Día de los abuelos                                                                                   MÁS

Que no lo lea el mundo comercial, pero la fiesta de San Joaquín y Santa Ana podría ser muy bien el "Día de los abuelos". Esta entrañable pareja, que siguió de cerca los pasos de Jesús Niño, representa a todos aquellos que ponen un especial acento de ternura en la vida de sus nietos y tienen con ellos esa sintonía tan característica entre la vida que empieza y la que declina.

Los abuelos, si bien no son los primeros protagonistas en el desarrollo humano y cristiano de los niños, juegan en él un papel importantísimo y, en ocasiones, hasta suplen lo que los padres, por unas razones u otras, no pueden hacer. Éstos llevan, en efecto, el peso de la educación de sus hijos, pero los abuelos la complementan con su experiencia, su cariño y hasta poniéndole contraste a lo que los padres hacen, cuando permiten "caprichitos" que éstos niegan. Porque los nietos y los abuelos son unos aliados entrañables y traviesos para bien del desarrollo afectivo de los niños.

En ocasiones, la función de los abuelos se convierte en especialmente necesaria, cuando por alguna circunstancia tienen que suplir la falta de sus padres o sus carencias educativas. La Iglesia les recomienda el despertar religioso de sus nietos: acercarlos a los símbolos, a los sentimientos y a las actitudes cristianas y ponerlos en contacto con el mundo religioso que para ellos es tan querido.

Por todo eso y por otras muchas razones, que a ninguno se nos escapa, los abuelos bien merecen tener un día de homenaje al año, como lo tienen los padres y las madres.

AMADEO Rodríguez
Semanario "Iglesia en camino"
Archidiócesis de Mérida-Badajoz
Número 264. 26 de julio de 1998