Synodus Episcoporum 8 - 4.10.1999

QUINTA CONGREGACIÓN GENERAL
(LUNES 4 DE OCTUBRE DE 1999, POR LA TARDE)

 

INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)

Esta tarde lunes 4 de octubre de 1999, en presencia del Santo Padre, en el Aula del Sínodo en el Vaticano, a las 17:05 horas, con la oración Pro Felici Synodi Exitu, ha dado comienzo la Quinta Congregación General de la Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obipos, para la continuación de las intervenciones en el Aula. Presidente Delegado de turno S. Em. el Cardenal Paul POUPARD, Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura.

En esta Congregación General, que se ha concluido a las 19:05 horas con la oración del Angelus Domini, estaban presentes 159 Padres.

INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)

Después han intervenido los siguientes Padres:

Rev. P. Joseph William TOBIN, C.SS.R., Superior General de la Congregación del Santísimo Redentor

S.E.R. Mons. Elías YANES ALVAREZ, Arzobispo de Zaragoza

S. Em. Card. Józef GLEMP, Arzobispo de Varsovia

S.E.R. Mons. Henryk MUSZYÑSKI, Arzobispo de Gniezno

S.E.R. Mons. Alfons NOSSOL, Obispo de Opole

S.E.R. Mons. Patrick Altham KELLY, Arzobispo de Liverpool

S.E.R. Mons. Gabino DÍAZ MERCHÁN, Arzobispo de Oviedo

S. Em. Card. László PASKAI, O.F.M., Arzobispo de Esztergom-Budapest

S.E.R. Mons. Louis-Marie BILLÉ, Arzobispo de Lyon

S.E.R. Mons. Reinhard MARX, Obispo titular de Pedena y Auxiliar de Paderborn

S.E.R. Mons. Telesphore Placidus TOPPO, Arzobispo de Ranchi (India) y Moderador de la Oficina para la Evangelización en la "Federation of Asian Bishop's Conferences" (F.A.B.C.)

Rev. P. Timothy RADCLIFFE, O.P., Maestro de la Orden de los Frailes Predicadores

S.E.R. Mons. Lucian MUREªAN, Arzobispo Metropolitano de Fra y Alba Julia (Rumania)

S.E.R. Mons. Ennio ANTONELLI, Arzobispo emérito de Perugia-Città della Pieve y Secretario General de la Conferencia Episcopal

Damos a continuación los resúmenes de las intervenciones:

Rev. P. Joseph William TOBIN, C.SS.R., Superior General de la Congregación del Santísimo Redentor

Esta intervención está dirigida a la contribución especial que la teología moral puede hacer a la misión de la Iglesia en Europa. La cultura europea está marcada por la paradoja: las razones para el desaliento (Instrumentum laboris 11-16) pueden llevar también semillas de esperanza. La teología moral es un don para la misión de la Iglesia siempre que muestre que la vida moral del cristiano puede, desde luego, ser buena noticia. Para explicar cómo la teología moral puede ser un don para el momento actual en Europa, es necesario reconocer los elementos que caracterizan este momento y, entonces, indicar el tipo de teología moral que responde a los desafíos de dicha situación. Dos tendencias son, en especial, dignas de mención: la tendencia hacia la privatización de la experiencia religiosa a expensas de su proclamación pública, y la difundida aceptación de que moralidad equivale a ley civil, lo cual va en detrimento de la base ética necesaria a toda ley positiva. Con todo, incluso estas tendencias llevan semillas de esperanza. Una religión personalmente motivada es mejor que una de mera conformidad; el respeto a las leyes civiles es preferible a la anarquía social. ¿Qué tipo de teología puede ser una guía que ayude a la cultura europea a discernir en este frágil momento ético? El primer elemento crucial es la necesidad de una teología moral que se tome en serio la cuestión de Dios y la imagen de Dios que implica reflexión moral. Una teología moral que dependa simplemente de normas filosóficas abstractas no será capaz de ser una teología moral que verdaderamente tenga a Dios como referencia. Como san Alfonso, patrono de los moralistas y confesores, necesitamos proclamar la verdad moral como verdad salvadora. El Dios que se revela en Jesucristo es el Dios que viene a salvarnos con una redención abundante. La imagen de Dios es, de este modo, muy concreta pues se refiere sólo a la verdadera imagen de Dios, Cristo (Col 1, 15ss) y porque intenta transmitir esta imagen de Dios en Cristo como un servicio a la conciencia de la gente de hoy en día (Lumen Gentium 8; Veritatis splendor 64). En muchas de sus partes, el Instrumentum laboris hace referencia a los signos de esperanza en Europa. Es mi opinión que, en materia ética, hay un déficit de esperanza frente a las complejas cuestiones a las que nos enfrentamos. Este déficit puede ser dirigido de forma concreta por una teología moral que muestre, de forma más clara, como el Dios del Perdón está verdaderamente interesado en la libertad, la justicia y la fraternidad de los pueblos del continente europeo.

[00064-04.04] [IN046] [Texto original: inglés]


S.E.R. Mons. Elías YANES ALVAREZ, Arzobispo de Zaragoza

1. Para realizar la "nueva evangelización" en Europa la Iglesia ha de hacer presente el misterio del amor de Dios que se nos ha manifestado en Jesucristo (1 Jn 4,8-16). Ha de hacerlo con plena fidelidad a la revelaci6n divina, anunciando a Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, corno el "Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 14,6). De este modo Cristo aparece ante el hombre, en la Iglesia, como fuente de esperanza.

2. Pero los evangelizadores para ser creíbles, deberán anunciar la verdad evangélica con amor y humildad hacia aquellos a quienes pretenden evangelizar (Cfr . Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, 1975, n.79), No es posible mostrar que "Dios es Amor" sino evangelizando con amor.

Nuestro Santo Padre decía en la encíclica "Veritatis Splendor", citando a Pablo VI: "No disminuir en nada la doctrina salvadora de Cristo es una forma eminente de caridad hacia las almas. Para ello ha de ir acompañada siempre con la paciencia y la bondad de que el Señor mismo ha dado ejemplo en su trato con los hombres. Al venir no para juzgar sino para salvar (Cfr. In 3,17), El fue ciertamente intransigente con el mal, pero misericordioso con las personas" (Juan Pablo II, Veritatis Splendor, 1993, n.95; Pablo VI, Humanae Vitae, 1968, n.29),

En otro contexto, en la homilía de la canonización de Edith Stein, el Santo Padre decía: "En nuestro tiempo la verdad se confunde a menudo con la opinión de la mayoría.Además está difundida la opinión de que hay que servir la verdad incluso contra el amor o viceversa. Pero la verdad y el amor se necesitan mutuamente... Santa Teresa Benedicta de la Cruz nos dice a todos: no aceptéis como verdad nada que carezca de amor. Y no aceptéis corno amor nada que carezca de verdad. El uno sin la otra se convierte en una mentira destructora" (11-X-1998),

Dice San Agustín: "La victoria de la verdad es el amor" ("Victoria veritatis est caritas", Sermo 358,1). EI mismo santo define la felicidad como "gaudium de veritate", "el gozo de la verdad" (Confesiones X, 23).

[00065-04.02] [in047] [Texto original: castellano]


S. Em. Card. Józef GLEMP, Arzobispo de Varsovia

1. La esperanza es un deber.

La esperanza es una realidad que proviene del futuro. La esperanza y la espera en una situación buena o mejor respecto a la de ahora. La expectativa del mal no entra en el concepto de esperanza cristiana. Para nosotros creyentes es Dios quien llega con el futuro. Justamente, Jesucristo es el Patrón del siglo futuro. Para los no creyentes el futuro es el efecto de la actividad económica o política, permanece pero no es del todo previsible.

2. Europa, a menudo sometida a reformas.

Al final de este siglo, Europa emprende un autoreforma muy amplia. Muchas veces en su historia, ha organizado o reorganizado la vida socio-política de su continente. La Iglesia ha estado presente en cada reforma. Entre las cuales, merece ser mencionada la reforma emprendida en el año 1000. Los autores del nuevo orden de entonces eran: el papa Silvestre II, francés; el emperador Otón III, alemán y el santo mártir Adalberto, arzobispo y monje, checo.

Otra organización de la vida europea tuvo lugar durante el Congreso de Viena, en 1815. A pesar de los esfuerzos del Cardenal Consalvo, que consiguió salvar para la Santa Sede algunos territorios, la reforma, con la restauración del antiguo régimen, no hacía referencia a la esperanza teológica.

Después de la caída del primer totalitarismo, los políticos de entonces, al reflexionar sobre los espantosos efectos de la II Guerra Mundial, redactaron en París, en 1948, la "Declaración Universal de los Derechos Humanos". La caída del segundo totalitarismo maduraba con el tiempo. Cuando el Pacto de Varsovia desaparece, empiezan a crecer estructuras fuertes como la OTAN (organización no del todo europea) y se engrandece la idea de la Unión Europea. La Iglesia, por lo tanto, quiere ayudar esta obra con los dones de que dispone y, sobre todo, con el don del Espíritu Santo que es esperanza en Cristo.

3. Los medios a disposición de la Iglesia.

El instrumento más eficaz para acercar la esperanza al mundo es la persona de Juan Pablo II, su magisterio y sus actividades. Además, la Santa Sede. Entre los instrumentos no apreciados suficientemente se hallan los organismos episcopales en ambiente europeo: COMECE y CCEE. En cuanto cristianos, estamos poco presentes en los medios de comunicación social. Quizá nos falta el coraje para entrar en ambientes culturales y buscar en ellos amigos de confianza.

Las celebraciones del Gran Jubileo en cada país, en las metrópolis o en las diócesis, podrán acercar la belleza de la esperanza de Cristo a los alejados.

[00066-04.04] [IN048] [Texto original: italiano]


S.E.R. Mons. Henryk MUSZYÑSKI, Arzobispo de Gniezno

La mayor parte del Instrumentum laboris tiene una forma descriptiva y presenta las condiciones y los desafíos modernos en los cuales es proclamado el Evangelio de la esperanza de hoy. La parte central: Jesucristo viviente en su Iglesia da el fundamento teológico para la esperanza cristiana. En mi intervención trato de explicar el valor teológico de la afirmación de san Pablo contenida en Col 1,27 "es Cristo en vosotros la esperanza de la gloria". Cristo entre vosotros y con vosotros (en hemin en su doble significado). El versículo

Col 1,27 parece ser esencial para la correcta interpretación teológica, la unidad de la esperanza ya presente en el Cristo resucitado y la esperanza escatológica: Cristo de la gloria. Creo que mi comunicación puede profundizar en el sentido teológico de la esperanza cristiana.

[00067-04.06] [in049] [Texto original: italiano]


S.E.R. Mons. Alfons NOSSOL, Obispo de Opole

Este Sínodo trata, de forma definitiva, de Jesucristo. La nueva evangelización debería estar relacionada a una cristología renovada, a una nueva imagen de Cristo.

Recordamos las imágenes de Cristo que se repiten en la historia de la fe: el pantocrátor, el didascalos, el doliente, la figura del Corazón de Jesús, el Salvador del arte crístico. Después, en la cristología inició un periodo sin imágenes, que duró hasta que en el pensamiento de Teilhard de Chardin nació el "Cristo cósmico". Últimamente, ha adquirido gran importancia, sobre todo, la imagen de Cristo "pro-existente" (Heinz Schürmann). El principio "pro" (Cardenal Ratzinger) pertenece a la esencia misma del ser cristiano. Estar presente para los otros, la "pro-existencia" radical (hasta la muerte en la cruz) permite, aún hoy, motivar una fe que mira más allá, un amor que mira más en profundidad y una fe que mira de modo distinto.

La imagen de Cristo "pro-existente" contiene también un componente ecuménico muy rico. Sólo juntos, viviendo radicalmente como cristianos la "pro-existencia" universal, podremos dar un testimonio creíble y prometedor en nuestro continente en fase de transformación. Desde el punto de vista teológico, de aquí nace también la auténtica alegría como fruto del Espíritu Santo (cfr. Gal 5, 22). Justo ahora, nuestra Europa necesita ver una mayor alegría en nuestro testimonio. Por último, y con este fin, quisiera citar una importante afirmación de nuestro gran poeta romántico de la Alta Silesia, el barón Joseph von Eichendorf: ¡Allí donde hay una persona entusiasmada, se encuentra la cumbre del mundo!

[00068-04.04] [IN050] [Texto original: alemán]


S.E.R. Mons. Patrick Altham KELLY, Arzobispo de Liverpool.

Un Sínodo enraizado en una lectio divina será auténtico. Tal vez la lectio divina que necesita este sínodo es la que está contenida en el Libro del Apocalipsis. El Sínodo puede y debe "leer nuevamente las páginas de la Escritura y encontrar otra vez en ellas signos, hechos y palabras que son 'figura' de Cristo y de su presencia" (Cfr. Instrumentum laboris, n. 27). Una lectio divina extraída del Apocalipsis puede ofrecer sólidos fundamentos para la reflexión, el trabajo, los frutos y la aplicación práctica de este Sínodo. El Apocalipsis afirma que el Cordero que ha sido sacrificado es el Señor de la Iglesia. Nos asegura que el Señor está con la Iglesia. Estamos llamados a aceptar aquello que el Señor le dice a la Iglesia y recibimos la oración "! ¡Ven, Señor Jesús!" (Ap 22, 20), con todo lo que ésta implica.

[00069-04.04] [in051] [Texto original: inglés]


S.E.R. Mons. Gabino DÍAZ MERCHÁN, Arzobispo de Oviedo

Una característica de algunos pueblos de Europa y, desde luego, del pueblo español, es su actitud agresiva contra la institución eclesial y clerical, que condiciona nuestros esfuerzos de nueva evangelización. Muchos cristianos recelan de la Iglesia cuando propone principios de fe o de moral, haciendo más dificil la nueva evangelización.

Entre las causas que han llevado a esta situación me parece importante la siguiente: La Iglesia estuvo en España excesivamente unida al poder civil y a otros poderes de este mundo durante siglos. La experiencia reciente de la restauración democrática operada después de la guerra civil impide todavía a muchos reconocer los esfuerzos sinceros de la Iglesia por llevar a la práctica las orientaciones del Concilio Vaticano II y el sincero apoyo prestado a favor de los derechos humanos en los años de nuestra transición política.

EI reconocimiento de los fallos y errores de la Iglesia en el tiempo pasado es un factor de positiva influencia para muchos que todavía dudan de su sinceridad. EI examen de conciencia que el Santo Padre nos propone como medio oportuno para celebrar el Jubileo del 2000, debería abarcar el presente y provocar en todos nosotros la conversión sincera y el rechazo claro de todo cuanto nos aleja del modelo de Iglesia y de evangelización que Cristo nos enseña, de palabra y de obra, a favor del Reino de Dios.

Este Sínodo nos ayudará al discernimiento en el Espíritu de los presentes desafíos . Entre otros sugiero los siguientes:

Ayudar a los cristianos bautizados a encontrar la fe personal y a profundizar en la conversión a Dios y a la comunión en la Iglesia.

Favorecer la formación de comunidades cristianas en plena comunión con la Iglesia. La nueva evangelización exige una sincera actitud ecuménica y la profesión de amor a la Iglesia católica y a sus enseñanzas.

Desarrollar la conciencia apostó1ica de los laicos cristianos, para que sean principales protagonistas de la nueva evangelización la sociedad secular, testimonio de santidad y de compromiso en la construcción de un mundo más justo y solidario.

No confundir la nueva evangelización con fórmulas de nueva cristiandad o de paternalismo y prepotencia en la sociedad. La misión de la Iglesia es la de ser fermento, servicio, lugar de encuentro y acogida de todos los cercanos o los alejados con sincero respeto a la libertad personal, a la verdad y al amor fraterno.

EI camino de la nueva evangelización se iluminará si los cristianos europeos estamos más cercanos de quienes sufren pobreza, miseria y marginación por la causa que sea. A los pobres, preferidos de Cristo, se dirigen preferentemente la Buena noticia de la salvación y las bienaventuranzas.

[00070-04.03] [in052] [Texto original: castellano]


S. Em. Card. László PASKAI, O.F.M., Arzobispo de Esztergom-Budapest

Desde hace diez años la democracia ha reemplazado a la dictadura. En una sociedad democrática, la vida de toda la comunidad depende de las diversas partes políticas elegidas por los ciudadanos según su orientación ideológica, sus valores morales y religiosos. Los miembros de la actual sociedad ya no son espectadores pasivos de los acontecimientos tal como ocurre en la dictadura, sino que son constructores activos de toda la sociedad. Es necesario, por lo tanto, que los ciudadanos, sobre todo los fieles de la Iglesia, sean una parte activa en la edificación de la sociedad. Para tal fin, son necesarios el conocimiento de las orientaciones de las partes y la conciencia de la responsabilidad de los ciudadanos en la participación al voto, del cual depende el futuro ordenamiento de la sociedad.

Creo que es por lo tanto oportuno incluir también entre las prioridades la responsabilidad de los fieles en el conocimiento de las orientaciones de las diversas partes y, al mismo tiempo, la participación en el voto.

En nuestra región hay fieles que conocen poco la doctrina de la Iglesia ya que no han recibido una catequesis suficiente. Estos fieles, como progenitores, desde el punto de vista religioso, no pueden educar bien a sus propios hijos.

Considero por lo tanto oportuno incluir entre las prioridades también la catequesis constante de los adultos y la formación de las diversas comunidades de fieles en las parroquias.

[00071-04.04] [in053] [Texto original: latino]


S.E.R. Mons. Louis-Marie BILLÉ, Arzobispo de Lyon

En referencia al Instrumentum laboris n. 78, hablo de la educación de los niños y los jóvenes.

1. Primero en la sociedad. En una sociedad en continua transformación, las transmisiones se hacen mal; la educación es, al mismo tiempo, la principal preocupación y la mayor dificultad de nuestra sociedad. No podemos pensar en la educación a la fe independientemente de lo que pasa en toda la sociedad.

2. Después, en la Iglesia. Como educadores a la fe, tenemos que mirar del modo justo la realidad y no ignorar las considerables dificultades que tenemos ante nosotros, dificultades que vienen de los padres, de los niños o de los jóvenes, del contexto en general.

Recordemos algunos datos básicos:

- la educación, y la educación a la fe, son una preocupación de toda la Iglesia y no sólo de los especialistas;

- esta educación requiere un profundo sentido de la gratuidad;

- un joven puede ser libre sólo si es invitado a escuchar;

- tenemos que tener en cuenta lo que ya prepara a los jóvenes a recibir el Evangelio.

[00072-04.04] [IN054] [Texto original: francés]


S.E.R. Mons. Reinhard MARX, Obispo titular de Pedena y Auxiliar de Paderborn

1. Como subraya el Instrumentum laboris en el n. 42, la renovación de la catequesis, que parece ser urgente para una nueva evangelización, no debe perder de vista la "supremacía de lo espiritual". El testimonio del Dios cada vez más grande hace a la Iglesia humilde. Entonces ya no aparece como aquella que sabe sino como una comunidad de oración y de reverente celebración de la Liturgia. La Iglesia tiene que demostrar que ella misma está inmersa en el arrollador misterio de Dios. La catequesis representa de este modo una introducción a esta experiencia y una invitación a recorrer un camino común, lo cual significa descubrir una nueva vida. Ella no puede detenerse a "mitad de camino".

2. Este aspecto reviste una importancia fundamental también en la labor de la Iglesia a la hora de dar un "alma" a la sociedad moderna en Europa (cf. Instrumentum laboris, nro. 51). Europa, tanto Oriental como occidental, se caracteriza ya por la democracia liberal. La Iglesia expresa claramente su complacencia por este desarrollo. La democracia moderna vive, sin embargo, de presupuestos que ella misma no puede garantizar, pero de los cuales es co-responsable. Al Estado no puede sino importar que estos presupuestos, enraizados en último análisis en la religión, sean discutidos públicamente. El mayor servicio que la Iglesia puede ofrecer a la sociedad es, por lo tanto, el de anunciarle el Evangelio pública e integralmente. Por el bien de la sociedad, ella no puede circunscribirse a la esfera privada. La proclamación de Dios, que en Cristo se ha unido a cada persona confiriéndole así una dignidad inviolable (cf. Encíclica Redemptor hominis), ya no es una cuestión privada sino que es, por su naturaleza, "pública" y el Estado debería admitirla positivamente.

[00073-04.04] [in055] [Texto original: alemán]


S.E.R. Mons. Telesphore Placidus TOPPO, Arzobispo de Ranchi (India) y Moderador de la Oficina para la Evangelización en la "Federation of Asian Bishop's Conferences" (F.A.B.C.)

1. La historia testimonia el hecho de que la Iglesia en Europa vibraba mucho más cuando llegaba a los pueblos de otros continentes para compartir con ellos la verdad, la luz y la vida que había recibido. Se pueden poner muchos ejemplos. Es suficiente referirse a una experiencia: el despertar de la población indígena en la franja tribal central de la India, por obra de la Iglesia de Bélgica, en la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad de este siglo. El llamado milagro de Chotanagpur fue, claramente, el fruto de una extraordinaria generosidad y vitalidad de una Iglesia europea.

2. En otros continentes, pueblos en apariencia destinados a la miseria, o incluso a la extinción, experimentaron la poderosa intervención de Dios a través de la mediación de los misioneros, enviados y completamente apoyados por la Iglesia europea, viva en Jesucristo. Testimoniando una nueva y maravillosa oleada de vitalidad apostólica y espiritual, ellos expresan su profunda gratitud a las Iglesias de Europa que les dieron vida en abundancia. Sin dudarlo, exhortan a las Iglesia en Europa a creer que un renovación de su impulso misionero es el camino seguro para la propia revitalización y consolidación.

3. Desde luego, los contextos, los tiempos y los métodos cambian, llamando a nuevos procedimientos. Pero entre todos ellos, uno debería ser ciertamente considerado: la visión de la vida en común entre la vieja y la nueva Iglesia; la promoción, formación y apoyo del clero indígena; la construcción de sociedades religiosas y de vida apostólica no europeas; el patrocinio de las causas de santos misioneros por su capacidad, a través de los continentes, de realzar la gloria de Dios y la bondad de la humanidad; y, por último, la más que declarada importancia de reintegrar la unidad cristiana en casa como fuera de la misma.

En conclusión, me gustaría que todos nosotros orásemos por el resultado efectivo de este Sínodo a través de la intercesión del Santo Hijo de Europa Occidental, el venerable Padre Constant Lievens, y de la Santa Hija de Europa Oriental, la sierva de Dios, Madre Teresa: luces de los faros misioneros de la Iglesia europea consumidas por la sed abrasadora de Jesucristo vivo en ella. El fuego debe arder.

[00074-04.04] [IN056] [Texto original: inglés]


Rev. P. Timothy RADCLIFFE, O.P., Maestro de la Orden de los Frailes Predicadores

En el proceso a los que conspiraron para matar a Hitler en julio de 1944, el juez dijo: "Nosotros, nacionalsocialistas, y vosotros, cristianos, tenemos una sola cosa en común: todos reivindicamos a la misma persona". La cristiandad reivindica de forma absoluta a Cristo. En nuestra sociedad, cualquier reivindicación absoluta puede parecer un totalitarismo. En este siglo, Europa ha sido crucificada por ideologías que han hecho reivindicaciones absolutas: comunismo, fascismo, nazismo, que una sociedad multicultural rechaza. La gente, incluyendo los cristianos, encuentran un significado en muchas realidades: la vida familiar, la política, las identidades nacionales, la religión. Incluso muchos cristianos comprometidos se convierten en sospechosos por cualquier reivindicación absoluta. En una sociedad multicultural, escogemos los valores como si los cogiéramos de los estantes del supermercado. ¿Cómo podemos hacer una absoluta reivindicación de Cristo?

La crisis de autoridad dentro de la Iglesia es un síntoma de una crisis más amplia en nuestra cultura europea. Cualquier autoridad externa que me diga en lo que debo creer o qué es sospechoso. Someterse a la palabra de otro sería perder mi libertad y mi autonomía. No responderemos a ese miedo solamente afirmando la autoridad de la Iglesia de un modo más fuerte. La gente opondrá resistencia o no hará caso. ¿Qué tenemos que hacer? La historia de Emaús nos ofrece unas cuantas pistas: nos narra una crisis de autoridad superada. Los discípulos huyen de Jerusalén. Han oído el testimonio de las mujeres sobre la Resurrección, pero no están convencidos. Esta es, a menudo, nuestra experiencia en Europa. Proclamamos nuestra fe con confianza, pero nuestro testimonio no tiene autoridad. "A Él, no le vimos".

Frente a su ceguera, Él les explica las escrituras. Lucha con sus mentes. Vemos aquí la autoridad de la razón. Es un primer paso: "No ardieron nuestros corazones dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino". La Iglesia debe apelar a las mentes de los hombres y mujeres, para que den sentido a su experiencia. Pero esto no es suficiente, pues nuestra sociedad está también marcada por una crisis de confianza en la razón.

Los discípulos huyeron. Él camina con ellos, acepta su hospitalidad. La Iglesia tendrá autoridad sólo si compartimos los viajes de la gente, si nos conmovemos con sus desilusiones, sus preguntas y sus dudas. A menudo hablamos sobre la gente: las mujeres, los pobres, los emigrantes, los divorciados, los que abortan, los prisioneros, los afectados por el SIDA, los homosexuales, los tóxicodependientes. Pero nuestras palabras para Cristo no tendrán menos autoridad a no ser que demos autoridad a su experiencia, aprendamos su lenguaje, aceptemos sus dones.

Lo que finalmente abre los ojos de los discípulos es verle partir el pan. Nuestras palabras deben darle la bienvenida a los extranjeros. Hablamos con la autoridad de Cristo, en quien todas las cosas están unidas. La culminación de la historia de Emaús es que los discípulos vuelven a Jerusalén a proclamar su fe. La crisis de autoridad no se resuelve con la sumisión, si no más bien con la proclamación. Ellos mismos se convierten en autoridad. Como las mujeres debemos, con confianza, proclamar nuestra fe. Pero no podemos responder a la crisis de autoridad sólo afirmándola de modo más fuerte, martilleando. Para mucha gente esto confirmarías sus temores sobre la autoridad de la Iglesia. Necesitamos demostrar que la Palabra no es sólo externa: es más íntima a nuestro ser de cualquier otra palabra que podamos pronunciar, pues entra en los lugares más oscuros del corazón humano, ofreciéndonos un hogar. Entonces, seremos capaces de hablar de la absoluta reivindicación de Cristo con autoridad.

[00075-04.04] [IN057] [Texto original: inglés]


S.E.R. Mons. Lucian MUREªAN, Arzobispo Metropolitano de Fra y Alba Julia (Rumania)

La situación de la Iglesia greco-católica en Rumania a los diez años de la caída del comunismo y a los ocho del Sínodo de Europa.

La visita del Santo Padre en Rumania.

Esperanzas florecidas después de la caída del "muro", camino recorrido, más sufrimientos, grandes esperanzas para el futuro.

La relación con los hermanos ortodoxos, dificultades y esperanzas en el camino ecuménico.

[00076-04.05] [in058] [Texto original: italiano]


S.E.R. Mons. Ennio ANTONELLI, Arzobispo emérito de Perugia-Città della Pieve y Secretario General de la Conferencia Episcopal

Es necesario situar constantemente en el centro de la atención el tema fundamental del Sínodo "Jesucristo viviente en su Iglesia, fuente de esperanza para Europa".

Para la nueva evangelización de Europa es necesario reavivar en los cristianos el conocimiento de la Iglesia como cuerpo vivo y sacramento de Cristo en la historia. Esto comporta una experiencia vivida por la Iglesia como misterio, comunión y misión, una espiritualidad difusa análoga a la que se constata en las nuevas comunidades y en los nuevos movimientos eclesiales. Dicha espiritualidad comunitaria y misionera ofrece el testimonio de un amor lleno de esperanza y responde a la angustia, frecuentemente olvidada, del hombre europeo frente al sufrimiento y a la muerte y ofrece una calidad de vida mejor de la que puede dar la civilización del bienestar.

La propuesta de una experiencia de la Iglesia como cuerpo vivo y manifestación de Cristo en la historia es la perspectiva unificadora de las tareas del Sínodo, en la cual deberían ser tratados los múltiples argumentos que conciernen a los sujetos y a las estructuras, las dinámicas y las actividades eclesiales, el compromiso de los fieles en la sociedad.

[00077-04.05] [in059] [Texto original: italiano]