HERMENÉUTICA
VocTEO


Del griego hermeneia/hermeneuo/herméneuein. Indica una doble operación: ad extra, en el sentido de expresar o comunicar un significado; ad intra, como ejercicio de interpretación que deja salir a la luz lo que se comprende.

De aquí su cualificación original de hermenéutica como «arte de la interpretación», que semánticamente se refiere al dios Hermes, mensajero de los dioses, portador de mensajes y al mismo tiempo, mistificador de la palabra que, en un juego narrativo, hace oscuro y enigmático el mensaje, expuesto a una mala inteligencia y a la damnatio memoriae.

La historia de la hermenéutica se estructura en torno a dos núcleos: la hermenéutica como exégesis y como teoria filosófica de la interpretación. En la primera dimensión se caracteriza por las teorías de las reglas interpretativas, por los métodos de las diversas «hermenéuticas» aplicadas a escritos diferentes. Aristóteles la entiende como esfuerzo por descifrar y aclarar un texto en la trama lógica interpretativa. Con la exégesis patrística y santo Tomás se subraya la globalidad del acto hermenéutico de quien se acerca a la Escritura para captar los significados oscuros, hasta la elaboración medieval del sentido cuádruple de la Escritura (literal, espiritual, alegórico y anagógico), que entiende la hermenéutica como « exploración de los misterios» (H. de Lubac) y no como simple explicación de textos.

Con F. Schleiermacher la interpretación, con sus técnicas, se mueve en el horizonte de la comprensión. En la relación entre subtilitas explicandi y subtilitas intelligendi, el sujeto interpretante irrumpe con su conocimiento incrementando el ámbito del significado y ligando el dato objetivo con toda la estructura cognoscitiva y ontológica. En W Dilthey la hermenéutica asume una configuración universal como estructura epistémica de las «ciencias del espíritu» le corresponde el "comprender» respecto al «explicar», ya que el saber nace de una experiencia vivida. La hermenéutica tiene la tarea de recuperar la "vitalidad» dentro de las expresiones históricas fijadas definitivamente en el texto. Al mismo tiempo que subraya la subjetividad interpretante, E. Betti afirma con energía la dimensión «objetiva» de la interpretación, cuyos métodos tiene que respetar el objeto en su status ontológico, evitando una Sinngebung arbitraria y subjetiva. M. Heidegger radicaliza la hermenéutica filosófica en el paso de la hermenéutica como circularidad entre el comprender/interpretar a la hermenéutica como Erorterung. En El ser y el tiempo pone de relieve la primacía de la existencia en la que el Dasein encierra una multiplicidad de significados. Por eso la comprensión es un existencial, una estructura original del existir que se proyecta a partir de su « mirar alrededor» : y la interpretación es una apropiación del comprender que produce una nueva comprensión.

Después de la Kehre, la hermenéutica se relacionó con la cuestión del lenguaje y se convirtió en hermenéutica del escuchar, que intenta explorar lo no-dicho y lo no-pensado. La noción de Erorterung expresa la hermenéutica como la relación, en el lugar justo, con la distancia justa para poder escuchar aunque ese lugar no sea definitivo y la interpretación misma sea Andenken, continuo caminar. H. G. Gadamer concibe la hermenéutica como incremento de significado. Valora la subtilitas applicandi del acto hermenéutico con-lo aportación de sentido, en torno a algunos núcleos: la conciencia histórica, la estructura dialógico-dialéctica, la integración de la eventualidad de la verdad en el mundo del intérprete, el concepto de «fusión de horizontes» que mira a una familiaridad lexical entre el intérprete y el texto. Finalmente, se acentúa la ontología del lenguaje, « horizonte del mundo» como desembocadura de la hermenéutica. Para P. Ricoeur se da un movimiento sincrónico en la hermenéutica: restaurar el sentido, poniéndose a escuchar el texto, y hacer una crítica capaz de volver al texto y a la tradición para captar los diversos grados de verdad y de interpretación con que se da lo real. En teología, R. Bultmann asume la instancia hermenéutica configurándola como relación vital entre texto e intérprete. El kerigma se convierte en llamada libre, ya que determina la existencia como proyecto, como poder-ser. La estructura de la precomprensión permite relacionar el texto con la vida, y la primera tarea de la teología será entonces la desmitologización y la interpretación existencial que tiende a la decisión de la fe. La Nueva Hermenéutica (G. Ebeling, E. Fuchs) subraya la prioridad del lenguaje como proprium de la experiencia religiosa, en donde la revelación es "acontecer de la palabra», al que sigue el acontecimiento lingUístico de la fe. La Escritura es un acontecimiento lingUístico y la hermenéutica tiene que comprender cómo se ofrece ese acontecimiento a la comprensión actual. De aquí surge la importancia de la Tradición como transmisión de sentido desde el pasado hasta el presente, en donde el traditum y - el actus tradendi constituyen el horizonte dialógico del «tú» que nos interpela.

C. Dotolo

 

Bibl.: E. Coreth, Cuestiones fundamentales de hermenéutica. Herder, Barcelona 1972: P Grech, Hermenéutica, en NDTF 529-540: 1.. Mancini, Hermenéutica, en NDT 1, 629 641: P. A. Sequeri, Hermenéutica y filosofía, en DTI, 11, 550-568; Hermenéutica, en DFC, 206-209: C. Molari, Hermenéutica y lenguaje, en DTI, 1, 569-598; M. Heidegger, El ser.l el tiempo, México "1967; P. Ricoeur, Heimenéutica y estructuralismo, Buenos Aires 1975; H. d. Gadamer, Verdad y método, 2 vols., Salamanca 31981-1992; E. Schillebeeckx, Interpretación de la fe, Sígueme, Salamanca 1973; R. Marlé. El problema teológico de la hermenéutica, Madrid 1965: A, Ortiz-Osés, Antropología hermenéutica. Madrid 1973,