INTERPRETACIÓN
VocTEO
 

El problema de la interpretación ocupa un lugar privilegiado en la filosofía contemporánea y en la teología.

Para Schleiermacher es «el arte de evitar el malentendido", haciendo comprensible lo que intenta decir un texto o un discurso. Para Heidegger, por su parte, el interpretar (Auslegung) toma su sentido originalmente de la circularidad hermenéutica del interpretar y del comprender. Estas dos breves alusiones bastan para señalar la complejidad de lo que se intenta decir al hablar de «interpretación» (también se habla de «hermenéutica», del griego ermeneuein = hacer comprensible una cosa, arte y ciencia de la interpretación de los textos). Se pueden distinguir diversos tipos según se siga una orientación positivista (el polo objetivo ocupa el primer plano), antropocéntrico (es decisivo el polo subjetivo), cultural (comprende la realidad a través de las mediaciones culturales objetivadas de varias maneras), metafísico (plantea el problema de la misma verdad de lo real). Para la teología tiene especial importancia el problema de la relación entre la verdad y la historia: la verdad no puede ser más que única y universal: sin embargo, en todo lo que el hombre conoce, dice y hace está históricamente condicionado. Este problema atañe sobre todo a la cuestión de la interpretación del «dogma» como verdad revelada, transmitida en la parádosis (Tradición) de la Iglesia, como universalmente válida e inmutable en su substancia. Esta cuestión tiene como trasfondo la comprensión teológica de la verdad y de la realidad. Desde el punto de vista teológico, desemboca en la otra cuestión de las relaciones entre una verdad universal y siempre válida, por un lado, y la historicidad de los dogmas, por otro. Suponiendo la doctrina católica sobre la infalibilidad, se dirá que todo artículo de fe « es un modo de percibir la verdad divina, que nos orienta hacia ella» (san Isidoro, citado por S. Th. 11-11, q. 1, a. 6). En cuanto tal, mientras que atestigua la verdad divina, remite más allá de él mismo hacia esa misma verdad. Por este motivo la interpretación del dogma procede de las palabras y de los conceptos hacia la verdad de las cosas que éstos contienen. Como cualquier otra verdad humana sobre Dios, también los dogmas tendrán que comprenderse analógicamente, es decir, con un valor obligante respecto a la verdad salvífica de Dios.

En cuanto que su contenido está constituido por la Palabra de Dios, los dogmas deben interpretarse teológicamente de una forma indisolublemente ligada con la vida de comunión con Cristo en la Iglesia. La interpretación actualizante del dogma se lleva a cabo en y a través de la vida eclesial en su totalidad. A ello contribuyen el trabajo teológico, el estudio histórico de las fuentes, la aportación de las ciencias humanas, la hermenéutica, la lingUística y la filosofía. El problema de la interpretación actual de los dogmas se concentra en el problema del valor permanente de las fórmulas dogmáticas. La teología ha buscado siempre criterios válidos con esta finalidad (cf , por ejemplo, los siete principios sugeridos por J H. Newman: preservación del tipo, continuidad de los principios, poder de asimilación, consecuencia lógica, anticipación del futuro, influjo preservador del pasado, vigor duradero). Para la teología católica es fundamental la función del Magisterio, a quien se le ha confiado la interpretación auténtica de la Palabra de Dios.

M. Semeraro

Bibl.: Commissione teologica internazionale, L'interpretazione dei dogmi, octubre 1g80: J M. Rovira Belloso, Hermenéutica, en DTF 52g-545; H. G. Gadamer, Verdad y método,' 2 vols.. Sígueme, Salamanca 1977 1993; E. Schillebeeckx, Interpretación de la fe, Aportaciones a una teología hermenéutica y crítica, Sígueme, Salamanca 1973.