S A N T A   S E D E

LAS CONSAGRADAS Y CONSAGRADOS, «DON PARA TODA LA IGLESIA»

Juan Pablo II prepara el Jubileo de la vida consagrada

CIUDAD DEL VATICANO, 30 en (ZENIT).- La vida consagrada «es un don para toda la Iglesia». Estas fueron las palabras que pronunció Juan Pablo II en el tradicional encuentro de los domingos con los peregrinos para invitarles a unirse al Jubileo de los consagrados que tendrá lugar el próximo 2 de febrero en Roma y en todo el mundo.

Dirigiéndose particularmente a las más de 700 mil mujeres y 215 mil hombres consagrados en órdenes, congregaciones religiosas, o sociedades de vida apostólica en todo el mundo, el Papa les alentó «a cruzar con confianza y esperanza la Puerta Santa, renovando su disponibilidad total a hacer de la propia vida un canto de alabanza a la Santísima Trinidad».

Como el pontífice mencionó, Roma se prepara en estos tres días para esta gran fiesta que culminará el próximo miércoles con la Eucaristía que presidirá él mismo en la plaza de San Pedro en la que participarán miles de consagradas y consagrados.

El obispo de Roma invitó a los mil millones de católicos a unirse espiritualmente a esta cita, «pues, ¡su vocación es un don para toda la Iglesia!», exclamó. «La Esposa de Cristo, la Iglesia --añadió--, debe buena parte de su belleza a los innumerables carismas de consagración que el Espíritu Santo ha suscitado a través de los siglos entre los fieles, desde la comunidad apostólica hasta hoy. Con su misma presencia, las personas consagradas son un signo de Cristo y de su estilo de vida y, al mismo tiempo que invitan a no poner nada por encima de Dios y su Reino, son ejemplo para todos de generosidad en la oración y entrega al prójimo».

Por último, el Papa propuso el testimonio evangélico de estos hombres y mujeres como «una ayuda eficaz para caminar en el nuevo milenio según el proyecto de Dios».

En el Jubileo de la Vida Consagrada participarán las contemplativas y contemplativos, uniéndose espiritualmente a las celebraciones especiales desde sus monasterios de clausura. Juan Pablo II ha dispuesto que el año santo pueda celebrarse no sólo acudiendo a Roma y Jerusalén --polos principales del Jubileo--, sino también en las catedrales y santuarios de cada una de las diócesis del mundo, así como en los lugares de residencia, sin peregrinaciones especiales, aunque, eso sí, con la decisiva conversión del corazón, el encuentro con Cristo en los sacramentos y con obras particulares de caridad.

Las religiosas de clausura en el mundo son más de 50 mil. Entre las ordenes religiosas masculinas de clausura, las más numerosas son los Trapistas, que tienen unos cien monasterios en el mundo con más de 2.300 monjes; les siguen después los Cartujos y los Eremitas Camaldulenses.


 

LOS NIÑOS MINUSVALIDOS PODRAN DISFRUTAR DEL COCHE DE
JUAN XXIII

Viajarán por Roma guiados por un personaje del deporte o espectáculo

CIUDAD DEL VATICANO, 30 en (ZENIT).- Los niños minusválidos que vendrán como peregrinos a Roma durante el Jubileo podrán visitar los principales lugares de la Ciudad Eterna en el coche que perteneció a Juan XXIII.

Este Fiat 2100, de color azul marino oscuro, con las insignias papales, es un automóvil muy especial. Fue un regalo de la empresa italiana que lo fabricó en 1959. Ahora, después de haber «dormido» durante años en los garajes del Vaticano, custodiado con cariño por los bomberos pontificios, el prestigioso coche del Papa Roncalli vuelve a salir a las calles para realizar un recorrido entre el Vaticano y las Basílicas romanas transportando a grupos de niños con minusvalías físicas.

La iniciativa ha sido organizada por el editor italiano, el conde Arnaldo Blancardi di Sospello, en colaboración con la ministro para Asuntos Sociales, Livia Turco, y obviamente con las autoridades competentes de la Santa Sede.

El nombre del proyecto es sumamente sugerente: «La caricia del Papa Juan XXIII a los niños». Se inspira explícitamente en una de las frases más conocidas y queridas del «Papa bueno», quien en la tarde de la apertura del Concilio Vaticano II --el 11 de octubre 1962-- invitó a los peregrinos con que se había encontrado a regresar a sus casas y ofrecer a sus hijos la manifestación de cariño más espontánea con estas palabras: «esta es la caricia del Papa».

Dentro del coche, los pequeños se encontrarán con una sorpresa: el chófer será según la ocasión una personalidad del mundo del espectáculo y del deporte, aunque no faltarán políticos, empresarios, personajes públicos. Lo que se les pide a estos famosos, según los organizadores, es que tengan ganas de ofrecer con este gesto «un mensaje concreto de auténtica caridad cristiana».

Los niños que quieran subirse al coche del Papa lo único que tendrán que hacer es ponerse en contacto con el Ministerio de Asuntos Sociales de Italia o con los organizadores de la iniciativa a través de sus parroquias.

La iniciativa se financia con patrocinios. El dinero que sobre irá dirigido exclusivamente a la financiación de la investigación científica en la lucha contra la distrofia muscular.


 

LA SENDA PARA LLEGAR A DIOS ESTA TRAZADA EN LA CREACION

Juan Pablo II aboga por una nueva relación entre el hombre y la tierra

CIUDAD DEL VATICANO, 26 en (ZENIT).- ¿Cómo es posible conocer a Dios? Esta es quizá una de las preguntas más antiguas de la historia de la humanidad. Juan Pablo II quiso ofrecer esta mañana su respuesta durante la audiencia general que concedió en el Vaticano, continuando con la serie de reflexiones sobre el misterio de los misterios de la fe --la Trinidad--, que está desarrollando en este Jubileo.

El Papa considera que el hombre contemporáneo tiene que recuperar la capacidad de sorprenderse, de experimentar ese estupor que se maravilla a ver la gloria de Dios que resplandece en lo que ha creado, redescubriendo así su fraternidad con la tierra.

En este sentido, el pontífice recordó las palabras del escritor y periodista inglés, Gilbert Keith Chesterton (1874-1936), convertido al catolicismo en los años veinte, constatando que en esta sociedad «nos hacemos áridos, pero no por falta de "maravillas", sino por falta de "maravilla"».

«Para el creyente --añadió Juan Pablo II--, contemplar la creación significa también escuchar un mensaje, oír una voz paradójica y silenciosa, como nos sugiere el "Salmo del sol": "Los cielos narran la gloria de Dios, la obra de sus manos anuncia el firmamento». La naturaleza se convierte así en un evangelio que nos habla de Dios, pues «de la grandeza y hermosura de las criaturas se llega, por analogía, a contemplar a su Autor».

Se trata de una constatación tomada del libro bíblico de la Sabiduría que san Pablo muchos años después confirmaría: «desde la creación del mundo, Dios se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad». Pero esta capacidad de contemplación y conocimiento --aclara el obispo de Roma--, este descubrimiento de una presencia trascendente en la creación, nos debe llevar a redescubrir nuestra fraternidad con la tierra, a la que estamos ligados a partir de nuestra misma creación».

Este era precisamente, «el objetivo que planteaba el Antiguo Testamento con el Jubileo judío --subrayó--, cuando la tierra reposaba y el hombre cogía lo que ofrecía espontáneamente el campo».

La conclusión de Juan Pablo II tenía el tono de una advertencia y de un mensaje de esperanza para los hombres de hoy: «Si no se viola la naturaleza, sino se la humilla, se vuelve a convertir en hermana del hombre».


 

EL MILAGRO QUE HA LLEVADO A LOS ALTARES A JUAN XXIIII

Juan Pablo II debería firmar mañana el decreto

CIUDAD DEL VATICANO, 26 en (ZENIT).- Mañana, jueves, Juan Pablo II debería firmar el decreto del milagro que permitirá elevar a Juan XXIII a la gloria de los altares.

La ceremonia de beatificación del Papa bueno tendrá lugar durante el Jubileo del año 2000. Se concluye así el proceso abierto formalmente por Pablo VI hace 34 años. El pasado 20 de diciembre Juan Pablo II había proclamado la heroicidad de las virtudes de Angelo Giuseppe Roncalli.

El milagro atribuido a la intercesión del Papa que convocó el Concilio Vaticano II ha sido experimentado por sor Caterina Capitani, quien, según la comisión de científicos que ha estudiado su caso quedó curada inexplicablemente de una grave «perforación gástrica». Los médicos habían desahuciado a la paciente hasta el punto de que ya se había preparado su tumba. El prodigio, que tuvo lugar en la ciudad italiana de Nápoles, está avalado por las más de cien páginas de instrucción canónica.

La enfermedad de sor Caterina, que se manifestó en la primavera de 1964, cuando tenía 22 años, le impidió alimentarse normalmente. En octubre de 1965 fue operada de una gastritis ulcerosa con hemorragia. En pocos meses, la religiosa pasó de 73 a 59 kilos, hasta alcanzar en la primavera de 1966 los 49 kilos. El 19 de mayo de 1966, presagiando la muerte, el sacerdote le administró la unción de los enfermos y su congregación religiosa le permitió pronunciar la profesión perpetua. Tres días más tardes sus hermanas de religión le colocaron una imagen de Juan XXIII en la herida: el 25 de mayo tuvo lugar el milagro. El 8 de junio el examen médico confirmaba la curación inexplicable desde el punto de vista científico.

Según los verbales de la comisión médico-científica instituida por la Santa Sede, sor Caterina «se curó instantáneamente», mientras que sus hermanas rezaban por ella pidiendo la intercesión del Papa bueno. En el abdomen no quedó ni siquiera una cicatriz de la perforación gástrica. Más tarde, la religiosa reveló que había visto junto a su cama a Juan XXIII, quien le pidió que rezara todos los días el Rosario.


 

EE.UU TENDRA UNA SANTA QUE SE DIO SU VIDA POR LA GENTE DE COLOR

Serán beatificados también mártires de Asia y Columba Marmion

CIUDAD DEL VATICANO, 27 en (ZENIT).- Estados Unidos tendrá muy pronto el modelo de santidad de una mujer realmente particular. La Congregación vaticana para las Causas de los Santos reconoció esta mañana la existencia de un milagro atribuido a Catherine Marie Drexel. Dado que ya había sido beatificada, este decreto le abre directamente las puertas de la santidad. Su canonización debería tener lugar durante el Jubileo del año 2000.

Catherine, nacida en Philadelphia en 1858, hija de un padre católico y de una madre protestante, fundó la Congregación de las Hermanas del Santísimo Sacramento, dedicada a la defensa y promoción de los pieles rojas y de la gente de color en Estados Unidos. Creó la «Xavier University», para ofrecer a las minorías étnicas posibilidades de desarrollo a través de la educación católica convirtiéndose en auténtica pionera de la promoción de los derechos humanos. Falleció el 3 de marzo de 1955 en Conwells Heights.

Además de Juan XXIII, los decretos promulgados esta mañana por la Congregación para las Causas de los Santos abren la puerta de la beatificación a tres mártires que representan a la Iglesia misionera de Asia y que fueron asesinados por odio a la fe en épocas diferentes, entre el siglo XVII y la primera mitad del siglo XX. Se trata del sacerdote diocesano tailandés Nikola Bunkerd Kitbamrung, quien fuer martirizado en Bangkok, 1944, y de los dos catequistas laicos. Uno se llamaba Andrea (sin apellido) y se convirtió en el primer mártir de Vietnam en 1644; el segundo Pedro Calungsod, filipino, dio la vida por la fe varias décadas después en las Islas Marianas (1672).

Los decretos de esta mañana abren también la senda de la beatificación a personajes como el famoso monje benedictino irlandés, Columba Marmion (1858-1923); el sacerdote de Malta Georges Preca (1880-1962), fundador de la Sociedad de la Doctrina Cristiana; la religiosa india María Teresa Chiramel Mankidiyan (1876-1926), fundadora de las Hermanas de la Sagrada Familia; la religiosa sueca Marie Elizabeth Hesselblad (1870-1957), fundadora de la Orden del Santísimo Salvador y de Santa Brígida; y el sacerdote alemán Francisco Javier Seelos (1819-1867), que durante más de un siglo se dedicó en Estados Unidos a atender a los sus compatriotas inmigrantes.


 

NO SE PUEDE VIVIR EL JUBILEO SIN ESCUHAR EL GRITO DE LOS ESCLAVOS DE HOY

El mensaje papal de Cuaresma indica el camino de la liberación plena, Cristo

CIUDAD DEL VATICANO, 27 en (ZENIT).- «¿Cómo podemos pedir la gracia del Jubileo si somos insensibles a las necesidades de los pobres?». Esta es la comprometedora pregunta que plantea Juan Pablo II en el mensaje que ha escrito para la Cuaresma del Jubileo del año 2000.

El Santo Padre, recordando que «el antiguo jubileo hebreo exigía liberar a los esclavos, perdonar las deudas y socorrer a los pobres» constata todas esas «nuevas formas de esclavitud y pobreza» que «afectan dramáticamente a multitud de personas, especialmente en los países del llamado Tercer Mundo». Su mensaje se convierte así en «un grito de dolor y desesperación que han de escuchar con atención y disponibilidad todos los que emprendan el camino jubilar».

Ahora bien, el pontífice no cae en denuncias demagógicas. Ahonda en el drama más profundo del hombre que genera estas situaciones: el pecado. Por ello, «ante esta oscuridad del pecado y ante la imposibilidad de que el hombre se libere por sí solo de él», presenta «en todo su esplendor la obra salvífica de Cristo», quien «compartió la existencia humana hasta la muerte y muerte de cruz para rescatar al hombre de la esclavitud del mal y volverlo a integrar en su originaria dignidad de hijo de Dios».

Liberación plena
La liberación plena del hombre, está por tanto en su reconciliación con Dios. Es algo que se puede experimentar ahondando en las esclavitudes modernas. El Papa cita algunas, como «las deportaciones forzadas, la eliminación sistemática de pueblos y el desprecio de los derechos fundamentales de la persona, tragedias que, desgraciadamente, aún hoy humillan a la humanidad». Sin olvidar, que «en la vida cotidiana se manifiestan diversos modos de engaño, odio, aniquilamiento del otro y mentira, de los que el hombre es víctima y autor. La humanidad está marcada por el pecado».

Por eso, el sucesor de Pedro considera que estos cuarenta días de preparación a la Pascua, que comenzarán el próximo 8 de marzo, miércoles de Ceniza, constituyen una oportunidad única: «Al hombre de hoy, cansado de la mediocridad y de las falsas ilusiones, se le ofrece así la posibilidad de emprender el camino de una vida en plenitud. En este contexto, la Cuaresma del Año Santo del 2000 constituye por excelencia el tiempo favorable, el día de salvación, la ocasión particularmente propicia para reconciliarnos con Dios».

Esta liberación del hombre que sólo Cristo ofrece, invita a los cristianos en este año Jubilar a «una caridad que, de un modo especial, manifieste el amor de Cristo a aquellos hermanos que carecen de lo necesario para vivir, a los que son víctimas del hambre, de la violencia y de la injusticia. Éste es el modo con el que se actualizan las instancias de liberación y de fraternidad ya presentes en la Sagrada Escritura y que la celebración del Año Santo vuelve a proponer».

De este modo, se entiende mejor el drama de esa pregunta formulada por el Papa: «¿Cómo podemos pedir la gracia del Jubileo si somos insensibles a las necesidades de los pobres, si no nos comprometemos a garantizar a todos los medios necesarios para que vivan dignamente?». El pontífice responde con una esperanza: «Ojalá el milenio que ahora inicia sea una época en la que finalmente la llamada de tantos hombres, hermanos nuestros, que no poseen lo mínimo para vivir, encuentre escucha y acogida fraterna. Espero que los cristianos se hagan promotores de iniciativas concretas que aseguren una equitativa distribución de los bienes y la promoción humana integral para cada individuo».


 

¿QUE ES LO QUE DISTINGUE A LA IGLESIA DE LAS ORGANIZACIONES HUMANITARIAS?

Presentación a la prensa del mensaje del Papa para la Cuaresma del Jubileo

CIUDAD DEL VATICANO, 27 en (ZENIT).- La increíble acción de solidaridad que realizan las organizaciones cristianas en el mundo no tiene sentido sin conversión, sin auténtico amor. Lo afirmó esta mañana el arzobispo Paul Josef Cordes, presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum» al presentar a la prensa internacional en mensaje de Juan Pablo II para la Cuaresma del año 2000.

Tras recordar brevemente los frentes en los que la actividad caritativa de la Iglesia ha estado particularmente comprometida en este último año --en Centroamérica en ayuda de las víctimas del huracán «Mitch», en los terremotos de Armenia y Colombia, junto a los refugiados de la guerra de Kosovo, en la brecha de las inundaciones de Venezuela, al lado de los perseguidos de Timor Oriental, en el frente de Chechenia...--, el obispo alemán afirmó que «todos los gérmenes del mal presentes en el hombre nacen del pecado, el desprecio de Dios». Por eso, «buscar verdaderamente el bien del hombre significa que no podemos eximirnos de la lucha contra el pecado».

Esta es la esencia del mensaje del Papa para estos cuarenta días que preparan la Pascua de Jesús, y que comenzarán el próximo 8 de marzo, añadió el presidente del organismo vaticano encargado de asistir y coordinar a las instituciones de ayuda del mundo. «Este año santo tendrá éxito si logra movernos a la conversión interior. La conversión es una puerta sin la cual todos los acontecimientos, por más éxito que tengan desde el punto de vista de la imagen, se quedan en paja. Quien no pasa por la puerta de la fe y del amor pierde la gracia de esta ocasión extraordinaria».

«Por eso, el mensaje que presentamos no es una invitación más a prestar ayuda a los necesitados --continuó explicando el prelado alemán--. El mensaje del Papa es una catequesis que quiere llevar a la fe, a la esperanza y a la caridad». Para explicar qué es lo que significa esta caridad, monseñor Cordes puso el ejemplo de un obispo amigo suyo, quien junto a la oferta de dinero ha pedido a sus fieles que hagan también una obra espiritual: una oración, la visita a un enfermo, acercarse al sacramento de la confesión, la reconciliación con un enemigo... Lo curioso, constató, es que este carácter insólito de la iniciativa no ha limitado para nada los resultados materiales de la campaña y, sin embargo, ha logrado que una práctica común en la Iglesia se convirtiera en una oportunidad importante para comprender lo importante del Evangelio.

«La Iglesia no puede limitarse a realizar iniciativas materiales o sociales --aclaró Cordes--. Está llamada a proclamar el amor de Dios por el hombre. Por ello, en esta Cuaresma, el gesto de la caridad no puede ser simplemente una oferta de dinero, sino el encuentro con Dios, fuente de amor».

Las ayudas del Papa
Al concluir su intervención que tuvo lugar en la Sala de Prensa de la Santa Sede, el presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum» reveló algunos números que dan muestra de la evolución de los donativos realizados por Juan Pablo II en los últimos tres años. Gracias a la contribución de los católicos, de las congregaciones religiosas, y de parte del Óbolo de San Pedro, «Cor Unum» ha podido distribuir, por petición del Papa, 4.707.832 de dólares en 1997, 7.446.386 en 1998, y 8.915.369 en 1999. Estas ayudas han sido destinadas a ayudar a las poblaciones afectadas por catástrofes naturales o humanas.

Monseñor Cordes concluyó explicando que el proyecto «panis caritatis» --iniciativa que destina un pequeño porcentaje del pan vendido en las panaderías de Italia a obras de asistencia y de caridad cristiana en varios países de África-- ha funcionado tan bien que ya hay varios países que han comenzado a reproducir la idea.


 

EL PAPA APRUEBA EL DECRETO DE BEATIFICACION DE JUAN XXIII

Estaba presente la mujer que experimentó el milagro gracias a su intercesión

CIUDAD DEL VATICANO, 27 en (ZENIT).- Muy pronto Juan XXIII será beatificado. Lo establece un decreto de la Congregación vaticana para las Causas de los Santos, quien hoy reconoció un milagro atribuido a la intercesión del «Papa bueno». Su promulgación tuvo lugar esta mañana en la Sala del Consistorio del Vaticano en presencia de Juan Pablo II.

El nombre de Juan XXIII, que guió la Iglesia durante cinco años, de 1958 a 1963, era uno de los que aparecían en la lista de las causas relativas a una canonización, seis beatificaciones, tres declaraciones de martirio y un reconocimiento de virtudes heroicas.

El prefecto de la Congregación para los Santos, el arzobispo José Saraiva Martins, subrayó el «contexto ecuménico» de estas promulgaciones, que han tenido lugar poco después de que terminara la Semana de oración por la unidad de los cristianos. En particular, recordó que el Papa Juan XXIII, el 5 de junio de 1960, creó el Secretariado para la Unidad de los Cristianos que se convertiría después, en 1988, en el Consejo Pontificio. Asimismo, evocó la obra realizada por el entonces monseñor Roncalli, cuando era nuncio apostólico, para promover las relaciones con las demás Iglesias cristianas. «El contacto pastoral que tuvo con tantos hermanos y hermanas que no estaban en plena comunión con la Iglesia católica durante su misión en Bulgaria y en Turquía generó en él una especie de imperativo categórico que le llevó a buscar la recuperación de la unidad perdida en los siglos y por la que Jesús poco antes de morir había orado al Padre con una ardiente plegaria».

En el momento de la promulgación del decreto, se encontraba presente Caterina Capitani. Es la religiosa de las Hijas de la Caridad que experimentó el milagro ahora reconocido por la Santa Sede y que ha abierto las puertas de la beatificación del Papa Roncalli. Trabaja en el hospital de San Juan de Dios en Agrigento (sur de Italia). «He sentido una gran alegría y una gran emoción --ha declarado la religiosa tras la ceremonia--. Pero, ¿se podía sentir algo diferente?».

Durante la ceremonia de promulgación de los decretos de canonización y beatificación de hoy, Juan Pablo II la bendijo y después «me hizo el signo de la cruz y me dio una palmada en la mejilla». Emocionada, sor Caterina invita a ver en el Papa Juan XXIII «un gran innovador de la Iglesia con sus dotes de apertura al mundo, de bondad, sencillez y pobreza. Son valores que pudimos tocar con la mano en su vida y que si se difundieran más harían que nuestro mundo fuera diferente».

Obviamente, Sor Caterina ha prometido que participará en la ceremonia de beatificación del Papa que debería tener lugar este año en Roma. Por el momento, no se ha hecho pública la fecha.