ADORACIÓN

Parece indicar un gesto de postración ante una persona, llevando las manos a los labios y dirigiéndolas luego a besar sus pies o sus vestidos: aunque casi siempre guarda relación con la divinidad, puede referirse también a algunas personas (el rey, los sacerdotes, los profetas). Desde la antigüedad hasta la Edad Media, la adoración, incluso en ambientes no sacrales, se realiza mediante el gesto de doblar las rodillas, de postrarse total o parcialmente, de besar el suelo, de inclinar la cabeza, etc. En el cristianismo la adoración se refirió siempre a elementos religiosos, como Dios, Cristo y sus misterios. El concepto y la praxis se conocen tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En teología es considerado bajo el aspecto dogmático (naturaleza, término, contenido, motivaciones), en el ámbito del conocimiento moral (deber, acto, función en la estructura religiosa del ser humano), como gesto litúrgico (lugares y personas), pero sobre todo como elemento significativo de la tensión del hombre hacia la relación unitiva con la divinidad, que se concreta en una profundización de la vida espiritual.

La adoración, según dice santo Tomás, constituye un elemento interior/exterior de la virtud de la religión, colocado después de la devoción y de la oración (S. Th. II/II, 84). Más que como elemento exterior la adoración se valora como elemento interno y por tanto inherente al culto latréutico reservado a Dios, para expresar el reconocimiento de su trascendencia y de su infinita santidad; de aquí el carácter teologal fundamental de la adoración, bien como gesto, bien como comprensión consciente del misterio.

Como actitud interior permanente, la adoración puede identificarse de alguna manera con el éxtasis del amor, cuando el alma, saliendo de la noche oscura y esencializándose en sus tensiones, recoge más simplemente sus aspiraciones, transformándose en un estado de continua oración y de pura adoración. Más recientemente la adoración se ha orientado particularmente a los temas cristológicos, especialmente a la eucaristía (5C lO). siguiendo las intervenciones magisteriales de pío XII en la Mediator Dei ( 1947. .AAS 39, 1947, 566-577), en la alocución al Congreso de liturgia pastoral de Asís de 1956 (AAS 48, 1956, 718-723) y en el Discurso a los sacerdotes adoradores nocturnos (1953: AAS 45, 1953. 416-418); la de Pablo VI con la encíclica Mysterium fidei (1965: AAS 57 1965, 769-774) y con la Instructio de cultu mysterii éucharistici ( 1967, emanada de la Congregación de ritos: AAS 59, 1967 566-573), y otros documentos importantes hasta las alocuciones de Juan Pablo II a los diversos Congresos eucarísticos y las Cartas pastorales a los sacerdotes de la Iglesia con ocasión de la celebración de la cena pascual. La ritualidad, la reflexión sobre el gesto, la teología se entremezclan en los análisis de diversa profundidad doctrinal y psicológica, en busca de las raíces y motivos de un gesto que representa una actitud y un estado interior del alma, concretado de maneras diversas, pero que siempre convergen hacia la unión con la divinidad o hacia la profunda adoración y reconocimiento de la misma.

G. Bove

 

Bibl.: E. Beurlier, Adoration, en DTC, 1, 271-303: A. G. Martlmort, La Igiesia en oración, Herder, Barcelona 1967. 1. Hauscheer Adorar al Padre en Espíritu y en verdad: Mensajero, Bilbao 1968; R. MOretti, Adoración, en DE, 45-49.