LITURGIA
VocTEO
 

La palabra «liturgia», en griego leitourgía, está compuesta de dos vocablos griegos: laos-leiton (pueblo, del pueblo) y ergon (acción). A partir del sentido genérico de acción pública, tanto civil o militar como religiosa, en el uso del griego clásico, pasó a adquirir un sentido estrictamente teológico con la versión del Antiguo Testamento hecha por los Setenta, para traducir las expresiones hebreas sheret y abhodah, que se refieren al servicio de Dios o al culto de los levitas en la tienda o en el templo de Jerusalén. En el Nuevo Testamento, con la palabra "liturgia», lo mismo que ocurre con otras palabras del área cultual, se expresan varias realidades: el ministerio sagrado del templo (Lc 1,23), la acción sacerdotal de Jesús (Heb 8,2), la ofrenda de la vida de Pablo en sacrificio (Flp 2,17), el culto de oración de la Iglesia apostólica (Hch 13,2), las obras de caridad de Pablo y de la comunidad cristiana (Rom 15,27: 2 Cor 9,12). Esta variedad de acepciones supone una verdadera teología y pone de relieve la novedad del verdadero culto en la persona de Jesús y en su sacrificio pascual, la continuidad de este culto en las celebraciones de la Iglesia y en la vida de caridad de los discípulos de Cristo, cuya existencia es un culto espiritual (Cf Rom 12,1-2). Liturgia significa la ciencia, la teología, la celebración misma del culto cristiano. Pero bajo este nombre se indican también los diversos modos de la celebración, o las diversas familias o ritos que existen en la Iglesia de Oriente y de Occidente.

Pío XII ofreció un intento de definición doctrinal de la liturgia en la encíclica Mediator Dei ( 1947) con estas palabras: "La santa liturgia es el culto público que nuestro Redentor rinde al Padre como cabeza de la Iglesia, y es el culto que la sociedad de los fieles rinde a su Cabeza y por medio de él al eterno Padre; es el culto integral del Cuerpo místico de Jesucristo, es decir, de la Cabeza y de sus miembros». El Vaticano II, en la Constitución Sacrosanctum concilium n. 7 y en el rico contexto bíblico y litúrgico de los números precedentes y siguientes (5-8), presenta un concepto teológico más preciso y elaborado con estas palabras : "Con razón se considera la liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y cada uno a su manera, realizan la santificación del hombre: y así, el Cuerpo místico de Jesucristo, es decir la Cabeza y sus miembros, ejerce e1 culto público íntegro » El concepto bíblico y central es el ejercicio sacerdotal de Cristo en su vida y en su presencia actual a la derecha del Padre, siempre vivo para interceder en favor nuestro (Heb 7 25). En su mediación sacerdotal, Cristo, siempre presente en la Iglesia, especialmente en las acciones litúrgicas, actúa en la dimensión de la economía trinitaria, que supone la persona y la obra del Padre, fuente de toda santificación y fin de todo culto, y la acción del Espíritu Santo. La doble acción de la santificación de los hombres, es decir, de la comunicación de la vida divina y del culto, con la respuesta de la oración y de la vida, indica la estructura esencial de la liturgia como diálogo de la salvación entre Dios y su pueblo y la necesaria respuesta teologal y existencial de la alianza.

La liturgia es eclesial por naturaleza, se realiza en la Iglesia y por la mediación de la Iglesia, en su estructura sacramental y jerárquica, con el sacerdocio de los .fieles y el sacerdocio ministerial, en la experiencia concreta de la asamblea litúrgica. Así pues, los fieles tienen que participar de manera consciente, activa y fructuosa en la celebración. La mediación entre Cristo y su Cuerpo, entre el tiempo de la salvación cumplida y el hoy de la salvación comunicada, entre la eternidad donde Cristo está sentado a la derecha del Padre y el tiempo donde la Iglesia celebra sus misterios de salvación, se lleva a cabo mediante los signos sensibles y eficaces de la liturgia. Estos signos son en primer lugar la Palabra de Dios, que tiene papel importantísimo en la liturgia, los sacramentos, la oración y todas las demás constelaciones de símbolos litúrgicos (personas, acciones, cosas, tiempo, espacio) que presentan de manera propia y variada, según la institución de Cristo y las disposiciones de la Iglesia, la gracia multiforme de Cristo.

Esta celebración, por medio de ritos y de plegarias, expresa la índole social humano-divina de la salvación en Cristo.La liturgia, especialmente en la celebración de la eucaristía, « es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y . al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza" (SC lO). En efecto, «es la fuente primaria y necesaria de donde han de beber los fieles el espíritu verdaderamente cristiano" (SC 14). La liturgia celebra además la fe de la Iglesia, de la cual depende, a fin de que la ley . de la oración (lex orandi) responda a la norma de la fe (lex credendi). Las exigencias de ortodoxia y de ortopraxis litúrgica vienen de la necesidad de una recta confesión y de una mistagogia o celebración de la fe en las palabras y en los ritos, en cuanto que es una manifestación particular del misterio de Cristo y de la naturaleza de la verdadera Iglesia, En el ámbito de la liturgia de la Iglesia se comprenden las celebraciones de los sacramentos y de los sacramentales, la misma celebración o liturgia de la Palabra en sus diversas formas y acepciones, la liturgia de las horas, el año litúrgico con la riqueza de los misterios de Cristo, la veneración especial de la Madre de Dios y la memoria de los santos.

J Castellano

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