CULPA
VocTEO
 

En la rica terminología bíblica encontramos expresiones que se refieren no solamente al pecado como acto, sino también a las consecuencias del mismo y a la actitud interior del pecador, y que expresan la esencia de la culpa. La culpa se configura entonces como un daño objetivo y como un sentimiento que experimenta el hombre por su acción deliberada pecaminosa que, por tanto, ha de ser expiada y satisfecha.

El concepto de culpa está presente en el pensamiento griego, en el que indica una perturbación del orden existente (que hay que restaurar con sufrimiento y expiación) y la conciencia subjetiva de haber faltado. Sin embargo, el contexto que liga a la transgresión humana con el error (ignorancia) y con el instinto, junto con la concepción griega del hado, lo encuadran en unas coordenadas bastante distintas de las bíblicas.

La culpa (que es la ofensa hecha a Dios y al prójimo) va ligada al pecado y debe interpretarse a la luz de la responsabilidad del hombre por una acción ofensiva y pecaminosa: por tanto, no debe identificarse de forma reductiva con el sentimiento interior. El «sentido de culpa » que sigue a un pecado no tiene nada que ver con el «sentimiento de culpa» del lenguaje psicológico, que puede deberse a diversas causas, muchas veces relacionadas con la debilidad de la personalidad.

El sentido de culpa surge de la conciencia de la responsabilidad efectiva del hombre. El sentido de culpa tiene un aspecto psíquico que se advierte también en la vida espiritual, va que por un lado hace referencia a la culpa objetiva, al pecado, del que se requiere un alejamiento gradual en el proceso de la vida virtuosa, y por otro lado hace presente el debilitamiento de la relación con Dios. La conciencia de haber cometido el mal se puede expresar, por tanto, con un sentimiento (estado interior), dado que el pecador arrepentido experimenta dolor por el pecado; sin embargo, el reconocimiento de haber pecado -y de ser, por tanto, culpable- es eminentemente un acto de la inteligencia y de la voluntad, no un sentimiento. La aportación de la psicología en esta dirección puede resultar útil, pero distinguiendo lo que tiene de específicamente distinto la culpa moral, ligada a la revelación del pecado.

En la apropiación de la culpabilidad por la acción pecaminosa por parte del pecador, es importante el papel que juega la conciencia, para la que se exige una formación y un crecimiento dirigidos a un discernimiento cada vez más exacto y definido del pecado en la vida del hombre, a la luz de la relación con Dios y por tanto de la vida de gracia.

En la vida moral se constata en la actualidad una tendencia difusa a considerar la culpa o el sentido de culpabilidad como una actitud infantil, motivado por un autoritarismo insensato, como una especie de autolimitación injustificada impuesta a la libertad humana. En esta línea parecen situarse algunos estudios modernos psico-sociales sobre el sentido de culpa colectivo (y de reflejo, sobre la responsabilidad colectiva), que tiene raíces históricas, pero que inhibe la actividad o el sentido de identidad colectivo o nacional de las modernas generaciones. Por otra parte, la tendencia a excusar, a justificar desde el punto de vista de las motivaciones las acciones culpables, demuestra en definitiva una desconfianza en la libertad y en el sentido de responsabilidad del hombre.

T Rossi

 

Bibl.: P. Ricoeur Finitud y cuipabilidad Taurus, Madrid i969: B. b, Marlingeas, Culpabilidad, pecado, perdón, Sal Terrae, Santander 1983; C. Castilla del Pino, La culpa, Alianza, Madrid 1981,