Santa Sede

Las sorpresas de la Navidad del final de Jubileo en el Vaticano

Por primera vez el Papa celebra la Nochebuena al aire libre

CIUDAD DEL VATICANO, 13 dic (ZENIT.org).- Navidad, Nochevieja y el Día de Reyes serán especiales en la Ciudad Eterna: constituyen el broche de oro a 379 días, en los que han afluido a Roma más de treinta millones de peregrinos de los cinco continentes.

En la noche de Navidad, el Papa celebrará la misa por primera vez en plena plaza de San Pedro, pues se espera una enorme afluencia de fieles. Ha sido el mismo Juan Pablo II quien ha tomado la iniciativa y la ha impuesto a sus colaboradores, que le aconsejaban la más prudente y tradicional opción de celebrar la eucaristía en la basílica vaticana.

Los peregrinos que no encontrasen sitio en el templo más grande de la cristiandad hubieran podido seguir la misa a través de pantallas gigantes, como ya se hizo el año pasado durante la Nochebuena, en la que abrió la Puerta Santa del Jubileo.

El pontífice, sin embargo, privilegia el contacto personal con los peregrinos y afrontará la intemperie en esa fría noche.

Pero esta masiva celebración de la Nochebuena no es la única sorpresa en el Vaticano en este período navideño. En esta ocasión, en la noche del 31 de diciembre, la plaza se convertirá en el escenario único para vivir el paso al nuevo año. A media noche, el Papa se asomará a la ventana de su cuarto para expresar su felicitación "urbi et orbi" de año nuevo.

Ya el año pasado había deparado esta sorpresa, de modo que este saludo papal en plena fiesta de Nochevieja podría convertirse en una cita tradicional, transmitida por los canales de televisión de todo el mundo.

Pero a diferencia de lo que sucedió el 31 de diciembre pasado, cuando en la plaza de San Pedro se celebró un concierto rock y estallaron los fuegos artificiales, en esta ocasión, las personas que decidan pasar la nochevieja en el Vaticano participarán en una vigilia de oración que empezará a las 22:30.

Dado que el Jubileo concluirá con un solemne "Te Deum" de acción de gracias, la mañana del 6 de enero, ha sido suprimida esta tradicional oración que el Papa siempre recitaba el 31 de diciembre por la tarde.

Como ha anticipado el arzobispo Crescenzio Sepe, secretario del Comité vaticano para el Jubileo, el 5 de enero por la tarde, en el aula Pablo VI, se celebrará una fiesta-concierto con la participación de muchos niños, con el título "¡Feliz cumpleaños, Jesús!", para celebrar los 2.000 años del nacimiento de Cristo.

El mismo día, se cerrarán las puertas santas de las tres basílicas patriarcales de San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor.

La mañana del 6 de enero, a las 9,30, empezará la ceremonia de clausura de la de San Pedro. El Papa será el último en salir de la Basílica vaticana vacía y cerrará solemnemente la Puerta Santa, símbolo del año del gran perdón y conversión.

Luego, presidirá la misa en la plaza. No habrá las tradicionales ordenaciones episcopales. Los expertos en Liturgia han propuesto más bien al Papa la realización de gestos que simbolicen la difusión del Evangelio a todo el mundo, compromiso que asumen los cristianos al final del Jubileo.

Monseñor Crescenzio Sepe, encargado de la organización concreta del Jubileo, se muestra satisfecho: el Jubileo ha ido más allá de las expectativas, en cuanto a la afluencia de peregrinos y a la calidad religiosa de la participación. La tumba de Pedro y la Puerta Santa han sido los lugares más visitados del Jubileo. Nunca en la historia había habido tantos confesores en las iglesias de Roma.

Juan Pablo II ha participado en todos los grandes acontecimientos multitudinarios y en los Jubileos por categoría, que con pocas excepciones, se han celebrado al aire libre, gracias también a un clima que pocas ha veces ha traicionado con la lluvia. La plaza de San Pedro en muchas ocasiones se ha revelado insuficiente para contener la imponente afluencia.

El domingo pasado, durante el Jubileo de los catequistas y profesores de religión, el Papa demostró su satisfacción por el desarrollo del año santo con un gesto particular de efusión. Cogió la cabeza de monseñor Sepe y la estrechó con fuerza dando evidentes signos de entusiasmo.


Juan Pablo II: El cristiano debe transformar las estructuras de injusticia

Insiste en reafirmar la primacía de "la ética sobre la técnica"

CIUDAD DEL VATICANO, 13 dic (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha hecho esta mañana un llamamiento a todos los cristianos a cambiar las estructuras de injusticia de la sociedad de inicios de milenio y a transformarlas con la ética y solidaridad que Dios exige al hombre en la Biblia.

Al intervenir esta mañana en la tradicional audiencia de los miércoles, que tuvo lugar en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa constató que "La complejidad de la sociedad moderna hace cada vez más arduo el compromiso de animar las estructuras políticas, culturales, ecuménicas y tecnológicas que con frecuencia no tienen alma".

Ahora bien, "en este horizonte, difícil y prometedor --añadió--, la Iglesia está llamada a reconocer la autonomía de las realidades terrenas, pero también a proclamar eficazmente la prioridad de la ética sobre la técnica, la primacía de la persona sobre las cosas, la superioridad del espíritu sobre la materia".

Escuchaban al Papa 35 mil peregrinos procedentes de los cinco continentes. Después de haber hablado en semanas anteriores sobre la colaboración que tienen que promover los católicos con los demás cristianos, los demás creyentes y con los ateos, continuó sus catequesis en esta fase final del Jubileo afrontando la manera en que los católicos deben comprometerse en las realidades temporales.

De hecho, dijo, si bien "nuestra patria está en los cielos", "esto no quiere decir que podamos esperar pasivamente la entrada en la patria". Al contrario, el pontífice exhortó a los cristianos a comprometerse activamente al servicio de lo terrenal.

"Por desgracia --constató con tristeza--, con frecuencia, el hombre no cumple esta misión que le ha sido confiada por Dios como un artífice sabio, sino como un tirano prepotente. Al final, se encuentra con un mundo devastado y hostil, con una sociedad fracturada y lacerada".

Por eso, Juan Pablo II dijo con claridad: "tenemos que replantear con la gracia de Cristo Redentor nuestro designio de paz y de desarrollo, de justicia y de solidaridad, de transformación y valoración de las realidades terrestres y temporales, bosquejado en las primeras páginas de la Biblia".

"Tenemos que continuar la gran aventura de la humanidad en el campo de la ciencia y de la técnica, excavando en los secretos de la naturaleza --añadió--. Es necesario desarrollar --a través de la economía, el comercio, la vida social--, el bienestar, el conocimiento, la victoria sobre la miseria y sobre toda forma de humillación y de dignidad humana".

"Al participar en esta obra y en esta lucha --concluyó--, los cristianos están llamados a colaborar con el Creador para realizar sobre la tierra una "casa del hombre" que sea más conforme con su dignidad y con el designio divino, una casa en la que "amor y verdad se han dado cita, justicia y paz se abrazan"".


El nuevo presidente de Yugoslavia, Kostunica, recibido por el Papa

Hablaron de cooperar en favor de la paz en Yugoslavia y los Balcanes

CIUDAD DEL VATICANO, 13 dic 2000 (ZENIT.org).- El nuevo presidente de Yugoslavia, Vojislav Kostunica, ha expresado a Juan Pablo II su voluntad de "cooperar en favor de la paz" en los Balcanes.

Lo revela un comunicado de prensa publicado por el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, tras la visita que realizó el presidente Kostunica a Juan Pablo II en el Vaticano en la tarde del 11 de diciembre.

En el encuentro, como continúa explicando el portavoz vaticano, el Papa y el representante yugoslavo, "se detuvieron a analizar el compromiso de la Santa Sede por la paz en estos años de acontecimientos difíciles y trágicos, con el deseo de que la situación llegue rápidamente a la concordia de las almas y a la paz social".

El señor Kostunica, acompañado por su comitiva, realizó a continuación una visita al secretario de Estado de Su Santidad, el cardenal Angelo Sodano, con quien afrontó cuestiones concretas de las relaciones entre la Iglesia y la República Yugoslava.

Kostunica, quien ha sustituido en el cargo a Slobodan Milosevic, responsable en buena parte, según expertos de la realidad balcánica, de la exasperación del sentimiento nacionalista serbio, que en buena parte llevó al conflicto armado con las repúblicas yugoslavas (Croacia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia) y con la región del Kosovo, que se opusieron a las políticas de asimilación política y cultural que aplicó.

Tras las elecciones presidenciales del pasado 24 de septiembre, Kostunica, nacionalista serbio democrático, logró arrebatar el poder de Milosevic. Desde entonces, ha dado señales de apertura internacional y de restablecimiento de la democracia real en el país. 


Lucha contra la desertización: El Vaticano en la cumbre de Naciones Unidas

Juan Pablo II creó una fundación con este motivo para el Sahel

CIUDAD DEL VATICANO, 11 dic 2000 (ZENIT.org).- La Iglesia católica es hoy día un agente decisivo en la lucha contra el avance de la desertización. Lo pone de manifiesto la participación del arzobispo Paul Josef Cordes, presidente del Consejo Pontificio "Cor Unum", en la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación que se celebra del 11 al 22 de diciembre de 2000.

El encuentro, que reúne a representantes de 170 países en Bonn (Alemania), estudiará medidas para superar esta amenaza que hoy día pesa sobe 1.200 millones de personas en el planeta.

El arzobispo Cordes es al mismo tiempo, representante legal de la Fundación Juan Pablo II para el Sahel, creada por el Papa en 1984 para tratar de paliar la tragedia que él mismo pudo constatar con sus ojos en 1980, en Burkina Faso, durante su primera visita a África. "Los míseros y los pobres buscan agua", gritó en aquella ocasión utilizando palabras bíblicas para describir el drama.

"Por desgracia --decía el Papa el 4 de julio pasado--, veinte años después, ese llamamiento no ha perdido actualidad: no sólo en las zonas desérticas del norte de África, sino también en todo el planeta el problema del agua resulta cada vez más grave y urgente. La carencia de agua será, tal vez, la cuestión principal que la humanidad deberá afrontar en un futuro próximo".

Dado que el Papa considera --como dijo el 25 de mayo de 1984-- que "la solución (del problema) está en manos de los africanos; colaborar con ellos, también en el plano técnico, no quiere decir sustituirlos", y queriendo evitar una nueva "imposición" del "norte" sobre el "sur", decidió encomendar el funcionamiento de esta Fundación a los episcopados de los nueve países afectados: Burkina Faso, Nigeria, Mali, Guinea Bissau, Cabo Verde, Mauritania, Senegal, Gambia y Chad. Su sede operativa y el secretariado se encuentra en Uagadugu (Burkina Faso).

La Fundación se ocupa de formar animadores, operadores sanitarios, hidráulicos, genios civiles, mecánicos, agricultores, ganaderos, forestales.... Una de sus características es su apertura a las diferentes religiones de los habitantes, convirtiéndose así en otro instrumento de diálogo interreligioso.

En 1999, la Fundación Juan Pablo II para el Sahel ha financiado proyectos de lucha contra la desertización por valor de 1.671.317.021 millones de liras (767.468 dólares), mientras que en 1998 esa cifra era de 2.040.644.094 de liras (algo menos de un millón de dólares). Si bien los números prueban el carácter ambicioso de los proyectos, la Fundación no logra responder a las peticiones que le son presentadas por las comunidades de estos países. El año pasado, por ejemplo, recibió peticiones de financiación por un valor total de 6.368.951.615 de liras (2.924.623 de dólares). El año anterior habían sido 8.584.956.276 liras (3.942.212 dólares), cifras que muestran también la magnitud de las necesidades.

La Fundación puede ofrecer su ayuda gracias a los fondos que Juan Pablo II recibe de personas de todo el mundo que quieren colaborar con sus obras de caridad, así como de la especial generosidad de los católicos alemanes e italianos, cuyas Conferencias Episcopales colaboran permanentemente con la iniciativa.


Los derechos humanos son universales; no dependen de países o culturas

Intervención del obispo Martin ante representantes diplomáticos de Asia

ROMA, 13 dic 2000 (ZENIT.org).- "Los derechos son universales, pues derivan de la dignidad propia de toda persona", lo subrayó ayer el obispo Dairmud Martin, secretario del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, al intervenir en un congreso en Roma ante representantes del cuerpo diplomático.

La conferencia del prelado, que llevaba por título "Un diálogo sobre los derechos humanos entre las civilizaciones", formaba parte del programa de un encuentro organizado por el Grupo de Embajadores de Asia ante la Santa Sede, en la Universidad Pontificia Urbaniana.

El objetivo del evento era promover una confrontación entre culturas y religiones sobre el tema universal de los derechos fundamentales.

En su intervención, monseñor Martin, recordó que Juan Pablo III dedicó el mensaje con motivo de la Jornada Mundial del año pasado precisamente al respeto de los derechos humanos, como condición necesaria para una convivencia pacífica entre los pueblos de la tierra.

"El diálogo entre las culturas --afirmó el prelado-- tiene que promover una intensa unidad de base para asegurar el pleno respeto de los derechos y de la dignidad humana sin degenerar en formas de individualismo, y tiene que sostener el significado profundo de la familia humana sin degenerar en formas de colectivismo", que ponen en peligro deberes y derechos propios de la persona.

A continuación, intervino el profesor Pei-Jung Fu, de la Universidad Nacional de Taiwán, quien pronunció una conferencia sobre el tema "La naturaleza humana a los derechos humanos, una interpretación positiva de los valores del confucianismo".

Por su parte, el profesor Mostafa Mohaghegh Damad de la Universidad de Teherán, afrontó la manera en que el Occidente y el Islam afrontan la cuestión de los prerrogativas fundamentales.

"En relación a los derechos humanos --afirmó el académico iraní-- los fieles del judaísmo, del cristianismo y del Islam, a pesar de sus diferencias, tienen en común la prioridad establecida por la igualdad de todos los hombres ante Dios".

La última intervención corrió a cargo de Harbrinderjit Singh Dillon, miembro de la Comisión sobre los Derechos Humanos de Indonesia, quien centró su atención en la manera en que el continente asiático vive, en sus múltiples realidades, la batalla por la realización y respeto de los derechos fundamentales.

En particular, mencionó la reciente crisis económica asiática, que ha demostrado la fragilidad del sistema económico, promotor de un desarrollo que margina de sus beneficios a parte de la población.


"Que la Iglesia no nos olvide, no somos sólo comerciantes de diversiones"

Ocho mil personas celebrarán el Jubileo del mundo del espectáculo

CIUDAD DEL VATICANO, 12 dic (ZENIT.org).- El Jubileo de mundo del espectáculo, la última cita por sectores de actividad del calendario jubilar, se desarrollará del 15 al 17 de diciembre próximos y se caracterizará por cantos, sonidos, recitaciones, manifestaciones de júbilo en preparación de la Navidad.

Contrariamente a lo que se podría imaginar, será una manifestación más de sustancia que de forma. La participación verá pocos nombres famosos y muchos trabajadores del espectáculo. Habrá más de 70 bandas musicales, artistas de la calle, protagonistas de teatrillos de feria y de las carpas de circo.

Durante la rueda de prensa de presentación, que ha tenido lugar esta mañana en la Sala de Prensa vaticana, el cardenal Roger Etchegaray, presidente de Comité del Gran Jubileo del Año 2000, ha contado que ha "frecuentado, cuando era joven sacerdote, a gente de teatro hasta en los camerinos y a gente de circo hasta dentro de las caravanas" y que "un motociclista acróbata del "muro de la muerte" del parque de atracciones, que una vez preparé a la primera comunión, me ha escrito recientemente: "Que la Iglesia no nos olvide, no somos sólo comerciantes de diversiones"".

El cardenal Etchegaray ha explicado que "distinguiéndolo del Gran Jubileo de los Artistas, ya celebrado el 18 de febrero pasado, la Iglesia ha querido, esta vez, poner de relieve el valor festivo del arte sobre todo popular. En este sentido, todo el Jubileo ha querido ser, en el correr de los meses, como una continua fiesta. Esta alegría totalmente sencilla ha estallado primero en nuestras celebraciones litúrgicas y de allí se ha difundido después en las plazas, en las calles romanas y hasta en los más de cincuenta conciertos que han tenido lugar cada domingo del Año Santo".

"Es increíble --ha añadido el cardenal-- como el cristiano ama la fiesta, la verdadera fiesta que precede, según el tiempo de Adviento, a una fiesta que no será ya un espectáculo ocasional sino la vida ordinaria de cada instante y de cada pueblo. Con Dios se da la fiesta sin fin... el jubileo sin fin".

Monseñor Crescenzio Sepe, secretario general del mismo Comité ha añadido que "el mundo del espectáculo no está hecho sólo de luces y de reflectores y no se refiere sólo al desfile de "estrellas": es un mundo del trabajo, a menudo incluso duro y comprometedor, que afecta a miles de personas, muchas de las cuales actúan humildemente "detrás de las bambalinas". Por ejemplo, son parte del mundo del espectáculo también los llamados artistas de la calle, expresión en muchos casos del más autentico y genuino arte popular".

Monseñor John Patrick Foley, presidente del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales, ha precisado que "hemos querido evitar una situación en la cual las "estrellas" pudieran eclipsar, en algún modo, el Sol, el Hijo de Dios, Nuestro Señor Jesucristo. Como en el Jubileo de los periodistas, hombres y mujeres profesionales, han venido a rezar como simples peregrinos. Aquello nos impresionó y hemos tratado de perseguir ese mismo espíritu".

Tras haber recordado que son 8.000 las personas que han confirmado su presencia, monseñor Pierfranco Pastore, secretario del mismo Pontificio Consejo, ha concluido así: "Nuestro deseo es que todos cuantos participen en el Jubileo del mundo del espectáculo sepan hacerse, como los pastores del nacimiento, protagonistas de un camino que lleve hacia aquella Luz que emana de la cueva de Belén".


El cine, vehículo de cultura y espiritualidad

Festival "Tertio Millennio", manifestación cinematográfica del Jubileo

ROMA, 12 dic (ZENIT.org).- El cine rinde homenaje a Juan Pablo II y a su apostolado en el campo de los medios de comunicación con la cuarta edición del Festival "Tertio Millennio", la única manifestación cinematográfica del Jubileo. Además de las numerosas películas provenientes de todo el mundo, entre ellas la danesa "Dancer in the dark", del director Lars Von Trier, enriquecen la muestra una serie de prestigiosos preestrenos, como el de "María, hija de su hijo", producida por Titanus para el Canal 5 de la televisión italiana.

Junto a su cuarta edición, el festival cinematográfico "Tertio Millennio" tendrá su punto culminante el 18 de diciembre, con el Jubileo del mundo del espectáculo. Una manifestación importante del año jubilar que nace de la capacidad del Papa de entrever, en la relación entre el cine y la Iglesia, una posibilidad de colaboración y de enriquecimiento recíproco. Una de las novedades que han caracterizado el pontificado de Juan Pablo II es la idea de que el cine pueda dar una aportación específica a la maduración de un nuevo humanismo y una nueva evangelización.

El festival presenta películas que han diseñado un recorrido comprometido en las tantas problemáticas que agitan al globo en estos años: desde la situación en Medio Oriente al delicado problema de la guerra étnica en los Balcanes o la mafia. El presidente de la muestra Andrea Piersanti explica el mensaje profundo de la misma: "Es un festival que quiere tratar de comprender en qué modo el cine y la ficción televisiva transmiten y proponen modelos de comportamiento, valores éticos y sociales a los centenares de millones de personas que en todo el mundo visionan estos productos".

Entre los numerosos trabajos presentados, también el proyecto multimedia de la RAI, la televisión estatal italiana, titulado "Un dono semplice": un libro, un filme y un documental dedicado a la incansable obra de sor Nancy Pereira que, a través del proyecto Fides ha logrado devolver la dignidad a 3.000 familias indias.

Sor Nancy explica la razón de su obra: "El motivo fundamental que me ha empujado a iniciar mi obra ha sido el de combatir la mortalidad infantil y la muerte por parto; ayudar a las chicas de la calle a luchar contra el trabajo infantil. Creo que la cosa fundamental es educar a las familias dándoles un medio de sustento con el fin de evitar todas estas trágicas condiciones. Lo importante es educar a vivir, a ahorrar y a criar de modo sano a los niños".

Una personalidad fuerte y decidida, la de la india sor Pereira que, superando las mil contradicciones de su tierra, ha sabido atraer también al otro presidente del festival, Giampaolo Sodano: "Es una mujer que ha tenido la capacidad de realizar algo por lo cual los gobiernos, los fondos monetarios y los estados trabajan desde siempre con escasos resultados: el rescate de la pobreza. Si un día sor Pereira tuviera un reconocimiento por su obra, siempre he pensado, conociéndola, que esto no valdría para ella pero valdría en cuanto testimonio, el que ella da a la vida".


Eutanasia, solución equivocada al problema del sufrimiento

Reflexión de la Pontificia Academia para la Vida tras la decisión holandesa

ROMA, 12 dic (ZENIT.org).- A pocos días de la controvertida decisión del parlamento holandés de despenalizar la eutanasia, la Iglesia Católica vuelve a subrayar, con nuevas reflexiones, su propio desconcierto por lo que considera una peligrosa desviación de la ética y del derecho.

Un documento de la Pontificia Academia para la Vida, hecho público ayer con el título "El respeto de la dignidad del moribundo", juzga lo sucedido consecuencia de un general "debilitamiento espiritual y moral" respecto a la dignidad del enfermo, y más específicamente de una campaña a favor de la eutanasia desarrollada desde los años setenta con la contribución de numerosos intelectuales y científicos.

En Holanda --recuerda la nota de la Pontificia Academia-- ya desde hace algunos años existía una especie de aval jurídico a la eutanasia, a través de la costumbre que, de hecho, sancionaba la impunidad del médico que la practicase. La reciente decisión de la Cámara, sin embargo, va mucho más allá y configura una verdadera "legalización de la eutanasia a petición", si bien se circunscribe a "casos de enfermedad grave e irreversible".

Una hipótesis que numerosos documentos del Magisterio eclesial condenan sin apelación, en cuanto "deliberada muerte de una persona humana inocente".

Dos son, según el texto, las pretendidas justificaciones para tal conducta: un concepto desmedido de libertad individual, y la percepción de la insoportabilidad e inutilidad del dolor. Sobre estos puntos, la reflexión de la Academia contraataca subrayando que "hoy más que nunca el dolor es "curable" con los medios adecuados de la analgesia y de los cuidados paliativos", acompañados de "adecuada asistencia humana y espiritual", y que las llamadas "peticiones de muerte" son siempre "traducción extrema" de una necesidad de mayor atención y cercanía humana.

El problema se desplaza por tanto de la "apresurada violencia de una muerte anticipada" a la petición de amor y de comprensión social. De aquí la duda de que las argumentaciones pro eutanasia escondan más bien "la incapacidad de los sanos de acompañar al moribundo en su fatiga", el rechazo de la idea misma del sufrimiento, propio de la sociedad del bienestar, y quizá incluso "cuestiones de gasto público, considerado insostenible ante la prolongación de algunas enfermedades".

El documento critica también la "complicidad perversa del médico" el cual, prestándose a las lógicas de la "muerte dulce", abdicaría de una identidad profesional coherente a lo largo de los siglos, que lo llama a ser siempre quien mantiene la vida.

La respuesta a la eutanasia debe ser por tanto la asistencia domiciliaria, el consuelo religioso, el apoyo espiritual de los familiares y especialistas. Sólo en el caso extremo de una muerte inevitable y ya próxima, la reflexión del organismo vaticano admite la renuncia a terapias que conducirían únicamente a precarias y penosas dilaciones de lo inevitable; sin embargo, entre procurar y permitir el deceso --concluye la nota-- hay una diferencia sustancial, porque "la primera postura rechaza la vida, mientras que la segunda acepta su natural cumplimiento".


Las lecciones de la arqueología

Mensaje del Papa al Instituto de Arqueología Cristiana en su 75 aniversario

CIUDAD DEL VATICANO, 12 dic (ZENIT.org).- Con ocasión del 75 aniversario del Instituto de Arqueología Cristiana, el Santo Padre ha enviado una carta al arzobispo Zenon Grocholewski, gran canciller de este instituto en el que ha escrito: "Deseo hacer llegar a todos vosotros la seguridad de mi cercanía espiritual y del más caluroso ánimo a proseguir en el servicio que desarrolláis en favor de cuantos se preocupan por el conocimiento y el estudio de las ricas memorias históricas de la comunidad cristiana".

"A este propósito --ha añadido Juan Pablo II-- me gusta recordar cuanto mi santo predecesor Dámaso, cuya memoria litúrgica se celebra hoy, recomendaba a los fieles: les exhortaba a venerar los lugares que custodiaban las reliquias. Conocer la herencia de las generaciones cristianas pasadas permite a las generaciones sucesivas mantenerse fieles al depositum recibido, de manera que en todo tiempo y en todo lugar resuene el único Evangelio que salva y da la vida".

Juan Pablo II ha explicado luego que "junto a los resultados científicos, aunque importante, vuestro instituto puede también ofrecer una fructuosa aportación al conocimiento y a la profundización de la fe. El estudio de los vestigios del pueblo de Dios facilita en efecto la reflexión sobre los contenidos de su fe y sobre el vivaz proceso de su inculturación a lo largo de muchos siglos".

Y concluye su mensaje el Papa: "Formulo cordiales deseos de que la oportuna celebración de este aniversario del Instituto de Arqueología Cristiana sea para las jóvenes generaciones motivo de renovado interés por el estudio de la noble tradición que tantos cristianos nos han dejado como testamento de su adhesión a Cristo".


Juan Pablo II ilustra ante el presidente de la FIFA la "teología del fútbol"

Recibe a Joseph Blatter y a los dirigentes de la FIFA

CIUDAD DEL VATICANO, 11 dic (ZENIT.org).- El fútbol no es sólo un juego; debe ser un vehículo de valores y un terreno para la caridad. Así concordaron esta mañana Juan Pablo II y los dirigentes de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado).

En el encuentro se entremezclaron dos de las grandes pasiones de Karol Wojtyla, la evangelización y el fútbol. De pequeño, era conocido en Wadowice por ser un buen portero y delantero centro.

La pasión del pontífice encontró buena acogida en Joseph S. Blatter, presidente de la FIFA, quien llegó acompañado por 130 representantes del Comité ejecutivo de esa institución.

Blatter recordó los orígenes obreros de su familia, en el Cantón del Valais, en Suiza, en los que recibió la fe católica y reconoció: "Fe, esperanza y amor son las bases de nuestra actividad". Fe, aclaró, en "los talentos personales y en Dios, esperanza en que gracias a este deporte podamos ser seres humanos mejores y, por último, amor, pues el fútbol reúne a todos los pueblos del mundo sin diferencia de raza, de cultura, de religión y de nivel social, en un gran movimiento de solidaridad, en el que quienes han recibido más lo comparten con los que tienen menos".

Y añadió, "como quiere la Iglesia católica".

Por su parte Juan Pablo II, constató que la FIFA, presente en más de 200 países y con más de 120 millones de jugadores, tiene "un inmenso poder que debe emplearse para el bien de la familia humana".

Dirigiéndose a los directivos, explicó que ciertamente "son administradores, pero también son educadores, ya que el deporte puede inculcar muchos valores elevados como la lealtad, la amistad y el espíritu de equipo".

"Es verdad que el éxito económico del fútbol --aclaró-- sirve para apoyar nuevas iniciativas dignas de elogio como el "Proyecto Caridad" de la FIFA. Pero puede contribuir también a crear una cultura de egoísmo y avaricia. De ahí que se deban fomentar los valores más elevados del deporte y hacerlos partes de todos los organismos representados en vuestra federación".

Juan Pablo II subrayó que, "al ser un deporte que interesa a personas de etnias, razas y procedencia social y económica muy diferentes, el fútbol es un medio excelente para promover la solidaridad de la que hay una necesidad tan grande en un mundo sometido a tensiones étnicas y raciales".

Además, para el deporte el fútbol es un instrumento de educación "porque parte de los impulsos humanos, a veces incluso de los potencialmente negativos, y los transforma en buenos propósitos. Los jóvenes pueden aprender a competir saludablemente sin conflictos". En definitiva, una escuela de convivencia en un mundo marcado por conflictos y rivalidades exasperadas

Por eso, concluyó pidiendo a la FIFA que "siga atajando en todos los niveles el problema de la violencia, que tanto daño hace al deporte".


Iglesia y República Dominicana al servicio de los derechos fundamentales

Palabras del pontífice al nuevo embajador del país caribeño

CIUDAD DEL VATICANO, 11 dic (ZENIT.org).- Una alianza entre el Estado y la Iglesia para ponerse juntos al servicio de la dignidad de la persona. Esta es la propuesta que lanzó esta mañana Juan Pablo II al gobierno de la República Dominicana.

De este modo, al recibir en audiencia al nuevo embajador de este país ante la Santa Sede, Víctor A. Hidalgo Justo, de 73 años, el pontífice respondió a una pregunta frecuente: ¿por qué motivo un país debe mantener relaciones diplomáticas con la Santa Sede?

El Santo Padre explicó que desde la perspectiva de la evangelización, "adquieren un particular significado las relaciones diplomáticas con la Santa Sede", pues "el mensaje de Cristo propone la salvación para la persona humana en su integridad y, por tanto, predicar el Evangelio significa ofrecer luz, infundir esperanza y dar nuevo impulso al ser humano en sus posibilidades como individuo y como sujeto esencialmente social".

"En efecto --dijo--, la fe ilumina todo con una luz nueva y manifiesta el plan divino sobre la vocación integral del hombre, y por ello dirige la mente hacia soluciones plenamente humanas".

"La Iglesia, pues, en el estricto respeto de las competencias propias de las autoridades civiles, busca el bien de las personas, de las familias, de las instituciones sociales y de la comunidad nacional --dijo el Papa respondiendo a la pregunta--. Por eso, una estrecha colaboración con quienes tienen la responsabilidad de administrar el bien común de un pueblo redundará sin duda alguna en beneficio del progreso humano, social y espiritual de todos".

En particular, el obispo de Roma destacó como puntos de "colaboración entre la Iglesia y los Estados" "aquellos campos en los que se decide la plena dignidad humana y se cultivan los valores sobre los que se ha de ir construyendo un mundo cada vez más justo, solidario y pacífico".

"Por eso --indicó-- la Iglesia pide un esfuerzo a todos para que la sociedad, que ha de proteger y llevar a plenitud la existencia de todo ser humano, no se convierta, a través de fórmulas engañosas, precisamente en una amenaza para su vida. La inviolabilidad de la vida humana, en las diversas fases de su desarrollo o en cualquier situación en que se encuentre, es una premisa de los demás derechos humanos, límite para toda potestad humana y fundamento para una consciente e incansable búsqueda de la paz".

En segundo lugar, el sucesor de Pedro insistió en la labor que desempeña la Iglesia en la República Dominicana al servicio del "progreso humano del país". "Lo hace con sus instituciones educativas --aclaró--, culturales y asistenciales, pero sobre todo, infundiendo un espíritu de esperanza cristiana y de compromiso social, para que todos se sientan responsables en construir un futuro mejor".

Según el Anuario Estadístico de la Iglesia (1998), la República Dominicana, con 8 millones de habitantes, cuenta con 7.331.000 bautizados católicos. Sin embargo, tiene que asistir a esta cantidad de fieles con tan sólo 742 sacerdotes (una media de 9.880 católicos por sacerdote, superior a la de otros continentes, incluido África), 177 diáconos permanentes, 1.559 religiosas, 98 religiosos no ordenados, 92 mujeres laicas consagradas, 7 misioneros laicos, y 24.868 catequistas.


El Papa: separación fe y vida, "uno de los errores más grandes de hoy"

Alerta ante la "peligrosa tendencia" de un cristianismo a la carta

CIUDAD DEL VATICANO, 10 dic 2000 (ZENIT.org).- Juan Pablo II alertó hoy ante la "peligrosa tendencia" de aceptar tan sólo aquellas verdades del cristianismo que más convienen, como si se tratara de un menú a la carta.

La advertencia del pontífice tenía lugar en la eucaristía con la que culminó el Jubileo de los catequistas y profesores de religión del mundo entero, celebrada este domingo en la plaza de San Pedro del Vaticano.

Con las mismas palabras pronunciadas hace treinta años por Pablo VI, su predecesor, el Papa Wojtyla denunció la extendida tentación de "reconstruir, según fundamentos psicológicos y sociológicos, un cristianismo arrancado de la Tradición ininterrumpida que se remonta a la fe de los apóstoles".

Escuchaban al pontífice, en una mañana auténticamente primaveral que contradecía toda previsión meteorológica, además de miles de peregrinos que se apretaban entre la columnata de Bernini, unos 7.500 catequistas y profesores de religión de numerosos países, que han participado en las jornadas jubilares celebradas en Roma en este fin de semana.

El Santo Padre les invitó a hacer "todos los esfuerzos necesarios para dar a comprender el mensaje a los hombres y mujeres de nuestro tiempo que no traicione nunca la verdad y la continuidad de la doctrina de la fe".

El pontífice, en consecuencia, pidió a los presentes que hicieran un "cuidadoso examen de conciencia" en el que puso como modelo para todo catequista a Juan Bautista, el precursor del Mesías, que como el profesor de la fe es "indispensable", pues "la experiencia de la fe siempre tiene necesidad de un mediador, que al mismo tiempo sea testigo".

De este modo, recordando la figura agreste del Bautista, invitó a los catequistas a encontrar esos "barrancos que hay que rellenar", en otras palabras, el "desapego que se constata en algunos entre la fe que profesan y su vida diaria". Se trata "de uno de los graves errores de nuestro tiempo", aseguró.

Como el Bautista, invitó a los catequistas a "enderezar las sendas", es decir, a ayudar a "esos creyentes que toman del patrimonio integral e inmutable de la fe algunos elementos escogidos subjetivamente, quizá a la luz de la mentalidad dominante, para alejarse del camino derecho de la espiritualidad evangélica, tomando como referencia los vagos valores inspirados en un moralismo convencional".

"En realidad --aclaró--, aunque viva en una sociedad multiétnica y multirreligiosa, el cristiano no puede dejar de experimentar la urgencia del mandato misionero".

"En toda circunstancia, en todo ambiente, favorable o no, hay que proponer con valentía el Evangelio de Cristo, anuncio de felicidad para toda persona de cualquier edad, categoría, cultura y nación", concluyó Juan Pablo II.

El Jubileo de los catequistas, inaugurado ayer por el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación vaticana para el Clero, terminó en la tarde de hoy con la fase conclusiva del congreso internacional celebrado con este motivo en el Vaticano, en la que intervino el cardenal alemán Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sobre "La nueva evangelización".

Pusieron el broche de oro al encuentro testimonios, a veces conmovedores, de los desafíos que tienen que afrontar los catequistas hoy en los cinco continentes.

Según la última edición del Anuario Estadístico de la Iglesia (1998), en el mundo hay 2.298.387 catequistas. De ellos, 343.085 se encuentran en África; 1.258.836 en América (en Estados Unidos y Canadá hay 331.547; en América Central 210.661; y en América del Sur 666.474); 226.500 en Asia; 455.481 en Europa; y, por último, 14.485 en Oceanía.


Juan Pablo II grita solidaridad a favor de los refugiados

Recuerda los cincuenta años del ACNUR

CIUDAD DEL VATICANO, 10 dic 2000 (ZENIT.org).- Juan Pablo II lanzó esta mañana un llamamiento a la comunidad internacional para que afronte la situación de los millones de refugiados del mundo.

Al concluir el Jubileo de los catequistas y profesores de religión, en el mediodía de este domingo, antes de despedirse de los peregrinos, el pontífice recordó que en estos días se celebran los cincuenta años de la aprobación del Estatuto del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

"Es una fecha importante para muchos que, obligados a huir de sus propios países a causa de la guerra y de la persecución, han encontrado en este Programa protección y asistencia en todo continente", dijo el Papa.

El Santo Padre aprovechó la ocasión para rendir homenaje no sólo a todos los desheredados que gracias a esta agencia de la comunidad internacional han encontrado protección y asistencia, sino también a los hombres y mujeres que les han ofrecido "tiempo, inteligencia y disponibilidad generosa incluso más allá de sus deberes profesionales".

Consideró que es necesario agradecer su labor con el compromiso "de protegerles y de sostener la obra humanitaria con la necesaria contribución económica".

"En la solidaridad internacional y en el diálogo político es posible encontrar soluciones para que la acogida de los refugiados no resulte demasiado pesada para algunos países y para que encuentren en las instituciones y en las estructuras públicas una defensa de sus derechos y de sus libertades fundamentales".

La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados se estableció en 1951 para proteger a los refugiados y promover soluciones duraderas a sus problemas. Su función básica es dar protección internacional a los refugiados que, por definición, no gozan del amparo de su país de origen.

El ACNUR procura que los refugiados reciban asilo y debe vigilar para que todo refugiado goce protección legal, evitando así las detenciones y expulsiones ilícitas. Al mismo tiempo, ha de garantizar el derecho al trabajo, la educación y la asistencia, así como el derecho de la propiedad intelectual e industrial; el acceso a los tribunales y a la libertad de circulación.

En el mundo, ACNUR cuenta con más de 5.000 colaboradores que atienden a 22.300.000 refugiados en 120 países.


El Papa pone en manos de la Inmaculada los avatares del nuevo milenio

Fiesta popular de fe en recuerdo de la proclamación del dogma

CIUDAD DEL VATICANO, 8 dic 2000 (ZENIT.org).- Cuando quedaban 23 días para el comienzo del milenio, Juan Pablo II puso hoy el futuro de la humanidad en manos de la Inmaculada Concepción.

Poco después de las cuatro de la tarde, de rodillas, el Papa pronunció ante la estatua de la Virgen que se encuentra en la Plaza España de Roma, una conmocionada oración que él mismo había compuesto para esta ocasión.

Se trata de una costumbre que este pontífice ha vivido todos los años en el 8 de diciembre y que se convierte, al mismo tiempo, en una fiesta popular para los romanos. En efecto, en este día en el que empiezan las compras navideñas, la gente se echó a las calles para saludar al Papa, quien recorrió las calles de la ciudad eterna en un coche descubierto.

Al llegar a la histórica Plaza, en la que el Papa Pío IX, recientemente beatificado, quiso levantar una estatua a la Virgen, en 1856, en recuerdo de la promulgación del dogma de la Inmaculada Concepción, Juan Pablo II presentó una ofrenda floral.

En un día sumamente agradable de diciembre, a pesar del cielo cubierto, cuando comenzaban a iluminarse las luces artificiales de Roma, el anciano pontífice se postró ante María, rodeado por la gente que abarrotaba la plaza, y, en esa posición pronunció aquellas misteriosas palabras del Génesis: "Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar" (3, 15).

"¡Proféticas palabras de esperanza que resonaron en los albores de la historia!", exclamó a continuación el sucesor de Pedro. "Anuncian la victoria de Jesús, nacido de mujer, que traería sobre Satanás, príncipe de este mundo".

"¿Acaso no se condensa en estas palabras la verdad dramática de toda la historia del hombre?", preguntó a continuación. La historia, "en su realidad más profunda, es teatro de una lucha tremenda contra las potencias de la tinieblas, lucha comenzada desde el origen del mundo, que durará, como dice el Señor, hasta el último día".

"En este enfrentamiento sin tregua, se encuentra involucrado el hombre, todo hombre, que debe combatir sin pausa para poder mantenerse unido al bien, a precio de grandes fatigas, con la ayuda de la gracia de Dios".

Por eso, dirigiéndose a María, concluyó: "Elevamos hacia ti nuestros ojos y te pedimos que nos sostengas en nuestra lucha contra el mal y en el compromiso por el bien. ¡Consérvanos bajo tu materna protección, Virgen bella y santa! Ayúdanos a avanzar en el nuevo milenio, revestidos de esa humildad que te hizo predilecta ante los ojos del Altísimo. ¡Que no se dispersen los frutos de este año jubilar!"

A continuación, Juan Pablo II, se dirigió a la basílica de Santa María la Mayor para sumarse al acto de devoción mariana más típico de las Iglesias católicas de oriente, que en la mayoría de los casos acaban de resurgir, tras décadas de persecución en países que gravitaban en torno a la ex Unión Soviética.

Junto a representantes de católicos rusos, ucranianos, rumanos, húngaros, bielorrusos..., Juan Pablo II participó en el canto del himno Akathistos, que la liturgia bizantina dedica al misterio de la Encarnación de la Virgen.

La oración se entonó en varios idiomas, en griego, en paleoeslavo, en húngaro, en ucraniano, en rumano y árabe. De este modo, este himno, que se remonta a los primeros siglos de la cristiandad, permitió rezar al obispo de Roma esa oración que unía a todos los cristianos, antes de que tuviera lugar el gran cisma de Oriente a inicios de este milenio.

En el primer templo de la cristiandad dedicado a María, se pudo respirar ese olor a incienso y se escucharon esos cantos tan propios de las Iglesias rusas. En este ambiente, el Papa deseó en una breve homilía: que María, "¡nos lleve a contemplar, en la próxima Navidad, el misterio de Dios hecho hombre por nuestra salvación!".


Polémica: ¿Se contradice el Papa?

La Santa Sede aclara interpretaciones equivocadas de la prensa

CIUDAD DEL VATICANO, 7 dic (ZENIT.org).- El Papa contradice la Declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe "Dominus Iesus". Esta es la noticia que podía leerse esta mañana en varios periódicos de diferentes países europeos.

En un primer momento, parecía todo un "scoop", pues el Papa había dejado muy claro que él mismo ha aprobado el documento que lleva la firma del cardenal Joseph Ratzinger ("El Papa: "Dominus Iesus", una plataforma para el diálogo entre creyentes").

¿Qué es lo que ha pasado entonces? La respuesta se encuentra en un breve despacho publicado ayer por la agencia italiana Ansa. Con el título "El Papa: Todos los justos, incluso quien no cree, se salvarán", informaba ayer sobre la intervención del pontífice en la tradicional audiencia general de los miércoles.

Acto seguido, en el segundo párrafo del servicio, explicaba que la afirmación contradecía la Declaración vaticana. "Por el contrario --se puede leer en el despacho de Ansa--, un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, del 5 de septiembre pasado, el "Dominus Iesus", afirmando que sólo en "la única y universal" Iglesia católica puede haber salvación, había provocado reacciones críticas por parte de las demás religiones y suscitado dudas sobre la voluntad ecuménica de la Santa Sede".

Para aclarar el malentendido, la Sala de Prensa de la Santa Sede ha publicado hoy un comunicado en el que se explica que esta "apresurada noticia nace en realidad de un insuficiente conocimiento de la Declaración "Dominus Iesus"".

En realidad, el número 20 de la "Dominus Iesus", según informa el comunicado de prensa, dice lo siguiente: "Para aquellos que no son formal y visiblemente miembros de la Iglesia, la salvación de Cristo es accesible en virtud de la gracia que, aun teniendo una misteriosa relación con la Iglesia, no les introduce formalmente en ella, sino que los ilumina de manera adecuada en su situación interior y ambiental. Esta gracia proviene de Cristo; es fruto de su sacrificio y es comunicada por el Espíritu Santo".

El comunicado de prensa distribuido esta mañana por la Santa Sede concluye: "La enseñanza del Concilio Vaticano II, retomada por el Santo Padre, según la cual, quienes se salvan, aunque no sean cristianos, se salvan por obra de la gracia de Cristo, es precisamente lo que declara la "Dominus Iesus" a propósito del carácter único y universal de Cristo".

Lo más curioso de la polémica es que la catequesis del Papa no hablaba de la salvación, sino de la colaboración entre creyentes y no creyentes en la construcción del Reino de Dios (no del Reino de los Cielos).

El Reino de Dios, aclaró, "es la acción eficaz pero misteriosa de Dios en el universo y en ese ovillo de las vicisitudes humanas".

Y añadió: "Todos los justos de la tierra, incluso los que ignoran a Cristo y a su Iglesia y que, bajo el influjo de la gracia, buscan a Dios con corazón sincero, están llamados a edificar el Reino de Dios, colaborando con el Señor que es su primer y decisivo artífice".

Sin embargo, grandes periódicos europeos hoy abrían con titulares que, aunque corresponden a la teología católica, contienen afirmaciones que el Papa no hizo ayer y que no se oponen a la "Dominus Iesus".

El diario de mayor tirada en Italia, "Il Corriere della Sera", ponía en un título una afirmación entre comillas que no está en el discurso: "También quien no cree puede salvarse", decía el diario, aunque ciertamente corresponde con el Magisterio de la Iglesia enseñado en el Concilio Vaticano II ("Lumen Gentium"), pero que curiosamente nunca dijo ayer el Papa, pues no era el tema de su intervención.


El Papa: Las vocaciones, un problema de todos

Recibe a los socios del Club Sierra Internacional

CIUDAD DEL VATICANO, 7 dic (ZENIT.org).- La promoción de las vocaciones sacerdotales es una tarea de todo bautizado. Lo confirmó esta mañana Juan Pablo II al encontrarse con los peregrinos jubilares del Club Serra Internacional.

Se trata de una dimensión importante de "vuestra llamada bautismal", que es "esencialmente una llamada misionera", explicó el Papa, recordando el ejemplo del beato Junípero Serra, el franciscano español evangelizador de California, en que se inspira esta organización.

El Club Serra surgió hace 65 años en Seattle (Estados Unidos) y hoy día cuenta con 23 mil socios en 36 países de los cinco continentes, agrupados den 768 clubes. Se trata, en la mayoría de los casos, de profesionistas, hombres de negocios, industriales, que están comprometidos precisamente en el apoyo a los jóvenes llamados al sacerdocio.

Desde inicio de los años noventa, el Club se ha extendido por Europa del Este. El año pasado se inauguraron los centros de San Petersburgo y de Moscú. Cada año, están surgiendo treinta nuevos clubes, en varias partes del mundo. Entre sus socios, se encuentran personajes de renombre, como Don Keogh, presidente de Coca Cola, o Edward Lundy, vicepresidente de Ford.

En su encuentro, con los 2.500 socios presentes hoy en Roma, el Papa recordó aquellas palabras de Cristo que hoy tienen candente actualidad: "La mies es mucha pero los operarios son pocos".

"El horizonte de la mies del Señor --constató el Papa--, no tiene confines, no sólo si consideramos las necesidades pastorales de la misma Iglesia, sino también el inmenso número de personas que todavía esperan el primer anuncio del Evangelio".

Al mismo tiempo, sin embargo, consideró que hoy también se puede tocar con la mano esa "necesidad de Cristo que está surgiendo en los jóvenes, en el mundo de la cultura, y en los grandes desafíos éticos y sociales de nuestro tiempo".

Para responder a estas exigencias, el Papa afirmó que toda la Iglesia debe convertirse en una comunidad "de heraldos y testigos". Una comunidad en la que todo bautizado tiene "una misión específica" y "está llamado a cooperar con la providencia" para que la "llamada de Dios pueda ser escuchada y reciba una generosa respuesta por parte de aquellos a quienes está dirigida".

Las vocaciones, añadió, es algo que afecta a toda la Iglesia, "como cuerpo de Cristo", por tanto, el problema de las vocaciones no sólo debe afectar a los pastores, sino que debe involucrar a todos, "en particular a las familias y a los educadores".

Antes de despedirse de los socios del Club Serra, el Papa les exhortó: "Salid al paso, con la caridad que os caracteriza, de las exigencias de las vocaciones pobres".

Antes de encontrarse con el Papa, estos peregrinos procedentes de numerosos países realizaron esta mañana la procesión penitencial y atravesaron la Puerta Santa en signo de conversión. Después, en la Basílica vaticana participaron en la celebración eucarística, presidida por el arzobispo Zenon Grocholewski, prefecto de la Congregación vaticana para la Educación Católica.


El cardenal Sodano aclara las motivaciones de la visita de Haider a Roma

El Estado austríaco de Carintia dona el árbol de Navidad

CIUDAD DEL VATICANO, 7 dic (ZENIT.org).- En vísperas de la visita del controvertido político austríaco Joerg Haider al Vaticano, el secretario de Estado vaticano recordó hoy que la Santa Sede está "abierta a todos", incluso a aquellos con quienes no está de acuerdo.

Haider, hará entrega oficial a Juan Pablo II, el próximo 16 de diciembre en Roma del árbol de Navidad que en este año ha sido entregado por el Estado federado austríaco Carintia, de la que es presidente.

Joerg Haider, quien es también líder del Partido Liberal austríaco (FPOE), ha sido acusado en el pasado de realizar declaraciones xenófobas y antisemitas. Tras las últimas elecciones austríacas, logró formar gobierno con el Partido Popular del canciller Wolfgang Schüssel, motivo por el cual la Unión Europea impuso sanciones a Austria, que ahora están siendo levantadas.

Haider viene al Vaticano por casualidad. Antes de que fuera elegido presidente del Estado, se había acordado que en el año 2000 le correspondiera a Carintia entregar el árbol de la Navidad, que adornará el centro de la plaza de San Pedro, junto al Belén monumental.

Se trata de una tradición que instituyó Juan Pablo II, en 1978, y en la que han participado ya numeroso países del centro y el norte de Europa. En ocasiones precedentes, entregaba al pontífice este presente el presidente del país o de la región que hace el regalo.

Al margen del Congreso de la Unión Católica de Maestros de Secundaria de Italia, el cardenal Sodano afirmó esta mañana que confía en que la visita del representante austríaco no genere contestaciones, y confío en el sentido de hospitalidad típico de los italianos.

"No creo que el pueblo italiano, que ama la libertad, y que ha sido educado en los grandes valores de la hospitalidad y de la apertura, se sienta contrariado. Sólo sucederá quizá con algunos grupos marginales".

El año pasado el país que regaló al Papa el árbol de Navidad fue la República Checa y el encargado de hacer el acto de entrega fue el mismo presidente Vaclav Havel.


El secretario de Estado vaticano apoya los bonos escolares

"Una buena idea" para la libertad de educación

CIUDAD DEL VATICANO, 7 dic (ZENIT.org).- El secretario de Estado del Vaticano se pronunció esta mañana claramente a favor de la promoción del sistema de bonos escolares para favorecer la libertad de educación.

En un encuentro con la Unión Católica de Maestros de Escuelas Secundarias, el cardenal Angelo Sodano, brazo derecho de Juan Pablo II en la guía de la Santa Sede, consideró que se trata de "una buena idea" y abogó por propuestas de ley que permitan a los padres de familia escoger la escuela que consideren más conveniente para sus hijos (pública o privada).

La intervención del purpurado italiano tiene lugar en pleno debate en Italia. La Región de Lombardía, gobernada por el centro derecha, había adoptado un sistema de bonos escolares que permite a los padres de familia cubrir parte de los costos que acarrea la escuela privada. En Italia, este tipo de escuelas no reciben prácticamente ningún tipo de ayuda por parte del Estado.

El gobierno central de Roma, sin embargo, formado por una coalición de centro izquierda, ha obligado a la región de Lombardía, cuya capital es Milán, a detener el proyecto por considerarlo inconstitucional. El caso, en estos momentos, está siendo analizado por la Corte Constitucional italiana.

El sistema de los bonos escolares está siendo estudiado como una posibilidad por algunos Estados de la Unión Americana para garantizar la posibilidad a las familias con menos recursos de gozar del derecho a la libertad de educación. La propuesta prevé que el Estado entregue a las familias unos cheques o "vales" que pueden ser utilizados para cubrir el coste de la escuela, ya sea pública o a la privada, según su parecer (Cf. Zenit, 4 de noviembre).