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H O M I L Í A

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DOMINGO III
DE CUARESMA
CICLO B

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-No pongamos a Dios a nuestro servicio

A veces imaginamos un J. absolutamente pacífico. Pero hoy hemos leído una narración en la que J. se muestra claramente enérgico, activo. De ello no podemos deducir que fuera partidario de la violencia, pero sí que ante ciertos hechos JC NO TRANSIGÍA, ni se limitaba a hablar, sino que actuaba con fuerza, con eficacia.

Pero ¿qué provoca la actuación de JC? Es el respeto hacia aquella prohibición de la Ley de Moisés: "No tendrás otros dioses frente a mí". Nosotros proclamamos que sólo tenemos un Dios, pero de hecho tenemos también otros dioses, nuestros ídolos, nuestros absolutos. Y pretendemos combinarlo todo. Contra esta TRAMPA es contra la que protesta JC. Protesta contra cualquier utilización del nombre de Dios, del culto de Dios, de la palabra de Dios, de la Iglesia de Dios, en provecho nuestro. Y esto, reconozcámoslo, es el pan nuestro de cada día.

Convertir el templo en lugar de negocios es lo mismo que utilizar la Iglesia para fines políticos o la misa para tranquilizar la conciencia, o las palabras de JC para defender personales posiciones. Estos y otros muchos ejemplos podríamos hallar.

Siempre hay en ello una trampa, un pretender servir a Dios cuando en realidad nos servimos a nosotros. Ponemos a DIOS A NUESTRO SERVICIO. Contra esto JC es absolutamente radical.

-Dónde está el templo de Dios

Pero la actuación de JC va MAS ALLÁ. Si no tolera que la relación de amor entre Dios y el hombre se prostituya en negocio interesado, sin embargo, no se limita a esta purificación.

Anuncia un camino nuevo en esta relación amorosa entre Dios y el hombre. Ya no será un edificio, un templo, EL LUGAR DEL ENCUENTRO del hombre con Dios. SERA EL MISMO HOMBRE el templo, es decir, el hombre es donde se encuentra Dios y donde el hombre puede encontrar a Dios.

Y ante todo, ESTE TEMPLO NUEVO ES EL MISMO JC, porque en él se realiza plenamente esta presencia de Dios en el hombre. Él es el Santuario de Dios que será destruido -por la violencia de los hombres- pero enseguida levantado por la fuerza de Dios. Para los cristianos YA NO HAY TEMPLOS: esto, es un lugar de reunión para la comunidad de creyentes, pero que nada significaría si no celebráramos aquí las palabras y los gestos de JC. En JC entramos EN COMUNIÓN con Dios; no por ir a esta o aquella iglesia.

Pero DIOS ESTA TAMBIÉN EN CADA UNO DE NOSOTROS. POR ESO SOMOS TEMPLO DE DIOS, como dice san Pablo. Y en esto no hay trampa posible. El celo enérgico de JC por el templo de piedra es mucho mayor aún por el templo que es cada hombre. Porque en cada hombre, está Él.

Y ese debe ser también el celo enérgico de cada cristiano.

Oprimir, despreciar, maltratar a un hombre, es UN SACRILEGIO, porque cada hombre es templo de Dios. Es en el hombre en quien es oprimido, despreciado, maltratado JC. Dios presente en el hombre.

ESTA ES NUESTRA FE.

La segunda lectura y el evangelio nos han advertido también de UN PELIGRO de nuestra fe. Nosotros creemos, pero a menudo nuestra fe es debilucha. Y quizá imaginamos que si viviéramos SIGNOS PRODIGIOSOS o halláramos EXPLICACIONES absolutamente claras, entonces sí que nuestra fe sería más robusta. Pero la fe cristiana no se basa en signos -en milagros- ni en muchas razones sabias. "Nosotros predicamos a Cristo crucificado:, dice san Pablo, "él es fuerza y sabiduría de Dios".

¿QUÉ QUIERE DECIR CRISTO CRUCIFICADO? Cristo, es decir Mesías, es decir, Alguien que quiere establecer EL REINO DE DIOS, el Reino de la verdad y del amor, de la justicia y de la libertad, el Reino de la vida y vida plena. Este es JC, esta es nuestra fe, nuestra lucha y esperanza. Pero JC no establece este Reino por el camino del triunfo, del poder que oprime, de los milagros despampanantes, como tampoco por el camino de los razonamientos, de la ciencia que hincha. Su camino es EL DE LA FIDELIDAD a lo que el Reino es, aunque esta fidelidad lleve por un camino de sacrificio, de cruz.

Precisamente porque es camino de fidelidad, de verdad y amor, Dios le da la victoria. Es el misterio de la PASCUA y es también nuestra fe. Por eso es también -debe ser- nuestro camino.

Hermanos: hemos recordado TRES aspectos de nuestra fe. Dios es celoso y no podemos hacer TRAMPA con Él; en esto no podemos transigir. Entramos en COMUNIÓN con este Dios por JC y le hallamos en cualquier hombre. Y sólo hay un CAMINO: el de la fidelidad exigente a su Reino. Que el alimento del amor de JC, presente y activo en la eucaristía, nos ayude a entenderlo y a vivirlo.

J. GOMIS
MISA DOMINICAL 1979/06


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