DISCUSION DE ALGUNOS PUNTOS IMPORTANTES

 


 

 

ARBITRARIEDAD DE LA TESIS SOBRE UNA FASE ARRELIGIOSA

En primer lugar, ¿es necesario colocar al principio de la historia un período totalmente arreligioso? La tesis fue sostenida antaño por Lubbock[13], al mismo tiempo que la tesis de la promiscuidad primitiva de los sexes. Extraña ver cómo actualmente tanto una tesis como otra son todavía defendidas. Tratada con toda justicia, ya en 1909, por A. Van Gennep, de fantástica, la teoría de la promiscuidad de los sexos, ha sido destruida por la crítica detallada a la que la sometió Edward Westermarck, en la segunda edición de su gran H'staria del matrimonio[14]. En cuanto a la suposición de una ausencia total de religión en los primitivas, Lubbock alegaba en su favor el ejemplo de algunas tribus particularmente groseras. Pero, uno a uno, estos ejemplos (que no hubieran probado gran cosa) resultaron falsos. Recientemente, pueblos que eran considerados ateos han revelado a observadores más pacientes creencias que no se sospechaban en ellos. Las informaciones circunstanciales de Strehlow sobre los Arunta de Australia Central contradicen las negaciones demasiado precipitadas de Spencer y de Gillen, y los yaganes de la Tierra del Fuego, en oposición a las afirmaciones de Darwin reproducidas por Frazer, han sido considerados, sin ninguna duda, como pueblos religiosos por Gusinde y Koppers[15].

Faltando el apoyo de la etnología, algunos recurren a la prehistoria. Antes de la edad de las cavernas, dicen, «nada se ha encontrado que pruebe que existía la religión». La cosa está clara. Pero este argumento negativo no tiene ningún alcance, porque ningún documento nos informa sobre la actividad espiritual de los hombres en esa edad anterior. No hay más razones para negar toda religión que para postular entre ellos, por ejemplo, el monoteísmo. No especulemos, como ya se ha hecho, sobre la religión del signatorio: sería, por lo menos, prematura. En todo caso, desde el período musteriense, el primero del que tenemos restos humanos un poco completes, la atención prestada a la sepultura atestigua un orden de preocupaciones que es difícil de poner en claro, pero que pueden, al menos en sentido amplio, llamarse religiosas.

El leninismo concede una gran importancia a 1a afirmación de una primera fase completamente arreligiosa de la humanidad, porque espera encontrar en ello una prueba de que la religión no responde a una necesidad esencial de la naturaleza humana, sino solamente a un estado transitorio de 1a sociedad. Por esta misma razón se opone a la teoría freudiana cuyo error, pretende, es «transformar una categoría histórica y social en una categoría eterna y biológica», y que ha hecho así de la religión, quiérase o no, un fenómeno inherente a la humanidad[16] Pero lejos de ser los hechos reales los que originan 1a tesis, está claro que es la tesis la que dirige la afirmación de los hechos.

¿DÓNDE EXISTE LA CULTURA MÁS ARCAICA?

¿Cuáles son de los «primitivos» que aun existen sobre nuestro planeta, los representantes de la cultura más arcaica?

Según una teoría aceptada durante mucho tiempo, seguida ciegamente por Durkheim, y a la que se adhiere, entre otros, Lévy-Brühl, serían, sin duda alguna, los indígenas de Australia Central. Lo grosero de su cultura haría ver en estos australianos a los más atrasados de todos los hombres, a los verdaderos primitivos. Pero esta ecuación entre primitivismo y grosería, justa en lo que concierne a los elementos materiales de una cultura, lo es mucho menos tal vez cuando se trata de elementos espirituales. Para formularla se supone que lo más grosero es también lo más simple. Pero, por una parte, si ello es generalmente cierto en el primer caso, no lo es forzosamente en el segundo: en tribus australianas como la de los Arunta, ritos y creencias, por groseras que sean, aparecen ya muy complicadas. Y, por otra parte, habría mucho que decir sobre la relación entre las dos ideas de primitivismo y simplicidad, relación completamente diferente según se trate de una simplicidad de pobreza o de una simplicidad de perfección.

TASMANOIDES Y PIGMEOS

Si se abandona este punto de vista sobre el espíritu para considerar las cosas más históricamente, aparecen nuevas direcciones. Sin duda, los progresos conseguidos con el método no permiten aún --si deben permitirlo alguna vez-- erigir un cuadro completo y definitivo de las diversas culturas en sus relaciones reales y su cronología relativa. El cuadro de Schmidt, que supone el esfuerzo mayor en este sentido, debe considerarse como una hipótesis de trabajo, elaborada después de una serie numerosa de observaciones, pero no como una adquisición irreformable. No concuerda, por otra parte, en todos los puntos con otras, como la de Graebner. Sin embargo, un hecho parece aclararlo. Sin decir nada de los Tasmanianos, cuya raza fue completamente destruida por los colonos ingleses en el espacio de un siglo (1777-1877), antes de que se hubiesen podido recoger sobre sus creencias informaciones concordantes, el grupo de poblaciones llamadas «Tasmanoides» y el de los Pigmeos presentan señales de gran antigüedad.

SU SITUACIÓN GEOGRÁFICA

Los signos extrínsecos, en primer lugar. Su situación geográfica los presenta como autóctonos expulsados de su suelo por nuevas capas humanas[17]: Kurnai y Chepara, rechazados a la extremidad sudeste de Australia; Bushmen del Africa del Sur; Yaganes y otras tribus de la Tierra de Fuego; Pigmeos de Asia o de Africa, que se mantienen con grandes dificultades en islotes (islas Andamán) o en aportadas profundidades de las selvas ecuatoriales[18]. Signos intrínsecos: la cultura material de estos pueblos es extremadamente rudimentaria . Esto es cierto sobre todo para los Pigneos, de quienes es precise decir algunas palabras.

RAZA Y CULTURA DE LOS PIGMEOS

Considerados largo tiempo como seres legendarios --Bufforn creía todavía que eran simios--, los Pigmeos no comienzan a ser conocidos un poco a fondo hasta la segunda mitad del siglo último, gracias a los trabajos del alemán Schweinfort y del francés De Quatrefages. En la actualidad son cada vez mejor conocidos aunque muy imperfectamente aun. Se les divide comúnmente en dos grupos, bajo los nombres convencionales de Negritos para los de Asia y Oceanía, y de Negrillas para los de Africa. Desde el punto de vista antropológico, forman, sin duda alguna, razas aparte. Su constitución física es original, no parece el resultado de una degeneración a partir de una raza negra. Si están, en casi todas partes, en vía de desaparición[19], es por causas completamente externas. Los más numerosos y prósperos son actualmente los del Congo Belga, que, según Schebesta, son cien mil, aproximadamente[20].

La mayor parte de esos hombrecillos ignoran aún la talla de la piedra; sólo utilizan la madera o el hueso. Algunos de ellos (los Andamanianos) no saben incluso ni producir fuego. Carecen de arte figurado. Sus hogares son simples abrigos de ramaje. No conocen la agricultura y viven de frutos y caza, medios de existencia insuficientes que los hacen depender de sus vecinos la mayor parte del tiempo. Nos encontramos aquí, según parece, con un conjunto cultural más arcaico aún que el de los australianos «paleolíticos»[21].

Por otra parte, las relaciones entre los pigmeos y las razas circundantes son más frecuentes y regulares de lo que se creyó en un principio. Además de los mestizaje, que son muy numerosos, se han ido produciendo mezclas culturales. Tampoco se encuentra aquí un «ciclo cultural» en estado puro, y para reconstruir la cultura pigmea original hay que dedicarse, según una pintoresca expresión de Schmidt, a operaciones de «química etnológica» o, como dijo Rabeau, al «análisis sociológico», operaciones pías o menos aventuradas siempre. No es seguro que, en algún caso, haya pigmeos que hablen su lengua original. Una observación atenta descubre con frecuencia en ellos, aunque en pequeñas dosis, animismo, magia, mitología, incluso totemismo, sin que haya media de afirmar con seguridad si son elementos recibidos de pueblos vecinos más «evolucionaron». Este hecho disminuye la importancia de la oposición, quizá artificial, que existe entre los etnólogos partidarios de la prioridad de los «australianos y los portidarios de la prioridad de los pigmeos». El reconocido arcaísmo de la cultura pigmea permitiría, al menos, ver con más claridad que el desarrollo del totemismo en el que algunos creyeron encontrar la primera forma de religión, es un fenómeno relativamente tardío, y aportaría un dato más al problema capital del origen de la idea de Dios.
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[13] The Origin of Civilization and the Primitive Condition of Man, 1870.

[14] Trad. franc. 1934, t.I, págs. 115 a 303. Ver también R. Lowie, Traité de sociologie primitive, ed. franc. completada por el autor, París, 1935.

[15] Ver Koppers, 3ra semana de etnología religiosa (Tilburgo, 1922), Págs. 316-328, Y «Etudes», 1922, t. 173, pág. 152-165. Unter Feuerland Indianen, Stuttgart, 1924. Este caso de los yaganes facilitó a Frazer uno de los argumentos en favor de su tesis general sobre la anterioridad de la magia.

[16] LUCIEN HENRY: Les origines de la religion, págs. 83 y 90.

[17] Es todavía una convicción común, en África, entre los negros y entre los pigmeos, que éstos fueron los primeros poseedores de la tierra Áfricana.

[18] Forman en la actualidad una serie de islotes repartidos por una vasta zona que se extiende de Oceanía a la costa occidental de Arisca. Se les encuentra en Nueva Guinea, en Filipinas, en Formosa, en alguno rincones de China, en Malaca, en las fronteras de Indochina y Siam, en el Océano Indico, en las Indias (mones Vindhya), en el Sur de Abisinia, en el Congo Belga, en el Congo francés, y en Gabón.

[19] Los Mincopios de las islas Andamán, que eran alrededor de 5000 en 1858, y 1317 en 1911, son hoy aproximadamente 450.

[20] Schebesta ha estudiado especialmente a los negritos de Malaca y a los negrillos del Ituri, en el Congo belga. Ver Schebesta, Orang-Utan, Bei den Urwaldzwergen von Malaya, Leipzig, 1928, Bambuti, die Zwerge von Kongo, Leipzig, 1932. Los resultados de la segunda investigación de Schebesta en el Congo han sido publicados en Christus und die Religionen dem Erde, 1951, vol. L., págs. 562-578. f. también el libro mucho más completo citado al final de este capítulo en la Bibliografía, que junta con el volumen del P. Trilles son dos libros que hay que comparar.

[21] Las escasas vinculaciones entre la etnología y la prehistoria tendrían un serio apoyo si se descubriese algún fósil de pigmeo. Pero eran erróneas las noticias de semejantes descubrimientos, en Sumatra, y después en la India, durante los últimos años.