"Aplastemos al justo desvalido, no tengamos
compasión de la viuda, ni
respetemos las canas del anciano... Acechemos al justo, porque nos resulta insoportable, y se opone a nuestra forma de actuar... es un reproche contra nuestros pensamientos, y sólo verlo nos molesta. Pues lleva una vida distinta de los demás, y va por caminos muy diferentes" (Sabiduría 2, 10-15)
"Habéis oído que se dijo: ama a tu prójimo y odia a
su enemigo. Pero yo os
digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen" (Mateo 5, 43-44)
"A vosotros que me escucháis os digo: amad a
vuestros enemigos, haced el
bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian" (Lucas 6, 27-28)
|
EL RINCÓN DE LA MEDITACIÓN
|
LIBERAR DEL ODIO QUE
DESHUMANIZA |
"El odio suscita disputas, el amor disimula
las
faltas... el irascible comete locuras, el reflexivo es paciente... el que odio habla con disimulo, pero en su interior anida la perfidia... disimula el odio bajo capa de astucia, pero su malicia aparecerá en la asamblea" (Proberbios 10, 12; 14, 17; 26, 24-26)
"No odiarás a tu hermano, sino que
le
correjirás" (Levítico 19, 17)
|
LIBERAR DEL ODIO QUE DESHUMANIZA
Para ti que llegas desde lejos... para ti que
buscas a los hombres... para ti
que eres signo de la alegría de una iglesia pobre y comprometida... es para ti que yo escribo esta oración. Déjate edificar por quien te puede construir para
siempre... déjate modelar
por sus manos... y si la construcción se rompe, tú, no tiembles, ello sólo significa que todavía no estás preparado... deja pasar el tiempo... deja hacer a Dios... cuando llegue el momento Él hará para ti maravillas porque la Justicia y el Amor le acompañan, y Misericordia es su nombre... Deja hacer a Dios todo cuanto ha preparado para ti... deja a Dios hacer en ti hasta poder decir: "no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi" (Gálatas 2, 20). Tú que buscas respuestas para las preguntas que
llevas en el fondo del
corazón... Tú que buscas, pero todo parece oscuro... tú que llamas, y nada se abre... tú puedes encontrar todavía una seguridad en ti mismo y en los hombres que te rodean... Y si buscas un camino para llegar hasta allí donde el hombre es él mismo, allí descubrirás el compromiso que Cristo te pide a cada instante... Busca tan solo cómo llevar, día tras día, un poco de alegría al rostro de aquel que está enfermo, un poco de esperanza al que está desesperado... busca a cada momento cómo morir por tu hermano... y serás feliz. Dios no es sólo aquel de quien esperar dicha y
protección. Él es, también,
alguien que espera "algo" de ti. Si te pones a la escucha de lo que Dios propone... si entras en sus preocupaciones y su pasión por el hombre, descubrirás que tu vida tiene otra razón de ser: vivir para Otro. Dios llama. La Biblia es la vida de una vocación.
La Palabra de Dios se
manifiesta desde la primera página del Génesis como Palabra creadora y al mismo tiempo interpeladora: ella llama y los seres están ahí; ella se manifiesta con un significado a la medida de cada uno,... ella llama a los seres que ha creado. Cada ser está hecho para algo, y ello está inscrito
en su corazón. Cada
hombre y cada mujer están hechos para algo, y Dios se lo comunica a través de una llamada personal que exige una respuesta libre. Pero esta llamada no tiene nada de exterior. Ella revela la profunda relación interior, la misteriosa connivencia que existe entre Creador y criatura. Ciertas personas son especialmente llamadas por
Dios pues Él entiende que
es mejor salvar a las mujeres y los hombres a través de algunos hombres o mujeres. La Biblia está llena de estas vocaciones particulares; pero bajo la infinita diversidad de escenas de vocación aparece una constante: el día en el que el Señor hizo entender su llamada a su elegido, éste descubrió que, en realidad, él estaba hecho para eso; la llamada no hace sino confirmar la misma estructura de su ser... Y tú, ¿llegarás a descubrir la necesidad de nacer y
renovarte cada día,
viviendo en el espíritu de un asombro sin fin que hará de ti una fuente de perdón y misericordia? Dios te dice cada mañana: "desciende rápido, hoy me detendré en tu
casa..." (Lucas 19, 5). No, tú no estás abandonado. Pero Dios no puede venir a ti, si tú rehusas recibirle, si cierras la puerta e impones tus condiciones... Acógele gratuitamente, por lo que Él es... entonces se realizará para ti la constatación de Cristo a propósito de Zaqueo: "hoy la salvación ha llegado a esta casa... en efecto, el Hijo del hombre a venido a buscar y salvar lo que estaba perdido..." (Lucas 19, 9-10). Busca romper todas las fronteras para llegar más
cerca del hombre, y
cuando estés junto a él, lucha hasta perder tu propia vida para que el hombre no sea nunca más pisoteado por intereses partidistas; comprométete a liberarlo de las injusticias que lo encadenan, del odio que lo deshumaniza y la miseria que le rodea. No construyas grandes castillos. Haz de tu vida un
lugar de sencilla acogida,
espontánea apertura y total entrega a Dios y los hombres... No te desesperes jamás, ello sólo te conduciría a odiarte a ti mismo, a despreciar a los que te rodean y a olvidarte de Dios... Busca siempre los ojos de aquellos que te rodean y viven cerca de ti, en ellos descubrirás el sufrimiento y la alegría, el miedo y la confianza... Y he aquí el día, he aquí la aurora: tú has buscado a los hombres, y has encontrado a Dios. Y tú sabes ahora que Dios está contigo hasta el último día de tu existencia. Mikel Pereira
|