"Lo que necesitas para realizar tu obra en la tierra no son tanto
acciones sensacionales cuanto una cierta dosis de sumisión, un
cierto grado de entrega, una cierta carga de ciego abandono, en
cualquier lugar entre la multitud de los hombres. Y si en un solo
corazón se encontrasen reunidas toda esta carga de abandono,
esta sumisión, esta entrega, la faz del mundo cambiaría sin duda.
Pues este corazón único se abriría paso, sería la brecha de la
invasión, el punto vulnerable en el que capitularía la rebelión
universal"

Madeleine Delbrêl, La alegría de creer


"La gran profecía de nuestro mundo de hoy, la que más se
enfrenta al torbellino del poder y del pensamiento único, aquella
que permite albergar la esperanza y la certeza de que este mundo
está llamado a modos de vida fraternamente universalizados... es
aquella cuyo objetivo es construir otro mundo posible; es, sin
duda, el gran sueño de Dios, un mundo donde imperen "la justicia
y el derecho" (Is 5, 1-7). No ha sido obstáculo el descrédito
continuo al que han sometido a este sueño los medios de
comunicación al servicio del poder establecido; no lo han podido
impedir las mil estrategias usadas para alejar y desalentar a quien
tiene otra visión de la vida; no ha sido obstáculo ni siquiera el
consumo desaforado y el individualismo que lo consagra.

Fidel Aizpurúa Donazar, Imágenes de la fe, nº 371, Marzo 2003

"En un mundo configurado por el dinamismo capital-riqueza es
menester suscitar un dinamismo diferente... el que proviene del
mundo de la pobreza. Y esa pobreza es la que realmente "civiliza",
da espacio al espíritu, que ya no se verá ahogado por el ansia de
tener más que el otro... cuando a la mayor parte de la humanidad le
falta lo necesario"

Jon Sobrino, Concilium 293, p. 138

EL RINCÓN DE LA MEDITACIÓN

 
MI VIDA ES UN RIESGO
"Vosotros sois la sal de la tierra...
Vosotros sois la luz del mundo. No
puede ocultarse una ciudad
situada en la cima de un monte. Ni
tampoco se enciende una lámpara
para ponerla debajo del celemín,
sino sobre el candelero, para que
alumbre a todos los que están en
la casa. Brille así vuestra luz
delante de los hombres, para que
vean vuestras buenas obras y
glorifiquen a vuestro Padre que
está en los cielos" (Mt 5, 14-16).

 
He nacido. He vivido. He lanzado mi aliento sobre este mundo. Han pasado
los años. He visto caminos secos y agrietados. He contemplado mojados y
fecundos senderos. He tenido -¿y quién no?- momentos de grandes
dificultades. Pero, poco a poco, han ido apareciendo las horas de paz, amor y
sosiego.

Muchas veces me he extasiado ante una puesta de sol que tenía por horizonte
un mar infinito. Y al atardecer del otoño he llenado mis ojos con lágrimas al
recordar que con la muerte se acaba la vida de todo ser humano. Pero,
cuando apenas surgía el alba de la primavera y los pájaros comenzaban su
sinfonía, una alegría serena inundaba mi alma, haciéndome soñar con ese día
que no conocerá las sombras de la noche.

Inmerso en esta aventura, en este continuo riesgo que es la vida, a la cual,
tanto tu como yo, estamos invitados para apostarlo todo en favor de Dios y
de los hombres, intento ocupar mi lugar.

Mi historia es la historia de un hombre cuya sed de absoluto no puede
saciarse con sucedáneos de ideologías que conducen a la división, el odio, la
indiferencia, la violencia o la desesperación.

Mi vida es la vida de un hombre que no se puede reducir a una simple
parcela de la naturaleza, o a un elemento anónimo de la ciudad humana, ni a
un mero objeto de cálculo y experimentación bajo la categoría de la cantidad.
Mi ser hoy y mi querer seguir siendo mañana es fruto del saber que soy un
ser único e irrepetible, y libre por tanto de decidir su suerte... alguien
eternamente ideado y eternamente transfigurado... alguien incesantemente
llamado por su nombre... alguien constantemente invitado y constantemente
elegido.

Vivo angustiado por la sed de buscar una vida más justa y fraterna, por hacer
realidad una revolución en lo más profundo de mi existencia.

Lucho compartiendo un presente del que quiero borrar todo rastro de
autosuficiencia para gritar a todos la pasión por la vida que nace de la
esperanza: una esperanza que no es una alienación en el futuro, sino un
arriesgarse en el presente.

A menudo en los cuerpos frágiles de los niños recién nacidos... en los rostros
de los jóvenes oprimidos... en los ojos de los hombres angustiados... florece
sin palabras la pregunta por el sentido de la vida, el dolor y la muerte. Ellos
me impiden andar a la deriva, oscilando entre un optimismo sin medidas y un
pesimismo sin razones, entre un entusiasmo frívolo y una desesperación
angustiosa, entre un compromiso absoluto y una insatisfacción radical, entre
un revolucionarismo abstracto y un aburguesamiento real...

En nombre de la omnipotencia del ser humano, en nombre de la
autosuficiencia de la historia, hemos aislado al hombre y hemos pensado que
teníamos derecho a decidir su suerte y borrarlo de la faz de la tierra con la
bala fría de un fusil, o dejar que siga arrastrándose por el mundo mientras
tirita de frío y no tiene nada que llevarse a su desventurado vientre.

Hoy más que nunca es necesario anunciar la verdad, reconstruir el corazón
del hombre fracturado por la locura de la razón. Es preciso abrir las puertas
a la esperanza de una salvación que no puede ser sustituida por becerros de
oro, y empujar al hombre a una lucha que le haga vivir la resurrección siendo
cada vez más un resucitado.

Mi vida es la vida de un hombre que no tiene suficiente desfachatez como
para encerrarse en sí mismo y preguntarse tranquilamente: "¿Soy acaso el
guardián de mi hermano?" (Génesis 4, 9)
.

Odio todo conformismo irreverente; desprecio toda resignación, abandono o
abdicación que conduce al hombre a la esclavitud.

Mi historia no sabe a rosas, no es dulce ni armoniosa. Mi historia se teje
entre insensatez y confusión, locura y ensueño. Pero espero no perder nunca
la esperanza, porque la esperanza es la explicación de la vida de los
hombres sencillos, los que siempre fracasan en sus empeños, los que son
constantemente oprimidos, los que son perseguidos y todos aquellos que
buscan sin tregua un reflejo de la vida que perdura más allá de la muerte.

A lo largo de todos estos años he aprendido muchas cosas, pero lo que no he
aprendido nunca es a estar satisfecho de mí mismo y de mi vida:

- porque quise amar y ser amado, pero me di cuenta de que el hombre
seguía odiando...

- porque busqué la forma de liberar al hombre y ser liberado, pero me
di cuenta de que el hombre seguía siendo un esclavo...

- porque intenté hacer reír al hombre y seguir sonriendo, pero me di
cuenta de que el hombre seguía llorando.

Mi vida se resume en un querer descifrar lo que tras las sonrisas y las
lágrimas es en el hombre causa de rabia o motivo de alegría. Por ello, he
aquí mi deseo y mi lucha:

romper las cadenas de la injusticia,
soltar las amarras de la indiferencia,
llevar la esperanza al oprimido,
acoger al extranjero,
compartir mi pan con el hambriento,
el agua con el sediento,
mi techo con el peregrino,
vestir al que va desnudo
y jamás dar la espalda a un ser humano
por que es mi propio hermano.

Mikel Pereira