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Edith Stein: Armando
Gargiulo s.j. |
3.3:
Experiencias que aceleran su camino |
3.3 - Experiencias que aceleran el camino
En 1915 estalló la Primera guerra mundial. Edith, ni bien superado el examen de Estado en Filosofía, presentó una solicitud a la Cruz Roja para ingresar en el servicio sanitario. Así se prestó como "auxiliar", por muchos meses, en un grande hospital militar para enfermedades infecciosas en Weisskirchen, en territorio austriaco. A las protestas de su madre respecto a esta decisión, ella contesta: "¿Si la gente estaba obligada a sufrir en las trincheras, por qué yo tenía que estar lo mejor de ellos?" (6). Por su parte, quiere todavía, continuar este servicio, piensando en todos sus colegas que están en el frente (y alguien no volverá vivo). Pero no obtiene la renovación.
Por cierto, esta experiencia ha estada para Edith una ocasión de crescimiento espiritual, como separación de sí misma y de su propios proyectos cientificos, una mayor amplitud a los otros y un encuentro real con el sufrimiento y la muerte. Por la seriedad y la dedicación al trabajo de enfermera, al fin de la guerra recibe la "medalla del coraje" de la Cruz Roja.
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Edith
Stein auxiliar de la Cruz roja, en 1915 |
En la vida de la joven Edith, en estos años (1915-1919), no faltan pruebas, como desiluciones sentimentales, problemas familiares, crisis espirituales, estando empeñada en los desarollos del camino "fenomenologíco" del maestro Husserl, como auxiliar de cátedra. Edith no está de acuerdo con estos desarollos, y siente el peso demasiado grande de esta colaboración. Ella que ha tan deseado un empleo de enseñanza en la Universidad - y Husserl mismo sostiene su solicitud - vee fracasar cada intento en esta dirección (octubre de 1919).
Pero en el noviembre de 1917 recibe la noticia de la muerte de Adolf Reinach, matado en el frente de las Ardenas. Para Edith es un trauma, porque, además ser un maestro, Adolf Reinach es un amigo suyo y un confidente. Ahora, estando junto a la viuda Anna Reinach, y colaborando con ella en la clasificación de los papeles de su marido que tienen que ser publicados, ella vive una experiencia de vida y de fe, toda positiva.
Los cónyuges Reinach se eran convertidos en el protestantismo desde hace un año. Pero, ya el marido se sentía vecino al catolicismo, como resultaba de sus Notas sobre una filosofía de la religión. Fue su mujer a desear pronto el bautismo: "no prejudicamos el futuro; cuando estaremos en la comunión con Cristo, Él nos llevará donde querrá. Entramos en su Iglesia, no puedo más esperar!".
Y con esta prueba suprema, la muerte de su marido, Anna encuentra en la "comunión con Cristo" mucha fuerza y paz. Así ella no recibe pero distribue consolación a todos los cuales están cerca de ella. Para Edith es una experiencia de la Cruz de Cristo, fundamental, como más adelante, confiará a P. Hirschmann, jesuita ( 7).
4 - Bautismo: conversión en Cristo
Edith llega al bautismo el 1° de enero de 1922. Había dejado su trabajo de auxiliar de cátedra de Husserl (1919) y se era apartada en Breslavia, concentrandose sobre la investigación personal filosófica y religiosa, y también trabajando duramente en los campos, con inagotable dedicación... muy silenciosa y secreta... parecía concentrada, como asimilada de una meditación ininterrumpida...
El domingo acompañaba Hedwig a la iglesia protestante, por la misa. Un día observó: "Para los protestantes el cielo está cerrado, para los católicos está abierto". También ante de la conversión Edith tenía un profundo respeto por la Eucaristía, presagiando su inefable misterio (18).
Un fragmento autobiografíco sobre el drama interior que ella está viviendo, podemos leerlo en un texto escribido por Edith sobre la "Causalidad psíquica", publicado propio en 1922 en los Anales de Husserl: "Hago proyectos para el futuro y organizo mi vida presente. Pero en el profundo estoy segura que algún acontecimiento será producido y echará todos mis proyectos. Es la fe viva, la fe verdadera que no acepto todavía, y yo estoy impediendo a esta fe de volverse activa por dentro de mí".
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En
Bergzabern Edith Stein recibió el Bautismo, |
El texto, muy hermoso, sigue describiendo la transformación que acontece en esta condición de "reposo en Dios", naciendo del silencio de la muerte y desembocando en una afluencia de nueva vida, por medio de la presencia de una "Fuerza que no es la mía y que se vuelve activa por dentro de mí, sin alguna violencia a mi actividad".
Así podemos aprovechar el sentido del grito: "Esta es la verdad!" Lo que Edith siente repetir en su espíritu, al fin de la lectura de la autobiografía de Santa Teresa de Avila, con estas palabras: "Realizo máximamente la verdad dedicando mí misma, y dejandome totalmente al Amor" (Giov. 33,21; Ef 4,15). La "fe" en Cristo no era solo la conclusión de su larga investigación intelectual, pero la síntesis de una "nueva vida" efectuada por la gracia.
5.1 - Edith y su sentirse hebrea
Esto es un punto muy importante para entender cuanto la historia de Edith es "profética". Pensamos a lo que acontece, más o menos en los mismos años, en un otro grupo de amigos hebreos pasados al cristianismo evangélico: Eugen Rosenstock, Hans y Vicktor Eherenberg, gravitantes alrededor de la Universidad de Lipsia.
Uno de ellos, Franz Rosenzweig (1886/1929), en un primero momento estaba decidiendo de bautizarse, pero, después, siente un temblor de orgullo por su propia raíz hebraica y, polémicamente, en una larga comparación con su amigo Rosenstock, nega que hay una base común entre los hebreos y los cristianos con una ascendencia hebraica. "No hay más algún sub-estrato hebraico vivo dentro del cristiano militante, según Rosenzweig, el cruzamiento judío-cristiano no es admisible."Volviendose cristiano no se es más hebreos porque se cesa completamente de serlo. Por la verdad… lo ha sido nunca, porque la viva pertenencia a la comunidad sinagogal no habría permitido el pasaje al cristianismo" (8).
Esta era la mentalidad dominante. La madre de Edith, por ejemplo, no pudo entender nunca y aceptar la conversión en Cristo de su hija, la cual continuaba a frecuentar la sinagoga con ella: era una traición, una separación radical de los bienes más preciosos: el proprio pueblo, la propia religión! El filosófo hebreo Henry Bergson, también acabado en Cristo de los evangelios, durante su largo camino, en los últimos años de su vida (1859-1941) vacilaba en hacer el bautismo en la Iglesia católica, porque tenía miedo de parecer alejado de su pueblo proprio en el momento más duro de la persecución nacista.
Ahora no hay duda que la conversión en Cristo de Edith - acontecida col bautismo del 1° de enero de 1922 - no solo no indicó la separación o la traición de su ser hebrea, por el contrario, paradójicamente, indicó un nuevo descubrimiento de su propia hebraícidad.
Husserl, un día dijo, hablando de la conversión de Edith Stein: "En ella todo es verdadero… Pero, al fin, hay, por dentro de todo hebreo, un absolutismo y un amor por el martirio" (20).
Así, como una "verdadera hebrea" atraida por Dios, Edith vive solo por Él, con la mirada fija sobre su Señor crucificado, Jesús nazareno, el Rey de los judíos, y el deseo de inmolarse por Cristo es una sola cosa col deseo de inmolarse por su pueblo.
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Susanne
Biberstein, sobrina de Edith |
Sobre este asunto, además las fuentes citadas, he hallado en Internet un óptimo estudio del P. Jean Sleiman, Definidor General del Orden de los Carmelitas Descalzos, leído en el Congreso Internacional sobre Edith Stein, dado en el Teresianum en Roma en octubre de 1998, en ocasión de la canonización.
La mentalidad dominante en el ambiente familiar es exprimida - después mucho tiempo - por una sobrina de Edith, Susanne Batzdorff-Biberstein: "Volviendose católica, nuestra tía había dejado su pueblo; su ingreso en convento indicaba al mundo externo una voluntad de separarse del pueblo hebreo" (9)
Por el contrario, durante la homilía por la beatificación (1987), Juan Pablo II, con conocimiento de causa, afirmaba: "Recibir el bautismo no significó en alguna manera para Edith Stein, dejar el mundo hebraico. Por el contrario ella afirma: "Cuando tenía 14 años, dejé de practicar la religión hebraica y en primer lugar, después mi vuelta en Dios, me sentí hebrea".
Edith se siente "hija de Israel" y será orgullosa de eso por toda la vida, porque siente que su pueblo es el pueblo de Cristo: "No se puede aunque imaginar cuanto es importante para mí, cada mañana cuando me voy en la capilla, repetirme, alzando la mirada al crucifijo y a la imagen de la Virgen: tenían mi mismo sangre!" Al padre jesuita Hirschmann escribió "No se puede imaginar cosa significa para mí ser hija del pueblo elegido, significa pertenecer a Cristo no solo con el espíritu, sino, con el sangre también". Como "hebrea", Edith no piensa en la "estirpe". Hundida en el misterio de Israel, contempla en el Cristo crucificado, "Rey de los judíos", la llena realización de las promesas, de las expectativas de la alianza divina con su pueblo. Por eso todos los hebreos pertenecen a Cristo!
Acuerdamonos la fecha de nacimiento de Edith: el 12 de octubre de 1891, día del Kippur, la fiesta hebraica del perdón y de la reconciliación. Ahora Edith, vuelta católica y próxima a entrar en el orden carmelita, contempla el vínculo profético entre el día del Kippur y el día del Viernes Santo: "El día de la Reconciliación del antiguo Testamento es la figura del Viernes Santo: el cordero inmolado para los pecados del mundo representa el Cordero Inmaculado". Cristo, "aceptando de murir víctima, es el eterno Sacerdote".
Cristo, por lo tanto, pertenece al pueblo hebreo, pero la Iglesia también - afirma exultando Edith en el "Diálogo nocturno": "Ví la Iglesia nacer por el corazón de mi pueblo. Por su corazón, yo ví nacer después, como tierno sarmiento florecido, l’Inmaculada, la toda Pura, la descendente de David". Y "en el corazón de la Virgen", hija de Israel, "por el corazón de Jesús yo ví fluir la abundancia de la gracia".
NOTAS
6 - Cf. J Bouflet, Edith Stein, filosófa crucificada, Paoline, Milano
1998, pp.113-114
7 - Por el Diario de Sr. Aldegonda, en E. De Miribel, Edith Stein,
Paoline, Milano, 1987, p.50
8 - F. Rosenzweig - E. Rosenstock, La raíz que lleva, Cartas sobre el Hebraísmo
y Cristianismo, Marietti, Genova 1992, Introdución de Gianfranco Bonola,
p.23
9 - J. Sleiman ocd, Edith Stein, Martír de Cristo para su pueblo, en Simposio
Internacional: Edith Stein, Testigo por hoy, Profeta por mañana,
Teresianum, Roma 1998.
1:
Ambitos de su investigación
- 2: Familia hebraica y educación en familia |
3.3:
Experiencias que aceleran su camino |