APOCALÍPTICA

La literatura apocalíptica es un conjunto de escritos de revelación (en griego: apokálypsis) sobre realidades trascendentes o, por lo menos, fuera del alcance del hombre. Lo que se refiere a Dios, el origen del cosmos, de la historia, del hombre, es sometido en la apocalíptica a una interpretación global.

La apocalíptica nace quizás como una herencia cronológica del profetismo bíblico para ofrecer una visión escatológica de la historia terrena. Así hay que leer algunos textos proféticos (ya apocalípticos) del Antiguo Testamento: Ez 38-39; 40-48; 1s 24-27. 34-35; Zac 1-14; y el libro de Daniel. Aquí el profeta/sabio, en posesión de una ciencia alternativa, trascendente, interpreta las visiones diurnas u oníricas y los enigmas del pasado, del presente y del futuro. Estos caracteres han inducido a algunos a pensar en una derivación de la apocalíptica a partir de la literatura sapiencial, aunque conservando fuertes connotaciones proféticas. Pero son más numerosos los textos de la apocalíptica judía extrabíblica. A pesar de los influjos indudables de las literaturas mesopotámicas y de la diáspora judía en la aparición de la apocalíptica, ésta se hizo autónoma de todo intento de sincretismo, desarrollándose bastante más tarde de los tiempos del destierro, en la época macabea ( 1 70-64 a.C.), durante el intento político de hacer que degenerara la religiosidad judía (bajo el reinado tiránico del pagano Antíoco 1V Epífanes). La apocalíptica es una reacción polémica que interpreta la situación histórica privada de la existencia profética, utilizando ciertos módulos consolidados del Antiguo Testamento y evocando el sueño mesiánico de un nuevo reino de 1srael. El vidente se convierte en sujeto de una intepretación de la historia en sentido alternativo y teológico, comparándola con el modelo divino. Todo queda reelaborado en sentido metahistórico y de oposición radical a la literatura pagana de revelación (P. Grelot). Los escritos más importantes de la apocalíptica judía son: el libro de Henoc, los Jubileos, los Escritos Sibilinos, los Testamentos de los doce patriarcas, los Salmos de Salomón, la Asunción de Moisés, varios escritos de Qumrán, la Ascensión de Isaías, el 1V libro de Esdras, el Apocalipsis de Baruc y otros muchos. Es característico de la apocalíptica un notable pesimismo, tanto histórico como antropológico. Leyendo la historia presente, la apocalíptica capta en ella la voluntad de Dios y esto le permite dar un salto evolutivo: proyectar esa misma historia negativa en una perspectiva escatológica. Es característico de la apocalíptica el uso de géneros literarios asombrosos, que los lectores antiguos eran capaces de descifrar mejor que los modernos: un rico simbolismo (que recurre a la mitología de toda la cultura semítica), visiones, sueños, metáforas fantásticas, enigmas y cifras simbólicas que comprenden objetos, animales, plantas, realidades astrales, etc., fórmulas cabalísticas, un fuerte dualismo entre el cielo y la tierra, la lucha escatológica entre el mundo divino y las fuerzas del mal, ángeles y demonios (en connivencia con los hombres pecadores y paganos), etc. Esta lucha, en la que se van alternando victorias y derrotas parciales, culminará en una intervención masiva de Dios con el triunfo final de las fuerzas fieles y la perdición de los enemigos; un juicio escatológico sancionará la condenación de los impíos al fuego eterno, la resurrección de los justos Y la renovación del cosmos. El Mesías es el sujeto celestial que vendrá a realizar esta obra polémica, una verdadera batalla cósmica, e inaugurar un señorío divino perenne sobre el universo. Semejante perspectiva está también parcialmente presente en el Nuevo Testamento. Es común a casi toda la apocalíptica el uso, llamado pseudonimia, de atribuir la paternidad del escrito a un autor ilustre del pasado (Henoc, Moisés, Elías, Isaías, Baruc, Esdras, etc.), reconocido unánimemente como una autoridad profética o sapiencial. Lo mismo ocurrirá para el Nuevo Testamento, cuyos apócrifos serán atribuidos a diversos apóstoles. Hoy la ciencia bíblica no deja va en el olvido, como en otros tiempos, el estudio de la apocalíptica, sino que la considera una ayuda importante para el conocimiento del Nuevo Testamento.

T Stacati

 

Bibl.: M. Delcor. Mito y tradición en la literatura apocalíptica, Cristiandad, Madrid 1977; A, Paul, intertestamento, Verbo Divino, Estella 81994; F Contreras, Apocalíptica y milenarismo, en Reseña Bíblica 7, Verbo Divino, Estella 1995,