EX OPERE OPERATO
VocTEO
 

Las fórmulas ex opere operato / ex opere operantis sirvieron inicialmente para indicar en la crucifixión de Jesús el valor salvífico objetivo y la acción subjetiva de los verdugos. Luego pasaron a la teología de los sacramentos para señalar su eficacia. Ex opere operato indica el modo objetivo de obrar en los sacramentos: infunden la gracia en el sujeto «en virtud de la acción sacramental cumplida debidamente, en virtud y por autorización divina. La fórmula se utilizó desde finales del siglo XII en contraste con la de ex opere operantis (en virtud del ministro o del sujeto agente, en virtud de su acción); así lo hizo en primer lugar Pedro de Poitiers (t 1205) para demostrar que el bautismo es válido independientemente de los méritos del ministro y del sujeto. Se quiere dar a entender de este modo que la acción sacramental es la única causa instrumental de la gracia. Por eso, la validez del sacramento no puede hacerse depender de la fe o de la santidad del ministro o del sujeto. Guillermo de Auxerre afirmó que los sacramentos veterotestamentarios tenían una eficacia ex opere operantis (o sea, en virtud de la actividad del sujeto que los recibía), mientras que los sacramentos neotestamentarios son eficaces por el hecho mismo de poner objetivamente el sacramento (ex opere operato).

Así pues, la acción (actio), o sea el opus operans, puede ser buena o mala, según las disposiciones del que actúa; pero lo hecho (actum), el opus operatum, tiene un valor objetivo independiente del de la acción.

El concilio de Trento (DS 1608) declaró que "si alguien afirma que los sacramentos de la Nueva Ley no confieren la gracia por propia e íntima eficacia (ex opere operato), sino que para conseguir la gracia basta la confianza en las promesas divinas, sea anatema». Pero esta fórmula planteó y sigue planteando problemas a los protestantes.

De todas formas, lo que pretende es resaltar la causalidad salvífica exclusiva de Dios. Se necesita ciertamente la respuesta de la fe dada por el sujeto, pero ésta ocupa un segundo plano respecto a la acción de Dios. Por lo demás, el concilio de Trento afirma que los sacramentos confieren ex opere operato la gracia que significan a todos los que no se oponen a ello (DS 1606). Por tanto, es necesaria la disposición del sujeto en la recepción del sacramento para tener la gracia del Señor Si las disposiciones son insuficientes, no se recibe la gracia, sino eventualmente el carácter u otro efecto permanente (res et sacramentum).

R. Gerardi

 

Bibl.: M. Nicolau, Teologia del signo sacramental, BAC, Madrid 1969; B, Haring, La vida cristiana a la luz de los sacramentos, Herder. Barcelona 1972; J M. Castillo, 5ímbolos de libertad. Teologia de los sacramentos, Sígueme, Salamanca 19S 1.