ISAÍAS
VocTEO
 

Este libre pertenece a la sección de los profetas posteriores. Dentro de él se pueden distinguir tres partes, cuyos autores suelen denominarse: Isaías, Déutero-Isaías y Trito-Isaías. En efecto, se advierten diferencias de tipo histórico, estilístico y teológico entre ellas. Los 39 primeros capítulos deben clocarse en los años 740-698, durante los reinados de Ozías, Yotán, Acaz y Ezequías.

Asiria es la potencia dominante. Hay claras referencias a la guerra siro-efraimita, a la caída del reino del norte, al asedio de Azoto, a la invasión de Senaquerib. A partir del c. 40 se menciona a Ciro, rey de Persia de mitad del siglo Vl y se exhorta al pueblo a salir de Babilonia y emprender el regreso a Jerusalén.

A partir del capítulo 56 tenemos la impresión de encontrarnos de nuevo en Jerusalén, inmersos en la problemática de los años posteriores al destierro. La teología de la historia se desarrolla mucho más en los capítulos 40-66 y lo mismo pasa con la imagen del Dios creador, que no tiene paralelos en los capítulos 1-39; hay que anotar además las diferencias entre el salvador de 9,1 6 y 1 1,1-9 respecto al Siervo de Dios de 52,13-53,12). En 56-66 encontramos mayor interés por el culto Y se conciben de manera distinta tanto el problema de la apostasía como la visión escatológica.

En la primera parte el mensaje de Isaías comprende dos grandes filones: la cuestión social durante los primeros años de su actividad y la política a partir del 734. La denuncia social es una crítica de la clase dominante por su 1ujo y su orgullo, por su codicia desmesurada y sus injusticias, unida a la pretensión- de una vida «religiosa» de intenso culto a Dios. La actitud política: Dios se ha comprometido con la ciudad de Jerusalén y la dinastía de David. Dios exige la fe del pueblo y del rey. Ante la amenaza enemiga creer significa estar tranquilos y atentos, sabiendo que Dios no dejará de salvar a su pueblo: lo contrario es la búsqueda de seguridades humanas. El Mesías aparece como aquel que establece en la tierra la justicia y el derecho, dando consistencia al trono de David. Es fundamental el deseo de provocar en el pueblo el encuentro con Dios, la plena aceptación de lo divino en medio de lo humano. En la segunda parte nos encontramos con el canto del regreso del destierro (el plan de Dios permanece firme a pesar de todos los fracasos), junto con el anuncio del profeta que vendrá, siervo misterioso, humilde y doliente, pero víctima de amor. En la tercera parte aparece por un lado el lamento y la acusación por las graves violaciones del derecho (56-59) y del culto verdadero, y por otro lado la promesa de la salvación inminente (6062). "La salvación y la justicia» de Yahveh vendrán pronto; se tratará de una nueva creación (65,17).

G. Lorusso

Bibl.: J M. Asurmendi, Isaías 1-39 Verbo Divino, Estella 61gg4: Cl. Wiéner, EÍ segundo Isaías, Verbo Divino, Estella 1994; L. Alonso SchOkel - J L. Sicre, Los profetas. 1, Cristiandad. Madrid 1980, 91-95: E, Beaucamp, Los profetas de Israel, Verbo Divino, Estella 1988, 71-130: J L. Sicre, Profetismo en Israel, Verbo Divino. Estella l993.