SETENTA
VocTEO
 

Es el nombre con que se designa a la más antigua e importante traducción del Antiguo Testamento en lengua griega. Se compuso bajo el reinado de Tolomeo II Filadelfo (285-246 a.C.) en Alejandría de Egipto y se concluyó por el 100 d.C. El nombre de Setenta se debe a una leyenda que nos narra la ficticia Carta de Aristeas a Filócrates, del siglo II a.C., según la cual 72 hebreos eruditos (6 por cada tribu) fueron enviados desde Egipto a Jerusalén e hicieron la versión en 72 días. El número se redondeó en 70 Y pasó a ser el título o designación común.

Además de los libros de la Biblia hebrea traducidos al griego, los Setenta contienen también los complementos griegos a los libros hebreos (añadidos a Ester, a los Salmos, a Daniel y a Jeremías), así como los llamados libros deuteronómicos y apócrifos escritos directamente en griego (por ejemplo, 1-2 Macabeos, Judit, Tobías, Sabiduría).

La versión del texto hebreo varía mucho de un libro a otro, tanto por su estilo como por su esmero de fidelidad al original. Donde los fragmentos hebreos de Qumrán pueden confrontarse con los Setenta, aquéllos tienden a confirmar el texto griego más bien que el hebreo. Esto es una señal de que los manuscritos hebreos en los que se basaron los Setenta diferían en muchos aspectos de los que fueron escogidos más tarde como prototipos para el texto masorético de la Biblia hebrea. En efecto, son numerosas las variantes de los Setenta respecto al texto masorético hebreo. A veces es posible que los Setenta reflejen un texto hebreo más antiguo y "original". Otras veces, los Setenta están dominados por un fuerte interés apologético y litúrgico. Los Setenta fueron la Biblia oficial del judaísmo helenista y constituyeron la base de la liturgia sinagogal. Su importancia hizo que constituyeran el ambiente cultural y el vehículo literario para la predicación de la primitiva comunidad cristiana a los gentiles. Fue la Iglesia griega la que escogió a los Setenta como un "canon" en el sentido estricto de la palabra; pero no hubo ninguna decisión de la autoridad que definiera a los Setenta como un canon concluido.

Desde comienzos de la era cristiana, los escribas se pusieron a corregir a los Setenta según los ejemplares hebreos que ellos preferían y que prefiguraban el texto masoréticó. La primera revisión de la Biblia griega fue hecha, al parecer, por Teodoción en Palestina por los años 30-50 d.C. Posteriormente, Áquila, discípulo de rabbí Akiba, por el 100 d.C., hizo una nueva traducción servilmente literal. Finalmente Símmaco, quizás un samaritano convertido al judaísmo, propuso una traducción fiel y literal por el 170 d.C. En la primera mitad del siglo III, Orígenes dispuso en seis columnas -de ahí el nombre de Hexapla- el texto hebreo de la Biblia, su trascripción fonética en letras griegas, las traducciones de Áquila, Símmaco, los Setenta y Teodoción.

A partir de este trabajo, Orígenes hizo una edición de los Setenta, en la que se señalaban con signos diacríticos las diferencias respecto al texto hebreo: se atribuye otra edición de los Setenta al mártir Luciano de Antioquía (muerto el 311/312 d.C.); esta forma del texto, llamada «lucianea", conserva en algunos pasajes lecciones muy antiguas de los Setenta.

A. Bonora

Bibl.: Hay dos ediciones principales de los Setenta: la de A. Rahlfs, en 2 vols., publicada en Stuttgart, 1935, y la de H. D. Swette, en 3 vols., publicada en Cambridge; N, Fernández Marcos (ed.), La Septuaginta en la investigación contemporánea, Madrid 1985, J Trebolle, La versión griega de los Setenta, en AA. VV , Introducció al estudio de la Biblia, La Biblia en su entorno, Inst, San Jerónimo-Verbo Divino, Estella 1990, 475491; Íd" La Biblia judía y la Biblia cristiana, Trotta. Madrid 1993, 315-340.