Redacción y tradición en el pasaje de Zaqueo:

 

 

La segunda escena que queremos analizar, siguiendo a Drury, es el relato sobre Zaqueo en Lucas 19,1-10. Esta escena rezuma por todas partes el lenguaje característico de Lucas y su teología. Trata sobre el dinero y la limosna (ver ficha 14-3), el arrepentimiento (ver ficha 3-2), los sinvergüenzas que son astutos (cf Lc 16,1-9), las comidas de Jesús en casa de los pecadores (ver ficha 2-1), la salvación (ver ficha 15-1), el “hoy” (ver ficha 15-5), la alegría (ver ficha 12-3), el “hijo de Abrahán” (ver ficha 13-2).

Veamos ya en lo concreto todos los ecos lucanos que tiene este pasaje:

Zaqueo es pequeño de estatura (Lc v.3). Lucas favorece siempre a los pequeños, y es el único evangelista que habla de la estatura en sus relatos (aquí y en 2,52) y en sus materiales didácticos (Lc 12,25 = Mt 6,17).

Buscaba ver a Jesús” (Lc v.3), lo mismo que se dijo anteriormente sobre Herodes (9,9). Ambos textos revelan la habilidad del evangelista para penetrar en el inte­rior de sus personajes.

Se dio prisa” –speuvsa"- en bajar del árbol (v.5.6). Este verbo nos recuerda la prisa de los pastores de Belén (Lc 2,16; cf. también Hch 20,16 y 22,18). Se trata de un verbo corriente en los LXX, pero que en el NT sólo es usado por Lucas en el evangelio y en Hechos y una sola vez en 2 P 3,12.

“Recibió a Jesús en casa con alegría”. El verbo recibir -uJpodevcesqai- es una palabra que sólo usan Lucas (10,38, 19,6; Hch 17,7) y Santiago (2,25) en el NT. Es el verbo utilizado para describir como Marta recibió a Jesús en su casa. La hospitalidad es un tema muy lucano.

En cuanto a la alegría, es siempre en Lucas el síntoma de la conversión: caivrein (alegrarse). Marcos usa este verbo sólo 2 veces, y Mateo 6 veces (de ellas 3 en su significado convencional de saludo). Lucas en cambio usa este verbo en su doble obra 18 veces en textos lucanos (8+7); 3 veces en textos comunes. carav -alegría: 8 veces en textos de Lucas (4+4); 3 en textos comunes con Mateo y/o Marcos. La alegría es en Lucas siempre la alegría del hallazgo y la alegría de la salvación, la que anunciaron los ángeles en Belén (Lc 2,10), la que experimenta la mujer que encuentra la moneda (Lc 15,5), la alegría del Padre cuando su hijo volvió a casa: “Había que celebrar una fiesta y alegrarse porque este hermano tuyo había muerto y ha vuelto a la vida, se había perdido y ha sido hallado” (Lc 15,32).[1]

Se nos dice que aquel hombre era hijo de Abrahán (v. 9). Es la misma afirmación que se nos hizo en el episodio de la curación de la mujer encorvada (Lc 13,16). Esta expresión es única en los evangelios en el sentido de que “hijo de Abrahán” es un título para merecer la salvación aportada por Jesús. “Como había hablado a nuestros padres, a Abrahán y su descendencia para siempre” (Lc 1,55). Según el juramento que juró a nuestro padre Abrahán (Lc 1,73). Es en el seno de Abrahán en donde es recogido el pobre Lázaro (Lc 16,22-30). Pablo anuncia la buena nueva en su discurso de Antioquía de Pisidia: “Hermanos, hijos de la raza de Abrahán, y cuantos entre vosotros teméis a Dios; a vosotros os ha sido enviada esta palabra de salvación” (Hch 13,26).

El conjunto de la perícopa es una situación de crisis con un antes y un después. Esta suele ser la estructura lucana que se revela también en las parábolas, en contraste con las parábolas escatológicas de Mateo en las que la crisis está la final, y no en el medio.

La idea de que la muchedumbre impide a Zaqueo acercarse a Jesús está ya presente en el episodio del paralítico en Mc 2,4 = Lc 5,19. En el episodio sobre la madre y los hermanos de Jesús Lucas explicita algo que podía ya intuirse en el relato de Marcos: “No podían llegar a él por causa de la gente” (Lc 8,19 ­ Mc 3,31).

El “kai; ijdouv” del principio del relato (v.2) es típico del lenguaje de los LXX, y aparece 55 veces en Lucas. Pero sobre todo es la expresión ijdou; ajnhvr (Lc 5,12; 19,2; 23,50; Hch 8,27); ver también ijdou; gunhv en Lc 13,11), la que nos resulta más típicamente lucana. Se trata de la presentación de un personaje; no se utiliza ningún verbo personal, todo lo más un participio. Inmediatamente se usa la conjunción kai o el relativo oJ", y sólo entonces se pone el verbo principal. Esta construcción sólo se da en Lucas.

Más normal es la presentación del idou con un sustantivo y un verbo. Encontramos también en Lucas este segundo tipo de ijdou; ajnhvr (Lc 8,41; 9,38; 10,30) así como también este segundo tipo de construcción con ijdou; a[nqrwpo" (Lc 2,25; 14,2; 22,10). En Mateo sólo encontramos un ijdou; a[nqrwpo" del primer tipo (Mt 12,10).

Otra palabra de fuerte raigambre teológica lucana es el término “hoy”, que aparece 2 veces en el relato. “Hoy me tengo que hospedar en tu casa” (v.5), y “Hoy ha llegado la salvación a esta casa” (v. 9). En el evangelio de Lucas la palabra “hoy” es usada continuamente. El “hoy” (23,43) en el paraíso debe compararse con la salvación inmediata ofrecida en 2,11. Hoy os ha nacido un salvador. Hoy ha llegado la salvación (19,9). “Hoy” se ha cumplido entre vosotros esta profecía (4,21). Hoy hemos visto cosas maravillosas (5,26). Hoy los demonios son expulsados (13,32). Lázaro el mendigo fue llevado inmediatamente al seno de Abrahán (16,22-23), y el rico fue inmediatamente después de su muerte al lugar de los tormentos.

Las palabras swthriva y swthvrion, muy frecuentes en los LXX, aparecen en total 13 veces en la obra lucana y nunca en los otros evangelios, salvo en Jn 4,42. El vocabulario de la salvación en la obra lucana se repite con mayor frecuencia que en los sinópticos, y términos para designar la salvación son únicos en Lucas. El verbo swv/zein aparece 15 veces respectivamente en Marcos y Mateo, y 30 veces en la doble obra lucana (17 en el evangelio y 13 en Hechos). El verbo diaswv/zein no aparece nunca en Marcos, 1 vez en Mateo, y 6 veces en la obra lucana. La palabra salvador, swthvr, que aparece 2 veces Lucas y 2 en Hechos, no aparece nunca en los otros evangelios.

El uso del verbo kataluvein(v. 7), significando hospedar y no sólo destruir, es también frecuente en los LXX y en Lucas (Lc 9,12; 19,7), pero no reaparece en todo el NT. Lucas usa también el sustantivo katavluma para indicar la posada (2,7; 22,11).

Otras palabras lucanas tomadas de los LXX, pero que no aparecen con tanta frecuencia en el NT, son kaqovti (6 veces en Lucas-Hechos y nunca más en el NT.), los bienes materiales como uJpavrconta (8 veces en Lucas y 2 en Mateo); ”pobre”, ptwcov" (5 veces en Marcos y Mateo, 10 veces en Lucas). El sicomoro no aparece en todo el Nuevo Testamento salvo 2 veces en Lucas. En el relato de Zaqueo con el nombre sukomoreva, y en el logion lucano sobre la fe como sukavmino" (Mateo habla aquí de una montaña, y no de una higuera: Lc 17,6 ­ Mt 17,20).

La manera que tiene Zaqueo de dirigirse a Jesús como “Señor” es también típica de Lucas (cf. ficha 4-11). Marcos y Mateo sólo usan la palabra “Señor” referida a Jesús en boca del narrador una vez, mientras que en Lucas aparece 14 veces. En 7 de ellas se trata de perícopas lucanas, pero en 3 ocasiones se trata de redacción lucana de materiales Q, y en 3 ocasiones es redacción lucana de una perícopa de Marcos, y finalmente hay una mención del título Señor en el pasaje paralelo al único texto de Marcos y Mateo en el que se usa esta expresión (Mc 11,3 = Mt 21,3 = Lc 19,31).

En cuanto a la palabra “Señor” en boca de los personajes del evangelio, aparece sólo 1 vez en Marcos, en el relato de la cananea. En Mateo aparece 17 veces, muchas de ellas en pasajes de triple tradición donde la palabra “Señor” es claramente redaccional. En Lucas aparece esta palabra en labios de los personajes 20 veces.

El hecho de que la historia suceda en Jericó es también muy importante. La llegada de Jesús a Jericó y la curación del ciego los toma Lucas de Marcos. Lucas conserva este relato, porque además recuerda que también Elías y Eliseo pasaron por Jericó de camino hacia los grandes acontecimientos del éxodo de Elías y su ascensión (2 R 2).

Pero también hay otro recuerdo bíblico en Jericó, el de Josué. En los capítulos 2 y 6 del libro de Josué, se nos dice cómo el primer Jesús llegó a la ciudad y la conquistó en su camino hacia la tierra prometida. El relato nos habla de cómo una prostituta, Rahab, acogió en su casa a los exploradores de Josué (Jos 2,2).

Rahab tuvo muy buena prensa en el NT. La carta a los Hebreos alaba su fe (Hb 11,31), Santiago, sus obras (Sant 2,25), Mateo la introdujo junto con otras tres mujeres de dudosa reputación en la genealogía del Mesías (Mt 1,5). Es raro que Lucas no la mencione explícitamente a pesar de su devoción por las mujeres, los pecadores y la hospitalidad. Pero, como dice Drury, su ausencia es más aparente que real. Se ha reencarnado en Zaqueo que llevaba en Jericó un oficio parangonable al de las prostitutas (Mt 21,31). Ya Lucas nos había hablado de los gestos de hospitalidad de una pecadora. Ahora se forma una nueva pareja con los gestos de hospitalidad de Zaqueo. Hospeda en su casa a un nuevo Josué.

Aunque Lucas ya nos ha contado una vez el banquete en casa de Leví, nos ofrece ahora un duplicado muy enriquecido, del mismo modo que Cornelio es un duplicado enriquecido del centurión romano de la fuente Q.

En realidad, para componer esta historia, Lucas no necesitaba una fuente adicional que le proporcionase los detalles. Bastaba con que conociese una tradición referente a un cierto Zaqueo, un publicano convertido que se había subido a un árbol para ver pasar a Jesús. Después bien pudo Lucas rellenar los detalles que faltan reutilizando retazos de sus fuentes de una manera creativa.


[1] Cf. J.M. Martín-Moreno, “Alegría y experiencia de Dios en la obra lucana”, Manresa 75 (2003), 51-68.

Se puede consultar aquí.