TEOLOGÍA EVANGÉLICA
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Mientras que el adjetivo «evangélico» se ha usado muchas veces para describir una forma conservadora de cristianismo surgida en el siglo xx (ver Fundamentalismo y televangelismo), generalmente la expresión teología evangélica se refiere a la teología protestante en general y especialmente a la que se desarrolla bajo la influencia de Martín Lutero (1483-1546).

Para Lutero, el corazón de toda la teología es el tema de la justificación y de la salvación por medio de la gracia de la humanidad pecaminosa, por obra de un Dios que juntamente juzga y tiene misericordia. La justificación por medio de la sola fe y por medido de la sola gracia es el centro del Evangelio. Cualquier teología que se construya sobre los fundamentos de este centro puede ser llamada "evangélica».

La antropología teológica de esta teología considerará a los seres humanos, no tanto como criaturas históricas racionales, ni como potencias obedienciales para la unión con Dios, sino ante todo y sobre todo como pecadores, completamente incapaces de salvarse a sí mismos de las consecuencias de sus pecados. La imagen de Dios que predomina en esta teología acentúa su soberanía. Dios es el juez que condena a la luz de la desobediencia de la ley por parte del hombre: y solamente Dios, a través de su gracia y por medio del don de la fe, puede salvar a los hombres del castigo eterno que justamente merecen.

La teología evangélica se muestra escéptica sobre las pretensiones de los recursos creados para mediar la salvación y la revelación. No hay ninguna continuidad ontológica entre el Creador trascendente y sus criaturas finitas. La razón humana participa de esta debilidad y por tanto la teología evangélica mira con escepticismo las pretensiones de la teología natural o la doctrina de la analogía. El conocimiento humano de Dios se basa en la Palabra de Dios, que condena el error humano y la pecaminosidad, pero que proclama misericordiosamente el perdón en la cruz de Cristo. La cruz es el juicio de Dios sobre la pecaminosidad humana. La teología evangélica, como teología que elabora esta palabra de la cruz, es por tanto una theologia crucis (ver Theologia crucis}.

A pesar de estas propuestas más bien negativas que forman el marco de su fase inicial, gran parte de la historia de la teología evangélica ha sido un intento de reconciliación con la imagen más positiva del hombre que ha ido evolucionando en el pensamiento occidental bajo el impacto del Renacimiento, de la Ilustración y de la revolución científica moderna.

Ya a finales del siglo XVll y durante todo el siglo XVIII, los teólogos evangélicos desarrollaron una comprensión del cristianismo centrado en la enseñanza moral y en el ejemplo de Jesús. Se emplearon argumentos históricos y filosóficos para relativizar algunas doctrinas de la Escritura y de la Tradición que no parecían armonizarse debidamente con el nuevo tradicionalismo filosófico. A comienzos del siglo XIX, F. Schleiermacher (1764-1834), en su obra Sobre la religión Discursos a los intelectuales que la desprecian ( 1799), defiende a la religión describiéndola en términos de experiencia individual e interior. Schleiermacher ha sido considerado a veces como el padre de la teología liberal protestante, que se caracteriza por su voluntad de eliminar o reinterpretar las doctrinas tradicionales que no parecen conciliables con la visión contemporánea del mundo. La teología liberal protestante propone generalmente una valoración optimista del hombre y de sus expectativas para el futuro. Los exponentes principales de esta teología serían a continuación A. Ritschl (1822-1889) y E. Troeltsch ( 1865- 1923).

La teología evangélica volvió a una posición mucho más crítica sobre el hombre en la teología kerigmática de la Palabra, que apareció con la publicación de La carta a los Roma7.105 (1919), de K. Barth (1886-1968). Esta reafirmación de las doctrinas tradicionales, llamada a veces "neo-ortodoxa», desafió valientemente al pensamiento contemporáneo sobre la base de aquel viejo principio evangélico de que la razón humana y los proyectos humanos están inevitablemente manchados por el pecado. R. Bultmann (1884-1976) formuló su teología kerigmática con la terminología del existencialismo antropológico de M. Heidegger (1889-1976).

Para Bultmann, la fe en Cristo abre a los seres humanos la posibilidad de una existencia auténtica. P Tillich ( 1886- 1965) intentó mostrar la relación entre la Palabra de Dios y la razón humana, elaborando un «método de correlación, en el que las doctrinas cristianas pueden entenderse como modos para comprender la respuesta de Dios a las preocupaciones fundamentales humanas. Finalmente, la relación divino-humana que está en el corazón de la teología evangélica es desarrollada por los teólogos contemporáneos en términos de una teología de la esperanza o de una teología del Reino de Dios.

W Henn

Bibl.: 1, Gómez Heras, Teología protestante, BAC, Madrid 1972; U. Ranke-Heinemann, El protestantismo. Naturaleza y evolución, studium, Madrid 1971; H, Zah,lnt, A vueltas con Dios Hechos y Dichos, Zaragoza 1972; R, Winling, La teología del siglo xx, Sígueme, Salamanca 1987