Nuestro
camino de Cuaresma se acerca a su cumbre: la cumbre que será la gran
celebración de la Pascua. El esfuerzo de renovación de nuestra vida cristiana
debería -en estos días- intensificarse, muy de verdad, para centrarse en
aquello que es el núcleo de la fe. Estos es importante, muy importante, para
nuestra vida cristiana.
-Una
palabra clave: Vida
Una
palabra se ha repetido una y otra vez en las lecturas de este quinto domingo de
Cuaresma. Una palabra clave, decisiva, una palabra que sintetiza todo lo que
significa la Pascua, que sintetiza lo que es nuestra fe. Y una palabra que
resume al mismo tiempo lo que el hombre desea y anhela. La palabra clave es
"vida".
Quince
días atrás, en el domingo tercero de Cuaresma, el evangelio nos presentaba a
JC como aquel que es la fuente de agua viva que brota en nosotros para darnos
vida. El evangelio del domingo pasado nos presentaba a JC como aquel que es la
luz que guía hacia la vida. Hoy ya no son símbolos (agua o luz) sino la
realidad simbolizada: vida. Y no olvidemos que en la gran celebración de la
Vigilia pascual a través de los signos de la luz y del agua, celebraremos la
Vida nueva.
Permitid
aún que insista en ello: el evangelio que hemos leído hoy (como los de los dos
domingos anteriores) eran los utilizados por la iglesia de los primeros siglos
para preparar a aquellos que se disponían a recibir el bautismo en la gran
celebración de la Vigilia pascual. La enseñanza es clara: la incorporación a
JC por la fe, el sumergirse en él que significa el bautismo, es una
incorporación a la Vida, es un sumergirse en la Vida. En la Vida que es Dios,
Dios en nuestra vida.
-¿Qué
significa celebrar la Pascua?
Preguntémonos
hoy nosotros, y preguntémonoslo con seriedad -nosotros que nos preparamos
también a renovar el compromiso de fe de nuestro bautismo- si comprendemos así
nuestra fe. No es cosa de niños, es algo muy serio. Preguntémonos si
entendemos y vivimos la palabra de JC, el compromiso de ser cristianos, como un
anuncio de Vida, como un servicio y una lucha para que cada vez haya más Vida
en cada uno de nosotros, en nuestros hermanos, en nuestro mundo. Vida y no
muerte.
Revisar,
renovar nuestra conducta de cristianos, en todo lo que hacemos, en nuestras
relaciones con los demás -especialmente con los que más cerca de nosotros
viven-, en nuestro trabajo de cada día, en nuestra responsabilidad activa en la
sociedad y en la Iglesia, en todo lo que pensamos, sentimos, deseamos, decimos y
hacemos, significa revisar si vivimos y luchamos en favor de la Vida que es de
Dios, en favor de la Vida que JC anuncia, comunica y realiza. Aquella Vida que
Dios quiere que sea la vida del hombre. Si nuestra "Vida" cristiana no
es eso, no es vida y -por tanto- no es cristiana. Las cosas son así y no vale
hacer trampa.
En
el evangelio hemos escuchado cómo JC da nueva vida a su amigo que había
muerto. Es un hecho que simboliza -que significa- lo que JC quiere para cada uno
de nosotros. Quiere darnos Vida, más Vida, una Vida que triunfe -día tras
día- sobre todo aquello que hay de muerte en nosotros (es decir, sobre todo lo
que hay de pecado, de desamor, de egoísmo, de mentira, de violencia, de
injusticia...). Esto significará celebrar la Pascua: vencer -con JC- lo que hay
de muerte en nosotros para compartir más todo lo que es la Vida de Dios, el
Evangelio de JC.
-Una
Vida que está, por el Espíritu, en nosotros
Pero
fijémonos en que (como en los domingos anteriores se nos decía que la fuente y
la vida estaban dentro de nosotros) también hoy se nos dice que esta Vida de
Dios está con nosotros. "Os infundiré mi espíritu y viviréis"
hemos escuchado en la primera lectura; y en la carta de san Pablo: "Si el
Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros,
también vivificará vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que
habita en vosotros". Repitámoslo: el Espíritu de Dios, que habita en
nosotros, nos vivifica, nos comunica la Vida.
Esta
es nuestra fe, la fe que nos disponemos a renovar y celebrar en la Pascua.
Nuestros Dios es Dios de Vida: JC es la Vida del mundo: su Espíritu habita en
nosotros para darnos Vida. ¿Lo vivimos así? ¿Esta es realmente nuestra fe, la
norma de nuestra conducta? Antes de celebrar la Pascua debemos preguntárnoslo.
Y disponernos a dar una respuesta real, sincera.
Pidámoslo
en la celebración de hoy, celebración siempre de Vida, porque es memorial y
comunión con JC resucitado. Que su Vida esté con todos vosotros.
JOAQUIM
GOMIS
MISA DOMINICAL 1981/03
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