DIRECTORIO CATEQUÍSTICO
GENERAL
PARTE II
CAPITULO 1
LA REVELACION DON DE DIOS
LA REVELACION: HECHOS Y PALABRAS
11. Dios, para hacer conocer a los hombres su plan obra por
medio de los acontecimientos de la historia de la salvación y por medio de
palabras inspiradas que acompañan y esclarecen estos acontecimientos: "La
revelación se realiza con hechos y palabras intrínsecamente ligadas; las obras
que Dios realiza en la historia de la salvación manifiestan y confirman la
doctrina y las realidades que las palabras significan; a su vez, las palabras
proclaman las obras y explican su misterio" (DV. 2).
La revelación es, por tanto, un conjunto de hechos y
palabras que se iluminan recíprocamente. El ministerio de la palabra debe
anunciar tales hechos y palabras de tal manera que esclarezcan y comuniquen los
profundos misterios contenidos en ellos. Así el ministerio de la palabra, además
de recordar. las obras admirables realizadas - por Dios en. el pasado ..y. qué
encuentran. én Cristo .su cumplimiento, interpreta. también ..a la luz de esta
revelación, la vida humana de nuestro tiempo, los signos de los tiempos y las
realidades de este mundo, en cuanto en ellos se actualiza el pian de Dios para
la salvación del hombre.
JESUCRISTO MEDIADOR Y PLENITUD DE TODA LA REVELACION
12. "La verdad profunda de Dios y de la salvación del
hombre que trasmite dicha revelación.., resplandece en Cristo, mediador y
plenitud de toda la revelación" (DV. 2).
Cristo no es sólo el más grande de los profetas, el que
con su doctrina completó lo que Dios había dicho y hecho con anterioridad. El
es el Hijo eterno de Dios hecho hombre, el acontecimiento último al cual
tienden todos los anteriores que constituyen la historia de la salvación; el
que cumple y manifiesta las supremas intenciones de Dios. "El . . .cumple y
completa la revelación. . ." (DV. 4; LG. 9),
El ministerio de la palabra debe poner en luz este
admirable carácter de la economía de la revelación. El Hijo de Dios se
integra en la historia de los hombres, asume la vida y la muerte del hombre, y
cumple en esta historia su plan de alianza definitiva.
Como el Evangelista Lucas, el ministerio de la Palabra
tiene como primera tarea recordar a los creyentes el acontecimiento — Cristo,
manifestar su significado, indagando siempre más profundamente este hecho único
e irreversible: "Dado que muchos han emprendido la narración bien ordenada
de los sucesos que se han verificado entre nosotros . . . he determinado yo
también después de haberlo investigado todo diligentemente desde los orígenes,
escribírtelo ordenadamente" (Lc. 1, 1-3).
El ministerio de la Palabra, por tanto, debe apoyarse en el
comentario divinamente inspirado que han hecho de la Encarnación Redentora el
mismo Jesús, los primeros discípulos y sobre todo los apóstoles, testigos de
los acontecimientos. "Todos saben que entre los escritos . . .sobresalen
los Evangelios por ser el testimonio principal de la vida y doctrina de la
Palabra hecha carne, nuestro Salvador" (DV 18)
Recuérdese además que Jesús, Mesías y Señor, está
siempre presente en su Iglesia por medio de su Espíritu (Cfr. J. 14, 26; 15,26;
16,13; Ap.. 2,7); El ministro de la palabra por tanto . debe presentarlo no solo
como objeto de estudio, sino también como el que abre los corazones de los
oyentes para recibir y comprender el mensaje que viene de Dios (Cfr. Act.
16,14).
EL MINISTERIO DE LA PALABRA O PREDICACION DE LA PALABRA DE
DIOS: ACTO DE LA TRADICION VIVA
13. "Por eso los Apóstoles, al trasmitir lo que
escribieron, avisan a los fieles que conserven las tradiciones aprendidas de
palabra o por carta. Lo que los apóstoles trasmitieron comprende todo lo
necesario para una vida santa y para una fe creciente del pueblo de Dios; así
la Iglesia con su enseñanza, su vida, su culto, conserva y ‘trasmite a todas
las edades lo que es y lo que cree" (DV. 8),
Esta tradición está vinculada a formulaciones, pero es más
vasta y más profunda que estas formulaciones. Es una tradición viva, porque en
ella Dios continúa su diálogo con nosotros: "Así Dios que habló en
otros tiempos, sigue conversando siempre con la Esposa de su Hijo amado; así el
Espíritu Santo, por quien la voz viva del Evangelio resuena en la Iglesia, y
por ella en el mundo entero, va introduciendo a los fieles en la verdad plena y
hace que habite en ellos intensamente la Palabra de Cristo" (DV. 8).
De aquí que el ministerio de la Palabra puede
considerar.se como el portavoz de esta tradición viva, en el ámbito de toda la
tradición. "Esta tradición apostólica va creciendo en la Iglesia con la
ayuda del Espíritu Santo; es decir, crece la comprensión de las palabras e
instituciones trasmitidas cuando los fieles las contemplan y estudian repasándolas
en su corazón, cuando comprenden internamente los misterios que viven, cuando
las proclaman los obispos, sucesores de los Apóstoles en el carisma de la
verdad" (DV. 8).
Por una parte es necesario distinguir claramente la
revelación divina que constituye el objeto de la fe católica y que se cerró
con el tiempo de los apóstoles, de la gracia del Espíritu Santo, sin cuya
inspiración e iluminación nadie puede creer. Por otra parte Dios, que un
tiempo había hablado a los hombres revelándose a sí mismo a través de los
acontecimientos salvíf1co y el mensaje de los profetas, de Cristo y de los Apóstoles,
todavía hoy guía misteriosamente la Iglesia, su esposa, y habla con ella,
mediante el Espíritu Santo, en la sagrada tradición, con la luz y el sentido
de la fe, para que el pueblo de Dios, bajo la dirección del magisterio,
adquiera una comprensión siempre más profunda de la revelación. -
Los pastores de la Iglesia tienen la obligación, no sólo
de proclamar y explicar directamente al Pueblo de Dios el depósito de la fe que
les ha sido confiado, sino también de discernir con autenticidad las
formulaciones y las explicaciones propuestas por los fieles, de suerte que
"en el conservar, practicar y profesar la fe trasmitida haya concordia
entre pastores y fieles". (D/V. 10). .
De aquí se sigue que el ministerio de la Palabra debe
presentar la revelación divina como la enseña el Magisterio y como la expresa
en su conciencia y en su fe el Pueblo de Dios bajo la vigilancia del Magisterio.
De esta. manera el ministerio, de la Palabra no es la pura y simple repetición
de una antigua doctrina, sino una reproducción fiel de ésta, adaptada a los
nuevos problemas y comprendida cada vez más profundamente.
LA SAGRADA ESCRITURA
14. La revelación divina, por especial inspiración del
Espíritu Santo, ha sido expresada también en forma escrita, es decir en los
Libros Sagrados del Antiguo y Nuevo Testamento, que contienen y presentan la
verdad revelada por Dios (Cfr. DV. 11).
La Iglesia, custodia e intérprete de la Sagrada Escritura,
es por ella amaestrada, meditando asiduamente y penetrando cada vez más su
doctrina. Fiel a la tradición, el ministerio de la palabra encuentra en la
Sagrada Escritura el alimento y su norma (Cfr. DV. 21, 24, 25). En efecto, en
los libros sagrados el Padre que está en los cielos viene amorosamente al
encuentro de sus hijos y dialoga con ellos (Cfr. DV. 21).
La Iglesia, sin embargo, aunque toma de la Sagrada
Escritura la norma de su pensamiento, tiene también el poder de interpretarla
en virtud del Espíritu de que ella está animada:
"En ella las Sagradas Escrituras son más
profundamente comprendidas a la vez que más constantemente activas" (DV.
8).
El ministerio de la palabra, por tanto, tiene su punto de
partida en la Sagrada Escritura y en la predicación de los Apóstoles, de la
manera como son entendidas, explicadas y aplicadas a las situaciones concretas
en la Iglesia.
LA FE: RESPUESTA A LA PALABRA DE DIOS
TAREA DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
CAPITULO II
(Significado, fin, eficacia)
EL MINISTERIO DE LA PALABRA EN LA IGLESIA
CATEQUESIS Y EVANGELIZACION
FORMAS DE LA CATEQUESIS
19. La catequesis adopta necesariamente varias formas según
las circunstancias y las necesidades del caso.
En los países tradicionalmente cristianos la catequesis se
presenta a manera de enseñanza religiosa que se imparte a los niños y
adolescentes en el ámbito escolar o fuera de él. Hay allí
- ordinariamente organizaciones para catequizar a los
adultos o catecumenados para los que se preparan a recibir el bautismo, o para
los que —aún ya bautizados— carecen de la debida iniciación cristiana. Lo
cierto es que la situación real en que se encuentra un gran número de fieles,
pide alguna forma de evangelización antes de la catequesis.
En las Iglesias recién establecidas se le da especial
importancia a la evangelización en el sentido estricto, y se organiza el
catecumenado para los que se inician en la fe y se preparan para recibir el
bautismo (AG. 4).
En pocas palabras, la labor catequística toma formas y
estructuras muy diversas: sistemáticas y ocasionales; organizadas y espontáneas,
etc.
20. Recuerden los pastores el deber que les incumbe de
promover y asegurar la ilustración de la vida cristiana por la palabra de Dios,
de acuerdo con la edad y las circunstancias (CD,
MISION DE LA CATEQUESIS
LA CATEQUESIS Y LA GRACIA DE LA FE
CATEQUESIS Y COMPROMISO DE LA FE
CATEQUESIS Y CONOCIMIENTO DE LA FE
24. El hombre maduro en la fe conoce el misterio de la
salvación revelado en Cristo y los milagros y hechos divinos que prueban que
este misterio se realiza en la historia humana. Por tanto, no basta que la
catequesis excite solo una experiencia religiosa, aunque sea verdadera, sino que
debe llevar a percibir poco a poco toda la verdad del plan divino, enseñando a
los fieles a leer las Sagradas Escrituras y a conocer la tradición.
CATEQUESIS Y VIDA DE ORACION LITURGICA Y PRIVADA
25. "Toda celebración litúrgica, por obra de Cristo
Sacerdote y de su cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia
cuya eficacia con el mismo título y en el mismo grado, no la iguala ninguna
otra acción de la Iglesia" (SC, 7). Pero la comunidad cristiana, cuanto más
madura en la fe, vive el culto en espíritu y en verdad principalmente en las
celebraciones litúrgicas eucarísticas (Jn, 4,23).
La catequesis por tanto, debe ayudar a una participación
activa, consciente y genuina de la liturgia de la Iglesia, no solamente
explicando la significación de los ritos sino educando a los fieles en la oración,
la acción de gracias, la penitencia, la petición confiada, el sentido
comunitario y el sentido de los simbolos: cosas todas necesarias para que haya
una verdadera vida litúrgica.
"Con todo, la participación en la sagrada liturgia no
abarca toda la vida espiritual. En efecto, el cristiano, llamado a orar en común,
debe no obstante, entrar también en su cuarto para orar al Padre en secreto (Mt. 6,6) más aún, debe orar sin tregua, según enseña el Apóstol, (1 Tes.
5,17) orad sin interrupción" (SC. 12).
Por tanto la catequesis debe educar a los cristianos a
meditar la palabra de Dios y a rezar en privado.
LA CATEQUESIS Y LA ILUMINACION CRISTIANA DE LA EXISTENCIA
HUMANA
26. El hombre ya maduro en 1-a fe puede reconocer en las
distintas circunstancias y encuentros con el prójimo la invitación de Dios que
lo llama a acogerse a su plan de salvación.
A la catequesis toca, pues, aclarar esta idea, enseñando a
los cristianos la cristiana interpretación de las cosas humanas, principalmente
los signos de los tiempos, de manera que todos "se capaciten para examinar
e interpretar todas las cosas con integro sentido cristiano" (GS. 62).
LA CATEQUESIS Y LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS
27. Las comunidades de los fieles, según las
circunstancias, deben participar en el diálogo ecuménico y en los demás
proyectos referentes a la restauración de la unidad cristiana (tJR. 5).
Por eso conviene que la catequesis preste su ayuda a esta
causa, (UR. 6) exponiendo con claridad toda la doctrina de la Iglesia, (UR. 11)
procurando un conocimiento adecuado de las otras confesiones tanto en los puntos
que coinciden con la fe católica como en los que difieren; pero en este asunto
hay que evitar las palabras y los modos de exponer la doctrina "que puedan
inducir a los hermanos separados o a cualesquiera otras personas a algún error
acerca de la verdadera doctrina de la Iglesia" (LG. 67); guárdese el orden
y la jerarquía de las verdades de la doctrina católica; pero propónganse los
argumentos en favor de la doctrina católica con caridad a la vez que con
firmeza. (UR. 11; AG. 15; Ad
Ecclesiam totam, 14 mayo 1967, AAS. 1967, p. 574-592).
LA CATEQUESIS Y LA MISION DE LA IGLESIA EN EL MUNDO
28. La Iglesia en ‘Cristo es como el sacramento o el
signo y el instrumento de salvación y de unidad de la humanidad entera (LG. 1).
Y en este sentido es ‘tanto más visible cuanto más maduras en la fe aparecen
las comunidades de los fieles,
La catequesis debe ayudar a estas comunidades a propagar la
luz del Evangelio y a entablar diálogo fructífero con los hombres y las
culturas no cristianas dentro de 1-a libertad religiosa bien entendida (DH; AG.
22).
LA CATEQUESIS Y LA ESPERANZA ESCATOLOGICA
29. El hombre maduro en la fe dirige sus pensamientos y
deseos a la plena consumación del Reino en la vida eterna.
De aquí que la catequesis deba dirigir la esperanza de los
hombres hacia los bienes futuros que nos reserva la Jerusalén Celestial, pero
invitándolos a la vez a colaborar con el prójimo en las tareas que tienen- al
mejoramiento de la sociedad (GS.
LA CATEQUESIS Y EL PROGRÈSO DE LA VIDA DE FE
30. En los fieles la fe se presenta más o menos
desarrollada según- la gracia que el Espíritu Santo da a cada uno y que hay
que obtener mediante la oración constante, y según la respuesta que cada quien
da a esa gracia (Mr. 9,23).
Además la vida de la fe reviste diversas formas según
evoluciona la existencia del individuo, a medida que alcanza la madurez y va
asumiendo responsabilidades. Por tanto la vida de fe admite varios grados sea
que se considere la aceptación global de toda la palabra de Dios, sea que se
considere su explicación y aplicación a los diferentes compromisos
correspondientes a la edad y a la índole propia de cada hombre (n. 38).
Lo que significa que esas formas cambiarán según se trate
de párvulos, de niños, de adolescentes, de jóvenes o de adultos.
La catequesis debe ayudar al nacimiento y al progreso de
esa vida de fe a lo largo de toda la existencia hasta la plena explicación de
la verdad revelada y su aplicación a la vida.
RIQUEZA DE LA ACCION CATEQUISTA
31. La catequesis se dirige a la comunidad sin olvidar a
los fieles en particular. Ella se une a las otras actividades pastorales de la
Iglesia pero conserva su índole específica, y cumple a un mismo tiempo su
deber de iniciación, de educación y enseñanza.
Mucho interesa que la catequesis conserve esta riqueza de
aspectos sin que uno se desarrolle más con detrimento de otros.
EFICACIA DE LA PALABRA DE DIOS EN LA CATEQUESIS
32. Recuerde la catequesis aquella expresión de la Sagrada
Escritura: "Viva y eficaz es la palabra de Dios" (Heb. 4,12).
Esta palabra divina se hace presente en la catequesis por
medio de la palabra humana. Mas para que sea fructífera y produzca en el hombre
sentimientos capaces de descartar en él la incertidumbre y la indiferencia,
moviéndole -a abrazar la fe, la catequesis debe expresar fiel y adecuadamente
la palabra de Dios. Pero téngase siempre presente que a la eficacia de 1-a
catequesis contribuye enormemente el testimonio de vida del catequista y el de
la comunidad eclesial (n. 35).
La catequesis, por tanto, debe trasmitir la palabra de Dios
como la Iglesia la propone y en el lenguaje de los hombres a quienes se dirige
(DV. 13; OT. 16). Cuando Dios se reveló a la humanidad se expresó en palabras
humanas y en el lenguaje propio de la cultura del tiempo. (Cfr. DV. 12).
La Iglesia a la cual Cristo confió el depósito de su
revelación, se esfuerza por trasmitirlo hasta el fin de los siglos, explicándolo
e interpretándolo de una manera viva y adaptada a los pueblos de cualquier
cultura y a los hombres de toda condición.
LA PEDAGOGIA DE DIOS QUE REVELA Y DE LA IGLESIA QUE CATE
QUIZA
33. Dios en la Historia de la Revelación usó de una
pedagogía para anunciar en el A.T. sus designios de salvación por medio de
profecías y figuras que preparan la venida de su . Hijo, autor y consumador de
la Fe en el N. T. (Hebr. 12,2).
Pero ahora, después de la consumación de la revelación,
la Iglesia debe predicar todo el misterio de nuestra salvación en Cristo. Y,
sin olvidar la pedagogía usada por Dios, debe acomodar la suya a las nuevas
exigencias que hoy confronta el mensaje, para que éste, propuesto sin
adulteración ni mutilación, se adapte a la índole de los catequizados.
Por tanto, mientras por una parte se adapta a las
mentalidades menos cultas y les expone las esas de manera simple y breve,
mediante fórmulas sumarias que puedan explicarse más tarde, por la otra
procura acomodarse a las inteligencias más desarrolladas que exigen
explicaciones más profundas.
FIDELIDAD A DIOS Y AL HOMBRE
34. La catequesis guarda fidelidad a la palabra de Dios y a
su expresión (DV. 24). Sacando la verdad de la palabra de Dios, con plena
adhesión a la expresión segura de esta palabra, la catequesis intenta enseñar
la palabra de Dios con toda fidelidad.
De todos modos su tarea no se limita a repetir las fórmulas
tradicionales, sino que exige que estas sean adecuadamente comprendidas y que,
según las necesidades se reexpresen fielmente en un lenguaje adaptado a los
oyentes.
El lenguaje, por tanto, será diferente según las edades,
las condiciones sociales, la cultura y la civilización (DV. 8; CD, 14).
NECESIDAD DEL TESTIMONIO ECLESIAL
35. La Catequesis por último pide, tanto’ a los
catequistas como a la comunidad eclesial, el testimonio de la fe acompañado del
ejemplo de una auténtica vida cristiana y de capacidad para el sacrificio (16.
12,17; NA. 2).
El encuentro del hombre con Cristo se efectúa no solo por
medio del sagrado ministerio, sino por medio de los fieles y sus comunidades
(LG. 35), que están, por tanto, obligadas a dar testimonio. Si falta este
testimonio se pone a los oyentes un obstáculo para que acepten la palabra de
Dios, ya que la catequesis puede hablar con más eficacia de las cosas que hace
visible la comunidad. El catequista es como- un intérprete de la Iglesia ante
los catequizados. El lee y enseña a leer los signos de la fe de los cuales el
principal es la misma Iglesia (Concil. Vat. 1, Const. Dei Filius, Dz. Sch. 3014).
- De todo esto se desprende cuan necesario es que la
comunidad eclesial según las enseñanzas de la Iglesia y guiada por sus
Pastores evite o corrija todo aquello que pueda deformar la imagen de la
Iglesia, convirtiéndola en obstáculo para que los hombres abracen la fe (GS.
19).
Los catequistas, por tanto, ‘tienen obligación de
trasmitir la fe, pero la tienen también de dar su aporte a la comunidad
eclesial de modo que ésta dé un genuino testimonio cristiano.
La acción catequística por tanto se encuadra en la acción
pastoral general que ordena y coordina todos los elementos de vida eclesial (GS.
4, 7, 43).