CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO |
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01-12 |
Y después de algunos días volvió a entrar en Cafarnaúm. Y se oyó la voz de que estaba en una casa, y acudieron muchos, en tanto número, que no cabían ni dentro, ni aun fuera delante de la puerta; y El les anunciaba la palabra de Dios. Entonces llegaron unos conduciendo a cierto paralítico, que llevaban entre cuatro. Y no pudiendo presentárselo a causa del gentío que estaba alrededor, descubrieron el techo por la parte bajo la cual estaba Jesús, y por su abertura descolgaron la camilla en que yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados te son perdonados". Estaban allí sentados algunos de los escribas, y decían en su interior: "¿Qué es lo que éste habla? ¡Este hombre blasfema! ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?" Mas como Jesús penetrase al momento con su espíritu esto mismo que interiormente pensaban, díceles: "¿Por qué pensáis esto dentro de vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate, toma tu camilla, y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados: "Levántate (dijo al paralítico): A ti digo: coge tu camilla, y vete a tu casa". Y al instante se puso en pie, y cargando con su camilla, se marchó a vista de todo el mundo; de forma que todos estaban pasmados, y dando gloria a Dios decían: "Jamás habíamos visto cosa semejante". (vv. 1-12)
Beda
Porque la misericordia divina no abandona
ni aun a los hombres carnales, antes bien les concede la gracia de
visitarlos, para que por ella puedan hacerse espirituales. Desde el
desierto vuelve el Señor a la ciudad. "Y entró de nuevo en Cafarnaúm,
etc."
San Agustín,
de consensu Evangelistarum, 2, 25
San Mateo (9,2) habla del milagro que
sigue como ocurrido en la ciudad del Señor y San Marcos en la de
Cafarnaúm; pero lo que ofrece verdadera dificultad es resolver si San
Mateo la llama también Nazaret. Mas como la misma Galilea podría
llamarse la ciudad de Cristo, porque Nazaret estaba en Galilea, ¿quién
podrá dudar que el Señor hiciera este milagro en su ciudad, cuando lo
hizo en Cafarnaúm, ciudad de Galilea? Y sobre todo siendo tan notable
Cafarnaúm en Galilea, que se la consideraba como su capital. O bien
omite San Mateo lo que ocurrió desde que llegó a su ciudad hasta que
fue a Cafarnaúm, y así, después de decir que llegó a su ciudad, añade
hablando del paralítico curado. "Y he aquí que le presentaban un
paralítico".
San Juan Crisóstomo,
homilia in Matthaeum, 30
O tal vez San Mateo llama a Cafarnaúm su
ciudad, porque iba allí con frecuencia y hacía muchos milagros en
ella.
"Y corriendo la voz de que estaba en la
casa, acudieron muchos, etc.". El deseo de oír superaba al trabajo que
costaba acercarse. Después introducen al paralítico, de quien dicen
San Mateo y San Lucas: "Entonces llegaron unos conduciendo a cierto
paralítico, que llevaban entre cuatro". Al encontrar obstruida la
puerta por la multitud, no pudieron introducirlo de ningún modo por
ella. Esperando, pues, los que lo llevaban que podría merecer la
gracia de su cura, descubrieron el techo y, levantando la camilla, la
introdujeron con el paralítico hasta ponerla delante del Salvador. Y
añade: "Y no pudiendo presentárselo, etc.". Viendo Jesús, continúa, la
fe de aquellos hombres, dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados te son
perdonados". Es de notar que no dijo la fe del paralítico, sino la de
los que lo llevaban, pues a veces ocurre que alguno recobra la salud
por la fe de otro.
Beda
Ciertamente es digno de meditación cuánto
debe valer para Dios la propia fe de cada uno, cuando vale tanto la
ajena, que por ella se levanta un hombre de repente curado interior y
exteriormente, y por el mérito de unos se perdonan a otros sus
pecados.
Teofilacto
Vio también la fe del mismo paralítico,
puesto que él no hubiera dejado que le llevasen si no hubiese tenido
fe en la cura.
Beda
Para curar, pues, a aquel hombre de la
parálisis, el Señor empezó por desatar los lazos de sus pecados. De
este modo le manifestó que a causa de ellos estaba sufriendo la
inutilización de sus miembros, cuyo uso no podía recobrar sino
desatando aquellos lazos. ¡Admirable humildad! Llama hijo a este
hombre menospreciado y débil, cuyas fibras todas se hallaban relajadas
y a quien los sacerdotes no se dignaban tocar ni ligeramente. Lo llama
hijo con verdad, porque le son perdonados sus pecados.
"Estaban allí sentados algunos de los
escribas, y decían en su interior: ¿Qué es lo que éste habla? Este
hombre blasfema".
San Cirilo de Alejandría
Lo acusan de blasfemia, precipitando así
su sentencia de muerte, porque mandaba la ley que fuese castigado de
muerte cualquiera que blasfemase. Y lanzaban sobre El esta sentencia,
porque se atribuía la potestad divina de perdonar los pecados: "¿Quién
puede perdonar los pecados, continúa, sino sólo Dios?" El que es único
juez de todos es, pues, el que tiene potestad de perdonar los pecados.
Beda
El que perdona también por medio de
aquéllos a quienes dio poder de perdonar. Por lo tanto se prueba que
Cristo es verdaderamente Dios, porque puede como Dios perdonar los
pecados. Se engañan los judíos quienes creyendo que el Cristo es Dios
y que puede perdonar los pecados, no creen, sin embargo, que sea
Jesús. Pero se engañan aún más los arrianos que obligados por las
palabras del Evangelio, no se atreven a negar que Jesús es el Cristo,
y que puede perdonar los pecados, pero sin embargo no temen negar que
es Dios. Mas deseando salvar a estos hombres maliciosos, manifiesta
que es Dios por el conocimiento que tiene de las cosas ocultas y por
el poder de sus obras. Por esto dice: "Mas como Jesús penetrase al
momento con su espíritu esto mismo que interiormente pensaban, díceles:
¿Qué andáis revolviendo esos pensamientos en vuestros corazones?" En
lo cual manifiesta Dios, que es quien puede conocer los secretos del
corazón y habla en cierta manera callando: con la misma majestad y
poder con que veo vuestros pensamientos, puedo perdonar a los hombres
sus delitos.
Teofilacto
Pero aunque fueron revelados sus
pensamientos, no obstante permanecen insensibles, no admitiendo que
pueda perdonar los pecados el que conoce sus corazones. Por esto el
Señor certifica la cura del espíritu por la del cuerpo; demostrando
por lo visible lo invisible, lo más difícil por lo fácil, aunque no lo
crean ellos así. Porque los fariseos suponían más difícil sanar el
cuerpo, como cosa manifiesta que es, y más fácil la cura del espíritu,
como invisible que es la medicina. Así es que discurrían de este modo:
he aquí que renuncia a curar el cuerpo y cura el espíritu invisible. Y
es claro que, si hubiese podido, hubiera curado el cuerpo y no se
hubiera refugiado en lo invisible. Pero el Salvador, mostrando que
puede hacer ambas cosas, dice: "¿Qué es más fácil?" Es como si dijera:
curando el cuerpo, que aunque os parezca más difícil es en realidad
más fácil, yo os mostraré la curación del espíritu, que es la que
verdaderamente ofrece dificultad.
Pseudo- Crisóstomo
Y porque es más fácil decir que hacer,
existía aún la oposición, porque todavía no se había hecho notoria la
obra. Por esto dice: "Pues para que sepáis", etc. Esto es como si
dijera: puesto que desconfiáis de las palabras, consumaré la obra que
ha de confirmar lo invisible. Dice, pues, expresamente: "Potestad en
la tierra de perdonar los pecados", para demostrar que a su potestad
divina se ha unido de un modo indivisible la naturaleza humana.
Porque, aunque se ha hecho hombre, sigue siendo el Verbo de Dios. Y
por más que esté en la tierra en trato con los hombres, no deja por
eso de hacer milagros y de conceder la remisión de los pecados. La
humanidad, pues, no disminuye en nada las propiedades de la Divinidad,
ni la Divinidad impide que el Verbo de Dios verdadera e inmutablemente
se haga Hijo del hombre, según la carne.
Teofilacto
Y dice: "Coge tu camilla" para hacer más
evidente el milagro, mostrando que no es cosa que se opere en la
fantasía, sino un hecho positivo y patente. Y para demostrar a la vez
que no sólo curaba, sino que devolvía la fuerza al enfermo. Así, no
solamente separa a los hombres del pecado, sino que les da virtud para
cumplir los mandamientos.
Beda
Hace un milagro visible para probar otro
invisible, aunque sea obra de igual poder el curar los vicios del
cuerpo y los del espíritu, por lo cual dice: "Y al instante se puso en
pie, y cargando con su camilla, se marchó a vista de todo el mundo".
San Juan Crisóstomo
Primeramente curó perdonando los pecados,
que era por lo que había venido, esto es, por el espíritu. Y para que
no dudasen los incrédulos, hace un milagro manifiesto para confirmar
la palabra con la obra y para demostrar el milagro oculto, o sea la
cura del espíritu por la medicina del cuerpo.
Beda
Se podría entender también que el pecado
puede ser causa de enfermedades del cuerpo. Tal vez por ello se
perdonan antes los pecados
1, a
fin de restituir la salud plena. Principalmente son cinco las causas
de las enfermedades que afligen a los hombres: la de aumentar sus
méritos, como aconteció con Job (cap. 1) y los mártires; la de
conservar su humildad, de lo que es ejemplo San Pablo combatido por
Satanás ( 2Cor, 12); la de que conozcamos
nuestros pecados y nos enmendemos, como sucedió a María, hermana de
Moisés ( Núm 12) y a este paralítico; la de
la mayor gloria de Dios, como ocurrió con el ciego de nacimiento (
Jn 9) y con Lázaro ( Jn
11); y la que es, en fin, un principio de condenación, como se
demuestra en Herodes ( Hch 12) y en Antíoco (
2Mac 9). Digna de admiración es, pues, la
virtud del poder divino, que hace que a la orden del Salvador acompañe
instantáneamente la cura. "De forma que todos estaban pasmados", etc.
Víctor Antiqueno
No dando importancia a la remisión de los
pecados, que era lo más importante, se admiran tan sólo de lo que
salta a la vista, o sea de la cura del cuerpo.
Teofilacto
No es éste el paralítico de cuya cura
habla San Juan: a aquél no lo acompañaba nadie, en tanto que a éste lo
llevaban cuatro hombres; el primero fue curado en la piscina probática
2, el
último en una casa ( Jn 5). Es el mismo pues,
cuya cura refieren San Mateo y San Marcos. En sentido místico,
Cafarnaúm, en donde está ahora Cristo, significa casa de consuelo;
esto es, en la Iglesia, que es la casa del paralítico.
Beda
Predicando el Señor en la casa, son muchos
los que por el gentío no pueden ni llegar a la puerta, porque ni
siquiera pudieron, predicando en Judea, entrar a oírle los gentiles. A
estos, aunque hallándose fuera, dirigió su palabra por medio de
predicadores.
Pseudo-Jerónimo
La parálisis es imagen del entorpecimiento
por el cual yace el perezoso en las comodidades de la carne, deseando
la salud.
Teofilacto
Si, pues, relajadas las potencias del
espíritu, voy yo al bien como el pecador paralítico y soy conducido
hasta Cristo por los cuatro Evangelistas, entonces oiré las palabras:
"Hijo, tus pecados te son perdonados", porque se hace hijo de Dios el
que cumple sus mandamientos.
Beda
O porque son cuatro las virtudes con las
que se eleva el hombre confiando en hacerse digno de recobrar la salud
y a las que llaman algunos prudencia, fortaleza, templanza y justicia.
Desean, pues, presentar al paralítico a Cristo, pero la turba que se
interpone les cierra por todas partes el paso, porque muchas veces el
hombre, deseando renovarse por medio de la gracia divina después de
luchar con la enfermedad del cuerpo, se ve detenido por el obstáculo
que le oponen antiguas costumbres. Muchas veces también, en medio de
las dulzuras de la oración mental y de un tierno coloquio con el
Señor, interviniendo una multitud de pensamientos, embotan el
entendimiento para que no pueda ver a Cristo. Por tanto, no debemos
detenernos en los lugares bajos, en que se agitan las turbas, sino
subir al techo de la casa, esto es, desear elevarnos a la sublimidad
de la Sagrada Escritura y meditar la ley del Señor.
Teofilacto
¿Mas de qué modo seré llevado a Cristo si
no se abre el techo? El techo es el entendimiento, que se sobrepone a
todo lo que hay en nosotros. Este tiene mucho de tierra en cuanto a
los ladrillos quebradizos, o sea, las cosas terrenas; pero si se
levantan éstas, entonces brilla en nosotros con toda su fuerza la luz
del entendimiento. Después de esto sometámonos, mejor dicho, seamos
humildes, porque conviene que no nos envanezcamos de ver libre a
nuestro entendimiento, sino que seamos muy humildes.
Beda
O bien el enfermo baja por la abertura del
techo, porque aclarados los misterios de las Escrituras se llega al
conocimiento de Cristo; esto es, se baja a su humildad por una fe
piadosa. Que el enfermo sea depositado en tierra con la camilla
significa que Cristo debe ser conocido por el hombre, aún constituido
en carne mortal. El levantarse de la camilla es apartarse el hombre de
los deseos carnales entre los que yacía enfermo. El coger la camilla
da a entender que la misma carne orientada por el freno de la
continencia, se aparta de los deleites terrenos con la esperanza de
los premios celestiales. El irse a su casa tomando la camilla es
volver al paraíso. O bien: el enfermo curado vuelve la camilla a su
casa, cuando el espíritu, después de recibir la remisión de los
pecados, se consagra con su mismo cuerpo a la vigilancia interior.
Teofilacto
Importa también llevar la camilla, esto
es, el cuerpo, a hacer el bien. Entonces podremos llegar a la
contemplación de modo que digamos en nuestro pensamiento: Nunca hemos
visto, es decir, nunca hemos entendido como ahora que hemos sido
curados de la parálisis, porque el que ha sido purificado de sus
pecados ve con más claridad.
Notas
1. La
idea de buscar en el pecado la causa de las enfermedades corresponde a
la mentalidad hebrea de aquel tiempo. El Señor Jesús claramente
manifiesta su desacuerdo con ella (ver Jn 9).
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13-17 |
Otra vez salió hacia el mar, y todas las gentes se iban en pos de El, y las adoctrinaba. Y pasando vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado al banco o mesa de los tributos, y díjole: "Sígueme": y levantándose al instante, le siguió. Y aconteció que estando a la mesa en casa de éste, que muchos publicanos y gentes de mala vida se pusieron a ella con Jesús y sus discípulos; porque aun entre aquellos eran no pocos los que le seguían. Mas los escribas y fariseos, al ver que comía con publicanos y pecadores, decían a sus discípulos: "¿Cómo es que vuestro Maestro come y bebe con publicanos y pecadores?" Habiéndolo oído Jesús, les dijo: "Los que están buenos no necesitan de médico, sino los que están enfermos: pues no he venido a llamar o convertir a los justos, sino a los pecadores". (vv. 13-17)
Beda
Después que Cristo enseñó en Cafarnaúm,
salió hacia el mar, a fin de que no solamente los habitantes de las
ciudades fueran los instruidos en el Evangelio, sino también los del
mar, los cuales, habituados a luchar con las olas, debían aprender a
menospreciar la corriente de las cosas humanas y vencerla con la
pureza de la fe. "Otra vez salió hacia el mar, y todas las gentes se
iban en pos de El", etc.
Teofilacto
O sale al mar después del milagro, como si
deseara estar solo; pero la turba lo sigue de nuevo, para que veamos
que cuanto más huimos de la gloria, tanto más ésta nos persigue. Y por
el contrario es ella la que huye de nosotros, cuando somos nosotros
los que la perseguimos. Pasando, pues, adelante, llamó el Señor a
Mateo. "Al paso, continúa, vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado al
banco", etc.
San Juan Crisóstomo
El mismo publicano ha sido llamado Mateo
por San Mateo (cap. 9); Leví simplemente por San Lucas (cap. 5); y
Leví de Alfeo, pues era hijo de Alfeo, por San Marcos. Otros se hallan
en la Escritura con dos nombres, como el suegro de Moisés, llamado
unas veces Jetro ( Ex 3), y otras Raquel (
Ex 2).
Beda
Así que Leví es el mismo que Mateo, aunque
San Lucas y San Marcos no quieren llamarle Mateo por honra del
Evangelista; pero San Mateo, según lo que está escrito: "El justo es
acusador de sí mismo" ( Prov 18,17), se llama
Mateo y publicano, para demostrar a los que lo lean, que ningún
convertido debe desconfiar de la salvación, puesto que él mismo se ve
transformado de repente de publicano en Apóstol. El dice que está
sentado en la oficina del tributo, esto es, teniendo cuidado de la
administración de los tributos, pues la palabra griega telos (
teloV ) significa tributo.
Teofilacto
Se sentaba, pues, en dicha oficina y
pasaba el tiempo murmurando de las gentes, hablando de noticias, o
cosa semejante, según costumbre de los empleados en tales
dependencias. El cual fue sacado de este estado, abandonándolo todo
por seguir a Cristo. "Y le dijo: sígueme", etc.
Beda
Seguir es imitar, y para poder, por tanto,
imitando la pobreza de Cristo, seguirlo con el afecto mejor que con el
paso, dejó lo propio el que solía tomar lo ajeno. Pero no sólo dejó lo
que ganaba como sueldo, sino que despreció el peligro a que se exponía
con sus jefes por no haber dejado arregladas sus cuentas. Fue, pues,
el Señor quien lo inflamó interiormente por divina inspiración para
que lo siguiese, a la vez que con su voz natural lo llamaba para que
así lo hiciese.
Pseudo-Jerónimo
Así es como Leví, que quiere decir
vinculado, dejando los negocios temporales,
sigue al Verbo, que dice: "El que no renuncie a todo lo que posee, no
puede ser mi discípulo" ( Lc 14,33).
Teofilacto
El que antes vivía a expensas de los demás
se hace tan benévolo, que invita a muchos a su mesa. Y sigue:
"Aconteció que estando a la mesa" etc., a saber, Jesús, con muchos
publicanos.
Beda
Se llama publicanos a los que cobran los
tributos, o a los que están encargados de la administración del fisco
o de los negocios públicos, y el mismo nombre se da a los que se
ocupan en asuntos temporales de lucro. Los que habían visto, pues, que
un publicano convertido del pecado a una vida mejor era admitido a la
penitencia, no desesperaban ya de su propia salvación, ni siguen a
Jesús perseverando en sus antiguos vicios -como murmuran los escribas
y los fariseos- sino haciendo penitencia, según las siguientes
palabras del Evangelista: "Eran, pues, muchos los que lo seguían." El
Señor iba a los banquetes de los pecadores para tener ocasión de
enseñarles, y dar alimento espiritual a los que lo invitaban.
Rábano,
sobre San Mateo, 9, cap. 9
Lo que se adecúa perfectamente con las
figuras de los misterios, porque el que recibe en su interior a Cristo
goza los mayores deleites del espíritu. Por eso el Señor entra
voluntariamente y reposa en el afecto del que cree en El; y éste es el
banquete espiritual de las buenas obras, en el cual sufre hambre el
rico, y se harta el pobre.
Teofilacto
Los fariseos critican esto, considerándose
ellos puros. Y sigue: "Y los escribas y los fariseos, viendo que comía
con los publicanos", etc.
Beda
Si la fe de los gentiles se expresa por la
elección de Mateo y la vocación de los publicanos, entregados antes a
los intereses mundanos, la soberbia de los escribas y fariseos expresa
la envidia de aquéllos para quienes es un tormento la salud de los
gentiles.
Prosigue: "Oyendo esto, les dijo Jesús:
Los sanos no tienen necesidad de médico", etc. De este modo avergüenza
a los escribas y fariseos, que, considerándose justos, evitaban el
trato con los pecadores. Se llama médico a sí mismo, porque herido a
causa de nuestras iniquidades, nos ha dado una medicina admirable y
nos ha curado con su llaga ( Is 53). Llama
(irónicamente) sanos y justos a los que, queriendo establecer su
propia justicia, no se someten a la justicia de Dios (
Rom 10). Llama con verdad enfermos y
pecadores a los que, convencidos de su fragilidad, y viendo que no
pueden justificarse por la ley, bajan su cabeza a Cristo por la
penitencia. "No he venido, dice, por los justos, sino por los
pecadores", etc.
Teofilacto
No para que permanezcan pecadores, sino
para que se conviertan a la penitencia.
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18-22 |
Siendo también los discípulos de Juan y los fariseos muy dados al ayuno, vinieron a preguntarle: "¿No nos dirás por qué razón, ayunando los discípulos de Juan y los de los fariseos, no ayunan tus discípulos?" Respondióles: "¿Cómo es posible que los compañeros del esposo en las bodas ayunen, ínterin que el esposo está en su compañía? Mientras que tienen consigo al esposo no pueden ellos ayunar. Tiempo vendrá en que les quitarán el esposo, y entonces será cuando ayunarán. Nadie cose un retazo de paño nuevo en un vestido viejo: de otra suerte, el remiendo nuevo rasga lo viejo, y se hace mayor la rotura. Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos, porque romperá el vino los odres, y se derramará el vino, y los odres se perderán. Por tanto, el vino nuevo en odres nuevos debe meterse". (vv. 18-22)
Glosa
Así como antes se impugnaba a los
discípulos porque el maestro comía con los pecadores, así ahora se
acusa cerca del maestro a los discípulos de que no ayunan, a fin de
que resulte materia de disidencia entre ellos. "Siendo también, sigue,
los discípulos de Juan y los fariseos muy dados al ayuno".
Teofilacto
Los discípulos de Juan, imperfectos
todavía, conservaban las costumbres judías.
San Agustín,
de consensu evangelistarum, 2, 27
Se puede pensar que añadió a los fariseos,
que juntamente con los discípulos de Juan dijeron al Señor lo que
sigue
1,
cuando San Mateo afirma que fueron los discípulos de Juan solamente
los que lo dijeron; pero estas palabras indican mejor que los unos
dijeron esto de los otros: "Vinieron a preguntarle: ¿No nos dirás por
qué razón, ayunando los discípulos de Juan", etc. Estas palabras
indican que fueron los convidados que allí estaban los que fueron a
Jesús y dijeron lo mismo a los discípulos; de suerte que la palabra
"vinieron" no se refiere a éstos, respecto de los cuales añade:
"Siendo también los discípulos de Juan y los fariseos muy dados al
ayuno"; pero porque ayunaban éstos, es por lo que vienen los otros.
Por lo cual dice San Mateo: "Y llegaron a El los discípulos de Juan,
diciendo", etc. ( Mt 19,14). ¿Por qué sino
porque estaban presentes los apóstoles hizo esta objeción cada uno
como pudo?
San Crisóstomo
Los discípulos de Juan y los fariseos,
llenos de celos contra Cristo, le preguntan si sólo con sus discípulos
triunfa de las pasiones sin abstinencia ni trabajo.
Beda
Pero Juan no bebe vino ni cerveza, porque
la abstinencia aumenta el mérito de quien no tiene poder ninguno sobre
la naturaleza; pero el Señor, que tenía el poder natural de perdonar
los pecados, ¿por qué había de obligar a aquéllos a quienes podía
hacer más puros que los mismos abstinentes? Mas el mismo Cristo
ayunaba por no faltar al precepto y comía con los pecadores, para que
contempláramos su gracia y conociésemos su poder.
"Respondióles Jesús: ¿Cómo es posible que
los hijos de las bodas ayunen?", etc.
San Agustín,
de consensu evangelistarum, 2, 27
San Marcos llama hijos de las bodas a los
que San Mateo llama hijos del esposo (cap. 9), pues debemos entender
por hijos de las bodas no sólo a los del esposo sino también a los de
la esposa.
Pseudo Crisóstomo Vict.
Ant. e Cat in Marc
El se llama esposo a sí mismo, como que
había de desposarse con la Iglesia. El desposorio es la entrega de las
arras, esto es, de la gracia del Espíritu Santo, por la cual ha creído
el mundo entero.
Teofilacto
También se llama esposo no sólo porque se
desposa con las almas vírgenes, sino porque el tiempo de su primera
venida no es de dolor ni de tristeza para los que creen en El, ni
tampoco de trabajo, sino de descanso. Nos concede, pues, sin
formalidades legales el descanso por el bautismo, por el cual
conseguimos fácilmente la salvación. Los hijos, pues, de las bodas, o
del esposo, son los apóstoles, porque son dignos, por la gracia de
Dios, de todo bien celeste y de participar de toda felicidad.
Pseudo Crisóstomo Vict.
Ant. e Cat in Marc
Dice que toda angustia será ajena a su
vida cuando añade: "Mientras que tienen consigo al esposo", etc. Está
triste el que no tiene el bien presente, porque el que lo tiene se
alegra lejos de entristecerse. Pero para combatir su arrogancia y
manifestar que no guardaba a sus discípulos para la blandura, añade:
"Tiempo vendrá en que les quitarán el esposo", etc., que es como si
dijera: Vendrá tiempo en que demostrarán que son hombres. Cuando se
les quite el esposo, ayunarán esperando su venida, a fin de unirse a
El con sus espíritus purificados por angustias corporales. Manifiesta
también que no hay necesidad de que sus discípulos ayunen, puesto que
tienen consigo al esposo de la naturaleza humana, que preside en todas
partes en nombre de Dios, y da a todo la semilla de la vida. Se digna
también dispensar del ayuno a los hijos del esposo, porque son niños,
y no pueden conformarse en todo al padre y al esposo, que tienen en
consideración su infancia. Pero cuando desaparezca el esposo, y
lleguen a edad cumplida, ayunarán según su deseo, y se unirán
nupcialmente al esposo, sentándose con El por siempre a un banquete
real.
Teofilacto
Se ha de comprender que todo hombre que
obra el bien es hijo del esposo, y lo tiene consigo -es decir, a
Cristo- y no ayuna, no haciendo obra de penitencia, porque no peca.
Pero cuando el esposo se retira, cayendo el hombre en el pecado, ayuna
y se arrepiente para curarse de su delito.
Beda
En sentido místico se puede decir que los
discípulos de Juan y los fariseos ayunan porque todo el que se gloría
de las obras de la ley sin fe, y sigue las tradiciones de los hombres,
y oye los oráculos de Cristo sin fe en el corazón, privándose de los
bienes espirituales, languidece por el ayuno de su corazón; en tanto
que el que se une a Cristo fielmente no queda en ayunas, porque se
alimenta de su propia carne y de su sangre.
"Nadie -prosigue- pone un remiendo de paño
nuevo o recio ",
etc.
Pseudo Crisóstomo Vict.
Ant. e Cat in Marc
Es como si dijera: No es posible
sujetarlos a las leyes antiguas porque son predicadores del nuevo
Testamento. Vosotros observáis con razón las costumbres antiguas,
guardando el ayuno mosaico. Pero no es necesario que los que han de
transmitir a los hombres nuevas y admirables observancias se sometan a
las antiguas, sino que sean virtuosos en el espíritu. Sin embargo
vendrá un tiempo en que observarán el ayuno junto con las demás
virtudes; pero este ayuno difiere del de la ley. Porque éste era por
necesidad y aquél será por voluntad, a causa del fervor del espíritu
del cual aun no son capaces. "Tampoco, prosigue, echa nadie vino nuevo
en vasijas viejas", etc.
Beda
Compara a los discípulos con los odres
viejos, que estallan más fácilmente con el vino nuevo, esto es, los
preceptos espirituales. Serán, pues, odres nuevos, cuando después de
la ascensión del Señor sean renovados por el Espíritu de consolación.
Entonces se pondrá el vino nuevo en cueros nuevos, esto es, el fervor
del Espíritu Santo llenará los corazones que sean espirituales. El que
ha de enseñar, pues, ha de cuidar de no confiar los secretos de los
nuevos misterios a los que perseveran en su antigua condición
pecaminosa.
Teofilacto
O de otro modo: los discípulos son
comparados a los vestidos viejos por la debilidad de su espíritu, por
lo que no era conveniente imponerles el pesado precepto del ayuno.
Beda
Esta es una parte de la doctrina que
concierne a la templanza de la vida nueva, la cual enseña como ayuno
general la privación de todos los goces temporales que causan alegría
profana. Porque si esto se hace, se quebranta la doctrina, y no
conviene a la vejez. Con el vestido nuevo se representan las buenas
obras exteriores, y con el vino nuevo el fervor de la fe, de la
esperanza y de la caridad, que nos reforman interiormente.
Notas
1. Se
refiere a la frase del pasaje tratado que dice en su sentido completo:
"¿No nos dirás por qué razón, ayunando los discípulos de Juan y los
fariseos, no ayunan tus discípulos?" ( Mc
2,18)
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23-28 |
Y acaeció otra vez que andando el Señor por unos sembrados en el día de sábado, sus discípulos se adelantaron, y comenzaron a arrancar espigas, y los fariseos le decían: "Mira: ¡cómo hacen en sábado lo que no es lícito!" Y El les dijo: "¿No habéis leído jamás lo que hizo David cuando se halló en necesidad, y tuvo hambre él mismo y los que con él estaban? ¿Cómo entró en la casa de Dios en tiempo de Abiatar, príncipe de los sacerdotes, y comió los panes de la proposición, de los cuales no era lícito comer, sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?" Y les decía: "El sábado fue hecho por el hombre, no el hombre por el sábado. Así que el Hijo del hombre es Señor también del sábado". (vv. 23-28)
Pseudo Crisóstomo Vict.
Ant. e Cat in Marc
Los discípulos de Cristo, libres de lo
aparente y unidos a la verdad, no guardan la fiesta del sábado,
entendido como mero formalismo legal por apariencia. "En otra ocasión,
caminando el Señor", etc.
Beda,
in Marcum, 1,13
Leemos en lo que sigue que eran muchos los
que iban y venían, y no tenían ni tiempo para comer, y por tanto
tenían hambre como hombres que eran.
San Juan Crisóstomo
Hambrientos, pues, comían frugalmente por
necesidad y no por gula. Sin embargo, los escribas, dados a la
apariencia y a la sombra, acusaban a los discípulos de obrar mal.
"Sobre lo cual, continúa, le decían los fariseos: ¿Cómo es que
hacen?", etc.
San Agustín de opere
monach. cap. 22
Se ordenaba al pueblo de Israel por la ley
escrita que no se considerase ladrón en sus campos sino al que
quisiera llevarse algo consigo, y que se dejara ir libre y sin castigo
al que no tocase más que lo que comiera. Así los judíos acusaron a los
discípulos del Señor diciendo que habían quebrantado la fiesta del
sábado, y no porque hubieran cometido un hurto comiendo las espigas.
Pseudo Crisóstomo Vict.
Ant. e Cat in Marc
El Señor libra a sus discípulos de esta
acusación, con el ejemplo de David, el cual faltó a la ley alguna vez
comiendo de lo destinado a los sacerdotes. "Y El les respondió: ¿No
habéis vosotros jamás leído lo que hizo David?"
Teofilacto
Huyendo David de Saúl, fue a casa del
Príncipe de los sacerdotes, comió de los panes de proposición, y cogió
la espada de Goliat, ofrendas todas hechas a Dios (
1Sam 21). Pero preguntan algunos cómo el Evangelista llama
ahora Abiatar al príncipe de los sacerdotes, cuando en el libro de los
Reyes (lib. 1, ut supra) se le llama
Abimelech.
Beda
No hay ninguna contradicción en esto,
puesto que cuando llegó David y, pidiendo los panes comió, estaban
allí ambos: Abimelech, príncipe de los sacerdotes, y Abiatar su hijo.
Muerto Abimelech por Saúl, huyó Abiatar con David, y fue su compañero
durante su destierro. Después, reinando David, recibió la investidura
de sumo sacerdote. Y como fue mucho mejor que su padre, se hizo digno
en vida de que el Señor lo hiciese sumo sacerdote. "Y añadióles: El
sábado se hizo para el hombre", etc.
Beda
El cuidado que merece la salud y la vida
del hombre es mayor que la observancia del sábado. Así es que está
mandado guardar el sábado, pero, si hay necesidad, no debe
considerarse reo al que lo quebrante; por esta razón no estaba
prohibido circuncidar en ese día, porque era necesario hacerlo. Por lo
mismo los macabeos peleaban en sábado. Por eso los discípulos que
tenían hambre podían hacer, obligados por esta necesidad, lo que
estaba prohibido por la ley; así como no habría razón hoy para
considerar culpable al enfermo que no ayunase. "En fin el Hijo del
hombre -continúa- aun del sábado es dueño", que es como si dijera: Si
David, rey, es excusado por haber comido el pan de los sacerdotes,
¿cuánto más deberá serlo el Hijo del hombre, verdadero Rey y Sacerdote
y Señor del sábado, por haber permitido arrancar espigas en sábado?
Pseudo Crisóstomo Vict.
Ant. e Cat in Marc
El se llama Señor del sábado e Hijo del
hombre, cuando, siendo verdaderamente Hijo de Dios, se digna llamarse
Hijo del hombre por amor nuestro. La ley no obliga al legislador ni al
rey, siéndole permitido al rey más que lo que prescriben las leyes que
han sido dictadas para los que las necesitan, no para los que están
sobre ellas.
Beda
En sentido místico los discípulos pasan
por los campos sembrados, cuando los santos doctores, llenos de una
piadosa solicitud, observan a los que han educado en la fe, y cuya
hambre debemos interpretar por su deseo de salvar a los hombres. El
arrancar las espigas es sacar al hombre de las intenciones mundanas;
el refregarlas entre las manos es librar a la pureza del espíritu -con
el ejemplo de las virtudes- de la concupiscencia de la carne, como de
ciertas cáscaras. El comer los granos es incorporar a los miembros de
la Iglesia al que se purifica de sus vicios por la palabra de la
predicación. Y con razón, adelantándose hacia su maestro los
discípulos recuerdan haber hecho esto, porque es necesario que la
palabra del que enseña preceda, y así se ilustra el corazón del
oyente: siguiendo a la gracia de la visita superior de arriba. Y está
bien que sea en sábado, porque los mismos maestros trabajan predicando
por la esperanza del futuro descanso, y amonestan a sus oyentes a que
trabajen por el descanso eterno.
Teofilacto
O porque cuando los maestros dominan sus
pasiones se hacen aptos para arrancar a los demás de los intereses
mundanos.
Beda
Los que se deleitan meditando en las
pláticas sagradas marchan también por los sembrados con el Señor:
tienen hambre, cuando desean hallar en ellas el pan de vida. Y esto en
sábado cuando el descanso es un gozo para el hombre libre de
pensamientos turbulentos. Restregan las espigas y las limpian de las
cáscaras hasta poder comerlas, cuando llegan leyendo y meditando los
testimonios de las Escrituras, las discuten hasta encontrar en ellas
la médula del amor: alimento del espíritu desagradable a los necios,
pero aprobado por el Señor.
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