APOFATISMO

La palabra apofatismo se deriva del  verbo apofasko = apófemo, que significa "negar”. Ordinariamente se refiere a la teología por «teología apofatica” se entiende aquella vía teológica que procede por medio de negaciones, negándose progresivamente a referir a Dios los atributos sacados del mundo sensible e inteligible, a fin de acercarse a Dios -que está más allá de todas las cosas creadas y de todos los conocimientos relativos a ellas-, trascendiendo todo conocimiento y todo concepto. Al contrario, la teología catafática, propia de la tradición occidental, es el procedimiento teológico por el que se refieren a Dios los conceptos relativos a los nombres con que se le indica esos conceptos, sacados de los seres derivados de Dios, pueden referirse a él como Causa primera de todas las cosas, pero nunca pueden expresar adecuadamente su naturaleza. Hay que afirmar sin embargo que también en Occidente encontramos una interesante tradición apofática; baste recordar al maestro Eckhart, o a los místicos españoles del s. XVl, o simplemente la tradición mística franciscana. Aquí, sin embargo, nos referimos sobre todo al apofatismo oriental, ya que éste encuentra su calificación precisamente en esta tradición.

Los teólogos bizantinos basan su  doctrina de la visión de Dios en algunos textos bíblicos que pasarían a ser clásicos en este género de literatura. El primer pasaje es el del Éxodo (33,2023), donde Dios dice a Moisés: «No podrás ver mi cara, porque quien la ve no sigue vivo”. Dios hace pasar su gloria mientras cubre con su mano a Moisés, que permanece oculto en un agujero de la roca; cuando Dios levanta su mano, Moisés lo ve de espaldas, sin haber podido ver su cara.

Los textos del Nuevo Testamento  son todavía mas explícitos en sentido negativo. Así Pablo dice de Dios que «es el único que posee la inmortalidad y habita una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver" (1 Tim 6,16). Juan afirma: «Nadie ha visto jamás a Dios” (1 Jn 4,12). Esta misma expresión se encuentra en el evangelio con el añadido: «el Hijo único, que es Dios y que esta en el seno del Padre, nos lo ha dado a conocer” (Jn 1,18). El Nuevo Testamento señala esta absoluta trascendencia de Dios por medio de atributos desconceptualizados, por el alfa (= a) privativa, como aóratos (= invisible: Rom 1,20), árretos (= indecible: 2 Cor 12,4), a,.lexereú,.letos (= insondable, inescrutable: Rom II,33), aprósetos (= inaccesible: 1 Tim 6,16). Las expresiones bíblicas en que se dice que se ha visto a Dios «cara a cara” (Gn 32,24-30~ Éx 33,1 1~ Dt 34,10) quieren expresar un encuentro personal con Dios personal, aunque envuelto en el misterio.

Aunque hay muchas alusiones en torno a la incognoscibilidad de Dios en los Padres anteriores al s. 1V, los que hablaron sobre esto más claramente son los Padres capadocios. Les da ocasión para ello Eunomio (entre el 365 y el 385), que profesa un optimismo gnoseológico que le hacía decir. «conocemos a Dios como nosotros somos conocidos por él”. y, dirigiéndose a sus adversarios, citaba el texto de Juan : «vosotros, samaritanos, no sabéis lo que adoráis; nosotros sabemos lo que  adoramos" (Jn 4,22). Eunomio representaba aquella corriente de pensamiento que, apelando a la filosofía aristotélica, identificaba a Dios simplemente con el ser. Por tanto, conocer a Dios significaba conocer el ser. La experiencia religiosa se «racionalizaba”; la «mente”, al conocer el ser, por eso mismo tenía la experiencia de Dios.

Los Padres quieren oponerse precisamente a esta desviación de la experiencia religiosa revelada. El Dios de los filósofos, alcanzado a través de la razón, no podía ser el de la revelación.

El Dios revelado era total, lo distinto, absolutamente gratuito como experiencia, ya que su naturaleza era la de ser trinitario, es decir, absolutamente comunional.

El primer paso que dan los Padres  es, por consiguiente, insistir seriamente en la inefabilidad de Dios: dicen lo que Dios no es, para presentar a continuación lo que es y cómo se le puede alcanzar. Partiendo de la inefabilidad de Dios, plantean toda la vida cristiana como comienzo, como desarrollo y como consumación escatológica.

El apofatismo encuentra su cima en  Dionisio Pseudo-Areopagita, el misterioso autor del Corpus dionisiacum (probablemente a comienzos (s. VI), el que influyó más que todos en la mística bizantina. Dionisio distingue dos caminos teológicos posibles: uno procede por afirmaciones (teología catafática o positiva), la otra por negaciones (teología apofática o negativa). La primera nos conduce sin duda a un cierto conocimiento de Dios, pero se trata de un camino muy imperfecto. El camino apofático, aunque nos conduce a la ignorancia perfecta, es sin embargo la única que es conforme con la naturaleza incognoscible de Dios. En efecto, todos los conocimientos tienen como objeto lo que es, mientras que Dios esta más alláa de todo lo que existe. Para acercarse a él, sería menester negar todo lo que es inferior a él, es decir, todo lo que realmente es.

Hoy los teólogos orientales intentan  resaltar toda la positividad teológica del apofatismo afirmando, por una parte, que el apofatismo cristiano es distinto del platónico. En efecto, para el platonismo la imposibilidad de conocer a Dios dependía del hecho de que el hombre está aprisionado en el  cuerpo, "caído" porque su alma espiritual está prisionera en la materia del cuerpo y no podía conocer a Dios que es espiritual. Para el cristianismo, por el contrario, ni siquiera los ángeles pueden conocer la naturaleza de Dios, si él no les revela algo de sí mismo. Por otra parte. se afirma que la profesión de la incognoscibilidad de Dios no significa agnosticismo o rechazo del conocimiento de Dios. Es más bien la negación a hacer del cristianismo un sistema filosófico que especule con conceptos abstractos, ya que el cristianismo es ante todo una comunión con Dios. Se conoce a Dios contemplándolo, experimentando su presencia. Así pues, el apofatismo evitaría por una parte el racionalismo, ya que no se dirige a Dios con categorías racionales, y por otra el panteísmo, ya que no habla de comunión con la Esencia, sino con las Energías increadas de Dios (cf. Palamismo).

Spiteris

 

  Bibl.: 1. Mancini, Dios. cn NDT 328s; M, M.  Garijo GUembc, Palamismo en El Dios cristiano, Scr Trinitario 1992, 1029- 1042; Losskij, Teología mistica de la Igiesia de Oriente, Herder, Barcelona 1982; J Hochstaffel, Negative Theologie. Ein Versuch des patristischen Begritfs, Múnich 1976: C, Yannaras, IgnoranZa e conoscenZa di Dio, Milán 1973.