VIÁTICO
VocTEO
 

Literalmente el término «viático» designa las provisiones para el viaje.

Algunas veces los Padres de la Iglesia designan con este término la eucaristía, entendida como el alimento espiritual de nuestro caminar por este mundo. Pero ordinariamente el viático es el sacramento de la eucaristía que se da a los moribundos a punto de pasar de este mundo al otro.

La Iglesia, siguiendo el ejemplo y el mandato de Jesús, desempeña un ministerio de aliento entre los enfermos.

Sacramento universal de salvación, rodea de afectuosos cuidados a los que se ven afligidos por la debilidad humana; realiza obras de misericordia, colabora en la lucha contra la enfermedad, dice palabras de salvación e invita a dar un significado salvífico al sufrimiento. En el momento en que el enfermo vive la experiencia más dramática de su existencia, la Iglesia se le acerca alentando su fe en la eternidad. Después de la reconciliación de sus pecados en el sacramento de la penitencia, y después de la unción ( ver Unción de los enfermos), la Iglesia le da el viático. El orden ritual al final de la vida reproduce el de la iniciación (bautismo, confirmación, eucaristía). La eucaristía es real y plenamente el fin y la culminación. De esta manera, en el paso de esta vida a la otra el viático del Cuerpo y de la Sangre de Cristo da fuerzas al fiel y le ofrece la prenda de la resurrección (cf. Jn 6,54). El Ritual recomienda recibirlo durante la misa, de manera que el enfermo pueda comulgar bajo las dos especies: la comunión en forma de viático es realmente un signo especial de la participación en el misterio que se celebra en el sacrificio de la misa, el misterio de la muerte del Señor y de su paso al Padre.

La eucaristía es siempre una realidad intermedia o una convocatoria parcial entre el banquete pascual de Jesús y la fiesta universal de todos los pueblos, a la que necesariamente remite y prepara. Es proclamación de la muerte victoriosa del Señor «hasta que vuelva» ( 1 Cor 1 1,26). La resurrección de Cristo inaugura ya el nuevo mundo del futuro y en su humanidad glorificada ha comenzado va la transfiguración del cielo nuevo y (le la tierra nueva.

Por esto, ya desde la primera generación cristiana, participar en la eucaristía quiere decir recibir un «germen de inmortalidad», un «antídoto contra la muerte», un ius ad gloriam incluso para nuestro cuerpo, en una palabra, la prenda y las arras de la resurrección y de la transfiguración final.

Y precisamente por la referencia pascual conviene que en la celebración del viático el fiel renueve la fe de su bautismo, en el que recibió la adopción de hijo de Dios y se hizo coheredero de la vida eterna prometida.

Todos los bautizados que puedan recibir la comunión y se encuentren en peligro de muerte están obligados por precepto a recibir el viático. Y se puede finalmente recordar que la finalidad primera y original de la conservación de la eucaristía en la Iglesia fuera de la misa es la administración del viático a los moribundos.

R. Gerardi

Bibl.: Ritual romano. Sacramento de la unción y cura pastoral de los enfermos, Roma 1974;, M, Righetti, Historia de la liturgia, 11, BAC, Madrid 1956. 489-501; AA. VV Los sacramentos de los enfermos, PPC, Madrid 1976.