CAPITULO III

DE LAS PROPIEDADES Y NOTAS DE LA VERDADERA IGLESIA

Articulo I
De la unicidad y visibilidad de la Iglesia

TESIS 29. Cristo instituyó su Iglesia única y visible, y que puede distinguirse ciertamente como verdadera de las falsas.

1120. Nexo. Hemos tratado acerca de la naturaleza social y sobrenatural de la Iglesia. Ahora ya queremos tratar acerca de las propiedades de la misma Iglesia, principalmente de aquellas, por las que se distingue la verdadera Iglesia de Cristo de las falsas. Y empezamos por aquellas propiedades que son el fundamento lógico de las otras, a saber por la unicidad y la visibilidad de la Iglesia.

1121. Nociones. Propiedad es lo que se concibe que pertenece a algo. Es accidental aquella propiedad que está unida contingentemente a una cosa a manera de accidente. En cambio es una propiedad esencial aquella que resulta de la esencia de la cosa y se da necesariamente en ésta. Esta propiedad esencial se distingue en genérica, específica e individual, según que provenga de la esencia genérica, específica o individual de la cosa.

La propiedad se llama constitutiva, en cuanto que pertenece en el orden ontológico a aquellas notas por las que una cosa queda constituida en su ser bien esencial bien accidental. Y se llama distintiva aquella propiedad, que asume además la razón por la que en el orden lógico la cosa se distingue de otras cosas semejantes.

1122. Los- uno se opone propiamente a lo dividido, y es aquello que no tiene división en sí, o sea lo que excluye la división interna.

Los UNICO se opone propiamente a lo múltiple, y es aquello que es numéricamente uno, o individual, esto es lo que excluye a todo otro individuo de la misma especie. En los seres morales, como es la Iglesia, la unidad puede distinguirse fácilmente de la unicidad; así, v.gr., algún reino individual, incluso manteniéndose su unicidad, sin embargo puede ser en sí o uno o dividido, según que sus ciudadanos tiendan mutuamente o no al mismo fin bajo el mismo gobierno.

1123. VISIBLE en sentido estricto es aquello que es apto para ser percibido mediante la vista. Visible en sentido lato es aquello que es apto para ser percibido mediante los sentidos. Adecuadamente visible es aquello de lo que todos los elementos son visibles. Inadecuadamente visible es aquello de lo cual no todos los elementos son visibles, sino solamente algunos de ellos.

Una sociedad de hombres, como es la Iglesia, puede ser visible de tres modos: 1) Materialmente en cuanto que consta de hombres, esto es por razón del elemento material, que son los hombres visibles;- 2) Formalmente en cuanto sociedad, esto es por razón del elemento formal, que es la unión de los hombres y la tendencia a un fin común; 3) Distintamente en cuanto tal sociedad individual, esto es por razón de las propiedades individuantes, las cuales son propiedades distintivas para distinguir por medio de ellas esta sociedad concreta de otras semejantes.

Una sociedad visible de hombres puede ser o bien manifiesta o bien oculta. Manifiesta es aquella sociedad cuyos elementos visibles están tan patentes que pueden se alcanzados físicamente por los sentidos. Oculta es aquella sociedad visible cuyos elementos visibles están cubiertos por un obstáculo cualquiera de forma que no pueden ser percibidos físicamente por los sentidos.

1124. Estado de la cuestión. Afirmamos acerca de la Iglesia de Cristo en al tesis: 1) que es única; 2) que es también formalmente visible, aunque sólo inadecuadamente y al menos visible en sentido lato; 3) que es distintamente visible, esto es que puede ser distinguida como verdadera respecto de las falsas.

1125. Historia de la cuestión. 1) Acerca de la unicidad de la Iglesia. Niegan no solamente la unidad sino también la unicidad de la Iglesia los Indiferentistas, los Latitudinarios, los Pancristianos, los cuales son adversarios de la unicidad de la Iglesia en tanto en cuanto sostienen que se dan muchas confesiones cristianas totalmente independientes entre sí en cuanto al régimen, las cuales sin embargo son Iglesia de Cristo con igual derecho; por lo cual, según éstos, la Iglesia de Cristo no es numérica o individualmente una, sino que es un conjunto de muchas Iglesias individuales que están comprendidas bajo la misma especie de Iglesia de Cristo.

1126. Bajando a detalles concretos: a) Los Indiferentistas sostienen que, en cualquier religión y en cualquier confesión cristiana los hombres pueden agradar y servir a Dios con igual derecho y pueden esperar de El la salvación eterna con igual confianza, según puede comprobarse por la Alocución de PIO IX "Singulari quadam" y por la Encíclica "Quanto conficiamur moerore": D 1646, 1677.

b) Los Latitudinarios, como fueron de entre los Anglicanos PALMER, antes de su conversión, y PUSEY, que desarrollaron la teoría de las tres ramas de la Iglesia, y animan que las tres confesiones cristianas, a saber, la Romano-Católica, la Greco-Ortodoxa y la Anglo-Católica, aunque manteniendo su plena independencia en el régimen, son sin embargo a manera de tres ramas que crecen con igual derecho brotando del mismo tronco cristiano y que forman la conocida con el nombre de Iglesia tripartita, según consta por la Carta del Santo Oficio "Apostolicae Sedi": D 1685, 1686.

c) Hay que añadir los Irenistas actuales que sostienen que los católicos, aunque separados de los otros cristianos por razón del Cuerpo social, pueden sin embargo formar con éstos una cierta verdadera unión, por razón del Cuerpo Místico, del cual son miembros, según queda explicado en el nº. 1093.

1127. d) Por último los Pancristianos, o promotores del Ecumenismo, se oponen en nuestros días a la doctrina católica acerca de la unicidad de la Iglesia, intentando constituir una cierta unión de todas las confesiones cristianas, quedando a salvo no obstante la independencia de cada una de ellas. A fin de promover esta unión de las Iglesias se han celebrado muchos congresos internacionales, de los cuales los principales son los siguientes: el año 1910 en Edimburgo se celebró el llamado "Missionariorum Congressus", en el cual se dieron dos partidos principales bajo este doble lema: Vida y Acción y Fe y Orden; después el año 1925, en Estocolmo, bajo el lema Vida y Acción, intentaron obtener la colaboración de las Iglesias, prescindiendo totalmente de las cuestiones dogmáticas y de organización; y el año 1927 en Lausana bajo el lema Fe y Orden, intentaron hallar algunos dogmas y principios de organización en los cuales todos estuvieran de acuerdo, a fin de sobre ellos construir la unanimidad de las Iglesias.

Después en el año 1937 se celebraron otros dos congresos, uno en Oxford bajo el lema Vida y Acción, y otros en Edimburgo bajo el lema Fe y Orden, terminados los cuales, se instituyó el mismo año 1937 un partido común bajo el lema Asociación Mundial de las Iglesias, en orden a aunar y dirigir los fines de ambas tendencias anteriores; por último el año 1948 en Amsterdam, ya bajo el lema de Asociación Mundial de las Iglesias, se tuvo el congreso fundacional, al cual fueron invitadas las Iglesias que al menos reconocieran como base del Consejo Ecuménico "que Cristo es Dios y Salvador de los hombres", a fin de que en este congreso se preparara la anhelada unión de todas las Iglesias de Cristo, la cual unión, al mantenerse el propósito de independencia de éstas, más bien debería llamarse confederación.

Después de la publicación de las Actas y resoluciones de la Asamblea de Amsterdam, el año 1949, la Comisión permanente del Consejo Ecuménico de las Iglesias publicó en Toronto una declaración complementaria, en julio del año 1950, en la cual se afirma claramente: "Las divisiones que se dan entre las Iglesias están en contradicción con la naturaleza misma de la Iglesia". Y el año 1952 los partidarios del lema Fe y Orden, en su Congreso celebrado en Lund, reconocieron que la división de las Iglesias no puede ser compatible con la unidad en Cristo.

En Evanston, el año 1952, la Asociación Mundial de las Iglesias celebró su segundo Congreso. El tema fue: Cristo, esperanza única del mundo. No se alcanzó, según confiesan ellos mismos, la unanimidad, puesto que ellos mismos conciben de diverso modo el aspecto escatológico y el aspecto temporal del objeto mismo de la esperanza cristiana; y principalmente, porque los protestantes liberales se diferencian muchísimo de los conservadores en la interpretación de los textos de la Sagrada Escritura que tratan acerca de la esperanza en Cristo. No obstante todos intentaron con empeño llegar a la unanimidad en la determinación teórica de la doctrina acerca de la esperanza en Cristo, a fin de dar a todo el mundo un testimonio eficaz respecto a ella en la práctica. También se trató en Evanston acerca del grave problema, discutido en Lund, donde se preguntó: "¿Puede decirse que están unidas en Cristo las Iglesias que están divididas entre sí? Si se contesta negativamente: ¿Qué unidad debe existir entre las Iglesias para que pueda decirse que están unidas en Cristo?" Reconocieron todos que la división es un pecado de las Iglesias e inculcaron encarecidamente la obligación de todos de tender a discernir y a restaurar la unidad que Cristo quiere.

En Nueva Delhi, en la India (noviembre-diciembre 1961), se celebro el tercer Congreso General de la Asamblea Ecuménica de las Iglesias, a al cual asistieron cinco "Observadores" católicos designados por la Jerarquía. El tema del Congreso fue: Jesucristo, luz del mundo. La Asamblea Internacional de Misiones fue incorporada por voto unánime al Consejo Ecumenico; y entre los miembros del Consejo Ecuménico fueron admitidas la Iglesia de Rusia y otras 22 Iglesias. Bajo el aspecto doctrinal hay que tener en cuenta que fue adoptada esta nueva y más perfecta Base: "El Consejo Ecuménico de las Iglesias es la asociación fraterna de las Iglesias, que confiesen a Jesucristo Señor como Dios y Salvador, según las Escrituras, y que se esfuercen en responder conjuntamente a la vocación común de ellas en orden a la gloria de un solo Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo". Del mismo modo hay que tener bien en cuenta la descripción de la Unidad de la Iglesia, que proponen, en la cual están incluidos ya muchos elementos de la verdadera Unidad. Reconocen expresamente que a muchas de las cuestiones acerca de la Unidad todavía no se ha encontrado ciertamente una solución, a causa de falta de mutuo acuerdo, y que se indica solamente el camino para alcanzar la solución. Ciertamente en esta "descripción de la Unidad" y en su Comentario adjunto falta el vínculo jerárquico, que, según la doctrina católica, es totalmente esencial a la Unidad cristiana. Cf. Doctrina Católica 29 (1962) 12336; L'Osservatore Romano 29-XII-1961, p.1, col.7s.

1128. 2) Se oponen a la visibilidad de la Iglesia los Protestantes: a) Luteranos que dicen que la Iglesia verdadera es la congregación de los justos: "Creo que hay en la tierra una cierta pequeña congregación de santos y una comunión formada a base de la unión de hombres meramente santos, bajo una sola Cabeza, Cristo, y convocada por el Espíritu Santo", así enseñó LUTERO, al cual le sigue la Confesión Augustana. A los Luteranos hay que añadir el Jansenista QUESNEL y también los Pistorienses: D 1422-1428, 1515. b) los Protestantes Calvinistas que sostienen que la verdadera Iglesia es la congregación solamente de los predestinados: "¿Qué es la Iglesia? El cuerpo y la sociedad de los fieles que Dios ha predestinado a la vida eterna", así hablaba CALVINO; de donde la Confesión de los Escotos concluye: "Esta Iglesia es invisible, conocida solamente por Dios, el cual es el único que conoce á los que ha elegido". Algo parecido había enseñado antes WICLEF, del cual sacó su doctrina JUAN HUS: D 627-632, 647. c) Racionalistas más recientes, como SABATIER y HARNACK, los cuales niegan que procede de Cristo la forma externa y social de la Iglesia, y afirman que la Iglesia de Cristo está constituida por aquellos que sienten una conciencia meramente espiritual e interna de su divina afiliación respecto a Dios como Padre, y que la forma externa y social de la Iglesia ha surgido posteriormente plenamente formada por el Cristianismo primitivo.

1129. Doctrina de la Iglesia. 1. La unicidad en cuanto istinta de la unidad la enseñan BONIFACIO VIII en la Bula "Unam Sanctam" y LEON XIII en la Encíclica "Satis Cognitum": D 468, 1955s. Además PIO XI en la Encíclica "Mortalium animos" expone y rechaza las enseñanzas de los Pancristianos, y por último afira con carácter docente:

"No se puede fomentar la unión de los cristianos de otro modo que fomentando el regreso de los disidentes a la única verdadera Iglesia de Cristo... Pues al ser el Cuerpo místico de Cristo, o sea la Iglesia, uno solo (1 Cor 12,12), compacto y conexionado (Ef 4,15) a manera de un cuerpo físico, se diría de forma inadecuada y no sensata que el Cuerpo místico puede constar de miembros separados y esparcidos". Cf. la instrucción del Santo Oficio acerca del movimiento ecuménico.

JUAN XXIII trató con gran interés muchas veces sin duda, pero sobre todo en dos Encíclicas acerca de la unidad de la Iglesia y de la atención solícita a la unión de todos los cristianos. En su primera Encíclica "Ad Petri Cathedram", con amor muy entrañable de Padre para con todos los Cristianos y en virtud del Ministerio supremo, confiado de un modo especialísimo a él de' custodiar la Unidad de la Iglesia, exhorta encarecidamente a todos a alcanzar la unión perfecta, que el Señor estableció de modo manifiesto para su Iglesia; sin embargo enseña al mismo tiempo claramente que no puede darse la verdadera unidad de la Iglesia mas que en la unión y en la comunión de fe y de obediencia con Pedro y con sus perpetuos sucesores en el mismo cargo de Pastor supremo. Y la otra Encíclica "Aeterna Dei", con motivo de la conmemoración del centenario de San León Magno, trata íntegramente acerca de la Unidad y de la unión. En efecto propone a San León Magno como Doctor de la Unidad de la Iglesia, como defensor solícito de la misma Unidad en la fe, en la disciplina y en el culto divino, como expositor preclaro de la doctrina de la Unidad cristiana y como proclamador invicto de que la Cátedra de Pedro es el centro inevitable de la misma Unidad. Por lo que concluye con razón la Encíclica con una ferviente exhortación a la unión de los Cristianos en la fe, en el gobierno y en el culto, bajo el sucesor de Pedro, conforme defendió esta unión San León Magno, según el mandato expreso del Señor.

1130. 2) Definió implícitamente la visibilidad de la Iglesia el Concilio Vaticano I: D 1793, 1794, 1823.

LEON XIII la enseña de forma explícita en la Encíclica "Satis cognitum":

"La Iglesia, si nos fijamos en el fin último al que tiende y en las causas próximas que realizan la santidad, es verdaderamente espiritual: ahora bien si paramos mientes en aquellos, de cuya unión está formada, y en las realidades mismas que conducen a los dones espirituales, es externa y necesariamente visible... Son externos los instrumentos ordinarios y principales de la participación de la gracia: llamamos Sacramentos a los que son administrados por hombres elegidos ex profeso para ello, por obra de unos ritos determinados. Jesucristo mandó a los Apóstoles y a los sucesores perpetuos de los Apóstoles el que enseñaran y gobernaran a las gentes: ordenó a las gentes el que recibieran la doctrina de los Apóstoles y se sometieran con obediencia a la potestad de ellos. Sin embargo esta alternativa de derechos y de deberes en el pueblo cristiano no hubiera podido no sólo mantenerse, sino ni siquiera comenzar a no ser por medio de los sentidos que son los intérpretes y los mensajeros de las realidades. Por estos motivos las Sagradas Escrituras llaman con tanta frecuencia a la Iglesia bien cuerpo, bien también cuerpo de Cristo (1 Cor 12,27). Y por el hecho de ser cuerpo, la Iglesia se percibe por la vista" (ASS 28,709s).

De modo semejante PIO XII en la Encíclica "Mystici Corporis" (AAS 35,199s) dice: "Y si la Iglesia es un cuerpo... no solamente debe ser algo único e indiviso, sino también algo concreto y que puede ser percibido por los sentidos... Por lo cual se apartan de la verdad divina aquellos que elucubran una Iglesia de tal forma que ni pueda alcanzarse ni verse y sea solamente algo, según dicen, "pneumático", por lo que muchas comunidades de Cristianos, aunque separadas mutuamente entre sí por la fe, estén unidas sin embargo entre ellas por una conexión oculta".

Igualmente es clara la doctrina acerca de la visibilidad de la Iglesia de PIO XI en la Encíclica "Mortalium animos". Dice en efecto (1.c. p.8):

"Nuestro Señor Jesucristo instituyó su Iglesia como una sociedad perfecta, ciertamente externa por naturaleza y al alcance de los sentidos, para que ésta prosiguiera en la posteridad la obra de la reparación del linaje humano, bajo la guía de una sola cabeza (Mt16,18s; Lc 22,32; Jn 21,1517), mediante el magisterio oral (Mc 16,15), y por la administración de los Sacramentos, fuentes de la gracia celestial (Jn 3,5; 6,48-59; 20,22s; cf. Mt 18,18); por lo cual afirmó haciendo uso de comparaciones que la Iglesia es semejante a un Reino (Mt 13), a una casa (Mt 16,18), a un redil (Jn 10,16) y a un rebaño (Jn 21,15-17)".

1131. 3) En el Concilio Vaticano I estaba preparada la definición explícita de la Unicidad y de la Visibilidad de la Iglesia.

Acerca de la Unicidad: en el Esquema 1, cn.4: "Si alguno dijere que la Iglesia verdadera no es en sí un solo cuerpo, sino que consta de varias sociedades esparcidas de nombre cristiano, y que se encuentra difundida a través de ellas; o que varias sociedades en desacuerdo mutuo entre sí en lo tocante a la profesión de la fe y separadas en cuanto a la comunión, constituyen como miembros o partes la única y universal Iglesia de Cristo, sea anatema". Esto mismo se indica de modo más conciso en el Esquema reformado, cn.5: "Si alguno dijere que todas o algunas sectas, las cuales están separadas de la Iglesia Romana, forman juntamente con ésta la Iglesia universal de Cristo, sea anatema".

Acerca de la Visibilidad: En el ler Esquema, cn.3: "Si alguno dijere que la Iglesia de las promesas divinas no es una sociedad externa y visible, sino que toda ella es interna e invisible, sea anatema". Esto mismo se dice de una forma más clara en el Esquema reformado, cn.4: "Si alguno dijere que la Iglesia, a la que han sido hechas las promesas divinas, no es una sociedad externa y visible de fieles, sino que es una sociedad espiritual de predestinados o de justos conocida solamente por Dios, sea anatema".

1132. Valor dogmático de la tesis. Sostenemos la tesis íntegra no sólo como doctrina católica, por la Bula de BONIFACIO VIII y por las Encíclicas de LEON XIII, de PIO XI y de PIO XII, que hemos citado, ni sólo como próxima a una definición ecuménica atendiendo a las Actas citadas del Concilio Vaticano I sino también como implícitamente definida en los decretos del mismo Concilio Vaticano I. a) La Unicidad de la Iglesia ha sido implícitamente definida en la definición vaticana del Primado, puesto que en ella se dice: "A fin de que... la multitud universal de los creyentes se mantuviera en la unidad de la fe y de la comunión... instituyó en Pedro el principio perpetuo de una y otra unidad y el fundamento visible" (D 1821), y además: "Todos los fieles de Cristo deben creer... que el Romano Pontífice es verdadero Vicario de Jesucristo y Cabeza de toda la Iglesia, y padre y maestro de todos los Cristianos", o que el mismo Romano Pontífice "desempeña el cargo de Pastor y Maestro de todos los Cristianos" (D 1826, 1839). Ahora bien esta unicidad de la potestad suprema instituida por Cristo juntamente con la total universalidad de sus súbditos, a saber de todos los Cristianos, incluye la unicidad de la Iglesia y excluye totalmente la egitimidad de cualesquiera asamblea de cristianos independiente del Romano Pontífice. b) Y la Visibilidad de la Iglesia, no sólo formal sino también distinta, ha sido implícitamente definida por el Concilio Vaticano 1, según se ve fácilmente por el tono de las palabras: D 1793s.

Prueba 1) La Unicidad de la Iglesia se prueba con los argumentos propuestos por LEON XIII en la Encíclica "Satis cognitum": ASS 28,712; D 1955s.

La Iglesia es para todos los hombres un solo rebaño singular bajo un único Pastor, Jesucristo, y bajo un único Vicario de Jesucristo, Pedro o el sucesor de Pedro, según consta por las tesis acerca del Primado de Pedro y acerca del Romano Pontífice sucesor de Pedro en el Primado (tesis 5 y 9; cf Jn 3,14-18; 10,14-16; 21,15-17). Es así que este rebaño es uno y excluye a todo otro rebaño que sea independiente del único Pastor y del único Vicario de éste, como es evidente "per se"; luego la Iglesia de Jesucristo es única.

La Iglesia de Jesucristo es una sola casa singular edificada sobre una única piedra fundamental: Sobre ESTA piedra edificaré mi Iglesia, según consta por la tesis de la promesa del Primado (tesis 4; cf Mt 16,18s). Es así que esta casa individual excluye toda otra casa levantada fuera de éste único fundamento, como está claro, luego la Iglesia de Jesucristo es única.

1134. c) La Iglesia es un solo y singular Cuerpo místico de Jesucristo compacto y conexionado a manera de Su cuerpo físico, bajo el gobierno principal de una única Cabeza Jesucristo, vivificado por el Espíritu Santo como por una sola a modo de alma, según sabemos por la tesis de La Iglesia Cuerpo Místico de Cristo (tesis 24). Es así que este Cuerpo místico compacto y conexionado a manera de un cuerpo físico humano, no tolera miembros autónomos que vivirían separados entre sí, como serían los grupos cristianos separados e independientes unos de otros (cf. 1 Cor 12,20-27); luego la Iglesia que quiso Jesucristo es única. La menor es evidente y la expresa vigorosamente PIO XI con las palabras antes citadas (n.1129).

1135. d) Jesucristo quiso que su Iglesia fuera una sociedad monárquica y al mismo tiempo obligatoria absolutamente para todos los hombres; es así que esta sociedad no puede dejar de ser única; luego Jesucristo quiso que su iglesia fuera única. En cuanto a la mayor. Jesucristo quiso en primer término que su Iglesia fuera una sociedad monárquica, esto es gobernada por su único Vicario en la tierra con potestad suprema y plena, según hemos probado en las tesis 6A. y 101.; quiso en segundo lugar obligar a todos los hombres a abrazar esta sociedad suya y esto en verdad de un modo necesario con necesidad de medio para la salvación, según ha quedado probado en las tesis 3ª. y 28.

En cuanto a la menor. Esta sociedad no puede dejar de ser única: en primer lugar, puesto que al estar gobernada como monárquica que es por el único Vicario de Jesucristo, no pueden darse otros grupos que sean legítimamente cristianos independientes de la autoridad suprema del Vicario único de Cristo, ya que éste ha recibido el mandato divino de hacer súbditos suyos a todas las gentes; en segundo lugar, puesto que como obligatoria que es a todos los hombres no pueden quedar hombres para formar otros grupos cristianos independientes del único Vicario de Jesucristo, ya que absolutamente todos los hombres están obligados en el sentido más estricto a someterse plenamente al único Vicario de Jesucristo en la tierra. Por lo cual concluye con toda razón LEON XIII: "Para que pudiera haber más de una Iglesia, sería totalmente necesario salir de la tierra e imaginarse un nuevo y desconocido linaje de hombres" (ASS 28,712).

1136. Prueba 2) La visibilidad formal de la Iglesia se prueba con el argumento que se desarrolla en el Esquema reformado del Concilio Vaticano I Es formalmente visible aquella sociedad, cuyos vínculos sociales son visibles; es así que los vínculos sociales, con los que se llevan a efecto la unión de la Iglesia y la tendencia al fin de ésta, son visibles; luego la Iglesia es formalmente visible.

La mayor está clara por la noción misma de visibilidad formal. La menor se prueba pues los vínculos sociales, con los que se realizan la unión de la Iglesia y la tendencia al fin de ésta, son el Magisterio auténtico, por el que son propuestas a los fieles las verdades de fe que deben ser creídas interiormente y que deben ser confesadas oralmente; el Ministerio sagrado, por el que se ofrece a Dios culto con ritos sagrados y se dispensan a los fieles los Sacramentos; el Régimen social, por el que los fieles son ordenados y dirigidos con disciplina saludable al fin de la Iglesia; es así que todo esto no puede dejar de ser visible; luego los vínculos sociales, por los que se llevan a efecto la unión de la Iglesia y la tendencia al fin de ésta, son visibles.

1137. Prueba 3) La visibilidad distinta de la Iglesia, por la que puede ésta distinguirse como verdadera respecto de las falsas, se prueba como una consecuencia de las tesis acerca de la unicidad y de la necesidad de la Iglesia. En efecto la Iglesia de Jesucristo es una sociedad única, obligatoria y necesaria a todos los hombres; es así que una sociedad única, necesaria y obligatoria a todos es necesario que sea distintamente visible, esto es que se la pueda reconocer como verdadera respecto de las falsas; luego la Iglesia de Jesucristo es una sociedad distintamente visible, esto es que puede ser reconocida como verdadera respecto de las falsas.

La mayor consta, en cuanto a la unicidad de la Iglesia por la primera parte de esta tesis que ya hemos probado, y en cuanto a su obligatoriedad y necesidad por las tesis 3 y 28 que también hemos ya probado. En cuanto a la menor. Porque si la Iglesia no fuera distintamente visible, esto es que puede ser distinguida como verdadera de las falsas, no podría ser impuesta a todos como única obligatoria y necesaria, a la cual todos deben agregarse.

1138. Puede también probarse la visibilidad no sólo formal sino también distinta por Is 2,2s: Sucederá en días futuros que el monte de la Casa de Yahveh será asentado en la cima de los montes y se alzará por encima de las colinas. Confluirán a él todas las naciones, y acudirán pueblos numerosos. Dirán: "Venid, subamos al monte de Yahveh, a la Casa del Dios de Jacob, para que El nos enseñe sus caminos y nosotros sigamos sus senderos: pues de Sión saldrá la Ley, y de Jerusalén la palabra de Yahveh. Juzgará entre las gentes, será árbitro de pueblos numerosos. Esto mismo lo encontramos en Miq 4,1-3.

De donde partimos en nuestra argumentación: LEON XIII en la Encíclica "Satis cognitum" (ASS 28,713) juntamente con San AGUSTIN y San OPTATO MILEVITANO enseña, "que Isaías profetizando el futuro vio bajo la forma de un monte y ansió de antemano a la Iglesia como una sola, la cual abarcaría a cuantos hombres hubiera en todas partes y en cualquier época". Luego en las palabras de Isaías tenemos en realidad de verdad descrita la Iglesia de Cristo; es así que con el símbolo del templo del monte Isaías ve y bosqueja a la Iglesia elevada sobre todos los montes, egregia, y tan visible a todos a lo largo y a lo ancho del orbe entero que las gentes confluyen de todas las partes a ella y los pueblos acuden a porfía a la Iglesia; luego en las palabras de Isaías la Iglesia de Cristo aparece descrita no sólo como formalmente visible sino también distintamene visible.

El primer consiguiente está claro por las tesis acerca de la autoridad doctrinal del Romano Pontífice (tesis 14s), y por lo que sabemos por el Concilio Vaticano I sobre que el Romano Pontífice es el Maestro auténtico, "para, con la asistencia del Espíritu Santo, custodiar en santidad y exponer fielmente la Revelación o depósito de la fe transmitida por medio de los Apóstoles" (D 1836). La menor del segundo argumento y el último consiguiente constan de modo manifiesto por la lectura de las palabras mismas de Isaías.

1139. Objeciones. A. En contra de la unicidad de la Iglesia. 1. No impiden la unicidad social los subgrupos contrarios, que no están de acuerdo acerca del régimen y que están gobernados por potestades mutuamente independientes; es así que los distintos grupos de Cristianos son grupos contrarios, que no están de acuerdo acerca del régimen de la Iglesia y que están gobernados por potestades mutuamente independientes; luego los distintos grupos de los Cristianos no impiden la unicidad social de la Iglesia.

Respuesta. Distingo la mayor. Estos grupos no van en contra de la unicidad social si solamente son independientes en cuanto al régimen de hecho, y no de derecho, puede pasar la mayor; si han sido constituidos independientes en cuanto al régimen no sólo de hecho sino también de derecho, niego la mayor y contradistingo la menor. Los distintos de los Cristianos son grupos contrarios, y han sido constituidos independientes en cuanto al régimen no sólo de hecho, sino también de derecho, concedo la menor; son grupos contrarios y han sido constituidos independientes en cuanto al régimen solamente de hecho, y no derecho, niego la menor y hechas estas distinciones niego el consiguiente y la consecuencia. En la distinción de la mayor hemos dicho primeramente, puede pasar, porque no queremos detenernos en resolver esta cuestión general, si bien los estados, durante sus guerras civiles, y la Iglesia durante el conocido con el nombre de Cisma de Occidente, nos parece que tuvieron en realidad grupos independientes en cuanto al régimen solamente de hecho, pero no de derecho, los cuales grupos sin embargo no impedían la unicidad social de los estados o de la Iglesia.

1140. 2. No impiden la unicidad de la Iglesia los grupos que no están de acuerdo entre sí en la doctrina de la fe o de las costumbres, los cuales siempre se dan en la Iglesia y también dentro de la Iglesia Romano-Católica; es así que los varios grupos disidentes de Cristianos son grupos que no están de acuerdo entre sí en la doctrina de la fe o de las costumbres; luego los varios grupos de Cristianos disidentes no impiden la unicidad de la Iglesia.

Respuesta. Distingo la mayor. No impiden la unicidad de la Iglesia estos grupos disidentes si reconocen una sola autoridad suprema de todos los Cristianos para decidir definitivamente acerca de las doctrinas de fe o de costumbres, y si no están de acuerdo solamente en doctrinas que todavía no han sido decididas definitivamente por la autoridad suprema, concedo la mayor; si no reconocen a la única suprema autoridad de todos los Cristianos para decidir definitivamente acerca de las doctrinas de fe o de costumbres, y si no están de acuerdo en doctrinas que ya han sido decididas definitivamente por la autoridad suprema, niego la mayor y contradistingo la menor. Los grupos de Cristianos disidentes son grupos que no reconocen a la única suprema autoridad de los Cristianos para decidir definitivamente en asuntos de fe y de costumbres, y no están de acuerdo en doctrinas que ya han sido decididas definitivamente por la autoridad suprema de todos los Cristianos, concedo la menor; son grupos que reconocen a la única suprema autoridad de todos los Cristianos para decidir definitivamente en asuntos de fe y de costumbres, y no están de acuerdo solamente en doctrinas que todavía no han sido decididas por la autoridad suprema de todos los Cristianos, niego la menor y hechas estas distinciones niego el consiguiente y la consecuencia.

1141. 3. El fin específico de la Iglesia de Cristo es la santificación sacramental de los fieles; es así que muchos grupos de Cristianos que están en desacuerdo entre sí santifican en realidad a sus fieles sacramentalmente; luego muchos grupos de Cristianos disidentes son en realidad de la misma Iglesia de Cristo.

Respuesta. Distingo la mayor. El fin específico de la Iglesia de Cristo es la santificación sacramental de los fieles, en virtud de su propia potestad conferida por Jesucristo únicamente a los Apóstoles y a los sucesores legítimos de éstos, concedo la mayor; en virtud de la potestad adquirida de cualquier modo en último término de la potestad que es únicamente propia de los Apóstoles y de los legítimos sucesores de éstos, niego la mayor y contradistingo la menor. Muchos grupos de Cristianos disidentes santifican sacramentalmente a sus fieles en virtud de la potestad adquirida de cualquier modo en último término de la potestad que es únicamente propia de los Apóstoles y de los sucesores legítimos de éstos, concedo la menor; en virtud de la potestad propia de ellos recibida de los Apóstoles mediante sucesión legítima, niego la menor.

1142. En efecto, según sabemos, por institución de Cristo en Su Iglesia recibieron como propia toda potestad, incluida la de santificar, solamente Pedro, como Vicario de Cristo, y el Colegio de los Apóstoles constituido por Jesucristo con Pedro y bajo Pedro, y esto en verdad "para salvación perpetua y bien perenne de la Iglesia" (D 1823). Luego la misma potestad universal pertenece como propia solamente a los legítimos sucesores de Pedro y de los otros Apóstoles, que son el Romano Pontífice y los Obispos residenciales, sujetos al Vicario de Cristo y que mantienen con él la paz y la comunión, según consta por las tesis 3ª., 5ª, 6ª., 8ª. y 9ª.. Ahora bien puesto que la potestad del Orden se confiere sacramentalmente "ex opere operato" y puesto que la acción válida de conferir esta potestad del Orden y su recepción válida son independientes de la fe y de las buenas costumbres del que confiere y del que recibe dicha potestad del Orden (cf. CIC 2372), por ello los grupos de Cristianos disidentes pueden alcanzar válidamente la potestad del Orden, adquirida en último término de cualquier modo, bien mediata bien inmediatamente, de alguien que tiene esta potestad como propia; y de aquí se sigue el que aquellos puedan santificar sacramentalmente a sus fieles si les confieren debidamente, esto es conforme al rito, los sacramentos. No obstante esta santificación no la realizan propiamente ellos mismos, sino que la confiere la única verdadera Iglesia de Cristo mediante ellos mismos como mediante sus ministros, puesto que la potestad misma con la que se confiere, no es propia de ellos, sino que pertenece solamente como propia a la única verdadera Iglesia de Cristo.

1143. Objeciones. B. En contra de la visibilidad de la Iglesia. 1). Véanse en la tesis 1, n.79-83 las soluciones que allí se han indicado respecto a las objeciones, que suelen tomarse en contra de la visibilidad de la Iglesia de Mt 13,44; Lc 17,20; Jn 4,23; Rom 14,17; 1 Cor 12,6.11.

2) En 1 Pe 2,5 la Iglesia es llamada Casa espiritual, sacerdocio santo para ofrecer víctimas espirituales aceptas a Dios por mediación de Jesucristo; es así que la casa espiritual en la que se ofrecen víctimas espirituales es invisible; luego la Iglesia es invisible.

Respuesta. Distingo la mayor. La Iglesia es llamada "Casa espiritual" para ofrecer "víctimas espirituales", esto es víctimas en primer término y principalmente espirituales, concedo la mayor; exclusivamente espirituales, niego la mayor. En efecto San Pedro mismo en 1 Pe 5,1-6 presenta funciones de la Iglesia y cargos jerárquicos, que solamente pueden ser visibles. Y hecha la contradistinción de la menor, niego el consiguiente y la consecuencia.

1144. 3. Leemos en Hebr 12,18-24: Que no os habéis allegado al monte TANGIBLE, al fuego encendido..., al sonido de la trompeta y a la voz de las palabras, que quienes las oyeron rogaron que no se les hablase más... Pero vosotros os habéis allegado al monte de Sión, a la ciudad de Dios vivo, a la Jerusalén celestial y a las miríadas de Ángeles... y a los espíritus de los justos perfectos. Partiendo de estas palabras formulan así el argumento: San Pablo contrapone la sociedad del pueblo elegido del Antiguo Testamento a la Iglesia fundada como Nuevo Testamento por Jesucristo mediador; es así que la sociedad del pueblo elegido del Antiguo Testamento es presentada como un monte- que puede ser percibido por distintos sentidos; luego la Iglesia del Nuevo Testamento es presentada como invisible.

Respuesta. Distingo la mayor. La contraposición entre la sociedad de ambos Testamentos la hace San Pablo precisamente en razón de la visibilidad del uno y de la invisibilidad del otro, niego la mayor; hace San Pablo la contraposición en razón del diferente espíritu, a saber del espíritu de temor y de servidumbre en el Antiguo Testamento, y en cambio del espíritu de amor y de perfección en el Nuevo Testamento, subdistingo la mayor: y esto de tal forma que respecto al Nuevo Testamento San Pablo ensalza en verdad positivamente como principal y primordial todo lo que en él es espiritual y sobrenatural, concedo; de tal forma que por el contrario el Apóstol excluya del Nuevo Testamento lo que en él es visible y temporal, niego y dejada pasar la menor, distingo igualmente el consiguiente y niego la consecuencia.

1145. 4. La Iglesia es objeto de fe divina: "Creo en la Santa Iglesia Católica": D 6. Es así que la fe divina versa acerca de los objetos que no se perciben por la vista; luego la Iglesia es invisible. Este es el argumento principal de los Protestantes.

Respuesta. Distingo la mayor. En cuanto que nos es cognoscible a causa de la autoridad de Dios mismo que es el que revela, concedo la mayor; en cuanto que la podemos percibir externamente por los sentidos, niego la mayor y contradistingo la menor. La fe 'divina versa acerca de los objetos conocidos no por un completo conocimiento natural del hombre, sino por revelación sobrenatural de Dios, concedo la menor; la fe divina versa a cerca de los objetos, que bajo ningún aspecto pueden ser conocidos con un perfecto conocimiento natural del hombre, niego la menor y hechas estas distinciones, niego el consiguiente y la consecuencia.

En efecto objeto de fe divina es todo lo que ha sido manifestado por Dios con expresión testificante. Ahora bien con expresión testificante puede manifestar realidades que no puedan ser conocidas con ningún completo conocimiento natural del hombre, y entonces estas realidades solamente pueden ser conocidas por fe divina. Puede en cambio Dios manifestar también con expresión testificante realidades que puedan ser conocidas con completo conocimiento natural del hombre, y entonces estas realidades pueden ser conocidas por el hombre de un doble modo, de un modo a causa de la verdad misma de las cosas conocida con completo conocimiento natural, y de otro modo a causa de la autoridad de Dios mismo que es el que revela, esto es con fe divina. Ahora bien en la Iglesia hay muchos elementos sobrenaturales revelados por Dios que solamente pueden conocerse con fe divina y muchísimos también han sido revelados por Dios que pueden ser percibidos naturalmente por los sentidos y el entendimiento. Estos últimos elementos pueden ser conocidos de doble modo, de un modo a causa de la verdad misma de ellos conocida naturalmente, y de otro modo por fe divina a causa de la autoridad de Dios que es el que revela. Muchos más datos acerca de la naturaleza de la invisibilidad del acto de fe pueden verse en el tratado De Fide.

1146. 5. Elementos formales y distintivos de la verdadera Iglesia son el carácter bautismal, la fe intelectual, la gracia santificante y otros de esta naturaleza; es así que todos éstos son invisibles; luego la Iglesia no es visible al menos formal y distintamente.

Respuesta. Distingo la mayor. Los que se citan son elementos internos formales y distintivos de la verdadera Iglesia en cuanto que la Iglesia es un ser sobrenatural, concedo la mayor; son elementos externos formales y distintivos de la verdadera Iglesia en cuanto que la Iglesia es un ser social, niego la mayor y concedida la menor, distingo igualmente la consecuencia. La Iglesia no es visible por razón de los elementos internos de los que está constituida formalmente en su ser sobrenatural, concedo la consecuencia; por razón de los elementos externos de los que está constituida formalmente en su ser social, niego la consecuencia.

1147. 6. La Iglesia se especifica principalmente y se distingue de toda otra sociedad precisamente por razón de los elementos internos de los que está constituida formalmente en su ser sobrenatural; es así que, según lo concedido, la Iglesia no es visible por razón de estos elementos internos; luego la Iglesia no es distinguible en cuanto sobrenatural y específicamente distinta de toda otra sociedad.

Respuesta. Concedo la mayor y distingo la menor. Por razón de los elementos internos, de los que está constituida formalmente en su ser sobrenatural, la Iglesia no es visible inmediata y directamente, concedo la menor; mediata e indirectamente, niego la menor y distingo igualmente la consecuencia. En cuanto sobrenatural y específicamente distinta de toda otra sociedad, la Iglesia no es reconocible, inmediata y directamente concedo la consecuencia; mediante e indirectamente, niego la consecuencia. En efecto los elementos internos y sobrenaturales de la Iglesia no son ciertamente sensibles de un modo inmediato en sí mismos, y directamente en la razón formal de sobrenaturalidad; sin embargo resultan totalmente sensibles mediatamente por sus efectos en la vida social de los hombres, e indirectamente por su conexión que puede ser conocida y que es conocida ciertamente con otros elementos visibles de la misma Iglesia, lo cual es suficiente en verdad según puede deducirse de las nociones de la tesis.

 

Artículo II

Propiedades de la Iglesia que profesamos en el símbolo

TESIS 30. La Unidad, la Catolicidad, la Apostolicidad, la Santidad son las propiedades necesarias de la Iglesia de Cristo.

1149. Nexo. De la prueba de la institución divina y perennidad de la Iglesia juntamente con la institución divina y perennidad de la Jerarquía y del Primado, sacábamos con todo derecho la conclusión de que solamente la Iglesia Romano-Católica es la verdadera Iglesia de Cristo. Y ahora después de probar la visibilidad distinta de la Iglesia de Cristo, damos un nuevo paso al estudiar cuáles son las propiedades, por las que la verdadera Iglesia de Cristo se distingue de las falsas.

1150. Prenotando. La doctrina acerca de las propiedades que distinguen a la verdadera Iglesia de Cristo fue bosquejada ciertamente por los Santos Padres, no obstante fue propiamente tratada a partir del siglo XVI. De entre los Santos Padres San IRENEO recurrió en contra de los Gnósticos a la Apostolicidad de la sucesión, San CIPRIANO en contra de los Novacianos recurrió a la Unidad, San PACIANO recurrió en contra de todos los herejes a la Catolicidad, San AGUSTIN en contra de los Maniqueos recurrió a la Santidad. En contra de los Protestantes se enumeraban muchas propiedades para reconocer a la Iglesia verdadera. Así MEDINA señala diez, SANDERO doce, BIZIO cien, San ROBERTO BELARMINO quince, las cuales sin embargo dice que pueden reducirse a las cuatro que recitamos en el Símbolo. Este número de las cuatro Notas incoado en el siglo XVI y desarrollado en el siglo XVII, fue establecido por último plenamente en los siglos XIX y XX (cf. D 1686). Esta argumentación extraída de las propiedades y Notas fue empleada desde el principio y siempre bien para ilustrar y confirmar a los fieles católicos, bien para refutar a los herejes y disidentes, los cuales sin embargo mantenían la fe verdadera en Cristo; no obstante para aquellos que carecen de la fe verdadera en Cristo, la prueba no se considera eficaz. De aquí el que ha sido cultivada desde el siglo .XIX y recomendada por el Concilio Vaticano I otra demostración basada en el milagro moral de la Iglesia, demostración de por sí eficaz para persuadir a todos (D 1794).

1151. Nociones. PROPIEDAD es aquello que se concibe que pertenece a alguna cosa. Propiedad accidental es aquella que está unida contingentemente a una cosa a manera de accidente. Propiedad esencial es aquella que resulta de la esencia de la cosa y está necesariamente en ella.

Puesto que todo el ser de la Iglesia proviene de la voluntad positiva de Jesucristo, por ello propiedades necesarias de la Iglesia son las que le convienen inseparablemente por institución de Jesucristo, ya procedan de la naturaleza de la Iglesia o ya de sus causas.

Podrían señalarse muchas propiedades necesarias derivadas de la naturaleza socia y sobrenatural y de las causas de la Iglesia. Tratamos solamente de las cuatro que procesamos en el Símbolo. Todos los teólogos tanto católicos como disidentes orientales juzgan que éstas son totalmente necesarias y esenciales

.

1152. Doctrina de la Iglesia. Está claro por la fe en los Símbolos que estas cuatro propiedades son propiedades necesarias de la Iglesia.

El Símbolo Apostólico (s.II): D 1-3, 6, 9, 11, 14 (Iglesia Santa, Católica, Una, Apostólica).

Lo mismo en el Concilio Niceno-Constantinopolitano (381): D 86 (U.S.C.A.).

Lo mismo el Símbolo de LEON IX a los Antioquenos (1053): D 347 (S.C.A.U.)

La profesión de fe a los Waldenses (1208): D 423 (U.S.C.A.)

Lo mismo en el Concilio de Lion (1274): D 464 (S.C.A.U.).

La Bula "Unam Sanctam" (1302): D 468 (U.S.C.A.).

El Símbolo del Concilio Tridentino (1546-1564): D 782, 994 (U.S.C.A.).

El Concilio Vaticano I (1870): D 1782 (S.C.A.R.); D 1794 (S.C.U.).

En el Esquema reformado acerca de la Iglesia, en el Vaticano I cn.l6: "Si alguno négare que solamente la Iglesia Romana es la verdadera Iglesia de Cristo, Una, Santa, Católica y Apostólica, sea anatema" (MSI 53,317).

JUAN XXIII, en la Basílica Vaticana, el día 13 de noviembre de 1960, después de la solemnidad litúrgica de los doce concelebrantes en rito Bizantino-Eslavo, a la cual asistió Su Santidad, estando presentes todos los que pertenecen a las Comisiones o a los Secretariados que se dedican a la preparación del Concilio Vaticano II, y estando presentes también todos los' Cardenales, Obispos, Clérigos, Seminaristas de Roma, en la Alocución "La Belleza", como Sumo "Pontífice, el cual, en calidad de sucesor de San Pedro, es el símbolo y el custodio de la Unidad y también la cúspide del orden sagrado, a saber de la Jerarquía, de la doctrina, del culto, de los Sacramentos", comentó auténticamente el artículo del Símbolo, por el que creemos "en la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica" (AAS 52 [1960] 960-962).

1153. Valor dogmático. Así pues es Artículo de Fe divina y católica que debe ser profesado por todos el que la Iglesia es necesariamente, esto es indefectiblemente Una, Santa, Católica y Apostólica.

1154. I. La Unidad es propiedad necesaria de la Iglesia. (cf. LEON XIII: D 1954). Cf. H.SCHLIER-H.VOLK, Einheit der Kirche: LTK 3 (1959) 750-756.

Nociones. UNIDAD es la propiedad por la que una cosa es indivisa en sí misma y separada de cualquier otra cosa. Por consiguiente la unidad excluye la división interna de la cosa y no tolera el que la cosa se aparte de algún todo.

Unidad social, de la cual hablamos, es la tendencia de muchos a un fin, bajo una suprema potestad social.

En la Iglesia se distingue una triple Unidad: de fe> de gobierno y de culto, esto es "de las mentes, de las voluntades y de las obras", según dice LEON XIII en la Encíclica "Satis cognitum": D 1956.

Unidad de fe es el concurso de las mentes en la misma profesión de fe, bajo el supremo Magisterio de la Iglesia.

Unidad de gobierno es la tendencia de las voluntades al mismo fin social bajo la suprema potestad de gobernar por parte de la Iglesia.

Unidad de culto, es el perfecto acuerdo en la celebración del sacrificio y en el, uso de los sacramentos y de los actos litúrgicos, bajo la potestad suprema de santificar por parte de la Iglesia.

1155. Para esta triple unidad social se requiere y es suficiente la sujeción a la potestad suprema de enseñar, de gobernar y de santificar instituida por Jesucristo. Ahora bien ésta, si atendemos al Primado, será monárquica, si por el contrario prescindimos del Primado, será oligárquica, esto es el Colegio instituido en los Apóstoles, el cual perdura perpetuamente en los Obispos sucesores de los Apóstoles.

Unidad de derecho es la potestad, conferida por Cristo a la Iglesia, de exigir con autoridad a los hombres la triple unidad de la que hemos hablado.

Unidad de hecho es la misma triple unidad, a la cual están obligados los hombres, cumplida de hecho por los miembros de la Iglesia.

1156. Historia del tema. a) Niegan la unidad de gobierno todos los que llamándose cristianos defienden la autonomía de las sectas independientes.

Así los Orientales, sobre todo los que admiten las Iglesias autocéfalas, diciendo: "Los vallados de las Iglesias no alcanzan al cielo".

También todos los Protestantes y Anglicanos, según los principios de los cuales han nacido tantas Iglesias nacionales o al menos sectas cristianas independientes, las cuales no quieren admitir la unidad de gobierno universal.

Los actuales latitudinarios, los cuales desarrollando la teoría de una unidad más amplia, defendida el año 1686 por el calvinista IURIEU, se adhieren a la tesis de la Iglesia tripartita, expuesta por los anglicanos PUSEY y PALMER hacia el año 1865, o bien defienden una unidad pancristiana todavía más amplia, por la que se unen solamente en Cristo, al cual reconocen y siguen (cf. D 1685, 2199). Consúltese lo que hemos dicho anteriormente en la tesis 29, n2.1127.

1157. b) Niegan la unidad de fe y consiguientemente la unidad de culto los Protestantes, Latitudinarios, Racionalistas y Modernistas. Los Luteranos y Calvinistas de la primera época sostenían en teoría esta unidad; sin embargo partiendo de su principio de la interpretación privada de la Sagrada Escritura, surgieron muchas confesiones diversas. De aquí que el calvinista IURIEU defiende que la unidad de la fe se requiere solamente acerca de los artículos fundamentales. Mas puesto que éstos no reconocen ninguna autoridad, que defina cuáles son estos artículos, por ello los latitudinarios en consecuencia no requerían ya la unidad en la profesión de la fe. Por último los Protestantes racionalistas, como SABATIER y HARNACK, dándose por satisfechos con la interna "religión del espíritu", no exigen en absoluto ninguna profesión de fe. A éstos hay que añadir los Modernistas: D 2059.

1158. Se prueba que la unidad es propiedad necesaria de la Iglesia.

A. La Unidad de la Iglesia, por las metáforas de Cristo: cf. LEON XIII: D 1956. La doctrina auténtica acerca de este tema se encuentra en JUAN XXIII "Ad Petri Cathedram": AAS 51 (1959) 510-17.

Jesucristo instituyó la Iglesia, sociedad perenne, como Reino, como Casa, como un solo Rebaño, como un solo Cuerpo; es así que una sociedad perenne, edificada por el más sabio Arquitecto a semejanza de los elementos indicados en la mayor, será necesariamente una sola; luego la Unidad es propiedad necesaria de la Iglesia.

La mayor está clara por las tesis de la institución de la Iglesia y del Primado y de la perennidad de éstos.

La menor porque según la doctrina de Jesucristo, si no fuera una sola, ni sería perenne ni sería la que El quiso. En Mt 12,25 leemos: Todo reino en sí dividido será desolado. Y en el mismo capítulo y versículo de San Mateo se lee: Toda ciudad o casa en sí dividida no subsistirá. En Jn 10,16: Tengo otras ovejas que no son de este aprisco, y es preciso que yo las traiga, y oirán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor. Y en 1 Cor 12,12: Porque así como, siendo el cuerpo uno, tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, con ser muchos, son un cuerpo único, así es también Cristo.

1159. B. La Unidad de derecho, por la triple potestad de la Iglesia instituida por Jesucristo. Jesucristo instituyó en el Colegio de los Apóstoles, la triple potestad de enseñar, de gobernar y de santificar que durará perpetuamente, y obligó a los hombres a que se sometieran a esta potestad; es así que en esto consiste la unidad de derecho, de la cual hemos hablado en las nociones; luego la Iglesia será necesariamente una sola, con unidad de derecho.

La mayor está clara por la tesis de la institución de la Iglesia: cf. Mt 28,18; Mc 16,15; Lc 10,10-16. Consúltese la tesis 3 n2.117-150.

La menor consta porque si los Apóstoles y los sucesores de éstos tienen perpetuamente el derecho y la obligación de enseñar, de gobernar y de santificar, y los fieles tienen la obligación correlativa de creer, de obedecer y de recibir los sacramentos, se sigue de aquí que se da en la Iglesia indefectiblemente la triple unidad jurídica de fe, de gobierno y de culto.

1160. C. La Unidad de hecho, por la oración sacerdotal de Jesucristo: Jn 17,1-26. Jesucristo pidió al Padre en forma solemne, con empeño y por motivos supremos la unidad perfecta de la Iglesia; es así que esta oración de Jesucristo no pudo dejar de ser eficaz; luego la Iglesia es necesariamente una sola con unidad de hecho; es así que esta unidad no sería perfecta si no se da tal unidad al menos en lo esencial; luego la Iglesia será de hecho una sola comunidad de fe, de gobierno y de culto, todo lo cual es enormemente esencial en la Iglesia de Jesucristo.

La mayor. a) Oración solemne de Jesucristo al Padre: Jn 17,1-5. b) Petición de la unidad en favor de los Apóstoles: motivos e interés; Jn 17,6-19. c) Petición de la unidad en favor de la Iglesia: unidad perfecta, insistencia: Jn 17,20-26.

1161. D. La Unidad de hecho y de derecho por San Pablo: Ef 4,1-16. a) Unidad de hecho, por la finalidad de la vocación de los fieles: Ef 4,1-6. Según San Pablo la vocación cristiana exige de todos de un modo especial la unidad, tanto externa del cuerpo social, como interna de las almas, la cual unidad lleve en último término, bajo un sólo Señor, una sóla ,fe y un sólo bautismo, al pleno sometimiento a Dios Padre; luego según San Pablo la unidad de hecho es propiedad necesaria de la Iglesia.

b) Unidad de derecho, por la finalidad de la institución de los ministros de la Iglesia: Ef 4,11-16.

Según San Pablo Jesucristo instituyó los ministros de la Iglesia para la edificación del Cuerpo social, para la unidad de la fe y para la santificación de los fieles, en perfecta subordinación a Cristo como Cabeza; luego según San Pablo la unidad de derecho es propiedad necesaria de la Iglesia.

Debemos tener en cuenta que en San Pablo se da a entender de modo suficiente que la unidad tanto de derecho como de hecho es triple, a saber, en la fe, en el gobierno y en el culto, como se ve en Ef 4,5: un sólo Señor, una sola fe, un sólo bautismo; Ef 4,11: pastores y doctores para la perfección consumada de los santos. Que la sagrada Eucaristía es sacramento de unidad puede estudiarse este tema en J.SALAVERRI, La Eucaristía, Sacramento de Unión: EstEcl 26 (1952) 453-465. Cf. B.PRETE, Los fundamentos bíblicos de la Unidad de la Iglesia: SacrDoct 4 (1961) 477504.

1162. E. Testimonios de los Padres acerca de la Unidad de la Iglesia. La Didaché (hacia el año 100): R 6,4; San IGNACIO (hacia el año 107): R 56; HERMAS (hacia el año 150): R 93; HEGESIPO (hacia el año 180): R 188; IRENEO (hacia el año 196): R 192, 241, 257; TERTULIANO (hacia el año 200): R 292, 296; CLEMENTE ALEJANDRINO (hacia el año 202): R 435; CIPRIANO (año 251): R 555s, 587; HILARIO (hacia el año 358): R 865; OPTATO MILEVITANO (hacia el año 370): R 1242.

1163. II. La Catolicidad es propiedad necesaria de la Iglesia. Cf. A.RETIF, Catolicidad (1958); también hablan sobre este tema J.SALAVERRI, Katholizitát der Kirche: LTK 6 (1961) 90-92; y J.L.WITTE, Die Katholizitát der Kirche, Greg 44 (1961) 193-241.

Nociones. CATOLICIDAD, que proviene etimológicamente del griego ...., significa universalidad.

El vocablo no aparece formalmente en el Evangelio, sin embargo sí virtualmente, Mc 14,9: En verdad os digo: donde quiera que se predique el Evangelio, en todo el mundo (......... ). Igualmente en Mt 26,13.

Como epíteto de la Iglesia aparece por primera vez en San IGNACIO DE ANTIOQUIA (muerto el año 107): Carta a los Esmirna 8,2 (R 65,2): "donde está Jesucristo, allí está la Iglesia Católica." Y después (hacia el año 157) en el Martirio de San Policarpo, de la Iglesia de Esmirna, 1 (R 77): "La Iglesia de Dios, que peregrina en Esmirna, a todas las parroquias de la santa Iglesia Católica de toda la tierra". Igualmente, 8 (R 79). También en Antioquía comenzaron los discípulos a llamarse "Cristianos", Hch 11,26.

1164. CATOLICIDAD interna o constitutiva es la plenitud de la posesión de la verdad revelada, de la autoridad jerárquica y de los medios de santificación, que Jesucristo ha dado a la Iglesia, en orden a que lleve a cabo su misión su misión universal de la salvación de los hombres.

Catolicidad externa o efectiva es la amplia difusión de una sola Iglesia a lo largo del orbe de la tierra con una multitud visible de miembros.

Supone dos cosas: 1) como elemento fundamental, la unidad; en efecto no puede decirse que la Iglesia esté difundida a lo largo de la tierra si no se presupone el que es una sola; 2) como elemento formal, la amplia difusión juntamente con una multitud visible de miembros.

Catolicidad de derecho es el poder o derecho y el deber dado por Dios a la Iglesia de agregar a ella todos los hombres en todo el orbe de la tierra. A tal derecho le corresponde como correlativa la obligación de los hombres de unirse en todas las partes de la tierra a la Iglesia. Catolicidad de hecho es el gran número actual de los miembros de la Iglesia a lo largo de toda la tierra.

1165. Se distinguen muchas clases de Catolicidad de hecho:

a) Sería física la Catolicidad de hecho si abarcara a todos los hombres en todas las partes de la tierra; b) es moral si resplandece por la multitud de los hombres y la diversidad de los lugares; c) la Catolicidad moral sería simultánea, si estuviera difundida al mismo tiempo entre todos los hombres y en todas las partes; d) la Catolicidad moral es sucesiva, si ha llegado solamente en épocas sucesivas a todos los hombres y en todas las partes.

La Catolicidad moral simultánea: e) se llama temporal, si ha de durar durante algún tiempo; f) se llama perpetua, si una vez adquirida, va a perdurar siempre en lo esencial.

Catolicidad moral de hecho: g) es absoluta la que le compete a la Iglesia en sí misma sin hacer referencia a otros grupos; h) es relativa la mayor catolicidad que le compete a la Iglesia si se la compara con otros grupos cristianos.

1166. Estado de la cuestión. Afirmamos la plena y perfecta Catolicidad de derecho de la Iglesia; por lo que se refiere a la Catolicidad de hecho, la afirmamos, no física, sino moral, absoluta y relativa, simultánea y perpetua. acerca de datos accidentales en este tema.

a) La Catolicidad de hecho es afirmada: 1) a partir de la época apostólica, por MURRAY, BILLOT, VAN LAAK y otros; 2) a partir del tiempo de San Ireneo, siglo II (R 192), por BELARMINO, SUAREZ, MAZZELLA y otros; 3 que se da ya en el siglo III es afirmada por HURTER y otros; 4) a partir del Imperio de Constantino I, en el siglo IV, por WILMERS y otros; 5) la Catolicidad imperfecta de hecho en la época apostólica y la Catolicidad perfecta desde tiempo de San Agustin es afirmada por MENDIVE.

1168. b) La Catolicidad de hecho, como propiedad necesaria, es afirmada solamente como sucesiva por DRIEDO, M.CANO, BELARMINO. Los otros autores sostienen muy comúnmente que la catolicidad de hecho es simultánea.

c) La Catolicidad de hecho no sólo absoluta, sino también relativa, esto es en comparación con otras sectas cristianas consideradas por separado, es afirmada muy comúnmente al menos como sentencia más probable.

La Catolicidad perpetua de hecho, no físicamente de un modo necesario sin interrupción alguna, sino sólo moralmente, la afirman como sentencia más probable SUAREZ, VAN LAAK y ZAPELENA.

1169. Adversarios. 1) Todos los que, al no sostener la unidad verdadera de la Iglesia, quitan el fundamento de la verdadera catolicidad, de los cuales se ha hablado en la parte anterior. En concreto los Luteranos y los Calvinistas los cuales aunque profesen en sus Confesiones de la Fe la catolicidad de la Iglesia, no obstante, según su concepto de la Iglesia de los justos o de los predestinados, atribuyen la catolicidad no a la constitución visible de la Iglesia, sino más bien al conjunto de aquéllos los cuales o bien están unidos con Cristo por la santidad, o bien han sido predestinaos por decreto de Dios. Se oponen también los actuales Pancristianos, los cuales prefieren reservar el nombre de la Catolicidad a la agrupación de todas las confesiones de los Cristianos, que se empeñan en alcanzar.

Todos tanto los Protestantes como los Anglicanos y Disidentes, los cuales partiendo de sus principios terminan lógicamente y de hecho, creyéndolo o no, por admitir las iglesias nacionales autónomas: podría el artículo 37 de los artículos anglicanos.

Muchísimos Disidentes orientales los cuales no sostienen ya el genuino concepto de catolicidad. En efecto arrancando este concepto de la catolicidad local, reducen la catolicidad al conjunto de todos aquellos que o bien pertenecen de hecho según sus criterios arbitrarios, o bien deben pertenecer de derecho a la Iglesia de Cristo, mediante una cierta espiritual "unanimidad" ("Sobornost").

1170. Valor dogmático. Sostenemos en unión de la Iglesia como de fe católica la catolicidad plena y perfecta de derecho y también la verdadera catolicidad moral de hecho. En los otros detalles accidentales, acerca de los cuales no hay unanimidad entre los católicos, defendemos nuestra sentencia como más probable.

La catolicidad interna está contenida plenamente en la doctrina del Cuerpo místico de Cristo.

1171. Se prueba 1) la Catolicidad de derecho.

Cristo confió exclusivamente a la Iglesia el derecho o el deber de agregar a sí en todas partes a todos los hombres, con la obligación correlativa de los hombres a este derecho o deber; es así que en tal derecho o deber juntamente con la obligación correlativa consiste la catolicidad de derecho; luego la Iglesia es necesariamente católica con catolicidad de derecho.

La menor está clara por las nociones.

La mayor se prueba: a) por Mt 28,18-20: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; id, pues; (el derecho y el mandato hay que ejercerlo en todas partes, e incluye la obligación correlativa): Enseñad a todas las gentes: bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (derecho de agregar a todos, al mismo tiempo y de modo absoluto): Enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado (derecho otorgado a una sola Iglesia, puesto que dice todo a todos y en verdad físicamente): Yo estaré siempre con vosotros hasta la consumación del mundo (catolicidad perpetua de derecho).

La mayor se prueba: b) por Mc 16,15-16.20: Id por todo el mundo (el mandato debe ser realizado en todas las partes): Y predicad el Evangelio a toda criatura (derecho de agregar a todos a un solo Evangelio, esto es a una sola Iglesia): El que creyere y fuere bautizado se salvará, mas el que no creyere se condenará (obligación correlativa al derecho, obligación que concierne a todos físicamente al mismo tiempo, perpetua y absolutamente): Ellos se fueron, predicando por todas partes, cooperando con ellos el Señor y confirmando su palabra con las señales consiguientes (cumplimiento del mandato con la asistencia del Señor).

1172. Se prueba 2) la Catolicidad de hecho.

La Catolicidad de hecho es el gran número actual de miembros de la Iglesia que se encuentra moralmente en todas las partes, simultáneo, perpetuo; es así que por testificación divina este gran número de miembros le corresponde a la Iglesia; luego la Iglesia será necesariamente católica con catolicidad de hecho.

La mayor es la definición de catolicidad de hecho con sus propiedades.

La menor se prueba: A. por Mt13,24-30.36-43: Parábola de la cizaña. Gran número, porque es como una enorme plantación que crece en el campo. En todas partes, puesto que el campo es el mundo. Moral, ya que juntamente con el trigo crece la cizaña. Simultáneo, ya que es como una sola plantación. Perpetuo, ya que la siega se lleva a cabo al fin del mundo.

1173. Se prueba la menor: B. por Ps 71, el cual, según dice San JERONIMO, "se refiere a la profecía de Cristo y de la Iglesia" y es considerado como mesiánico por los antiguos intérpretes judíos, y también por todos los SS.PP. y por los exegetas cristianos. En este salmo se habla acerca de Jesucristo Rey y de su Reino. Se afirma: a) el número grande de súbditos (vers.11.18): Y le servirán todos los pueblos... y le bendecirán todas las tribus de la tierra: todas las naciones le aclamarán bienaventurado; b) en todas partes (vers.8.20): dominará de mar a mar, del río hasta los cabos de la tierra... y llénese de su gloria toda la tierra; c) moral (vers.9.12): y sus enemigos morderán el polvo... porque protegerá al desvalido que le implora y al oprimido que no tiene quien le ayude; d) perpetuo (vers.5.7.15.17.20): vivirá mientras perdure el sol, mientras permanezca la luna, de generación en generación... serás un hombre bendito por siempre... y el nombre de su majestad eternamente; e) simultáneo, porque el número grande se da en todas partes y siempre (a, b, d).

1174. Se confirma la menor: c) la Catolicidad de hecho es anunciada proféticamente por Jesucristo, Lc 24,46-47: que así estaba escrito, que el Mesías padeciese y al tercer día

resucitase de entre los muertos, y que se predicase en su nombre la sentencia para la remisión de los pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén; y en Hch 1,8: y

seréis mis testigos en Jerusalén, en toda la Judea, en Samaria y hasta los extremos de la tierra; también en Mt 8,11: 24,14: Será predicado este Evangelio del Reino en todo el mundo, testimonio para todas las naciones, y entonces vendrá el fin. Encontramos la misma catolicidad anunciada de antemano proféticamente en Is 2,2; Dan 2,35; 7,14; Zac 9,10; Mal 1,11; Sal 2,8; 21,28; y en otros textos del Antiguo Testamento.

1175. D. Testimonios de los Padres acerca de la Catolicidad de hecho: la Iglesia de Esmirna (hacia el año 157): R 79; IRENEO (hacia el año 180): R 192; el Canon Muratoriano (hacia el año 200): R 268,55; CIPRIANO (año 251): R 556, 587; CIRILO JEROSOLIMITANO (a.348): R 838s; PACIANO (hacia el año 390): R 1243; AGUSTIN (hacia el año 408): R 1422; (hacia el año 391): R 1548; (año 393): R 1562; (año 397): R 1580.

1176. III. La Apostolicidad es propiedad necesaria de la Iglesia. Cf. Y.CONGAR, La Apostolicidad de la Iglesia según Sto. Tomás: RevSchPhTh 44 (1960) 209-24.

Nociones. APOSTOLICIDAD fundamentalmente es la perenne identidad de misión en la Iglesia, la cual misión Jesucristo se la entregó a los Apóstoles cuando instituyó la Iglesia. Al menos suele distinguirse una triple Apostolicidad:

1) De origen, que es la identidad esencial, no sólo específica sino individual de la constitución actual de la Iglesia con la que nació con los Apóstoles y de los Apóstoles.

2) De doctrina, que es la identidad objetiva e individual de doctrina de la Iglesia actual con el depósito doctrinal recibido de los Apóstoles y transmitido por ellos.

3) De sucesión, que es la identidad auténtica de la potestad de enseñar, de santificar y de, gobernar de la Iglesia actual con la potestad ordinaria de los Apóstoles transmitida mediante sucesión legítima. Cf. J.SALAVERRI, El concepto de sucesión apostólica: MiscCom 27 (1957) 1-53.

1177. A la identidad 1) de Origen no le perjudican las modificaciones accidentales de las que están revestidas las Iglesias particulares con el fin de que la Iglesia de Cristo se acomode a todos para ganarse a todos. A la identidad 2) de Doctrina no se oponen las nuevas declaraciones, con las que la Iglesia explica el depósito de la fe y lo acomoda a nuestras inteligencias. A la identidad 3) de Sucesión no le perjudican las determinaciones del derecho eclesiástico, establecidas en orden a una aplicación más del derecho divino.

1178. De la constitución jerárquica de la Iglesia se deduce que la apostolicidad tanto de origen como de doctrina está incluida necesariamente bajo la apostolicidad de sucesión en la potestad de enseñar, de gobernar y de santificar.

Se distingue una doble apostolicidad de sucesión: 1) una material, que es la simple continuación de una persona después de otra en algún cargo, sin la necesaria permanencia del mismo derecho; 2) y otra formal, que es la sucesión de una persona en los derechos y obligaciones de otra respecto a algún cargo, sin ningún cambio del derecho.

Por tanto la Apostolicidad de sucesión formal es aquella apostolicidad de sucesión definida antes en el apartado 3); la cual será directa si llega sin interrumpirse en la sucesión hasta algún Apóstol, primer pastor de la misma Iglesia; será en cambio indirecta si el primero en la serie de los sucesores recibió debidamente la jurisdicción de algún pastor de otra Iglesia, el cual podía conferir dicha jurisdicción legítimamente.

1179. Historia del tema. 1) Niegan de raíz toda apostolicidad de la Iglesia los Evolucionistas, tanto los racionalistas como los modernistas, los cuales dicen que la Iglesia está sujeta en todo a la ley evolutiva (cf. D 20532065).

No admiten la apostolicidad doctrinal los Protestantes, los Latitudinarios y los Pancristianos, los cuales después de IURIEU exigen la identidad y la unidad doctrinales solamente en unos pocos dogmas esenciales, o bien piensan que no es necesaria ninguna identidad doctrinal: cf. anteriormente ng.1157.

La apostolicidad de sucesión o bien la niegan absolutamente aquellos que después de MARSILIO PATAVINO rechazan la jerarquía instituida por Dios en la Iglesia, o bien la explican de tal modo que se conforman con una sucesión meramente material, como los Anglicanos y muchísimos Disidentes, o bien por último defienden, como los Protestantes, que la sucesión apostólica no es propiedad necesaria de la Iglesia.

1180. Se prueba. La apostolicidad de sucesión formal, en la cual están incluidas las otras.

A. Lo que Jesucristo instituyó perennemente en la Iglesia es propiedad necesaria de la misma; es así que Jesucristo instituyó perennemente la identidad jurídica de la potestad de la Iglesia de todos lo tiempos con la potestad ordinaria de los Apóstoles, que debía ser transmitida mediante sucesión formal; luego la apostolicidad de sucesión formal es propiedad necesaria de la Iglesia.

La consecuencia está clara, ya que en la menor se da la definición de la apostolicidad de sucesión. La mayor consta, pues es la definición misma de propiedad necesaria.

La menor se explica: 1) Jesucristo instituyó la identidad jurídica de la potestad, puesto que no confirió a los Apóstoles otra potestad que no fuera su misión mesiánica misma, y que iba en verdad a durar ésta perennemente, según queda ya probado por Jn 17,18; 20-21; Mt 28,18-20; Jn 14,16.26. Cf. anteriormente el n9.110.

La menor se explica : 2) la potestad idéntica de los Apóstoles debe ser transmitida perennemente mediante sucesión formal, ya que Jesucristo promete la perennidad a los mismos Apóstoles: Mt 28,20; Jn 14,16; es así que no se la promete a ellos mismos físicamente; luego se la promete a ellos mismos moralmente, esto es jurídicamente, o sea sin ningún cambio de derecho, lo cual quiere decir con sucesión formal.

1181. B. S.IRENEO y TERTULIANO hacen resaltar que la sucesión formal a partir de los Apóstoles es una propiedad distintiva de la Iglesia; por consiguiente también es necesaria. El antecedente ya ha quedado probado en la tesis 8 acerca de los sucesores de los Apóstoles. Cf. R 209-213, 292s, 296-298, 341. Cf. S.CIPRIANO: R 589:

1182. IV. La santidad es propiedad necesaria de la Iglesia. Este tema lo han estudiado, entre otros, K.RAHNER, Die Kirche der Heiligen: Schriften zur Theologie 3 (1956) 26; y N.ESCOBAR en su tesis, La santidad de la Iglesia según San Agustín (1961).

Nociones. La SANTIDAD conviene sobre todo a Dios, el cual es llamado en Apoc 4,8 y en Is 6,3 Santo, Santo, Santo Señor Dios.

En cuanto conviene a Dios, según el PSEUDODIONISIO, "la santidad está libre de todo mal, y es totalmente perfecta, y por todos los conceptos es inmaculada pureza". Con esta definición se describe la santidad que es substancial a Dios; por ello Santo TOMAS dice: con esta santidad "se da a entender la pureza de la bondad divina".

La santidad conviene también a las creaturas por participación, a saber por la dedicación de éstas a Dios o por la distinta unión con Dios, en cuanto que es el primer principio de todas las cosas y el fin último de la economía de la salvación sobrenatural. Se distingue una doble clase de esta santidad participada:

1) Ontológica es aquella santidad que se da en las cosas en cuanto tales; 2) Moral es aquella santidad que compete a las personas en cuanto tales, a saber por razón de sus actos humanos o morales.

1183. 1) La santidad ontológica conviene necesariamente a la Iglesia por muchas razones:

a) por razón de su Santísimo Fundador, que es su Cabeza, esto es Jesucristo; b) por razón de su a modo de alma o principio de vida, que es el Espíritu Santo; c) por razón de su fin, que es la salvación y la santificación de los hombres; d) por razón de los medios, que son la doctrina de la fe y de las costumbres, las leyes y los mandamientos, el sacrificio y los sacramentos; e) por razón de los frutos, que son las gracias, las virtudes y los carismas. Ahora bien todos éstos son santos.

1184. 2) Conviene también necesariamente a la Iglesia la santidad moral por razón de los miembros. Santidad moral es la virtud, por la que el alma, libre de impureza, "se dedica firmemente a sí misma y dedica sus actos a Dios". Así pues supone dos elementos: limpieza de los pecados y unión firme del alma con Dios; y puede ser o bien actual o bien habitual, según que se posea por modo de acto o a manera de hábito.

Suelen señalarse tres grados de santidad moral:

Santidad ordinaria, la cual conlleva la ausencia y la huida del pecado mortal, juntamente con la gracia y la observancia de los mandamientos.

Santidad perfecta, la cual supone la ausencia de pecado mortal y la huida de los pecados veniales, juntamente con la gracia, e incluso con la observancia de los consejos.

Santidad heroica, es la santidad perfecta que sobresale incluso en los detalles y en las situaciones más difíciles.

1185. Estado de la cuestión. Está claro por lo dicho en el apartado 1) que a la Iglesia le compete necesariamente la santidad ontológica. Afirmamos en este sentido que la Iglesia es necesariamente santa con santidad moral, en cuanto que entre los miembros de la Iglesia siempre habrá necesariamente santos: a) algunos, con santidad heroica, b) muchos, con santidad perfecta, c) 'muchísimos, con santidad ordinaria.

1186. Historia de la cuestión 1) Por exceso son adversarios de la tesis los rigoristas, pesimistas y puritanos, los cuales exigen que sean miembros de la Iglesia todos y solos los santos. Acerca de éstos hemos hablado en la tesis 27, al tratar de los miembros de la Iglesia. Los principales son los Novacianos, los Donatistas, los Fraticelli, WICLEFF, HUS, también los Jansenistas como QUESNEL y los Pistorienses (cf. D 485, 596, 616, 638, 642, 656, 1423-1428, 1515).

2) Por defecto se oponen a la tesis los Protestantes que sostienen que, por la sola atribución de la justicia de Cristo, sin necesidad de obras, por la sola fe fiducial, los hombres quedan justificados (D 821-24); por tanto destruyen el concepto mismo de santidad. Los Protestantes debilitan la santidad ontológica de la Iglesia, al destruir o negar la naturaleza y la eficacia de los sacramentos y del sacrificio eucarístico (D 844ss).

3) Los Disidentes orientales se detienen más en explicar la santidad ontológica de la Iglesia, y aunque no falte entre ellos, sin embargo muchas veces no hablan de la santidad moral.

1187. Probamos que la santidad moral es propiedad necesaria de la Iglesia.

A. Acerca de la santidad moral ordinaria.

a) Por la santidad ontológica activa de la Iglesia. La Iglesia es por muchas razones ontológica y activamente santa; es así que a la santidad ontológica y activa deben responder necesariamente en la Iglesia los frutos de la santidad moral al menos la ordinaria; luego la Iglesia es necesariamente santa con santidad moral al menos ordinaria.

La mayor está clara por las nociones dadas en el apartado 1): por razón de su Cabeza, de su Alma, por razón del sacrificio, de los sacramentos, de las virtudes, de los dones, etc. con los que se lleva a efecto la santidad de los Miembros de la Iglesia.

La menor consta por la necesaria semejanza entre el efecto y la causa, si no se diera la cual, la Iglesia no tendría razón de existir, según arguye el Señor mismo en Mt 7,17-19

1188. b) Por la finalidad de la Iglesia. La finalidad de la Iglesia es la salvación sobrenatural de los hombres, la cual solamente puede alcanzarse por la santidad al menos la ordinaria; es así que la finalidad de la Iglesia, instituida por el fundador más prudente, debe ser alcanzada necesariamente; luego la Iglesia será necesariamente santa con santidad moral al menos la ordinaria.

La menor puede confirmarse por la parábola del sembrador, en la cual se anuncian los frutos del ciento por uno, o del sesenta por uno, o del treinta por uno respecto a todo aquello que ha sido sembrado en el Reino de Dios sobre tierra buena: Mt 13,23.

1189. B. Acerca de la santidad moral perfecta. Por la naturaleza propia de la Ley del Nuevo Testamento. El fin propio de la Ley Nueva, en cuanto que se contradistingue de la Ley Antigua, es la santidad moral perfecta; es así que este fin debe ser alcanzado indefectiblemente; luego la Iglesia será indefectiblemente santa con santidad moral incluso con la santidad moral perfecta.

La mayor se prueba por la perfección agregada por Jesucristo a la Ley Antigua al constituir la Ley Nueva: Mt 5,17-20.21ss.33ss.38ss.43ss. Se confirma por Mt 19,16-25, donde se pone de revlive la perfección que Jesucristo exige de los que le siguen, y se explican las palabras que Jesucristo dijo al joven rico: Si quieres ser perfecto, ve, vende lo que tienes y dáselo a los pobres; y ven y sígueme.

La menor se deduce porque Jesucristo mandó «observar todo lo que encargó a los Apóstoles», y prometió en orden a esto: y sabed que yo estoy con vosotros: Mt 28,19s. Luego nunca faltará el poder de la gracia en orden a alcanzar eficazmente la perfección moral, que Jesucristo quiso y mandó que debía observarse en la Iglesia; y consiguientemente se hallará en la Iglesia de un modo indefectible la santidad incluso la santidad perfecta.

1190. C. Acerca de la santidad moral incluso la heroica.

a) Por el hecho de que Jesucristo ha querido a su Iglesia como Esposa digna de El: Ef 5,23-30. La Iglesia aparece como Esposa de Cristo, a la cual el Señor ama, alimenta y abriga a fin de hacerla totalmente santa y digna de El; es así que la Iglesia no sería totalmente santa como Esposa digna de Cristo, sino correspondiera con santidad incluso heroica al amor heroico por el que el Señor se entregó a sí mismo por ella; luego la Iglesia será necesariamente santa con santidad moral incluso heroica.

1191. b) Por el precepto y el ejemplo de caridad heroica dados por Cristo a la Iglesia: 1 Jn 3,16: En esto hemos conocido la caridad, en que El dio su vida por nosotros, y nosotros debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos. De donde formulamos el argumento: Jesucristo dio el ejemplo y el mandato de la caridad heroica, como característico de su Iglesia y anuncia de antemano que se llevará de hecho a la práctica; luego la Iglesia indefectiblemente será santa con santidad incluso heroica.

El antecedente. El ejemplo y el precepto de la caridad heroica como característico lo encontramos en Jn 13,34s; 15,9-20. Se anuncia de antemano que se llevará de hecho a efecto en Jn 16,1-4.20.33. No queda restringido exclusivamente a los Apóstoles:. por 1 Jn 3,16 y 1 Pe 2,21. El antecedente puede probarse también por Mt 10,17s.24-28, donde Jesucristo exige a los suyos el que se sometan a persecuciones y a la muerte a causa de su nombre.

1192. D. Testimonios de los Santos Padres en favor de la santidad de la Iglesia. Epístola a Diogneto. 5,8-16: R 97; ARISTIDES, Apología 15: R 112; JUSTINO, Apología 1,14: R 118; TEOFILO, ad Autolyc. 3,15: R 186; IRENEO, En contra de los herejes 3,24,1: R 226; MINUCIO FELIX, Octav. 31: R 271; TERTULIANO, El Apologético 38s: R 280s; ORIGENES, Contra Celso 1,26; 3,29: R 516, 525; ADAMANCIO, Diálogo 5,28: R 544; LACTANCIO, Div.Instit. 5,13,11ss: R 640; CIRILO DE JERUSALEN, Catequesis 18,23: R 838.

Acerca del misterio de las propiedades de la Iglesia propuesto en la Epístola de San Pablo a los Efesios 2,13-22 y en otros monumentos de las Sagradas Escrituras y de la Tradición divina, puede verse el artículo de Joaquín Salaverri titulado: El misterio de la Unidad, Santidad y Catolicidad de la Iglesia: Divin 6 (1962). Acerca de una posible definición de Iglesia, véase Y.Congar, Peut-on definir l'Eglise (Se puede definir la Iglesia): Homenaje a J.Leclercq (1961) 233-254.

1193. Objeciones. A. En contra de la unidad. 1. La unidad, que encomienda Jesucristo en Jn 17,21-23, así como también la perfección que encomendó en el sermón de la montaña, Mt 5,48, es cierto ejemplar ideal propuesto a la Iglesia desde fuera; es así que este ejemplar, en cuanto extrínseco a la Iglesia, no puede ser propiedad necesaria de ella; luego la unidad que Jesucristo encomendó a la Iglesia no es propiedad necesaria de ella.

Respuesta. Distingo la mayor. La unidad que Jesucristo encomendó a la Iglesia es un ejemplar meramente teórico, niego la mayor; práctico, subdistingo: que la Iglesia, ayudada por la gracia de Dios, puede siempre imitar verdaderamente y de hecho lo imita, concedo; que deba o pueda la Iglesia cumplir en toda su perfección ideal, niego y contradistingo la menor. Tal ejemplar en cuanto teórico no puede ser propiedad de la Iglesia, concedo la menor; en cuanto práctico, subdistingo: no puede ser propiedad de la Iglesia en cuanto que no puede cumplirse en toda su perfección ideal, concedo; en cuanto es verdaderamente inimitable y de hecho es imitado, niego.

1194. 2. Donde están reunidos dos hombres en nombre de Jesucristo, allí está Jesucristo en medio de ellos: Mt 8,20. Es así que donde está Jesucristo, allí está la Iglesia; luego para darse la unidad de la Iglesia es suficiente cualquier congregación en nombre de Jesucristo.

Respuesta. Según el contexto del texto citado distingo la mayor. Donde están dos o tres reunidos para orar en el nombre de Jesucristo, allí se encuentra Jesucristo que escucha su oración, concedo la mayor; allí está Jesucristo precisamente como Cabeza de su Cuerpo místico constituido, niego la mayor y contradistingo la menor. Donde está Jesucristo precisamente como Cabeza de su Cuerpo místico constituido, allí está la Iglesia, concedo la menor; donde está Jesucristo sencillamente en cuanto que escucha las oraciones de los que ruegan, allí está la Iglesia, niego la menor. En efecto en la casa de Cornelio antes de que fuera bautizado, estuvo verdaderamente Jesucristo esuchando las oraciones de aquella familia: Hch 10; sin embargo allí no había Iglesia, porque todavía no habían sido bautizados.

1195. 3. Porque también todos nosotros hemos sido bautizados en un solo Espíritu, para constituir un solo Cuerpo... y todos hemos bebido del mismo Espíritu: 1 Cor 12,13; es así que la unidad, cuya razón y principio es un solo Espíritu, debe llamarse interna y espiritual; luego la unidad de la Iglesia es interna y espiritual.

Respuesta. Atendiendo al texto mismo, distingo la menor. La unidad cuya razón y principio anímico es un solo Espíritu debe llamarse primordial y principalmente interna y espiritual, concedo la menor; meramente interna y espiritual, subdistingo: si excluye positivamente la unidad visible del Cuerpo, concedo; si lleva también consigo la unidad del Cuerpo visible, niego. En efecto hace resaltar expresamente: todos nosotros hemos sido bautizados para constituir UN SOLO CUERPO, en las cuales palabras se expresa la visibilidad. Del mismo modo distingo la consecuencia.

1196. 4. Porque el pan es uno, somos muchos un solo Cuerpo, pues todos participamos de ese único pan: 1 Cor 10,17. De donde, la causa y la razón de la unidad del Cuerpo visible de la Iglesia es la participación de un solo y mismo pan eucarístico; luego no se requieren al menos la unidad de fe y de gobierno.

Respuesta. Distingo el antecedente. La causa ejemplar y la razón simbólica de la unidad del Cuerpo visible de la Iglesia es lá participación de un solo y mismo pan eucarístico, concedo el antecedente; la causa adecuada y la razón suficiente de la unidad del Cuerpo de la Iglesia es esta participación, niego el antecedente. Encontramos la razón de la distinción en el Concilio Tridentino: D 882, y en San CRISOSTOMO y en San AGUSTIN: R 1194, 1519, 1824. Cf. J.SALAVERRI, Sacramento de unión: EstEci 26 (1952) 453-465.

1197. 5. Según consta por la tesis 18, en el escolio 1, en la Iglesia se da un verdadero progreso dogmático, en virtud del cual no puede ser una sola y misma cosa siempre aquello que es creído; es así que de la unidad de lo que se tiene que creer depende la unidad de la fe; luego en la Iglesia no puede darse una verdadera unidad de fe.

Respuesta. Distingo la mayor. Objetivamente, niego la mayor; subjetivamente, subdistingo: en virtud del cual no puede ser una sola y misma cosa lo que se cree explícitamente, concedo; implícitamente, niego y hecha la contradistinción de la menor, niego el consiguiente y la consecuencia.

1198. B. En contra de la catolicidad. 6. Los que pertenecen a la Iglesia, Linaje escogido y Conciudadanos de los Santos: 1 Pe 2,9; Ef 2,19. Es así que son Pocos los elegidos y son Pocos los que dan con la senda angosta que lleva a la vida: Mt 7,14; 20,16; luego la Iglesia no es de muchos, esto es no es católica.

Respuesta. Distingo la mayor. Los que pertenecen a la Iglesia son el linaje de los elegidos para la gracia y los conciudadanos de los Santos con una santidad que puede avanzar más, concedo la mayor; son el linaje de los elegidos precisamente para la gloria y conciudadanos de los Santos con santidad consumado y perfecta, subdistingo: los que pertenecen a la Iglesia triunfante en la patria, concedo; los que pertenecen a la Iglesia militante en estado de vía, niego y hecha la contradistinción de la menor, niego el consiguiente y la consecuencia.

1199. 7. Una propiedad necesaria de la Iglesia nunca podrá faltar de ella; es así que la catolicidad de hecho faltó al principio, cuando la Iglesia era «un rebaño pequeñito» (Lc 12,32), y faltará al fin, cuando «el Hijo del Hombre al venir no encontrará en la tierra» (Le 18,8); luego la catolicidad de hecho no es propiedad necesaria de la Iglesia.

Respuesta. Distingo la mayor. Sin embargo en aquel grado que responda a los distintos estadios del desarrollo de la Iglesia, a semejanza del cuerpo humano, al cual la asemejó Jesucristo, concedo la mayor; siempre en el mismo e invariable grado de perfección, niego la mayor y contradistingo la menor. La catolicidad de hecho faltó al principio y faltará al fin, en aquel grado de perfección que corresponde a un organismo perfectamente desarrollado y con vigor pleno, concedo la menor; en aquel grado que corresponde a un organismo que nace y que empieza a crecer, o a un organismo que se acerca a su fin, niego la menor.

1200. 8. HARNACK dice que no son de Jesucristo mismo todas las afirmaciones que hablan de universalismo y de catolicidad, aunque los Evangelistas las pongan en boca de Jesucristo; luego según este autor, no fue Jesucristo, sino los Evangelistas los que quisieron la catolicidad para la Iglesia.

Respuesta. Niego el antecedente. En efecto en primer término, puesto que esto Harnack lo afirma gratuitamente, nosotros con todo derecho lo negamos; segundo, ya que Harnack anima que no puede ser compatible con la genuinidad, la veracidad y la integridad de los Evangelios, características que han quedado probadas en el tratado anterior.

1201. C. En contra de la apostolicidad. 9. Las palabras de Jesucristo, en virtud de las cuales argüimos, prueban ciertamente que solamente aquellos Apóstoles, los cuales habiendo abandonado todo siguieron a Jesucristo, recibieron directa e inmediatamente la misión de Jesucristo; prueban también que esta misión de Jesucristo debe ser perpetuada hasta el fin del mundo; es así que para esto no es necesaria ni es suficiente una sucesión formal, sino que solamente se requiere y es suficiente el que siempre existan imitadores de los Apóstoles, los cuales habiéndolo dejado todo se entreguen completamente al ministerio de continuar la obra de Jesucristo; luego por las palabras de nuestro Señor Jesucristo no se prueba el que la apostolicidad de sucesión formal sea una propiedad necesaria de la Iglesia.

Respuesta. Concedo la mayor en cuanto a la primera parte; pero distingo la segunda parte. Prueban también que la misión de Jesucristo debe ser perpetuada por aquellos que no puedan llamarse de ningún modo auténtico los Apóstoles mismos, niego; por aquellos que puedan llamarse de un modo auténtico, los Apóstoles mismos, subdistingo: que puedan llamarse los Apóstoles mismos al menos moral y jurídicamente, concedo; que puedan llamarse los Apóstoles mismos personal y físicamente, niego y contradistingo la menor. Para que se perpetúe la misión de Cristo en aquellos que de ningún modo verdadero puedan llamarse los Apóstoles mismos, son suficientes los imitadores de los Apóstoles que continúen la obra de Jesucristo, concedo la menor; son suficientes estos imitadores de los Apóstoles para que la misión de Jesucristo quede perpetuada en aquellos que puedan llamarse los Apóstoles mismos moral y jurídicamente, subdistingo: si gozan de la sucesión formal a partir de los Apóstoles, concedo; si no gozan de esta sucesión formal, niego. La razón de la distinción se toma del hecho de que Jesucristo dice directa e inmediatamente a los Apóstoles mismos: «Así como el Padre me ha enviado así también os envío yo a vosotros»: «En verdad yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo»; «El Espíritu mismo os enseñará todo»; luego las promesas fueron hechas a los Apóstoles mismos, y hasta el fin del mundo se llevarán a cabo en ellos mismos al menos moral y jurídicamente, esto es, en los sucesores formales de ellos.

1202. 10. La Iglesia de Jesucristo es aquella en la cual se ejerce provechosa y eficazmente los poderes recibidos de los Apóstoles de enseñar, de santificar y de gobernar a los hombres; es así que estos poderes se ejercen provechosa y eficazmente en la Iglesia que no tiene sucesión formal; luego la apostolicidad de sucesión formal no es propiedad necesaria de la Iglesia.

Respuesta. Distingo la menor. Estos poderes se ejercen provechosa y eficazmente en la Iglesia que no tiene sucesión formal en la potestad del orden, niego la menor; en la Iglesia que no tiene sucesión formal en la potestad de jurisdicción, subdistingo: se ejerce provechosa y eficazmente en virtud de la delegación o de la suplencia al menos implícita de aquel que tiene verdaderamente sucesión formal, concedo; sin esta delegación o suplencia al menos implícita, niego.

1203. 11. Leemos en San Pablo: Sois... edificados sobre el fundamento de los Apóstoles y de los Profetas, siendo piedra angular el mismo Cristo Jesús. Y El constituyó a los unos Apóstoles, a los otros Profetas,... para la edificación del Cuerpo de Cristo: Ef 2,20; 4,11. De donde arguyen así: La Iglesia de Cristo está edificada inmediatamente sobre los Apóstoles con igual derecho que sobre los Profetas; es así que la Iglesia edificada inmediatamente sobre los Profetas no necesita de la apostolicidad de sucesión, sino que posee la sucesión profética, la cual es suficiente; luego la apostolicidad de sucesión no es propiedad necesaria de la Iglesia de Cristo.

Respuesta. Distingo la mayor. Sin embargo de forma que los Profetas estén necesariamente coordinados y subordinados a los Apóstoles, concedo la mayor; sin tal coordinación y subordinación apostólica, niego la mayor y hecha la contradistinción de la menor, niego el consiguiente y la consecuencia. La razón de la distinción se toma de la conocida doctrina de San Pablo, en la que nos presenta a todos los carismáticos de la Iglesia en perfecta coordinación y subordinación respecto a los Apóstoles.

1204. D. En contra de la santidad. 12. La santidad moral es fruto de la libertad; es así que los frutos de la libertad no son necesarios; luego la santidad moral no es propiedad necesaria de la Iglesia.

Respuesta. Distingo la mayor. La santidad moral es fruto de la libertad de los hombres en unión del auxilio eficaz de Dios, concedo la mayor; sin el auxilio eficaz de Dios, niego la mayor y contradistíngo la menor. Los frutos de la libertad independientemente del auxilio eficaz de Dios no son necesarios, concedo la menor; en dependencia del auxilio eficaz de Dios, subdistingo: no son necesarios con necesidad precedente al ejercicio de la libertad, concedo; no son necesarios con necesidad consiguiente al ejercicio de la libertad, subdistingo de nuevo: no son necesarios con necesidad lógica, en virtud de la cual, quedan a salvo absolutamente la libertad de la creatura, se alcanzan sin embargo infaliblemente en virtud de la providencia eficaz de Dios, niego; no son necesarios con necesidad física, en virtud de la cual la providencia eficaz de Dios determinaría necesariamente a la creatura a una sola cosa concreta, concedo.

1205. 13. Jesucristo propuso la santidad moral como ejemplar, pero no prometió su providencia eficaz para alcanzarla; es así que sin la providencia eficaz de Dios no puede la Iglesia ser indefectiblemente santa; luego la santidad moral no puede decirse que sea propiedad necesaria de la Iglesia.

Respuesta. Distingo la mayor. Para alcanzar la santidad moral Jesucristo no prometió a la Iglesia su providencia eficaz, con palabras explícitas y expresas, puede pasar la mayor; no prometió su providencia eficaz a la Iglesia al menos implícitamente sin embargo verdadera y ciertamente, niego 'la mayor y hecha la contradistinción de la menor niego el consiguiente y la consecuencia.

14. De la observancia de los consejos evangélicos depende la santidad perfecta de la Iglesia; es así que Cristo no quiso absoluta y eficazmente la observancia de los consejos evangélicos, puesto que no la ordenó; luego tampoco quiso absoluta y eficazmente la santidad perfecta, y por tanto no es propiedad necesaria de la Iglesia.

Respuesta. Distingo la menor. Cristo no quiso exigir absoluta y eficazmente la observancia de los consejos a todos y cada uno de los fieles, concedo la menor; a la Iglesia misma, y por tanto a los fieles considerados en general y de un modo indeterminado, niego la menor.

1206. 15. Una propiedad necesaria de la Iglesia debe predicarse de todos los que sean verdaderamente miembros de la Iglesia; es así que la santidad moral no puede predicarse de los pecadores, los cuales sin embargo son verdaderamente miembros de la Iglesia; luego la santidad moral no es propiedad necesaria de la Iglesia.

Respuesta. Distingo la mayor. Debe predicarse en general e indeterminadamente de todos los que sean verdaderamente miembros de la Iglesia, concedo la mayor; debe predicarse determinada e individualmente de cada uno de los que sean verdaderamente miembros de la Iglesia, subdistingo: si fuera una propiedad que se predique acerca de la Iglesia en razón precisamente de cada uno de sus miembros, a cada uno de los cuales no puede faltar, concedo, en otro caso, niego. De este modo la Iglesia puede decirse que está regenerada por el Bautismo en razón de cada uno de sus miembros, a cada uno de los cuales no puede faltar la regeneración bautismal. Y hecha la contradistinción de la menor, niego el consiguiente y la consecuencia.

1207. 16. Para que pueda predicarse de la Iglesia la santidad moral como propiedad necesaria de ella, se requiere sencillamente el que sus miembros sean santos.; es así que la mayor parte de los miembros de la Iglesia son o pueden ser pecadores; luego no puede predicarse de la Iglesia la santidad moral como propiedad necesaria de ella.

Respuesta. Distingo la mayor. Para que la santidad moral sea propiedad necesaria de la Iglesia se requiere sencillamente el que sus mejores miembros, o sea los que están unidos verdaderamente a la Iglesia y participan plenamente de la vida de ésta, sean santos precisamente porque están unidos de este modo a ella y participan de la vida de ella, concedo la mayor; se requiere sencillamente el que sus miembros peores, esto es los que ni están verdaderamente unidos a la Iglesia ni participan plenamente de su vida sean santos, niego la mayor y contradistingo la menor. Son pecadores la mayor parte de los miembros de la Iglesia, pero ciertamente la peor parte y precisamente pecadores porque ni están unidos verdaderamente a la Iglesia ni participan plenamente de la vida de ésta, concedo la menor; son pecadores la mejor parte de la Iglesia, que está unida verdaderamente a la Iglesia y participa plenamente de la vida de ésta, niego la menor y hechas estas distinciones niego el consiguiente y la consecuencia. La razón de la distinción es porque la Iglesia, según la doctrina de San Pablo y de Jesucristo mismo es como un organismo. Ahora bien un organismo se dice sencillamente que está sano, si sus órganos más importantes están sanos aunque órganos de menor importancia estén enfermos. Igualmente un árbol es designado por sus propios frutos, a saber por aquellos que llegan a estar maduros precisamente porque estuvieron unidos verdaderamente al árbol y participaron plenamente de la vida de éste; en cambio el árbol no recibe la designación en virtud de sus frutos peores que participaron imperfectamente de la vida del árbol.

1208. 17. El bien se da en base a que la causa total es buena, en cambio el mal es el resultado de cualquier defecto; es así que en la Iglesia se dan muchos defectos de los pecadores; luego hay que decir que la Iglesia es mala más que santa.

Respuesta. Distingo la menor. Los pecados son propiamente defectos de la Iglesia, niego la menor; son más bien defectos de los miembros de la Iglesia, subdistingo: son defectos de los miembros de la Iglesia en cuanto que faltan voluntariamente a la índole perfecta de miembro y en cuanto que se apartan del influjo vital de la Iglesia, concedo; son defectos de los miembros de la Iglesia en cuanto tales y en cuanto se someten al influjo vital de la Iglesia, niego. Y hecha la distinción del consiguiente, se niega la consecuencia.

 

Articulo III

Notas que distinguen a la Iglesia verdadera

TESIS 31. La Unidad, la Catolicidad, la Apostolicidad, la Santidad son también Notas, que convienen exclusivamente a la Iglesia Romana, y por tanto la distinguen como Iglesia verdadera de Jesucristo respecto de las falsas.

1210. Nexo. En la tesis anterior hemos probado que los cuatro atributos de la Iglesia que se repiten en el Símbolo, son propiedades necesarias de la Iglesia, o sea que por institución de Jesucristo no pueden faltar a la Iglesia verdadera. Ahora afirmamos además: 1) que estas mismas propiedades son también Notas, o criterios por los que la verdadera Iglesia de Jesucristo puede distinguirse de las falsas; 2) que las mismas cuatro Notas convienen a la Iglesia Romano-católica; 3) que estas mismas cuatro Notas no se hallan en otros grupos cristianos. Así pues la tesis consta de tres partes.

1211. Nociones. Criterios de legitimidad de la Iglesia de Cristo son los signos sensibles, por los que la verdadera Iglesia visible se distingue de las falsas. Unos son accidentales, esto es que manifiestan de un modo contingente o desde fuera, como son los milagros. Otros en cambio son esenciales, o sea que provienen necesariamente o "ab intrínseco" de la realidad misma, y entonces se llaman Notas, y en verdad de la Iglesia visible en cuanto tal.

Por tanto NOTA de la Iglesia es la propiedad necesaria y visible de ésta, por la que la verdadera de Jesucristo se distingue de las falsas. Por lo cual debe estar señalada por cuatro condiciones, a saber debe ser: a) una propiedad necesaria, pues en otro caso no sería distintiva de la Iglesia, en cuanto que podría faltarle dicha propiedad; b) visible, al menos mediata o indirectamente, ya que en otro caso no distinguiría a la Iglesia como visible; c) más conocida por lo que concierne a nosotros que la Iglesia misma en concreto como verdadera, pues si no fuera así, no tendría ninguna ventaja en orden al reconocimiento de la Iglesia verdadera; d) que puede ser conocida fácilmente, ya que debe dar a conocer a la Iglesia verdadera, la cual debe ser acogida necesariamente por todos.

1212. Los autores suelen distinguir dos clases de Nota: a) Positiva, o sea la que tiene una función afirmativa, es aquella que una vez descubierta en algún grupo cristiano, por ese mismo hecho de haber sido descubierta en ese grupo se conoce que éste es la Iglesia verdadera de Jesucristo; por tanto se trata de una Nota exclusiva de la Iglesia verdadera. b) Negativa, o sea que posee una función negativa, es aquella que si falta en algún grupo cristiano, por este mismo hecho de faltar se conoce que éste no es la verdadera Iglesia de Jesucristo; no es por tanto necesariamente Nota exclusiva de la Iglesia verdadera. Por consiguiente toda propiedad necesaria de la Iglesia es por ello mismo Nota negativa de ella y viceversa. En cambio toda Nota positiva de la Iglesia es propiedad necesaria de ella, pero no al contrario.

1213. Una propiedad necesaria de la Iglesia puede revestir también y de hecho reviste en la Iglesia verdadera naturaleza sobrenatural; sin embargo el aspecto de Nota propiamente dicha prescinde de esta naturaleza sobrenatural. El aspecto de sello divino o milagro moral puede ciertamente acercarse y de hecho se acerca en la Iglesia verdadera al aspecto de Nota; sin embargo el aspecto de Nota en sentido estricto prescinde también de este aspecto de sello divino. Por consiguiente la argumentación en base a las Notas, de la cual se trata en esta tesis, se diferencia y prescinde de la argumentación en base al sello divino, de la cual hablaremos un poco en la Digresión que sigue a la tesis, n2.1276s.

1214. Por IGLESIA ROMANA entendemos la Iglesia universal extendida por todo el orbe, la cual mantiene la unión y la comunión con la Iglesia Romana. Solamente a esta Iglesia decimos que le competen las cuatro Notas del Símbolo, con lo cual pretendemos en verdad dar a entender dos cosas: 1) positivamente que estas cuatro Notas se dan de hecho en la Iglesia Romana; 2) negativamente que estas mismas cuatro Notas no se dan en otros grupos cristianos, tanto cismáticos como son los Orientales disidentes y los Anglicanos, como herejes cual son los Protestantes.

1215. Historia de la cuestión. 1) Los Protestantes Luteranos, Calvinistas, Zwinglianos y Anglicanos sostienen que las Notas de la Iglesia son «la predicación pura de la palabra de Dios y la administración recta de los sacramentos». No obstante la pureza y la rectitud que proponen no son más conocidas que la Iglesia misma ni pueden conocerse con certeza a no ser por la autoridad doctrinal de la Iglesia misma, a la cual por consiguiente deben presuponer como ya conocida. Por tanto no pueden ser Notas.

1216. 2) Los Orientales disidentes de épocas pasadas al escribir acerca de las Notas de la Iglesia a partir del siglo XVII, proponían las mismas que los Católicos, e intentaban aplicar éstas bien a sus iglesias o bien las explicaón especialmente acerca de la Iglesia trascendente, y no acerca de la Iglesia terrestre. Después de MACARIO BULGAKOV, a mitad del siglo XIX, sostienen comúnmente «que la verdadera Iglesia es aquella, que conserva en verdad y sin cambio la doctrina infalible de la antigua Iglesia universal y se mantiene fiel a ella en todo».

Ciertamente está fuera de duda el que la Iglesia verdadera tiene que enseñar necesariamente y siempre una doctrina que esté de acuerdo con la doctrina de la Iglesia antigua, ahora bien esta armonía con la doctrina de la Iglesia antigua no puede llamarse Nota de la Iglesia, puesto que no es visible, ni es fácil de poder conocerse, ni es más conocida que la Iglesia misma; en efecto al surgir una nueva herejía solamente puede saberse con absoluta certeza cuál de las dos sentencias es conforme con la doctrina de la Iglesia antigua, por el conocimiento que ya se tiene de la Iglesia verdadera e infalible. Por otra parte los Orientales, que añaden esta Nota a la Iglesia, suponen gratuita y falsamente que la autoridad de la Iglesia para decidir infaliblemente en las controversias acerca de la doctrina queda restringida a los siete primeros Concilios Ecuménicos.

1217. Sentencias de los teólogos.

Todos sostienen que con las cuatro Notas consideradas simultáneamente se reconoce a la Iglesia verdadera.

También sostienen todos que por faltar incluso una sola de estas Notas se saca la conclusión de que el grupo que carece de ella no es la verdadera Iglesia de Jesucristo.

También sostienen todos que estas cuatro Notas incluso consideradas por separado, en cuanto que en la existencia concreta de éstas llevan consigo la naturaleza del sello divino, son Notas positivas.

Prescindiendo de la naturaleza del sello divino, aunque incluido el Primado en la unidad y en la apostolicidad, las cuatro consideradas simultáneamente son reconocidas por todos como Notas positivas.

5) Prescindiendo de la naturaleza del sello divino y del Primado, muchos sostienen que las cuatro consideradas en su conjunto son una Nota positiva, por la que se reconoce a la Iglesia verdadera y ciertamente por la vía de la afirmación.

6) Prescindiendo de la naturaleza del sello divino y del Primado, casi todos sostienen que las cuatro consideradas en conjunto equivalen a una Nota positiva, en cuanto que se muestra por vía de exclusión que solamente convienen a la Iglesia Romana.

1218. N.B. La prueba en base a las Notas por la vía de la afirmación se reduce a lo siguiente: Estas cuatro Notas pueden hallarse exclusivamente en la Iglesia verdadera; es así que de hecho se hallan en la Iglesia Romano-Católica; luego solamente la Iglesia Romano-Católica es la Iglesia verdadera. Esta es la prueba en sentido estricto que está basada en las Notas positivas, ya que en la proposición mayor se da la definición de Nota positiva.

La prueba en base a las Notas por vía de exclusión se reduce a. los siguiente: Estas cuatro Notas no pueden faltar a la Iglesia verdadera; es así que no faltan a la Iglesia Romano-Católica, y en cambio sí que faltan a todos los otros grupos cristianos; luego solamente la Iglesia Romano-Católica es la verdadera Iglesia de Jesucristo. Esta es la prueba que tiene su punto de partida en la definición de Nota negativa, la cual se da en la proposición mayor, pero equivale a la demostración basada en las Notas positivas en favor de la Iglesia Romano-Católica ya que quedan excluidos todos los otros grupos cristianos.

1219. Estado de la cuestión. a) Probamos que las cuatro propiedades del Símbolo son las Notas de la Iglesia verdadera, no bajo todos los aspectos sino bajo un aspecto cierto, a saber consideramos la unidad y la catolicidad no de derecho, sino de hecho; la apostolicidad de sucesión no formal, sino material; la santidad moral no interna, sino manifestada por medio de las obras. Pues bajo otros aspectos no nos consta con certeza que estas propiedades revistan la naturaleza de Nota.

Prescindimos de la naturaleza de sello divino, esto es de milagro moral, puesto que de la prueba basada en el milagro moral de la Iglesia hemos hablado en el tratado anterior y volveremos a hablar brevemente en el n4.1276s.

Prescindimos del Primado, ora porque ya hemos mostrado en la tesis 11 cómo se concluye de él el que solamente la Iglesia Romano-Católica es la verdadera Iglesia de Cristo, ora también porque no queremos que nos rechacen de principio los herejes y los disidentes que creen en Cristo, a los que también va dirigida nuestra tesis, los cuales nada rechazan con más terquedad que el reconocer el Primado de la Iglesia.

d) Queremos por último argüir basándonos en las cuatro Notas consideradas en su conjunto, a saber en cuanto que se muestra por la vía de exclusión que convienen solamente a la Iglesia Romano-Católica, según hemos explicado en el nº. anterior.

1220. Doctrina de la Iglesia. a) Está definido en el Concilio Vacticano I (D 1793) que la Iglesia está dotada de Notas manifiestas por las que puede ser reconocida. b) El que las cuatro propiedades de la Iglesia, que se repiten en el Símbolo, son las Notas de la Iglesia, si se consideran en su conjunto y quedando incluido el Primado en la unidad,,es doctrina católica, según el decreto «Apostolicae Sedis» dado a los Obispos de Inglaterra: D 1686. c) Que estas mismas propiedades consideradas en su conjunto, prescindiendo del Primado, son las Notas por las que la verdadera Iglesia de Cristo se distingue de las falsas, es doctrina cierta en Teología, basándonos en los argumentos con los que probamos la tesis.

1221. La prueba se desarrolla del siguiente modo.

1ª.. Parte. Las cuatro propiedades del Símbolo son Notas verdaderamente (1222).

2ª . Parte. Convienen a la Iglesia Católica:

La Unidad, según consta por la vigencia del CIC que exige la unidad total;

La Catolicidad, la cual la ponen de manifiesto las estadísticas comparadas de las confesiones cristianas;

La Apostolicidad, la cual queda probada con la sucesión continua en la Sede Romana a partir de San Pedro;

La Santidad, la cual la demuestran: 1) Los monumentos históricos, como son, a) las Actas de los Concilios, b) los escritos de los SS.Padres, c) las Actas de los Santos: 2) Los procesos, a) de las beatificaciones, b) de las canonizaciones; 3)Los institutos de perfección, a) de clérigos, b) de religiosos (1223-1240).

3ª. Parte. Otras confesiones cristianas carecen de estas Notas (1241).

A. Carecen o bien de unidad o bien de catolicidad.

A los Protestantes les falta, si se consideran en su conjunto, la unidad, y si se consideran por separado, la catolicidad. 1º. Los Protestantes considerados en su conjunto carecen de unidad, a) de gobierno y, b) de fe, más aún, c) solamente desean una acierta confederación de las Iglesias. 2º. Los Protestantes considerados por separado carecen de catolicidad, esto es, de una gran difusión, a) numérica, b) geográfica, c) perpetua (1242ss)

A los Disidentes les falta, si se consideran en su conjunto, la unidad, si se les considera por separado, la catolicidad. 1º. Los Disidentes, considerados en su conjunto, a) carecen de unidad de gobierno, b) excluyen la unidad según su principio de Autocefalía, c) se oponen mucho más a la unidad aquellos que se adhieren al Pancristianismo. 2º. Los Disidentes considerados por separado carecen de catolicidad, esto es, de una gran difusión a) numérica, b) geográfica, c) perpetua (1245s).

B. La Nota de apostolicidad falta en las otras sectas.

1) Les falta a éstas la apostolicidad de sucesión formal. 1º. Puesto que carecen o bien de unidad o bien de catolicidad sin las cuales no puede darse la apostolicidad de sucesión formal. 2º. Porque carecen de un cuerpo de Pastores constituido bajo el Primado, según lo constituyó Jesucristo en los Apóstoles: a) los Protestantes, ya que a partir del siglo XVI rechazaron el Primado; b) los Disidentes, ya que a partir del siglo XI negaron el Primado, y ciertamente en contra del reconocimiento de los Orientales en los Concilios, a) antes de Focio, en los Concilio de Efeso, Calcedonia y el III de Constantinopla, 13) en tiempo de Focio, en el Concilio IV de Constantinopla, F) en favor de la unión, en el Concilio II Lión y en el de Florencia (1247ss).

2) La apostolicidad de sucesión material no resplandece en las sectas como resplandece en la Iglesia Católica. 1º. Los Protestantes, a) todos ellos carecen de una Sede inmediatamente fundada por los Apóstoles, b) los Episcopalianos sólo tienen una sucesión indirecta en el Orden; c) los que no admiten el Episcopado carecen absolutamente de toda sucesión. 2º. Los Disidentes, a) tienen algunas Sedes, a saber la Antioquena y la Alejandrina, fundadas por los Apóstoles, sin embargo b) su sucesión es sólo indirecta. 3º. La sucesión meramente material en el Orden de los Protestantes y de los Disidentes no es una Nota para reconocer a la Iglesia, ya que puede darse entre herejes que están fuera de la verdadera Iglesia (1250-1253)

C. Las sectas carecen de la Nota de santidad.

Muchas sectas de los Protestantes: 1º. De derecho, esto es según los principios de ellos, deberían carecer de toda santidad cristiana. 2º. De hecho carecen de una santidad continuada a causa de la falta de institutos de perfección. 3º. Los frutos de santidad, que alcanzan, son efectos de otras causas (1254-1258).

Las Iglesias de los Disidentes se apartan de la Nota de santidad: 1º. Los Disidentes respecto a los Protestantes: a) Usan muchos medios de santidad, α) doctrinales. β) litúrgicos, Γ) sacramentales; b) alcanzan frutos más abundantes de santidad que los Protestantes, α) por los medios empleados, β) por sus Clérigos y Monjes, Γ) por el reconocimiento y el culto de los Santos. 2º. Los Disidentes respecto a los Católicos: a) Emplean menos medios de santidad, pues carecen α) de la autoridad universal, β) del Magisterio infalible, Γ) de la plenitud de los Sacramentos; b) alcanzan menos frutos de santidad, α) en las obras de piedad, β) en la perfección de los Ministros, Γ) en el número y comprobación de los Santos; c) los medios para santificar, que emplean los Disidentes, no pueden decirse que sean propios de ellos, sino de la Iglesia Católica, habiéndolos sacado de la cual, los retienen (1259-1263).

1222. 1ª. Parte: La Unidad, la Catolicidad, la Apostolicidad, la Santidad son las Notas por las cuales es reconocida la verdadera Iglesia de Jesucristo.

Se prueba por la noción dada de Nota. En efecto estos cuatro atributos del Símbolo son las propiedades necesarias de la Iglesia; es así que además son visibles, se pueden conocer fácilmente y son más conocidas que la Iglesia misma que debe ser distinguida en concreto como verdadera: a) la unidad social de hecho de la Iglesia en la profesión de fe, en la obediencia al gobierno y en la realización del culto; b) la catolicidad moral de hecho, la cual es una gran difusión numérica y geográfica de los fieles de la Iglesia por todo el orbe; c) la apostolicidad de sucesión material, que es la simple continuación de una persona después de otra en el hecho de desempeñar algún cargo; d) la santidad moral ordinaria, perfecta y heroica, puesto que se manifiesta por las obras de caridad, con las cuales está siempre unida.

1223. 24. Parte. Estas cuatro Notas convienen a la Iglesia Romano-Católica.

A. La unidad conviene a la Iglesia Romano-Católica.

En la Iglesia Romano-Católica todos los fieles del universo entero de hecho están subordinados y obedecen a una sola potestad suprema de la Santa Sede Romana, en la doctrina de la fe, en el gobierno y en el culto, y ciertamente a la perfección y de modo manifiesto; luego a la Iglesia Romano-Católica le conviene a la perfección y de modo manifiesto la

Se prueba el antecedente por el Código de Derecho Canónico, en cuanto que es plenamente sabido que éste está vigente en todas partes y es observado por todos; lo cual se comprueba también por las Actas de la Sede Apostólica, en las cuales aparece el ejercicio diario y universal de esta única potestad. En efecto solamente por el índice del CIC aparecen de modo manifiesto: 1) la universal potestad legislativa que ejerce la Santa Sede (1.1 cn.8-24); 2) que el sujeto de esta potestad suprema es el Romano Pontífice y el Concilio Ecuménico subordinado a éste (1.2 cn.218- 229), y que los órganos principales con los que la ejerce son las Sagradas Congregaciones y los Tribunales de la Curia Romana (1.2 cn.246-264); 3) que los súbditos de esta potestad son todos los fieles del orbe entero sean clérigos, sean religiosos o sean laicos (1.2 cn.108-214, 265-725); 4) que el objeto de esta potestad es: a) la santificación y el culto divino (1.3 cn.731- 1321); b) el Magisterio y la doctrina de fe (1.3 cn.1322-1408); c) la administración y el gobierno, dotado de potestad incluso judicial y coercitiva (1.3 cn.1409-1551 y 1.4-5 cn.1552-2414); luego la unidad que de hecho está vigente en la Iglesia Romano-Católica es perfecta y manifiesta, tanto en el Gobierno como en el Magisterio y en el Culto, y lleva existiendo ya ciertamente desde hace muchos siglos, pues el Código de Derecho Canónico ha sido principalmente realizado a fin de «reunir en un solo texto todas las leyes de la Iglesia publicadas hasta estos tiempos».

Así pues acerca de la unidad perfecta y manifiesta de la Iglesia Romano-Católica, se comprueba que el testimonio luminosísimo de San IRENEO en lo sucesivo incluso hasta nuestros días es muy verdadero (R 192).

1224. B. A la Iglesia Romano-Católica le conviene la catolicidad.

A la Iglesia Romano-Católica le conviene de hecho una gran difusión numérica y geográfica simultánea y perpetua, y en verdad juntamente con una gran unidad; luego a la Iglesia Romano-Católica le conviene de hecho de modo manifiesto la catolicidad.

El antecedente está claramente patente por las estadísticas. Baste las que damos a continuación.

El total de los habitantes de la tierra sobrepasa /a cifra de 2.500.000.000 de habitantes. De éstos,

Según Fischer:

Católicos 400.000.000

Protestantes 208.000.000

Otros cristianos... ............................ 179.000.000

Así pues el total de los cristianos es de 787.000.000 = 37 % de los hombres.

Según D'Espierres:

luxta D'Espierres sunt Catholici Protestantes Alii Christiani

in Europa …………………….. 209.672.679 ……… 127.212.452……..110.812.834

in America …………………….136.357.425 ……………39.6,0.824…………..414.019

in Asia …………………………...19.196.956.. …………..5.047.539……….23.208.948

in Africa ……..6.256.905…………....6.872.266………...8.825.455

In Oceania ……………………….. 2.085.814 ……………..6.711.616…………..364.041

SUMMA TOTALIS…………….373.569.779…………..185.454697……..143.625.297

Según Krose:

Iuxta Krose Catholici Protestantes Alii Christiani

in Europa……………211.734.000………. 117.782.000 …….137.462.000

in America…………..141.526.000………….58.346.000…………...1.282.000

in Asia…………………19.450.000…………….6.176.000 …………13.272.000

in Africa…………………..7.595.000…………….. 5.434.000……………4.783.000

in Oceanía ……………….1.883.000……………..6.681.000………..

SUMMA TOTALIS ….382.190.000 ……...194.419.000… 156.799.000

Según Krose, la relación porcentual de las Confesiones respecto al número de habitantes de la tierra:

1 Extendidos por todo el orbe

2 Residentes principalmente en Asia

1. Diffusi per orbem 2. Incotentes praesertim Asiam

Christiani 733.408.000 --- 36 % Confutiani 352.150.000 --- 17 %

Catholici 382.190.000 ------19 % Hinduisti 245.734.000 ------ 12 %

Protestantes 194.419.000----- 9 % Buddhisti 211.255.000 ----- 10 %

Alii christiani 156.799.000-----8 % Taoist-Sintoisti 58.000.000 - 3 %

Iudaei 15.265.000 --------- 1 % Mahometani 234.066.000 - 11 %

Sine religione 77.630.000 --- 4 % Alii confess 114.874.000 --- 6 %

Según J.Despont, Secretario General de la Propagación de la Fe, 1951

Christiani 816.477.547 ---- 36 %

Cathotiti 453.351.586 -------20 %

Protestantes 202.007.811 ----- 9 %

Orthodoxi 161.118.150 --------7 %

Ludaei 11.690.833 --------------1%

Mundi incolae. 2.438.576.447 -100 %

Pagani 913.105.260 ---------------41,0 %

Brahrn.-Hindous. 574.778.360---25,5 %

Bouddistae 225.021.000-----------10,0%

Animísate 113.305.9005 -----------5,5 %

Musulmani 374.494.360 ----------17,0 %

Sine Religione 91.505.600 -------- 5,5 %

Según Herder de la-Enciclopedia Británica, ed. 1953

Christiani 750.292.154 Mahometani 315.699.603

Catholici 425.508.220 Confociani 300.290.500

Protestantes 196.503.520 Bouddistatae 150.300.000

Orthodoxi 128.280.4.14 Hindous- Tuoistae 330.892.200

Hutaei 11.532.500 Relig. naturalis 121.150.000

Mundi incolae 2.367.737.000 Sine Religione 387.579.153

Según «Bilan du Monde», Enciclopedia Católica Cristiana, vol. I (1958-1959), págs. 126, 131, 135, 137, 175, 195.

Christiani 820.000.000 Iudaei 12.000.000

Catholici 456.000.000 Islamitae 365.000.000

Orthodoxi 170.000.000 Hindouístae 320.000.000

Protestantes 160.000,000 Bouddistae 150/300.000.000

Anglicani 50.000.000 Mundi incol 2.500.000.000

1225. Una vez revisadas las estadísticas que preceden queda claramente manifiesta la catolicidad de la Iglesia Romano-Católica. En efecto a) Está clara la gran difusión numérica tanto absoluta como relativa, esto es comparada con la difusión numérica de las otras confesiones cristianas consideradas incluso en su conjunto, a las cuales supera; más aún ni siquiera en el mundo hay una religión que tenga tantos seguidores. b) Es evidente su gran difusión geográfica, puesto que florece en todas las partes del mundo, y ciertamente de forma que en todas partes en una sola y la misma y está en verdad por encima de las fronteras nacionales, lo cual sin lugar a dudas no puede decirse de las otras confesiones cristianas. c) Esta gran difusión es de modo manifiesto no física sino moral, puesto que de hecho nunca alcanza físicamente a todos los hombres y a todos los lugares, y porque ha experimentado no pocas variaciones en distintas regiones. d) Por último esta misma difusión es perpetua y simultánea, ya que después que la Iglesia, una vez que se ha desarrollado, ha alcanzado esta difusión, la ha mantenido siempre y al mismo tiempo hasta nuestros días.

Ilustración:

1 Aumentos continuos del CATOLICISMO y disminuciones de éste a causa de la separación de los disidentes

2 Católicos: 400 x 10

3 a- Arrianos

b Nestorianos y Monofisitas

c Orientales ortodoxos

d Protestantes

Por tanto con todo derecho y razón podemos afirmar incluso hoy día lo que sostenía en su tiempo San AGUSTIN, a saber que la Iglesia verdadera puede ser reconocida por todos a causa de la Nota de Catolicidad y puede ser distinguida de las sectas herejes o disidentes (R 1548).

1226. C. A la Iglesia Romano-Católica le conviene la apostolicidad.

En efecto a la Iglesia Romano-Católica le compete claramente el poseer la Sede Romana fundada por los Apóstoles Pedro y Pablo, en la cual mediante una serie jamás interrumpida, han sucedido directamente los Obispos, y de la cual las otras Sedes de todo el orbe han recibido siempre la potestad, mediante una sucesión indirectamente apostólica (cf. R 297). Es así que en esto consiste evidentemente la apostolicidad de la sucesión material tanto directa como indirecta; luego a la Iglesia Romano-Católica le conviene de modo evidente y con plenitud la apostolicidad de la sucesión material.

1227. Así pues la- Iglesia Romano-Católica puede hacer llegar hasta hoy con el mayor de los derechos el argumento, que ya en el siglo II esgrimía San IRENEO con estas palabras: «Por tanto al cimentar y levantar los bienaventurados Apóstoles la Iglesia, entregaron el Episcopado de la administración de la Iglesia a Lino... Y a éste le sucedió Anacleto; después de éste, en tercer lugar a partir de los Apóstoles, alcanza el Episcopado Clemente... En el duodécimo lugar a partir de los Apóstoles tiene el Episcopado Eleuterio». Y del mismo modo en una sucesión ininterrumpida de unos a otros ahora, en el año MCMLXII, Juan XXIII ocupa el Episcopado en el lugar CCLXII a partir de los Apóstoles. «Con esta ordenación y sucesión, ha llegado hasta nosotros la tradición que se da en la Iglesia desde los Apóstoles y el anuncio de la verdad. Y es totalmente plena esta presentación de que es una sola y la misma la fe vivificadora, que ha sido conservada y transmitida en la verdad dentro de la Iglesia desde los Apóstoles» (R 211; Kch 126)

1228. D. A la Iglesia Romano-Católica le conviene de hecho la santidad.

A la Iglesia Romano-Católica le conviene de forma manifiesta la santidad moral, incluso la perfecta y heroica, y esto lo probamos sobre todo por tres capítulos; 1) por los monumentos históricos de la antigüedadd; 2) por los procesos de Canonización de los Santos; 3) por los Institutos permanentes de perfección.

1) Por los monumentos históricos de la antigüedad probamos principalmente el que la santidad moral ha florecido en la Iglesia antes de los tiempos del cisma de los Orientales (865 ó 1053 d.J.: cf. D 330, 350). a) Por las Actas de los Concilios generales y particulares de la Iglesia universal, que han sido coleccionados en orden cronológico por MANSI en 53 volúmenes en folio, de los cuales los 19 primeros llegan hasta el año 1070; b) Por los escritos de los Santos Padres tanto griegos como latinos, los cuales los coleccionó en orden cronológicos MIGNE en su Patrología, en 387 volúmenes, de los cuales los 100 primeros volúmenes de cada serie contienen lo que se escribió antes del cisma oriental; c) Por las Actas de los Santos tanto mártires como confesores, las cuales fueron publicadas por los Bolandistas en 65 volúmenes en folio.

1229. Ahora bien: a) En las Actas de los Concilios aparecen los criterios y las normas no sólo doctrinales, sino también de la santidad debida que llevaban los fieles; b) En los escritos de los Santos Padres tenemos ejemplos preclaros no sólo de la ciencia, sino también de la perfección moral de aquellos en la Iglesia; c) Por último en las Actas de los Santos se narran hechos extraordinarios que prueban que ha habido muchísimos Mártires y Confesores de cuya santidad moral incluso perfecta y heroica no puede dudarse. Por tanto en virtud de los monumentos históricos de la antigüedad consta abundantemente que la santidad moral incluso perfecta y heroica le conviene a la Iglesia «antes del tiempo del cisma de los Orientales; es así que la Iglesia antes del tiempo del cisma de los Orientales obedecía a la Sede Apostólica Romana y estaba en comunión con ella; luego consta abundantemente por los monumentos históricos de la antigüedad que a la Iglesia Romano-Católica le conviene la santidad moral incluso la perfecta y la heroica.

1230. 2) Por los procesos de la Canonización de los Santos probamos que la santidad moral, incluso la perfecta y la heroica, ha florecido en la Iglesia Romano-Católica a partir sobre todo de finales del siglo X, cuando los Romanos Pontífices se reservaron para ello la definición definitiva de estas causas.

Hechos que se presuponen en esta argumentación. Los Romanos Pontífices, de hecho ya JUAN XV (a.D. 985-996), y en sentido más estricto ALEJANDRO III (a.D. 1159-1181), se reservan el juicio último en las causas de los Santos. Después de haber surgido el Protestantismo eran establecidas reglas cada vez más severas del proceso de canonización de los Santos por LEON X (a.D. 15131521), por SIXTO V (a.D. 1585-1590), por URBANO VIII (a.D. 16231644) y por BENEDICTO XIV (a.D. 1740-1758). Por último fue promulgado de nuevo por BENEDICTO XV en el CIC (a.D. 1917) el derecho vigente con todo detalle.

1231. a) En cuanto a los Procesos que se instruyen antes de la Beatificación y de la Canonización, uno es el diocesano, y muchos otros son los romanos. El primero es el proceso informativo, en presencia de los tribunales diocesanos acerca de los escritos,de la vida y de las costumbres «de non cultu» del siervo de Dios.

Ahora bien los procesos romanos son: a) El introductorio, en el cual se someten a examen prácticamente los mismos documentos que se han visto en el proceso diocesano, y se completan; b) «De Venerabili», acerca de la fama y la heroicidad de las virtudes del siervo de Dios, las cuales deben ser probadas en un juicio contradictorio: este proceso se somete al juicio de tres Congregaciones: una que se llama antepreparatoria, otra preparatoria y una tercera general, en la cual los Cardenales han dado su voto consultivo, y el juicio queda reservado al Sumo Pontífice en persona, el cual manda promulgar el decreto acerca de la heroicidad de las virtudes, y a partir de entonces el siervo de Dios puede ser llamado Venerable; c) Acerca de los milagros, que deben ser examinados y comprobados por peritos en la carrera de medicina, el cual proceso debe ser sometido, al igual que el anterior a la aprobación de tres Congregaciones; d) Proceso que recibe el nombre de «tuto» en orden a la Beatificación, porque se concluye con el decreto, de que «puede procederse con seguridad a la Beatificación», al cual proceso le sigue por tanto la Beatificación solemne.

1232. b) Se lleva a cabo un triple proceso de Canonización: e) El primero acerca de los efectos saludables de la Beatificación; f) sobre los nuevos milagros, que han de ser aprobados por las tres Congregaciones, según se ha dicho acerca de los milagros antes de la Beatificación; g) el proceso de «tuto» en orden a la Canonización, el cual se desarrolla en tres Consistorios: en un Consistorio secreto, en el cual son interrogados solos y todos los Cardenales y emiten el voto de «placet»; en un Consistorio público, en el cual las diócesis y las comisiones ponentes resaltan mediante un orador los méritos del Beato y suplican la Canonización de éste, a los cuales responde el Secretario exhortando a la oración; en un Consistorio semipúblico, en el cual los Cardenales y los Obispos que viven en Roma, después de un serio estudio de la causa, dan su voto al Secretario; y por último estos votos los ratifica según su voluntad el Sumo Pontífice y señala el día para la solemne Canonización.

1233. Dando por supuesto todo esto argumentamos ya. Por los procesos de Beatificación y de Canonización se ve de modo manifiesto comprobada la santidad moral e incluso la perfecta y heroica y confirmada en verdad por Dios mediante la gracia de los milagros; es así que en la Iglesia Romano-Católica después de un proceso muy severo de Canonización han sido beatificadas y canonizadas muchísimas personas; luego por los procesos de Beatificación y de Canonización se ve manifiestamente comprobado el que a la Iglesia Romano-Católica le conviene la santidad moral incluso la perfecta y heroica.

1234. En cuanto a la menor antes del siglo XVI fueron canonizados por el Papa con formal decreto 53 Santos, v.gr. San Eduardo Rey, San Anselmo, San Bernardo, Santo Domingo, San Francisco, San Antonio de Padua, San Luis Rey, SantoTomás, San Buenaventura, San Raimundo de Peñafort, Santa Brígida, Santa Catalina, San Vicente Ferrer y otros. Y a partir del siglo XVI, estando ya vigente un proceso más riguroso de Canonización, han sido canonizados muchos: a) Y en verdad 34 de ellos habían vivido antes de brotar el Protestantismo, v.gr. San Francisco de Paula, San Antonino, San Lorenzo Justiniano, Santa Isabel de Portugal, los siete fundadores de la Orden de los Servitas, San acinto y otros; b) y gran parte de ellos que vivieron después de haber brotado el Protestantismo, como Santo Tomás de Villanueva, San Juan de Dios, San Ignacio de Loyola, San Felipe Neri, San Pedro de Alcántara, San Camilo de Lelis, San Francisco Javier, San Carlos Borromeo, San Francisco de Borja, San Vicente Paúl, Santa Teresa, San Luis, San Francisco de Sales, San Juan de la Cruz, San Pedro Claver, San José de Calasanz y otros incontables. Y en efecto en los cuatro siglos, desde que surgió el Protestantismo el año 1517 hasta el año 1917, en que fue promulgado el CIC, fueron proclamados solemnemente en la Iglesia Romano-Católica 113 Santos y 542 Beatos.

1235. Y posteriormente según la forma rígida del proceso de Beatificación y Canonización promulgada en el CIC, se han celebrado muchísimas Beatificaciones y Canonizaciones solemnes, de forma que solamente PIO XI proclamó 496 Beatos y 34 Santos, entre los cuales hay que citar a Santa Teresa del Niño Jesús, a San Pedro Canisio, a Santa Sofía Barat, a San Juan María Vianney, a San Juan Eúdes, a San Roberto Belarmino, a San Juan Bosco, a San Juan Leonardi, a Santa Gema Galgani y a otros. Por tanto consta abundantemente por los procesos de Beatificación y de Canonización que en la Iglesia Romano-Católica ha florecido la santidad incluso la perfecta y la heroica desde finales del siglo X hasta nuestros días.

1236. 3) Por los Institutos permanentes de perfección probamos que la santidad moral incluso la perfecta y la heroica le conviene a la Iglesia Romano-Católica. Los Institutos permanentes de los cuales hablamos son: a) El estado de Clérigos seculares, b) el estado de Religiosos, según las palabras de Santo TOMAS, 2.2 q.111 a.2 al 2: «El hábito de santidad, v.gr. de la Religión o Clericado, significa el estado, por el que alguien queda obligado a las obras de perfección». Basándonos en esto argüimos: El estado de Clérigos y Religiosos lleva por su propia naturaleza a la santidad moral incluso a la perfecta y a la heroica; es así que ambos estados siempre han florecido de hecho en la Iglesia Romano-Católica; luego por los Institutos permanentes de perfección consta que la santidad moral incluso la perfecta y la heroica conviene a la Iglesia Romano-Católica.

1237. En cuanto a la mayor. a) El estado de los Clérigos seculares lleva por su propia naturaleza a la santidad moral incluso a la perfecta y a la heroica, ya que en general supone, aparte de aquello a lo que están obligados todos los fieles, la obligación de observar lo que se prescribe a los Clérigos en el CIC 1.2 p.1; y en concreto porque requiere la entrega al culto divino y a los ministerios sagrados, y exige además el dar garantías de obediencia la cual al menos desde el siglo V se promete formalmente en la Ordenación, y exige además de la castidad también el celibato, cuando menos en la Iglesia occidental, en la que poco a poco a partir del siglo IV prevaleció y después de San Gregorio Magno fue ordenado por el derecho común.

1238. En cuanto a la mayor. b) El estado de los Religiosos lleva por su propia naturaleza a la santidad moral incluso a la perfecta y heroica, de forma que la Iglesia misma reconoce que es y lo llama estado propiamente tal para adquirir la
perfección.
Y la razón es porque en general requiere, aparte aquello a lo que están obligados todos los fieles, la observancia de todo lo que ordena para ellos el CIC 1.2, p.2; y en concreto porque conlleva la obligación de tender a la perfección mediante
la observancia de los consejos evangélicos ya desde el tiempo de los Ascetas del siglo II; porque exige llevar una vida separada del mundo y apartada de muchísimas cosas de suyo lícitas a partir del tiempo de los Anacoretas de San Antonio Abad a finales del siglo III; exige una forma de vivir en comunidad a partir de la época de los Cenobitas de San Pacomio a comienzos del siglo IV; exige el someterse a alguna Regla desde los tiempos de los Monjes de San Basilio y de San Martín de Tours a mediados del siglo IV; exige la observancia de una Regla más estricta y de la estabilidad de los votos y de la obediencia a partir del tiempo de las Ordenes de San Benito en el siglo VI; exige el cumplimiento de los tres votos, de pobreza, de castidad y de obediencia y la entrega al apostolado de las almas a partir de la época de las Ordenes mendicantes de San Francisco y de Santo Domingo en el siglo XIII; exige por último una mayor dedicación al apostolado de toda clase a partir del tiempo de los Clérigos regulares de San Ignacio en el siglo XVI y de otros muchísimos Institutos que fueron instituidos después.

1239. En cuanto a la menor. a) Consta por la Historia de la Iglesia que el estado de los Clérigos seculares siempre ha florecido en la Iglesia Romano-Católica; en efecto siempre ha sido incumbencia del cargo de los Clérigos sobre todo los seculares el ordenar, el dirigir y el promover la vida moral, ascética y religiosa de la Iglesia Romano-Católica. Y está claro además que este estado de los Clérigos florece de un modo especialísimo en nuestros días, ya por el número de éstos, los cuales alcanzan o superan los 275.000, y por las jurisdicciones territoriales confiadas principalmente a su cuidado, las cuales son alrededor de unas 254.000, esto es 1780 Patriarcados, Archidiócesis y Diócesis, y 374 Prelaturas, Administraciones, Vicariatos, Prefecturas o Misiones Apostólicas.

1240. En cuanto a la menor. b) El que el estado de los Religiosos ha florecido siempre en la Iglesia Romano-Católica, consta por la Historia de éstos, la cual ha publicado recientemente HEIMBUCHER; esto está claro atendiendo al enorme número de Santos, Beatos, Venerables y Siervos de Dios, tanto varones como mujeres que vivieron esta vida en el estado religioso; se ve claro por las insignes y permanentes obras de caridad que siempre han ejercido, y principalmente desde el siglo VI la Orden de San Benito, desde el siglo XII los Cistercienses y Premonstratenses, desde el siglo XIII los Franciscanos, los Dominicos, los Agustinos y los Carmelitos, desde el siglo XVI la Compañía de Jesús, y con enorme mérito digno de encomio los Institutos Mayores dedicados a las obras de caridad que fueron fundados por San Juan de Dios y por San Vicente de Paúl, cuya caridad la imitaron después otros innumerables Institutos de Religiosos y de Religiosas; y a finales del siglo XIX y comienzos del nuestro sobresalen de modo especialísimo las obras de caridad que tienen como fundadores a San Juan Bosco y a San José Cotolengo. Hay que añadir sobre todas las obras de caridad la obra eximia de la evangelización de los infieles, que sobre todo a partir del siglo XVI ejercen más que ningún otro los Religiosos. El que en nuestros días florece de un modo especialísimo el estado de los Religiosos consta por la Estadística de la Sagrada Congregación de los Religiosos, 1942, donde se citan las Ordenes y Congregaciones de derecho Pontificio, a saber 156 de varones con 220.041 religiosos, y 732 de mujeres con 586.646 religiosas:

Luego por los Institutos permanentes de perfección consta que la santidad moral incluso la perfecta y la heroica le pertenece a la Iglesia Romano-Católica.

1241. 3ª. Parte. Las cuatro Notas antes citadas no les convienen a las restantes Confesiones cristianas.

Las cuatro Notas faltan en las otras Confesiones de los Cristianos; luego solamente pertenecen a la Iglesia Romano-Católica y por consiguiente la distinguen como verdadera Iglesia de Cristo de las falsas. La conclusión está clara por la prueba de las dos partes que preceden. Hay que probar la afirmación del antecedente.

1242. A. A los Protestantes y a los Disidentes les faltan o bien la unidad o bien la catolicidad.

1) A los Protestantes, si se consideran sus sectas en conjunto, les falta de hecho la unidad, y si se consideran por separado, les falta la catolicidad de hecho; luego a los Protestantes les falta de hecho o bien la catolicidad o bien la unidad.

1º. Las sectas de los Protestantes,. si se consideran en conjunto, carecen de la unidad de hecho, más aún según sus principios nunca podrán alcanzarla de hecho; luego a los Protestantes, si se consideran sus sectas en conjunto, les falta de hecho la unidad.

1243. Antecedente. Las sectas de los Protestantes, si se consideran en su conjunto: a) carecen de la unidad de gobierno, puesto que están divididos en más de 100 denominaciones principales distintas e independientes entre sí; b) carecen de unidad de fe, puesto que ya no pueden señalarse artículos de fe en los cuales se pongan de acuerdo, como se vio en el año 1925 en Estocolmo, donde se reunieron 680 delegados de 103 sectas provenientes de 37 naciones bajo el lema Vida y Acción y se suprimió por pacto toda cuestión acerca de la fe: la falta de entendimiento de los Protestantes en materia de fe se vio expresamente en el Congreso de éstos celebrado en 1927 en Lausana bajo el lema Fe y Orden, en el cual no pudieron llegar a ninguna conclusión armónica acerca de la doctrina de la fe; y no parece que hayan obtenido mejores frutos de unión ambas tendencias en las asambleas que celebraron el año 1937 Vida y Acción en Oxford, y Fe y Orden en Edimburgo; no obstante fundaron el Consejo Ecuménico de las Iglesias, que reconociera a Jesucristo como Dios y Salvador de los hombres, para que este Consejo dirija de ahora en adelante los trabajos de ambas tendencias; la primera reunión de este Consejo Ecuménico, celebrada en Amsterdam el año 1948, la segunda en Evanston el año 1954 y la tercera en Nueva Delhi el año 1961 recogió exiguos frutos, según hemos dicho en la tesis 29 n2 1127; c) con estos conatos de federación mas que de unión, los Protestantes ponen de manifiesto la falta de unión verdadera, la cual echan de menos, más aún confiesan que carecen de esta unión verdadera, y parece que no pueden alcanzarla mientras mantengan los principios acerca de la independencia nacional religiosa, y acerca del libre examen individual de la doctrina, esto es mientras nieguen que debe residir en la Iglesia la única potestad suprema, de enseñar, de gobernar y de santificar.

1244. 2º. Las sectas de los Protestantes, si se consideran por separado, carecen de verdadera catolicidad. En efecto a cada una de las sectas de los Protestantes les faltan de hecho a) la difusión numérica grande, puesto que los más numerosos son los Calvinistas = 80.000.000, los Luteranos = 70.000.000, los Anglicanos = 50.000.000; b) les falta la difusión geográfica grande, puesto que o bien están restringidos de modo especial a ciertos pueblos, como los Luteranos a los pueblos germánicos y los Anglicanos a los pueblos anglosajones, o bien dentro de la misma secta son independientes por nacionalidades, lo cual puede decirse con todo derecho de todas las sectas protestantes; c) por último les falta necesariamente la perpetuidad, ya que ninguna de las sectas protestantes es anterior al siglo XVI.

«Herder-Korrespondenz»

contabiliza en el mes de mayo de 1956:

Luteranos 73.000.000

Presbiterianos 41.000.000

Baptistas....... .................................................. 40.000.000

Metodistas 30.000.000

Anglicanos ........ 30.000.000

Congregacionalistas 5.000.000

1245. 2) A los Disidentes, si se consideran sus sectas en conjunto, les falta de hecho la unidad, y si se consideran por separado, les falta de hecho la catolicidad. Luego a los Disidentes les falta de hecho o bien la unidad o bien la catolicidad.

764

1º. Las sectas de los Disidentes, si se consideran en conjunto, carecen de hecho de la unidad al menos en el gobierno, más aún según sus principios nunca podrán alcanzarla; luego a los Disidentes, si se consideran sus sectas en conjunto, les falta de hecho la catolicidad.

El antecedente. Las sectas de los Disidentes, si se consideran en su conjunto: a) carecen de hecho de la unidad al menos de gobierno, ya que están divididos en unas 20 sectas verdaderamente independientes, bien absolutamente independientes las que se llaman Autocéfalas, bien relativamente independientes las que se denominan Autónomas; b) según sus principios nunca podrán alcanzar de hecho la unidad, puesto que si mantienen su principio de Autocefalía o Autonomía no pueden admitir una sola autoridad suprema la cual los una de hecho en el gobierno, y porque el Concilio universal, que pudiera ser para ellos la autoridad suprema, por la misma causa, después del Concilio II de Nicea del año 787, no se ha celebrado ningún Concilio entre ellos, ni mientras dure su separación de la Iglesia Occidental puede de ningún modo celebrarse, según confiesan comúnmente ellos mismos en unión de FILARETO; c) todo esto se puede decir mucho más acerca de los Orientales modernos que fomentan en unión de los Protestantes el Pancristianismo, los cuales contentándose solamente con un concepto vago de unidad y quedando a salvo la independencia de cada secta en el gobierno, en la doctrina y en el culto, se empeñan en encontrar solamente una cierta confederación de todos los Cristianos. Puede aplicarse con verdad a los Pancristianos aquel dicho de Tertuliano: «El cisma es la unidad para ellos».

1246. 2º. Las sectas de los Disidentes, si se consideran por separado, carecen de la catolicidad de hecho. En efecto a cada una de las sectas de los Disidentes les faltan de hecho: a) La difusión numérica grande, ya que las más numerosas son el Patriarcado de Moscú = 100.000.000, el Patriarcado Rumano = 13.000.000, la Iglesia Sinodal de Grecia = 7.000.000; b) les falta la difusión geográfica grande, ya que cada una de las sectas reviste índole casi exclusivamente nacional y por ello según los cambios políticos, conforme a la diferencia de nacionalidades, se, hacen independientes entre sí, como quedó patente sobre todo después de las últimas grandes guerras a partir del año 1918; c) por último les falta necesariamente la perpetuidad, ya que las principales sectas de los Disidentes no son anteriores al siglo XI o a lo sumo al siglo IX.

1247. B. A los Protestantes y a los Disidentes les falta la verdadera apostolicidad.

1) Entre los Protestantes y los Disidentes no puede darse la verdadera apostolicidad de sucesión formal.

1º. La verdadera apostolicidad de sucesión formal no puede darse más que dentro de la unidad y la catolicidad; es así que a los Protestantes y a los Disidentes les falta o bien la unidad o bien la catolicidad, según hemos probado; luego entre los Protestantes y los Disidentes no puede darse la verdadera apostolicidad de sucesión formal.

La mayor está clara; ya que la Apostolicidad de sucesión formal, esto es sin ningún cambio de derecho, supone el derecho y la obligación de unión y de comunión con todos los sucesores de los Apóstoles de todo el orbe (cf. Jn 17,11).

2º. La verdadera apostolicidad de sucesión formal no puede darse entre los que no mantienen constituido el cuerpo de Pastores de la Iglesia del modo como Jesucristo constituyó el Colegio de los Apóstoles, esto es bajo la sola autoridad primacial de San Pedro y de los sucesores de éste; es así que los Protestantes y Disidentes no mantienen el cuerpo de Pastores constituido bajo la única autoridad primacial de San Pedro y de los sucesores de éste; luego la verdadera apostolicidad de sucesión formal no puede darse entre los Protestantes y los Disidentes.

1248. En cuanto a la menor. a) Respecto a los Protestantes, consta históricamente que tuvieron su origen en el siglo XVI a causa de la negación de la obediencia a la Iglesia Apostólica-Romana, la cual hasta ese momento habían reconocido que estaba dotada de la autoridad primacial de San Pedro; ahora bien quedó patente de un modo manifiesto su obstinación en la rebeldía por el hecho de que, a pesar de habérseles invitado y rogado encarecidamente, no quisieron acudir al Concilio Tridentino que había sido convocado por causa de ellos.

1249. En cuanto a la menor. b) Respecto a los Disidentes también consta históricamente que éstos tuvieron su origen en el siglo XI al no querer someterse a la Iglesia Apostólica Romana, cuya autoridad primacial de San Pedro, que había sido reconocido siempre por los Orientales hasta ese momento, la negaron, y ciertamente: a) en contra del testimonio explícito que los Orientales manifestaron en los Concilios de Efeso (año 431), de Calcedonia (año 451), III de Constantinopla (año 680); B) en contra del juicio solemne con el que rechazaron la discordia de Focio en el Concilio IV de Constantinopla (año 870); F) en contra de la retractación manifiesta que después del tiempo de Miguel Cerulario, hicieron los Orientales en los Concilios II de Lión (año 1274) y Florentino (año 1439).

1250. 2) La apostolicidad de sucesión material no consta de un modo tan pleno y evidente el que les convenga a los Protestantes y a los Disidentes, como le compete a la Iglesia Romano-Católica; luego la apostolicidad de sucesión material no puede ser presentada por ellos como Nota en contra de la Iglesia Romano-Católica.

1º. A los Protestantes, a) no les compete el tener ninguna Sede fundada por los Apóstoles, en la cual, mediante una serie nunca interrumpida, se hayan sucedido los Obispos directamente; luego la apostolicidad de sucesión formal no conviene de una forma tan plena y evidente a los Protestantes, como le compete a la Iglesia Romano-Católica.

b) Las sectas episcopalianas de los Protestantes pueden tener una sucesión material a partir de los Apóstoles por razón del Orden del Episcopado, pero esto sólo indirectamente y conseguida la sucesión material en último término o bien de la Iglesia Romano-Católica o bien de las Iglesias de los Disidentes; luego no pueden apropiársela a sí mismos.

1251. Depende de la cuestión acerca del valor de las Ordenaciones, con las que alcanzan el Episcopado, el saber si de hecho la apostolicidad de la sucesión material por razón del Orden debe ser concedida a las sectas episcopalianas de los Protestantes; pues las Ordenaciones de los Anglicanos se ha descubierto en tiempo de LEON XIII que son nulas a causa de defecto de forma (D 1963-1966). De donde puede dudarse con razón acerca de la visibilidad y de la fácil cognoscibilidad de la apostolicidad de la sucesión material de los Protestantes, y por tanto no consta que la apostolicidad de ellos, si es que tienen alguna, sea verdaderamente Nota, que puedan aducir con razón en su favor.

c) Las sectas no episcopalianas de los Protestantes, entre las cuales hay que mencionar principalmente a las Luteranas, Calvinistas, Presbiterianas y Congregacionalistas, en cuanto que carecen del Episcopado, están desposeídas de toda apostolicidad de sucesión, incluso de la simplemente material por razón del Orden.

1252. 2º. A los Disidentes, a) les compete ciertamente el tener Sedes, principalmente la Antioquena y la Alejandrina, fundadas por los Apóstoles; sin embargo b) no consta igualmente el que en ellas los Obispos, mediante una serie nunca interrumpida, se hayan sucedido directamente desde los Apóstoles hasta nuestros tiempos; luego la apostolicidad de la sucesión material no conviene con tanta plenitud y evidencia a los Disidentes como compete a la Iglesia Romano-Católica.

1253. 3º. Concedemos que las sectas de los Disidentes y de los Protestantes, por razón del Orden del Episcopado, tienen una sucesión material desde los Apóstoles. Sin embargo esta sucesión material en la potestad del Orden no puede considerarse como una Nota suficiente para distinguir a la Iglesia verdadera. En efecto puesto que esta potestad es entregada en el sacramento del Orden, puede válidamente ser conferida, ser recibida y ser ejercida por un sujeto capaz, con tal que se usen la materia, la forma y la intención necesarias para la validez; y por tanto puede también ser válidamente conferida, recibida y ejercida incluso por herejes y cismáticos, aunque no sean miembros de la Iglesia a causa de la herejía y del cisma. Luego la sucesión meramente material en la potestad del Orden no puede ser considerada una Nota suficiente para distinguir a la Iglesia verdadera.

1254. C. A los Protestantes y a los Disidentes les falta la nota de la santidad.

1) A las sectas de los Protestantes: 1o., habría que denegarles «de iure» en verdad la santidad cristiana; 2º., de hecho les falta la continuada Santidad perfecta y heroica; 32., no puede atribuirse a ellas los frutos de santidad que se hallan entre los Protestantes que están en el error de buena fe; luego a las sectas de los Protestantes les falta la Nota de la santidad.

En cuanto al antecedente, 1º) Habría que denegar «de iure» a los Protestantes en verdad la santidad cristiana. En efecto el fundamento en verdad de la Santidad cristiana son las obras libremente hechas por motivo de caridad; es así que los Protestantes han negado al hombre la libertad y sostienen que justifica solamente la fe sin obras de caridad; luego «de iure» habría que denegar a los Protestantes en verdad la Santidad cristiana.

La mayor se prueba abundantemente por la Sagrada Escritura: cf. Mt 16,27; 25,34-46; Rom 2,13; 1 Cor 7,19; 13,1-13. La menor está clara por las teorías de los Protestantes que ha condenado la Iglesia Católica: En la Bula «Exurge Domine» de LEON X, año 1520: D 771s, 775s; también en el Concilio Tridentino: D 797, 814-817, 819, 821, 823s. Véase también la libertad del hombre defendida en contra de JANSENIO por INOCENCIO X: D 1094.

1255. En cuanto al-antecedente. 2º. De hecho a los Protestantes les falta la continuada Santidad perfecta y heroica. Pues la continuada Santidad perfecta y heroica se alcanza mediante Instituciones permanentes, las cuales tiendan a la observancia de los consejos evangélicos; es así que de hecho los Protestantes rechazaron tales Instituciones, más aún no dejan de burlarse de ellas; luego de hecho les falta a los Protestantes la continuada Santidad perfecta y heroica.

La mayor está clara por lo que hemos dicho anteriormente acerca de los Institutos permanentes de perfección, y se ve por la naturaleza misma del hecho la verdad de éste.

La menor consta históricamente, en efecto los Protestantes de hecho abolieron teórica y prácticamente el celibato de los Clérigos y los Institutos de los Religiosos, en los que las personas se consagran a una vida de perfección. Más aún, en consecuencia con sus principios acerca de la imputación de la justicia y sobre la suficiencia solamente de la fe en orden a alcanzar la santidad, juzgan que no es útil el deseo de mortificación, de virginidad y de abnegación, que es el fundamento de los votos de la pobreza, de la castidad y de la obediencia de los Religiosos; y no tienen en estima el deseo de la humildad, que es el fundamento de la vida heroica de los cristianos.

1256. En cuanto al antecedente. 39. Por tanto no pueden atribuirse a las sectas de los Protestantes los frutos de santidad, que se hallan entre los Protestantes que están en el error de buena fe. En efecto los frutos de santidad, que reconocemos que se dan en realidad entre los Protestantes que están en el error de buena fe, no pueden atribuirse a las sectas de los Protestantes, si son producidos por otras causas que actúan en realidad y de hecho; es así que tales frutos de santidad no son producidos por las sectas de los Protestantes, sino por otras causas que actúan en realidad y de hecho; luego no pueden atribuirse a las sectas de los Protestantes los frutos de santidad, que se hallan entre los Protestantes que están en el error de buena fe.

La mayor está clara como conclusión de lo que hemos probado en los apartados 1º. y 2º.

1257. La menor. Las causas que actúan en realidad y de hecho, las cuales producen los frutos de santidad, que vemos entre los Protestantes que están en el error de buena fe, son: 1ª. La voluntad salvífica de Dios, el cual quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim 2,4), y por eso distribuye sus gracias a los hombres de buena voluntad incluso a los que están de buena fe fuera de la Iglesia verdadera; 2ª. La fuerza natural de la doctrina revelada y de los ejemplos de Jesucristo, que están contenidos en las Sagradas Escrituras para utilidad de todos los que puedan leerlos u oírlos; 3ª La eficacia de- los Sacramentos del Bautismo, de la sagrada Ordenación y de la santísima Eucaristía, los cuales aunque sean Sacramentos de la Iglesia verdadera, sin embargo pueden ser administrados válidamente y recibidos provechosamente por los sujetos capaces que estén bien dispuestos incluso encontrándose fuera de la Iglesia verdadera, con tal que se usen debidamente la materia, la forma y la intención necesarias para la validez; 4ª. El influjo moral y los ejemplos saludables de la Iglesia Romano-Católica, a la cual sobre todo las llamadas Altas Iglesias Anglicana, Luterana y Americana a partir de mitad del siglo XIX la imitan en el culto litúrgico, en Instituciones muy semejantes al estado de los Religiosos, en las obras de caridad, en la práctica de Ejercicios espirituales, en el uso de la confesión y en otros aspectos. Más aún la Iglesia Anglicana, a imitación de la Iglesia Católica, celebró el año 1924 una cierta Canonización de los Santos, en la que declaró a once personas elevados a la gloria de los cielos, a saber, a Tertuliano, a Catalina de Siena, a Juan Wiclef, a Wesley, a Parker, a Crammer, a Keble, a Nightingale, a Land, a Carlos I y a Enri,que VI, todos de nacionalidad inglesa, si exceptuamos a Tertuliano y a Catalina. Así pues todo esto no puede decirse que sean frutos de santidad propios de las sectas de los Protestantes, sino que son producidos por otras causas que actúan en realidad y de hecho.

1258. El caso del indiano Sadhu-Sundar-Singh convertido á cristianismo en la Iglesia Anglicana, si fuera verdad en algunos aspectos, podría ser un buen ejemplo para mostrar la generosidad de la voluntad salvífica de Dios respecto a las almas naturalmente buenas, que buscan a Dios de buena fe; no obstante de ningún modo puede este caso aducirse en confirmación del error anglicano, ni recomienda de ningún modo a la Iglesia Anglicana por encima de la Iglesia Romano-Católica.

1259. 2) A las sectas de los Disidentes les falta la Nota de la santidad.

1º. Si se comparan los Disidentes con los Protestantes:

a) Tienen más medios de santidad. Los medios de santidad, que mantienen los Disidentes, son: a) doctrinales y morales, cuales son, la Sagrada Escritura íntegra, los antiguos Símbolos de la fe, los siete decretos de los primeros Concilios Ecuménicos, las obras de los Santos Padres antiguos; B) litúrgicos, cuales son, varios oficios del culto sagrado en honor de Dios, de la Bienaventurada Virgen María y de muchos Santos; F) los siete Sacramentos de la Nueva Ley, los cuales los administra rectamente a los fieles. Ahora bien estos medios de santidad son más, según está claro, que los que mantienen los Protestantes.

1260. b) Alcanzan frutos más copiosos de santidad. Los frutos de santidad, que presentan los Disidentes, son: a) los que provienen de los medios empleados: de la profesión de la recta doctrina de la fe y de las costumbres, de la práctica de la oración y del culto litúrgico idóneo, del uso de todos los Sacramentos; B) los estados de Clérigos y de Monjes, esto es de los hombres que se han consagrado de modo especial al culto divino y a la vida ascética; F) los Mártires, o los Santos declarados mediante decreto público como tales por las Iglesias de los Disidentes a partir del siglo XII. Ahora bien hay que decir que estos frutos de santidad son más abundantes que los que presentan los Protestantes. Luego en contra de los Protestantes, pueden en verdad resaltar los Disidentes su santidad.

1261. 2Q. Si se comparan los Disidentes con los Católicos, la Santidad de aquéllos es muy inferior a la Santidad de los Católicos, tanto por razón de los medios como por razón de los frutos.

a) Por razón de los medios de santificación: En efecto la Iglesia Romano-Católica, aparte de todos aquellos medios que concedemos que tienen los Disidentes, tiene además: a) la autoridad universal, independiente de la potestad del Estado, a fin de que ésta defienda eficazmente la libertad de la Iglesia y ordene normas disciplinares acomodadas a las distintas necesidades de los tiempos; 13) el Magisterio infalible en orden a custodiar la doctrina de la fe y de las costumbres, y para declarar ésta y también a fin de defenderla constantemente de los errores que surgen de nuevo; F) la integridad de todos los Sacramentos sin caer en la laxa facilidad de los divorcios, en que han caído los Disidentes, la cual actitud de éstos ha causado una grave herida a la santidad de las costumbres cristianas.

1262. b) Por razón de los frutos de santidad, la Iglesia Romano-Católica supera muchísimo a los Disidentes: a) a causa del grado más perfecto y más pleno en la profesión de la doctrina de la fe y de las costumbres, en la práctica de la oración y del culto litúrgico, en el uso de todos los Sacramentos; 13) a causa de un mucho mayor número y a causa de una formación y vida más perfectas del estado de los Clérigos y de los Religiosos, de los cuales hemos hablado anteriormente; F) por el enoLme número de Mártires y por la heroicidad evidente de las virtudes de muchísimos Santos, comprobada sobre todo a partir del, siglo XII por medio de rigurosos procesos de Canonización y Beatificación.

De donde está claro que la santidad de los Disidentes comparada con la de los Católicos, es totalmente inferior. Luego por esto mismo es ya evidente el que los Disidentes no pueden presentar su santidad en contra de los Católicos como Nota para distinguir a la Iglesia verdadera Y añadimos además:

1263. c) La santidad de los Disidentes no puede decirse que sea propia de sus sectas en cuanto tales, sino que hay que decir que es propia más bien de la Iglesia de la cual se apartaron estas sectas. En efecto los principales medios de santificación y frutos de santidad de aquéllos han sido tomados de la Iglesia, que antes del siglo XI estaba en comunión con la Sede Apostólica de San Pedro y obedecía al sucesor de San Pedro en el Primado. Por tanto hay que decir que la santidad de aquéllos es más bien propia de la Iglesia de la que estas sectas se han apartado. Y esto parece confirmarse, porque después de la separación estos medios de santificación aparecen entre los Disidentes como paralizados por el embotamiento, faltos de fuerza, sin vida, con tendencia a la degradación, mientras que por el contrario los mismos medios en la Iglesia Romano–Católica gozan de agilidad, vigor y vitalidad, con los que se adaptan siempre de un modo extraordinario a las nuevas necesidades espirituales que los fieles tienen en cada época. De donde se puede sacar la conclusión de que entre los Disidentes los medios de santificación son como ramas arrancadas de aquel tronco del que les viene la verdadera eficacia y la auténtica vitalidad.

1264. Escolio 1. Argumentación adecuada al modo de pensar de los Disidentes. Por los principios, que admiten tanto los Católicos como los Disidentes, se puede demostrar a éstos, y en verdad, según su fin, con más eficacia que por las Notas, que la Iglesia de ellos no es la verdadera Iglesia de Jesucristo.

La verdadera Iglesia de Jesucristo goza del don perpetuo de la infalibilidad al enseñar su doctrina (Mt 28,18-20; Jn 14,26). Es así que la Iglesia de los Disidentes perdió esta infalibilidad, ya que a partir del siglo XII no ha podido dirimir infaliblemente ninguna controversia ni tampoco ha podido reunir el órgano de la infalibilidad, el Concilio Ecuménico; luego la Iglesia de los Disidentes no es la verdadera Iglesia de Jesucristo.

La verdadera Iglesia de Jesucristo no puede enseñar nada en contra de la doctrina de Jesucristo (Mt 28,20); es así que la Iglesia de los Disidentes enseña teórica y sobre todo prácticamente que el Matrimonio puede disolverse por muchas causas (más de 20); luego la Iglesia de los Disidentes no es la verdadera Iglesia de Jesucristo.

La verdadera Iglesia de Jesucristo no puede apartarse de cumplir la misión de predicar el Evangelio a todas las gentes (Mt 28,19; Hch 1,8); es así que la Iglesia de los Disidentes a partir del s.XII se ha apartado del cumplimiento de esta misión; luego la Iglesia de los Disidentes no es la verdadera Iglesia de Jesucristo.

1265. 4) La verdadera Iglesia de Jesucristo, en cuanto infalible e indefectible como es, no puede apartarse ni de la verdad de la fe ni de su divina constitución social; es así que la Iglesia de los Disidentes a partir del se apartó de la verdad de que el Espíritu Santo procede del Padre mediante el Hijo o bien que procede del Padre y del Hijo, ya que enseña que el Espíritu Santo procede solamente del Padre; y se apartó también de la divina constitución social de la Iglesia, ya que no quiere reconocer la autoridad suprema de San Pedro y de los sucesores de éste; luego la Iglesia de los Disidentes no es la verdadera Iglesia de Jesucristo.

La verdadera Iglesia de Jesucristo debe ser una sola, con unidad social de comunión en la caridad (Jn 13,25; 17,21); es así que la Iglesia de los Disidentes carece de esta unidad social, ya que sostiene en la teoría y en la práctica el principio de independencia de cada una de las Iglesias Autocéfalas o Autónomas; luego la Iglesia de los Disidentes no puede ser la verdadera Iglesia de Jesucristo.

La verdadera Iglesia de Jesucristo, en cuanto sociedad perfecta que es, debe ser independiente del poder del Estado en la prosecución de su fin; es así que las Iglesias de los Disidentes están sometidas muchas veces en la teoría y sobre todo en la práctica al dominio de los Estados; luego la Iglesia de los Disidentes no es la verdadera Iglesia de Jesucristo.

La verdadera Iglesia de Jesucristo debe dar constantemente abundantes frutos de santidad (Jn 14,12-14; 15,5.7.16; Mt 7,17-20); es así que entre los Disidentes a partir del siglo Xll se han recogido escasos frutos de santidad; luego la Iglesia de los Disidentes no es la verdadera Iglesia de Jesucristo.

1266. La razón principal de estos defectos, en los que caen las Iglesias de los Disidentes, según reconoce HEILER mismo, insigne admirador de estas Iglesias, hay que situarla con razón en la separación de estas Iglesias respecto del Primado de San Pedro y de los sucesores de éste: al cual Jesucristo dio las llaves del Reino de los cielos, al cual le constituyó como fundamento y juez supremo en la Iglesia, y al cual le confió el cuidado de confirmar a los hermanos y de apacentar su rebaño (Mt 16,18s; Le 22,31s; in 21,15-17); y esta es la razón por la que carecen del verdadero y visible principio de unidad, de infalibilidad, de fecundidad, de vigor, de independencia, de libertad y de vida, el cual principio lo estableció Jesucristo Dios.

1267. Objeciones. A. En contra del argumento de las Notas en general. 1. Los autores católicos no se ponen de acuerdo entre sí ni en la noción de Nota ni en la definición de cada una de las Notas ni en el número de éstas; luego la prueba por las Notas hay que decir que es por lo menos obscura e ineficaz: G.THILS, 290-293.

Respuesta. Distingo el antecedente. Aquellos autores que no han penetrado suficientemente en la razón del argumento por las Notas, concedo el antecedente; los que han profundizado bien en la razón de este argumento, subdistingo: no están de acuerdo en detalles ulteriores y en sutilezas, que nunca faltan en la ciencia humana, y sobre todo en los datos que dependen de la estimación moral, concedo; no están de acuerdo en los elementos esenciales de los que dependa la eficacia del argumento por las Notas, niego.

1268. 2. El argumento por las Notas se apoya en este silogismo: Jesucristo dotó a su Iglesia de ciertas propiedades distintivas; es así que estas propiedades solamente se encuentran en la Iglesia Católica; luego la Iglesia Católica es la verdadera Iglesia de Jesucristo; es así que en este silogismo no se prueban perfectamente ni la mayor ni la menor; luego el argumento por las Notas no prueba: THILS, 328.

Respuesta. Concedo la mayor y distingo la menor. La mayor y la menor del silogismo no se prueban con una prueba perfecta metafísica o matemática, concedo la menor; no se prueban con una prueba que responde a la índole de aquello de lo que se trata, esto es con una prueba que nos da una certeza moral, niego la menor; y hay que distinguir igualmente el consiguiente y negar la consecuencia.

1269. 3. La argumentación más eficaz, que se propone, está sacada de las Notas consideradas en conjunto; es así que la prueba por las Notas consideradas en su conjunto se apoyan en la razón de milagro moral, la cual reviste las cuatro propiedades del Símbolo consideradas en su conjunto; luego en último término la prueba eficaz no se lleva a cabo propiamente por las Notas: THILSS, 209.

Respuesta. Concedo la mayor y distingo la menor. La prueba puede apoyarse, solamente, en la razón de milagro moral, la cual se añade a las Notas, según se verifican en la Iglesia católica, niego la menor; la prueba puede apoyarse en la razón de milagro moral, también, subdistingo: y en ese caso se trata de una prueba por la vía empírica, concedo; se trata de una prueba por la vía de las Notas, niego.

1270. 4. La vía de las Notas se usó para convencer a los Protestantes a que reconozcan la autoridad divina de Jesucristo y de la Sagrada Escritura; es así que los actuales Protestantes no reconocen tal autoridad; luego la vía de las Notas hoy es inútil.

Respuesta. Distingo la mayor. La ocasión que indujo a desarrollar la vía de las Notas fueron los Protestantes creyentes, concedo la mayor; la vía de las Notas tiene fuerza por su propia naturaleza para convencer a los Protestantes creyentes, subdistingo; también, concedo; solamente, niego; en efecto tiene fuerza para convencer también a los Disidentes creyentes, y también para confirmar e instruir a los Católicos en su fe. Contradistingo la menor. No reconoce la autoridad divina de Jesucristo y de la Sagrada Escritura muchos Protestantes actuales que siguen las corrientes Racionalistas o Modernistas, concedo la menor; muchos otros que se mantienen apartados del Racionalismo y del Modernismo, niego la menor. Aunque la vía de las Notas hoy no sea tan útil respecto a los que se dejan imbuir de las ideas racionalistas y modernistas, sin embargo es muy útil respecto a los muchísimos creyentes Protestantes y Disidentes que hay hoy.

1271. 5. Las cuatro propiedades del Símbolo, aunque en menor grado, sin embargo se encuentran ciertamente en alguna medida también en la Iglesia Oriental «ortodoxa» y en las principales sectas de los Protestantes sobre todo las episcopalianas; luego en el argumento por las Notas es falsa la menor, que dice que estas cuatro propiedades se hallan solamente en la Iglesia Católica: THILS, 339; JUGIE, 246.

Respuesta. Distingo el antecedente. Y por el hecho mismo de que se encuentran en un grado menor en estas Iglesias, se ve claro que las cuatro propiedades del Símbolo no pueden notificar o dar a conocer a tales Iglesias como verdaderas en contra de la Iglesia Católica, concedo el antecedente; y por el hecho de que se encuentren las cuatro propiedades del Símbolo de algún modo en cada una de estas Iglesias, hay que conceder que estas Iglesias participan de las propiedades de la Iglesia verdadera, subdistingo: participan de las cuatro propiedades de la Iglesia en aquella medida esencial, que quiso Jesucristo, niego; participan de las mismas propiedades en una medida totalmente insuficiente, subdistingo de nuevo: y esta participación debe atribuirse más bien a la voluntad salvífica universal de Dios, y al ejercicio de la potestad del Orden, que produce sus efectos ex opere operato, aunque el ministro y el receptor de dicha potestad no sean miembros de la Iglesia verdadera, y hay que atribuir también esta participación a la delegación o a la suplencia al menos implícita de aquel que tiene la verdadera potestad de jurisdicción de la Iglesia, concedo; y esta participación hay que atribuírsela a las Iglesias de las que se habla en la objeción de forma que puedan decir que esta participación es propia de ellas mismas y no más bien que ha sido adquirida, según hemos dicho, de la Iglesia verdadera, niego.

1272. 6. La unidad al menos y en cierto modo también la catolicidad de las Iglesias que se han separado de la Iglesia Católica han quedado de modo manifiesto en las asambleas, que tuvieron el año 1948 los Ortodoxos Orientales en Moscú, los Anglicanos en Lambeth y los Pancristianos en Amsterdam; luego al menos las dos Notas principales no pueden negárseles.

Respuesta. Distingo el antecedente. En las asambleas citadas quedó claro que las Iglesias disidentes buscan ansiosamente alguna por lo menos aparente unidad y catolicidad, las cuales por tanto reconocen que les faltan, concedo el antecedente; quedó claro que ellas han alcanzado alguna verdadera unidad y catolicidad, subdistingo: una unidad y catolicidad convencional, ocasional y transitoria, puede pasar, una unidad y catolicidad real, permanente y que esté fundada en una sola fe y en un solo gobierno de todos, niego. Se puede encontrar la razón de las distinciones en las Actas genuinas y fidedignas de estas tres asambleas, en las cuales se excluye expresamente la unidad de gobierno entre las distintas Iglesias concurrentes, y se concede a las decisiones de las grandes asambleas mismas un valor meramente consultivo, en cambio no se concede a estas decisiones ningún poder dotado de autoridad y obligatorio.

1273. B. En contra de cada una de las Notas. 7. En contra de la unidad de la Iglesia suelen presentar la objeción: a) de la falta de entendimiento entre San CIPRIANO y San ESTEBAN Papa en la cuestión acerca de volver a bautizar a los herejes; b) la oposición de los Obispos occidentales a la condena de los conocidos con el nombre de los Tres Capítulos definida por el Concilio II de Constantinopla; c) el cisma Acaciano que se extiende desde el año 484 hasta el año 519.

Hay que responder en estos y parecidos casos, que podrían citarse, o bien que no se llevó a la obstinación en el error o en el cisma, como ocurrió en los casos a) y b), o bien que si hubo obstinación, se mantuvo la unidad por el hecho mismo de que los cismáticos o los herejes eran separados del seno de la Iglesia, como ocurrió en el caso c).

1274. 8. Al menos en tiempo del llamado Cisma de Occidente, que duró desde el año 1378 hasta el año 1417, la unidad de la Iglesia Católica se dividió en muchas obediencias; luego si en esta ocasión no fue una sola, tampoco fue nunca la Iglesia verdadera.

Respuesta. Distingo el antecedente. Se dividió en muchas obediencias, de las cuales todas eran legítimas, niego el antecedente; de las cuales una sola, a saber la Romana, era legítima y en cambio las otras eran cismáticas, subdistingo: con un cisma formal, niego; con un cisma meramente material, subdistingo de nuevo: con un cisma real y propio, esto es por la voluntad obstinada de no obedecer al verdadero Sumo Pontífice, niego; con un cisma impropiamente tal, esto es por la voluntad dudosa y condicionada de no obedecer a un Pontífice dudoso, subdistingo de nuevo: y con tal cisma aparente quedaba obscurecida la visibilidad de la unidad de la Iglesia, concedo; desaparecía la visibilidad misma, niego. Explicaremos estas distinciones poco después en el escolio, nº 1278-1283.

1275. 9. En tiempo del Concilio de Rímini faltó la catolicidad; en efecto después que los Obispos cercados por los Arrianos subscribieron la fórmula propuesta, San JERONIMO no dudó en afirmar: «Entonces quedó abolido el nombre de Usía: entonces se proclamó la condena de la Fe nicena. Gimió todo el orbe y se extrañó de ser Arriano».

Respuesta. Según el contexto del texto citado, distingo el antecedente: San JERONIMO quiere decir: Se llenaron de dolor todos los Obispos y se extrañaron de que se les considerara públicamente como Arrianos por el hecho de que subscribieran de buena fe la fórmula que habían entendido en un sentido totalmente ortodoxo, concedo el antecedente; San JERONIMO quiere significar que gimió toda la Iglesia y se extrañó por el hecho de que sus Obispos en realidad hubieran abrazado la herejía Arriana, niego el antecedente. En efecto poco después en el mismo número añade el mismo San Jerónimo. «Los Obispos, los cuales habiendo sido cogidos en la trampa de los engaños de Rímini, se decía que eran herejes sin tener conciencia de ello, acudían invocando el Cuerpo del Señor y todo lo que hay de santo en la Iglesia en testimonio de que ellos no habían sospechado nada de malo en su fe. Hemos pensado, decían, que el sentido estaba de acuerdo con las palabras; y que en la Iglesia de Dios, donde reside la sencillez, donde habita la limpia confesión, no había una cosa encerrada en el corazón, y otra manifestada en los labios. Nos ha engañado la buena estima que teníamos de personas que no eran buenas. No pudimos pensar que sacerdotes de Jesucristo se opusieran a Jesucristo».

1276. Digresión. Acerca de la Iglesia en cuanto que es por sí misma motivo grande de credibilidad: D 1794. Cf. A.LANG, Teología Fundamental 2 (1962) 181-188.

Después de probar la verdad de la Iglesia Romano–Católica por sus cuatro Notas, teníamos también el gusto de presentar la prueba extraída de la verdadera índole de milagro que revisten sus mismas cuatro propiedades, según se verifican de hecho en la Iglesia Romano–Católica.

A nuestro parecer, el sitio adecuado para esta prueba es el tratado De Ecclesia, y por ello con toda razón presentan en este tratado esta prueba autores como DIECKMANN, nº 599-631; D'HERBIGNY, tesis 29; DE GUIBERT, tesis 3. También el mismo Concilio Vaticano I definió que la Iglesia verdadera puede ser reconocida por este medio, a saber porque ella por sí misma es de hecho un verdadero milagro moral, para demostrar de modo irrefutable la verdad de su propio testimonio acerca de sí misma.

El Concilio Vaticano I muestra la norma y la naturaleza de esta argumentación:

«Pertenecen en efecto exclusivamente a la Iglesia Católica todos aquellos elementos, que han sido dispuestos por Dios en tanta cantidad y tan admirables en orden a la evidente credibilidad de la Fe cristiana. Más aún la Iglesia por sí misma, esto es por su admirable propagación, por su eximia santidad y por su inagotable fecundidad en toda clase de bienes, por la unidad católica y por su insuperable estabilidad es un gran y perenne motivo de credibilidad y un testimonio irrefutable de su misión divina»: D 1794.

1277. La naturaleza de milagro moral puede descubrirse fácilmente en la unidad, la catolicidad, la apostolicidad y la santidad, conforme con la experiencia por testigo, se verifican en concreto en la Iglesia Romano-Católica. En efecto, 1º se dan en la Iglesia Católica con una perfección tan eximia, con una duración tan constante, con una amplitud tan extensa, que ni de lejos han podido jamás encontrarse en tal grado en ningún otro conjunto de hombres. Luego por ello mismo deben ser consideradas como efectos totalmente insólitos. Hay que añadir, 2º. que estas mismas cualidades se alcanzan, se conservan y se difunden con medios, por lo que respecta al poder humano, realmente enormemente débiles. Luego por esto mismo deben atribuirse a una causa sobrenatural. Hay que añadir, 3Q. las tremendas dificultades, que se oponen constantemente a la consecución, conservación e incremento de estas cualidades en tal grado de perfección: hablamos de dificultades a) que brotan del interior, a saber del hecho de que deben conseguirse, conservarse e incrementarse mediante hombres débiles y frágiles y también inclinados más bien a lo contrario a causa de la fuerza y el ardor de las pasiones; hablamos de dificultades b) que brotan del exterior, de las múltiples persecuciones y obstáculos que luchan en contra, los cuales provienen espontáneamente de los prejuicios o apetitos de índole principalmente religiosa, o social, o política, o histórica. De donde aparece inmediatamente que un grado tan eminente de perfección en estas cualidades de que hablamos puede darse solamente en virtud de una causa que supere las fuerzas humanas y que venza estas enormes dificultades.

Ahora bien, la Iglesia Romano–Católica afirma que ella es la única verdadera Iglesia instituida por Jesucristo, y en confirmación de su animación apela al verdadero milagro moral que supone su existencia misma. Luego es en realidad aquello que dice de sí misma. Hemos querido sólo de un modo breve bosquejar este argumento, prescindiendo de su exposición plena, ya que en el anterior tratado "Acerca de la Revelación Cristiana" ya ha quedado suficientemente desarrollado.

1278. Escolio 2. Acerca del Cisma de Occidente (1378-1417).

La Historia de este triste hecho conocido con el nombre de Cisma ya está totalmente clara en nuestros días. Según ella la Iglesia Católica parece que se rasgó desde el año 1378 al año 1409 en dos obediencias, a saber la Romana y la Aviñonense, a las cuales a partir del año 1409 hay que añadir una tercera, a saber la Pisana. Luego durante 38 años parece que faltó la unidad de régimen en la Iglesia Católica.

A la luz de la Historia puede concederse que este período funesto de 38 años fue una breve y triste aparente grieta de confusión en la unidad de la Iglesia Católica.

1279. A fin de resolver la dificultad que surge de este hecho, los teólogos proponen principalmente tres soluciones: lª. Había en la Iglesia muchas obediencias. Distingo. De las cuales una sola era la legítima, a saber la Romana, y las otras en cambio eran cismáticas y por tanto estaban separadas de la unidad de la Iglesia, concedo; de las cuales todas eran legítimas que se mantenían dentro de la unidad de la Iglesia, niego. Esta era prácticamente la solución que daba STRAUB.

2ª. Había en la Iglesia muchas obediencias, distingo. Todas legítimas, niego; de las cuales una sola, a saber la Romana, era legítima y en cambio las otras cismáticas, subdistingo: materialmente, concedo; formalmente, niego. Así responden DE GROOT y DE SAN.

1280. 3ª. Había en la Iglesias muchas obediencias, distingo. Todas legítimas, niego; de las cuales una sola, a saber la Romana, era legítima y en cambio las otras cismáticas, subdistingo: con cisma formal, niego; con cisma meramente material, subdistingo de nuevo: con cisma real y propio, esto es nacido de la voluntad firme y absoluta de no obedecer al Pontífice verdadero, niego; con cisma aparente e impropiamente tal, o sea por la voluntad dudosa y condicionada de no obedecer al Pontífice dudoso, esto es acerca del cual no constaba que fuera el verdadero, subdistingo de nuevo: con un cisma tal con el que quedaba obscurecida la visibilidad de la unidad, concedo; con el que desaparecía la visibilidad misma de-la unidad, niego. Así responden prácticamente DORSCH y ZAPELENA. Esto mismo, de un modo más claro, lo podemos encontrar en D'HERBIGNY.

Todas estas soluciones dan por supuesto el que ya está históricamente probado que, de entre los dos o los tres acerca de los cuales se planteaba la cuestión, el único legítimo era aquel que ejercía la sucesión en Roma y residía en esta ciudad, según consta por las obras que acabamos de aducir en la nota 7

1.281. El conocido con el nombre de Cisma de Occidente no puede llamarse cisma formal y propio, porque según la antigua noción de cisma, que nos ha transmitido Santo TOMAS en su Suma, más de cien años antes de que comenzara el llamado Cisma de Occidente, «se dice que son cismáticos propiamente tales, los que no quieren someterse al Sumo Pontífice y rehúsan el vivir en comunión con los miembros de la Iglesia que le están sujetos». Ahora bien en aquel momento que estamos estudiando nadie se negaba a someterse al Sumo Pontífice, más aún todos intentaban saber cuál era en realidad el Sumo Pontífice legítimo. a fin de prestarle obediencia. Por tanto no se trataba de una escisión voluntaria de la unidad, sino simplemente de un no ponerse de acuerdo acerca de una cuestión de hecho, a saber si el verdadero Sumo Pontífice era éste o el otro. Ahora bien esta controversia obscurecía ciertamente la visibilidad de la unidad, sin embargo de. ningún modo la hacía desaparecer, ya que descubría de modo manifiesto el espíritu de unidad común a todos. Así como en un Reino, en época de rivalidad y de guerra civil entre partidos que discuten acerca del sucesor legítimo, nadie dice que el Reino mismo esté dividido ni que haya desaparecido la visibilidad de la unidad, sino que solamente varios partidos de un solo y mismo Reino pleitean acerca de la legitimidad de la persona que los deba gobernar con derecho.

1282. Por tanto podemos concluir con toda razón en unión del preclaro historiador protestante FERDINANDO GREGOROVIO: «Un Reino temporal ciertamente perecería en tales circunstancias angustiosas; sin embargo la organización del Reino eclesiástico era tan admirablemente perfecta y la idea del Primado tan indestructible, que este Cisma, ciertamente el más grave por encima de todos, no hizo otra cosa que demostrar la indivisibilidad de la Iglesia».

Y si por ventura algún Papa se hubiera introducido ilegítimamente, podría con razón decirse en unión de San AGUSTIN: «Y aunque algún traidor durante aquellos tiempos se hubiera deslizado en aquel orden de los Obispos, que proviene desde Pedro mismo hasta Atanasio, el cual ocupa hoy la misma Cátedra, no perjudicaría en nada a la Iglesia y a los Cristianos inocentes, a los cuales el Señor providente dice respecto de los guías malos: Haced y guardad lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen (104t 23,3), a fin de que sea cierta la esperanza fiel, para que ésta puesta no en un nombre, sino en el Señor, nunca quede derrotada con ocasión del cisma sacrílego».

1283. Ahora bien de hecho la unidad en la fe y en el culto estaba patente y manifiesta. La unidad de gobierno también se daba, pues el Pontífice legítimo ejercía la potestad de gobierno: a) por sí mismo, según está claro, sobre aquella parte de los fieles, que le obedecían; 2) por medio de sus delegados, en las otras partes de los fieles, las cuales, mientras se mantenía el error común o la duda positiva y probable, obedecían a otros, los cuales pensaban que eran legítimos. En efecto desde la antigüedad más remota está vigente en la Iglesia este principio: En el error común o en la duda positiva y probable, la Iglesia suple la jurisdicción (CIC 209). Luego el Sumo Pontífice verdadero en aquellas circunstancias, supliendo la jurisdicción, ejercía su propia potestad de gobierno incluso mediante los Pontífices, Obispos y Presbíteros de las otras partes, como por medio de delegados suyos.