Synodus Episcoporum 12 - 7.10.1999

NOVENA CONGREGACIÓN GENERAL
(JUEVES, 7 DE OCTUBRE DE 1999 - ANTEMERIDIANO)

 

INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)

A las 08.55 horas de hoy, jueves 7 de octubre de 1999, en memoria de la Santísima Virgen María del Rosario, ante la presencia del Santo Padre, con el canto de la Hora Tertia, se ha dado comienzo a la Novena Congregación General de la Segunda Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obispos, para la continuación de las intervenciones de los Padres Sinodales en el Aula sobre el tema sinodal Jesucristo, viviente en su Iglesia, fuente de esperanza para Europa. Presidente Delegado de turno S. Em. Card. Paul POUPARD, Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura.

A esta Congregación General, que se ha concluido a las 12.30 Horas con la oración del Angelus Domini estaban presentes 166 Padres.

INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)

Han intervenido los siguientes Padres:

S.E.R. Mons. Lubomyr HUSAR, M.S.U., Obispo titular de Nisa de Licia y Auxiliar con facultades especiales del Arzobispado Mayor de Lviv de los Ucranianos (Ucrania)

S.E.R. Mons. Jan GRAUBNER, Arzobispo de Olomouc

S.E.R. Mons. Franc KRAMBERGER, Obispo de Maribor

S. Em. Card. Ricardo María CARLES GORDÓ, Arzobispo de Barcelona

S.E.R. Mons. Jánis PUJATS, Arzobispo de Riga

S.E.R. Mons. Stephen Fumio HAMAO, Arzobispo-Obispo emérito de Yokohama y Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes

S.E.R. Mons. Alberto ABLONDI, Obispo de Livorno y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal (Italia)

S.E.R. Mons. François Xavier NGUYÊN VAN THUÂN, Arzobispo titular de Vadesi y Presidente del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz

S.E.R. Mons. Fernando SEBASTIÁN AGUILAR, Arzobispo de Pamplona

S.E.R. Mons. Zenon GROCHOLEWSKI, Arzobispo titular de Agropoli y Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica

S.E.R. Mons. Franjo KOMARICA, Obispo de Banja Luka

S. Em. Card. José DA CRUZ POLICARPO, Patriarca de Lisboa

S.E.R. Mons. Giuseppe COSTANZO, Arzobispo de Siracusa

S.E.R. Mons. Andrzej Wojciech SUSKI, Obispo de Torun

S. Em. Card. Camillo RUINI, Vicario General del Sumo Pontífice para la Diócesis de Roma

S.E.R. Mons. Jaime Pedro GONÇALVES, Arzobispo de Beira (Mozambique) y Vicepresidente del Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (S.E.C.A.M.) y Representante del "Inter-Regional Meeting of Bishops of Southerns Africa" (I.M.B.S.A.) ante el Consejo Permanente del S.E.C.A.M.

S.E.R. Mons. José SÁNCHEZ GONZÁLEZ, Obispo de Sigüenza-Guadalajara Rev. P. Heinrich BARLAGE, S.V.D., Superiore General de la Sociedad del Verbo Divino (República Federal de Alemania)

S.E.R. Mons. Norbert TRELLE, Obispo titular de Egnazia y Auxiliar de Colonia

Publicamos a continuación los resúmenes de las intervenciones:

S.E.R. Mons. Lubomyr HUSAR, M.S.U., Obispo titular de Nisa de Licia y Auxiliar con facultades especiales del Arzobispado Mayor de Lviv de los Ucranianos (Ucrania).

El sufrimiento o la gloria de cualquier Iglesia hermana son el sufrimiento y la gloria de toda la Iglesia Católica.

La Iglesia Católica Ucraniana ha vivido dos momentos de gloria: su Declaración de comunión con la Santa Sede en 1956 y las persecuciones sufridas durante esta última mitad del siglo.

Su mayor dolor a lo largo de los siglos ha sido la división entre los cristianos: católicos y ortodoxos.

Considerando este sufrimiento, todavía actual, presentamos tres propuestas:

1. tomar conciencia de que los católicos del Este son parte de Europa;

2. hacer participar en la solución de sus problemas a los católicos occidentales, lo cual sería beneficioso para ambas partes;

3. la división entre los católicos y los ortodoxos en la Europa del Este tiene que solucionarse. ¿Qué papel deberían jugar los católicos del Este?

[00126-04.04] [IN092] [Texto original: inglés]


S.E.R. Mons. Jan GRAUBNER, Arzobispo de Olomouc.

Para un anuncio renovado de Jesús en Europa no basta transmitir con exactitud en la catequesis y en la predicación los contenidos doctrinales de la fe, sino que hace falta que las personas lleguen a encontrar en la Iglesia a Cristo vivo. Y no basta ni siquiera crear, en las diversas iniciativas pastorales, un ambiente agradable; es necesario que en nuestras relaciones se experimente la presencia de Jesús mismo (cfr. Instrumentum laboris, n. 54).

Para que sea esperanza para nuestro continente, Jesús vivo tiene que salir, por así decirlo, de los tabernáculos y de las iglesias y empezar a caminar por los senderos de los hombres. Sabemos todos que esto no ocurre sólo con la práctica de los sacramentos, sino que ocurre allí donde se vive el mandamiento de Jesús, para que también hoy se pueda decir "mirad como se aman y están dispuestos a dar la vida el uno por el otro" (cfr. Tertuliano).

Para responder a la llamada del Santo Padre, que nos invita a recibir nuevos carismas como un don del Espíritu, la Conferencia Episcopal Checa, en otoño de 1998, ha decidido promover un encuentro nacional de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades. Gracias a la buena colaboración entre todos, en el pasado mes de julio ha tenido lugar un Congreso Teológico-Pastoral con 137 representantes de 19 Movimientos y Comunidades, en una atmósfera extraordinaria de comprensión, cooperación y caridad recíproca. Como conclusión, 3.000 personas acudieron a la antigua basílica de Velehrad. Los numerosos frutos de este encuentro, que se están viendo ahora en nuestra Iglesia local, nos han hecho experimentar como, a través de la comunión entre la dimensión jerárquica y la carismática, la Iglesia puede adquirir un nuevo vigor, abrirse sin miedo a la sociedad secularizada y mostrar al mundo el rostro de Jesús vivo.

[00127-04.04] [IN093] [Texto original: italiano]


S.E.R. Mons. Franc KRAMBERGER, Obispo de Maribor.

1. El próximo mes se cumplen 10 años de la caída del muro de Berlín, símbolo de la caída del comunismo en Europa y del final de la división de Europa. Con la caída del muro de Berlín se ha llegado, primero a la "unión de Alemania" y, después, a la "unificación de Europa".

2. Europa no significa sólo un continente, una realidad geográfica; Europa es una idea, un proyecto, una meta que no puede ser alcanzada de una vez por todas, sino que está siempre por alcanzar. Europa es la patria de la civilización y de la cultura mundiales más importantes. Europa representa determinados valores religiosos, espirituales, morales, culturales, sociales y nacionales.

3. La Iglesia católica siempre ha apoyado moralmente la unificación de los pueblos y de los estados europeos, pues apoya los valores sobre los que están construidos los estados democráticos europeos: la justicia, el mutuo respeto, la solidaridad, la colaboración, la igualdad de todos los hombres y su libertad fundamental, el respeto por la persona humana desde la concepción hasta la muerte natural, e incluso después de ésta.

4. Una Europa semejante, cuya fuente de esperanza será Cristo, vivo en su Iglesia, será el compromiso espiritual y pastoral de todas las generaciones futuras de fieles, sacerdotes y obispos.

5. El punto culminante de este esfuerzo lo veo en el compromiso hacia la santidad. "La santidad es aquella fuerza verdadera capaz de transformar el mundo", ha dicho Juan Pablo II en su discurso del 19 de septiembre de este año, cuando ha visitado Eslovenia y beatificado al Obispo Anton Martin Slomsek.

[00128-04.04] [IN094] [Texto original: italiano]


S. Em. Card. Ricardo María CARLES GORDÓ, Arzobispo de Barcelona.

"La angostura del presente, su escaso "espesor", afecta a toda Europa" escribía recientemente Julián Marías acerca de la cultura europea.

Si para que sea visible la densidad de una cultura es necesario que quienes la poseen no la disimulen ni la oculten, para evangelizar es imprescindible que quienes evangelizan tengan clara su identidad y la vivan sin disimularla. Ante la secularización, los esquemas de la identidad han de ser claros, por lógica consecuencia del ideal en que se cree y del que se vive. El Santo Padre nos insiste en ello, con su repetida frase: "Sé lo que eres".

El talante, en todo ello, ha de ser de esperanza y de alegría, nacidas de la conciencia de lo que se cree. Si el mensaje de la salvación ha llegado hasta nosotros después de 2.000 años, es porque a los primeros apóstoles y a quienes les siguieron les preocupaba transmitir la fe recibida más que si interesaba lo que transmitían. Hay que dar testimonio de que nos mueve la adhesión a Cristo para que el hombre crezca personalmente según el Espíritu y se configuren nuevas formas de vida más conformes con la dignidad humana.

En este momento de la historia el gran servicio que la Iglesia está llamada a hacer a Europa es el de mostrarle su verdadera identidad.

[00129-04.02] [in095] [Texto original: castellano]


S.E.R. Mons. Jánis PUJATS, Arzobispo de Riga.

Una vez he ido al aula sinodal y Mardoqueo, que se encontraba en la puerta externa con el uniforme de Miguel Angel, no me saludó como a los otros obispos. Pude entender que era culpa mía porque no me había presentado en la forma episcopal completa, sobre mi cabeza no tenía el "solideo". Esto ocurrió el Sínodo pasado...

La pregunta es esta: ¿cuál es la forma necesaria para entrar en el aula celeste? ¿no es quizás el estado de gracia?

Desde hace muchos días, en todo caso, estamos hablando de esta esperanza de salvación para los pueblos de Europa. En cada pueblo una parte de los hombres está bien instruido sobre los temas relacionados a la fe y las costumbres y, en la práctica, observa los mandamientos de Dios. Estos son los elegidos de Dios, a los cuales es suficiente la perseverancia en el bien, con el fin de que el enemigo no lo rapte. Pero la mayor parte está compuesta por aquellos que tienen un conocimiento mínimo de las cosas relativas a la fe y las costumbres, cosas necesarias para la salvación. En la vida práctica quizá estos no alcanzan ni siquiera este conocimiento mínimo.

Nos preguntamos: ¿en qué modo ofrecer la salvación a estos fieles? ¿catequizándolos? De acuerdo. Pero después de una catequesis bien organizada, quedará una gran parte de fieles a los que la catequesis no gusta y que, sin embargo, no quieren morir en el pecado. Estos son como los enfermos, al lado de la piscina de Betzatá, que esperaban que las aguas se agitasen cuando el ángel del Señor bajaba en ciertos momentos para bañarse (cf. Jn, 5, 4): Para ellos la posibilidad era muy poca: sólo quien entraba primero en la piscina se curaba de la enfermedad...

Excelentísimos Hermanos, Démosle a nuestros fieles esta posibilidad. Ya que tenemos la facultad de mandar estos ángeles (es decir, los sacerdotes) en la piscina del Nuevo Testamento (llamado lavacro de la penitencia). "He visto el agua salir del templo ... y a todos los que alcanza el agua de la vida , se salvarán..." Este lavacro también es necesario para la gente de la parroquia buena y elegida, ya que solo los niños y los hombres santos entran en el reino de los cielos. Para todos los demás, la remisión de los pecados será necesaria "cada vez que" o, para usar las palabras de Jesucristo, "hasta setenta veces siete" (Mt 18, 22).

También he escuchado decir: ¡Tengo muchos vicarios pero no tengo ninguno que se sienta en el confesionario!

¡Hermanos! ¿dónde está nuestra disciplina eclesiástica? Estos sacerdotes que descuidan la institución divina, reponen sus esperanzas en las actividades humanas... "Si Yahvé no construye la casa, en vano se afanan los albañiles" (Sal 126).

En mucha iglesias tienen una buena costumbre: cada vez, antes de la Misa, los sacerdotes, sentados en el confesionario, esperan a los penitentes, recitando la "Liturgia de las Horas" o haciendo su propia meditación espiritual. Y las personas, sobre todo, el domingo van, ya que el sacerdote está siempre presente, porque el lugar de la confesión es adecuado y es fácil y posible, esperar y confesarse sin ser reconocidos.

El pueblo de fieles espera con buena intención. ¿qué ha hecho el Sínodo por la gente simple? ¿cuáles serán los efectos después del Sínodo?

¡Nuestros ángeles irán por todas partes en los confesionarios y agitarán las aguas en toda Europa!

[001o3-04.02] [in097] [Texto original: latino]


S.E.R. Mons. Stephen Fumio HAMAO, Arzobispo-Obispo emérito de Yokohama y Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes.

Las emigraciones son, hoy en día, una componente constitutiva de la población europea, que influye en todos los aspectos de la convivencia social. En lo que se refiere a los aspectos más específicamente religiosos y eclesiales, tenemos que recordar que, también en el ámbito migratorio, es válida la admonición de San Pablo: "Por tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, pero especialmente a nuestros hermanos en la fe" (Gal 6, 10). El pluralismo hay que reconocerlo también en el interior de la Iglesia, dotando a los diversos grupos de las estructuras necesarias que consientan vivir su fe, también a nivel de comunidad, según las formas de expresión de su propia cultura. Entre los emigrantes llegados de Europa del Este tras la caída del telón de acero, muchos son ortodoxos. Dicha presencia ofrece la posibilidad de realizar el llamado "ecumenismo de pueblos", que ya ha conocido experiencias significativas en las asambleas de Basilea y Graz (86).

La presencia de emigrantes de otras religiones ofrece a la Iglesia la oportunidad de ejercer su mandato misionero. Dicha presencia "hace aumentar la exigencia de comprender en profundidad, en este contexto multicultural y multireligioso, qué comporta para la Iglesia y para los cristianos la responsabilidad del anuncio del Evangelio: éste es un deber al cual el Sínodo y la Iglesia en Europa no pueden substraerse" (I. L. cfr. n. 63).

[00131-04.04] [IN098] [Texto original: italiano]


S.E.R. Mons. Alberto ABLONDI, Obispo de Livorno y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal (Italia).

Hoy, el problema de la unidad de la Iglesia es nuevamente evidenciado por las finalidades ecuménicas que el Santo Padre ha propuesto para el Jubileo; pero también los progresos de Europa unida hacen más escandalosas las lentitudes ecuménicas.

Tras decenios de enfrentamientos y confrontaciones, diálogos y encuentros, parece oportuno que el Sínodo haga unas propuestas ecuménicas claras.

Es urgente proponer de nuevo, de forma positiva, los valores ecuménicos, empezando con mayor entusiasmo.

He aquí algunos puntos recogidos de experiencias y documentos ecuménicos que ofrecen una articulación y estructura orgánica al movimiento ecuménico.

Antes que nada, hay que decir claramente que los cristianos no son sólo "hermanos separados". ¡Su condición es aún más grave! De hecho, en Jesucristo y por el Bautismo, los cristianos son "una sola cosa". Por esto, las fracturas entre ellos alcanzan a Cristo, que es desgarrado e irreconocible en su misión del Padre "para que el mundo crea que Tu me has mandado".

Es necesario que cada comunidad, abriéndose al camino ecuménico, se pregunte de verdad se ama a los hermanos de otras confesiones. De hecho, toda acción ecuménica pierde signicado y eficacia por la indiferencia, por los rencores, por la memoria no superada.

Es más, el ecumenismo pide a las comunidades que lo practican atención, sobre todo, en su interior. De hecho, las comunidades deben evitar que Cristo sea "desgarrado" por la no comunión. Por ello, el ecumenismo ofrece un "examen" de unidad seguro y eficaz a la vida diaria de las comunidades cristianas: realizar juntos en todo ámbito lo que no estamos obligados a hacer por separado.

Más aún, los fieles de una confesión deben tratar con los hermanos de otras, aplicando el principio de la "jerarquía de la verdad", tomando de éstas los carismas que el Espíritu Santo dona continuamente, afrontando los problemas difíciles y urgentes como la hospitalidad eucarística, valorizando cuando ya se ha compartido, anticipando en las celebraciones ecuménicas también la alegría de la unidad aún no realizada.

De este modo, el ecumenismo será la "peregrinación" difícil, no sólo hacia la verdad y la caridad sino, como dice San Juan, en la caridad y la verdad.

[00132-04.04] [IN099] [Texto original: italiano]


S.E.R. Mons. François Xavier NGUYÊN VAN THUÂN, Arzobispo titular de Vadesi y Presidente del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz.

Los europeos son inclines a juzgar severamente la situación de la fe en sus respectivos países. ¡Qué no se dejen ganar por el pesimismo! Visto desde fuera, por ejemplo desde Vietnam, Europa sigue siendo el continente que nos ha llevado la fe cristiana. Junto a vosotros, buscamos modelos. Os necesitamos para engrandecer nuestra fe. Hemos podido contar con los hermanos de Europa en nuestros sufrimientos.

Sobre todo, no hagamos caso a la propaganda negativa que nos presenta la Iglesia y el cristianismo agonizantes en Europa, diciéndonos: porqué sacrificarse por una religión que pierde a sus fieles y por una Iglesia que se vacía cada vez más día a día...

Puedo testimoniar que el cuadro no es tan negativo. En Europa hay unos recursos espirituales cristianos considerables: jóvenes que desean comprometerse siguiendo a Cristo; nuevas comunidades transformadas por un auténtico celo evangelizador; voluntarios en todos los ámbitos: desde la catequesis al trabajo en las asociaciones. Estos cristianos viven actualmente en el misterio de la cruz y de la resurrección de Jesucristo, testimoniando su presencia activa en nuestra historia.

Un instrumento privilegiado del diálogo con la nueva sociedad es la doctrina social de la Iglesia. Ésta es un medio de evangelización, pues encuentra a las personas en su situación concreta de búsqueda de mayor justicia y verdad. Para responder a un deseo general, el Santo Padre ha decidido la publicación, durante el año del Gran Jubileo, de una síntesis autorizada de la doctrina social de la Iglesia, semejante al Catecismo de la Iglesia Católica, confiando su redacción al Consejo para la Justicia y la Paz.

[00133-04.04] [IN100] [Texto original: francés]


S.E.R. Mons. Fernando SEBASTIÁN AGUILAR, Arzobispo de Pamplona.

Desde hace 40 ó 50 años la sociedad española se ha alejado mucho de la Iglesia y del reconocimiento explícito de los bienes del Reino de Dios. La secularización cultural y espiritual ha afectado a muchos miembros de la Iglesia. Consecuencia de ello es el debilitamiento de la adhesión de fe a la revelación de Dios, el cuestionamiento teórico y práctico de la moral cristiana, el abandono masivo de la asistencia a la Misa dominical, la no aceptación del magisterio de la Iglesia en aquellos puntos que chocan con las preferencias de la cultura dominante. Las convicciones culturales sobre las que se asentaba la vida de la sociedad están muy erosionadas y son ya más ateas que cristianas. El Dios de Jesucristo comparte soberanía con otros dioses no confesados pero realmente adorados, como el dinero, la libertad omnímoda, el bienestar a corto plazo.

Todos estamos de acuerdo en afirmar la necesidad y la urgencia de una acción evangelizadora. Pero no sé si hemos descubierto las exigencias y las características de esta movilización evangelizadora que necesitamos.

Presento unas sugerencias en torno a la acción evangelizadora tal como yo creo que es necesaria hoy en Europa.

A) ¿QUIÉN DEBE EVANGELIZAR?

Toda la Iglesia. Pero ¿qué Iglesia?. Sólo una Iglesia previamente evangelizada y convertida de verdad al Dios vivo, libre del poder de las ideologías, formada por personas que vivan de verdad como discípulos de Jesús, capaz de ofrecer ante el mundo una alternativa de vida diferente, en lo personal, en lo familiar, en lo social y hasta en lo político, podrá atraer la atención de nuestros conciudadanos y convencerles de que es preciso volver a adorar al Dios de Jesucristo y volver a creer en Èl de verdad.

B) ¿CÓMO EVANGELIZAR?

a) con el testimonio de las buenas obras. La Iglesia tendría que aparecer ante la sociedad como de otra forma de vivir en el mundo realmente configura por la primacía del amor de Dios y de los hermanos.

b) mediante una predicación centrada en el anuncio del Dios de Jesucristo, el Dios de la gracia, la muerte y resurrección de Cristo, el don del Espíritu Santo y la esperanza de la vida eterna. Con sus consecuencias morales.

c) Aceptando nuestra pequeñez y poniendo nuestra fuerza en la gracia de Dios. Dios nos llama a la radicalidad, a la pequeñez, a la autenticidad de los orígenes. Ésta es la grandeza del tiempo que vivimos). Para caminar en esta dirección me parece de primera importancia centrar nuestra atención pastoral en la iniciación de los nuevos cristianos a la vida cristiana integral, poniendo nuestra atención principal en algo parecido a un proceso catecumenal de conversión, que dé a las parroquias y nos acerque a una proporción más normal entre el número de bautizados y de convertidos. Necesitamos la fuerza de un nuevo Pentecostés. Seguro que la Virgen María lo pide con nosotros.

[00134-04.02] [in101] [Texto original: castellano]


S.E.R. Mons. Zenon GROCHOLEWSKI, Arzobispo titular de Agropoli y Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica.

Defendiendo los derechos inviolables de la persona humana, la Iglesia debe, antes que nada, testimoniar el respeto y la defensa de los derechos de los fieles en su interior.

Aprecio mucho el desarrollo de la legislación canónica al respecto. Por una parte, se ha asegurado realmente la posibilidad de defensa de los fieles frente a la autoridad eclesiástica y, por otra, en lo posible se ha buscado, justamente, encauzar los potenciales litigios en las diversas formas de soluciones equitativas, pacíficas, más conformes al Evangelio. De hecho, en la Iglesia no se trata sólo de que gane la razón, sino que la solución de los conflictos esté orientada a sanar la "communio" lacerada, a restablecer la colaboración eficaz entre los miembros del Cuerpo Místico de Jesucristo, a reforzar la realización provechosa de la propia vocación por parte de cada miembro del Pueblo de Dios. Sin duda alguna, todo ello se puede obtener más fácilmente con las soluciones extrajudiciales antes que con las victorias y derrotas procesales.

Considero oportuno evidenciar la importancia para mantener un procedimiento correcto en la promulgación de cada acto administrativo. A cada persona, contra la cual la autoridad de la Iglesia quiera emanar una sanción gravosa (como por ejemplo, la remoción de un cargo o la imposición de una pena por vía administrativa) debe reconocerse el derecho a que, en el momento de emanación de dicha sanción, se observe el procedimiento establecido, en cuanto este es prescrito precisamente para garantizar que la decisión sea justa y correcta en su esencia.

[00135-04.04] [IN102] [Texto original: italiano]


S.E.R. Mons. Franjo KOMARICA, Obispo de Banja Luka.

En mi intervención hago referencia al n° 88 de "La memoria de los mártires" y a los n°s 83 - 87 de "El compromiso en la edificación de la Nueva Europa" del Instrumentum laboris.

Por segunda vez en este siglo, gran parte de mi diócesis fue sistemáticamente destruida, no obstante, los católicos hubiesen tenido un comportamiento pacífico y estuviesen dispuestos a soportar injusticias y desventuras antes que infringirlas a los demás. Aquello que de bueno y constructivo existía debía ser destruido a toda costa. Sólo en mi diócesis fueron asesinados brutalmente seis sacerdotes, un religioso y una religiosa, simplemente por su fidelidad al Evangelio, a su labor en la Iglesia, a los fieles que les fueron confiados, que estaban indefensos y sufrían y a quienes no querían abandonar. Ellos, según mi opinión, son junto con muchos centenares de pacíficos fieles asesinados, verdaderos mártires de nuestra Iglesia, y considero que es mi deber testimoniarlo. Le agradezco, Santo Padre, por su incansable sostén, su solidaridad y oración en estos terribles años de guerra en mi patria. Usted además ha sostenido y estimulado, constante y firmemente, a los obispos en su compromiso decidido y eficaz por el respeto de la dignidad, de los derechos y las libertades humanas fundamentales de cada hombre sin distinciones; por la reconciliación, por la aplicación práctica de la doctrina social contemporánea de la Iglesia y de las orientaciones de Su Santidad.

Sin embargo, en Bosnia y Herzegovina reina aún la ley del más fuerte. Casi todos los derechos y las libertades fundamentales del hombre son violados. Tanto a los responsables de la política internacional como a los de la política interna les falta la voluntad política. ¡Estas personas, privadas de sus derechos, ya no son considerados seres humanos por muchos de estos políticos! ¡Es una auténtica vergüenza para los europeos al final del XX siglo!

¡Nosotros los cristianos en Europa, sabemos bien que Jesucristo mismo espera nuestra ayuda en cada una de los seres privados de sus propios derechos! ¡Debemos hacer saber de manera más decidida y creíble de qué lado estamos!

La guerra en la ex-Jugoslavia es un signo evidente de la crisis de los valores europeos. Cuanto más clara y global surge esta crisis de nuestro continente y de su civilización, tantas más personas reconocerán los desafíos históricos y tendrán conciencia de su propia responsabilidad con respecto a Europa y al futuro de sus pueblo. Pido a nuestro Sínodo que ofrezca un claro sostén a estos hombres constructivos.

[00136-04.04] [in103] [Texto original: alemán]


S. Em. Card. José DA CRUZ POLICARPO, Patriarca de Lisboa.

La afirmación que Europa tiene necesidad de Jesucristo resucitado para construir su futuro es el tema central del Sínodo. Es la Iglesia, en su experiencia de fe, la que tiene la conciencia de esta exigencia histórica. Ella debe comprometerse por la urgencia del anuncio de esta nueva.

Su amor por Europa, expresada en el compromiso en todas las causas justas del proceso europeo, será el anuncio del amor de Jesucristo por dicha Europa que busca los nuevos caminos para su futuro.

Por esto la Iglesia debe dar atención a los signos de los tiempos, se pueden indicar tres caminos:

- Evitar una ruptura cultural radical en relación al redescubrimiento de una autenticidad carismática con las desviaciones culturales de una Europa laica,

- Valorizar la hospitalidad para aquellos que tocan las puertas de la Iglesia, como momento de primer anuncio de Jesucristo resucitado;

- Dar al esfuerzo de formación permanente los agentes pastorales, la intensidad de una experiencia catequística.

[00158-04.04] [in104] [Texto original: francés]


S.E.R. Mons. Giuseppe COSTANZO, Arzobispo de Siracusa.

La referencia al Instrumentum Laboris n° 40 en la presencia y en la obra del Espíritu Santo en la historia, me parece que tiene una importancia decisiva y creo que merece ser explicitado ulteriormente, en relación a las exigencias específicas de la cultura y de la historia de Europa de nuestro tiempo.

1.En nuestros días se advierte un difundido sentido de soledad, de impotencia, de falta de significado. Al mismo tiempo, existe la tentación de refugiarse en el agnosticismo y en el relativismo, ya sea como reacción ante un pasado demasiado ideológico tanto como porque es una posición más fácil. Es importante que la Iglesia haga que se vuelva a descubrir el Espíritu Santo como fuente de libertad, de esa libertad total y auténtica que Jesucristo ha ganado para nosotros. Una libertad ligada a la verdad, a la caridad y al servicio. Palabras claves para proponer con "parresia" también para una ideal "carta constitucional" de la nueva Europa.

2.Indicar el Espíritu Santo implica para la Iglesia, no sólo el anuncio sino la capacidad de convertirse en "antena" del Espíritu. Es necesario recuperar la lección del Concilio sobre los "signos de los tiempos". En una Europa que tiene por delante el inmenso problema de crear una nueva "síntesis cultural", puede ser grande el aporte de la Iglesia si lograse mostrar en su interior, la capacidad de conjugar la comunión con el respeto a las diversidades.

3. Esto vale sobre todo para el futuro del diálogo ecuménico. La unidad auspiciada deberá saber acoger también las diversidades maduradas en el tiempo de la división, eliminando sólo lo que no está plenamente en acuerdo con el Evangelio de Jesucristo. Tal disponibilidad no puede ser sino un don del Espíritu Santo.

4. En fin, una confianza renovada en la acción del Espíritu Santo es el verdadero secreto de la nueva evangelización. Frente al proceso de des-cristianización, ella parece una empresa por demás "desesperada". La primera evangelización, sin embargo, no fue por cierto más fácil, y hoy como entonces, según la lección de los Hechos de los Apóstoles, el Espíritu Santo es el verdadero "director" del anuncio del Evangelio.

[00137-04.04] [in105] [Texto original: italiano]


S.E.R. Mons. Andrzej Wojciech SUSKI, Obispo de Torun.

Cuando las esperanzas temporales, a corto plazo, son defraudadas, brilla aún más la esperanza que "os está reservada en los cielos" (Col. 1, 4), abierta en Cristo por medio del Evangelio. Es preciso, sin embargo, que esta fuente de esperanza, es decir, Cristo en nosotros, "esperanza de la gloria" (Col. 1, 27), surja nuevamente a través de la Iglesia, en medio de los hombres que viven en un clima de desilusión, a veces en "de-ses-peración", significa sin esperanzas de verdadera libertad, de justicia, de responsabilidad, de solidaridad. A esta altura se nos presenta la pregunta: ¿hay un lugar privilegiado en la Iglesia para alcanzar al hombre de cerca con el mensaje y el testimonio de la esperanza radical, en Cristo?. La mirada de los obispos, pastores de las Iglesias locales, va ante todo dirigida hacia la Iglesia presente en medio de las casas de los hombres, es decir, hacia la parroquia que vive y obra profundamente inmersa en la sociedad humana e íntimamente solidaria con sus aspiraciones y sus dramas.

En este sentido la parroquia permanece un espacio privilegiado para comunicar la esperanza. El Instrumentum laboris confirma "el papel creciente que van asumiendo algunas comunidades espirituales y algunos grupos de vida cristiana, destacando siempre la importancia de la parroquia como genuino espacio de comunión vivida (n° 43)

Pastores de las Iglesias locales saben bien que la comunión eclesial, aún teniendo siempre una dimensión universal, encuentra su expresión más inmediata y visible en la parroquia. Ella es la última localización de la Iglesia, en cierto sentido, es la Iglesia misma que vive en medio de las casas de sus hijos y de sus hijas (Cf. Cfl. 26). Siendo una comunidad eucarística, la parroquia es también una comunidad orgánica, o sea, constituida por ministros ordenados y por los otros cristianos, en la cual el párroco -que representa al obispo diocesano- es el vínculo jerárquico con toda la Iglesia particular (ibid).

Ésta no es sólo una visión ideal de la parroquia. Ella se realiza, se encarna en tantas parroquias de nuestras diócesis. Nosotros las visitamos, descubriendo siempre nuevamente el empeño de los sacerdotes y los fieles laicos para crear verdaderas comunidades cristianas, asiduas en escuchar la enseñanza de los Apóstoles, en la unión fraterna, en la fracción del pan y en las oraciones. A todas estas comunidades debemos dirigir un feliz y edificante mensaje del Sínodo: Jesucristo viviente en ustedes es fuente de esperanza para Europa.

[00138-04.04] [in106] [Texto original: italiano]


S. Em. Card. Camillo RUINI, Vicario General del Sumo Pontífice para la Diócesis de Roma.

Italia está atravesada hoy, como casi toda Europa, por fuertes procesos de des-cristianización, aunque la Iglesia mantiene una vitalidad notable y un fuerte arraigo en la población.

Una cuestión crucial es la debilitación de la confianza en la salvación que viene de Dios. Ese gran agente de cambio que es la investigación científica, con las realizaciones tecnológicas si es mal entendida, puede generar la convicción que podemos confiar sólo en lo que es realizable por mano nuestra, por lo que Dios sería prácticamente irrelevante para nosotros.

Estos son pequeños ejemplos del gran problema de la evangelización y de la inculturación de la fe, respecto al cual la Iglesia italiana se ha comprometido, en estos años, a dar vida a un "proyecto cultural" orientado en sentido cristiano, en el cual, también hacen parte las recientes actividades en la esfera radio-televisiva y periodística.

De todos modos, es decisiva la cualidad de nuestra adhesión a Jesucristo y, por lo tanto, de una formación cristiana auténtica y profunda, al mismo tiempo abierta a todos. En esta perspectiva, la Iglesia de Roma se ha comprometido y continuará a comprometerse en la misión a la ciudad, centrada en el concepto de "pueblo de Dios en misión".

[00139-04.04] [IN107] [Texto original: italiano]


S.E.R. Mons. Jaime Pedro GONÇALVES, Arzobispo de Beira (Mozambique) y Vicepresidente del Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (S.E.C.A.M.) y Representante del "Inter-Regional Meeting of Bishops of Southerns Africa" (I.M.B.S.A.) ante el Consejo Permanente del S.E.C.A.M.

En Africa, reconocemos cuanto la Iglesia sea fruto de la actividad misionera. Las primeras comunidades cristianas anunciaron desde el principio el Evangelio, en lo que las Sagradas Escrituras definían globalmente como "Etiopía". Nacieron de este modo iglesias que han conservado las tradiciones y la fe de los primeros siglos. Pero, ¿cómo no recordar la actividad misionera que ha visto un compromiso extraordinario, en particular, de las iglesias hermanas de Europa en la evangelización y en la promoción del hombre en Africa? Esto ha ocurrido principalmente en Africa al sur del Sahara, donde muchos han seguido el ejemplo del diácono Felipe y se han subido en el carro de los hombres africanos para explicarles el significado de las Escrituras. De aquí, se han creado vínculos especiales de comunión con las Iglesias de Europa.

La iglesia en Africa ha crecido y debe continuar eligiendo en su seno a ministros en el orden de los diáconos, de los presbíteros y de los Obispos, como signo peculiar de su arraigo en este continente.

La iglesia en Europa y la iglesia en Africa, alentadas por las orientaciones de las respectivas Asambleas Especiales del Sínodo de los Obispos, caminarán mano en la mano hacia el Tercer Milenio y compartirán los dones recibidos por Dios.

Un desafío que hay que afrontar es la presencia de los africanos: su inserción en las iglesias y la pastoral, además de su aceptación e inclusión en la sociedad europea. En general, muchos problemas de justicia y paz en Africa exigen sinergía entre las iglesias de Africa y de Europa. Europa no puede encerrarse en sí misma.

[00140-04.04] [IN108] [Texto original: italiano]


S.E.R. Mons. José SÁNCHEZ GONZÁLEZ, Obispo de Sigüenza-Guadalajara.

Deseo referirme brevemente a dos importantes signos de la Europa actual y del futuro: las migraciones y las comunicaciones.

I. Las Migraciones

El desnivel económico y demográfico entre Europa y otros continentes y el deseo de los europeos de mantener y mejorar su "calidad de vida" seguirán haciendo necesaria y aumentando la corriente migratoria en Europa.

La condonación de la deuda de los países más pobres y una ayuda más generosa a su desarrollo contribuirá a frenar y a regular el flujo migratorio.

La Iglesia debe ser pionera y modélica en el respeto a la dignidad y los derechos fundamentales de los inmigrantes y en la exigencia del mismo respeto por parte de la sociedad y del Estado. Además de los servicios pastorales y sociales, la Iglesia ha de ser modelo e impulso de integración por medio del intercambio de dones con los inmigrantes, a los que habrá de dar gracias por su aportación. La Iglesia reflejará el verdadero rostro de Cristo, fuente de esperanza si, como Él, en el camino de Emaús, acompaña a los migrantes, los escucha, les pregunta, les habla y comparte con ellos preocupaciones, pan y vida.

Las migraciones ofrecen a la Iglesia de Europa una oportunidad histórica de establecer y mostrar una forma de convivencia entre personas y pueblos distintos, que pueda servir de germen, modelo e impulso para la configuración de la Europa futura.

2. Las Comunicaciones sociales

Los medios de comunicación social están determinando el presente y el futuro de la familia humana, influyendo decisivamente en sus opiniones, creencias, escala de valores, hábitos y comportamientos. La Iglesia necesita familiarizarse cada vez más con las nuevas tecnologías, los nuevos lenguajes y con las nuevas oportunidades que se le ofrecen para la Evangelización. Ha de salir al encuentro de los hombres y mujeres que caminan por las "nuevas autopistas" de comunicación, evangelizar desde esos medios y evangelizar los medios y a cuantos con ellos se relacionan.

La Iglesia pondrá especial interés y empeño en cuidar el mensaje original del Evangelio y en el testimonio de vida coherente de los comunicadores. No es sólo cuestión de imagen, menos aún de publicidad o de propaganda. Se trata de encarnar y de mostrar el rostro de Cristo, vivo en su Iglesia, fuente de esperanza.

Una de las tareas prioritarias de la Iglesia es la formación para el uso de los medios de comunicación, tanto de los usuarios como de los profesionales de los mismos, desde la familia y la escuela, hasta las Facultades de Ciencias de la Información.

Cuidará, asimismo, la Iglesia el aspecto misionero en los medios. Por los medios, los alejados no irán necesariamente a la Iglesia, pero ella va a los alejados. Es también cometido de la Iglesia elaborar y difundir una especie de "códigos éticos" para el complejo mundo de las comunicaciones sociales. Finalmente, la Iglesia en Europa deber aunar esfuerzos e intercambiar experiencias en orden a organizar servicios comunes en este importante campo, sobre todo en Televisión e Internet.

[00141-04.04] [in109] [Texto original: castellano]


Rev. P. Heinrich BARLAGE, S.V.D., Superiore General de la Sociedad del Verbo Divino (República Federal de Alemania).

Hoy la Iglesia en Europa debe descubrir nuevamente su misión. Cuando en el Instrumentum laboris (n° 75) se nos interroga acerca de "¿cómo continuar en Europa siendo signo de un Dios que continúa buscando al hombre?" Entonces deberíamos preguntarnos, ¿estamos dispuestos aún a hacer que Dios nos mande, a ponernos a su servicio? En tal sentido, es muy importante la confrontación con la actividad misionera del pasado y así tomar claramente la distancia con respecto a confundir las actividades misioneras con los intereses del colonialismo. Aún hoy se advierte como motivación "la conquista del mundo por parte de Jesucristo" y la identidad misionera basada en el mandato de Cristo "vayan al mundo ...", en general, no ha hecho propia la conciencia de Cristo, es decir que "el Espíritu del Señor está sobre mí, me ha consagrado con la unción", en la cual Pablo VI en la Evangelii nuntiandi, ve la motivación esencial de la misión.

Este cambio en la manera de pensar, debería poner en evidencia que la Iglesia desea y debe renovarse constantemente en el encuentro con las otras culturas, religiones, tradiciones y modos de vivir. Ella debe seguir al Cordero, el único que según el Apocalipsis 4 - 5, puede abrir el libro sellado de la historia del mundo. En esta elección, también las Iglesias locales en Europa están llamadas para que contribuyan a forjar el futuro. Dos puntos pueden ofrecer una aclaración: "La actividad misionera está aún en sus inicios" (Redemptoris missio, n° 30). Esta frase no vale sólo para Asia, etc. sino también para Europa, en nuestra casa, con los hindúes, los budistas, los musulmanes, etc. a nuestro alrededor.

"Los jóvenes, esperanza de la iglesia" (Christifideles laici, n° 46). Los jóvenes de todo el mundo se encuentran en Europa, estudian en las universidades, se reúnen en las ocasiones más variadas. Precisan la libertad necesaria para celebrar su fe, para compartirla con los otros y para ponerla en práctica en la vida cotidiana. Aquí debería comenzar el apostolado bíblico.

[00142-04.06] [in110] [Texto original: alemán]


S.E.R. Mons. Norbert TRELLE, Obispo titular de Egnazia y Auxiliar de Colonia.

1. La migración como desafío para la Iglesia a la ayuda diaconal; al mismo tiempo, un camino para conocerse y examinarse a sí misma; un espejo que la Iglesia mira para ver mejor quién es: ¡pueblo de Dios en partida y lejos de la patria!

2. La migración en Europa se mantiene a niveles altos: el número de los extranjeros que viven en quince países miembros de la Unión Europea se ha quintuplicado en los últimos cincuenta años, de tres millones y medio se ha llegado a los actuales diez y ocho millones.

3. Los 7,4 millones de extranjeros que viven en Alemania representan el grupo más grande en Europa (el 9% de la población).

4. Compromiso de la Iglesia, además del cuidado de las almas y la ayuda caritativa, a favor de reglamentaciones políticas justas, que respeten la dignidad humana. Preocuparse de no ver la migración solo negativamente.

5. En Alemania, en los últimos cuarenta años se han instituido más de 500 misiones para los extranjeros. Hoy, la variada composición de los grupos de migrantes ("generaciones de trabajadores extranjeros", "segunda y tercera generación", migrantes por trabajo, trabajadores temporeros, prófugos y personas que piden asilo, "inmigrantes de élite") hacen necesario un cuidado pastoral diferenciado para los migrantes: pone énfasis en la cooperación más intensa entre la misión para los extranjeros, la comunidad parroquial y los servicios sociales de la Iglesia!

[00143-04.04] [IN111] [Texto original: alemán]