SANTA SEDE

 

EL AMOR DE CRISTO EN UNA SOCIEDAD TÉCNICA E INFORMÁTICA

El Papa: La humanidad tiene más necesidad que nunca de descubrir su Corazón

CIUDAD DEL VATICANO, 2 julio (ZENIT.org).- El Corazón de Jesús constituye la brújula del amor para el hombre, que corre el riesgo de perder el centro de su propia vida. Lo afirmó Juan Pablo II al dirigir su tradicional saludo dominical de mediodía a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano, que desafiaron un sol implacable.

«En una sociedad --dijo el pontífice--, donde se desarrollan con un creciente ritmo la técnica y la informática, donde nos vemos atraídos por mil intereses, con frecuencia en contraste, el hombre corre el riesgo de perder el centro, el centro de sí mismo».

Por eso Cristo nos muestra su Corazón, que comenzó a latir hace 2000 años en el seno de María, para recordarnos «ante todo que ahí, en lo íntimo de la persona, se decide el destino de cada uno, la muerte o la vida en sentido definitivo. Él mismo nos da en abundancia la vida que permite a nuestros corazones, en ocasiones endurecidos por la indiferencia y el egoísmo, abrirse a una forma de vida más elevada». Este es el mensaje del Corazón para «el mundo de hoy», añadió..

Este amor de Cristo nos hace comprender mejor los dramas del mundo contemporáneo. «¡Cuanta sangre se derrama injustamente en el mundo!», exclamó el Santo Padre. «¡Cuánta violencia, cuánto desprecio por la vida humana! Esta humanidad, con frecuencia herida por el odio y la violencia, tiene más necesidad que nunca de experimentar la eficacia de la Sangre redentora de Cristo».

«Esa Sangre --añadió--, al no ser derramada en vano, lleva en sí toda la potencia del amor de Dios y es prenda de esperanza, de rescate, de reconciliación. Pero para acceder a este manantial es necesario volver a la Cruz de Cristo, fijar la mirada en el Hijo de Dios, en su Corazón traspasado, en esa Sangre derramada».

Como siempre hace, el Papa concluyó dirigiendo su pensamiento a María: «Confiémosle la sangre de las víctimas de la violencia para que sea rescatada por la sangre que derramó Jesús por la salvación del mundo». 


 

MUERTE ATROZ PARA LOS CRISTIANOS QUE HUÍAN DE LA VIOLENCIA EN LAS MOLUCAS

Juan Pablo II recuerda su tragedia a los católicos de todo el mundo

CIUDAD DEL VATICANO, 2 julio (ZENIT.org).- El encuentro festivo entre los peregrinos y el Papa, en un tórrido domingo de verano romano, se vio entristecido por la confirmación de la noticia del naufragio de un barco que el miércoles pasado zarpó del archipiélago de las Molucas (Indonesia), lleno hasta los topes de personas, en su gran mayoría cristianas, que huían de la cacería humana que han organizado grupos fundamentalistas islámicos.

Según se ha podido saber, se trataba de 492 personas, que han encontrado una muerte atroz en las aguas del Mar de las Molucas. «Expreso vivo dolor por las víctimas, mientras pido al Señor que les conceda el premio eterno e invoco con todas mis fuerzas paz y seguridad para aquellas islas atormentadas por la violencia», dijo el Papa dirigiéndose a los peregrinos y a todos los cristianos del mundo.

Las agencias de noticias informaron hoy que una nave de la policía costera indonesia rescató a diez supervivientes de la «Cahaya Bahari» (Luz del océano), que se hundió el jueves en medio de una tempestad. La buena noticia por el rescate de estas personas, constituyó la confirmación de los temores de la víspera: el resto de las personas que viajaban en la embarcación perecieron en el mar. Durante horas se pensaba que habían podido ser víctimas de un secuestro.

Cuatro mujeres, seis hombres y un cadáver fueron recuperados mientras iban a la deriva. Pudieron sobrevivir gracias a los salvavidas y a los restos de la embarcación que se convirtieron en providenciales tablas de salvación. Hasta hoy los equipos de socorro no habían dado con los restos del «Cahaya Bahari», a pesar de que se emplearon cuatro barcos y tres aviones en las operaciones de búsqueda.

Parece que al menos 300, de las 492 personas, eran habitantes de una aldea de la isla de Halmahera, donde el mes pasado los fundamentalistas islámicos quemaron una iglesia, con unas 100 personas dentro. El propietario del barco, que sólo podía transportar 250 personas, ha afirmado que el capitán se vio obligado a aceptar el exceso de pasajeros, pues éstos se encontraban desesperados y tenían miedo por su propia vida. 


 

LA SANTIDAD NO TIENE NACIONALIDAD NI EDAD

El Papa da el vía libre a cinco nuevos santos y dos beatos

CIUDAD DEL VATICANO, 2 julio (ZENIT.org).- La santidad no tiene nacionalidad ni edad. Lo demuestran los decretos de cinco canonizaciones, dos beatificaciones, y de reconocimiento de las virtudes heroicas de doce siervos y siervas de Dios promulgados ayer, 1 de julio, por la Congregación vaticana para las Causas de los Santos en presencia de Juan Pablo II.

En este grupo, explicó el arzobispo José Saraiva Martins, prefecto de este organismo vaticano: «se encuentran representantes, hombres y mujeres, de diferentes condiciones sociales, estado de vida y nacionalidad».

La mayoría vivieron en el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX. El país más representado es Italia (diez), pero la lista de los reconocimientos queda completada por tres españolas, dos mexicanas, un francés que dedicó toda su vida apostólica a México, un bielorruso, una alemana y una libanesa.

La gran mayoría son fundadores de congregaciones religiosas o miembros de las mismas: son una prueba tangible de ese impresionante florecimiento de nuevas familias religiosas que tuvo lugar en el siglo XIX, en respuesta al secularismo que ya entonces se hacía notar en Europa y América.

De este modo, la Iglesia ha reconocido cinco milagros atribuidos a la intercesión de otros tantos beatos. Era el único paso que les quedaba para poder ser canonizados. Se trata del italiano Luigi Scrosoppi (1804-1884), sacerdote del Oratorio de San Felipe Neri y fundador de la Congregación de las Hermanas de la Providencia; de Agostino Roscelli (1818-1902), también italiano, fundador de las Hermanas de la Inmaculada Concepción de la Virgen María; de Bernardo de Corleone (1605-1667), siciliano, laico profeso de la Orden de los Frailes Menores capuchinos; de Paula de San José de Calasanz (1799-1889), catalana, fundadora de las Hijas de María de las Escuelas Pías; y de Rebeca (Petra Ar-Rayès De Himlaya), quien vivió entre 1832 y 1914, monja profesa de la Orden libanesa de San Antonio de los Maronitas.

Entre los próximos beatos, a quienes se reconoció un milagro debido a su intercesión, se encuentran Alfonso María Fusco (1839-1910), italiano, fundador de la Congregación de las Hermanas de San Juan Bautista; y María Eutimia (cuyo nombre de pila era Emma Üffing), religiosa alemana de la Congregación de la Compasión («Klemensschwestern») que vivió entre 1914 y 1955.

Además, Juan Pablo II ha reconocido las virtudes heroicas de los siguientes siervos de Dios: 
--Monseñor Carlo Liviero (1866-1932), obispo italiano, fundador de la Congregación de las Pequeñas Siervas del Sagrado Corazón; 
--Marco Antonio Durando (1801-1880), sacerdote italiano, fundador de las Hermanas de Jesús Nazareno; 
--Félix de Jesús Rougier (1859-1938), sacerdote de origen francés y gran apóstol de México en este siglo, fundador de la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo, de las Hijas del Espíritu Santo, de las Misioneras Guadalupanas del Espíritu Santo y de las Oblatas de Jesús Sacerdote; 
--Adriano Osmolowski (1838-1924), sacerdote bielorruso de la Orden de los Frailes Menores fallecido en Italia; 
--Eugenia Ravasco (1845-1900), italiana, fundadora de las Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y María (1845-1900); 
--Bonifacia Rodríguez Castro (1837-1905), española, fundadora de las Congregación de las Siervas de San José;
--María de Jesús (1852-1923), italiana, fundadora de las Hermanas Capuchinas de la Inmaculada Concepción de Lourdes; 
--Piedad de la Cruz (1842-1916), española, su nombre de pila era Tomasa Ortiz Real, fundadora de la Congregación de las Religiosas Salesianas del Sagrado Corazón; 
--María Luisa del Santísimo Sacramento (1866-1937), mexicana, fundadora de la Congregación de las Carmelitas del Sagrado Corazón y de las Carmelitas del Santísimo Corazón de Los Ángeles; 
--María Guadalupe (1878-1963), mexicana, su nombre de pila era Anastasia Guadalupe García Zavala, fue confundadora de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres; 
--María Rosa (1917-1972), italiana, su nombre de pila era Bruna Pellesi, de la Congregación de las Hermanas Franciscanas Misioneras de Cristo; 
--Casimiro Barello Morello (1857-1884), un laico nacido en Italia pero fallecido en Alcoy, España.


 

EL PAPA DECLARA VENERABLE A UN APÓSTOL DE MÉXICO DE ESTE SIGLO

El padre Rougier desempeñó una labor decisiva en tiempos de la persecución

CIUDAD DEL VATICANO, 2 julio (ZENIT.org).- Juan Pablo II concedió, el sábado 1 de julio, el Decreto sobre la heroicidad de las virtudes cristianas de Félix de Jesús Rougier, gran apóstol en México durante los años 1914-1938.

Su presencia en México responde a la petición oficial que un grupo de obispos mexicanos hiciera al Papa Pío X, encabezados por el arzobispo de Puebla, Ramón Ibarra y González, para que el padre Rougier iniciara la fundación de los Misioneros del Espíritu Santo, llevada a cabo el 25 de diciembre de 1914 en la capital mexicana. Se trataba de una respuesta providencial a la escasez de clero que experimentaba el país y a la necesidad de su formación.

El padre Rougier, nacido en Meilhaud (Francia) en 1859, es recordado como uno de los sacerdotes que entregaron su vida durante los tiempos difíciles de la revolución y la persecución religiosa en México en favor de la Iglesia mexicana. Entre otras muchas actividades, el padre Rougier fundó, con la colaboración de varias mujeres mexicanas, tres congregaciones femeninas: Las Hijas del Espíritu Santo (1924), en favor de la promoción de las vocaciones sacerdotales; las Misioneras Guadalupanas del Espíritu Santo (1930) como colaboradoras de los obispos y sacerdotes en la obra de la evangelización y la catequesis de los más pobres, especialmente de los indios mexicanos; las Oblatas de Jesús Sacerdote, como una presencia de la mujer consagrada en la vida del seminarista y del sacerdote.

Promovió también la fundación de un seminario interdiocesano en los Estados Unidos durante la época en la que los seminarios de la nación habían sido clausurados, en diálogo cercano con los obispos mexicanos y norteamericanos y en íntima colaboración con el delegado apostólico. Asimismo abrió una de las primeras casas sacerdotales de la república mexicana en la que se buscaba la salud integral y la renovación espiritual del sacerdote.

Además de las congregaciones religiosas ya mencionadas, el padre Félix de Jesús desempeñó un papel decisivo en el nacimiento y crecimiento de otras nueve familias religiosas mexicanas iniciadas por sus seguidores, que forman parte de lo que ahora se llama «la Familia de la Cruz», extendidas actualmente de forma mayoritaria en América Latina y los Estados Unidos pero con una presencia en algunos países de Europa, Africa y Asia.

Ahora requiere que la Iglesia reconozca un milagro atribuido a la intercesión de Félix de Jesús Rougier para que el obispo de Roma pueda declararlo beato.

Según explica el postulador de su causa de beatificación el padre Domenico Di Raimondo, M.Sp.S., «el compromiso histórico concreto y efectivo del padre Félix, sus actitudes de paciencia, perseverancia y confianza en el Dios que necesita del hombre para renovar el mundo, permanecen como un ejemplo en favor de la construcción de México y de la Iglesia del tercer milenio, como lo ha indicado frecuentemente el Santo Padre Juan Pablo II».


 

NUEVA CARTA DE LOS DERECHOS HUMANOS PARA LA MEDICINA

La presentarán al Papa los médicos católicos en su congreso internacional

ROMA, 3 julio (ZENIT.org).- Una nueva «Carta de los Derechos Humanos para la Medicina», preparada por un grupo de científicos, teólogos y moralistas, será presentada al Papa por parte de los médicos católicos que, desde hoy hasta el 7 de julio, se reúnen en Roma para celebrar su Congreso Internacional sobre el tema «Medicina y derechos humanos».

«Como médicos católicos, acogiendo los llamamientos del Pontífice --ha dicho Domenico De Virgilio, presidente de la Asociación de Médicos Católicos Italianos (AMCI)-- queremos testimoniar que la medicina y sus conquistas están siempre dirigidas al servicio de la persona humana: por esto nos declaramos contrarios a todo tipo de restricción de las libertades individuales, contra toda forma de tortura y contra la pena de muerte».

«Debemos preguntarnos todavía --ha añadido-- si las arrolladoras y explosivas conquistas de la tecnología y de la ciencia en el campo biomédico han ido siempre encaminadas a favor del desarrollo y el respeto de la dignidad de la persona».

Citando las palabras del Papa en la «Redemptor Hominis», ha auspiciado que «al explosivo desarrollo tecnológico pueda corresponder un desarrollo proporcional de la vida moral y de la ética».

De Virglio ha recordado que los 5.200 inscritos en el Congreso, de 44 países, afrontarán el tema de los derechos humanos «sin temores y en modo claro». Muchos países «han negado el derecho a la vida con medidas permisivas en materia de aborto, de manipulaciones genéticas, de eutanasia y de restricción de la libertad del individuo».

Al acabar el Congreso, el 7 de julio, tendrá lugar la celebración del Jubileo de los médicos en San Pedro con la presencia de Juan Pablo II. 


 

CUBANO NO PUEDE PARTICIPAR EN EL CONGRESO DE MÉDICOS CATÓLICOS EN ROMA

Tenía que hablar sobre «Las presiones sociales y políticas sobre el aborto»

ROMA, 3 julio (ZENIT.org).- Las autoridades cubanas han negado a Jesús Rodríguez Muñiz el permiso necesario para participar en el Congreso Internacional sobre el tema «Medicina y derechos humanos», organizado por la Federación Internacional de las Asociaciones de Médicos Católicos (FIAMC), que se celebra en Roma en preparación del Jubileo de los médicos, que tendrá lugar el 7 de julio.

La noticia de la negativa oficial fue comunicada al presidente de la FIAMC, Gian Luigi Gigli, por el obispo de Santa Clara, monseñor Arturo González Amador.

El doctor Rodríguez Muñiz, profesor del Instituto Superior de Ciencias Médicas de Cuba, forma parte también de la organización de médicos católicos de la diócesis de Santa Clara. Debía intervenir el 5 de julio sobre el tema «Las presiones sociales y políticas sobre el aborto».

La FIAMC ha distribuido un resumen que aparecerá en las actas del congreso de la ponencia que había preparado Rodríguez Muñiz, en la que constata que el aborto es una realidad sumamente decisiva en el mundo actual. La Organización Mundial de la Salud (OMS) habla de 30 millones de abortos al año, aunque algunos piensan que esta cifra es muy superior. Hoy por hoy nadie puede negar la condición del feto como ser vivo. Sin embargo, a pesar de esta constatación, muchos defienden el derecho al aborto, planteando criterios como el de la «defensa de la libertad de la mujer», «el pluralismo social», «necesidades socio-económicas», etc.

La realidad es que en torno al aborto se ejercen grandes presiones sociales y políticas, que varían según las diferentes regiones del mundo, el orden político en vigor, el nivel cultural de la población o el desarrollo económico. En todo caso, estas políticas constituyen siempre un rechazo total de los derechos del niño que está por nacer, a quien, cincuenta años después de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, se le sigue negando el primero y más importante de los derechos.

En su exposición, Rodríguez Muñiz pretendía analizar las políticas que promueven el aborto en las diferentes regiones del planeta, denunciar los intereses obscuros que se esconden detrás de ellas, y mostrar la falsedad de los argumentos utilizados para defenderla, dejando clara la posición de los médicos católicos ante la realidad terrible del aborto.


 

EL PAPA BENDICE A MAS DE MIL «MOTEROS» EN EL DIA DE SU JUBILEO

El rugido de los motores se apodera por un día de la plaza de San Pedro

CIUDAD DEL VATICANO, 3 julio (ZENIT.org).- El ambiente era de fiesta: durante la mañana de ayer, domingo, la plaza de San Pedro del Vaticano se vio inundada por más unas mil motos, que aparcaron junto a la columnata de Bernini. Era el día del Jubileo de los motoristas, o más conocidos como «moteros». En total, se congregaron 1.400 personas, pues muchos vinieron acompañados por su mujer o novia.

La pasión de estas personas es la libertad que les da la moto cuando rompe el viento y atraviesa cientos de kilómetros en pocas horas. Disfrutan del aire libre, de la aventura y de la compañía del grupo todos los fines de semana. Casi siempre, su atmósfera está rodeada por una estética «heavy», casi post-moderna.

Se reunieron en el atrio de la Basílica vaticana a las siete de la mañana. Tras aparcar las motocicletas, entre las que se podía ver más o menos toda la gama en venta en Europa en los últimos veinte años, cruzaron la puerta santa y después participaron en la eucaristía, presidida por el arzobispo Crescenzio Sepe, secretario del Comité vaticano para el gran Jubileo. El prelado subrayó la importancia de la seguridad en la carretera y bendijo los cascos de los «moteros».

A mediodía, se unieron a los demás peregrinos para escuchar las palabras que dirigió Juan Pablo II antes de rezar «Angelus». Cuando el Papa saludo a los motoristas, ellos respondieron con el ensordecedor rugido de sus motores y bocinas, la mejor manera para demostrarle su agradecimiento.

La iniciativa del Jubileo de los motoristas ha tenido lugar gracias a la generosidad de seis italianos (tres guardias de tráfico y tres guardias urbanos). El encargado de las cuestiones organizativas fue Enrico D'Aureli, un funcionario de la Policía de Tráfico italiana, de 45 años. Estaban presentes también motoristas de Austria, Alemania, República Checa, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Noruega y dos motos de Rusia.

«El 27 de junio de 1999 ya habíamos venido a San Pedro con la moto y el Papa nos invitó a emprender acciones de solidaridad», afirma D'Aureli.


 

EL PAPA RECIBE AL NUEVO PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DOMINICANA

Hipólito Mejía regala al pontífice un libro sobre el padre Tardif

CIUDAD DEL VATICANO, 3 julio (ZENIT.org).- Juan Pablo II recibió esta mañana en audiencia al recién elegido presidente de la República Dominicana, Hipólito Mejía, quien llegó acompañado al Vaticano por su esposa y séquito.

El presidente Mejía fue elegido en las últimas elecciones de mayo de este año, sustituyendo a Lionel Fernández. Asumirá el poder el próximo 16 de agosto.

El encuentro cara a cara entre Mejía y Juan Pablo II duró quince minutos. Al final del mismo, conversaron con el Papa la esposa y las once personas que componían el séquito.

En una atmósfera muy cordial se dio un intercambio de regalos. Juan Pablo II regaló a Mejía las medallas del pontificado; el líder dominicano le correspondió entregándole el libro del fallecido padre Emiliano Tardif, misionero canadiense en la República Dominicana que ha tenido un papel decisivo en el Movimiento de la Renovación Carismática en todo el mundo. El volumen se titula «Un hombre de Dios».

«Le bendigo a usted y a su país», dijo el Papa en español y mostrando buena forma física. Al presentar a su mujer al pontífice, el presidente subrayó la importancia que atribuye la República Dominicana a la familia.


 

RELIGIOSOS, UNA RESPUESTA A UN MUNDO «DISTRAIDO Y SUMERGIDO EN EL HEDONISMO»

Mensaje de Juan Pablo II a la Orden de los Mínimos

CIUDAD DEL VATICANO, 3 julio (ZENIT.org).- Los desafíos del mundo de hoy «distraído y sumergido en el hedonismo» requieren individuar «los nuevos areópagos en los que se puede anunciar el evangélico de la conversión y de la reconciliación». Esta es la exigencia pastoral, en la aurora del nuevo milenio, que plantea Juan Pablo II en un mensaje dirigido a la antigua Orden de los Mínimos.

Los frailes Mínimos fueron fundados hace más de quinientos años por san Francisco de Paula, «el humilde penitente», que, como recordó hoy el Papa, quiso para sus hijos espirituales «el cuarto voto de la cuaresma perpetua», como testimonio eficaz de «las realidades del más allá», «potente medio de santificación personal» y «oportunidad para reparar los pecados de todos los hombres».

El pontífice recibió esta mañana a 50 religiosos Mínimos reunidos con motivo del capitulo general de la Orden, en el que están representados los 185 religiosos, 127 de ellos sacerdotes, esparcidos en 45 casas. El tema del encuentro capitular, en el que intervienen además delegados de la tercera orden de los Mínimos y de la orden religiosa femenina, es «Identidad y misión de los Mínimos al inicio del tercer milenio después de 500 años de historia: religiosos y laicos juntos con un solo carisma y una misma misión».

El Papa pide en su mensaje dirigido a los Mínimos intensificar su presencia «en contextos de fuerte pobreza espiritual, a través de la escucha, la dirección espiritual y la formación de las conciencias en la reflexión y la oración». Una presencia que puede ser de gran importancia «en las fronteras de la indigencia material para llevar a los necesitados una solidaridad concreta».

El Papa confía, además, en que el ejemplo del fundador de los Mínimos, mensajero de la paz de Cristo, les apoye «en la misión de llevar el don de la reconciliación y de la comunión a las familias, en las realidades eclesiales, entre las diferentes confesiones cristianas, entre los indiferentes y alejados».

El mensaje papal a la Orden de los Mínimos contiene, en este sentido, una aclaración importante: «A la hora de evangelizar los nuevos aerópagos, es necesario ante todo tener presente que la creatividad y el diálogo con las diferentes culturas no tienen que empobrecer las riquezas de la propia identidad y de la propia historia. Creatividad y diálogo, de hecho, se convierten en caminos eficaces para el anuncio evangélico, cuando pueden basarse en la fidelidad al propio carisma». Se trata de una «premisa indispensable para que cada religioso ofrezca esa imagen trasparente de Cristo casto, pobre, obediente que por sí sola conquista a cuantos se encuentran en búsqueda de la verdad y de la paz».