EL RINCÓN DE LA MEDITACIÓN

 
PEREGRINO
Durante toda mi vida quisiera ser un peregrino de absoluto, un viajero que no
conoce el descanso. A cualquier hora, en cualquier momento, no importa en qué
camino o ciudad, al borde de un lago o en el flanco de una montaña, el niño, el
hombre, la mujer o el anciano podrán aproximarse y hablar conmigo.

¿Podrás tú decir lo mismo? ¿Podrás decir que te has hecho peregrino para estar
cerca de todos los hombres, para escucharles, para salir a buscarles y recorrer
todos los caminos hasta encontrarles?

Si tu respuesta es "sí", serás como el pan, que puede ser compartido en todo
momento con aquel que tenga hambre... serás como el vino, siempre preparado
para ser servido en cualquier momento para dar calor y alegría.

Peregrino. Peregrino porque vivirás cada día con intensidad, porque no asegurarás
tu futura tranquilidad, porque sabes que el Padre se ocupa de los hombres más que
de los pájaros del cielo (Cfr. Mateo 6, 25-34).

Peregrino. No turista. Portador de una buena noticia. Sin equipaje ni dinero.
Peregrino, porque buscas a Dios a cada paso, sabiendo que Él ya te ha encontrado.
Peregrino porque entras en todos los pueblos, recorres todos los caminos, habitas
todas las ciudades y vives en todos los países del mundo...

Si vives así, al final de la vida descubrirás que ésta no es más que una doble
búsqueda y un doble escondite: o es el hombre el que se esconde de un Dios que le
llama a vivir en su comunión perdonando a sus hermanos, o es Dios el que se
oculta cuando el hombre le invoca desesperadamente. Era Dios el que gritaba en el
Paraíso preguntando al hombre: "¿dónde estás?" (Génesis 3, 9). El grito
desesperado del hombre de hoy, inmerso en un mundo donde parece que no hay
sitio para Dios, es: Dios, ¿dónde estás?

Y la respuesta a esta pregunta no es "cualquier cosa" concreta o abstracta. La
respuesta es ALGUIEN: Jesús de Nazaret, aquel en el que se encontraron Dios y el
hombre: "quien me ve a mí, ve a mi Padre..." (Juan 14, 9).

La respuesta se encuentra en este Jesús que busca al hombre personalmente, que
toma la iniciativa, que no llama con anuncios en la prensa ni la radio sino que
busca a cada ser humano de una forma original y única, de una forma inédita,
exclusiva e irrepetible...

Y entre huidas y encuentros... cara a cara o de espaldas... consciente o
inconscientemente... Dios, con respeto y bondad nos busca cada día y nos dice:

"Escucha, estoy a la puerta y llamo. Si alguien me oye y me abre,
entraré en su casa y cenaremos juntos..." (Apocalipsis 3,.20).

Mikel Pereira
 
"El señor dijo a Abrán:
-Sal de tu tierra,
de entre tus parientes
y de la casa de tu padre,
y vete a la tierra que yo
te indicaré- " (Gn 12, 1)

"Acuérdate del camino que el señor tu Dios te ha hecho recorrer... a
través del desierto... Te ha alimentado con el maná, un alimento que
no conocías, ni habían conocido tus antepasados, para que
aprendieras que no sólo de pan vive el hombre sino de todo lo que
sale de la boca del Señor... Guarda los mandamientos del Señor tu
Dios, siguiendo sus caminos" (Dt 8, 2-6)


"Mira, hoy pongo delante de ti vida y felicidad, muerte y desgracia.
Si escuchas los mandamientos del Señor tu Dios que yo te
prescribo hoy, amando al Señor tu Dios, siguiendo sus caminos y
observando sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos, vivirás y
serás fecundo, y el Señor tu Dios te bendecirá" (Dt 30, 15-16)


"Nosotros, los errantes, que andamos siempre buscando el camino
más solitario, jamás iniciamos un día donde enterramos el día
anterior. Nunca nos encuentra la aurora donde el poniente nos
dejó. Aun cuando la tierra duerme, nosotros viajamos" (Khalil
Gibrane, "El Profeta")


"Yo soy el Camino" (Jn 14, 6)