SANTA SEDE

 

EL VATICANO, «¡FUERA DE LA ONU!»

Campaña en Intenert y en el «New York Times»

NUEVA YORK, 3 feb (ZENIT-FIDES).- La campaña de un grupo de organizaciones no gubernamentales que pretende expropiar al Vaticano de su papel de observador ante las Naciones Unidas cosecha nuevos consensos: en el último año obtuvo más de 400 adhesiones.

Según ha declarado el padre Bernard Przewozny, consultor del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz: «Se trata de un resultado que pone de manifiesto la gran capacidad para organizarse y hacer la vida imposible no sólo al Vaticano, sino también a cada obispo que defienda la doctrina moral de la Iglesia».

El grupo de ONGs, que hace un año lanzó la propuesta de degradar al Vaticano del status de Observador Permanente en la ONU, recoge adhesiones a través de una vasta campaña publicitaria lanzada en Internet y con anuncios en el «New York Times» y en otros medios de comunicación del mundo.

Con el nombre «See Change», la camapaña comenzó con un grupo de 70 organizaciones, incluida una de las ONGs más potentes, tenaz defensora del rígido control de la natalidad y del aborto: la «International Planned Parenthood Federation». La coalición se compone de tres grupos fundamentales: las ONGs abortistas, las favorables al control de los nacimientos (también con el aborto) y las hostiles a la religión católica.

La líder de la campaña es Francis Kissling, presidente de la ONG «Catholic for a free Choice» (CFFC), que pide abandonar la doctrina social de la Iglesia en temas como el aborto y la contracepción. La Kissling ha comparado la posición del Vaticano en la ONU con «un escaño de Euro Disney en el Consejo de Seguridad... No se comprende cómo es posible que una entidad de cien hectáreas de tierra y ciertas atracciones turísticas, con una ciudadanía que excluye a mujeres y niños, deba sentarse en la mesa con los gobiernos y establecer políticas que se refieren precisamente a la supervivencia de mujeres y niños».

La coalición pide a Kofi Annan que revise el papel de la Santa Sede en la ONU, porque no quiere que el Vaticano «bloquee iniciativas a favor de los derechos de las mujeres en los documentos de la ONU».

En el pasado, la Santa Sede ha sido la voz que ha logrado reunir mayores consensos a la hora de oponerse a la expansión de la política abortista en los documentos de la ONU. En general, ha recibido el apoyo de países en vías de desarrollo que consideran las políticas de control demográfico que tratan de imponer los países ricos como un impedimento para su crecimiento económico.

«"Naciones fuertes como los Estados Unidos ofrecen ayudas internacionales a los países pobres con la condición de que se sometan a políticas demográficas de control de la natalidad. La Santa Sede, por el contrario, no recibe ayudas extranjeras, así que nadie la condiciona», afirma la ONG católica «Catholic Family and Human Rights Institute». Según esta organización, «ni siquiera la señor Kissling cree que la campaña surtirá el efecto de alejar a la Santa Sede de la ONU. La campaña sirve más bien para atemorizar al Vaticano y privarlo de Estados aliados de América Latina y de Medio Oriente».

El Vaticano es en las Naciones Unidas Observador Permanente, junto con Suiza. Para degradar su status se necesita una decisión de la Asamblea General de la ONU de mayoría absoluta.

El padre Prezwozny comenta: «Se trata de una batalla totalmente ideológica. A estos sujetos no les interesa verdaderamente el futuro de la humanidad: simplemente quieren eliminar el obstáculo que suponen el Vaticano para la afirmación de sus pseudo-valores morales de libertad y auto-determinación… Pero la ONU nació como organismo político, no moral. No puede establecer cuáles son los valores morales. ¿En nombre de qué ética universal se proponen las políticas de ingeniería demográfica?».

Por lo que se refiere a los motivos de la campaña «See Change», el consejero vaticano afirma: «En primer lugar los motivos económicos --el peso demográfico insostenible para los recursos existentes-- no han sido ni mucho menos comprobados; y los socioculturales --la necesidad de garantizar la educación a todos-- dependen de las escasas inversiones en el sector y no de la población. Estas políticas no tienen por base una reflexión antropológica: se fundamentan simplemente en los prejuicios contra la moral católica».

«Un desarrollo sostenible para todos --concluye-- se persigue con otros instrumentos: planificación industrial, redistribución de los recursos, reducción de la pobreza, acceso a los servicios sociales…, pero de esto esas ONGs no quieren hablar».


 

EL CARDENAL SODANO INAUGURA LOS COMEDORES
DE LOS POBRES DEL JUBILEO

Quinientas comidas para los peregrinos necesitados

CIUDAD DEL VATICANO, 3 feb (ZENIT).- Con la inauguración del comedor para pobres que se encuentra junto a la misma plaza de San Pedro, el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano, lanzó el proyecto «La caridad del Papa para el Jubileo».

La iniciativa distribuye quinientas comidas gratis al día para personas necesitadas en locales adyacentes a las cuatro basílicas patriarcales de Roma. El comedor que se encuentra junto a la Plaza de San Pedro del Vaticano es el más grande y tiene capacidad para ofrecer 200 comidas.

En los próximos días se abrirán los comedores adyacentes a las Basílicas de San Pablo Extramuros, Santa María la Mayor y San Juan de Letrán (en la Escala Santa). Cada uno de estos comedores ofrecerá cien comidas.

En todos los casos, los horarios de comida serán de las 12.00 a las 14.00. En general, los comensales podrán disfrutar de un plato de buena pasta italiana caliente, de bebida y un segundo plato o bocadillo.

La iniciativa ha podido realizarse gracias a la colaboración del Círculo de San Pedro --institución que desde el siglo pasado ayuda a los peregrinos que vienen a Roma-- y al patrocinio de empresas del sector de la alimentación de Italia.

Juan Pablo II, como confesó el sábado pasado, está convencido de que «el testimonio de la caridad es la profecía más grande de los tiempos actuales».


 

ULTIMAS HORAS PARA PREPARAR EL JUBILEO DE LOS ENFERMOS

La celebración tendrá lugar del 9 al 11 de febrero

CIUDAD DEL VATICANO, 3 feb (ZENIT).- Los preparativos del Jubileo de los Enfermos se encuentran en plena ebullición. Comenzará el 9 de febrero y culminará el 11 de ese mismo mes, fiesta de la Virgen de Lourdes, fecha consagrada desde hace años a la Jornada Mundial de los Enfermos.

La organización del acontecimiento, en especial de su planteamiento espiritual, corre a cargo del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, presidido por el arzobispo Javier Lozano Barragán. El secretario de ese organismo vaticano, el obispo José Redrado, ha explicado hoy cómo se desarrollará el programa.

Las celebraciones comenzarán con una reflexión por grupos según categorías: obispos dedicados a la pastoral sanitaria que vendrán en gran número a Roma; médicos; enfermeros; farmacéuticos. El objetivo consiste en reflexionar sobre la identidad de cada una de las personas que ayuda y asiste a los enfermos. Estas sesiones durarán un día y medio, del 9 al 10 de febrero. A continuación, en la tarde de ese día, en la Basílica de San Pablo Extramuros, tendrá lugar una sugerentes vigilia de oración en la que participarán varios miles de enfermos y todos los agentes sanitarios presentes en Roma, además de los acompañantes de los mismos enfermos. El 11 de febrero, a las diez de la mañana, tendrá lugar la celebración del Jubileo de los Enfermos con Juan Pablo II. Si el tiempo lo permite, el encuentro será al aire libre en la plaza de San Pedro.

Según explica monseñor Redrado a los micrófonos de «Radio Vaticano» será un momento de fe sumamente intenso «en parte porque nuestro Papa ha vivido de manera muy fuerte la experiencia del sufrimiento, no sólo con el pensamiento, sino también en todo su cuerpo y en todo su corazón. Es un Papa marcado por el sufrimiento vivido y experimentado: será el mejor maestro, pues más que hablar con los labios, hablará con el corazón».

En la tarde de ese mismo 11 de febrero, tendrá lugar una procesión festiva de luz y sonido que atravesará la monumental Vía de la Conciliación hasta desembocar en la plaza de San Pedro del Vaticano. Los enfermos y las personas que les atienden avanzarán con velas encendidas, cantando. Esta peregrinación, explica Redrado, quiere significar que «el túnel del dolor se ilumina, nuestro sufrimiento en la vida se aclara, no sólo con la luz de la ciencia, sino también con la palabra de Dios, con la fe, y con la esperanza».

El día siguiente, 12 de febrero, tendrá lugar en el Coliseo, lugar histórico del sufrimiento, la celebración del Viacrucis de los enfermos y, en la tarde, en el Aula Pablo VI del Vaticano se celebrará una fiesta de alegría y esperanza en la que los protagonistas serán los mismos enfermos. Habrá sorpresas, especialmente de personajes del mundo del espectáculo que han tenido que afrontar la enfermedad y el dolor.

El gran problema de este Jubileo de los Enfermos es de tipo organizativo. Maurizio Scelli, secretario de la Unión Italiana de Transporte de Enfermos a Lourdes y a los Santuarios Internacionales, ha pedido que las autoridades de Italia resuelvan los problemas burocráticos que hoy día impiden el transporte eficaz de los minusválidos que participarán en estas jornadas.


 

EL PAPA DESTACA EL TESTIMONIO DE LOS MARTIRES
DE LA VIDA CONSAGRADA

20 mil religiosas y religiosos en el día de su Jubileo

CIUDAD DEL VATICANO, 2 feb (ZENIT).- Con el recuerdo de las religiosas y religiosas que «han pagado con el supremo testimonio de la sangre su fidelidad a Cristo y al hombre, sin cortapisas ni compromisos» en tantas partes del mundo, Juan Pablo II celebró esta mañana la Eucaristía del Jubileo de la vida consagrada que congregó en la plaza de San Pedro del Vaticano a unos 20 mil religiosos y religiosas del todo el mundo.

El Santo Padre confirmó a los presentes la importancia de los votos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia que «constituyen vuestro mensaje al mundo sobre el destino definitivo del hombre».

«El testimonio escatológico --aclaró-- forma parte de la esencia de vuestra vocación», de modo que «tener el corazón, los afectos, los intereses, los sentimientos polarizados en Jesús constituye el aspecto más grande del don que el Espíritu hace en vosotros».

El Papa Wojtyla confesó que ha podido constatar esto «al haber sido peregrino por muchas partes del mundo» y haber podido darse cuenta de la «presencia profética» de la vida religiosa. Se trata de un mensaje que, según el sucesor de Pedro, invita a no ser «desconfiados y pesimistas ante el futuro».

Además, «los consejos evangélicos, en vez de ser una renuncia que empobrece, constituyen una decisión que libera a la persona y una realización plena de sus capacidades».

«Al ser llamados a dejar todo para seguir a Cristo --añadió-- vosotros, consagrados y consagradas, renunciáis a definir vuestra existencia a partir de la familia, de la profesión y de los intereses terrenos y escogéis al Señor como único criterio de identificación».

La Eucaristía de hoy coronó los tres días de encuentros de oración y fiesta que han congregado en Roma a religiosos de todo el mundo con motivo de su Jubileo. En total, hay un millón setenta mil hombres y mujeres que han consagrado totalmente su vida a Dios.

Los sacerdotes religiosos en el mundo son 140.687 y los no sacerdotes 58.210. Las religiosas son 819.278. 55.709 han consagrado su vida a la clausura. Los miembros de los Institutos Seculares en el mundo son 31.197.

La Misa de esta mañana, sustituyó a la tradicional audiencia general de los miércoles. Juan Pablo II apareció en forma. La celebración comenzó con la liturgia de la luz, que incluye el sugerente rito de iluminación y bendición las velas, que fueron llevadas después en procesión por todos los presentes.


 

«LITERATURA Y CATOLICISMO EN EL S. XX», CONGRESO EN EL VATICANO

Reunión de escritores y poetas convocada por el Consejo de la Cultura

CIUDAD DEL VATICANO, 2 feb (ZENIT).- Ayer se celebró en el Vaticano, en la sede del Consejo Pontificio para la Cultura, un congreso sobre «Literatura y catolicismo en el siglo XX». El encuentro fue presidido por el cardenal Paul Poupard, presidente de ese organismo de la Santa Sede.

La jornada de reflexión y estudio surgió de la idea de realizar un primer balance sobre la literatura del siglo XX y sus relaciones con la fe católica. En estos cien años se ha pasado del grito de Nietzsche «¡Dios ha muerto!» a una nueva situación inesperada que podría resumirse con las palabras de Heidegger: «Ya sólo Dios nos puede salvar».

El cardenal Poupard ha explicado que este Congreso ha hecho una constatación muy interesante: «los más diferentes personajes, ya sea en la literatura, en la poesía o en al reflexión, con sus actitudes ante Dios, están unidos por el hecho de que ninguno ha sido indiferente ante Él. Es más, en el siglo de la muerte de Dios, Dios, y Cristo en particular, ha estado más presente que nunca. La originalidad de nuestro encuentro consiste en que cada uno de los poetas y los escritores que han participado ha presentado el pensamiento de un autor al que le han hecho entablar un diálogo entre la fe y el arte, el catolicismo y la literatura».

Poupard constata que «la relación con Dios y con la fe cristiana es sin duda la raíz profunda de la obra de algunos protagonistas fundamentales de la literatura del siglo XX, como es el caso de Bernanos o Mauriac, de Claudel o Péguy, de Pasolini o Silone, de Cristina Campo o Rebora, de Tolkien o C. S. Lewis. En cada uno de estos casos se puede hablar de originales "poéticas de la fe" que han visto la luz en una época que como ninguna otra se ha caracterizado por el triunfo de la secularización».

Entre los participantes del encuentro que tuvo lugar ayer, se encontraban Mario Luzi, Sergej Averintsev, Dacia Maraini, Giovanni Raboni, Patrizia Valduga, Andrea Monda, Elisabetta Rasy, Elio Guerriero, Alfonso Berardinelli, Eraldo Affinati, Jacqueline Risset, Luca Doninelli, Smaranda Cosmin.

Andra Monda, uno de los organizadores del encuentro ha explicado a Zenit que «frecuentemente en este siglo, la fe ha sido considerada como una dimensión externa, incluso contrapuesta a la realidad del arte y la cultura. Por el contrario, hemos querido dar la vuelta al problema y afirmar que en este siglo también se ha dado arte cristiano y diría que las mejores páginas del artes del s. XX se han dado sólo cuando estaba presente el soplo de la fe».


 

LA INTERPRETACION DEL VATICANO II SIGUE SUSCITANDO POLEMICA

Artículo de «L'Osservatore Romano» contra la «Historia del Concilio»

CIUDAD DEL VATICANO, 2 feb (ZENIT).- El Concilio Vaticano II representa un momento decisivo en la historia, pero su interpretación, la aplicación de sus enseñanzas sigue suscitando discusiones.

«L'Osservatore Romano» en su edición italiana acaba de publicar un artículo para criticar el cuarto volumen de la «Historia del Concilio Vaticano II» (edición internacional Peeters-IlMulino), dirigida por el profesor Giuseppe Alberigo, director del Instituto de Ciencias Religiosas de la Universidad de Bologna, que ha salido a librerías en estos días.

Con un largo artículo, monseñor Agostino Marchetto, arzobispo que vive en Roma como nuncio al servicio de la Secretaría de Estado del Vaticano, asegura que la obra de Alberigo está animada por «un elemento ideológico que aparece en varios ataques injustificados carentes de todo carácter científico» contra personajes que desempeñaron un papel importante en el Concilio.

La enciclopedia, según el artículo de «L'Osservatore Romano», llega a considerar «como "auténtico" Concilio Vaticano II el tramo dirigido por Juan XXIII, considerado como "innovador" y "progresista", y no el otro Concilio, el tramo dirigido por Pablo VI». «Sin embargo --añade monseñor Marchetto-- sólo hubo un gran Concilio y es indivisible».

«L'Osservatore Romano» acusa además a Alberigo de ofrecer juicios históricos «injustos» sobre el Papa Pablo VI. Todo ello, añade, se debe a la tentación de considerar las sesiones del Concilio como si fueran las de un Parlamento cualquiera.

Marchetto critica el análisis que hace de los diferentes grupos y de las posiciones que defendieron durante el Concilio, así como la división exagerada y superficial de «progresistas» y «conservadores». Uno de los puntos principales del debate afecta al primado del Papa. Alberigo abraza las posiciones de quienes proponen un debilitamiento de este primado para que sea sustituido por un proceso asambleísta de carácter democrático, mientras que el Concilio --subraya el arzobispo-- confirmo la enseñanza tradicional.

Por este motivo, Alberigo ataca duramente la decisión de Pablo VI cuando intervino en la «Nota Explicativa Previa» para impedir que se votara contra el Primado del Papa. El historiador considera que con este gesto el Papa Montini «despojó el poder de la mayoría».

En días pasados, monseñor Angelo Scola, rector de la Universidad Pontificia Lateranense, al inaugurar las sesiones del Congreso internacional sobre «La Universidad de Letrán y la preparación del Concilio Vaticano II», había llamado la atención de los expertos sobre el peligro de que el Concilio sea analizado con posturas ideológicas enfrentadas, pues «de este modo, se acaba devaluando el Concilio» y «se quita toda importancia a la unidad que en él se alcanzó».


 

EL JUBILEO VIVE A LA FIESTA DE LAS CONSAGRADAS Y CONSAGRADOS

Dieciocho mil religiosos se encontrarán mañana con el Papa

CIUDAD DEL VATICANO, 1 feb (ZENIT).- Dieciocho mil religiosas y religiosos se dieron cita en Roma en estos días para participar en el Jubileo de la vida consagrada que tuvo su momento culmen en la mañana del día 2, en la plaza de San Pedro del Vaticano, cuando se realizó el encuentro con Juan Pablo II.

La fiesta de los religiosos durante este año santo ha sido preparada hasta en sus más mínimos detalles con iniciativas inéditas que se han hecho particularmente intensas en estos dos últimos días en la Ciudad Eterna. El día primero, día que se consagró a la misión y al testimonio de los consagrados, los religiosos se reunieron en la Basílica de Santa María la Mayor para vivir momentos de adoración ante la única realidad que da sentido a su consagración: Cristo presente en la Eucaristía.

Ayer por la tarde fue un día de fiesta: música, canciones, testimonio, imagen. El acontecimiento, que se celebró en la Sala de Audiencias Pablo VI del Vaticano fue transmitido por el primer canal de la televisión pública italiana (RAI 1), convirtiéndose en un «espectáculo» sumamente innovador.

En dos horas, se narró al gran público con lenguaje televisivo la parábola de la entrega de una vida a Dios, desde la llamada hasta la consagración, un camino que en ocasiones puede implicar el sacrificio de la sangre. Entre los presentes se encontraban 9 mil religiosas, religiosos y laicos consagrados, expresión extraordinaria de los carismas que han acompañado la historia de la Iglesia en estos dos mil años.

La televisión impuso un gran ritmo al acontecimiento. El primer acto quedó caracterizado por una danza suahelí que sirvió de contexto para la entronización del Evangelio, símbolo de la adhesión radical al mensaje de Cristo de todo consagrado. Siguió después una serie de imágenes proyectadas en una gran pantalla que subrayaron evocaron el nacimiento de una vocación. Se ofreció así el testimonio de una chica joven que ha decidido entregar su vida a Dios: «Una certeza interior me decía que la vida es un don y que tiene que ser donada. Esta certeza me llena de paz y alegría. La vida misionera me parecía la respuesta. Quería hacer algo por los demás. Este era el camino y no podía abandonarlo, a pesar de todos los sacrificios».

Pasajes de la Sagrada Escritura, poesías de santos y de teólogos, fundidos con la solemnidad de notas únicas como las del coro gregoriano de los monjes del monasterio español de Santo Domingo de Silos, hicieron de este momento de fiesta de los religiosos un mensaje sumamente fuerte para el gran público.

Estos hombres y mujeres, que tragan el polvo de la tierra reseca de África, que pasan noches insomnes atendiendo a enfermos de sida, o que se encuentran consagrados en la «escandalosa» vida de contemplación en un monasterio, lanzan un desafío al mundo del tercer milenio. Como explicó el padre Sisto Zarbellon, fraile capuchino, uno de los presentadores del acontecimiento: «respondemos a los desafíos del mundo con los desafíos del Evangelio. Esta es nuestra llamada».

El Jubileo de la vida consagrada que tuvo lugar al día siguiente, comenzó en el Vaticano con la ceremonia de entrada por la Puerta Santa y de Bendición de las velas, símbolo de la luz de Cristo que todo fiel, y en particular el consagrado, debe mantener encendida. Durante la celebración, como signo de amor por los más pobres de nuestros días, se entregaron a las obras de caridad y asistencia que realiza el Santo Padre las ofertas recogidas por las comunidades religiosas de todo el mundo. La jornada jubilar concluyó en la tarde, en la Basílica de San Pedro con una oración común.


 

EL TESTIMONIO DE LA CARIDAD, «PROFECIA DE LOS TIEMPOS ACTUALES»

Palabras de Juan Pablo II a los hijos espirituales del padre Guanella

CIUDAD DEL VATICANO, 31 en (ZENIT).- «El testimonio de la caridad es la gran profecía de los tiempos actuales». Lo subrayó el sábado pasado Juan Pablo II al recibir en el Vaticano a cincuenta religiosos Siervos de la Caridad, reunidos en Capítulo general.

Esta congregación religiosa fue fundada a inicios del siglo XX por el padre Luigi Guanella con el objetivo de ofrecer acogida y asistencia a los enfermos, a los minusválidos, y a los adolescentes pobres y abandonados. El Capítulo general, que gira en torno a la tema «Identidad carismática y testimonio profético de los Siervos de la Caridad en la Iglesia y en el mundo del tercer milenio cristiano», comenzó el 9 de enero y tiene lugar en Frascati, localidad situada en las afueras de Roma.

Los hijos del padre Guanella se encuentran esparcidos hoy por Europa, África, Asia y América y cuentan con unos 500 religiosos, de los cuales más de 330 son sacerdotes.

En su encuentro, Juan Pablo II definió el tema del Capítulo general como «estimulante», y deseó que este regreso a las «genuinas fuentes» espirituales de la Congregación suscite en cada uno de los religiosos un «renovado empuje para convertirse en epifanía creíble del amor y de la ternura de Dios ante las expectativas de los pobres y necesitados, de las personas que viven al margen de la sociedad».

«En este Jubileo del año 2000, en el que la Puerta Santa es simbólicamente más amplia para manifestar la grandeza del amor misericordioso de Dios», el Papa pidió que se amplíe en «toda la Iglesia la tienda de la caridad para poder acoger a las multitudes de pobres presentes en la sociedad actual».

Juan Pablo II consideró que este primer compromiso «orientado especialmente a responder las necesidades inmediatas y concretas de los pobres» que viven los hijos del padre Guanella, beatificado por Pablo VI en 1964, debe estar acompañado por otro: el «anuncio profético que llegue a tocar las estructuras mismas de la sociedad, que constituyen el origen de muchas injusticias y opresiones hacia las franjas más débiles».

Este es, según el sucesor de Pedro, el «segundo y más comprometedor desafío para quienes han decidido seguir a Cristo, buen Samaritano, que se inclina ante las llagas físicas y espirituales del hombre». Se trata de «incidir con la fuerza del Evangelio en los procesos culturales y sociales para hacer que el espíritu humano se capaz de cambiar sus criterios de juicio y sus modelos de vida que son contrarios a los designios de Dios».

«Frente a un mundo afectado con demasiada frecuencia por tensiones y por el individualismo», Juan Pablo II exhortó a los hijos espirituales del beato Guanella a ser «cada vez más un signo visible de diálogo y comunión fraterna y testigos creíbles de la reconciliación y la paz».


 

LAS COMUNIDADES CATOLICAS TIENEN UN LAZO UNICO CON ROMA Y JERUSALEN

Carta del Papa con motivo de los 1.200 años de la catedral de Aquisgrán

CIUDAD DEL VATICANO, 31 en (ZENIT).- Juan Pablo II ha recordado los lazos que unen a la comunidad católica esparcida por el mundo con la Iglesia de Roma y con la Ciudad Santa de Jerusalén en una carta en la que recuerda los 1.200 años de la erección de la catedral de Aquisgrán, celebrados el sábado y el domingo pasados en la histórica localidad alemana.

El pontífice envió a estas celebraciones como legado pontificio al cardenal Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero. En la misiva, dirigida al obispo de la ciudad monseñor Heinrich Mussinghoff, el pontífice señala que la catedral de Aquisgrán, dedicada a la Virgen, fue construida por indicación de Carlomagno, quien fue coronado emperador ese mismo año, en la noche de Navidad del año 800 por el Papa León III en Roma, en la basílica del monte Vaticano construida por Constantino. Se trata de un hecho histórico que pone de manifiesto la cercanía que existía entre esa Iglesia local y la diócesis del sucesor de Pedro.

Pero la catedral de Aquisgrán posee «otro vínculo» que lleva «con el corazón y la mente» a la Ciudad Santa. Se trata de cuatro preciosas reliquias que Jerusalén donó a Carlomagno y que recuerdan «con profunda reverencia acontecimientos de la historia de la salvación». Las cuatro reliquias evocan los pañales de Jesús recién nacido, la tela que llevaba en la cintura Jesús en la cruz, el vestido de la Madre de Dios en la noche de Navidad y el paño de Juan el Bautista en la decapitación.

«A los cristianos de la edad moderna, en general, no les cuesta la vida el profesar la fe --dice el papa en su carta--. Sin embargo, el testimonio tiene el precio de algunas noches de insomnio y de innumerables gotas de sudor en un ambiente social en el que Cristo se ha convertido con frecuencia en un extraño. Precisamente en una época en la que Dios es dejado en silencio con mucha frecuencia, se requieren fuerza y valentía para convertirse en garantes de la inalienable dignidad de todos los hombres por amor de Dios, quien envió a su propio hijo para que tengan vida y la tengan en abundancia».

Juan Pablo II recuerda que «la ortodoxia de la enseñanza tiene que reflejarse en la coherencia de vida» y desea por último que el aniversario de los 1.200 años de la catedral de Aquisgrán «recuerde a todos los cristianos que están comprometidos como piedras vivas en el edificio de Dios».


 

TERMINADO EL DOCUMENTO SOBRE «LA IGLESIA Y LAS CULPAS DEL PASADO»

Será entregado antes de la Jornada del Perdón que presidirá el Papa

CIUDAD DEL VATICANO, 2 feb (ZENIT).- Tras tres años de trabajo, prácticamente ha sido concluido el documento que pretende orientar a los pastores y fieles cristianos sobre los principios que han de guiar las declaraciones de petición de perdón que realiza la Iglesia por los errores cometidos por sus hijos en el pasado.

El texto, que ha sido pedido por el mismo Papa, tiene por título «La Iglesia y las culpas del pasado. Hacer memoria para reconciliarse» y es el fruto del trabajo en equipo de los miembros de la Comisión Teológica Internacional, la flor y nata de los teólogos católicos, presidida por el cardenal Joseph Ratzinger.

El documento desarrolla las líneas trazadas por el Santo Padre en la carta apostólica que escribió para preparar el gran Jubileo del año 2000, la «Tertio millennio adveniente». Según informa hoy la agencia italiana «Adn-Kronos», será hecho público en las próximas semanas, de manera que pueda ser consultado antes de que Juan Pablo II pronuncie su discurso con motivo de la Jornada del Perdón (primer domingo de Cuaresma). Se trata de una celebración organizada en respuesta a las palabras escritas por el pontífice en la carta apostólica antes mencionada: La Iglesia «no puede cruzar el umbral del nuevo milenio sin animar a sus hijos a purificarse, en el arrepentimiento, de errores, infidelidades, incoherencias y lentitudes» («Tertio millennio adveniente», 33; cf. también nn. 34-36).

Los teólogos encargados del proyecto (Bruno Forte, Christopher Begg, Sebastian Karotempesl, Roland Minnerath, Thomas Norris, Hermann Pottmeyer e Anton Strukelj), antes de llegar a la redacción definitiva, han sometido en dos ocasiones el texto a la aprobación de los treinta miembros de la Comisión Teológica Internacional reunida en sesión plenaria. El voto definitivo registró una amplísima mayoría de posiciones favorables.

Se trata únicamente de un texto de carácter consultivo (no es un documento del Papa), caracterizado por una amplia reflexión teológica sobre el significado de la purificación de la memoria. En el documento, se explican además las razones doctrinales que hacen posible el acto de contrición sobre las culpas pasadas recorriendo un camino que va desde los orígenes bíblicos, como las grandes confesiones de culpa del pueblo de Israel ante Dios, hasta llegar a los principios contenidos en el Evangelio (la solidaridad de Cristo que asume los pecados del mundo permite el que la Iglesia pueda cargar con el pecado de sus hijos). No faltan ejemplos de peticiones históricas de perdón, como la realizada por Adrián VI (quien fue elegido Papa en 1522), quien en tiempos de la Reforma pidió perdón por las culpas de la Curia de su tiempo, o la realizada por Pablo VI para reparar las ofensas infligidas a los cristianos de Oriente.

El cardenal Joseph Ratzinger ha explicado recientemente a «Octava dies», un programa realizado por el Centro Televisivo Vaticano, que «no se quiere simplemente acusar al pasado, nosotros somos siempre pecadores y queremos comprender esto con humildad y hacer esta penitencia que renueva la Iglesia y a cada uno».

Según declaraciones publicadas por Zenit del secretario de la Comisión Teológica Internacional, el padre Georges Cottier (cf. ZS99112611), quien es además el teólogo de la Casa Pontificia, el documento hace una distinción fundamental: «la Iglesia es santa porque recibe y comunica la santidad de Cristo a la humanidad, aunque los cristianos son pecadores, pues todos somos infieles a la gracia de Cristo».

¿Por qué hay que hablar del pasado? Según el padre dominico hay dos motivos: «el primero porque existe la comunión de los santos, por la que toda la Iglesia través de los siglos es una, y en la Iglesia existe una comunicación de caridad y de oración por los pecados cometidos. En segundo lugar hay que decir que no se trata de juzgar a las personas, pues sólo Dios puede juzgar a las personas, pero cuando recordamos el pasado de la Iglesia nos damos cuenta de que ha habido hechos que constituyen un obstáculo para la evangelización. Sobre esto es necesario hacer una purificación de la memoria, es decir, realizar un juicio verdadero, equilibrado y justo».