Synodus Episcoporum 10 - 5.10.1999

SÉPTIMA CONGREGACIÓN GENERAL
(MARTES 5 DE OCTUBRE DE 1999, POR LA TARDE)

 

AUDITIO AUDITORUM I

INTERVENCIÓN DE DELEGADO FRATERNO

INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)

Esta tarde, martes 5 de octubre de 1999, en presencia del Santo Padre, en el Aula del Sínodo en el Vaticano, a las 17:00 horas, con la oración del Adsumus, ha iniciado la Séptima Congregación General de la Segunda Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obispos, para la Primera Auditio y la continuación de las intervenciones en el Aula. Presidente Delegado de turno S. Em. el Cardenal Franciszek MACHARSKI, Arzobispo de Cracovia.

A esta Congregación General, que se ha concluido a las 19:00 horas con la oración del Angelus Domini, estaban presentes 163 Padres.

AUDITIO AUDITORUM I

Han intervenido los siguientes Oyentes, para la Primera Auditio Auditorum:

Sra. Chiara LUBICH, Fundadora y Presidente del Movimiento "Focolari" (Italia)

Sr. Francisco José GOMEZ ARGÜELLO WIRTZ, Co-fundador del "Camino Neo-Catecumenal" (España)

Rev. Hna. Marie Noëlle HAUSMAN, S.C.M., Superiora General de las Hermanas de Sagrado Corazón de María (Bélgica)

Sr. Stanislaw GRYGIEL, , Instituto "Giovanni Paolo II", Pontificia Universidad Lateranense (Polonia)

Sr. Denis VIÉNOT, Presidente de la "Caritas" Europea (Francia)

Sra. Mijo BECCARIA, Presidente del "Bureau International Catholique de l'Enfance" (Francia)

Rev. Hna. Jolanta OLECH, U.S.J.K., Superiora General de las Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante y Presidente de la Conferencia de Superioras Mayores de los Institutos Femeninos de Polonia (Polonia)

Sra. Ludmila GRYGIEL, Instituto "Giovanni Paolo II", Pontificia Universidad Lateranense (Polonia)

Rev. P. Jesús María LECEA SAINZ, S.P., Presidente de la Conferencia Española de los Superiores y Superioras Mayores (España)

Rev. Hna. Tekla FAMIGLIETTI, O.SS.S., Abadesa General de la Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida (Italia)

Sr. Alain BESANÇON, Miembro del "Institut de France - Académie de Sciences Morales et Politiques" (Francia)

Sr. Jesús CARRASCOSA, "Centro Internacional de Comunión y Liberación" (España)

Sra. Juana CARRASCOSA, "Centro Internacional de Comunión y Liberación" (España)

Sra. Rosemary Ann SMITH, Miembro del Instituto Secular "Caritas Christi" (Gran Bretaña)

Sr. William STAINSBY, Presidente del "Newman Institute" y Responsable del "Centre for Faith and Culture" de Irlanda (Irlanda)

Publicamos los resúmenes de las intervenciones de los Oyentes:

Sra. Chiara LUBICH, Fundadora y Presidente del Movimiento "Focolari" (Italia).

El Instrumentum laboris para el Sínodo pone en evidencia las luces y las sombras del momento actual de Europa y de la Iglesia en ella.

Para Europa se busca una unidad a todos los niveles; para la Iglesia es necesaria una primera evangelización en los países del Este y una nueva evangelización en Occidente.

Para que esto se realice, el Instrumentum laboris destaca algunos puntos fundamentales:

- un retorno auténtico al Evangelio, al amor evangélico, dentro de lo posible a través de testigos;

- vivir el amor recíproco de manera radical, que trae la presencia de Jesús entre varias personas unidas en su nombre y puede ofrecer al mundo el rostro de la Iglesia-comunión;

- la necesidad de presentar un "Jesús vivo";

- la invitación a trabajar en algunos campos (jóvenes, familia, vocaciones, política, economía, medios de comunicación, etc.).

Pues bien, quisiera decir que los Movimientos, como irrupción de carismas en la Iglesia son una respuesta eficaz y ya en acto a estas exigencias.

[00105-04.03] [ud002] [Texto original: italiano]


Sr. Francisco José GOMEZ ARGÜELLO WIRTZ, Co-fundador del "Camino Neo-Catecumenal" (España).

La humanidad está pasando de una mentalidad rural a una mentalidad urbana. Nos hallamos ante un cambio de época. La cultura de las grandes ciudades (cf. Ap. 17, 18) sumerge al hombre en el secularismo y en el anonimato.

El Papa ha dirigido a los Obispos de Ontario estas palabras: "No debemos permitir que el anonimato de la gran ciudad invada nuestras asambleas eucarísticas" y ha invitado a hacer de la parroquia una comunidad de pequeñas comunidades.

Salir de la gran ciudad para entrar en la Jerusalén celeste: he aquí la obra de la Iglesia. ¿Cómo? Volviendo al primer modelo apostólico, como ha dicho el Papa en el mensaje al IV Simposio de las Conferencias Episcopales de Europa.

El Camino Neocatecumenal abre en las parroquias un itinerario de formación católica, una iniciación cristiana post-bautismal de tipo catecumenal, vivida en pequeñas comunidades, que refuerza la fe de los que están cerca y llama a la fe a los alejados. Por ello, es urgente que las estructuras de la Iglesia sean renovadas; que la parroquia pueda convertirse en "una aldea celeste", con una nueva estética: un catecumenium, con espacios modernos, para el culto y para la vida de las pequeñas comunidades, un modelo social más humano, capaz de abrir espacios a una nueva cultura.

Nosotros desearíamos hacer una propuesta concreta: que se constituya una Comisión Pontificia para la actuación de la nueva evangelización, de acuerdo al espíritu del Concilio Vaticano II, promoviendo el anuncio del kerygma y de la iniciación cristiana de los adultos, abiertos a la vida, capaces de amar al otro en la dimensión del enemigo "como nos ha amado Jesucristo".

[00106-04.04] [UD003] [Texto original: italiano]


Rev. Hna. Marie Noëlle HAUSMAN, S.C.M., Superiora General de las Hermanas de Sagrado Corazón de María (Bélgica).

La Vida consagrada no puede reducirse a los problemas de vocación o de envejecimiento. Ella representa una manera particular de manifestar a Jesucristo en Europa. Es a condición que pueda comprometerse más en la vida de los Consejos que ella podrá manifestarse de nuevo en nuestro tiempo.

[00107-04.04] [UD004] [Texto original: francés]


Sres. Stanislaw GRYGIEL, , Instituto "Giovanni Paolo II", Pontificia Universidad Lateranense (Polonia).

Cristo presente en la Iglesia se encuentra con la enfermedad que nos corroe a cada uno de nosotros y que el Evangelio llama mundo. El mundo de hoy es como era y como será siempre. Lo fundan la concupiscencia de los ojos, la concupiscencia de la carne y la soberbia de la vida (1 Jn 2,16). Ellos nos abaten, fragmentan en nosotros ese conjunto orgánico que es, como lo dice Dios en el acto de crearnos (Gen. 1, 28), el amor, el conocimiento y el trabajo. Separados el uno del otro, los tres degeneran en las técnicas para hacer diversas cosas. Hacemos el amor pero no amamos, hacemos el conocimiento pero no conocemos y hacemos el trabajo pero no trabajamos. Este activismo, que se manifiesta en el amor, al máximo, filantrópico, en el mejor de los casos, en el conocimiento que conoce sólo aquello que él mismo construye, en el trabajo que mira solamente lo que es útil y placentero, hace que también el hombre y Dios sean tratados como si fuesen objetos para utilizar racionalmente mientras sirvan. El amor, el conocimiento y el trabajo, enfermos, secularizan y politizan nuestros pensamientos filosóficos y teológicos y nuestras acciones, aún las pastorales. En lugar de adecuarnos al ideal que es la razón de lo real y de nuestra vida, nos adaptamos a las enfermedades, convirtiéndonos en sus objetos. Seducidos por las verdades que funcionan como si fuesen la verdad, olvidamos que somos sujetos. Como consecuencia, nos hacemos no idóneos para el matrimonio, la familia, la sociedad, lo cual significa convertirnos en no idóneos para la Iglesia.

La evangelización, que no restaura nuestra idoneidad para los otros y para el Otro, la evangelización que no nos ayuda a salir del "país lejano" donde la única idoneidad es la de "saciarnos de algarrobas" de las que se alimentan los puercos (Lc. 15, 13 y 16), la evangelización que no nos conduce a la Trascendencia del Padre, donde podemos gozar de la dignidad real de ser sujetos soberanos, fácilmente cae en el moralismo basado en tal o cual ideología que promete algún reino utópico.

Jesucristo, comenzando su trabajo apostólico, ha gritado "Convertíos y creed en la Buena Nueva" (Mc. 1, 15); "Convertíos porque el Reino de los Cielos ha llegado" (Mt. 4, 17). Para la evangelización no bastan las bellas palabras "sí, sí!". Quien no se arrepiente no va a trabajar en la viña del Padre, como demuestra la parábola de los dos hijos con el audaz comentario final: "Los publicanos y las prostitutas pasan delante de vosotros" (cf. Mt. 21, 28-32). Esta parábola debería ser leída antes de cada convención, cada simposio y cada sínodo.

Convirtiéndose, es decir, adecuándose continuamente a Dios presente en los otros, el hombre re-nace como sujeto. Es, por lo tanto, convirtiéndose como el hombre descubre nuevamente y reconoce la propia identidad al amar, al conocer y al trabajar. De hecho, nuestro amar es solamente un re-amar aquello que ya es amado, nuestro pensar es sólo un re-pensar aquello que ya está pensado y nuestro trabajo es solamente un colaborar. En caso contrario, nuestros pensamientos y nuestras acciones nos dejan fácilmente adaptarnos al mundo, es más, funcionan como si fuesen sus resultantes. Los objetos de los objetos no aman, no conocen y no trabajan. La verdad que libera al hombre se cumple en nuestra conversión a Dios y no en el vaivén determinado por el mundo.

Después de una noche de trabajo estéril, los apóstoles, junto a Pedro, fueron una vez más a la parte profunda y echaron las redes, esta vez, en la Palabra que es Cristo "y las redes se rompían" por la cantidad enorme de peces (Lc. 5, 4-7). Sucede siempre así. Echando en cambio las redes en las palabras adecuadas al mundo, las echamos en direcciones erradas.

Siento el temblor con el cual cada Pedro lee las palabras de Cristo: "Simón, Simón, Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos" (Lc. 22, 31-32). Siento este temblor, pero yo, ¿yo mismo tiemblo? Quien no se convierte no es apto para el trabajo pastoral.

Aquél que se convierte a Dios muere a sí mismo en la esperanza de poder resucitar en Él; y este asciende a Dios, que desciende. El morir a sí mismo en la entrega a Dios, convierte al hombre en una zarza ardiente; de hecho, cada uno arde de aquello a lo cual se convierte. Las zarzas ardientes son testimonios-mártires. En su morir y en su esperar resuena el "Yo-Soy" que libera a los hombres del mundo y los conduce a la Tierra Prometida (cf. Ex. 3, 14) de quienes son Memoria, aún cuando el mundo la ofusca y debilita.

[00108-04.05] [ud005] [Texto original: italiano]


Sr. Denis VIÉNOT, Presidente de la "Caritas" Europea (Francia).

En nuestra región de mestizaje entre los pueblos, las 49 oficinas de Caritas en Europa - eran una veintena en 1989 - son actores de unidad por su compromiso con una caridad creativa, la solidaridad, la justicia y la fraternidad con el prójimo, cercano como lejano, en Europa y en el mundo entero.

Las Caritas de Europa central y oriental están ahora comprometidas, como todas las otras, en todos los ámbitos de la acción social y de la sanidad, con una finalidad de promoción real de las personas y de las comunidades.

El lugar dado al ejercicio de la caridad, como la que se hace en la Caritas entre otras, es constructiva, como en muchas otras áreas de la Iglesia definidas por el Concilio Vaticano II. El espacio en una Caritas de laicos, en especial de las mujeres, es reveladora de su lugar en la vida de la Iglesia; la colaboración de una Caritas con otras Iglesias, protestantes y ortodoxas, revela el funcionamiento concreto del ecumenismo; la colaboración de una Caritas con la sociedad y sus instituciones revela el lugar de la Iglesia en la sociedad democrática, ya que proclama su voluntad de erradicar la pobreza y revela una Iglesia al servicio de la familia humana. La misión confiada a una Caritas por su Iglesia, revela la voluntad de esta última de hacer, en su seno, un espacio verdadero y digno para los pobres, para ser una Iglesia de los pobres.

La Caritas constituye, para numerosas personas, el único lugar de contacto con la Iglesia, su único lazo. Es verdad, para los pobres, beneficiarios y actores junto a Caritas, como para los colaboradores asalariados y voluntarios o para la mayor parte del gran público. Para algunos, la puerta de la Iglesia es demasiado difícil de franquear; Caritas les permite entrar por la ventana. En un mundo mediático, la función social de la Iglesia se valoriza, dándole una visibilidad. Y la propuesta de la fe consiste, también, en un testimonio de la caridad y de la promoción de la justicia.

La Caritas en Europa expresa su mejores deseos en honor de este Sínodo:

- siendo muy grave la situación de muchos países del Sur, especialmente de Africa, el Sínodo podría manifestar la solidaridad del compromiso de la Iglesia universal hacia los pueblos de ese continente, gravemente afectado por dramas naturales o políticos, por la pobreza y las migraciones, mientras muchas potencialidades de desarrollo están esperando, como en un campo labrado en descanso.

- Debido a que los pueblos y las sociedades europeas sufren graves injusticias que afectan a los más pobres - que pensamos, se deben, entre otras causas, a los efectos del desempleo generalizado y a la situación de las mujeres solas con hijos o a la de los inmigrantes. El Sínodo podría subrayar el compromiso de las Iglesias de Europa en las transformación de las estructuras injustas de esas sociedades.

[00109-04.04] [UD006] [Texto original: francés]


Sra. Mijo BECCARIA, Presidente del "Bureau International Catholique de l'Enfance" (Francia).

Mi intervención versará sobre dos puntos:

- las condiciones necesarias para una buena utilización, por parte de los cristianos de la influencia de los medios de comunicación social;

- la necesidad de una movilización renovadora sobre las cuestiones de la educación y en especial de la educación a la fe.

[00110-04.04] [UD007] [Texto original: francés]


Rev. Hna. Jolanta OLECH, U.S.J.K., Superiora General de las Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante y Presidente de la Conferencia de Superioras Mayores de los Institutos Femeninos de Polonia (Polonia).

Según el Instrumentum laboris, parece que la Iglesia de Europa tenga poco en cuenta la vida religiosa para su impulso de renovación. Los religiosos están convencidos que tienen que dar a la causa de Cristo una contribución valida también hoy. El problema de las transformaciones y de las crisis lleva a una reflexión crítica y a la consciencia de tener que volver, con un compromiso más esencial, a la secuela de Cristo, dejándonos transformar por su gracia y testimoniando su amor. Nos lleva a una conciencia que nos hace volver al origen y a la autenticidad de nuestros carismas de fundación, sabiendo traducir estas líneas guía en los programas concretos de vida personal y de comunidad, de formación y de servicio.

En cuanto al servicio, hay muchos espacios en los cuales los religiosos han dado, dan y pueden continuar a dar su contribución: una vida fraterna de comunidad, lugar de amor, de reconciliación, de maduración de las personas abiertas en el horizonte de un mundo sin divisiones ni fobias; una presencia evangelizadora y de apoyo en tantas miserias del mundo moderno; presencia entre los jóvenes, para acompañarlos a crecer de modo justo; la pastoral de la familia; para la defensa de la vida y tantos otros ámbitos...

La mesa es grande y hay sitio para todos. Deseamos con firmeza que la Iglesia cuente con nosotros, que considere nuestra contribución de vida y de servicio en sus estrategias pastorales. Una palabra de confianza por parte del Sínodo podría convertirse en un fuerte estímulo para el desarrollo y la renovación de la vida religiosa.

[00111-04.03] [UD008] [Texto original: italiano]


Sra. Ludmila GRYGIEL, Instituto "Giovanni Paolo II", Pontificia Universidad Lateranense (Polonia).

La actual crisis de la Iglesia europea es una ocasión privilegiada porque nos permite entender mejor los rasgos fundamentales del mensaje cristiano y de la misma Iglesia. La Iglesia actua en el mundo, pero su acción la trasciende. La esencia de su misión no es de este mundo; ella mana de la potencia salvadora de Cristo, por lo que no está condicionada por los acontecimientos de la historia temporal. Cristo salva a los hombres según las paradójicas reglas de la Divina Misericordia, cuya lógica nos induce a esperar que Dios salvará a todas las Sodomas europeas y que encontrará en Europa los diez hombres justos, o sea los hombres unidos con el Único Justo.

El desconcierto del hombre de hoy, entre numerosas propuestas de felicidad temporal, acentúa su nostalgia de Dios y reaviva su esperanza de unirse a Él. El hombre europeo experimenta, de forma dolorosa, cuan indispensable es lo eterno para su propia vida espiritual. Desea dialogar con Dios para expresar sus inquietudes y pedirle el sentido de la vida. La pregunta dirigida a Dios sobre el sentido de la vida, se convierte en oración y como tal expresa, y explica, la esperanza del hombre. En otros términos, el hombre sale de la soledad a través de la oración.

Hoy, muchos dirigen a la Iglesia la misma pregunta que los discípulos dirigieron a Cristo: "Señor, enséñanos a orar" (Lc 11, 1). Si su pregunta no es atendida, ellos se van, a lo mejor a los budistas o a las sectas. No nos olvidemos que los discípulos han dirigido esta pregunta cuando han visto orar a Jesucristo. Por lo cual, no hay sólo el peligro de que la pregunta de los hombres deseosos de rezar no sea atendida, sino que la dirigirán siempre menos a los cristianos. La crisis de fe y de esperanza que estamos viviendo está causada, en gran parte, por el hecho de que los cristianos rezan poco. Sin oración la fe duda y la esperanza se debilita.

La oración es el idioma materno del alma cristiana, la usan los Papas, los teólogos, las campesinas. Sin la oración un creyente está mudo, aunque haga largos discursos. Pero si se olvida de esta lengua materna, su esperanza no se expresa, es sofocada por palabras inadecuadas a la realidad a la que se dirige. La oración revela el carácter extático de la persona humana; hace que salga de sí misma y se alce hacia Dios. A través de la oración el hombre puede saborear la eternidad y, al mismo tiempo, influir en el curso de la historia terrestre. La oración que no se limita a palabras recitadas, pero que se convierte en actitud de vida, salva del riesgo de un activismo superficial y de la desesperación por derrotas pasajeras. La oración no es nunca egoísta, sino comunitaria: cada hombre que reza participa al "mirabile commercium" de la Iglesia orante de todos los tiempos. La Iglesia es dinámica y viva cuando constituye el espacio de los intercambios; el intercambio de oración, de sacrificio y no sólo de opiniones.

El patrimonio espiritual de la Iglesia es rico de medios para la enseñanza de la oración, pero quizá la Iglesia Occidental (a diferencia de la Iglesia Oriental) en su pastoral y en su catequesis no saca todavía bastante "agua viva" (cfr. G 4, 10) del profundo pozo, alimentado por los grandes místicos. Con mucha frecuencia nos limitamos a admirar sus múltiples e importantes actividades - que seguramente han forjado la historia de la Iglesia y de Europa -, pero no aprendemos de ellos la oración, nos olvidamos que cuanto más han actuado, más han rezado.

Los místicos son nuestros maestros de oración y también de servicio a la Iglesia en situaciones difíciles. Movidos por el amor hacia la Esposa de Cristo, han regenerado con mucho trabajo la belleza ofuscada, ofreciendo "oraciones, deseos, lágrimas y sacrificios" (S. Catalina). Como todo amor, el amor por la Iglesia exige sacrificio y, a menudo, está lleno de sufrimiento. "Amor y dolor van juntos" (S. Faustina). Los místicos han reforzado la fe y confortado la esperanza de sus contemporáneos con medios pobres. Sin la pretensión de ser apreciados en el mundo, han aceptado ser no comprendidos e impopulares para el bien de la comunidad eclesial. Su servicio a la Iglesia estaba impregnado de su Sensus Ecclesiae y fundado en su obediencia a la Iglesia.

[00112-04.04] [UD009] [Texto original: italiano]


Rev. P. Jesús María LECEA SAINZ, S.P., Presidente de la Conferencia Española de los Superiores y Superioras Mayores (España).

El Instrumentum laboris apunta como una forma concreta de aportar esperanza a nuestro Continente europeo al espíritu comunitario. Este puede "romper las barreras de los prejuicios, los nacionalismos, la atomización de la sociedad ... Es urgente crear espacios para unas relaciones de auténtica solidaridad entre cada Iglesia, entre ricos y pobres, y también con las Iglesias de fuera de Europa, en una actitud abierta a todo el mundo" (IL 38-39). Europa tiene que resituarse en el concierto de los demás pueblos. Tiene que salir de sí misma y abrirse a los otros Continentes con un nuevo talante, abandonando planteamientos, actitudes, proyectos y realizaciones que implican formas explícitas o veladas de dominación. Si el mundo se nos ha hecho aldea global, Europa debe ocupar su puesto en ella de otra manera como hasta ahora lo ha hecho. Nuestra fe en el único Padre, el Padre de Jesús, nos lleva a soñar en una familia humana reunida, amorosa y fraterna. Hay algo que, a pesar de tantas sombras y la continua amenaza de volver a experiencias de totalitarismo autosuficiente y arrogante, emerge con cierta luz en las nuevas generaciones y en amplios sectores sociales: el respeto ante quien es diferente en cultura, etnia o religión; la solidaridad espontánea hacia el desaventajado; el conocimiento y la estima hacia cualquier pueblo de la tierra. Europa, sin embargo, da a veces señales - más entre sus dirigentes políticos que en sus ciudadanos de a pie - de querer cerrarse o de acaparar zonas de influencia en otros países para asegurarse su bienestar y calidad de vida, aunque sea en desventaja de los otros.

En este contexto la Iglesia está llamada a abrir caminos, los caminos del Espíritu, por donde ella caminar . Y mientras recorre esos caminos de comunión universal, invitar al pasante para que se sume al recorrido. La Iglesia conmocionó la sociedad pagana mostrando que se podía vivir de otra manera: "mirad cómo se aman". El espíritu comunitario es capaz de trazar y abrir esos caminos donde los hermanos se encuentran (comunidad de fe) y desde los que irradian sentido para la vida de los demás. Como religioso, sintiéndome portavoz de las hermanas y hermanos de mi país, puedo decir que en la vida comunitaria hay una fuente de esperanza. Vida comunitaria que recibimos como un don del Señor, no para la vida religiosa aislada en sí misma, sino para la Iglesia. De la vida comunitaria, cuando se vive desde la sencillez, y al mismo tiempo desde su profundidad en espíritu de fe, surge el espíritu misionero para darse a los hermanos. Necesitamos ser más ágiles para acudir donde está la necesidad. La Iglesia, si se hace solidaria con todos los hermanos está ya dando signos evidentes de que Jesús es el viviente en ella. Y siendo Cristo su esperanza, porque la mueve hacia delante, se hace también esperanza para quien esperar busca.

[00113-04.02] [ud010] [Texto original: castellano]


Rev. Hna. Tekla FAMIGLIETTI, O.SS.S., Abadesa General de la Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida (Italia).

Me dirijo a todos Vosotros como la última de vuestras hermanas de fe, para dar testimonio, también ante las Iglesias y las comunidades cristianas que representan, de la alegría y la gratitud de nuestro Orden y de cuantos -católicos y luteranos, autorizados representantes de las Iglesias y de los Estados- se alegraron por la proclamación de Santa Brígida de Suecia como co-Patrona de Europa. ¡Gracias, Padre Santo, por este don a Europa! ¡Gracias por este don a la Iglesia, es más a las Iglesias que están en Europa!

1. Brígida es profeta de los tiempos nuevos, para la nueva Europa. De ella recordamos sobre todo:

- la plena catolicidad, en el sentido de un apasionado amor a la Iglesia y al Sucesor de Pedro;

- la viva conciencia laical en la fidelidad a su vida conyugal y a su maternidad;

- la capacidad de conjugar contemplación, acción apostólica y atención a la dimensión política del vivir social;

- la genialidad en inculturar la fe, ocupándose, entre otras cosas, de traducir en primera persona la Biblia del latín al sueco;

- el coraje profético con el cual ha llamado a la vida recta y a los deberes cristianos a reyes y a reinas, Papas y sacerdotes, religiosos y simples cristianos.

2. Además, Brígida, se presenta a los hombres y mujeres de la nueva Europa como maestra de vida, indicándonos algunos senderos que se pueden recorrer:

- el "camino de la Cruz": es la palabra más seria del cristianismo y nada es cristiano sin la Cruz;

- el "camino de la unidad": Brígida nos empuja en la dirección de un ecumenismo espiritual y a la vez operativo, pidiendo a todos los cristianos de Europa que crezcan en la unidad con la oración y el "martirio" de una fe evangélicamente vivida;

- el "camino de la educación": Brígida, esposa tiernísima y madre de ocho hijos, nos estimula a que coloquemos nuevamente en el centro a la familia, para formar conciencias fuertes desde el punto de vista humano y cristiano;

- el "camino de la belleza": Brígida muestra el rostro atractivo de la Humanidad del Verbo, buscado, encontrado y adorado sobre todo en el drama del Calvario;

- el "camino de la santidad": su elección preferencial por los pobres; su fuerte sentido de pertenencia a Jesucristo en la Iglesia; la primacía de la Palabra de Dios; la oración que adora en el silencio de la contemplación; el sincero amor por el Sumo Pontífice: son algunos de los rasgos salientes de su extraordinaria santidad encarnada en la historia.

Que pueda Europa, con el ejemplo de su Patrona, encontrar nuevamente las santas raíces de su pasado cristiano. Que puedan las Iglesias en Europa comprender cada vez más que, sólo con la autoridad de la santidad, ellas pueden abrir para Europa un horizonte luminoso de esperanza y de comunión.

¡Santa Brígida proteja siempre al Santo Padre, a todos Vosotros y a nuestras amadas Iglesias!

[00114-04.04] [udo11] [Texto original: italiano]


Sr. Alain BESANÇON, Miembro del "Institut de France - Académie de Sciences Morales et Politiques" (Francia).

La emigración de los musulmanes en Europa es un hecho nuevo: de 4 a 5 millones sólo en Francia, una cifra comparable a las de los católicos practicantes. La historia enseña que la cohabitación pacífica del Islam y del Cristianismo es precaria (cf. Africa del Norte, Medio Oriente, España, Balcanes). En consecuencia, una Iglesia incierta sobre su fe está en peligro de pasar al Islam (Nestorianos, Monofisitas de Siria y de Egipto, Donatistas del Magreb, Arianos de España).

Hoy, algunos autores católicos exaltan los valores del Islam hasta perder de vista las fronteras que separan la Biblia del Corán. Por otra parte, en las periferias "islamizadas", muchos cristianos se sientes amenazados, lo que puede suscitar reacciones desagradables..

Convendría trabajar en tres direcciones:

1. tener el valor de mirar la realidad, tal como es y, en especial, no anegar el problema del Islam en el de la emigración en general.

2. Instruir los cristianos sobre lo que es el Islam, sobre todo, en sus aspectos directamente contrarios a la fe cristiana, pero siempre enseñando el respeto y la caridad hacia el hombre musulmán.

3. Instruir los cristianos en su propia religión. Por ello, no es admisible que los medios de comunicación católicos empleen, de forma usual, expresiones equivocadas como: "las tres religiones reveladas", "las tres religiones de Abraham", "las tres religiones del libro".

[00115-04.04] [UD012] [Texto original: francés]


Sr. Jesús CARRASCOSA, "Centro Internacional de Comunión y Liberación" (España).

Beatísimo Padre, en nombre del padre Giussani, junto a todos los amigos del movimiento de Comunión y Liberación, también expreso la gratitud hacia Vuestra Santidad por la invitación a participar en este Sínodo.

Debo confesar que he comenzado a percibir, qué es la venida de Cristo como respuesta a toda la vida después de haberlo buscado durante mucho tiempo por otros caminos sin resultado: las vías de la ideología que me parecían inmediatamente más atractivas y convincentes en su fuerza de explicación y cambio de la realidad. De repente, sin embargo, ante mis ojos se revelaron por lo que son: incapaces de cumplir la promesa de plenitud y de felicidad que vibra en el corazón del hombre. Solamente encontrando a Cristo en la carne de su Iglesia he experimentado la correspondencia con las exigencias y preguntas de mi corazón, mi razón y mi afectividad. Aquello que entonces, hace tantos años, me había conducido a perder la presencia de Cristo en mi existencia fue una concepción dualista: separaba la fe de la vida, la fe de la razón, reduciendo a Cristo a profeta social o a inspiración moral.

Justamente por la experiencia vivida creo poder observar que esta tentación de dualismo sigue estando presente entre los cristianos de Europa. Si en los años Setenta ella se resolvía en un activismo social y político, muy ideológico, hoy asume la forma de un espiritualismo desencarnado hasta un inevitable moralismo, esclavo de la ley.

El alba de un nuevo inicio para mi, ya adulto, fue un encuentro humano. Lo excepcional que es Cristo se me hizo presente, a través de la fragilidad concreta del signo por Él elegido: un grupo de amigos, una compañía que era una comunión vivida, cuya vida era más atractiva y acabada que la del grupo de cristianos anárquicos de los cuales formaba parte (cf. Instrumentum laboris, n° 45): «Una Iglesia verdadero lugar de comunión»). El encuentro no ocurrió en la penumbra de una sacristía porque a la iglesia, no iba desde hacía bastante tiempo. Ocurrió más bien en la escuela donde yo enseñaba.

Aquello que me impactó de esos amigos fue que no me hablaron de Cristo sino que me propusieron Su presencia real como respuesta razonable, que abarcaba todos los aspectos de mi vida y su amistad como lugar de verificación de tal correspondencia.

Si el cristianismo fuese solamente una doctrina o una moral, anunciarlo sería difícil, sería un asunto de especialistas y entendidos en la materia, que interesaría a pocos o ninguno. Interrogarse sobre la dificultad de la misión en Europa, significa volver a descubrir la simplicidad absoluta del método de Cristo, del Dios con nosotros: Jesús es una presencia humana que colma toda la vida y la cambia. Por lo tanto, se necesitan que algunos cristianos sean conscientes y estén persuadidos de hacer presente a la Iglesia en sus comunidades.

Tal cambio exalta los factores originales de la experiencia humana según tres dimensiones: un juicio nuevo que se convierte en cultura, es decir conciencia crítica y sistemática de la experiencia y mirada valorizadora de cada minúsculo jirón de verdad presente en el otro (ecumenismo); la caridad como ímpetu de participación y afirmación gratuita del destino del otro, de su bien que es Cristo, hasta el perdón,; la misión como conciencia de que todo nos es dado por Cristo y que la vida consumida por Él (cf. II Cor, 5) se convierte en ansia a fin de que todos lo conozcan dentro de la materialidad de la existencia. De este modo el cristiano realiza un testimonio sostenido por los Sacramentos y la Autoridad.

[00116-04.04] [ud013] [Texto original: italiano]


Sra. Juana CARRASCOSA, "Centro Internacional de Comunión y Liberación" (España).

Deseo, antes de nada, expresar mi gratitud por la invitación que me ha dirigido Su Santidad a participar en este Sínodo. Doy las gracias al Santo Padre también en nombre de Comunión y Liberación, que es la experiencia que me ha generado y consiente profundizar el acontecimiento cristiano.

Hace algunos días, conversando con Don Giussani sobre esta Asamblea, decíamos que Europa ha obtenido su fisonomía del cristianismo, es decir, del lugar y de la compañía que asegura al hombre el descubrimiento y el redescubrimiento de todos los factores fundamentales de la existencia.

De hecho, la experiencia cristiana exalta la dignidad del hombre como criatura que razona y, por lo tanto, como autoconciencia del creado, en cuanto él se descubre a sí mismo como relación directa con el Misterio que hace todas las cosas, y como la libertad. Ella reconoce que todo depende de Dios y que, por lo tanto, toda acción de la existencia debe coincidir con la voluntad de Dios. En consecuencia, cada acción del hombre es obediencia, aunque sea siempre desproporcionada al Misterio.

Todo olvido o rebelión representa una mentira para la autoconciencia del hombre, mentira que se llama pecado.

No hay nadie que nace justo, que pueda evitar la experiencia en su propia existencia de la huella del pecado original, o sea, la imposibilidad de ser, con las propias fuerzas, verdaderamente aquello a lo que ha sido destinado. De este imposibilidad nos libera Jesucristo de Nazaret, Dios encarnado, compañía humana en nuestro destino.

Cristo libera el mundo a través de la prolongación, en el tiempo y en el espacio, del acontecimiento que es la Iglesia, fuente de luz y fuerza para el juicio y el comportamiento del hombre.

La participación al Sacramento - signo eficaz de la presencia de Cristo - en el que el hom bre vive la existencia por voluntad de Dios, representa la irrupción del Eterno en el tiempo y en el espacio. El bautizado es, de este modo, protagonista nuevo en la escena del mundo, sobre todo, a través del testimonio del proprio cambio, como nos lo ha recordado el Papa en el discurso inaugural: "Europa del Tercer milenio, la Iglesia... te vuelve a proponer a Cristo, verdadera esperanza del hombre y de la historia. Te lo propone no sólo con las palabras, sino especialmente con el testimonio elocuente de la santidad". Dicho cambio puede llegar a la generación de obras distintas en su utilidad para el hombre, lugares de verdadera esperanza, signos de una alba incipiente de nueva humanidad en las tinieblas. de una barbarie que incumbe hoy en Europa, para la gloria humana de Cristo en la historia.

[00124-04.05] [ud014] [Texto original: italiano]


Sra. Rosemary Ann SMITH, Miembro del Instituto Secular "Caritas Christi" (Gran Bretaña).

Instrumentum laboris, n° 82.

Para miembros de Institutos seculares: "la vida diaria como lugar privilegiado para testimoniar y proclamar la fe en Jesucristo Resucitado" (IL 82).

Un vida de:

- consagración a Dios y a su Iglesia

- vida en medio de las realidades del mundo

- fusión de oración y acción

- testimonio de celibato

- trabajo y apostolado en el mundo y desde él

- compromiso con la parroquia y la diócesis

- comunión con los hermanos miembros

[00125-04.04] [UD015] [Texto original: inglés]


Sr. William STAINSBY, Presidente del "Newman Institute" y Responsable del "Centre for Faith and Culture" de Irlanda (Irlanda).

Desearía sugerir una estrategia para reforzar y promocionar la familia como generadora y transmisora de una cultura trinitaria y profundamente humana en la sociedad. La civilización del amor, al centro de la cultura cristiana, empieza por casa cuando los pequeños empiezan a conocer al Salvador y cuando, a través del testimonio de sus padres, empiezan a aprender a vivir en sociedad. Para el amor del mañana, la Iglesia necesita continuar e intensificar su respuesta, coordinada a las necesidades experimentadas en la vida familiar contemporánea. Invertir en la gente debe anteceder la inversión en propiedades, como por ejemplo, formando profesionales seleccionados que dediquen su tiempo y talento al servicio y apoyo a los padres e hijos, que deberían ser pagados de acuerdo adecuadamente.

1. No puedo pensar en una iniciativa más efectiva para el nuevo Milenio que el establecimiento de un "Centro de Vida Familiar" en cada diócesis o de un Centro compartido por más diócesis. Su finalidad sería la provisión de catequesis abierta y liberadora y, al mismo tiempo, acorde a la exigente doctrina de la Iglesia. También se desarrollarán y facilitarán recursos en favor de las verdades evangélicas y objetivas. Las raíces positivas, los gérmenes y los frutos positivos del ser, partícipes de las preocupaciones actuales de los padres y de los hijos surgirán provechosos, incluyendo vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.

2. Relacionado al "Centro de Vida Familiar" se puede establecer una "Asociación de Familia a Familia" que promocionaría:

- una visión centrada en Jesucristo. Del mismo modo que una planta echa raíces en la tierra adecuada, la familia enraizada en el Evangelio, experimenta los frutos de los cuales depende la cultura cristiana: amor, sacrificio, perdón y un estilo de vida modesto. Compartir los recursos, espirituales como materiales, puede ser un aspecto predominante de esta Asociación.

- Un Informativo que podría llamarse, "Vida Familiar Hoy", que ponga en contacto la red de familias, individuos y otras Asociaciones diocesanas.

- Programas de solidaridad con Asociaciones similares regionales, nacionales o internacionales para crear relaciones personales, sociales y culturales más profundas en Europa, promoviendo contactos familiares y parroquiales más próximos, sobre todo, con Europa Central y Oriental.

Se dará vida a estas iniciativas o similares, a través de la convicción que la renovación de la familia es el camino más breve para la nueva evangelización de la cultura europea. Christus Urget Nos!

[00104-04.04] [UD001] [Texto original: inglés]


INTERVENCIÓN DEL DELEGADO FRATERNO

Después, ha intervenido el Delegado Fraterno, S.E.R. Mons. LONGIN, Arzobispo de Klin, Representante permanente de la Iglesia Ortodoxa Rusa (República Federal de Alemania).

INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)

Para terminar, participó S. Em. el Cardenal Edward Idris CASSIDY, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Publicamos a continuación el resumen de su intervención:

El Consejo Pontificio Europeo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos se encuentra muy halagada por la atención puesta al ecumenismo en el Instrumentum Laboris y en la excelente Relatio ante Disceptationem del Cardenal Ruoco Varela. Estos documentos nos dan una indicación del progreso llevado a cabo en los últimos años en el campo de la doctrina y en las relaciones entre las Iglesias católicas y las comunidades Eclesiales en Europa. En este Sínodo, la presencia entre nosotros de una gran cantidad de Delegados fraternos, incluidas las Iglesias Ortodoxas, es un signo de este progreso. Nosotros les estamos muy agradecidos por ser parte de este Sínodo.

Sin embargo, no podemos estar satisfechos con el progreso llevado adelante. La Instrumentum Laboris declara que "la mayoría está convencida que la carencia de unidad entre los cristianos debilita el testimonio de la comunidad de fieles y, en consecuencia, requiere urgentemente de una pronta colaboración con las otras Iglesias cristianas y las comunidades Eclesiales". Aunque la mayoría está convencida, hay algunos que todavía no lo están, siendo un obstáculo para un mayor progreso. También aquí se siente que la información no está recibiendo la atención que merece, especialmente entre el clero y otros agentes pastorales.

También se han mencionado otros encuentros, tal como el llevado a cabo en Graz. No debe caber duda que la participación de los fieles en dicho evento, y de manera especial, de los jóvenes miembros de nuestras comunidades, es un factor positivo y una "contribución al reforzamiento y difusión de la sensibilidad ecuménica". El diálogo de la verdad necesita estar acompañado por el diálogo del amor. Pero el diálogo del amor, también conocido como "ecumenismo carismático", también requiere del diálogo de la verdad o "ecumenismo institucional", si es para conseguir una efectiva y positiva contribución para buscar la unidad, y no caer en la confusión e "irenismo falso" (Uus, 79). Como claramente declaró Juan Pablo VI en la encíclica sobre el compromiso del Ecumenismo, Ut unum sint, n°36: "El amor de la verdad es la dimensión más profunda de una auténtica búsqueda de la plena comunión entre los cristianos".

El n° 65 de la Instrumentum Laboris trata del "problema de las sectas" y recapitula "la complejidad y variedad de fenómeno relacionado con las sectas". Se hace una distinción entre las "sectas que tienen un origen cristiano y las que están basadas en otras religiones o en cierto tipo de humanismo". No me parece que las sectas sean tratadas de manera adecuada que la definición proporcionada sea precisa. En otras Asambleas especiales del Sínodo de los Obispos, en particular el realizado en América, fue hecha, de una parte, una distinción entre los grupos Evangélicos y Pentecostales y, del otro, las sectas. Es verdad que las primeras suelen ser bastante agresivas hacia la Iglesia católica, sin embargo, estos son cuerpos cristianos, no sectas. También ellos tienen el Salvador Jesucristo, el mismo bautismo y las mismas Sagradas Escrituras. Doctrinalmente, ellos están lejos de la Iglesia católica, aunque si, recientemente, ha sido posible, tanto en América del Norte como del Sur, así como en otros lugares, iniciar una fructífero diálogo con algunos Evangélicos y Pentecostales, con quienes en las plazas y a menudo nos encontramos de la misma parte, frente a las cuestiones éticas y morales. El Consejo Pontificio Europeo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos propone que la palabra "secta", si debiese ser utilizada, esté restringida a aquellos movimientos religiosos que son no-cristianas, en su origen., o son eclécticos en cuanto tienen fuentes de verdad y doctrinas diferentes de las Sagradas Escrituras.

El movimiento Ecuménico es, sin lugar a dudas, una señal que Jesucristo está vivo en su Iglesia y es un signo de esperanza para Europa para el próximo Milenio. Ciertamente, en Europa se ponen grandes desafíos para las Iglesias. Estos deben entenderse como obstáculos a la predicación del Espíritu Santo. Aunque espero que el Sínodo los vea como retos mas que como obstáculos. Hay una gran riqueza de la experiencia pastoral entre los miembros de este Sínodo. No sólo Europa sino otras partes del mundo esperan ansiosamente saber de vuestra contribución en el camino en el que la Iglesia en el siglo XXI debería responder a los desafíos, que también ellos comparten.