EL RINCÓN DE LA MEDITACIÓN

 
"DAME TODO ESE AMOR
QUE DE MI PIDES"


2.1.- EL CAMINO DE LA PALABRA DE DIOS
Dios se manifiesta en su Palabra de Vida: profundízala, asúmela, ámala,
vívela y verás cómo tu fe, tu oración y tu servicio a los hombres se hace
fuerte en tu vida. La Palabra de Dios es eficaz, radical, personal; está llena de
poder, de fuerza, de dinamismo; tiene semillas de vida eterna, llamadas
profundas, proyectos sorprendentes; es capaz de crear algo nuevo, de
resucitar una vida, de dar luz a unos ojos ciegos y de hacer andar a un
paralítico.

Pide al Espíritu que te dé hambre y sed de la Palabra. Abre tu corazón y
acógela, guárdala, medítala y llévala a tu vida; deja que la Palabra ilumine tu
corazón y lo haga verdadero, transparente; que fortalezca tu voluntad y te
haga decidido, valiente. Déjate conducir y que tu vida tenga el sabor del
fermento y la sal de la Palabra de Dios.



2.2.- EL CENTRO DE LA ORACIÓN CRISTIANA
Sitúate ante un Cristo Crucificado, ante una imagen o un icono, un
símbolo que te ayude a ponerte en comunicación con Dios, que se convierta
en "un camino hacia la trascendencia". Pon tus ojos en sus ojos, y a sus pies,
calla, adora, contempla, espera y ama.

Acércate al "Cristo de la fe". No te quedes al pie del Calvario. Llega al
sepulcro y sorpréndete de que no esté allí, porque ha resucitado. Encuéntrate
con ALGUIEN por quien suspiró el pueblo antiguo; Alguien con quien se
encontró el Pueblo nuevo; Alguien que vive hoy resucitado en su Iglesia.
"Jesús, el Maestro, está ahí y te llama".

A la oración no vas a encontrarte con unas ideas, ni a reflexionar sobre
algunas verdades, ni a interiorizar algunos textos. A la oración vas a
encontrarte con Jesús
. El Seńor se convierte en el LUGAR para encontrar a
Dios; el Salvador es el CENTRO del encuentro; el Hijo del Dios vivo es el
MEDIADOR; el Enviado del Padre es el ACCESO a Dios; el Hijo del
Hombre es la MANIFESTACIÓN de Dios. Tu oración no está vacía; está
llena del Seńor. Tu oración no es fría; tiene la presencia entrańable de Jesús.
Tu oración no es distante; tiene la cercanía de Jesús. Tu oración no es un
grito al Dios de las nubes; es una palabra al Dios Padre, cercano, a través de
Jesús.

Orar es encontrarte con la persona de Jesús, como Nicodemo, y "nacer de
nuevo"
(Juan 3, 1-21). Orar es dejarse sorprender por Jesús, como la
Samaritana, y beber "el agua viva" (Juan 4, 1-13). Orar es entrar en la
misericordia de Jesús, como la mujer adúltera, e "irse en paz" (Juan 8, 1-
11)
. Orar es dejarse tocar los ojos por Jesús y, como el ciego, caminar
diciendo "creo" (Juan 9, 1-41). Orar es experimentar la vida de Jesús,
como Lázaro, y decir "tú eres la vida" (Juan 11, 1-44). Orar es buscar en
el dolor, sin ver, como María Magdalena, y confesar "Maestro" (Juan 20,
11-18)
. Orar es descubrir al Seńor en medio del fracaso, como Juan, y decir:
"es el Seńor" (Juan 21, 1-14). Orar es tocar a Jesús en medio de la gente,
ser descubierto como la Hemorroisa, y decir: "soy yo quien te tocó"
(Marcos 5, 25-34). Orar es decirle a Jesús que le quieres, hasta llorar, como
Pedro, y seguir diciendo: "te amo" (Juan 21, 15-21).

Adéntrate en el misterio de Jesús: descubre su ternura; apasiónate por su
libertad; déjate interrogar por su programa de vida; asómbrate ante su
fidelidad a la voluntad del Padre. Déjate conducir por sus enseńanzas y su
estilo de vida. Jesús está ahí y quiere entrar en tu vida al ritmo de su Palabra.



2.3.- UN ESPÍRITU DE FE
Para apasionarte por Jesús, cuida tu fe. Sin fe la Palabra de Dios apenas
te dirá nada, no te atraerá, no será para ti más que una palabra cualquiera; sin
fe la oración se hará pesada, monótona, sin sentido, e intentarás huir de ella.
Con fe sentirás a Dios cerca de ti; con fe oirás a Dios que te habla cuando
leas su Palabra; con fe, Jesús será el Seńor y Salvador de tu vida.

"Despierta" el mensaje que lleva dentro la Palabra de Dios para que su
poder lleno de ternura y compasión se manifieste en tu vida. Al Maestro le
importa tu vida, tus problemas, tus dudas, tus situaciones conflictivas; al
Maestro le interesas tú. Cuando ores acércate a Jesús, ponte en su presencia,
grítale que venga a tu vida, y con él enfréntate a tus problemas. Sentir y amar,
actuar y pensar como Jesús, eso es tener fe. Y nunca Jesús se alegra tanto
como cuando se encuentra con alguien que tiene fe:
"Oh hombre, oh mujer,
grande es tu fe; que se haga según crees"
.



2.4.- ÁBRETE A JESÚS
Apasiónate por conocer a Jesús: descubre los gestos, las palabras, las
actitudes, los sentimientos de Jesús, y hazlos tuyos. Abre y déjale entrar en lo
profundo de tu corazón, y que allí sea el Seńor de tu vida.

Acércate y descubre en él al Gran Orante, aquel que intercede ante el
Padre por el pueblo y por ti. Únete a él, haz tuya su oración.

Acércate y descubre en él al Gran Profeta. Deja que su Palabra te toque
con el mensaje que ha oído al Padre. El PROFETA es tu Maestro, el que te
enseńa a descubrir y vivir la voluntad del Padre.

Acércate y descubre en él al que sirve. Entra en el amor, la ternura y
compasión del PASTOR, del que entrega la vida por los suyos. Y déjate
acoger, déjate acariciar, déjate conducir, déjate salvar.



2.5.- ÁBRETE A LOS HECHOS Y DICHOS DE JESÚS
Acércate a los sentimientos que manifiesta al curar; a su capacidad de amar
y ser amado. Déjate tocar, querer, curar... como los hombres y mujeres que
se acercaron a Jesús pidiendo misericordia. Abre tu corazón dolorido,
golpeado, tocado por el pecado que destruye, o salpicado de resentimientos,
de envidias, de egoísmos, de miedos e inseguridades, y deja que Jesús te
cure.

Procura ver la razón de lo que hace. Ponte en el lugar del ciego y pide luz;
en el lugar del leproso y pide pureza; en el lugar del joven muerto y pide vida;
en el lugar del paralítico y pide dinamismo. No veas la escena desde lejos;
métete en ella y sé tú el que pide ser sanado.

Descubre la fuerza de la fe para forjar VALORES y enfrentarte a los
CONTRAVALORES del odio, la mentira, la injusticia, la soberbia, la
venganza, el egoísmo; fortalece tu estilo de vida para vencer al mal con el
bien.

Escucha a Jesús y verás cómo tu vida cobra sentido. Ora con las Palabras
de Jesús, con lo que él dijo; ora con "los hechos" de Jesús, con lo que él hizo
y aprenderás a andar por los caminos de Dios.

Alimenta tu oración con la Palabra de Jesús. Busca, lee, escucha, piensa,
interioriza, déjate cuestionar por la Palabra de Jesús, y cambiará tu manera de
ver las cosas, de enfocar las situaciones, de valorar lo que te rodea, de
motivar tu existencia. Jesús no habla al viento, habla para ti, busca tu corazón
y te ofrece el camino de la vida. Es la Palabra del amigo que habla para el
amigo.

"ESPERA EN EL SEŃOR, ÉL TE COBIJA.
ˇSÉ VALIENTE, SÉ VALIENTE!
ESPERA EN EL SEŃOR, EL TE CONDUCE,
TE CONDUCE Y TE COBIJA".



Mikel Pereira



2.- JESÚS, EL CRISTO