ENTREVISTA

JUBILEO DE LOS MÉDICOS: LA INVESTIGACIÓN PLANTEA NUEVOS DESAFÍOS ÉTICOS

Entrevista con el profesor Domenico Di Virgilio

CIUDAD DEL VATICANO, 4 julio (ZENIT.org).- Ayer por la tarde comenzaron las celebraciones del Jubileo de los Médicos en Roma, que culminarán con el encuentro con el Papa el próximo 7 de julio. La gran cita es precedida por el Congreso Internacional sobre el tema «Medicina y derechos humanos».

Los participantes en estas actividades son más de 5 mil personas, provenientes de 42 países del mundo. Además de las sesiones propias del congreso, el programa prevé un itinerario espiritual que pasa por las Basílicas romanas, así como varios encuentros culturales y recreativos.

Al final de este Jubileo de categoría, se publicará una «Carta de los Derechos Humanos para la Medicina», preparada por un grupo de científicos, teólogos y moralistas. Domenico Di Virgilio, presidente de la Asociación de Médicos Católicos Italianos y uno de los promotores de la iniciativa, explica los motivos que han llevado a redactar un «nuevo» documento de estas características.

--Podría parecer extraño que, después de cincuenta años de la Declaración universal de los derechos humanos, sintamos todavía la exigencia de hablar sobre el tema. Pero los testimonios que nos llegan de todo el mundo nos demuestran que, en realidad, esta Declaración no es tenida en cuenta. Si bien por un lado hemos tenido un progreso científico y tecnológico entusiasmante, por otro hemos asistido a violencias inauditas contra el derecho a la vida, con torturas, con millones de muertos por odio racial. Muchas legislaciones nacionales han aceptado la Declaración y, sin embargo, han promulgado al mismo tiempo leyes contra la vida: como el aborto, la eutanasia, la manipulación genética. Por esto, nos parece inevitable el que nosotros, como médicos y católicos, recordemos a todos los gobernantes, como lo haremos en la declaración final, el respeto de los derechos humanos: el derecho a la vida, el derecho a una asistencia sanitaria inadecuada e igual para todos, el derecho a una muerte justa, el derecho a una vida familiar, el derecho al respeto de la dignidad de cada hombre.

--Zenit: Médico y católico: ¿nos puede explicar qué significa vivir en el trabajo de todos los días esta doble dimensión?

--Nosotros, médicos católicos, no somos ciertamente mejores que los demás --lo decimos con humildad--. Tenemos que distinguir, sin embargo, la preparación científica, que debe tener el máximo nivel en todos los médicos, con la formación ético-moral, que también debería ser el común denominador de todos los médicos. Nosotros, con el don de la fe, que ciertamente no es mérito nuestro, tratamos de promover el contacto con el enfermo entre los agentes sanitarios (aunque no sean necesariamente médicos). Pedimos una mayor entrega al paciente: que se escuche a los pacientes, que se dialogue con ellos, que se les respete --algo que nunca puede faltar--, en definitiva, promovemos el testimonio cotidiano de una medicina que siempre tiene que estar al servicio del hombre. Queremos reafirmar el derecho a vivir en la dignidad propia de todo hombre, independientemente de su fe, de su propio credo ideológico, de la raza y de las condiciones económicas.

--Zenit: El Jubileo de los Médicos tiene lugar poco después de que se hiciera un decisivo anuncio científico: la codificación del mapa del genoma humano, hoy por hoy, casi totalmente reconstruido en laboratorio. ¿Cuál es su juicio al respecto como profesional y como creyente?

--No se puede detener el progreso científico. No es verdad, ni mucho menos, que el Magisterio de la Iglesia y los católicos en general se opongan al progreso científico: hay que decirlo con toda claridad. Ahora bien, el progreso científico tiene que ser orientado al servicio del hombre. Este último anuncio no debe suscitar demasiadas ilusiones. Los resultados concretos no se verán hasta dentro de algún año. Además, hay que recordar la necesidad de mantener una gran prudencia, tanto en la realización de los tests genéticos --algunos se pueden hacer ya hoy día--, como en su interpretación, para no crear fáciles ilusiones y sobre todo errores gravísimos. Le pongo un ejemplo muy reciente: un calificado Instituto de Genética de Roma recibió a seis mujeres con diagnósticos de defectos genéticos; estaban dispuestas a abortar. Cinco de estos tests exámenes genéticos estaban equivocados. Gracias a Dios este Instituto les alentó y ayudó a continuar con el embarazo que después resulto ser un éxito.