EL RINCÓN DE LA MEDITACIÓN

"Bienaventurados los que tienen
hambre y sed de justicia,
porque serán saciados".

(Mateo 5, 6)
CONSTRUCTORES DE JUSTICIA
Por todas partes hay hombres y mujeres que ven que su futuro está cerrado, que
viven aplastados por el peso de una historia que parece determinarlo todo: unos
conocen el paro, la pobreza o la miseria... otros viven atrapados en la espiral del
alcohol o la droga... y los más huyen del vacío de sus existencias entrando en el
frenesí de hacer carrera o de ganar un poco más cada día, sin que nada les importe
el precio que tienen que pagar o la suerte de aquellos que les rodean.

Pero también por todas partes hay hombres y mujeres marcados por la esperanza,
que sienten germinar en sus corazones la misma sed de justicia.

Y tú, que aspirando a vivir en un mundo más humano, tienes que enfrentarte a las
injusticias de los hombres, no te limites a decir "¡Señor, Señor!". Denuncia con tu
voz toda forma de injusticia y toda falta de respeto hacia la dignidad de la persona.

Pero no te conformes con denunciar las injusticias. Tú estás llamado a ser testigo
del sentido de la historia, a pesar de las contradicciones, los retrasos e incluso las
marchas hacia atrás... a ti se te pide que seas agente de justicia y artesano de la paz
aún en medio de las tensiones más contradictorias.

Busca la forma de romper todas las fronteras para llegar más cerca del hombre;
lucha hasta perder tu propia vida para que el ser humano no sea nunca más
pisoteado por intereses partidistas; comprométete a liberarlo de las injusticias que
lo encadenan, del odio que lo deshumaniza y la miseria que lo rodea... y
encontrarás, no el ensueño que adormece tus capacidades creadoras, sino la alegría
que te impedirá detenerte mientras exista un ápice de injusticia sobre la faz de la
tierra.

Y si luchas por hacer realidad una sociedad en la que el hombre sea respetado por
encima de todo, llegará el día en el cual descubrirás la oración como expresión de
un encuentro con el Dios de la Vida. Porque tú estás llamado a ser el hombre de la
esperanza en un mundo en el que, a pesar de tantas injusticias, Dios sigue
trabajando y construyendo su Reino.

A ti se te ha encomendado una gran tarea: construir una nueva "Civilización del
Amor"
basada en la verdad, la justicia y la paz. Y construir un mundo más justo
significa esforzarse, entre otras cosas, porque no haya niños mal nutridos o sin una
mínima formación, que no haya campesinos sin un pedazo de tierra que trabajar,
que no haya trabajadores mal pagados o incluso disminuídos en sus derechos por
proceder de otros países o tener otro credo, que no haya sistemas que permitan la
explotación del hombre por el hombre o el estado, que no haya a quienes les sobre
mucho mientras que a otros, sin ninguna razón, les falta de todo.

Sé levadura en medio del mundo para hacer creíble la "locura" del Evangelio. Y
si el sufrimiento y la agonía del hombre grita en tu corazón... si el miedo del
hombre pone en tus labios las palabras de aquel que no puede hablar... entonces
comienza a cantar esa sinfonía universal, ese poema que, para ti como para otros
muchos que esparcidos por todo el mundo comparten contigo la lucha por el
hombre nuevo, es fruto de una entrega sin límites.

Día tras día, vé y construye la justicia en el amor.

Mikel Pereira