INDULGENCIA
VocTEO


La indulgencia es «la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, y a perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos» (CIC, can. 992).

El papa Pablo VI, con la constitución apostólica Indulgentiarum doctrina, de 1967 dio paso a la reordenación de la práctica de las indulgencias (que se completó en el nuevo texto del Manual de las indulgencias), para que de allí se derivase « una unión más íntima de todos los miembros del cuerpo místico y un mayor fervor de caridad», dejando claro que el fin fundamental de las indulgencias sigue siendo la satisfacción "de la pena temporal debida por los pecados cometidos en la vida terrena, perdonados ya en cuanto a la culpa». Incluso después de perdonada la culpa con el sacramento de la penitencia, quedan penas por descontar o restos de pecados que purificar. Lo demuestra la doctrina católica sobre el purgatorio: las almas de los difuntos, "que han pasado a la otra vida en la caridad de Dios, verdaderamente arrepentidas, antes de haber satisfecho con dignos frutos de penitencia por las culpas cometidas y por las omisiones» (II concilio de Lyón, sess IV: DS 856), son purgadas después de la muerte con penas purificatorias.

Pero entre los hombres se da una solidaridad sobrenatural, gracias a la cual, así como el pecado de uno perjudica a todos los demás, también la santidad de uno beneficia a todos los otros. Se trata de la solidaridad: en el pecado, en Adán: en la gracia, en Cristo. Así pues, los fieles pueden prestarse mutuamente ayuda para conseguir su fin sobrenatural: en la «comunión de los santos» la vida de cada uno de los hijos de Dios se une en Cristo y por medio de Cristo con la vida de todos los hermanos, en la unidad sobrenatural del cuerpo místico de Cristo, hasta llegar a formar una sola persona mística. Éste es el tesoro de la Iglesia: el valor infinito e inagotable de los méritos de la redención de Cristo, de las oraciones y de las buenas obras de santa María y de todos los santos. "La Iglesia, consciente de estas verdades desde los primeros tiempos, conoció y emprendió varios caminos para que los frutos de la redención divina se aplicasen a cada uno de los fieles y los fieles cooperasen a la salvación de los hermanos» (indulgentiarum doctrina 6).

Además, en particular, los papas decretaron que algunas obras más convenientes al bien común de la Iglesia pudieran sustituir a toda la penitencia, y que a los fieles verdaderamente arrepentidos que confesasen sus pecados y realizasen esas obras se les concediera el perdón total o parcial de la pena temporal debida por los pecados. Se trata de la «indulgencia»: en ella la Iglesia, haciendo uso de su poder de ministra de la redención de Cristo, con una intervención autoritativa, dispensa al fiel debidamente dispuesto el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos. En el Manual de las indulgencias se describen las diversas obras y oraciones indulgenciadas. La indulgencia es parcial o plenaria según libere en parte o totalmente de la pena temporal. Las indulgencias tanto parciales como plenarias pueden aplicarse siempre a los difuntos a manera de sufragio. La indulgencia plenaria puede adquirirse generalmente una sola vez al día; la parcial, varias veces. Para la indulgencia plenaria es necesario ejecutar la obra indulgenciada, hacer la confesión sacramental, recibir la comunión eucarística y recitar una oración por las intenciones del romano pontífice.

Además, tiene que excluirse todo afecto al pecado, incluso venial.

R. Gerardi

 

Bibl.: Manuale delle indulgenze, Norme e concessioni, Citta del Vaticano I968; K. Rahner, Indulgencias. en SM, 111, 872-886; Íd., Observaciones sobre la teología de las indulgencias, en Escritos de teología, 11, Taurus, Madrid, 1961, 181-207; J Ramos Regidor, El sacramento de la penitencia, sígueme, Salamanca 1975.