Ninguna otra cosa hace desear tanto las riquezas como el deseo de gloria.
Los hombres presentan gran número de criados, de caballos, cubiertos de oro y
mesas adornadas con plata, no porque ello reporte alguna utilidad, sino por
ostentación delante de los demás. Y dice el Señor: No queráis atesorar para
vosotros tesoros en la tierra (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, VOI.
1P 383).
553 Las riquezas más conservadas pueden perderse fácilmente, si no de una manera
material, sí en un sentido espiritual, porque no aprovechan a su dueño a
conseguir su salvación (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol
1P 385).
554 Piensas tan poco en los bienes de tu alma, que of reces a ésta los alimentos
del cuerpo (SAN BASILIO, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 83).
Deben ser promovidos para utilidad de todos los hombres
555 Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los
hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en
forma equitativa bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad.
Sean las que sean las formas de la propiedad, adaptadas a las instituciones
legítimas de los pueblos según las circunstancias diversas y variables, jamás
debe perderse de vista este destino universal de los bienes. Por tanto, el
hombre, al usarlos, no debé tener las cosas exteriores que legítimamente posee
como exclusivamente suyas, sino también como comunes, en el sentido de que no le
aprovechen a él solamente, sino también a los demás (CONC. VAT 11, Const.
Gaudium et spes,69).
556 Los bienes han de ser empleados, según las necesidades y deberes de cada
uno, con la moderación de quien los usa y no como quien los valora demásiado y
se ve arrastrado por ellos. (SAN AGUSTIN, Sobre las costumbres de la
Iglesia,1,21).
557 Los laicos, con su competencia en los asuntos profanos y con su actividad
elevada desde dentro por la gracia de Cristo, contribuyan eficazmente a que los
bienes creados, de acuerdo con el designio del Creador y la iluminación de su
Verbo, sean promovidos, mediante el trabajo humano,la técnica y la cultura
civil, para utilidad de todos los hombres sin excepción; sean más
convenientemente distribuidos entre ellos y, a su manera, conduzcan al progreso
universal en la libertad humana y cristiana Así Cristo, a través de los miembros
de la Iglesia, iluminará más y más con su luz salvadora a toda la sociedad
humana (CONC. VAT. II, Const. Lumen gentium
LG 36).
No toda pobreza es santa, ni toda riqueza mala
558 Cuando afirmo que Dios no inclina sus oídos al rico, no vayáis a deducir,
hermanos, que Dios no escucha a los que poseen oro o plata, domésticos y
posesiones. Si han nacido en ese estado y ocupan ese rango en la sociedad, que
recuerden la palabra del Apóstol: Recomienda a los ricos de este mundo que no se
dejen arrastrar del orgullo (ITm 6,17). Los que no se dejan arrastrar del
orgullo son pobres delante de Dios, que inclina sus oídos hacia los pobres y
necesitados. Saben, en efecto, que su esperanza no está en el oro ni en la plata
ni en esas cosas en que ellos nadan en la abundancia ahora (SAN AGUSTIN, Coment.
al Salmo 85).
559 No toda pobreza es santa, ni todas las riquezas son peca- minosas (SAN
AMBROSIO, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 341).
560 La pobreza no condujo a Lázaro al cielo, sino la humildad, y las riquezas no
impidieron al rico entrar en el gran descanso, sino su egoísmo e infidelidad
(SAN AGUSTIN, Sermón 24).
561 El rico del Evangelio en manera alguna fue condenado porque quitase los
bienes ajenos, sino porque malamente se reservó para si solo los bienes que
recibiera Este mal uso es el que le llevó al infierno, porque para todo aquello
que concernía a su comodidad y felicidad no fue parco; porque empleó todos los
dones recibidos como medio de satisfacer su orgullo y arrogancia; porque no tuvo
caridad; porque no quiso redimir sus pecados con sus bienes aunque los tenia de
sobra (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 40 sobre los Evang. ).
562 Los bienes de la tierra no son malos; se pervierten cuando el hombre los
erige en ídolos y, ante esos ídolos, se postra; se ennoblecen cuando los
convertimos en instrumentos para el bien, en una tarea cristianá de justicia y
de caridad (J. ESCRIVADE BALAGUER, Es Cristo que pasa,35).
563 Por lo demás, el derecho a poseer una parte de bienes sufciente para si
mismos y para sus familias es un derecho que a todos corresponde (CONC. VAT. II,
Const. Gaudium et spes,69).
De Dios sólo recibimos bienes
564 De Dios sólo recibimos bienes, aunque muchas veces no los consideramos como
tales: todo concurre al bien de sus amados (SANTO TOMÁS, en Catena Aurea, vol.
1P 432).
565 Si cada una de las cosas que existen en el mundo fuese mala por si misma, no
habría criatura de Dios, porque toda criatura de Dios es buena (SAN BASILIO, en
Catena Aurea, vol. Vl, p. 97).
566 Cuando el alma contempla vivamente las criaturas y las conoce a fondo, ve
que Dios las ha dotado de tanta abundancia de gracias, virtudes y hermosura, que
le parece que todas están vestidas de admirable hermosura y fuerza. Hermosura y
fuerza derivada de la infinita hermosura de Dios, cuyo mirar viste de hermosura
y alegría el mundo y los cielos, y abre la mano y sacia defavores a todo
viviente (Sal 144,16) (SAN JUAN DE LA CRUZ, Cantico espiritual,6,1)
567 El bien que os hace buenos es Dios; el oro y la plata son un bien, no porque
te hagan bueno, sino porque con ellos puedes obrar el bien (SAN AGUSTIN, en
Catena Aurea, vol.
1P 432).
Citas de la Sagrada Escritura
1. Las ovejas que están fuera del redil
Los gentiles oirán la voz del Buen Pastor:
Jn 10,16.
Jesús envió a los Apostoles en busca de las ovejas perdidas:
Mt 10,6.
Hay ovejas que no quieren ir a El:
Jn 5,40.
Las que no son suyas no creen en El:
Jn 5,26
Jn 11-12.
2. Los malos pastores
Se cuidan de sí mismos y abandonan el rebaño:
Ez 34,1-10
Jr 23,1.
3. El Buen Pastor
Los cuidados del Buen Pastor:
Ez 34,11-31.
Jesucristo es el Buen Pastor:
Jn 10,11-14.
Se compadece de las gentes que andaban "como ovejas sin pastor":
Mt 9,36
Mc 6,34.
Conoce a sus ovejas y las llama por su nombre:
Jn 10,3.
Pone sobre sus hombros a la oveja perdida: .
Les da ejemplo de todas las virtudes:
Jn 10,4.
Da la vida por ellos:
Jn 10,11-12
Les da la vida eterna:
Jn 10,28.
4. Las ovejas del Buen Pastor
Conocen a su Pastor:
Jn 10,14-15.
Le siguen:
Jn 10,4.
Distinguen su voz:
Jn 10,4.
Huyen de los mercenarios:
Jn 10,5.
Nadie les arrebatará de las manos del Buen Pastor: 8
SELECCiÓN DE TEXTOS
Las virtudes del buen pastor
568 La guía de la comunidad cristiana que el Obispo le ha confiado evoca y
solicita en la conciencia sacerdotal las virtudes propias del buen pastor: la
caridad sin límites, hasta el olvido de sí mismo; la fe que ilumina, que
estimula a perseverar, a esperar, a no cansarse nunca; la obediencia total y
delicada, pero también inteligente, operativa, responsable; la humildad y la
mansedumbre, que saben armonizar la comprensión con la firmeza; la perfecta
continencia, que hace al corazón libre, enteramente disponible, para mejor
ofrecerlo en la adoración y entregarlo más cumplidamente en el servicio; la
paciencia, que sabe sufrir en silencio y perdonarlo todo; la pobreza, que es
lección de bienaventuranza y testimonio de esperanza (A. DEL PORTILLO, Escritos
sobre el sacerdocio, p. 63).
569 A los pastores que apacientan rebaños de ovejas no se les exige exponer su
propia vida a la muerte por el bien de su rebaño; pero en cambio-, el pastor
espiritual si que debe renunciar a su vida corporal ante el peligro de sus
ovejas, porque la salvación espiritual del rebaño es de más precio que la vida
corporal del pastor. Es esto precisamente lo que afirma el Señor: El buen pastor
da su vidaóla vida del cuerpoópor las o vejas, es decir, por las que son suyas
por razón de su autoridad y de su amor. Arabas cosas se requieren: que las
ovejas le pertenezcan y que las ame, pues lo primero sin lo segundo no seria
suficiente (SANTO TOMÁS, Coment. Evang. S. Juan,10,3).
570 Cuatro son las condiciones que debe reunir el buen pastor. En primer lugar,
el amor: fue precisamente la caridad la única virtud que el Señor exigió a Pedro
para entregarle el cuidado de su rebaño Luego, la vigilancia, para estar atento
a las necesidades de las ovejas. En tercer lugar, la doctrina, con el fin de
poder alimentar a los hombres hasta llevarlos a la salvación. Y finalmente la
santidad e integridad de vida; ésta es la principal de todas las virtudes (SANTO
TOMÁS DE VILLANUEVA, Sermón sobre el Evang. del Buen Pastor en Opera omnia.
Manila 1822, pp. 324-325).
571 Los obispos gobiernan [. . . ] con el consejo, la persuasión, pero también
con la autoridad y el poder sagrados (CONC VAT. II, Const. Lumen gentiam,27).
572 Si sólo amas a los buenos discípulos no tienes ningún mérito, son más bien
los rebeldes a quienes tienes que domar con tu dulzura. Sobre todas las heridas
no se aplica idéntico remedio: trata los accesos violentos con suaves friegas
(SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA, Epist. a S. Policarpo).
573 El pastor debe saber guardar silencio con discreción y hablar cuando es
útil, de tal modo que nunca diga lo que se debe callar ni deje de decir aquello
que hay que manifestar (SAN GREGORIO MAGNO, Regla pastoral,2,4).
574 Aquel que no tiene caridad con otro, no puede, en manera alguna, recibir el
cargo de predicación (SAN GREGOR[O MAGNO, Hom. 17 sobre los Evang. ).
575 El amor del que apacienta las ovejas del Señor debe ser tan grande que sea
capaz de vencer incluso el temor natural de la muerte, que hace que nos
resistamos a morir aun cuando deseamos vivir con Cristo (SAN AGUSTIN, Trat.
sobre Evang. S. Juan,123,5).
576 A la triple negación corresponde la triple profesión de amor [. . . 1. Si la
negación del pastor fue causada por el temor, ahora el pastoreo de la grey del
Señor ha de ser la prueba de su amor (SAN AGUSTIN, Trat. sobre Evang. S.
Juan,123,5).
577 Debe ser integro, moderado, indulgente y hacer siempre prevalecer la
misericordia sobre la justicia, de suerte que a él le puedan tratar de la misma
manera. Odiará los vicios, pero nunca dejará de amar a sus hermanos. Y cuando se
vea obligado a reprenderles lo hará con moderación, según aquel principio: "No
exagerar nada", no sea que a fuerza de raspar la herrumbre se rompa el
recipiente. Su propia flaqueza deberá estar siempre ante sus ojos y recordará
que Dios no quiere que la caña cascada se rompa. Con esto no queremos decir que
deba permitir el desarrollo de las malas costumbres (SAN BENITO, Regla, cc. 2 y
64).
578 Evite el pastor la tentación de desear ser amado por los fieles antes que
por Dios, o de ser demásiado débil por temor a perder el afecto de los hombres;
no se exponga a la reprensión divina: ¡Ay de aquellos que aplican almohadillas a
todos los codos! (Ez
13,8). El pastor debe tratar de
hacerse amar, pero con la finalidad de hacerse escuchar, no de buscar este
afecto para utilidad propia (SAN GREGORIO MAGNO, Regla Pastoral,1,2).
579 Tenga presente quien manda que la verdadera humildad es el mejor de los
ejercicios. Asi como quien asiste a diversos heridos y se cuida de curarlos,
quienesquiera que sean, no toma el mando para enorgullecerse, así mucho más el
que se encarga de curar las enfermedades de sus hermanos, como tendrá que dar
cuenta de cada uno de ellos, debe cuidar de andar muy solicito. Por ello, el
mayor hágase como el menor (SAN BASILIO, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 444).
580 Preocúpate de la unidad, el mayor de todos los bienes. Lleva a todos sobre
ti, como tú mismo eres llevado por el Señor. Soporta a todos con espiritu de
caridad, como ya haces. Ora sin descanso; pide una sabiduría mayor que la que
tienes; vela, y que tu espiritu no duerma nunca. Habla a cada uno en particular,
siguiendo el ejemplo de Dios. Carga sobre ti, como un buen atleta, las
enfermedades de todos. Donde es más grande el trabajo, también es mayor la
recompensa (SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, Epístola a San Policarpo).
581 Aquel buen Pastor que dio su vida por las ovejas salió a buscar la oveja
perdida, por las montañas y colinas donde tú ofrecías sacrificios a los ídolos.
Y, cuando encontró a la oveja perdida, la cargó sobre sus hombros -sobre los que
había cargado también el madero de la cruz- y así la llevó nuevamente a la vida
eterna (SAN GREGOR[O NACIANCENO, Disertación 45).
582 Que teniendo santo prelado lo serán las súbditas, y como cosa tan importante
la pone siempre delante Nuestro Señor (SANTA TERESA, Camino de perfección,3,10).
583 El mismo Señor, después de su resurrección, dijo a Pedro: ¿Me amas? El
respondió: Te amo. Por tres veces se repitió la misma pregunta y respuesta, y
las tres veces dijo el Señor: Apacienta mis ovejas. ¿Cómo podrás demostrar que
me amas, sino apacentando mis ovejas? ¿Qué vas a darme con tu amor, si todo lo
esperas de mi? Aquí tienes lo que has de hacer para amarme: apacienta mis ovejas
(SAN AGUSTIN, Sermón sobre el orden episcopal).
584 Conviene también que el superior proceda en las cosas que a él afectan, como
juez inexorable; y en las que afectan a sus subordinados, debe ser bueno y
comprensivo (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p. LOO).
Es propio del buen pastor estar siempre vigilante y tratar a cada alma como
conviene
585 No seamos perros mudos, centinelas silenciosos, mercenarios que huyen del
lobo, sino pastores en acecho, velando sobre el robaio de Cristo, proclamando la
Voluntad de Dios al pequeño y al grande, al rico y al pobre, a los hombres de
todas las condiciones y de todas las edades, a tiempo y destiempo, en la medida
en que Dios nos da fuerzas (SAN BONIFACIO, Carta a Cuthbert: PL 89,765-768).
586 ¿Podríamos alguno de nosotros imaginar la prueba por la que atravesó la
Iglesia, cuando el infeliz Nestorio se convirtió repentinamente de oveja en
lobo, comenzó a desgarrar el rebaño de Cristo, al mismo tiempo que aquellos a
quienes él mordía, teniéndolo aún por oveja, estaban así más expuestos a sus
mordiscos? (SAN VICENTE DE LERINS, Conmonitorio, n. II).
587 Temo, además, que si a ti te abandonara daria incluso muerte a las ovejas
sanas 1. . . ]. Si descuido a la que se descarria y se pierde, la que está
fuerte deseará también andar por los caminos del error y de la perdición (SAN
AGUSTIN, Sermón 46, sobre los pastores).
588 [. . . ] el superior tiene el deber de saber armonizar perfectamente la
entereza que en el seno de la familia descubrimos en el padre con la amorosa
intuición de la madre, que trata a sus hijos desiguales de desigual manera (A.
DEL PORTILLO. Escritos sobre el sacerdocio, p. 35)
589 Es conveniente que quienes están al frente de sus hermanos se esfuercen más
que los demás en trabajar por el bien ajeno, se muestren más sumisos que los
súbditos y, a la manera de un siervo, gasten su vida en bien de los demás,
pensando que los hermanos son en realidad como un tesoro que pertenece a Dios y
que Dios ha colocado bajo su coidado (SAN GREGORIO DE NISA, Sobre la conducta
cristiana)
590 Pero, a fin de que el débil no desfalleza al oír hablar de las pruebas que
se avecinan, el pastor no debe ni alentarlo con falsas esperanzas ni
atemorizarlo con miedos indebidos. Debe decirle: Prepárate para las pruebas. Y,
si al oir estas palabras la oveja empieza a desfallecer y a temer hasta tal
punto que ya no se atreve a acercarse, el pastor debe recordarle aquello otro:
Fiel es Dios para no permitir que seáis tentados más allá de lo que podéis.
Anunciar y recordar las pruebas que se avecinan es como curar a las ovejas
enfermas; hablar de la misericordia de Dios, que hace superar las pruebas, al
que se asusta desmesuradamente, es como vendar las heridas (SAN AGUSTIN, Sermón
46, sobre los pastores).
591 La gracia de Dios viene en socorro de cada alma; cada criatura requiere una
asistencia concreta, personal. ¡No pueden tratarse las almas en masa! No es
licito ofender la dignidad humana y la dignidad de hijo de Dios, no acudiendo
personalmente a cada uno con la humildad del que se sabe instrumento, para ser
vehículo del amor de Cristo: porque cada alma es un tesoro maravilloso; cada
hombre es único, insustituible. Cada uno vale toda la sangre de Cristo (J.
ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,80).
Cristo es el único Buen Pastor, que dirige a las almas a través de otros
592 Aunque dijo a Pedro, en su calidad de jefe: Apacienta mis ovejas, en
realidad es él solo, el Señor, quien dirige a todos los pastores en su
ministerio; y a los que se acercan a la piedra espiritual, él los alimenta con
un pasto tan abundante y jugoso, que un número incontable de ovejas,
fortalecidas por la abundancia de su amor, están dispuestas a morir por el
nombre de su pastor, como él, el buen Pastor, se dignó dar la propia vida por
sus ovejas (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 12, sobre la Pasión).
593 Todos los buenos pastores son, en realidad, como miembros del único pastor y
forman una sola cosa con él. Cuando ellos apacientan es Cristo quien apacienta
(SAN AGUSTIN, Sermón 46, sobre los pastores).
594 Cristo es, en efecto, quien apacienta su rebaño, él es el único pastor, que
lo apacienta por medio de los demás buenos pastores, que lo hacen por delegación
suya (SAN AGUSTIN, Sermón 47, sobre las ovejas).
595 De nadie puede decirse que sea puerta; esta cualidad Cristo se la reservó
para sí; el oficio, en cambio, de pastor lo dio también a otros y quiso que lo
tuvieran sus miembros; por ello Pedro fue pastor, y pastores fueron también los
otros apóstoles y son pastores todos los buenos obispos. Os daréódice la
Escrituraópastores conforme a mi corazón. Pero aunque los prelados de la
Iglesia, que también son hijos, sean todos llamados pastores, sin embargo el
Señor dice en singular: Yo soy el buen pastor; con ello quiere estimularnos a la
caridad, insinuándoles que nadie puede ser buen pastor si no llega a ser una
sola cosa con Cristo por la caridad y se convierte en miembro del verdadero
pastor (SANTO TOMÁS, Coment. Evang. S. Juan,10,3).
596 Dios, el pastor supremo y verdadero agricultor, es poderoso tanto para hacer
volver a la oveja al buen camino, como para injertar el sarmiento desgajado (SAN
AGUSTIN, Sermón 46, sobre los pastores).
597 Yo soy el buen pastor. Es evidente que el oficio de pastor compete a Cristo,
pues de la misma manera que el rebaño es guiado y alimentado por el pastor, así
Cristo alimenta a los fieles espiritualmente y también con su cuerpo y su
sangre. Erais como ovejas descarriadasódice el Apóstoló, pero ahora habéis
vuelto al pastor y guardián de vuestras almas (SANTO TOMÁS, Coment. Evang. S.
Juan,10,3).
598 Que nada se haga sin tu autorización, y tú mismo no hagas nada sin Dios (SAN
IGNACIO DE ANTIOQUIA, Epístola a San Policarpo).
Cada cristiano es a la vez oveja y buen pastor
599 El Señor, no según mis merecimientos, sino según su infinita misericordia,
ha querido que yo ocupara este lugar y me dedicara al ministerio pastoral; por
ello debo tener presente dos cosas, distinguiéndolas bien, a saber: que por una
parte soy cristiano y por otra soy obispo. El ser cristiano se me ha dado como
don propio; el ser obispo, en cambio, lo he recibido para vuestro bien.
Consiguientemente, por mi condición de cristiano debo pensar en mi salvación; en
cambio, por mi condición de obispo debo ocuparme de la vuestra (SAN AGUSTIN,
Sermón 46, sobre los pastores).
600 En nosotros hay que considerar dos cosas: una, que somos cristianos; otra,
que somos guardianes. Nuestra condición de guardianes nos coloca entre los
pastores, con tal que seamos buenos. Por nuestra condición de cristianos, somos
ovejas igual que vosotros (SAN AGUSTIN, Sermón 47, sobre las ovejas ).
"De las buenas ovejas salen los buenos pastores"
601 Si existen buenas ovejas habrá también buenos pastores, pues de entre las
buenas ovejas salen los buenos pastores (SAN AGUSTIN, Sermón 46, sobre los
pastores).
Los malos pastores
602 Si alguna vez, porque Dios puede permitir esa prueba, tropezáis con pastores
indignos de este nombre, no os escandalicéis. Cristo ha prometido asistencia
infalible e indefectible a su Iglesia, pero no ha garantizado la fidelidad de
los hombres que la componen (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,81).
603 Acontece que hay algunos prelados poco prudentes, que no se abreven a hablar
con libertad por miedo de perder la estima de sus súbditos; con ello, como lo
dice la Verdad, no cuidan a su grey con el interés de un verdadero pastor, sino
a la manera de un mercenario, pues callar y disminular los defectos es lo mismo
que huir cuando se acerca el lobo (SAN GREGORIO MAGNO, Regla pastoral,2,4).
604 ¿Habéis visto cuán peligroso es callar? El malvado muere, y muere
justamente: muere por su culpa y por su mala conducta; pero la negligencia del
mal pastor lo llevó a la muerte. El malvado hubiera podido encontrar en su
pastor al pastor de vida [. . . ]; pero, como su pastor era negligente, el
malvado no podo oír la voz de aquel que precisamente fue constituido prelado y
vigilante para amonestar al pueblo. Así, el malvado murió con toda justicia,
pero el prelado también recibirá el castigo merecido (SAN AGUSTIN, Sermón 46,
sobre los pastores).
605 El mal pastor lleva a la muerte incluso a las ovejas fuertes (SAN AGUSTiN,
Sermón 46, sobre los pastores).
606 Por fortuna, las ovejas de Cristo que le habían sido confiadas (se refiere
al hereje Fotino) eran muy prudentes y estaban vigilantes en lo que se refiere a
la fe católica; inmediatamente se acordaron de las advertencias de Moisés, y
aunque admiraban la elocuencia de su profeta y pastor, no se dejaron seducir por
la tentación. Desde ese momento empezaron a huir, como si fuera un lobo, de
aquel a quien hasta poco antes habían seguido como guía del rebaño (SAN VICENTE
DE LERINS, Conmonitorio, n. 11).
607 No se llama pastor, sino mercenario, el que no apacienta las ovejas de su
amo por amor hacia ellas, sino sólo por lucro. Es un mercenario el que ocupa el
puesto del verdadero pastor, pero no se cuida del provecho de las almas; se
afana por comodidades terrenas, se goza en el honor de la dignidad, apacienta
sólo por la retribución temporal y se coogratula con la estimación en que le
tienen los hombres (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 14 sobre los Evang. ).
608 Considerad, pues, qué ha de suceder a los rebaños cuando los pastores se
convierten en lobos. Pues reciben a su cargo la guarda del rebaño del Señor
hombres que no temen ponerle asechanzas, contra quienes debiera ser guardado el
mismo rebaño (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 17 sobre los Evang. ).
609 El obispo que no sirve a los fieles (predicando, guiando) es solamente
foenus custos (guardián de paja), un espantapájaros colocado en los viñedos para
que los pájaros no coman las uvas (SAN AGUSTiN, Miscelánea Agustiniense, Roma
1930,1,568).
610 Son muy pocas las ovejas bien alimentadas y sanas, es decir, aquellas a
quienes no falta el sólido manjar de la verdad y se apacientan abundantemente
con los dones de Dios. Pero los malos pastores ni a éstas perdonan; les parece
poco descuidar a las enfermas y errantes, a las débiles y descarriadas, y llegan
incluso a dar muerte a las que están fuertes y sanas. Y si estas últimas
conservan la vida, viven, en todo caso, únicamente porque Dios cuida de ellas;
pero, por lo que se refiere a los pastores, éstos hacen lo posible por matarlas.
Quizá preguntes: "¿Cómo las matan?". Pues las matan con su mala vida y con sus
malos ejemplos (SAN AGUSTIN, Sermón 46, sobre los pastores).
611 El deber del buen pastor es la caridad; por eso dice: El buen pastor da su
vida por las ovejas. Conviene, pues, distinguir entre el buen pastor y el mal
pastor; el buen pastor es aquel que busca el bien de sus ovejas; en cambio, el
mal pastor es el que persigue su propio bien (SANTO TOMÁS, Coment. Evang. S.
Juan,10,3).
612 Ciertamente es una gran prueba ver a un hombre tenido por profeta, por
discípulo de los profetas, por doctor y testigo de la verdad, un hombre
sumamente amado y respetado, que de repente se pone a introducir a escondidas
errores perniciosos. Tanto más cuanto que no hay posibilidad de descubTir
inmediatamente ese error, puesto que le coge a uno de sorpresa, ya que se tiene
de tal hombre un juicio favorable a causa de su enseñanza anterior, y se resiste
uno a condenar al antiguo maestro al que nos sentimos ligados por el afecto (SAN
VICENTE DE LERINS, Conmonitorio, n. 10).
Responsabilidad del buen pastor
613 La responsabilidad del Obispo es gravísima y, si no cumple su misión, el
Salvador de toda la Iglesia le llamará a jqicio (ORiGENES, Trat. sobre la
oración,28,4).
614 Quien no tenga las suficientes facultades para amonestar a todos los fieles
a la vez por medio de una exhortación común, tiene obligación de instruir en
cuanto pueda a cada uno en particular, edificarle en conversaciones privadas, y
buscar con sencillas pláticas fruto en los corazones de sus hijos. Debemos,
pues, pensar continuamente en lo que se dice a los Apóstoles y en los Apóstoles
a nosotros: Vosotros sois la sal de la tierra. Luego si somos la sal, debemos
condimentar las almas de los fieles. Por consiguiente, vosotros, los que sois
pastores, pensad bien cómo estáis apacentando la grey de Dios (SAN GREGORIO
MAGNO, Hom. 17 sobre los Evang. ).
615 Se sabe con toda certeza que el silencio del pastor algunas veces le
perjudica a él, siempre a las personas que le están encomendadas (SAN GREGORIO
MAGNO, Hom. 17 sobra los Evang. ).