LIBRO III

ACERCA DE LA NATURALEZA SOBRENATURAL
Y DE LAS PROPIEDADES DE LA IGLESIA

 

CAPITULO II

DEL CUERPO MÍSTICO DE CRISTO, QUE ES LA IGLESIA,
Y DE LOS MIEMBROS DE ESTA

Artículo I

La Iglesia es el Cuerpo Místico de cristo

TESIS 24. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Cabeza, del cual Cuerpo el Espíritu Santo es como el alma; de donde con razón se llama Casa de los hijos de Dios Padre.

973. Nexo. Hemos probado que el fin de la Iglesia es la santificación y la salvación sobrenatural de los hombres, la cual en último término consiste en la unión con Dios. Y ahora queremos estudiar además la naturaleza de esta unión con Dios Trino, la cual se realiza en la Iglesia ya desde la incorporación y la regeneración mediante el Bautismo «en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 25,19); pues por ella puede conocerse con más plenitud el carácter sobrenatural mismo de la Iglesia.

Al exponer esta -tesis seguimos el criterio metodológico inculcado por PIG XII en la Encíclica «Humani generis» cuando dice: «Pertenece a los teólogos indicar de qué modo se encuentra en la sagrada Escritura y en la Tradición divina, bien explícita bien implícitamente lo que ensefia el Magisterio viviente» (D 2314). Y por tanto tomamos las nociones de la tesis de la Encíclica de PIO XII (Mystici Corporis), y extraemos su doctrina de las fuentes de la revelación divina.

974. Nociones. LA IGLESIA es la sociedad sobrenatural de los hombres instituida por Jesucristo y que milita en este mundo, acerca de la cual hemos tratado hasta ahora. Así pues prescindimos de la Iglesia purgante en el purgatorio y de la triunfante en el cielo, como hace PIO XII Mystici Corporis: AAS 35,193).

EL CUERPO se entiende, a semejanza del cuerpo humano, como algo visible y único, y que está formado de la unión de varios órganos. La denominación es ciertamente metafórica, si bien esta metáfora ha sido inspirada y donada en sentido pleno por el Espíritu Santo en las sagradas Escrituras.

Podemos hablar del Cuerpo de los hombres en un triple sentido: cuerpo físico es aquel cuyos distintos miembros subsisten con una subsistencia propia, no de cada uno de los miembros, sino del organismo corpóreo entero: de este modo existe el cuerpo de Jesucristo en el cielo y en la sagrada Eucaristía, Es cuerpo moral aquel, cuya unidad de los miembros surge solamente de fuera, a saber de un mismo fin pretendido y de la cooperación común de los miembros al mismo fin. Es cuerpo MISTICO el cuerpo ciertamente no físico, sino moral, cuya unidad sin embargo es perfeccionada ulteriormente por el fin pretendido por el principio sobrenatural interno, el cual aporta realmente una vida llena de misterios a todos los miembros del cuerpo.

Escuchemos a PIO XII: «Que la Iglesia es un Cuerpo lo dice muchas veces el sagrado texto (Col 1,18), Ahora bien si la Iglesia es un Cuerpo, necesariamente ha de ser uno e indiviso (Rom 12,5). Y no solamente debe ser uno e indiviso, sino también algo concreto y claramente visible (León XIII: ASS 28,710), Mas el cuerpo necesita también multitud de miembros, que de tal manera estén trabados entre sí, que mutuamente se auxilien. Además de eso, así como en la naturaleza no basta cualquier aglomeración de miembros para constituir el cuerpo, sino que necesariamente ha de estar dotado de los que llaman órganos, esto es, de miembros que no ejercen la misma función, pero están dispuestos en un orden conveniente; así la Iglesia ha de llamarse Cuerpo, principalmente por razón de estar formada por una recta y bien proporcionada armonía y trabazón de sus partes, y provista de diversos miembros que convenientemente se corresponden las unos a los otros (Rom 12,4)».

«Por la palabra Místico el Cuerpo social de la Iglesia, cuya Cabeza y Rector es Cristo, se puede distinguir de Su Cuerpo físico, que, nacido de la Virgen Madre de Dios, está sentado ahora a la diestra del Padre, y puede distinguirse igualmente, lo cual es de mayor importancia a causa de los errores modernos, de cualquier cuerpo natural tanto físico, como el llamado cuerpo moral. Porque mientras, en un cuerpo natural el principio de unidad traba las partes, de suerte que éstas se ven privadas de la subsistencia propia, en el Cuerpo místico, por el contrario, la fuerza que opera la recíproca unión, aunque íntima, junta entre sí los miembros de tal modo que cada uno disfruta plenamente de su propia -personalidad.- Y si comparamos el Cuerpo místico con el llamado cuerpo moral, entonces observaremos que la diferencia existente entre ambos no es pequeña, sino de suma importancia y trascendencia. Porque en el cuerpo que llamamos moral el principio de unidad no es sino el fin común y la cooperación común de todos a un mismo fin por medio de la autoridad social; mientras que en el Cuerpo místico, de que tratamos, a esta cooperación se añade otro principio interno-, a saber, el Espíritu divino ».

975. Jesucristo se dice que es la CABEZA del Cuerpo Místico, movimiento y externamente gobierna todos los actos del cuerpo.

porque respecto al cuerpo de la Iglesia Jesucristo realiza aquellas funciones, las cuales desempeña la cabeza del hombre respecto a su cuerpo natural: esto es, aporta internamente el

Se llama la Iglesia CUERPO DE CRISTO principalmente porque Cristo es su fundador y cabeza, y consiguientemente también porque es el que sustenta a la Iglesia y su Salvador.

976. Por ESPIRITU SANTO se entiende en la tesis la tercera Persona de la Santísima Trinidad. Alma humana es el principio primero y radical de la unidad y de la vida del cuerpo humano. Se distingue de las potencias, las cuales son los principios próximos con los que el alma actúa, y se distingue de los efectos que producen el alma y las potencias de ésta: En el Cuerpo .Místico de Cristo puede decirse que son potencias y efectos vitales la gracia santificante, los hábitos de las virtudes y otros dones sobrenaturales.

El Espíritu Santo se llama A MODO DE ALMA, porque no puede decirse que sea con propiedad el alma en el Cuerpo Místico de Cristo, en cuanto que el Espíritu Santo no puede estar unido substancialmente al Cuerpo Místico; sin embargo se llama alma en sentido analógíco, por la semejanza con el alma del cuerpo humano, a saber en cuanto que el Espíritu Santo realiza en la Iglesia eficiente y cuasi-formalmente efectos vitales semejantes a los que el alma del hombre realiza en el cuerpo humano.

977. POR TANTO las palabras de la tesis denotan ACERTADAMENTE que la tercera parte se deduce a modo de conclusión de las dos partes precedentes.

CASA se entiende en un sentido no material del edificio, sino formal, esto es, como una familia, según la expresión del Señor: no he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mt 15,24), y según lo que leemos en San Lucas: par ser él de la casa y familia de David (Lo 2,4).

Por hijos de Días se entiende aquéllos, que han alcanzado la filiación divina al menos por la regeneración del Bautismo (Jn 1,12,13;- 3,5),

978. Estado de la cuestión. La tesis, según consta por su formulación, tiene tres partes, en cada una de las cuales se presentan las relaciones de unidad de los miembros de la Iglesia can cada una de las divinas personas. En efecto los miembros de la Iglesia en este Cuerpo Místico están unidos: a) a Cristo Hijo de Dios como miembros a su Cabeza; b) al Espíritu Santo, como el cuerpo a su alma; c) a Dios Padre, como los hijos al Padre de familia.

979. Historia de la cuestión. PIO XII en la Encíclica «Mysticu Corporis» hace referencia a aquellos más conocidos, que se apartan de la recta doctrina. 1) Cita a los disidentes Orientales, los cuales constriñen el que Cristo es la única Cabeza de la Iglesia de tal forma que excluyen al Vicario de Jesucristo en la tierra, por lo demás no se apartan de la recta doctrina.

Escuchemos a PIO XII: «Todos saben que Cristo nuestro Señor… encomendó el régimen visible de la sociedad por El fundada al Príncipe de los Apóstoles.- y para debilitar esta afirmación no puede alegarse que, a causa del Primado de jurisdicción establecido en la Iglesia, este Cuerpo místico tiene dos cabezas. Porque Pedro, en virtud del Primado, no es sino el Vicario de Cristo, por cuanto no existe más que una Cabeza primordial de este Cuerpo, es decir, Cristo» (AAS 35,210s)(Véase D 465),

2) Los Protestantes, los cuales mantienen. en verdad la fe en Jesucristo, sin embargo defienden tres clases de errores: a) unos afirmando que el Cuerpo Místico de Cristo es, no la Iglesia visible, sino la invisible, bien aquella que los luteranos definen como la congregación de los justos, bien la que los calvinistas denominan congregación de los predestinados; b) otras separando radicalmente la Iglesia jurídica de la carismática, sostienen que solamente la Iglesia carismática ha surgido de Cristo, y que por tanto ella sola puede ser llamada Cuerpo Místico de Cristo; c) unos terceros adhiriéndose a la teoría de la Iglesia tripartita o a otras teorías afines a ésta, destruyen la unidad y la unicidad orgánica propia del Cuerpo Mística.

PIO XII escribe: «Es totalmente evidente que se encuentran en un grave error aquellos, que a su arbitrio se forman una Iglesia latente e invisible, así coma los que la tienen por una institución humana dotada de una cierta norma de disciplina y de ritos externos, pero sin la comunicación de una vida sobrenatural-, Por lo cual lamentamos y reprobamos asimismo el funesto error de los que sueñan con una Iglesia _ideal, a manera de sociedad alimentada y formada por la caridad, a la que -no sin descén- ponen otra que llaman Jurídica. Pero se engañan al introducir semejante distinción», Y anteriormente había escrito: «Están alejados de la verdad divina aquellos, que se fingen una Iglesia de tal forma que ni pueda ser sentida ni vista, y sea solamente algo, en su expresión, pneumátíco, por lo que muchas comunidades de cristianos, aunque separadas entre sí por la fe, sin embargo estén unidas entre ellas por un nexo que no es visible» (AAS 35,223s y 199s).

980. 3) Niegan además nuestra tesis en su totalidad: a) Los Racionalistas por el hecho de que piensan que es enteramente absurdo todo lo que supera y sobrepasa las fuerzas del entendimiento humano; b) los Naturalistas, los cuales en la Iglesia de Jesucristo no quieren ver más que vínculos enteramente jurídicos y sociales; c) los Evolucionistas, los cuales dicen que la doctrina del Cuerpo Místico ha sido descubierta por San Pablo y ha sido tomada de los helenistas bien filósofos bien gnósticos y acomodada a las necesidades de la Iglesia primitiva.

PIO XII dice: «Porque, mientras por una parte perdura el falso Racionalismo,- que juzga absolutamente absurdo cuanto trasciende y sobrepuja las fuerzas del entendimiento humano, y mientras se le asocia otro error afín, el llamado naturalismo vulgar, que ni ve ni quiere ver en la Iglesia nada más que vínculos meramente jurídicos y sociales; por otra parte, se insinúa fraudulentamente un falso Misticismo, que se esfuerza por suprimir los límites inmutables que separan a las criaturas de su Creador» (AAS 35,197).

981. 4) Entre los católicos ciertamente se equivocan en este tema: a) los que defienden un exagerado misticismo, ya que dicen que «el divino Redentor y los miembros de la Iglesia se unen y forman una sola persona física, sin prestar la debida atención a que San Pablo habló en este tema solamente haciendo uso de una significación traslaticia de las palabras»;

b) los que son partidarios de un insensato quietismo, «por el que atribuyen toda la vida espiritual de los cristianos y los progresos de éstos en orden a la virtud únicamente a la acción del Espíritu divino, esto es prescindiendo de la colaboración que debemos prestar en unión y como en ayuda de dicha acción del Espíritu divino»;

c) los que apoyados en una engañosa de liturgismo, o bien concluyen «que no hay que dar tanta importancia a la confesión frecuente de los pecados veniales consentidos, en expresión suya, puesto que es más ventajosa aquella confesión general, que a diario al Esposa de Jesucristo juntamente con sus hijos unidos a ella en un mismo Cuerpo místico, realice por medio de los sacerdotes que se van a acercar al altar de Dios», o pretenden insinuar «que las súplicas hechas en privado a Dios hay que considerarlas de poca importancia, ya que en realidad, según ellos, tienen más valor las públicas, hechas en nombre de la Iglesia, puesto que éstas provienen del Jesús místico, el Cuerpo de Jesucristo», o bien dicen que nuestras oraciones «no deben ir dirigidas a la persona misma de Jesucristo sino más bien a Dios, o al eterno Padre por medio de Jesucristo, puesto que nuestro Salvador, en cuanto Cabeza de su Cuerpo místico sólo debe ser considerado, dicen ellos, como mediador entre Dios y los hombres» (AAS 35,234-238),

982. Doctrina de la Iglesia. Le primera parte, en la cual decimos que, la Iglesia es un Cuerpo, cuya Cabeza es Jesucristo, aparece en la doctrina que nos enseña BONIFACIO VIII en la Bula «Unam Sanctam», donde también se resalta que el ser Jesucristo Cabeza no excluye en el Cuerpo Místico al Vicario de Jesucristo (I) 458); lo cual lo recalca de nuevo PIO XII, véase el n.979. Hay que añadir la doctrina del Concilio Tridentino, sesión 13 acerca de, la Eucaristía, donde se enseña esta primera parte (0 875, véase 809),

Y en el Catecismo del mismo Concilio Trídentino se dice: «Uno mismo es el rector y el jefe de la Iglesia, ciertamente invisible, Jesucristo, al cual el Padre eterno le constituyó Cabeza suprema de la Iglesia, que es su Cuerpo) (Ef 1,22-23), Puesto que esta unida como el Cuerpo con su Cabeza Santa nuestro Señor Jesucristo, fuente de toda santidad» (p.1, a.9, n,11,13),

983. La segunda parte la enseñó expresamente LEON XIII en la Encíclica «Divínum illud munus»: «El divino Espíritu, dice, que procede del Padre y del Verbo en la luz eterna de la santidad, el mismo amor y el mismo don... derramó la abundancia plena de sí mismo en Jesucristo y en su Cuerpo Místico que es la Iglesia». Ahora bien el que la Iglesia es una obra enteramente divina, consta de forma preclara sobre todo por el argumento de los carismas, de los que ella está adornada por todas partes, el esplendor y la gloria; siendo el Espíritu Santo su autor y su donante. Y baste afirmar está, que siendo Jesucristo la Cabeza de la Iglesia, el Espíritu Sentó es su alma: lo que en nuestro cuerpo es el alma, esto es el Espíritu Santo en el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia».

Y ya en el Catecismo del Concilio Tridentino se dice: «Uno solo y el mismo es el Espíritu que imparte a los fieles la gracia, del mismo modo que el alma da la vida a los miembros del cuerpo... Pues así como el cuerpo humano consta de muchos miembros, y éstos son vivificados por una sola alma, que a los ojos les aporta vista, a los oídos les da audición y a los otros sentidos les suministra las distintas facultades, así el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia, está compuesto de muchos fieles» (p.1, a.9, n.12),

984. La tercera parte la enseña. PIO XI en la Encíclica «Divini illius Magistri»: «La Iglesia, decimos, es aquella Eran familia de Cristo» (D 2217), Y en la Liturgia la Iglesia recibe el nombre de Familia de Dios» en el Ganan: «Así pues esta oblación de nosotros tus siervas y de toda tu familia», y en las Oraciones del Oficio Divino del Domingo 19. de Cuaresma, del Domingo de Pasión, del Triduo Sagrado, etc. y en el Catecismo del Concilio Tridentino se enseña la doctrina de las dos primeras partes de la tesis; y acerca de la tercera parte dice: «La Iglesia recibe el nombre de casa, porque es como una familia, que está gobernada por un Padre de familia». PÍO XII: «La Iglesia es toda la Familia de los cristianos». JUAN XXIII: «Jesús, Verbo de Dios unido al Padre, en el misterio de la Encarnación se convirtió en el hermano primogénito en la nueva familia de los hombres que iban a ser redimidos por su propia sacrificio. Esta familia es la Iglesia misma, una, santa, católica, apostólica, a la cual le fue concedido por decreto divina el que se propagara a través de todo el orbe de la tierra, y cuya Sede primera es Roma, ya Que aquí vino a arribar la navecilla de Pedro, aquí ancló, y aquí está sujeta, no para algunas años, sino ya lleva veinte siglos y se mantiene constante y firme».

985. PÍO XII, «como Maestra de la Iglesia universal, propone a todo el pueblo cristiano la doctrina del Cuerpo Místico de Jesucristo y de la unión de los fíeles en el mismo Cuerpo con el divina Redentor», por medio de la Encíclica: (Mystici Corporis Christi» (AIS 35,198.237). Por consiguiente esta Encíclica debe decirse que es verdaderamente dogmática, y en ella se trata principalmente acerca de la Iglesia según existe en esta tierra, a saber «aclarando y explicando principalmente aquello que concierne a la Iglesia militante (1.c. 193).

Véase especialmente con qué claridad se propone en ella:

Que la Iglesia es un verdadero Cuerpo (1.c. 199s; léase el. n.974);

Que la Iglesia es Cuerpo de Cristo «Hemos vista, dice, que la Iglesia está constituida de forma que pueda asemejarse a un cuerpo; queda ahora el que desarrollemos con claridad y detalladamente por qué causas esta misma Iglesia no debe decirse que es un cuerpo cualquiera, sino el Cuerpo de Jesucristo. Esto se desprende en verdad del hecha de que nuestro Señor es el Fundador, la Cabeza, el Soporte, el Salvador de este Cuerpo Mística» (1.c.204). Desarrolla ampliamente cada uno de estos capítulos (1.c.204- 221),

 

Explica ulteriormente que el Cuerpo de la Iglesia es «Místico» (1.c.221225), acerca de lo cual los datos principales los hemos aportado en el n.974, y quedará más claro por la que enseña acerca del Alma de la Iglesia

Declara cuidadosamente que Jesucristo es la Cabeza del Cuerpo Mística «El que este Cuerpo Místico, dice, que es la Iglesia, está señalado con el nombre de Jesucristo, se demuestra por el hecho de que El mismo debe ser considerado por todos realmente como la Cabeza del mismo (Col 1,18; 2,19; Ef 4,16)». Y prueba que Jesucristo es Cabeza de la Iglesia, a) por razón de la excelencia; b) por razón del gobierno, c) por razón del vínculo con los miembros; d) por razón de la conformidad; e) por razón de la plenitud; f) por razón del Influjo (1.c. 208-216). En. concreto, por razón del gobierno , Jesucristo, dice, rige y gobierna la Iglesia, y también por este título se asemeja a la Cabeza. Ya que así como desde la cabeza, por estar adornada de mayores dotes, son dirigidos naturalmente todos los miembros a los que está sobrepuesta para mirar por ellos, así el divino Redentor rige el timón de toda la sociedad cristiana y gobierna sus destinos» (1.c. 209). Por razón del Influjo- «De una manera especial se demuestra que hay que afirmar que Jesucristo nuestro Señor es la Cabeza de su Cuerpo Mística, por esta razón. porque así como las nervios se difunden desde la cabeza a todos nuestras miembros, dándoles la facultad de sentir y de moverse, así nuestro Salvador derrama en su Iglesia su poder y eficacia... De El se deriva al Cuerpo de la Iglesia toda la luz con que las creyentes son iluminados por Dios, y toda la gracia con que se hacen santas, cama El es santa... Y por ella escoge, determina y distribuye a cada una de los miembros las gracias peculiares, según la medida de la donación de Cristo (Ef 4,7). De donde se sigue que, recibiendo fuerza del divino Redentor, como del primer manantial, todo el cuerpo trabado y concertado entre sí recibe por todos los vasos y conductos de comunicación, según la medida correspondiente a cada miembro, el aumento propia del cuerpo, para su perfección, mediante la caridad» (Ef 4,16; Col 2,19)(1.c.215s).

Que el Alma del Cuerpo místico es el Espíritu Santo la enseña con estas palabras, «El principio divino de vida y de virtud dado a la Iglesia por Cristo... no es otro sino el Espíritu Santo Paráclito. A, este Espíritu de Cristo, como a principia invisible, ha de atribuirse también el que todas las partes están íntimamente unidas, tanto entre sí, como con su excelsa Cabeza, estando coma está todo en la Cabeza, toda en el Cuerpo, todo en cada uno de los miembros... El, con su celestial hálito de vida, ha de ser considerado como el principio de toda acción vital y saludable en todas las partes del Cuerpo místico». De donde concluye en unión de LEON XIII: «Baste saber que mientras Cristo es la Cabeza de la Iglesia, el Espíritu Santo es su Alma» (1.c.218-220; véase n.983): D 2288.

Que la Familia de Dios la constituyen los fieles unidos en el Cuerpo místico, puede deducirse de la doctrina de PIO XII, en la que se dice que los fieles «se han convertido en hermanos según la carne del Hijo unigénito de Dios», «son consortes de la naturaleza divina», «son conformes a la imagen del Hijo de Dios», por el cual en verdad se convierten en Hijos de Dios» (1.c.198,214).

986. Valor dogmático. La tesis por consiguiente es en cuanto a las tres partes doctrina católica, según el Magisterio universal de los SS. Pontífices en las Encíclicas que hemos citado. También puede decirse de fe divina, ya que está contenida directamente en la Sagrada Escritura.

987. Prueba. PARTE. 1) Que la Iglesia es Cuerpo de Cristo lo enseña de forma manifiesta San Pablo en 1 Cor 12,4-30: a) No va en contra de la unidad del Cuerpo la patente y visible diversidad de dones, de ministerios, de operaciones, ya que proceden todos ellos de un solo Dios trino (1 Cor 12,4-11); b) el Cuerpo de la Iglesia consta de distintos y varios órganos a semejanza del cuerpo humano (1 Cor 12,14-27); c) la causa es la unión íntima y sacramental de los fieles con Cristo y en Cristo (1 Cor 12,12s.27). Por lo que con enorme acierto Santo TOMAS dice (en el Comentarío a 1 Cor 12,12): «Cuando dice así también Cristo, se hace uso de una adaptación de semejanza diciendo: así también Cristo, a saber es uno solo, según la expresión: un salo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas (1 Cor 8,6). Y sin embargo tiene muchos y diversos miembros, a saber todos los fieles, según la expresión: así también nosotras, siendo muchos, no formamos más que un solo cuerpo en Cristo, siendo cada uno por su parte los unas miembros de las otras (Rom 12,5)».

En cuanto a las palabras: De este modo Cristo y vosotros sois el Cuerpo de Cristo, véase San JUAN CRISOSTOMO: «Añadió, dijo, así también Cristo: y habiendo convenido decir, así también la Iglesia, pues esto era lo lógico: no dijo esto, sino que en lugar de decir esto dice Cristo, elevando grado sumo la oración... Ahora bien esto quiere significar: así también el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Pues así como el cuerpo y la cabeza son un solo hombre, dijo que así también la Iglesia y Jesucristo son una sola realidad; por ello puso a Cristo en lugar de la Iglesia». Añádase de la Glosa ordinaria: «La Cabeza, dice, y el Cuerpo se dice que es Cristo, a causa de la unidad inefable entre la Cabeza y los miembros». Véase también San AGUSTIN: «Jesucristo todo entero, dice, es Cabeza y Cuerpo. Cabeza es el Hijo unigénito de Dios, y Cuerpo es su Iglesia, el esposo y la esposa, dos en una sola carne», «El Doctor de los Gentiles al escribir a los Corintios (12,12).- llama a Jesucristo Iglesia» (PIO XII, Mysticí corporís: AAS 35,218).

De donde por este texto de San Pablo se ve claramente manifiesto que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, esto es, algo visible y en verdad único, sin embargo que está formado de la unión de varios órganos, y que pertenece a Cristo; lo cual debe entenderse ciertamente a semejanza del cuerpo humano, según lo hace resaltar el Apóstol mismo («Corpus Christi», Ef 1,23; 4,12; 5,29; Col 1,24).

2) La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo: esto es, un cuerpo ciertamente moral, cuya unidad moral sin embargo es llevada a término ulteriormente y es elevada por el principio sobrenatural interno. Esto puede también mostrarse por el testimonio citado de San Pablo en 1 Cor 12,4-11. Y además puede probarse por Ef 4,1-8: a) Habla allí S.Pablo de la unión moral y de las virtudes que conciernen de forma especial a esta unión (Ef 4,1-2); b) pasa después el Apóstol a declarar el principio interno y sobrenatural que perfecciona y lleva a término aquella unión moral (Ef 4,3-6). Escuchemos respecto a este texto a San AGUSTIN: «Es un cuerpo, dice, constituida de muchos miembros y anima a todos los miembros un solo Espíritu... Las funciones de los miembros están repartidas, sin embargo el Espíritu abarca todas».

3) La Cabeza del Cuerpo Místico es Jesucristo, del cual provienen las fuerzas vitales, con las que se unen los miembros de la Iglesia y se regulan sus operaciones. a) Que Jesucristo es Cabeza se deduce de Ef 1.22s, donde se resalta que Jesucristo fue constituido por Dios Padre como Cabeza de la Iglesia sobre todas las cosas; y se dice que la Iglesia es la plenitud de Jesucristo (πληρωμα), lo cual puede entenderse de un doble modo; o bien en sentido activo, esto es, la Iglesia es lo que completa a Jesucristo, a saber por proveerle de miembros a El en cuanto Cabeza; o-bien en sentido pasivo, esto es, la Iglesia es aquello que es completado por Jesucristo, a saber, mediante la vida y los dones que se derivan a los miembros de El, en cuanto Cabeza. No debe dejarse de ver el texto griego. La afirmación acerca de Jesucristo como Cabeza la encontramos también en Col 1,18-20.

b) El que se derivan de Jesucristo las fuerzas vitales con las que se unen los miembros de la Iglesia y se regulan las operaciones de éstos, se deduce expresamente de Ef 4,15-15, y también de Col 2,19, según lo explica PIO XII en la Encíclica «Mystici Corporis» (AAS 35,217, n.985,4).

c) Esto mismo puede confirmarse por Jn 15,1-5, y para la comprensión de este texto véase PIO XII, «Mystici Corporís», y otras declaraciones del Magisterio eclesiástico respecto a este mismo texto <1.c. 216; D 105, 135, 138, 180, 197, 200b, 809), y también puede verse San AGUSTIN: «Este texto evangélico, dice, donde el Señor afirma que El es la vid y sus discípulos los sarmientos, lo dice en cuanto que es Cabeza de la Iglesia y nosotros miembros de ella, y en cuanto que Jesucristo hecho hombre es el mediador entre Dios y los hombres».

990. 4) La Iglesia es el Cuerpo de Cristo y ciertamente esto en sentido pleno, ya que según explica con todo interés PIO XII <AAS 35,204-221> Jesucristo es «Fundador, Cabeza, Soporte, Salvador de este Cuerpo místico». Ahora bien esto puede ya deducirse de lo que _hemos probado, sin embargo está contenido de modo manifiesto en San PABLO, Ef 5,23-30: «Jesucristo es Cabeza de la Iglesia: El mismo es el Salvador de su Cuerpo... Cristo amó a la Iglesia y se entregó El mismo por ella, con el fin de santificarla… Para presentar ante sí mismo esta su Iglesia gloriosa a la cual la alimenta y la abriga».

Además la Iglesia se dice que es el Cuerpo de Cristo, ya que, según recuerda PIO XII, «el divino Redentor constituye con su Cuerpo social una sola persona mística». Y el mismo Pontífice confirmando esto con la autoridad de San ROBERTO BELLARMINO, dice: «esta denominación del Cuerpo de Cristo no debe explicarse solamente por el hecho de que Jesucristo debe decirse que es la Cabeza de su Cuerpo místico, sino también porque sostiene a la Iglesia y en cierto modo vive en la Iglesia de tal modo que ésta misma es como otra persona de Cristo». Esta doctrina la enseñaron San AGUSTIN: «Cristo. habla, porque Cristo está en los miembros de Cristo... Y para que sepáis que se dice del mismo Jesucristo que es su Cabeza y su Cuerpo, El mismo dice con ocasión de hablar del matrimonio: Serán des en una sola carne (Mt 19,5). Por tanto resulta como una sola persona de dos, de la Cabeza y del Cuerpo, del esposo y de la esposa... Así pues hable Cristo, ya que en Cristo habla la Iglesia y en la Iglesia habla Cristo, y el Cuerpo en la Cabeza y la Cabeza en el Cuerpo». San GREGORIO: «Nuestro Redentor se presentó a sí mismo como una sola persona con su Iglesia, a la cual tomó para sí (Ef 4,15; Col 1,24). Ya hemos dicho frecuentemente que Jesucristo y la Iglesia son una sola persona; a saber Jesucristo la Cabeza de este Cuerpo y la Iglesia el Cuerpo de esta Cabeza. Por tanto creemos que Jesucristo y la Iglesia son una sola persona». Santo TOMAS: «La Iglesia entera, la cual es el Cuerpo místico de Cristo, se considera como una sola persona con su Cabeza, que es Cristo».

Ahora bien esta unidad de la persona, la cual debe entenderse no en un sentido físico sino místico según nos advierte PIO XII (AAS 35,218), se deduce de aquella expresión con la que el Setor increpó al perseguidor de la Iglesia cuando le dijo: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? (Hch 9,4); y también se deduce de San Paulo, cuando sin añadir nada más, llama a la Iglesia «Cristo» (1 Cor 12,12) y cuando al escribir a los Gálatas dice según el texto original griego: «Porque cuantos en Cristo habéis sido bautizados, os habéis vestido de Cristo... porque todos sois uno en Cristo Jesús» (Gál 3,26-28).

991. 21. PARTE. El Espíritu Santo es como el Alma del Cuerpo Místico de Cristo. («El Espíritu Santo vivifica y une de modo invisible a la Iglesia»: S. TOMAS, 3 q.8 a.1 a 3; véase 3 d.13 q.2 a.2 .sol. 2).

El alma humana es respecta al cuerpo del hombre: 1) Su principio informante, 2) su principio de unidad y de actividad, 3) su principio vital; es así que respecto al Cuerpo Místico de Cristo el Espíritu Santo es, 1) su principio cuasi-informante, 2) su cuasi principio de unidad y de actividad, 3) su cuasi-principio vital; luego el Espíritu Santo es como el Alma del Cuerpo Místico de Cristo (San AGUSTIN, Sermón 267,4,4: R 1523).

Prueba de la menor. 1) El Espíritu Santo es el principio cuasi-Informante del Cuerpo Místico de Cristo. Pues el alma humana, como principio informante, es una substancia espiritual, que existe definitivamente en el cuerpo, pero que es intrínsecamente independiente de él tanto en el ser como en el obrar, y que eleva al cuerpo humano al orden de un viviente con vida racional; es así que el Espíritu Santo es una substancia espiritual, que existe cuasi-definitivamente en el Cuerpo Místico de Cristo, pero que es absolutamente independiente de él tanto en el ser como en el obrar, y que eleva al Cuerpo Místico al orden de un viviente con vida sobrenatural; luego el Espíritu Santo es el principio-cuasi informante del Cuerpo Místico de Cristo.

La mayor está clara por psicología.

En cuanto a la menor a) Que el Espíritu Santo es substancia espiritual y absolutamente independiente del Cuerpo Místico tanto en el ser como en el obrar, consta por el hecho de que es espíritu y acto purísimo.

b) Que el Espíritu Santo existe cuasi-definitivamente en el Cuerpo Místico de Cristo puede deducirse por San Pablo; en efecto en 1 Cor 3,9.16.17 enseba el Apóstol que el Espíritu Santo existe como en su templo en el cuerpo entero de la Iglesia; y el mismo Apóstol en 1 Cor 5,15.19 muestra Que el Espíritu Santo existe también todo entero en cada uno de los miembros de la Iglesia. Luego San Pablo nos enseña que el Espíritu Santo está en la Iglesia como el todo en el todo y el todo en cada una de sus partes, esto es como definitivamente.

e) Que el Espíritu Santo eleva al Cuerpo Místico al orden de un viviente con vida sobrenatural lo probaremos al mostrar que el Espíritu Santo es como el principio vital de la Iglesia (n.993).

992. Prueba de la menor principal. 2) El Espíritu Santo es el cuasi principio de la unidad y de la actividad del Cuerpo Místico de Cristo,

A) En efecto el Espíritu Santo es presentado como el primer principio de unidad en la Iglesia en S, Pablo 1 Cor 12,12-13,

B) El Espíritu Santo aparece como el primer principio de actividad: a) De la Cabeza en cuanto tal: en su formación al encarnarse Cristo (Lc 1,35); cuando el Espíritu Santo manifiesta, constituye y conduce a Jesucristo a la predicación del Evangelio (Lc 3,22; 4,1.14.16-21); cuando le asiste en el sacrificio redentor de la cruz (Hebr 9,1315). Ahora bien por la Encarnación el Hijo de Dios se convierte en Cabeza del cuerpo de los hombres, por la predicación del Evangelio Cristo reúne el Cuerpo de la Iglesia, por último por el sacrificio de la Cruz ejerció en toda su plenitud la función de Cabeza de la Iglesia. LEON XIII en el texto citado dice: «Para exponer la virtud del Espíritu Santo, al principio es menester volverse a mirar a Cristo Fundador de la Iglesia y Redentor de nuestro linaje— El misterio de la Encarnación del Verbo, aunque fue obra de toda la Santísima Trinidad, sin embargo se le atribuye como propia al Espíritu Santo: de tal modo que acerca de la Virgen hablan así los Evangelios: Se halló haber concebido María del Espíritu Santo— pues lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo (Mt 1,18.20)... Ahora bien por obra del Espíritu divino no solamente se realizó la concepción de Cristo, sino también la santificación de su alma, la cual unción se menciona en las Sagradas Escrituras (Hch 10,38); y de este modo toda su actuación se realizaba estando presente el Espíritu (véase Lc 4,14-22), y principalmente su sacrificio: por el Espíritu Santo se ofreció a sí mismo inmaculado a Dios (Heb 9,14)»,

b) El Espíritu Santo es también el primer principio de actividad del Cuerpo en cuanto tal. En efecto la actividad del Cuerpo de la Iglesia en cuanto tal es triple: doctrinal, santificadora y real. Ahora bien el Espíritu Santo es presentado como primer principio de actividad bien doctrinal (Jn 16,12-15); bien santificadora, tanto en la regeneración por medio del bautismo como en la restauración por medio de la penitencia (Jn 3,5; Jn 20,22s); bien real (Lc 24,48s; Hch 1,1-8; 20,28).

993. Prueba de la menor principal. 3) El Espíritu Santo es el cuasi-principio vital del Cuerpo Místico de Cristo. En efecto el alma humana, como principio vital, es el principio primero y radical del cual proviene la vida específicamente humana, esto es, la vida racional. Es así que en el Cuerpo Místico de. Cristo el Espíritu Santo es el primer y radical cuasi-principio, del cual proviene la vida específicamente cristiana del Cuerpo Místico, esto es, la vida sobrnatural; luego el Espíritu Santo es el cuasi-principio vital del Cuerpo Místico de Cristo.

Prueba de la menor. a) Del Espíritu Santo como de primer y radical principio proviene la vida sobrenatural de la gracia que hace al hombre grato a Dios, según se ve de modo manifiesto por San Pablo: Rola 8, 5.6.9-17, b) Del Espíritu Santo como de primer y radical principio proviene la vida sobrenatural de los dones concedidos gratuitamente, según atestigua también San Pablo: 1 Cor 12,3-11. c.) Por esto son atribuidos en efecto con toda razón al Espíritu Santo por el mismo San Pablo todos los frutos de la vida espiritual y sobrenatural: Gál 5,16-25. Por ello oportunamente la Iglesia manda creer «en el Espíritu Santo, Señor y vivificante» (D 86).

3. PARTE. La Iglesia es Casa a manera de la Familia de los hijos de Dios Padre.

Prueba. 1) Como conclusión de las partes precedentes. En efecto por lo ya probado se deduce que Dios Padre es verdaderamente Fundador y Vivificador de la Iglesia como de la Familia de los hijos de Dios. a) Es Fundador, ya que envió a su Hijo Unigénito, al cual engendra desde la eternidad, a este mundo, para que los hombres que creyeran en El se convirtieran en hijos de Dios y como tales se reunieran en una sola asociación ante la cual constituyó como Cabeza a su mismo Hijo Unigénito (véase Jn 1,11-14; Ef 1,22; Rom 8,29), b) Es Vivificador, porque envió a este mundo en el tiempo al Espíritu Santo, al cual anhela desde la eternidad juntamente con el Hijo, a fin de que el Espíritu del amor substancial del Padre y del Hijo vivificara a modo de alma la asamblea de los hijos de Dios (véase Jn 14,15-17; Rom 8,9.15-17).

Luego por el hecho de que Dios Padre haya constituido a su Hijo Unigénito como Cabeza de la asamblea de los Hijos de Dios,. y por haber dado al Espíritu del amor substancial del Padre y del Hijo, para que vivificara como al la misma asamblea de los Hijos de Dios, esto es la Iglesia, podemos concluir con todo derecho que la Iglesia es Casa a modo de la Familia de los Hijos de Dios Padre.

Prueba. 2) -Por los testimonios de la Sagrada Escritura. a) La Iglesia es llamada por San Pablo Casa de Dios vivo y ciertamente en sentido formal, en cuanto Familia (1 Tim 3,15; véase 3,5,12 y el contexto de los capítulos 1-3); y por ello San Pablo mismo llama también a los fieles familiares de Dios en el mismo sentido formal, esto es, en el sentido de familia de Dios <Ef 2,19).

La Iglesia es presentada como la Familia de la Casa de Dios, en la cual Cristo es el Hijo en la Casa propia, en cambio Moisés es servidor de la misma Casa, y nosotros constituimos esta misma Casa (Hebr 3,1-6), y en verdad no sólo cama servidores sino como hermanos del Primogénito Mismo (Rom 8,28-30).

El Padre de Familia de la Iglesia es Dios Padre, ya porque del cual toma nombre toda la paternidad en los cielos y sobre la tierra (Ef 3,15), ya también porque, como verdadero Patriarca, ha bendecido a los hombres en su Hijo Jesucristo, los ha elegido en El mismo y por último los ha predestinado a estos mismos en su Unigénito para la adopción de los Hilas de Dios (Ef 1,3-6). Por ello can toda razón Jesucristo nos ha enseñado a orar a Dios diciendo: Padre nuestro, y ha advertido: Ni llamáis Padre a nadie sobre la tierra porque uno solo es vuestro Padre, el que está en los cielos <Mt 6,9; 23,9).

996. La conclusión de la tesis es la siguiente:

A. La Iglesia es la Casa de Dios Padre: Dios Padre es en ella como el Padre de familia en su Casa, cUyos hijos somos nosotras;

B) La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo: Dios Hijo es en ella como la Cabeza del Cuerpo, cuyos miembros somos nosotros;

C) La Iglesia es el Templo del Espíritu Santo: Dios Espíritu Santo es en ella como el Alma vivificante, de cuya vida participamos nosotros;

D) En esta unión con Dios Trino consiste en último término la vida sobrenatural -de los regeneradas mediante el Bautismo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, según el conocido mandato de Jesucristo: Bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28,19).

997. Escolio 1. La doctrina de Santo TOMAS acerca del Cuerpo Místico de Cristo está contenida principalmente en 3, q.8; De ver, q. 29 a.4 y 5; 3 d.13 q.2 a.2; Exposición a la epístola de S.Pauli: Ram 8,28-30 lect.6; 12,4-5 lect.2; 1 Cor 12,4-30 lect.1-3; Ef 1,22-23 lect.8; 2,19 lect.6; 4,1516 lect.5; Col 1,18-20.24-28 lect. 5-6; Hebr 3,1-6 lect.1; Opúsculo referente al símbolo, c.12.

1) Acerca de Cristo Cabeza del Cuerpo Místico (3 q.8 a.1.3 y 6). A. Cristo en cuanto hombre es Cabeza de la Iglesia (3 q,8 a.1),

Pertenecen a la naturaleza de Cabeza: a) la sublimidad; b) la perfección; c) la virtud de influir en lcs miembros. Ahor bien en Cristo, a) se da la sublimidad a causa de la cercanía a Dios y por la consiguiente preeminencia respecto a nosotros; b) se da la perfección par la plenitud absoluta de gracias y de dones; c) se da la virtud por el hecho de que de la plenitud de Cristo se derivan a todas los dones y las gracias. Ahora bien hay que tener en cuenta que Cristo en cuanto hombre aporta instrumentalmente los dones y las gracias a los miembros de su Cuerpo Místico, y en cuanto Dios los aporta con autoridad (3 q.8 a,1).

998. B. Miembros de Cristo en cuanto Cabeza (3 q.8 a.3),

Los miembros de Cristo en cuanto cabeza son todos los hombres, sin embargo según distintos grados. En primer término son ciertamente miembros en acto, a) los que están unidos a Dios por la visión beatífica, b) los que están unidos a Dios por la caridad, c) los que al menos por la fe creen en Dios. En segundo término solamente son miembros en potencia

d) los infieles que van a creer en alguna determinada ocasión, e) los infieles que nunca llegarán a la fe. En tercer lugar ni siquiera son miembros en potencia, f) los que se han apartado de Dios por la condenación eterna. Por consiguiente hay que tener en cuenta que, según esta doctrina, la Iglesia está considerada en un sentido más amplio; y por ello dice Santo Tomás: «Los Padres se conducían hacia Cristo por la fe y el mismo amor, por el que también nosotros nos conducimos hacia El; y así los Padres antiguos (esto es los del Antiguo Testamento) pertenecían al mismo Cuerpo de la Iglesia, al que nosotros pertenecemos» (3 q.8 a.3),

999. C. Solamente Cristo es propiamente y «simpliciter» Cabeza de la Iglesia (3 q.8 a.6),

Propiamente y «simpliciter» la índole de Cabeza se satura en Jesucristo solamente, ya que solamente Jesucristo influye con su virtud internamente en los miembros, y los gobierna con su propia autoridad y alcanza con su acción a todos los de todos los tiempos, cuantos son miembros de la Iglesia. A otros la naturaleza de cabeza sólo les conviene por participación y «secundum quid», en cuanto que puede decirse que son cabezas solamente por lo que se refiere al gobierno externo y por la autoridad vicaria recibida de Jesucristo, sin embargo no de tal modo que los súbditos de éstos puedan llamarse miembros de ellos.

1000. 2) De la relación de Cristo en cuanto Cabeza respecte a sus miembros trata con mucha amplitud Santo TOMAS, De ver. q.29 a.4 y respecto a Ef 4,16 lect. 5.

Respecto a la unión de los miembros puede verse más ampliamente en 3 d.13 q.2 a.2 sol. a.2; donde también se habla acerca de la a modo de Alma del Cuerpo Místico, que es el Espíritu Santo. Y Respecta al Símbolo, c.12, dice: «El alma, que vivifica este Cuerpo de la Iglesia, es el Espíritu Santo».

Que la Iglesia es Casa a modo de la Familia de los hijos de Dios Padre lo enseña también Santo TOMAS sobre todo en su comentario a la epístola Ef 2,19 lect. 6; y en su comentario a Hebr 3,1-6 lect, 1.

1001. Escolio 2. Doctrina del Cuerpo Místico en el Concilio Vaticano I

Acerca de esto no tenemos propuesto por el Concilio Vaticano I nada definitivo, Solamente hay- un Esquema presentado a los Padres y hay también muchas anotaciones dadas por escrito por los Padres del Concilio acerca de este tema y tenemos por último el Esquema reformado por KLEUTGEN según las enmiendas de los Padres, el cual sin embargo no fue propuesto a los Padres del Concilio. A causa de la obligada suspensión del Concilia por causas ajenas al mismo, los Padres no pudieron llegar a tratar públicamente acerca de esta doctrina.

1002. Esquema I. La constitución «De Ecclesia» establecía en su capítulo primero que la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, como -noción preliminar, de la cual se desprendería la doctrina restante acerca de la Iglesia: «Capítulo I. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo. El Híjo Unigénito de Dios.., hecho a semejanza de los hombres (Fil 2,7) apareció visiblemente en la forma tomada de nuestro cuerpo, a fin de que los hombres terrenos y carnales revistiéndose de un hombre nuevo, el cual fue creado según. Dios en justicia y en santidad de verdad (Ef 4,24), formaran el Cuerpo Mística, del cual El mismo fuera la Cabeza. Ahora bien para realizar esta unión del Cuerpo Mística, nuestro Señor Jesucristo instituyó el santo baustismo de la regeneración y de la renovación, por el cual los hijos de los hombres divididos entre sí por tantos conceptos, y principalmente por haber caída en el pecado, limpios de toda mancha de culpa fueran entre sí miembros, y unidos a su Cabeza divina por la fe, la esperanza y la caridad, todos fueran vivificados todos exclusivamente por su Espíritu, y recibieran plenamente los dones del las gracias celestiales y de los carismas. Y es ésta la que, a fin de presentarla y dejarla profundamente grabada en las mentes de los fieles, nunca puede encarecerse lo suficiente, la excelente belleza de la Iglesia, cuya Cabeza es Cristo (Col 1,18), de quien todo el Cuerpo, trabado y unido por todos los ligamentos que lo unen y nutren para la operación propia de cada miembro, crece y se perfecciona en la caridad (Ef 4,16)».

1003. La Comisión de la Doctrina de la Fe, en las Anotaciones a este Esquema, explicaba la importancia de esta doctrina y la oportunidad y la conveniencia de dejarla bien determinada: «Para presentar la naturaleza de la Iglesia según la doctrina verdadera y católica, se establece en primer lugar que la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, ya que 1) en la Sagrada Escritura la Iglesia de Cristo es presentada con más frecuencia, con más detalle .y con más claridad que en ningún otro esquema; 2) porque en el mismo esquema está contenida la esencia íntima-misma de la Iglesia, y esta en grado muy excelente, esto es, su belleza y su poder divinos, de la cual como de parte más importante y más noble parte el comienzo de la descripción; hay que añadir 3) un motivo polémico, a saber, a fin de que ya inmediatamente desde el principio quede exclusiva la reserva divulgada entre los Protestantes tanto los más modernos,- como los más antiguos en el sentido de que, según ellos, toda la verdad de la Iglesia quedara referida por los Católicos solamente a lo externo y a lo sensible,- Y se ve claro además que 4) a no ser que se tenga en la presencia aquella hermosura interna de la Iglesia, no puede determinarse y apreciarse, coma es justo, de aquello, que concierne al aspecto externo mismo de la Iglesia; y es conocido de todos 5) que ella misma es en primer lugar la hermosura del Cuerpo Místico, la cual actualmente o bien es profundamente ignorada entre los hombres tan carnales y mundanos, o bien no se la atiende, como es menester; por lo cual parecía que ella debía ser avivada antes de cualquier otra cosa en los ánimos de los fieles»,

1004. El juicio de los Padres del Concilio acerca de este esquema nos fue dado a conocer por el testimonio del Padre KLEUTGEN, Teólogo vaticano, el cual en las Anotaciones al Esquema II de la Constitución «De Ecclesia), dice lo siguiente: «A muchos Reverendísimos Padres en el Esquema anterior no les ha agradado que se proponga la definición simbólica de la Iglesia, en la que es llama Cuerpo de Cristo, como elemento clave doctrinal y fundamento de lo que sigue». Por consiguiente en el segundo Esquema la exposición se fundamenta más bien en esta otra noción de Iglesia: «Así pues la Iglesia es la asamblea de los fieles de Cristo, y una verdadera sociedad, no obstante mucho más augusta que cualquier sociedad humana, y por tanto ha sido llamada con todo derecho Ciudad de Dios y Reino de los cielos», No obstante según indica el mismo Teólogo: «Para dejar zanjado todo lo que pudiera sugerir de simplemente hulhano o profano este nombre de sociedad, se añade inmediatamente nombres de la Iglesia más propios y bíblicos, y con la explicación de éstos se muestra la naturaleza de la Iglesia totalmente divina y sobrenatural por su origen, su fin y sus medios. Lo cual también es muy adecuada para salir al paso de la calumnia de que los Católicos dejan de lado, al presentar a la Iglesia, lo que es interno y espiritual... Por tanto se ha cambiado este nombre, sin embargo A tal ,a1 forma que se recuerde de un modo singular aquel nombre de la Iglesia [Cuerpo de Cristo], ya que incluso en la Sagrada Escritura misma se usa con más frecuencia y de modo más expreso que los otros, y es muy adecuado para dar a entender las propiedades de la Iglesia».

1005. En el Esquema II según estos criterios, no se propone la doctrina del Cuerpo Místico como fundamento del cual se desprenda todo lo demás, sino que se añade con parte verdaderamente principal en orden a conocer profundamente la naturaleza íntima de la Iglesia, de este modo: «la Sagrada Escritura,- llama a la Iglesia no sólo Reino, sino que la asemeja también a una casa espiritual, a un templo santo y a un redil, pero enseña que principalmente es un Cuerpo, cuya Cabeza es en verdad Cristo, y sus miembros son los fieles, Así pues es menester que los fieles de Cristo estén entre sí unidos y conjuntados como miembros de un Cuerpo vivo, según testifica el Apóstol: Porque así como, siendo el cuerpo uno, tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, con ser muchos, son un cuerpo único, así es también Cristo. Porque también todos nosotros hemos sido bautizados en un solo Espíritu, para constituir un solo Cuerpo (1 Cor 12,12-13)».

Este segundo Esquema ni fue presentado al Concilio ni fue aprobado por la Comisión de la Defensa de la Fe; sin embargo viene bien para sacar la conclusión de que el Concilio Vaticano I pensó ciertamente acerca de dejar bien establecida la doctrina que sostiene que la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo como Cabeza,

1006. Escolio 3. Identidad del Cuerpo Xístico y de la Iglesia jerárquica.

Acerca del concepto del Cuerpo Místico comparado con el concepto de Iglesia visible, algunos Padres del Concilio Vaticano I advierten que estos conceptos no deben ser equiparados, y en concreto el Arzobispo DTJPANLOUP afirmó: «Cuerpo Místico de Cristo abarca más que Cuerpo visible de la Iglesia y comprende en su total extensión a todos los justos incluso a aquellos que (sin su culpa) estuvieran, por hipótesis, fuera de la comunión de la Iglesia».

Ahora bien esta enseñanza no parece estar de acuerdo con la que proponían los Esquemas del Concilio Vaticano I, y después de las Encíclicas «Satis cognitum» de LEON XIII y «Mystici Corporis» de PIO XII, ya no puede sostenerse.

Es ciertamente verdad que el Cuerpo de Cristo reduplicativamente en cuanto Místico no es la Iglesia de Cristo reduplicativamente en cuanto visible, porque la razón por la cual el Cuerpo de Cristo se denomina precisamente Místico no es aquello que en la Iglesia es precisamente visible, sino lo que en la Iglesia constituye la vida sobrenatural de ésta. Sin embargo si se toman los conceptos sólo de un modo especificativo, hay que decir en verdad que el Cuerpo Místico de Cristo es la Iglesia Católica de Cristo simplemente visible. En efecto la doctrina acerca del Cuerpo Místico de Cristo está tomada principalmente de San Pablo. «Ahora bien la metáfora paulina del Cuerpo no se verifica plenamente ni en aquella unión que existe únicamente en virtud de la. Encarnación, ni en la Iglesia a partir de Abel, ni en la Iglesia que se da meramente en los santos o en los predestinados, ni en la Iglesia exclusivamente discente; sino solamente en la Iglesia Católica jerárquica, docente y al mismo tiempo discente. Pues el Cuerpo de Cristo es, según el pensamiento de San Pablo, aquella organización visible jerárquica, cual se daba en la época del Doctor de los gentiles».

1007. Entre los católicos, a partir del ato 1914, hay algunos, que llevados del irenismo, distinguen ciertamente el Cuerpo Místico de la Iglesia jerárquica con el fin de conceder el que los cristianos no católicos que están en el error de buena fe pertenecen en realidad al Cuerpo Místico, y que por tanto se salvan, aunque no sean propiamente miembros de la Iglesia católica. Con esta enseñanza piensan que les es posible el acceso a los pancristianos que fomentan el ecumenismo, los cuales sostienen que para alcanzar la salvación es necesario y suficiente La unión interna del alma con Cristo, y que de ningún modo se requiere la uniformidad de la doctrina o de la vida o de la organización externa; sino que más bien es indiferente pertenecer a cualquiera de las sectas cristianas.

Después de la Encíclica «Mystíci Corporis», los católicos aceptan muy comúnmente la doctrina tradicional acerca de la identidad del Cuerpo Místico de Cristo y de la Iglesia Católica Romana, la cual hemos defendido siempre nosotros.

No obstante algunso opinan que Pío XII con la identidad, que enseña, solamente pretendió rechazar el indeferentísmo de los pancristianos, pero que de-ningún modo prohibió sostener el concepto más amplio y tradicional de Cuerpo Místico, según el cual todos los justificados, aunque no sean miembros de la Iglesia visible en sentido pleno, se dice que sin embargo pertenecen en verdad al Cuerpo Místico de Cristo. En cambio MOREL, atacando ex profeso la enseñanza de P. TROMP, juzga que Pío XII enseña que
el Cuerpo Místico interpretado en, sentido eminente o perfecto se identifica con la Iglesia Católica Romana. Ahora bien él mismo, apoyándose sobre todo en las enseñanzas de Mersch y de Cerfaux, sostiene que el Cuerpo Místico propiamente y "simplíciter" tal es el conjunto de todos los que habitualmente están unidos con Cristo por la sola fe sobrenatural, aunque no tengan el bautismo o pertenezcan a cualquier otra secta.

Esto, que después de la Encíclica «Mystíci Corporis» juzgábamos que no podía sostenerse, ahora juzgamos que va en contra de la doctrina católica, después de la Encíclica (1Humaní generís» la cual enseña: «Algunas piensan que no están obligados por la doctrina expuesta hace pocos años en Nuestras Encíclicas, y fundamentada en las fuentes de la revelación, la cual enseña en verdad que el Cuerpo Místico de Cristo y la Iglesia Católica Romana son una sola y misma realidad». Da por supuesto esto mismo cuando dice en la Encíclica «Sempiternus Rex»: «Muchos en los pueblos orientales se han apartado lamentablemente de la unidad del Cuerpo Místico de Cristo.-» KAAS 43 [1951] 640s).

1008. Escolio 4. Acerca del Alma del Cuerpo Mística. Hemos llamado al Espíritu Santo no Alma sino a modo de Alma del Cuerpo Místico de Cristo. No se le llama propiamente alma: 1) porque no es una substancia incompleta que se una substancialmente al Cuerpo Místico como su forma propiamente dicha, y 2) consiguientemente, porque no causa formalmente los efectos de la vida del Cuerpo Místico, sino sólo eficientemente cuasi-formalmente.

No obstante la gracia santifícante y otros dones interiores sobrenaturales mucho menos pueden llamarse Alma del Cuerpo Místico. En efecto, 1) no son algo substancial ni existen definitivamente en el Cuerpo Místico, 2) ni son intrínsecamente independientes de las almas de los fieles, 3) ni son un solo principio, y por tanto no pueden ser razón de unidad, 4) ni san el principio primero y radicar de los actos del Cuerpo, sino más bien son efectos que se producen y se aumentan en él por virtud de otro, 5) y tampoco son principio usimpliciter" de los actos del Cuerpo en cuanto tal, ya que los actos de las potestades de enseñar, de santificar y de gobernar son ejercidos válidamente por los ministros aunque carezcan de la gracia. Por lo cual, al tratarse de definir el principio substancial, único, primero y radical de la vida y de todos los actos del Cuerpo, no puede decirse que éste sea la gracia santificante y los otros dones sobrenaturales internos, las cuales no son sino efectos vitales o principios próximos con los que el Espíritu Santo, a modo de Alma, actúa en el Cuerpo de la Iglesia, según advierte Pío XII.

Ahora bien si la comparación y la semejanza se considera bajo otro aspecto, a saber en cuanto que en el hombre pertenece al cuerpo todo aquello que puede percibirse por los sentidos, y en cambio concierne al alma lo que de suyo es insensible, entonces ciertamente podría llamarse su alma todo lo que en el Cuerpo Místico de Cristo no puede percibirse inmediatamente por los sentidos, y por tanto habría que decir que pertenece al alma de la Iglesia, no sólo la gracia santificante y otros dones sobrenaturales Internos, sino también las tres divinas personas mismas, en cuanto que actúan continuamente en la Iglesia con su poder divino e inhabitan principalmente en las almas de las justos. Bajo este otro aspecto parece que consideran la cuestión aquellos no pocos autores que, como WILMERS, PALMIERI, DE SAN y otros, sostienen que el alma del Cuerpo Místico es la gracia y los dones espirituales creados.

1009. En este punto opina de un modo singular CJOURNET, el cual afirma que hay dos almas en el Cuerpo Místico de Cristo: una increada, el Espíritu Santo; y otra creada, a saber la gracia santificante y otros dones concomitantes de ésta. Es verdad ciertamente que al hombre en la Justificación, no sólo se le infunde la gracia y los dones creados, sino que también se le otorga el don increado del Espíritu Santo CD 799s). Sin embargo juzgamos que la gracia santificante y los dones creados concomitantes de ésta no pueden llamarse el alma de la Iglesia en el sentido en que hablamos, a causa de las razones que acabamos de exponer (n,1008), Y no juzgamos a propósito el que se afirme que hay dos almas del Cuerpo Místico; pues al ser llamada la Iglesia, en frase de S.Pablo, Cuerpo a semejanza del cuerpo humano, no hay que distinguir en ella dos almas, puesto que tampoco en el cuerpo humano se pueden distinguir dos almas (D 1655 juntamente con la nota).

Los dones creados de la gracia no pueden llamarse adecuadamente principio vital, sino que más bien son la vida misma, que el Espíritu Santo, cono principio de vida, comunica a los miembros del cuerpo, según la clara doctrina del Catecismo Tridentino: «Uno solo y el mismo es el Espíritu, que imparte a los fieles la gracia, del mismo modo que el alma Imparte la vida a los miembros del cuerpo» (p,l a.9 n.12).

1010. Escolio 5. De la situación de la Santísima Virgen daría en el Cuerpo Místico de Cristo.

A. Doctrina del Magisterio de la Iglesia.

A. Doctrina Magisterii Ecclesiae. Praesertim in epilogo Bullae Ineffabilis Deus, Pii IX Acta r (1854) 6175.; in Encycl. Ad diem illum, Pii X Acta 1 (1904) 13o-161; in epilogo Encycl. Mvstici Corporis Pii XII: AAS 35 (1943) 247s. Cf. S.TROMP, Text.Docum., Ser.Theol., 26, Lit.Encycl. Annotationes § ro8s.; J.M.BOVER, La Mariología en la Encyel. «Mysjici Corporis», ap.Soteriologia mariana (1946) 495-520; J. DILLESBERGUER, Die Stellung Marías in der Heilsordnung nach aMystici Corporis» (1947); C.FECKES, Die Kirche als Herrenleib, Erlduterung zur Enzykl. tMystici Carpo-risa (1949) 169-173; H.DU MANOIR, Maria (1949) 552-556. 573-601. 604-607,

B. Doctrina de la Sagrada Escritura.

B. Doctrina Scripturae. F.1v1.13aAux, Marie et l'Eglise d'aprés l'Ecriture: EtudMar (1952) 7-21; A.BEA-A.MERK, ivIarienbilc1 des A. und N. Bundes, ap.P.STRÁTER, Maria in der Offenbarung (1952) 23-84; G.PHILIPS, Le mystére de Marie dans les sources de la révélation: Marian 24 (1962) 1-64.

C. Doctrina de los Santos Padres.

C. Doctrina SS.Patrum. H.HOLSTEIN, A.MUELLER, H.BARRE, ap. Marie et l'Eglise: EtudMar (1951) 11-143; I.ORTIZ DE URBINA, H.RAHNER, aP.P.STRÁTER, I.C. 83-118, 137-182; G.MONTAGUE: AmerEcciRev 123 (195o) 331-337; A.MUELLER, Ecc/esia-Mana (195t); H.RAHNER, Maria und die Kirche (1951); H.DE LUBAC, L'Eglise et la Viene Marie, ap.Méditation sur l'Eglise (1953) 241-285; H.COATHALEN, Le parallélisme entre la S.Vierge et l'Eglise dans la tradition latine jusqu'd la fin du XIIe siécle: AnalGreg 74 (1954)• Cf. H.LENNERZ, Maria-Ecclesia: Greg 35 (1954)90-98. G. PHILIPS,

D. Testimonios de la Liturgia.

D. Testimonia Liturgiae. G.FRENAUD, Liturgies latines du.VII, au XI° siécle: EtudMar (1931) 39-58; HENGBERDING, PH.OPPENHEIM, Oestiliche und lateinische Liturgie, ap.P.STRÁTER, l.c. 119-136.183-267. - 634 -

E. Doctrina de los Teólogos.

E. Doctrina Theologorum. a) Medii aevi: I.Rnn2oa: EstEcl 25 (1951) 181-218; A.PIOLANTI: EuntDoc 4 (1931) 324-338; M.MUELLER, ap.P.STakrEa, 1.c. 268-316. b) Recentiorum Theologorum: M.J.SCHEEBEN, Dogmatik 3 p.455-629; J. B. TERRIEN, La lvt/re de Dieu p.2 1.8 c.1-3; J.ANGER, L'Eglise, société mariale, ou Marie, mere du Corps mystique, ap. La. doctrine du Corps mystique, p.3 c.3; J.V.BAINVEL, De habitudine Mariani inter et Ecclesiam, ap.De Ecclesia, p.97s; L.COLOMER, La Virgen tipo, Madre y corazón de la Iglesia, ap.La Iglesia, p.2 1.2 C.2; C.FECKES, Maria und die Kirche, ap.Das Mysterium der hl. Kirche, p.264-275; F.JtiRGENSMEIER, Die Gottesmutter in der Frómigkeit des Corpus Mysticum, ap.Der mystische Leib Christi, p.326-338; H.RONDET, La Vierge dans le Corps mystique: EtudMar (1937) 195-232; O.SEMMELROTH, Maria Urbild der Kirche (1950); CH.JOURNET, La Vierge au cueur de l'Eglise, ap.L'Eglise du Verbe Incarné, 2 (1951) 382-453.573; J• LÉCU-YER, R.LAURENTIN, M.PHILIPON, ap.Marie et l'Eglise: EtudMar (1952) 23-86, J.BEUMER, C.FECKES, P.STRÁTER, A.STOLZ, ap. P.STRXTER, Maria in der Glaubenswissenschaft (1952); S.TROMP, Die Sendung Maricas und das Geheimnis der Kirche: ThGI 43 (1953) 401-4,0; E.SAuitas CE171.D0C;IuLceL.T.19E0NoGsnCGIISHioNtiNcEoll,D(EIQR9:e2T:tmariologiche,

F. Lugar que ocupa la Virgen María en el Cuerpo Místico de Cristo. a) Que la Virgen María es Cabeza secundaria de la Iglesia lo sostiene, juntamente con otros pocos autores, A.FERNANDEZ: CiencTom 38 (1928) 122-158. b) Que María es el cuello de la Iglesia lo defiende, Juntamente con muchos autores anteriores a la mitad del s,XVII, G.M.ROSCHINI, Mariología 2 (1948) 349-367. c) Que Haría es como el corazón materno de la Iglesia lo defienden, Juntamente con algunos autores de la edad media, muchos más modernos, como SCHEEBEN, TERIEN, ARINTERO, HUGON, AGUILAR, MURA, FECKES, GILLET, MUSGER, GARCÍA-GARCÉS, McCARTY, A,LUIS,' en los textos citados por ROSCHINI, p,349-358, a los cuales hay que añadir JOURNET, COLOMER y TROMP en los textos citados en el apartado E, d) SAURAS (1.c.) es contrario al uso en Teología de las metáforas (de cuello, corazón, etc.) que no hayan sido reveladas, sin embargo aprueba juntamente con BOVER (l.c. p.91,248) la doctrina acerca de la capitalidad secundaria de la Virgen María, si bien piensa que no conviene llamarla cabeza.

La Virgen María es figura y modelo de la Iglesia y Medianera de las gracias de Jesucristo.

Dios Padre eligió y predestinó a la Virgen María en cuanto inmaculada y llena de gracia, a fin de que en ella y de ella fuera formada según la carne la Cabeza del Cuerpo Místico y el Unigénito del Padre; por esto mismo la propuso como figura de la Iglesia «sin mancha ni arruga», y como ejemplo de aquellos en los que fuera formado Cristo (Gál 4,19), a saber de los miembros del Cuerpo Místico y de los hermanos del Unigénito en la Casa o Familia de Dios Padre, puesto que el Padre dispuso que mediante la Virgen María se nos diera la fuente misma de las gracias, nuestro Señor Jesucristo, por ello se concluye con toda razón que María ha sido constituida per Dios como Medianera de todas las gracias, que se derivan de Jesucristo en cuanto Cabeza a los miembros del Cuerpo Místico,

La Virgen María Madre del Cuerpo Místico y Corredentora de todos los hombres (D 1978a.).

El Hijo de DIOS después de dar su sí la Virgen María (Lc 1,45), se encarnó
en ella y nació de ella, para ser mediante la naturaleza tomada de la
Virgen María el Salvador de los hombres y la Cabeza del Cuerpo Místico,
Por tanto en el seno de la Virgen María Jesucristo tomó carne para sí y
al mismo tiempo se unió al Cuerpo Místico. De donde .también nosotros
somos llamados místicamente hijos de María y ella misma es la Madre espiritual nuestra. Y junto a la Cruz la Virgen María, llevada de la caridad con que amaba ardientemente a Dios, en base a la unión perpetua de la voluntad y de los dolores de la Madre con el Hijo, Le ofreció a Dios Padre por nosotros, juntamente con el holocausto de los derechos maternales y de su amor de madre. De donde al participar de la pasión del Redentor y al estar asociada a ella, mereció llegar a ser la Corredentora de los hombres.

3. María Reina del mundo y Dispensadora de todas las gracias en el Cuerpo Místico. El Espíritu Santo colmó de sus favores y dones sobrenaturales a la Virgen María y la convirtió en templo de toda santidad, a fin de que de ella naciera el Rey santo de los siglos y de la gloria, Jesucristo; por esto mismo María fue constituida por Dios como Reina del cielo y de la tierra y Madre de misericordia, a fin de que administrara como por derecho maternal los tesoros de los méritos de su Hijo y de las gracias del Espíritu divino. De donde la Virgen María, rebosante del Espíritu divino, asiste en calidad de Reina a la derecha del Rei en los cielos, como auxiliadora fidelísima de todos los hombres, como la principal servidora en el reparto de las gracias y como Dispensadora divina de todos los dones del Espíritu, vigilando como con amor'maternal y poniendo sumo empello con continuas súplicas para que las riquezas ubérrimas de los méritos de la Cabeza y los raudales inagotables de las gracias del Alma del Cuerpo Místico se derramen constantemente sobre todos los miembros de dicha Cuerpo (véase PIO IX, X y XII, 1.c, en el apartado A).

1011. Objeciones. 1. El Espíritu Santo no puede llamarse forma substancial del Cuerpo Místico; luego tampoco alma de éste.

Respuesta. Distingo el antecedente. El Espíritu Santo no puede llamarse substancia espiritual, como existiendo definitivamente en el Cuerpo Místico, a fin de causar eficiente y cuasi-formalmente en él la vida, a semejanza de la vida que en el cuerpo humano causa formalmente el alma, niego el antecedente; el Espíritu Santo no puede llamarse substancia incompleta, la cual esté unida substancialmente al Cuerpo Místico a fin de causar en él formalmente la vida, así como la causa el alma en el cuerpo humano, subdístingo: y esta forma debe ser exigida en razón de un cuerpo físico, que sea capaz de tal información, concedo; y esta forma puede ser exigida en razón de un cuerpo moral, como es la Iglesia, el cual cuerpo no es capaz de tal información, niego.

2. Implica contradicción con el acto puro el que se conciba como formando composición; es así que el Alma del Cuerpo Místico, el Espíritu Santo, se concibe como formando composición; luego implica contradicción el que el Espíritu Santo sea llamado el Alma de la Iglesia.

Respuesta. Distingo la mayor. Implica contradicción el que el Espíritu Santo sea contenido como formando composición natural,'-concedo la mayor, como formando composición sobrenatural, subdistingo: implica contradicción la formación de la composición sobrenatural que exija cambio en el Acto puro, concedo; implica contradicción la formación de la composición sobrenatural que sólo exija cambio en el término, niego y hecha la contradistincíón de la menor niego el consiguiente y la consecuencia.

1012. 3. So es principia primero y radical de la vida en la Iglesia aquel
que ya presupone otro principio; es así que el Espíritu Santo en la
Iglesia presupone la gracia santificante como fundamento de la relación de su presencia en el alma justa; luego el Espíritu Santo no es principio primero y radical de la vida en la Iglesia.

Respuesta, Distingo la mayor. Si presupone otro principio en el mismo orden de causalidad, concedo la mayor; si presupone otro principio en distinto orden de causalidad, niego la mayor y contradistingo la menor. El Espíritu Santo presupone la gracia santificante en el orden de causalidad formal, esto es como fundamento de la relación de su presencia como poseído pasivamente por el alma justa, concedo la menor; en el orden de causalidad eficiente, esto es como fundamento de la relación de su presencia en cuanto que vivifica activamente al alma justa, niego la menor.

1013. 4, «Lo que es principio de vida de cada uno por separado, esto mismo es también principio de vida de toda la Iglesia, ya que ésta consta de cada uno de ellos unidos a ésta; es así que la gracia santificante es el principio de la vida sobrenatural en cada uno de ellos»; luego la gracia santificante es el principio de la vida sobrenatural de toda la Iglesia.

Respuesta. Puede pasar la mayor y distingo la menor. En cada uno la gracia santificante es el principio accidental, múltiple, próximo y formal de la vida sobrenatural, puede pasar la menor; es el principio substancial, único, primero y eficiente, niego la menor y distingo igualmente la consecuencia. La gracia santificante es el principio accidental, múltiple, próximo y formal de la vida sobrenatural de toda la Iglesia, puede pasar la consecuencia; es el principio substancial, único, primero y eficiente, niego la consecuencia.

1014. 5. Habría que determinar sobre todo cuál es el principio formal del Cuerpo de la Iglesia; es así que el principio formal del' Cuerpo de la Iglesia es la gracia santificante; luego la gracia es el Alma del Cuerpo de la Iglesia.

Respuesta. Distingo la mayor. Habría que definir cuál es el principio cuasi-formal del Cuerpo de la Iglesia, concedo la mayor-, cuál es propiamente el principio formal del Cuerpo de la Iglesia, subdistingo: si el Cuerpo moral de la Iglesia fuera capaz de tal información, puede pasar; si el Cuerpo moral de la Iglesia es incapaz de tal información, niego y contradístíngo la menor. El principia formal sería la gracia santificante, si el Cuerpo moral de la Iglesia fuera capaz de una información propia, puede pasar la menor; si no es capaz de tal información, niego la menor.

1015. 6. La autoridad es el alma del cuerpo social; es así que la Iglesia es verdadero cuerpo social; luego el alma de la Iglesia es la autoridad.

Respuesta. Distingo la mayor. La autoridad es el alma de un cuerpo social natural, puede pasar la mayor; sobrenatural, subdistingo: si en este cuerpo el ser social pudiera separarse del ser sobrenatural, puede pasar; si en este cuerpo el ser social no puede separarse del ser sobrenatural, niego y contradistíngo la menor. La Iglesia es verdadero cuerpo social meramente natural, niego; sobrenatural, subdistingo: en el cual el ser social no puede separarse del ser sobrenatural, concedo; en el cual el ser social puede separarse del ser sobrenatural, niego.


Artículo II

Del modo como quedan constituidos los miembros de la Iglesia

TESIS 25. El Bautismo, y éste ciertamente válido, se requiere y es suficiente para constituir los miembros del Cuerpo de la Iglesia.

1017. Nexo. Hemos probado que la Iglesia es una sociedad perfecta y que está constituida a manera del cuerpo humano. Ahora bien en toda sociedad perfecta sus ciudadanos quedan constituidos y se les distingue como tales por alguna norma visible; de donde preguntamos ahora cuál es el principal elemento visible, por el que son constituidos tales los miembros del Cuerpo de la Iglesia.

1018. Nociones. La noción de MIEMBRO, hay que distinguirla bien de las nociones de súbdito y de meramente obligado para con la Iglesia. Obligado a algo es aquél, al cual la potestad competente le impone alguna obligación con antelación a toda vínculo social: así v.gr., todos los hombres están obligados a adorar a Dios. Súbdito se dice de aquél, que está sujeto a la potestad social de otro.

Se llama miembro a lo que está unido a algún cuerpo orgánico como parte integral (A.STRAUB, De Ecclesia n,1265).

1019. Y si estas nociones las referimos a la Iglesia, tenemos lo siguiente: a) Obligados a la Iglesia son aquellos a los que Jesucristo les ha- impuesto la obligación de entrar dentro de su Iglesia; tales son todos los hombres que están en el estado de vía, según se desprende de la tesis 3ª.

b) Súbditos de la Iglesia son aquellos que están sujetos a la patestad social de la Iglesia; según que esta sujeción sea más o menos perfecta, también puede darse la índole de súbdito de un modo más o menos perfecto. Así pues se considera que son súbditos de la Iglesia todos aquellos, a los cuales les ha sido administrado el Bautismo, aunque sean herejes o cismáticos o excomulgados vitandos, según lo que estableció el CIC 87.

c) Miembros de la Iglesia son aquellos que están unidos al Cuerpo de la Iglesia como parte integrante; según que esta unión sea más o menos plena, se da también de un modo más o menos pleno la índole de miembro: consideramos que son Miembros de la Iglesia todos los válidamente bautizados, en los que los vínculos de la unión con la Iglesia no hayan sido rotos bien por la herejía o por el cisma o por la excomunión, según explicamos y queremos probar en ésta y en la siguiente tesis.

1020. CUERPO DE LA IGLESIA es todo aquello que pertenece a ella en cuanto que es sociedad visible de los hombres. Alguien puede ser miembro del Cuerpo de la Iglesia de un doble modo, a saber o en realidad o solamente en voto. Es Miembro en realidad aquel que está unido con el Cuerpo de la Iglesia mediante un vínculo real y visible. Y es Miembro en voto aquel que a causa de su buena voluntad (= Voto) es hecho partícipe por Dios de la vida que es propia del Cuerpo de la Iglesia, según se explica en la tesis acerca de la necesidad de la Iglesia (tesis 27).

Constituir un miembro de la Iglesia es hacer que un hombre que está en estado de vía se revista realmente de la verdadera y propia naturaleza de miembro del Cuerpo de la Iglesia.

1021. BAUTIZADO es aquél que ha recibido el sacramento del Bautismo instituido por Jesucristo, Así pues requerimos el Bautismo que llaman de agua; y por tanto no son suficientes ni el Bautismo que se llama de sangre o de martirio, ni el Bautismo que se llama de deseo o de amor de caridad, aunque reconozcamos que por la caridad y por el martirio se alcanza siempre la gracia santificante «en cuanto que ambos suplen al Bautismo de agua».

El sacramento del Bautismo puede recibirse de triple forma, a saber debida, válida y provechosamente. Bautismo debidamente conferido es aquél al que no le falta nada de los elementos sensibles con los que necesariamente debe realizarse el rito con el que es concedido el Bautismo, Bautismo VALIDO es aquél que ha sido debidamente administrado con la intención necesaria del que recibe y del ministro, Bautismo provechoso es el Bautismo válido que se confiere a un sujeto adecuadamente dispuesto para recibir el fruto o gracia del Bautismo, Así pues distinguiendo estos tres elementos: el rito sensible, la intención requerida y la disposición del que lo recibe, para el Bautismo debidamente concedido es suficiente el primer elemento, para el Bautismo valido se requieren y son suficientes los dos primeros elementos, por último para el Bautismo provechoso se requieren estos tres elementos; y por tanto estas variedades de Bautismo se distinguen entra sí Sólo de un modo inadecuado, San AGUSTIN dice: «Los hombres se revisten de Cristo, a veces hasta la recepción del Sacramento, y otras veces hasta la santificación de la vida; lo primero es común a buenos y a malos, y esto segundo es propio de los buenos y piadosos» (Acerca del Bautismo 5,24,34: ML 43,193).

1022. Historia del tema. En general no admiten esta doctrina todos los que niegan bien formalmente bien de un modo equivalente que se requiera algún elemento visible para constituir la Iglesia verdadera,

TERTULIANO siendo montanista, el cual no reconocía como verdadera más que «la Iglesia del Espíritu mediante el hombre espiritual», fue el que verdaderamente dio origen a los errores que defendieron en la edad media los Cátaros, los Waldenses, los Albigenses, los Fraticelli y otras sectas denominadas de los «Espiritualistas», las cuales sostenían que los fieles de Cristo quedaban constituidos como verdaderos miembros de la Iglesia, no mediante algo visible, sino solamente por los dones internos del Espíritu.

WICLEFF derivó de los mismos principios su teoría, del cual tomó su-Eclesiclog[a casi íntegra, y éste sostuvo que los miembros de la Iglesia quedaban constituidos por la sola predestinación de Dios (I) 627-632 y 647),

1023. Y como quiera que LUTERO y CALVINO en sus teorías acerca de la Iglesia dependen de modo manifiesto de Wicleff y de Hus, por ello Tertuliano fue llamado con razón el «padre del Espiritualismo de los Protestantes de Occidente». Tanto los Protestantes luteranos como los calvinistas niegan que se requiera nada visible para quedar constituidos los miembros de la Iglesia. Los Luteranos por sostener que la Iglesia no es sino «la congregación invisible y espiritual de los justos, que se percibe exclusivamente por la fe»; y los Calvinistas por defender que «la Iglesia es la sociedad de los fieles predestinados, conocida exclusivamente por Dios, el cual sólo conoce a los que ha elegido».

Más recientemente se oponen también SABATIER, HARNACK, BARTH y otros muchísimos, que sostienen que la Iglesia está formada solamente por los que sienten en sus almas un sentimiento cristiano interno de filiación para con Dios Padre, o bien perciben alguna moción sobrenatural recibida inmediatamente de Dios, a fin de llegar a ser «la congregación viviente de nuestro Señor Jesucristo viviente». Hemos tratado acerca de éstos anteriormente en los n.42-43.

1024. Sentencias de los Teólogos. Hay muchos datos particulares acerca de este tema, sobre los cuales los Teólogos católicos disienten, sin embargo en todos los elementos principales están comúnmente de acuerdo con la doctrina de Santo TOMAS y SUAREZ hablan acerca de la Iglesia entendida en sentido lato y en sentido estricto. Definen a la en sentido lato «la congregación de los fieles que han existido desde el principio del mundo hasta el fin del mismo», Y entienden por Iglesia en sentido estricto el conjunto de los que mediante el Bautismo como Sacramento de la Fe se incorporan a Cristo, según puede verse después en el Escolio 2, n,1039-1041.

1025. Hay que tener muy en cuenta que el hecho de distinguir la Iglesia en sentido lato y en sentido estricto no supone de ningún modo una distinción de dos Iglesias coexistentes; sino que significa solamente que han existido dos estadios de la misma Iglesia y que incluso ahora puede darse un doble modo de pertenecer al mismo Cuerpo numérico de la Iglesia, uno, según la terminología de Santo TOMAS, mentalmente o en voto, y otro corporalmente o en la realidad, según se verá por lo que diremos en el Escolio 2, n,1039, y ya queda indicado brevemente antes en los n,155-158„

Ahora bien puesto que en nuestra tesis preguntamos acerca de quienes son los que pertenecen en realidad al Cuerpo de la Iglesia, la cual instituyó Jesucristo en los Apóstoles, con toda razón prescindimos de las especulaciones de los autores acerca del modo genérico bajo el que podría decirse que pertenecen también a la misma Iglesia de Cristo aquellos, que en el estadio de la preparación de la Iglesia creyeron en Cristo que iba a venir.

1026. Ahora bien los Teólogos que no se salen del estado de nuestra cuestión y que por tanto tratan acerca de los miembros de la Iglesia entendida en sentido estricto, esto es, acerca de los miembros de aquella Iglesia la cual fue instituida por Jesucristo en los Apóstoles y en la medida en que fue así instituida, disienten acerca de puntos particulares, sobre todo acerca de la clase de Bautismo que se requiere.

Puede decirse que es sentencia verdaderamente unánime, según todo lo que antecede, el que son en realidad miembros del Cuerpo de la Iglesia todos y solamente los bautizados.

Que es suficiente el Bautismo administrado debidamente, aunque sea nulo por defecto de intención, lo sostienen juntamente con BELLARMINO, KILBER, STRAUB, FESCH y otros.

b) Que se requiere el Bautismo válido, lo defienden FRANZELIN, PALMIERI, WILHERS, VAN- LAAK, BILLOT, BAINVEL, MUNCUNILL, DORSCH, SCHULTES, TANQUEREY, ZAPELENA, FRAGHI, STOLZ, CALCAGNO, HERVÉ y otros muchos.

1027. Estada de la cuestión. Tratamos acerca de la Iglesia en sentido estricto, esto es de la Iglesia que fue instituida por Jesucristo y en la medida en que fue instituida par El. Vamos a hablar de aquellos que pertenecen a su Cuerpo, esto es a la Iglesia que es una sociedad visible de hombres y en la medida en que es dicha saciedad. Por último estudiamos detenidamente quiénes pertenecen en realidad al. Cuerpo de la Iglesia, esto es, no sólo aparentemente, sino efectivamente; y no sólo en voto sino en realidad.

La tesis consta de dos partes.

En la 1ª. sostenemos que son miembros de la Iglesia todos y solamente- los bautizados, o sea que el Bautismo de por sí es suficiente y se requiere para que sean constituidos en realidad los miembros de la Iglesia de Cristo.

En la 2ª. parte defendemos que se requiere el Bautismo válido, sin embargo prescindimos de una cuestión ulterior, a saber acerca de si se requiere el Bautismo reduplicativamente en cuanto válido o no, sosteniendo que se requiere el Bautismo al menos especifícatívamente válido.

1028. Doctrina de la Iglesia. 1ª. PARTE: a) El Concilio Florentino en el Decreto dado a las Armenios: D 696 enseña que todos los bautizados son miembros de la Iglesia, esto es que el Bautismo de suyo es suficiente para que queden constituidos los miembros del Cuerpo de la Iglesia; y esto mismo se define implícitamente en el Concilio Tridentino, ya que define de modo manifiesto que todos los bautizados, en virtud del Bautismo mismo y con antelación a la voluntad de los bautizados, están obligados absolutamente a observar toda la ley de Jesucristo: D 863s, 870,. y puesto que añade que por el Bautismo los niños mismos son contados entre los fieles: D 869; y la razón de todo esto es la que aduce el mismo Concilio Tridentino, al definir que: «en la Iglesia se entra por la puerta del Bautismo», esto es que «los miembros del Cuerpo de Cristo quedan constituidos tales por el Bautismo»: D 895. De aquí que la Iglesia con toda razón establece legislativamente: «Mediante el Bautismo el hombre queda constituido en la Iglesia como persona de Cristo con todos los derechos y deberes de los Cristianos» (CIC 87),

b) El que solamente los bautizados son miembros de la Iglesia, esto es el que el Bautismo se requiere de suyo para que sean constituidos los miembros del Cuerpo de la Iglesia, está definido implícitamente en el Concilio tridentino: D 895, donde afirma que los no bautizados están fuera de la Iglesia, y que par tanto no pertenece a
la Iglesia el juzgar acerca de ellos. De aquí también el que el CIC 12 diga: «No están obligados a las leyes eclesiásticas los que no han recibido el Bautismo», El Concilio Vaticano 1 en el primer esquema de la Constitución «;De Ecclesia», 0,1, escribía: «Para realizar la unión del Cuerpo Místico, Jesucristo instituyó el sagrado Bautismo de la regeneración y de la renovación, para que por él los hijos de los hombres„. fueran miembros unidos entre sí y con su divina Cabeza...»,

1029. PIO XII en la Encíclica «Mysticí Corporis», enserió claramente lo siguiente: «Así como vemos que el cuerpo humano está dotado de instrumentos propios, con los cuales se preocupa de su vida, de su salud y de su propio crecimiento y del de cada uto de los miembros,así el Salvador del género humano.- atendió de un modo admirable a su Cuerpo Místico, enriqueciéndolo con los sacramentos,- Puesto que por el bautismo del agua purificadora no sólo los que han nacido a esta vida mortal renacen de la muerte del pecado y san constituidos miembros de la Iglesia, sino que señalados también con un carácter espiritual se hacen capaces y aptos para desempeñar los restantes cargos sagrados...». «Ahora bien solamente deben ser contados en realidad dentro de los miembros de la Iglesia, los que han recibido el bautismo de la regeneración y profesan la verdadera fe».

1030. Valor dogmático de nuestra doctrina. 1ª. PARTE, El que todos y solamente los bautizados son miembros de la Iglesia, está implícitamente definido en el Concilio Tridentino. 2ª. PARTE, Y el que se requiere el Bautismo válido, es conclusión cierta en Teología, o al menos más probable.

1031. Prueba. 1ª. PARTE: Miembros del Cuerpo de la Iglesia son en realidad todos y solamente los bautizados.

a) Todos: 1 Cor 12, 12s: Porque así como siendo el cuerpo uno, tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, con ser muchos, son un cuerpo único, así es también Cristo. Porque también todas nosotros HEMOS SIDO BAUTIZADOS en un solo Espíritu, PARA CONSTITUIR UN SOLO CUERPO. GAl 3,27-28: Porque cuantos EN CRISTO (en el texto griego) habéis sido bautizados, os habéis vestido de Cristo. No hay ya judío o griego... porque todos sois uno en Cristo Jesús. Col 2,11-12, S. Pablo compara el Bautismo con la Circuncisión, al cual le atribuye un poder más excelso; es así que los judíos mediante la Circuncisión eran incorporados al pueblo elegido; luego mucho más los Cristianos son incorporados mediante el Bautismo a la Iglesia,

b) Solamente: Jn 3,5: Quien no naciere del agua y del Espíritu, -no puede entrar en el Reino de Dios. Mt 28,19: Id, pues; ENSEÑAD a todas las gentes, BAUTIZANDOLAS en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Hch 2,41: Ellos recibieron su palabra y SE BAUTIZARON, Y SE CONVIRTIERON aquel día unas tres mil almas.

1032. c) Expresan acertadamente la mente de la Iglesia acerca de esto las fórmulas que se usan en la administración del Bautismo. El Ritual Romano: «Te rogamos, Señor, que concedas a nuestro elegido el que,- se renueve con el agua del Bautismo y sea contado entre los miembros de tu Iglesia. El Manual de Toledo: «Somos señalados con el carácter divino, como ovejas de Cristo, y nos unimos y nos conexionamos con Cristo mediante el Bautismo, como miembros con la Cabeza». La Liturgia Mozárabe: «Todos los que son bautizados en Cristo, que se revistan de Cristo, a fin de que los que hayan sido bautizados en el nombre de la Majestad Trina,- merezcan ser inscritos en el número de los fieles». En la Iglesia Galicana: «Todos los que se van a bautizar en Cristo, se revistan de Cristo,- demos gracias al Señor, porque se ha dignado aumentar la congregación de su Iglesia mediante nuestros seres queridos que acaban de ser bautizados». En le Iglesia de Antioquía: «Que se hagan dignos de la regeneración sobrenatural mediante el agua y el Espíritu: a fin de que sean ovejas del verdadero Pastor marcadas con la señal de tu Santo Espíritu, y miembros honorables en el Cuerpo de tu Santa Iglesia». En las Iglesias Constantínopolitana, Alejandrina, Capta, Etíope y Griega: «A fin de que Cristo sea formado en la regeneración de éste, que recibe el Bautismo de la regeneración por medio de mi persona, vil y persona. Edifícale sobre el fundamento de los Apóstoles y de los Profetas,- y plántale a la vez e injértale como retoño de verdad en tu Iglesia Santa Católica y Apostólica». En las Iglesias de Jerusalén y Siria: «Conduce a la perfección a los que son bautizados y constitúyelos en familiares de tu Hijo Jesucristo purificándolos con tu sagrado Bautismo», «Es signado con el óleo de la alegría a fin de que sea injertado en el buen olivo dentro de la Iglesia Apostólica». «Es signado como cordero espiritual en el rebaño de Cristo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».

Orden de Severo de Antioquía: «Al que está preparado para el santo
Bautismo,- cuéntale entre tus ovejas espirituales y santas».- «reproduce y forma a tu Hijo Jesucristo en éste, que va a ser regenerado mediante mi debilidad»... «este sencillo cordero es ungido con el óleo, y es contado entre los hijos del Padre celestial».- «Es bautizado a fin de que sea cordero en el rebaño de Jesucristo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo», Orden de Santiago de los Sirios .Maronitas: «Recibe, Señor, a los corderos que se han acercado al Bautismo, y únelos en tu rebaño con los corderos, los hijos que están a tu derecha. Abre tus puertas, Iglesia santa, y recibe los sencillos corderos, que han llegado hoy al Bautismo»— «Pastor bueno, que has señalado a tus ovejas con la señal de la Santísima trinidad._ que sea señalado como sencillo cordero de tu rebaño y que mediante tu señal sea contado con tus ovejas y sea tuyo, y quede defendido de todos los males»... «Que sea señalado como cordero en el rebato cristiano con el óleo vivo de la divina unción en el nombra del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo»,- «Yo te bautizo como cordero en el rebato de Cristo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». En el Orden de la Iglesia de los Armenios: «Que se convierta en cuerpo y en miembro de tu Iglesia santa». En el Orden del Ritual de los Sirios, de la Iglesia de Jerusalén y de Severo de Antioquía: «Extiende tus alas, Iglesia santa, y recibe el cordero sencillo, que el Espíritu Santo ha engendrado de las aguas del Bautismo»-, «Salve, nuevo cordero, hijo engendrado por el Bautismo, a quien he engendrado en virtud del agua bautismal en nombre de la Santísima Trinidad».

Según estos testimonios de las Liturgias, para constituir como tales los miembros de la Iglesia es suficiente el Bautismo, ya que se dice que los hombres son constituidos como pertenecientes a la Iglesia por el Bautismo mismo; se requiere el Bautismo, porque sin él no se considera que los hombres pertenezcan a la Iglesia.

1033. d) Se confirma esta misma doctrina por' la autoridad de los Santos Padres: San IRENEO: «Así cama con el trigo no puede formarse una sola masa ni un solo pan, si falta el elemento líquido, así tampoco nosotros siendo muchos podíamos llegar a ser una solo en Cristo Jesús, sin el agua que procede del cielo» CR 220).

TERTULIANO: «No siendo pecesitos nacemos en el agua según nuestro ιχθυν Jesucristo, y no nos salvamos de otro moda que permaneciendo en el agua» (12 302).

San METODIO: «La Iglesia por decirlo así está excitada y se hincha y sufre dolores de parto, hasta que se forme en nosotros Cristo engendrado; a saber cuanto y en la medida en que cada uno de los santas participa de Cristo, nace Cristo... Como si llegaran a ser Cristas mediante la intervención del Espíritu los que han sido bautizados para Cristo, aportando entonces la Iglesia su colaboración en orden a la imagen de éstos en el Verbo y a su transformación» (12 613).

San JUAN CRISOSTOMO: «Los ciudadanos de la Iglesia—, no solamente son libres sino también santos, no sólo santos sino justos, no sólo justos sino hijos, no sólo hijos sino también herederos, no sólo herederos sino hermanos de Cristo, y no sólo hermanos de Cristo sino coherederos, no sólo coherederos sino también miembros, no sólo miembros sino templo, no sólo templo sino también órganos del Espíritu. Ya ves cuántas son las generosidades del Bautismo,- Por esta causa bautizamos también a los niños.., a fin de que tengan ellos santidad, justicia, adopción, herencia, hermandad con Jesucristo, a fin de que sean miembros de El» (12 1228).

San AGUSTIN: «A Cristo le imitan sus santos en orden a alcanzar la justicia. Sin embargo aparte de esta imitación la gracia realiza incluso internamente su iluminación y nuestra justificación... En efecto esta gracia incluye en su Cuerpo a los bautizados incluso siendo niños, los cuales ciertamente todavía no pueden imitar a nadie» CR 1715).

El mismo San Agustín en la Epístola 265, n.4, dice: «Todos los que hemos leído que pertenecen al Reino de los cielos en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, debemos entender que solamente son los bautizados» (ML 33,1087).

San FULGENCIO: «Juzgo.- que cada uno de los fieles participa del Cuerpo y de la Sangre del Señor, cuando en el Bautismo se hace miembro del Cuerpo de Cristo, y que no es apartado de la participación del pan o del cáliz, aunque antes de comer aquel pan y de beber aquel cáliz, salga de este mundo habiendo sido constituido en la unidad del Cuerpo de Cristo»f (Ps 2237).

1034. 2ª, PARTE. Se requiere el Bautismo válido.

El Bautismo que se requiere para que sean constituidos en realidad los miembros del Cuerpo de la Iglesia es el Bautismo válido. En efecto 1) el Bautismo aunque haya sido administrado debidamente, si es nulo no basta, porque en la tesis preguntamos acerca de aquello por lo que los hombres son constituidos en realidad miembros del Cuerpo de la Iglesia, esto es no sólo de un modo imaginario y aparente, sino también efectiva y realmente; es así que mediante el Bautismo nulo aunque haya sido administrado debidamente los hombres pueden ser constituidos miembros de la Iglesia sólo imaginaria y aparentemente, no en cambio efectiva y realmente; luego el Bautismo aunque haya sido administrado debidamente, si es nulo no es suficiente para que queden constituidos en realidad los miembros del Cuerpo de la Iglesia.

Se requiere el Bautismo válido, porque a fin de que queden constituidos como tales los miembros del Cuerpo de la Iglesia en realidad, esto es efectiva y realmente, se requiere aquel Bautismo por el que los hombres se hagan capaces de participar de los bienes sociales específicos y principales de la Iglesia, como son los sacramentos; es así que solamente mediante el-Bautismo válido los hombres se hacen capaces de participar de tales bienes sociales de la Iglesia, esto es de los sacramentos; luego el Bautismo válido se requiere a fin de queden constituidos como tales en realidad los miembros del Cuerpo de la Iglesia (Santo TOMAS, 4 d.4 q,1 a.4 sol.3; d.7 q.2 a.1 sol,1-; 3 q.63 a.6; q.73 a.3.).

Se requiere el Bautismo válido, puesto que para que queden constituidos en realidad como tales los miembros del Cuerpo de la Iglesia se requiere, según la Sagrada Escritura y el sentir de la Iglesia, aquel Bautismo, por el que en realidad se realice aquella regeneración o segundo nacimiento, por el que los hombres se unan verdaderamente a Cristo y queden incorporados a El como a Cabeza del Cuerpo de la Iglesia; es así que solamente mediante el Bautismo válido se efectúa en realidad aquella regeneración o segundo nacimiento, por el que los hombres se unen verdaderamente a Cristo y se incorporan a El como a Cabeza del Cuerpo de la Iglesia; luego se requiere el Bautismo válido para que queden constituidos como tales en realidad los miembros del Cuerpo de la Iglesia.

1035. Escolio 1. Qué se requiere como mínimo para que un hombre sea miembro de la Iglesia. Hay tres respuestas principales a esta pregunta, incluso entre los teólogos católicos, los cuales sostienen que miembro de la Iglesia es un hombre bautizado el cual no sea manifiestamente hereje o cismática o haya sido completamente excomulgado.

La primera sentencia de muchas autores juntamente con BELLARMINO responde: La Iglesia, es una sociedad visible y jurídica de hombres, enteramente como la sociedad civil; es así que miembro de una sociedad visible y jurídica de hombres es aquél en el cual se cumplen solamente las condiciones externas que se requieren jurídicamente; luego lo mínimo .que se. requiere y es suficiente para que quede constituido un miembro de la Iglesia como tal es el Bautismo administrado debidamente aunque sea nulo por defecto de intención, y por tanto no imprima el carácter del alma, que es interno e invisible.

Contestan otros: La Iglesia es una sociedad ciertamente jurídica y visible, sin embargo es una sociedad de hombres renacidos Un 3,5); así pues del mismo modo que para que alguien pueda ser ciudadano de una sociedad civil se requiere-de antemano su nacimiento natural, así también para que alguien pueda ser ciudadano de la Iglesia se requiere antes su segundo nacimiento sobrenatural. Ahora bien este segundo nacimiento no se confiere verdadera y realmente mediante un Bautismo nulo; y por tanto mediante un Bautismo administrado simplemente conforme a los ritos el hombre sólo de un modo aparente e imaginario se hace miembro de la Iglesia, según concede Bellarmino mismo cuando escribe: «Podría también responderse, y mejor, que aquellos que no han sido bautizados y sin embargo se les considera como bautizados, que pertenecen a la Iglesia sólo según la apariencia exterior, esto es, aparentemente, no verdaderamente».

1036. La segunda sentencia de muchísimos teólogos juntamente con BILLOT responde: La Iglesia es una sociedad de hombres regenerados; es así que esta regeneración sobrenatural solamente se otorga en el Bautismo válido, por el que se imprime el carácter de la regeneración; luego lo mínimo que se requiere y es suficiente para que sea constituido un miembro de la Iglesia como tal es el Bautismo válido par el que se imprime el carácter en el alma.

Otras ponen la siguiente objeción: El carácter que se confiere mediante el Bautismo válido no es suficiente para que un miembro de la Iglesia quede constituido como tal, ya que propiamente no es el principio de la vida espiritual, y puesto que los condenados mantienen indeleble el carácter recibido, los cuales sin embargo ni siquiera en potencia son miembros de la Iglesia.

1037. La tercera sentencia de no pocos autores juntamente con SUÁREZ responde: La Iglesia es la sociedad de los fieles, a saber la de aquellos que están unidos a Cristo como Cabeza mediante algún acto de vida espiritual; es así que lo mínimo que se requiere y es suficiente para que un miembro de esta sociedad esté unido a Cristo como Cabeza mediante algún acto de vida espiritual es la fe; luego lo mínimo que se requiere y es suficiente para que un miembro de la Iglesia quede constituido como tal es la fe (véase D 801, 838).

Observan otros: La Fe como acto de vida espiritual puede requerirse para que se tenga un miembro del Cuerpo de la Iglesia viviente en cuanto viviente con alguna vida interna y sobrenatural, pero no para que quede constituido un miembro del Cuerpo de la Iglesia visible en cuanto tal, que es acerca de lo Que ahora propiamente se pregunta,

1038. Por tanto lo mínimo, que es suficiente para que quede constituido un miembro de la Iglesia, es: En la primera sentencia, el que sea miembro aparentemente, y por tanto tenga un derecho por el que sea considerado externamente como perteneciente a la Iglesia, aunque en realidad sea incapaz de participar de la vida interna del Cuerpo de la Iglesia, En la segunda sentencia, el que sea materialmente miembro, y por tanto tenga un derecho por el que sea considerado internamente como perteneciente a la Iglesia, de tal forma que en realidad sea capaz de participar de la vida interna del Cuerpo de la Iglesia. En la tercera sentencia, el que sea miembro formalmente, y que por tanto tenga un derecho por el que sea considerado efectivamente como perteneciente a la Iglesia, de manera que de hecho participe de alguna vida interna del Cuerpo de la Iglesia. En otras palabras, para la índole de miembro de la Iglesia es suficiente:

En la primera sentencia, el que sea como el sarmiento no unido, sino simplemente adherido a la vid;

En la segunda, el que sea como sarmiento unido a la vid, si bien está ya seco;

En la tercera, el que sea como sarmiento unido a la vid, y disfrute de alguna savia de ésta.

1039. Escolio 2. El pensamiento de los teólogos acerca de la Iglesia en sentido lato y en sentido estricto. Santo TOMÁS habla de la Iglesia entendida en este doble sentido,

1) Acerca de la Iglesia en sentido lato enseña principalmente siguiente:

«El Cuerpo de la Iglesia está constituido por los hombres, que han existido desde el mundo hasta el fin del mismo».

«Los Padres antiguos pertenecían al mismo Cuerpo de la Iglesia al que nosotros pertenecemos, puesto que eran atraídos hacia Cristo por la misma fe y el mismo amor, por los que también nosotros somos atraídos hacia El».

«Los pecadores no son miembros de Cristo.- a no ser tal vez de un modo imperfecto mediante una fe informe, la cual une a Cristo "secundum quid" y no "simpliciter"».

«La fe informe es común a todos los miembros de la Iglesia».

«La Iglesia está unida por la fe».

«La Iglesia por lo que concierne al estado de vía es la congregación de los fieles»,

2) Santo Tomás sostiene lo siguiente acerca de la Iglesia en sentido estricto:

a) «Incluso después de la venida de Cristo los hombres se incorporan a Cristo por la fe; ahora bien la fe de una realidad ya presente se manifiesta con otro signo. Y para esto se confiere el Bautismo, a fin de que un hombre regenerado por el mismo quede incorporado a Cristo constituido como miembro de El».

b) «Por el Bautismo los hombres quedan incorporados a Cristo». Esto es a manera de un principio, que usa en cuanto tal muchas veces Santo Tomas para argumentar.

«El Bautismo esta ordenado a una regeneración espiritual, por la que el hombre sea miembro de Cristo».

«Si algunos fueran ahora santificados en el seno materno, es necesario que éstos fueran bautizados, a fin de que por la recepción del carácter quedaran configurados con Cristo y fueran conformados con los otros miembros de Cristo»,

«Los adultos que creen anteriormente en Cristo están incorporados a El mentalmente; sin embargo después cuando son bautizados, son incorporados a El en cierto modo corporalmente, a saber por medio de un sacramento visible, sin cuyo propósito ni siquiera mentalmente hubieran podido ser incorporadas». Santo Tomás enseña claramente que es necesario el voto o deseo bien explícito bien implícito del Bautismo.

1040. SUAREZ habla de modo semejante acerca de la Iglesia en sentido lato y en sentido estricta,

1) Las afirmaciones principales de este autor acerca de la Iglesia en sentido lato son las siguientes:

«La Iglesia comenzó a formarse en Adán y Eva.- la parte material del Cuerpo de la Iglesia son los hombres en estada de vía.- si bien no todos, como se ve claro con respecto a los paganos»,

«La Iglesia es la misma antes y después de Cristo.- puesto que la unidad de la fe ha permanecido la misma en todo estado de la Iglesia».

«Antes de la justificación puede el hombre estar unido con Cristo, sí bien imperfectamente y como miembro muerto», a saber mediante la fe y la esperanza.

«Todos los que tienen fe son miembros de la Iglesia, en cambio los que no la tienen están fuera de la Iglesia».

«La fe es la forma que une a los miembros de la Iglesia»,

«La Iglesia es la congregación de las fieles, esto es el cuerpo moral compuesto de hambres que profesan la verdadera fe en Jesucristo».

2) Acerca de la Iglesia en sentido estricto Suárez enseña principalmente lo siguiente:

«Acerca de la Iglesia según el estado íntegro, que tiene por institución de Jesucristo, habla el Concilio- Florentino cuando llana al Bautismo puerta espiritual, pues por él somos hechos miembros de Cristo y pertenecemos al Cuerpo de la Iglesia» CD 696), «No está nadie dentro de esta Iglesia, si no está bautizada».

«Por el Bautismo somos hechos miembros de Cristo y de la Iglesia y capaces de otros sacramentos». «El bautizado está incorporado a Cristo y a la Iglesia». «El Bautismo ha sido concedido como puerta para entrar en la Iglesia de Cristo y para participar de sus otros sacramentos». Estas y otras doctrinas semejantes expresan algún a modo de principio a partir del cual argumenta Suárez en muchísimas ocasiones.

«El Bautismo hace al hombre miembro de Cristo». «Solamente el Bautismo es la regeneración en Cristo y la puerta para entrar en la Iglesia; 7 así como la Iglesia es una sola, así es uno solo el moda de la regeneración».

«Por el carácter bautismal queda el hombre señalado y autorizado para ser miembro de la Iglesia y capaz de recibir los sacramentos»,

«La fe solamente no es suficiente al catecúmeno para alcanzar la gracia, ni tampoco le sería suficiente la contrición, si no incluyera el voto deseo del Bautismo», «El Bautismo es necesario para todos, puesto que todos necesitan ser incorporados a Cristo y ser señalados con el carácter de él», Además Suárez prueba que el voto bien explícito o bien implícito del Bautismo es necesario para los adultos: «Algunos dicen que aquella proposición: Fuera de la Iglesia no hay salvación, debe entenderse acerca de la Iglesia general, como fue siempre, y no de la sola Iglesia, según fue instituida especialmente por Jesucristo; sin embargo no nos parece bien esta respuesta.- Habría por tanto que responder mejor: nadie puede salvarse a no ser que entre en esta Iglesia de Cristo bien en realidad o bien al menos en voto y en deseo.,, Y esto es claro, ya que no hay nadie en realidad de verdad dentro de esta Iglesia a no ser que esté bautizado, y sin embargo puede salvarse; porque así como le es suficiente el voto del Bautismo, así también le es suficiente el voto de entrar en la Iglesia».

1041. MELCHOR CANO puede entenderse bien según esta distinción de Iglesia considerada en sentido más amplio o en sentido más restringido, cuando escribe: «Hay que entender que podemos hablar de la Iglesia en un doble sentido. Primeramente en el sentido de la que está formada por la congregación de todos los fieles desde el principio hasta el fin del mundo, del modo como habla acerca de la Iglesia Santo TOMAS en 3 q.8 a,3, y todos aquellos, que dicen que ahora es la misma Iglesia, que existió en el pueblo de los judíos. En este sentido' los Catecúmenos son miembros totalmente auténticos de la Iglesia, no en virtud del sacramento del Bautismo, sino por la fe, la cual en todo tiempo ha diferenciado al puebla de Dios de los grupos de los paganos. En otro sentido también se dice Iglesia a aquella, que se congrega en el nombre de Cristo por el Bautismo, el cual es el sacramento de la fe, y constituye propiamente a los miembros y partes de la Iglesia. De la Iglesia considerada en este sentido ni siquiera los Catecúmenos son parte, y en cambio son parte todos aquellos, que tienen el carácter de Cristo por el Bautismo», Acerca de la Iglesia en sentido lato habla también MOLINA.

1042. Objeciones. 1. Antes del Bautismo muchos tienen fe; es así que pertenecen por la fe a la Iglesia, la cual es la sociedad de los fieles; luego el Bautismo no se requiere para que quede constituido como tal un miembro de la Iglesia.

Respuesta. Concedo la mayor y distingo la menor, Las que tienen fe y en verdad una fe perfecta por la caridad pertenecen a la Iglesia en voto, concedo la menor; pertenecen a la Iglesia en realidad, subdistingo: pertenecen en realidad a la Iglesia en sentido lato, puede pasar; en sentido estricto, a saber a la Iglesia que ha sido instituida por Cristo en los Apóstoles, niego y distingo igualmente la consecuencia. El Bautismo recibido en realidad no se requiere para que quede constituido un miembro de la Iglesia en voto, concedo la consecuencia; para que quede constituido un miembro de la Iglesia en realidad, subdistíngo: de la Iglesia en sentido lato, puede pasar; en sentido estricto, niego.

Tal vez alguien pudiera insistir; al menos los catecúmenas pertenecen a la Iglesia; luego al menos para ello no se requiere el Bautismo,

Respuesta. Distingo el antecedente. Los catecúmenos pertenecen a la Iglesia como miembros de ella, niego el antecedente;- como sujetos a la iglesia, subdistingo: como súbditas sobre los que la Iglesia tiene jurisdicción, niego; como obligados a la Iglesia ya que voluntariamente se someten a las condiciones requeridas para recibir el Bautismo de la Iglesia, concedo y distingo igualmente el consiguiente. El Bautismo no es necesario para los catecúmenos a fin de que sean catecúmenos, concedo el consiguiente; a fin de que sean súbditos y miembros de la Iglesia, niego el consiguiente.

1043. 3, «La Iglesia es la misma antes y después de Jesucristo» (WAREZ, Tratado de la fe d.9 s.I n.18). Es así que antes de la venida al mundo de Jesucristo los miembros de la Iglesia quedaban constituidas como tales por la sola fe; luego los miembros de la Iglesia san constituidos como tales no por el Bautismo sino por la sola fe.

Respuesta. Distingo la mayor. La Iglesia entendida en sentido más amplio, o sea espiritualmente, a saber entendida como el conjunto de todas los llamados por Dios para formar alguna unión con Jesucristo -bien antes de haber venido a este mundo bien después de haber ya venido, puede pasar; la Iglesia visible entendida en sentido estricto «según el estado íntegro que tiene por institución de Jesucristo», niego y hecha la contradistinción de la menor, niego el consiguiente y la consecuencia.

Los Padres antiguos (Antiguo Testamento) pertenecían no sólo espiritualmente, sino también visiblemente «al mismo cuerpo de la Iglesia al que nosotros pertenecemos» (Santo TOMAS, 3 q.8 a.3); es así que los Padres antiguas pertenecían al cuerpo de la Iglesia mediante la sola fe; luego el Bautismo no se requiere para que queden constituidas como tales las miembros del cuerpo de la Iglesia.

Respuesta. Distingo la mayor. Al mismo cuerpo de la Iglesia entendido en sentido más amplio acerca de aquellas «que se encaminaban hacia Cristo mediante la misma fe y el mismo amor, por los que también nosotros nos encaminamos hacia El» (Santo TOMAS, I.c.), puede pasar, entendido en un sentido .más estricto acerca de la sociedad social sobrenatural y visible instituida por Jesucristo en los Apóstoles, a fin de que «nosotros mismos quedemos incorporados en cierto modo corporalmente mediante un sacramento visible» (Santo TOMAS, 3 q.69 a.5), alego y hecha la contradistinción de la menor niego el consiguiente y la consecuencia.

5. Según San PABLO el cuerpo de la Iglesia y el Cuerpo místico de Cristo coinciden entre sí adecuadamente (1 Cor 12,27; Ef 1,22s; 4,4; 5,25-30); luego los miembros del cuerpo de la Iglesia son los mismos que los miembros del Cuerpo místico; es así que según San Pablo (Ef 4,15s; Col 2,19) miembros del Cuerpo místico son todos aquellos que están unidos con Cristo mediante alguna gracia interna, esto es al menos mediante la gracia de la fe, la cual gracia proviene a ellos de Cristo como Cabeza; luego miembros del cuerpo de la Iglesia son todos aquellos que al menos tienen fe interna; aunque no hayan recibido el Bautismo.

Respuesta. Concediendo el antecedente y el primer consiguiente: distingo la menor. Miembros del Cuerpo místico son todos aquellos que están unidos con Cristo mediante alguna gracia otorgada por medio de «las junturas visibles de la administración» de los sacramentas y de los ministros de la Iglesia, según indica San Pablo (Ef 4,11-16), concedo; mediante la simple gracia interna de la fe, niego.

1044. 6. El Bautismo en cuanto válido e invisible; luego no se requiere el Bautismo en cuanto válido para que quede constituido como tal un miembro de la Iglesia visible.

Respuesta. Distingo el antecedente. El Bautismo reduplicativamente en cuanto válido es invisible, puede pasar el antecedente; el Bautismo especificativamente en cuanto válido es invisible, subdistingo: inadecuadamente, concedo; adecuadamente, niego.

7. Tal vez alguien insista: El que el Bautismo, concedido debidamente, esto es conforme a los ritos, a un niño, sea especificativamente válido, depende solamente de la intención del Ministro; es así que la intención del Ministro es adecuadamente invisible; luego también el Bautismo de un niño especificativamente válido es adecuadamente invisible.

Respuesta. Concedo la mayor y distingo la menor. La intención del Ministro es adecuadamente invisible en el Bautismo concedido debidamente, esto es conforme a los ritos, el cual Bautismo no obstante es nulo, concedo la menor; en el Bautismo concedido debidamente, esto es conforme a los ritos, y válido, subdistingo: la intención del Ministro es adecuadamente invisible «per accidens» e inmediatamente, puede pasar; «per se» y mediatamente, niego.

En el Bautismo concedido debida y válidamente, la intención del Ministro al conferir el rito, que significa lo que realiza, está incluida «per se» humana misma de la administración del rito de tal forma que en virtud de la misma intención se pone el rito externo mismo; de donde la intención misma del Ministro es visible «per se» y mediatamente en el rito mismo puesto mediante una acción humana; así como el pensamiento de uno que habla se hace sensible «per se» y mediatamente en la acción de hablar, aunque «per accidens» e inmediatamente sea invisible. Ahora bien en ambos casos es suficiente la visibilidad «per se» y mediata «En las palabras, que se pronuncian, se expresa la intención de la Iglesia, la cual es suficiente, a no ser que se exprese externamente lo contrario» (Santo TOMAS, 3 q.64 a,3),

Ahora bien en el Bautismo administrado debidamente pero que es nulo, la nulidad depende solamente de la intención restrictiva, por la que el Ministro pretende impedir positivamente el que el signo sensible realice lo que significa «per se». Ahora bien esta intención restrictiva es adecuadamente invisible, y no se da sino por excepción.

 

Articulo III

Causas que separan al bautizado del cuerpo de la Iglesia

TESIS 26. Son separados del cuerpo de la Iglesia el hereje, el apóstata y el cismático ipso facto, y el excomulgado por la autoridad eclesiástica.

1046. Nexo. En la tesis anterior hemos visto que el Bautismo constituye a los miembros del cuerpo de la Iglesia. Ahora bien, el Bautismo imprime un carácter indeleble en el alma y por tanto no puede repetirse; de donde se pregunta acerca de si también es imposible que se pierda la índole de miembro de la Iglesia, o si se dan algunas causas por las que los bautizados pueden ser separados del cuerpo de la Iglesia. A esta cuestión responde la tesis que tenemos entre manos.

1047. Nociones. La noción de miembro ya ha quedado explicada en la tesis anterior. Otras nociones han sido tomadas del anterior Código de Derecho Canónico y son las que siguen.

Hereje es aquel que después de haber recibido el Bautismo niega de un modo pertinaz alguna de las verdades que deben ser creídas con fe divina y católica, o bien duda de forma pertinaz acerca de alguna de estas verdades.

Apóstata es denominado aquel que después de haber recibido el bautismo se aparta totalmente de forma pertinaz de la fe cristiana. Las divisiones que siguen respecto a los herejes valen de forma totalmente idéntica al tratarse de los apóstatas.

Hereje material es aquel que niega una verdad que debe ser creída con fe divina y católica, pero lo hace por ignorancia invencible o bien por error en el que ha incurrido de buena fe. Buena fe en el que yerra es un juicio prudente por el cual el que está en el error juzga que él no está equivocado, sino que por el contrario, está adherido a la verdad. Hereje formal es aquel que niega una verdad que debe ser creída, bien por ignorancia vencible, bien por error en el que ha incurrido de mala o de dudosa fe.

Hereje manifiesto es aquel cuyo error o duda en materia de fe, no puede encubrirse con ningún subterfugio. En cambio hereje oculto se dice de aquél, cuyo error o duda en la fe queda suficientemente encubierto.

Hereje público es aquel que está adherido de modo patente a alguna de las sectas heréticas. Y hereje privado es aquel que no está adherido de forma patente a ninguna de las sectas heréticas.

Respecto al Apóstata podemos dar las mismas divisiones y definiciones.

1048. Cismático es aquel que después de haber recibido el Bautismo rechaza el someterse al Sumo Pontífice o rehúsa el estar en común unión con los miembros de la Iglesia que están subordinados al Sumo Pontífice. El cismático puede ser también material o formal, oculto o manifiesto, privado o público. Y las definiciones de las distintas clases de cismático son las mismas que acabamos de dar respecto a los herejes, dando por supuesto no obstante el concepto de cismático en vez del concepto de hereje.

1049. Excomunión es la censura o pena por la que un hombre bautizado delincuente y contumaz es excluido de la comunión de los fieles, hasta que apartándose de su contumacia sea absuelto. Puede llamarse excomunión formal a aquella, que afecta a un hombre realmente delincuente y contumaz. En cambio puede decirse excomunión meramente material, la que se aplica a un sujeto el cual por un error invencible se juzga que es delincuente y contumaz sin que en realidad lo sea. Puede ser total o parcial según que excluya al excomulgado de la comunión de los fieles en todos los bienes o sólo en algunos que caen bajo la jurisdicción de la Iglesia. Ahora bien los bienes sobrenaturales internos, como la gracia santificante y las virtudes infusas, no son desposeídos por la censura misma. Se llama vitando al excomulgado que ha sido excluido por la Sede Apostólica "nominatim" de la comunión de los fieles, y ha sido denunciado como vitando "nominatim" o bien por el derecho mismo o bien por un decreto público o por una sentencia pública.

Llamamos excomunión perfecta a aquella por la que la Sede Apostólica pretende propiamente separar del cuerpo mismo de la Iglesia a un hombre delincuente y contumaz. Por consiguiente aparte de la privación de los bienes espirituales que caen bajo la jurisdicción de la Iglesia, la excomunión perfecta tiene como rasgo característico de ella esta intención manifiesta de separar del cuerpo de la Iglesia. Mas puesto que la intención predominante de la Iglesia es "dar la excomunión en orden a la curación y no a la ruina", por ello si el excomulgado volviere a la gracia y al estado de caridad en virtud de la contrición, "ipso facto" su excomunión deja de ser perfecta, aunque jurídicamente en realidad siga siendo excomulgado vitando y no pueda lícitamente participar de la comunión de los fieles hasta que no sea absuelto.

1050. Decimos de propósito que son separados de la unión con la Iglesia estos herejes, apóstatas, cismáticos y excomulgados; con lo cual queremos dar a entender que la herejía, la apostasía, el cisma y la excomunión son a manera de óbices que simplemente impiden la unión. Por lo cual una vez quitados estos óbices, el Bautismo, en virtud de la eficacia de la que goza de por sí en orden a incorporar los hombres a la Iglesia, el mismo es suficiente para llevar a efecto de nuevo la unión.

1051. Historia del tema. En especial niegan el que los herejes y los cismáticos sean excluidos del Cuerpo de la Iglesia los disidentes y todos los protestantes que se adhieren a la teoría de las tres ramas de la Iglesia, o bien que defienden las teorías propias de los Pancristianos. En efecto éstos a lo sumo reconocen la necesidad del Bautismo; sin embargo en todo lo demás sostienen que no hay que establecer para pertenecer a la Iglesia ninguna condición, por la que se impida de algún modo la justa libertad y el igual derecho de las Iglesias, las cuales se llaman con razón a sí mismas cristianas: "la Iglesia es una sola, escribió ZANKOW, y comprende a todos los que han sido bautizados en Cristo; ahora bien los vallados de las Iglesias no alcanzan hasta el cielo". También hay que citar a los Irenistas, cuyas enseñanzas hemos explicado en el nQ. 1007.

1052. Sentencias de los teólogos. Acerca de detalles particulares y otras cuestiones, que se presentan en este tema con relación a la separación de los bautizados respecto de la Iglesia, los teólogos católicos defienden varias sentencias, de las cuales citamos las principales, por vía de información.

1) Puede decirse con acierto que es sentencia unánime entre los católicos que los miembros del cuerpo de la Iglesia no son herejes formales y manifiestos.

a) Que los herejes formales, pero ocultos, no son miembros de la Iglesia, lo defienden algunos autores, como SUAREZ, MOLINA, BILLUART, FRANZELIN, MICHELITSCH, STOLZ, FRAGHI, JOURNET, ZAPELENA, SAURAS, y otros pocos (cf. D 1641). Si bien la sentencia más común es la contraria.

b) Que los herejes meramente materiales, aunque manifiestos, son miembros de la Iglesia, lo defienden FRANZELIN, DE GROOT, D' HERBIGNY, CAPERAN, TERRIEN, y otros pocos. Pero la sentencia más común es la contraria.

1053. 2) Que los miembros del cuerpo de la Iglesia no son cismáticos formales y manifiestos, es sentencia prácticamente unánime entre los católicos.

a) Conceden comúnmente los autores católicos que los cismáticos formales, sin bien ocultos, son miembros de la Iglesia.

b) El que los cismáticos meramente materiales y manifiestos son miembros de la Iglesia, lo sostienen los autores que defienden lo mismo acerca de los herejes meramente materiales y manifiestos.

1054. 3) Es sentencia común entre los católicos que no son miembros del cuerpo de la Iglesia aquellos que han sido excomulgados por la Iglesia con excomunión perfecta.

a) El que la Iglesia quiere en verdad castigar con la excomunión a los miembros delincuentes, y que sin embargo de hecho no pretende separar a los excomulgados del cuerpo de la Iglesia, aunque los declare "vitandos", lo sostienen D' HERBIGNY, DIECKMANN, SPACIL, SAURAS, JOURNET, juntamente con BAÑEZ, VALENTIA, SUAREZ y GUARNIERI.

b) Que los excomulgados con excomunión parcial son miembros de la Iglesia, es sentencia común entre los teólogos, los cuales sostienen también comúnmente que los herejes y los cismáticos meramente materiales y ocultos son miembros del cuerpo de la Iglesia.

1055. Estado de la cuestión. Tratamos de la. Iglesia en sentido estricto, esto es de la Iglesia que ha sido instituida por Jesucristo y en cuanto ha sido por Jesucristo, y hablamos de aquellos que han sido constituidos una vez por el Bautismo miembros de la Iglesia no de un modo meramente aparente, ni solamente en voto, sino en realidad. Dividimos la tesis en dos partes. En la 1ª decimos: que los herejes, los apostatas y los cismáticos formales y manifiestos son separados ipso facto del cuerpo de la Iglesia. En la 2ª parte sostenemos: que los excomulgados con excomunión total, formal y perfecta, esto es dada legítimamente con esta intención, son separados también del cuerpo de la Iglesia.

Prescindimos por tanto de ulteriores cuestiones, que se discuten entre autores católicos, acerca de los herejes, los apostatas y los cismáticos meramente materiales u ocultos; y no negamos que son miembros de la Iglesia aquellos que han sido castigados solamente con excomunión material o parcial o imperfecta.

1056. Doctrina de la Iglesia. LA 1ª. PARTE está implícitamente definida en el decreto del Concilio Florentino dado a los Jacobitas: D 714. Deducimos también nuestra doctrina acerca de los herejes y de los apostatas de la fórmula de la fe "Clemens Trinitas", del canon 23 del Concilio II de Letrán, y de la Bula de PIO IX "Ineffabilis Deus": D 18, 367, 1641.

LA 2ª. PARTE, en la cual sostenemos que los excomulgados con excomunión perfecta, la cual puede decretarla el Sumo Pontífice, son separados del cuerpo de la Iglesia, se enseñe como doctrina católica por PIO XII en la Encíclica "Mystici Corporis": AAS 35 (1943) 202s.

1057. Esta nuestra tesis la enseñan toda entera de una forma clara PIO XII y el Catecismo del Concilio Tridentino.

PIO XII escribe: "Entre los miembros de la Iglesia deben ser contados en realidad sólo aquellos, que han recibido el bautismo de la regeneración y profesan la verdadera fe y no se han separado ellos mismos lamentablemente de la trabazón del Cuerpo, ni han sido separados por la autoridad legítima a causa de culpas gravísimas... Por lo cual los que están divididos entre sí en lo concerniente a la fe o al régimen, no pueden vivir en un solo Cuerpo de esta naturaleza, y tampoco pueden vivir con un solo Espíritu divino de dicho Cuerpo... Y no hay que pensar que el Cuerpo de la Iglesia, por el hecho de honrarse con el nombre de Cristo, incluso en este tiempo de la peregrinación en la tierra, consta solamente de miembros que sobresalen por su santidad, o que solamente está formada por el conjunto de aquellos, que hayan sido predestinados por Dios a la felicidad eterna... Puesto que no toda culpa, aunque sea un grave crimen, es de tal índole que -así como el cisma, la herejía o la apostasía sí que lo hacen- separe por su propia naturaleza al hombre del Cuerpo de la Iglesia".

En el Catecismo del Concilio Tridentino leemos: "Son excluidos de la Iglesia solamente tres clases de personas, en primer lugar los paganos, después los herejes y cismáticos, por último los excomulgados: los paganos ciertamente, ya que nunca han estado en la Iglesia..., ni han sido hechos partícipes de aquel Sacramento en la sociedad del pueblo cristianod; en cambio los herejes y los cismáticos, porque se han separado de la Iglesia, pues ya no pertenecen a la Iglesia éstos más que los desertores al ejército, del cual se han escapado: sin embargo no hay que negar que no están bajo el poder de la Iglesia, a fin de ser llamados por ella a juicio, ser castigados y ser condenados con anatema. Por último también los excomulgados, puesto que excluidos por el juicio de la Iglesia de ella, no pertenecen a la comunión eclesial, hasta que se arrepientan. Respecto a los otros aunque sean hombres depravados y criminales, no hay que dudar que todavía continúan éstos en la Iglesia".

1058. Valor dogmático. La 1ª. parte, acerca de los herejes, los apostatas y los cismáticos, está definida implícitamente, principalmente en el Concilio Florentino: D 714. La 2ª. parte, acerca de los excomulgados con excomunión perfecta, es doctrina católica, sobre todo por las palabras de la Encíclica de PIO XII, "Mystici Corporis", citadas poco ha en este texto.

1059. Prueba. 1ª. PARTE. Los herejes, los apostatas y los cismáticos no son miembros de la Iglesia.

SE PRUEBA por un argumento común. Miembros del Cuerpo de la Iglesia visible no son en realidad aquellos bautizados, que han roto formal y manifiestamente el vínculo social de la fe o del régimen establecido por Cristo como esencial en su Iglesia; es así que los herejes formales y manifiestos, los apostatas o los cismáticos han roto formal y manifiestamente el vínculo social de la fe o del régimen establecido por Cristo como esencial en su Iglesia; luego los herejes, los apostatas y los cismáticos formales y manifiestos no son en realidad miembros del Cuerpo de la Iglesia visible.

En cuanto a la mayor, a) El vínculo social de la fe y del régimen ha sido establecido por Cristo como esencial en su Iglesia, puesto que está incluido necesariamente en los poderes de enseñar y de gobernar que Cristo ha establecido como esenciales en la Iglesia, según ha sido probado en la tesis 3.

En cuanto a la mayor, b) No son miembros del Cuerpo de la Iglesia visible en realidad los que han roto de modo formal y manifiesto el vínculo social esencial, ya que según la naturaleza misma de una sociedad humana en cuanto tal, dejan de ser miembros de el cuerpo de la misma los que han roto de modo formal y manifiesto algún vínculo social esencial.

En cuanto a la menor. Consta por las nociones mismas que los herejes formales y manifiestos, los apostatas y los cismáticos han roto de modo formal y manifiesto el vínculo social de la fe o del régimen de la Iglesia, el cual es esencial. Por tanto no pertenecen a la Iglesia, la cual es la Congregación de los fieles, puesto que los cismáticos no están congregados y los herejes no son fieles.

1060. Se confirma la misma doctrina por la autoridad de los testimonios de los Santos Padres.

a) Acerca de los herejes. TERTULIANO: "Si son herejes, no pueden ser cristianos" (R 298). San HILARIO: "Soy Católico; no quiero ser hereje. Soy Cristiano, no Arriano". San JERONIMO: "Los herejes fulminan la sentencia contra ellos mismos, al apartarse de la Iglesia siguiendo su albedrío". San AGUSTIN: "Separaos de los miembros de la Iglesia, separaos de su Cuerpo. Mas, ¿para qué voy a estar diciendo que se separen de la Iglesia cuando ya lo han hecho? En efecto so herejes; ya están fuera de la Iglesia". La controversia acerca del tema de volver a bautizar a los herejes que se planteó a mitad del siglo III, suponía que admitían todos el que los herejes estaban fuera de la Iglesia.

b) Acerca de los cismáticos. San CIPRIANO: "Y por lo que concierne a la persona de Novaciano... debe saber en primer lugar que nosotros ni siquiera debemos tener curiosidad acerca de lo que él enseña, ya que él enseña estando fuera de la Iglesia. Cualquiera y quienquiera que él sea, lo cierto es que no es Cristiano el que no está en la Iglesia de Cristo... El que ni ha mantenido la caridad fraterna ni la unidad eclesiástica, ha perdido incluso lo que había sido antes". San GERONIMO: "Juzgamos que entre la herejía y el cisma hay esta diferencia, que la herejía sostiene enseñanzas perversas; y el cisma separa de la Iglesia a causa de una disensión episcopal... Por otra parte todo cisma se inventa alguna herejía, para que parezca que se ha apartado acertadamente de la Iglesia". San AGUSTIN: "Los herejes v los cismáticos llaman a sus Iglesias congregaciones, Ahora bien los herejes violan la fe misma al tener ideas falsas acerca de Dios; y los cismáticos hacen añicos con sus inicuas separaciones la caridad fraterna, por más que crean lo que nosotros creemos. Por lo cual ni los herejes pertenecen a la Iglesia católica, puesto que ama a Dios, ni los cismáticos pertenecen a la Iglesia católica, puesto que ama al prójimo" (R 1562). San FULGENCIO: "Sostén con toda firmeza y de ningún modo dudes acerca de que todo bautizado que se encuentra fuera de la Iglesia católica no puede participar de la vida eterna, si antes del final de esta vida terrenal no hubiere vuelto y no se hubiere incorporado a la Iglesia. Sostén con toda firmeza y de ningún modo dudes acerca de que no sólo todos los paganos, sino también todos los judíos y todos los herejes y todos los cismáticos, que terminan esta vida presente fuera de la Iglesia católica, irán al fuego eterno" (R 2274, 2275). PELAGIO I: "No manches jamás el pensamiento católico mediante alguna comunión de los cismáticos. Consta que es uno solo el Cuerpo de Cristo y una sola la Iglesia de Cristo... nuestro Salvador nos ha enseñado que el sarmiento arrancado de la vid no puede servir más que para ser quemado en el fuego... Y no pienses que los cismáticos sean o puedan llamarse Iglesia. En efecto al ser, según hemos dicho, la Iglesia una sola... consta que no existe ninguna otra más que la -que está cimentada en la raíz de los Apóstoles".

1061. La razón aboga por esta misma doctrina; pues si los herejes y los cismáticos formales y manifiestos fueran miembros del Cuerpo de la Iglesia, ya no se podría hablar de la unidad y de la unicidad de la Iglesia visible; lo cual implica contradicción. La Iglesia es la congregación de los fieles: los cismáticos dejan de estar congregados, los herejes dejan de ser fieles.

1062. PRUEBA DE LA 2ª PARTE. A saber que los excomulgados con excomunión perfecta no son miembros del Cuerpo de la Iglesia.

a) De derecho. La Iglesia tiene derecho a hacer que los excomulgados con excomunión perfecta no sean ya miembros del Cuerpo de la Iglesia. Deducimos esto de Mt 18,15-18. En efecto se ve claro por el contexto inmediato que en este texto se trata principalmente acerca de la corrección de los fieles delincuentes y también acerca de la potestad concedida a la Iglesia de separar a los contumaces de la comunidad eclesiástica mediante una sentencia judicial. De donde formulamos así el argumento: en Mt. 18,18, mediante la potestad de atar y desatar le ha sido concedido a la Iglesia el derecho de separar a los pecadores contumaces de la comunidasd eclesiástica mediante una sentencia judicial, en virtud de la cual vengan a ser éstos como gentiles y publicanos; es así que esta separación es una excomunión perfecta por la cual resulta que los pecadores contumaces no son ya miembros del Cuerpo de la Iglesia; luego la Iglesia tiene derecho de hacer que los excomulgados con excomunión perfecta no sean ya miembros del Cuerpo de la Iglesia. La mayor se deduce del análisis mismo del texto de Mt 18,18 en el contexto de los versículos Mt 18,15-17. La menor está clara, puesto que si por la excomunión resulta que los pecadores son como gentiles y publicanos, luego en otras palabras resulta que éstos mismos no son ya miembros del Cuerpo de la Iglesia.

Se confirma la misma doctrina como a priori. En efecto no puede negarse a la Iglesia, que es una sociedad verdadera y propia de hombres, el derecho que compete a toda sociedad humana, a saber de rechazar totalmente del Cuerpo social a los delincuentes, que causan un grave daño al bien común de los que forman dicha sociedad. Ahora bien en esto consiste el derecho de excomulgar a los pecadores contumaces con excomunión perfecta, por la cual la Iglesia decreta separar de su Cuerpo a los delincuentes.

1063. b) De hecho. Será de hecho excomunión perfecta aquélla en cuyo decreto conste de modo manifiesto que la Iglesia quiere en realidad separar al excomulgado de su Cuerpo. En efecto según dice Santo TOMAS, "La excomunión es cierta pena y remedio medicinal". Ahora bien, en cuanto pena supone una verdadera atadura moral que subsiste entre la Iglesia y el delincuente; y en cuanto medicinal no quiere propiamente la muerte, sino mas bien la curación del delincuente. Toda excomunión establecida por el derecho vigente reviste esta naturaleza de pena medicinal (cf. CIC 2257s y 2241). Es cierto sin duda alguna que cualquier clase de excomunión priva al delincuente de los bienes espirituales de la Iglesia y obliga a su alma no sólo externamente, sino también externamente (D 763, 1546). Sin embargo esto que "la Iglesia pone la excomunión en orden a la curación y no para la perdición", por esto mismo no separa del Cuerpo mismo de la Iglesia cualquier clase de excomunión por su propia naturaleza. Ahora bien puede separar de hecho por la intención de la Iglesia, según el derecho que nosotros mismos hemos probado que le compete en orden a hacer esto.

Así pues de hecho hay que fijarse bien en si la Iglesia pretende con la excomunión echar de su Cuerpo mismo al pecador, o solamente pretende sanar a éste como enfeírno que es o castigarlo como delincuente a fin de que cese en su contumacia. Hay que decir que se decreta de hecho la excomunión perfecta, cuando conste claramente por su decreto que la Iglesia quiere en realidad separar al excomulgado de su Cuerpo.

De hecho esta intención de la Iglesia de separar al excomulgado de su Cuerpo mismo, ha sido reconocida muchas veces, según lo comprueban los testimonios que presentamos a continuación.

San CIPRIANO: "Los soberbios y contumaces son matados con espada espiritual, cuando son arrojados de la Iglesia. En efecto no pueden vivir fuera de el/a, puesto que la Casa de Dios es una sola y nadie puede alcanzar la salvación si no es en la Iglesia". ORIGENES: "No solamente mediante sus Apóstoles entregó Dios a los delincuentes en manos de sus enemigos, sino que también mediante los que gobiernan la Iglesia y tienen potestad no sólo de atar sino también de desatar son entregados los pecadores al tormento de la carne, cuando son separados del Cuerpo de Cristo a causa de sus delitos... y son rechazados de la Iglesia mediante los Sacerdotes". San AMBROSIO: "Así pues el Doctor bueno... ha venido con la vara, ya que ha apartado de la sagrada comunión al convicto en la contumacia de su pecado. Y se dice acertadamente que es entregado a Satanás, puesto que es separado del Cuerpo de Cristo... En efecto es menester alejar al que ha caído gravemente, a fin de que un poco de levadura no corrompa toda la masa". San GREGORIO: "Nada tengáis en común con él, sino que debe ser separado de vuestra familiaridad y vuestra comunión en todo. Pues.... es mejor arrojar del redil del Señor la oveja perversa, que perder por la maldad de una sola a las sanas".

1064. De hecho esta misma intención de separar al excomulgado del Cuerpo mismo de la Iglesia parece que está incluida en las fórmulas de las excomuniones más importantes.

Concilio Arausicano I, año 441: "Modo y forma de la excomunión... Eliminamos, por la autoridad de Dios y por el juicio del Espíritu Santo del seno de la Santa Madre Iglesia y de la comunidad de toda la Cristiandad a los profanadores de las Iglesias de Dios hasta que se arrepientan y satisfagan a la Iglesia de Dios". San GREGORIO VII: "Hemos excomulgado y hemos separado del seno de la Santa Madre Iglesia a Esteban, invasor de la Iglesia y simoníaco...". "Al general Silvio y al pueblo de Venecia... por haber seguido y recibido a aquellos que han sido excomulgados a causa de sus crímenes haber sido puestos fuera de la comunidad de los miembros de Jesucristo y de la Iglesia". El Pontifical Romano: Después de citar las palabras de Mt 18,8; I Cor 5,11-13; 2 Jn 10s, continúa: "Así pues cumpliendo los preceptos del Señor y de los Apóstoles, cortemos del cuerpo de la Iglesia con la espada de la excomunión al miembro putrefacto y que no admite cura, ya que no quiere la medicina, a fin de que los otros miembros del Cuerpo no queden como envenenados por enfermedad tan pestilente... Por tanto en virtud del juicio de Dios omnipotente, Padre e Hijo y Espíritu Santo, y del bienaventurado San Pedro, Príncipe de los Apóstoles, y de todos los Santos, y también por la autoridad de Nuestra debilidad y por la potestad de atar y de desatar en el cielo y en la tierra que Nos ha sido otorgada por Dios, separamos a éste juntamente con todos sus cómplices y sus promotores de la recepción del precioso Cuerpo y de la preciosa Sangre del Señor y también lo separamos de la comunidad de todos los Cristianos, y lo excluimos de las fronteras de la Santa Madre Iglesia en el cielo y en la tierra, y decretamos que está excomulgado y anatematizado; y le juzgamos condenado con el diablo y sus demonios y con todos los réprobos al fuego eterno; hasta que se aparte de los lazos del diablo y vuelva a la enmienda y a la penitencia y satisfaga a la Iglesia de Dios, a la cual ha herido, y entregamos a éste a Satanás para que lo atorlaente en el cuerpo, a fin de que el espíritu se salve en el día del Señor Jesús (I Cor 5,5)"

Decretos explícitos del Sumo Pontífice en los que se da la excomunión nominalmente. PIO X: "Excomulgamos en virtud de la autoridad de Dios omnipotente a los sacerdotes anteriormente citados..., los anatematizamos y ordenamos y declaramos solemnemente que han sido separados de la comunión de la Iglesia y que deben ser considerados absolutamente como cismáticos y deben ser tenidos como vitandos por todos los católicos". En el Pontificado de PIO XI, la Sagrada Congregación del Santo Oficio, "por expreso mandato de Su Santidad el Papa Pío XI, declara y proclama solemnemente que los sacerdotes citados anteriormente... son condenados nominal y personalmente con la excomunión, son echados de modo absoluto del seno de la santa Iglesia de Dios, son castigados con todas las penas de los excomulgados públicamente, son vitandos y deben ser evitados por todos los fieles".

1065. Escolio. La naturaleza de súbdito de la Iglesia se diferencia de la naturaleza de miembro de la Iglesia. Nº.1019.

El bautizado queda siendo siempre súbdito de la Iglesia, según lo que proclama el CIC en el cn.87, como se saca en conclusión de la doctrina de Santo TOMAS: "Puesto que el carácter bautismal por el que una persona es agregada al pueblo de Dios, es indeleble, por esto mismo el bautizado queda siempre perteneciendo de algún modo a la Iglesia; y así la Iglesia siempre puede juzgar acerca de él". No obstante no puede llamarse "simpliciter" miembro del Cuerpo de la Iglesia el bautizado que sea hereje o apóstata o cismático o esté excomulgado, según ha quedado probado en la tesis. Por lo cual la naturaleza de súbdito de la Iglesia se diferencia de la naturaleza de miembro del Cuerpo de la Iglesia; y por tanto se puede concluir con toda razón juntamente con Heriberto Obispo de Emilia en el siglo XI : "Un solo Cuerpo es en verdad toda la santa Iglesia universal, constituida bajo Jesucristo, a saber su Cabeza...Y así como es una sola el alma, que vivifica los distintos miembros del cuerpo, así un solo Espíritu Santo anima e ilumina al mismo tiempo a toda la Iglesia... Este es el Cuerpo fuera del cual el Espíritu no realiza la acción de vivificar... De este Espíritu no vive el hereje, no vive el cismático, no vive el excomulgado; pues no pertenecen al cuerpo. En efecto la Iglesia tiene el Espíritu vivificante, el cual está inseparablemente unido a Cristo su Cabeza".

1066. Objeciones. 1. Los herejes, los cismáticos y los excomulgados siempre están sujetos a cualquier juicio de la Iglesia (CIC 87); es así que al juicio de la Iglesia solamente están sujetos los que están dentro de la Iglesia (D 895); luego cualesquiera herejes, cismáticos y excomulgados son miembros de la Iglesia.

Respuesta. Distingo la mayor. Están sujetos al juicio de la Iglesia ya que permanecen siempre siendo súbditos de la Iglesia, concedo la mayor; porque son miembros de la Iglesia, niego la mayor y contradistingo la menor. Están sujetos al juicio de la Iglesia solamente los que son súbditos de la Iglesia, concedo la menor; solamente los que son miembros de la Iglesia, niego la menor. Pues todos los que son miembros de la Iglesia, son también súbditos de la misma Iglesia; pero no todos los súbditos de la Iglesia son por ello mismo miembros de la Iglesia.

Según Mt 13,24-30 juntamente con Mt 13,36-41 y según 2 Tim 2,20; y según 1 Cor 3,11-17; y según 1 Cor 15,12 y también por otros textos de la Sagrada Escritura, algunos, apoyándose en las interpretaciones de algunos Santos Padres, pretenden deducir que los herejes y los cismáticos, según estos testimonios de la Sagrada Escritura, son miembros del Cuerpo de la Iglesia.

No obstante por el sentido obvio de los textos y de los contextos, en textos citados, o bien no se trata de herejes y cismáticos formales y manifiestos, o bien no se afirma que éstos sean precisamente miembros de la Iglesia en cuanto que la naturaleza de miembro se diferencia de la naturaleza de súbdito de la Iglesia, o bien no se habla acerca de la Iglesia en sentido estricto en cuanto que es Cuerpo social visible.

1067. 3. Al menos durante el llamado Cisma de Occidente (1378-1417), se daban partidos o sectas cismáticas, las cuales sin embargo-pertenecían muchas a la misma Iglesia de Cristo; luego el cisma no separa ipso facto del Cuerpo de la Iglesia.

Respuesta. Niego el supuesto, a saber que éste haya sido un Cisma que separe del Cuerpo de la Iglesia. En efecto durante aquellas cuestiones, con las que todos intentaban descubrir quién era en realidad el sucesor legítimo de san Pedro a fin de tributarle todos la debida obediencia, no se daba un cisma formal esto es que proviniera de un ánimo de separación, más aún ni siquiera se daba un cisma material propiamente dicho, según explicamos más ampliamente en el escolio a la tesis 31, n.1278-1283.

El cismático formal y manifiesto, que no sea formalmente hereje, puede estar unido a Cristo por la fe, por la esperanza informe, por el dolor de atrición y por el amor inicial; es así que con estos principios sobrenaturales el hombre está unido en acto al Cuerpo Místico de Cristo; luego el cismático formal y manifiesto no está separado ipso facto del Cuerpo de la Iglesia.

Respuesta. Concedo la mayor y distingo la menor. Con estos principios sobrenaturales está unido al Cuerpo Místico de Cristo un hombre en el que no se haya roto alguno de los tres vínculos esenciales de la fe, del régimen o gobierno y de la comunión en lo sagrado, con los que los miembros en cuanto tales están unidos a la Cabeza en el Cuerpo Místico, concedo. Un hombre en el que ha sido rote alguno de estos tres vínculos esenciales con lo que los miembros en cuanto tales están unidos en el Cuerpo Místico, niego. Y hechas estas distinciones niego el consiguiente y la consecuencia.

5) El excomulgado, incluso el excomulgado vitando, que no sea formalmente hereje o cismático, puede estar perfectamente unido a Cristo incluso con la gracia y la caridad; es así que el bautizado que esté perfectamente unido a Cristo incluso con la gracia y la caridad, es miembro en acto del Cuerpo Místico, esto es de la Iglesia; luego el excomulgado, incluso el excomulgado vitando, no está separado en realidad del Cuerpo de la Iglesia.

Respuesta. Distingo la mayor. El excomulgado con excomunión parcial, o meramente material, o imperfecta puede estar perfectamente unido a Cristo con la gracia y la caridad, concedo; el excomulgado con excomunión total, formal y perfecta, niego y concedida la menor puede distinguirse de igual modo el consiguiente y negamos la consecuencia.

 

Articulo IV

La santidad y la predestinación no pertenecen a la esencia de miembro de la iglesia

TESIS 27. Ni todos ni solos, tanto los predestinados como los justos, son miembros del Cuerpo de la Iglesia.

1069. Nexo. Hemos probados en las tesis 25 y 26 que los hombres son constituidos por el Bautismo en miembros del Cuerpo de la Iglesia, no obstante no son miembros de un modo absoluto sino hipotético, a saber a no ser que los bautizados mismos bien por su propia cuenta se excluyan a sí mismos del Cuerpo de la Iglesia por haber caído en herejía o en el cisma, o bien sean excluidos por parte de la Iglesia con una excomunión perfecta. Y ahora preguntamos a ver si por parte de Dios se requiere algo más o no. Los fieles han sido llamados con una expresión muy atinada por San Pedro linaje escogido, nación santa (1 Pe 2,9), la cual expresión los Protestantes la han interpretado torcidamente. Por lo cual afirmamos en la tesis en contra de ellos que la predestinación y la santidad ni se requiere ni es suficiente en orden a constituir los miembros del Cuerpo de la Iglesia.

1070. Nociones. PREDESTINADOS son aquellos que desde la eternidad han sido ordenados de antemano por Dios para la salvación eterna, y de hecho la alcanzarán en su debido momento.

JUSTOS son aquellos que se hallan actualmente en el estado de gracia santificante.

1071. Estado de la cuestión. NO TODOS, tanto los predestinados como los justos, son miembros de la Iglesia. Con esta 1ª. afirmación decimos que pueden darse predestinados y justos, los cuales sin embargo no son miembros del Cuerpo de la Iglesia; luego afirmamos que la predestinación y la justicia no son suficientes para constituir como tales a los miembros del Cuerpo de la Iglesia.

NO SOLOS, tanto los predestinados como los justos, son miembros de la Iglesia. Con esta 2ª. afirmación decimos que pueden darse no predestinados y pecadores, los cuales sin embargo sean miembros del Cuerpo de la Iglesia; luego afirmamos que la predestinación y la justicia no se requieren para constituir coma tales a los miembros del Cuerpo de la Iglesia.

1072. Historia de la cuestión. A. Sostienen que los miembros de la Iglesia quedan constituidos en virtud de la sola predestinación: JUAN WICLEFF, al afirmar "que el conocido de antemano es miembro del diablo": D 588, y en su tratado Acerca de la Iglesia establece esta tesis: "La Iglesia en cuanto a su parte peregrinante no tiene a ningún conocido de antemano que forme parte de ella, así como tampoco lo tiene según su parte triunfante". JUAN HUSS enseñó el mismo error: "Una sola es la Iglesia santa y universal, la cual es la totalidad de los predestinados", y de nuevo: "El conocido de antemano nunca forma parte de la Iglesia santa; y el predestinado siempre permanece como miembro de la Iglesia": D 627, 629, 631s, 647. CALVINO y los Calvinistas: "¿Qué es la Iglesia? El cuerpo y la sociedad de los fieles a los que Dios ha predestinado para la vida eterna".

1073. B. Que la santidad o justicia es la condición sin la cual los hombres no son miembros del Cuerpo de la Iglesia, lo han afirmado muchos rigoristas y pesimistas a partir del siglo II. Los Montanistas sólo reconocían como verdadera Iglesia de Cristo a su "Iglesia del Espíritu", la cual constaba de miembros dotados de integridad moral; y denegaban a la Iglesia la potestad sobre los pecadores que estaban manchados con delitos de mucha gravedad: R 385-387. En el siglo III los Novacianos se llamaban a sí mismos Cátaros o puros, y rechazaban la Iglesia de aquellos que admitían a la penitencia a los pecadores "lapsos". A partir del siglo IV los Donatistas enseñaron que no era verdadera "aquella Iglesia que tiene ahora mezclados a los malos": R 1714; y por ello San Optato refutaba al donatista Parmeniano diciendo:

"Has dicho tú que la Iglesia solamente se encuentra entre vosotros, ya que pretendéis reclamar con soberbia para vosotros una santidad especial de forma que esté la Iglesia allí donde vosotros queréis, y no esté donde vosotros no queréis que. esté. Así pues para que pueda estar entre vosotros en una minúscula parte de Africa, en un rinconcito de una pequeña región, ¿no estará entre nosotros en otra parte de Africa?"

En el siglo V sostuvieron algo parecido los Pelagianos, al afirmar:

"Que la vida de los justos en este mundo no tiene ningún pecado en absoluto y que la Iglesia de Cristo está formada en este mundo mortal a base de estos justos... como si no fueran Iglesia de Cristo, la que clama a Dios a lo largo de todo el orbe de la tierra: Perdónanos nuestras ofensas": R 1976.

1074. En la Edad Media, a saber en el siglo XIII, los Waldenses, que renovaron el catarismo de Novaciano, concedían que la administración de los sacramentos solamente la podían realizar los santos, aunque no tuvieran el orden del presbiterado, y rehusaban comunicar a los pecadores esta administración de los sacramentos, aunque se hubieran verdaderamente arrepentido de sus pecados: D 424. Y en el siglo XIV los Fraticelli propagaron los errores de los donatistas acerca de la santidad de los miembros de la Iglesia: D 485, 486.

Estas teorías las hizo suyas en el siglo XVI LUTERO al escribir:

"La fe llama a la Santa Iglesia de los Cristianos Comunión de los Santos... esto es, una comunión de tal clase que en ella solamente se encuentren los Santos... Creo que existe en la tierra una pequeña congregación de Santos y una comunión formada a base de la unión solamente de hombres santos bajo una sola Cabeza Jesucristo, convocada por medio del Espíritu Santo en una sola fe, con el mismo sentir y parecer, adornada de múltiples dotes, y sin embargo unánime en el amor y concorde en todo, sin sectas ni cismas. Creo con constancia que yo también soy parte y miembro de éstos". Algo parecido a estas palabras profesa la Confesión Augustana.

1075. A finales del s.XVII, el jansenistas PASCASIO QUESNEL enseñó al semejante:

"La Iglesia o Cristo íntegro tiene como Cabeza al Verbo encarnado, y a todos los Santos como miembros". "Nada más amplio que la Iglesia de Dios: puesto que la forman todos los elegidos y justos de todos los tiempos": D 1422-1428.

Se juntan a éstos en el siglo XVIII los Pistorienses, los cuales enseñaban que pertenecían solamente al Cuerpo de la Iglesia "los adoradores perfectos en espíritu y en verdad "2 D 1515.

Se les agregan en nuestros días aquellos a los que calificó con censura grave en la Encíclica "Mystici Corporis" PIO XII al escribir:

"Nos duele y desaprobamos también el funesto error de aquellos, que sueñan para sí una Iglesia imaginaria, a manera de una cierta sociedad fomentada y formada en la caridad, a la cual contraponen -no sin menosprecio- otra, a la que llaman jurídica. Sin embargo hacen esta distinción de una forma totalmente falsa" (AAS 35,203).

1076. Doctrina de la Iglesia. Ya puede deducirse de las palabras que acabamos de citar de PIO XII a las cuales hay que añadir las que se leen en la misma Encíclica:

"Y no hay que pensar que el Cuerpo de la Iglesia, por el hecho de que se honra con el nombre de Cristo, incluso en este tiempo de la peregrinación terrenal, conste solamente de miembros que sobresalen por su santidad, o que esté formada exclusivamente por el conjunto de aquellos, que hayan sido predestinados por Dios a la felicidad eterna" (AAS 35,203).

El Concilio Vaticano I en el Esquema 1ª De la Constitución acerca de la Iglesia, proponía:

"Es visible todo el Cuerpo de la Iglesia, al cual pertenecen no solamente los justos y predestinados, sino también los pecadores, que están sin embargo unidos con este Cuerpo por la profesión de la fe y por la comunión". Esta doctrina estaba propuesta ciertamente para ser definida con una censura de mucha gravedad en el Esquema 2º De la Constitución de Ecclesia del mismo Concilio Vaticano I: "Están lejos de la fe verdadera aquellos, que pretenden que la Iglesia no es una sociedad externa de fieles, sino una sociedad invisible de justos o predestinados". A esta doctrina clara de los capítulos hay que añadir "el cn.4: Si alguno dijere que la Iglesia a la que le han sido hechas las promesas divinas, no es una sociedad externa y visible de fieles, sino que es una sociedad espiritual de predestinados o justos conocida sólo por Dios, sea anatema".

1077. Valor dogmático. La doctrina de la tesis, teniendo en cuenta las condenas de Juan Huss: D 627-629, 631s, 647, poniéndolo en relación con el 661, de los Protestantes: D 838, y de los Pistorienses: D 1515, debe decirse al menos que es teológicamente cierta; y por lo decretos preparados del Concilio Vaticano I, es próxima a ser de fe definida.

1078. Prueba 1) Mediante un argumento general: Si todos y solos, tanto los predestinados como los justos, fueran los miembros del Cuerpo de la Iglesia, la Iglesia sería para nosotros totalmente invisible; es así que hemos probado con argumentos independientes de esta tesis que la Iglesia es también claramente visible: tesis 28; luego ni todos ni solos, tanto los predestinados como los justos, son los miembros del Cuerpo de la Iglesia.

La mayor está clara, puesto que no podemos conocer con total certeza quiénes son en la Iglesia los predestinados, quién los justos, según se deduce de la doctrina del Concilio Tridentino: D 802, 805s, 825s. Luego si solos los predestinados o solos los justos fueran los miembros del Cuerpo de la Iglesia, no podríamos conocer absolutamente quiénes son los fieles de la Iglesia, y quiénes sus Pastores, y por tanto la Iglesia sería para nosotros totalmente invisible, y no podría exigirse obediencia a nadie como a fieles, ni podría atribuirse nadie el derecho de gobernar como pastores.

1079. Prueba 2). Mediante argumentos especiales. A. No todos, tanto los predestinados como los justos, son miembros del Cuerpo de la Iglesia. En efecto el Bautismo recibido de hecho se requiere para que alguien sea miembro del Cuerpo de la Iglesia, según hemos probado en la tesis 25; es así que no todos, tanto .los predestinados como los justos, han recibido de hecho el Bautismo; luego no todos, tanto los predestinados como los justos, son miembros del Cuerpo de la Iglesia.

La menor está clara: a) Acerca de los predestinados, ya que son predestinados desde la eternidad, en cambio reciben el Bautismo de hecho en el tiempo; luego antes de recibir el Bautismo los predestinados no son miembros del Cuerpo de la Iglesia. La menor es evidente: b) Acerca de los justos, ya que antes de haber recibido el Bautismo de hecho muchos hombres en todo tiempo han podido alcanzar y en efecto han alcanzado sin duda la justicia mediante actos de caridad o de perfecta contrición, según puede deducirse fácilmente de 1 Jn 4,7.16; Rom 13,9s; Mt 22,37-40; cf. D 1031-1033, 1070s.

1080. B. No solos, tanto los predestinados como los justos, son miembros del Cuerpo de la Iglesia. En efecto Cristo enseñó claramente que dentro de su Iglesia hay pecadores mezclados con los justos, los cuales también van a ser condenados al fin de su vida, según puede probarse fácilmente por las parábolas de la red: Mt 13,47-50; del convite de bodas: Mt 22,2-14, y de las vírgenes: Mt 25,1-13 luego se dan dentro de los miembros de la Iglesia también los precitos y los pecadores; y por tanto no solos, tanto los predestinados como los justos, son miembros del Cuerpo de la Iglesia.

1081. C. En concreto el que hay pecadores dentro de los miembros del Cuerpo de la Iglesia, está incluido necesariamente en el hecho de haber instituido Cristo el Sacramento de la Penitencia para perdonar los pecados de los miembros de la Iglesia, según se deduce de Jn 20,23 y del Concilio Tridentino: D 894s. Esto mismo daba a entender claramente San Pablo cuando reprendía a los pecadores que pertenecían a la Iglesia, según consta por 1 Cor 5,1-5.12. Además este mismo supuesto se ve claro por el sentir de la Iglesia, la cual en todo tiempo se ha atribuido el derecho de imponer penitencias saludables a los fieles pecadores y el derecho de reconciliarlos; ahora bien este derecho suyo propio la Iglesia lo ha defendido denodadamente contra todos los que lo atacan y lo ha ejercido constantemente.

1082. D. El pensamiento de la Iglesia acerca de esto, pensamiento que está fuera de toda duda, lo ha expresado San GREGORIO I resueltamente y con toda claridad en el o comentario homilético de la parábola del convite de bodas, Mt. 22,1-13:

"Se muestra claramente por el modo mismo de ser de los invitados que mediante estas bodas reales se indica la presencia de la Iglesia, en la cual los malos acuden juntamente con los buenos... En efecto mientras vivimos aquí, es necesario que recorramos unidos el camino de la vida presente. Y somos separados cuando llegamos. En efecto los buenos no están solos en ninguna parte más que en el cielo; y los malos no están solos en ninguna parte más que en el infierno... Por consiguiente en esta Iglesia ni los malos pueden estar sin los buenos ni los buenos sin los malos... Ahora bien no debe asustaros el que en la Iglesia hay muchos malos y pocos buenos... puesto que en la Iglesia santa cuanto más santo es cada uno, tanto menos son en número... Se añade la sentencia general en la que se dice:

Pues muchos son los llamados y pocos los escogidos. Es muy tremendo lo que hemos oído. He aquí que todos nosotros hemos venido ya llamados mediante la fe a la fiesta nupcial del Rey de los cielos, creemos y confesamos el misterio de su encarnación, tomamos el manjar del Verbo divino; ahora bien el Rey va a entrar el día de su juicio que llegará. Sabemos que hemos sido llamados; no sabemos si hemos sido elegidos".

1083. Objeciones. 1. Leemos en Jn 10,27-28: Mis ovejas escuchan mi voz. Yo las conozco y ellas me siguen: yo les doy la vida eterna, y no perecerán jamás; no me las arrebatará nadie de mis manos.

Y ahora se formula la objeción: Las ovejas de Cristo son los miembros del Cuerpo de la Iglesia; es así que las ovejas de Cristo son aquellos a los cuales Cristo da la vida eterna y los cuales no perecerán jamás; luego los miembros del Cuerpo de la Iglesia son aquellos que alcanzarán la vida eterna y no perecerán jamás, esto es, son los predestinados.

Respuesta. Admito el texto y hago la siguiente observación: En este texto se dice propiamente que las ovejas de Cristo son los que escuchan su voz y le siguen. A éstos se les promete ciertamente la vida eterna, sin embargo no de un modo absoluto sino con esta condición, que muchas veces señaló Jesucristo mismo: El que perseverare hasta el fin, ese se salvará: Mt 10,22; 24,13.

En cuanto a la objeción: puede pasar la mayor y distingo la menor. Las ovejas de Cristo son aquellos que oyen su voz y le siguen, y a los que Cristo promete la vida eterna, si perseveraren hasta el fin en su obediencia y seguimiento, esto es en su Iglesia, concedo la menor; las ovejas de Cristo son todos y solos los predestinados a los que Cristo prometa la vida eterna como que la van a tener absolutamente asegurada, niego la menor y distingo igualmente la consecuencia. Los miembros del Cuerpo de la Iglesia son todos y solos los predestinados a los que Cristo prometa la vida eterna como que la van a tener absolutamente asegurada, niego la consecuencia; los miembros del Cuerpo de la Iglesia son aquellos que escuchan la voz de Cristo y le siguen y a los que Cristo promete la vida eterna, si perseveraren hasta el fin en su obediencia y seguimiento, esto es, en su Iglesia, concedo la consecuencia.

1084. 2. Leemos en la Epístola a los Efesios 5,23: Cristo es Cabeza de la Iglesia, Cuerpo suyo, del cual El es el Salvador.

Y ahora presentan la objeción: El Cuerpo de la Iglesia está constituido por aquellos que alcanzarán la salvación eterna; es así que estos son los solos predestinados; luego el Cuerpo de la Iglesia está constituido por los solos predestinados.

Respuesta: Admito el texto y hago la siguiente observación: En este texto se dice que Jesucristo es el Salvador del Cuerpo de la Iglesia, en cuanto que, como Cabeza de él, ejerce respecto a los miembros de su Cuerpo Místico funciones salvadores semejantes a aquellas que ejerce la cabeza del hombre respecto a los miembros del cuerpo humano; lo cual ciertamente es verdad aunque perecieran algunos miembros, a pesar del influjo salvador de la cabeza.

En cuanto a la dificultad: Distingo la mayor. El Cuerpo de la Iglesia está constituido por aquellos que incorporados a Cristo por el Bautismo reciben el influjo salvador de El como Cabeza del Cuerpo Místico, concedo la mayor; el Cuerpo de la Iglesia está constituido por aquellos que no han sido incorporados a Cristo mediante el Bautismo y solamente a causa del voto implícito de pertenecer a la Iglesia alcanzarán de Dios la vida eterna, niego la mayor y contradistingo la menor. Predestinados son solos aquellos que preordenados desde la eternidad por Dios a la salvación eterna, la alcanzarán ésta de hecho, concedo la menor; predestinados son solos aquellos que incorporados a Cristo por el Bautismo reciben el influjo salvador de El como Cabeza del Cuerpo Místico, niego la menor.

1085. 3. Leemos en Hebr 3,6: Cristo, por el contrario, lo ha sido en calidad de Hijo, al frente de su Casa. Y su Casa somos nosotros, supuesto que guardemos inquebrantable hasta el fin la confianza y la complacencia gloriosa de nuestra esperanza.

Y ahora plantean la objeción: A la Casa de Dios, esto es a la Iglesia, pertenecen aquellos que perseveraren hasta el fin; es así que éstos son los predestinados; luego la Iglesia está constituida por los solos predestinados.

Respuesta. Distingo la mayor. Pertenecen a la Iglesia los bautizados mientras permanezcan fieles a Cristo y mantengan la esperanza de la vida eterna, concedo la mayor; pertenecen a la Iglesia incluso los no bautizados, que van a alcanzar sólo de hecho la vida eterna, niego la mayor y hecha la contradistinción de la menor niego el consiguiente y la consecuencia.

1086. 4. Leemos en Ef 5,25-27: Cristó amó a la Iglesia y se entregó El mismo por ella, con el fin de santificarla, purificándola en el bautismo del agua con la palabra que la acompaña, para presentar ante sí mismo esta su Iglesia gloriosa sín mancha ni arruga ni cosa parecida, sino santa e inmaculada.

Ahora plantean la objeción: La Iglesia de Cristo es santa e inmaculada, y no tiene mancha ni arruga; es así que a esta Iglesia pueden pertenecer solamente los santos; luego los miembros del Cuerpo de la Iglesia son solamente los santos.

Respuesta. Distingo la mayor. La Iglesia triunfante es absolutamente santa e inmaculada, concedo la mayor; la Iglesia militante, subdistingo: es absolutamente santa por parte de la Cabeza y del Alma, esto es de Cristo y del Espíritu Santo y también por parte de sus instituciones divinas, concedo; por parte de los miembros, subdistingo de nuevo: en cuanto esto depende de la voluntad y de la intención de Cristo, concedo; en cuanto esto depende de la cooperación de los hombres, vuelvo a subdistinguir: en muchos miembros, concedo; en todos sus miembros, niego y hecha la contradistinción de la menor niego el consiguiente y la consecuencia.

 

Articulo V

Necesidad de la iglesia para la salvación

TESIS 28. La Iglesia es necesaria a todos para la salvación eterna incluso con necesidad de medio.

1088. Nexo. Hemos probado primero en la tesis tercera que la Iglesia de Cristo es obligatoria para todos; segundo, en la tesis 22 que el fin de la Iglesia es la salvación sobrenatural de los hombres; tercero, en la tesis 27 que no todos ni solos los santos son miembros del Cuerpo de la Iglesia. Por lo cual ahora avanzamos en el estudio de la naturaleza de la necesidad de pertenecer a la Iglesia para alcanzar la salvación. Afirmamos que es una necesidad no sólo de precepto, sino también de medio.

1089. Nociones. IGLESIA es aquella sociedad visible instituida por Cristo, de la cual estamos tratando.

NECESARIO PARA LA SALVACION es aquello sin lo cual no puede alcanzarse la salvación.

NECESARIO CON NECESIDAD DE PRECEPTO, atendiendo a la etimología de la palabra, es lo que se requiere por aquella razón por la que es necesario el cumplimiento del precepto, para que pueda alcanzarse un fin.

Así pues con necesidad de precepto es necesario para la salvación aquello cuya omisión culpable impide la consecución de la salvación. Por consiguiente lo que impide la consecución de la salvación es la culpa en la cual incurre aquel que viola un precepto.

De donde esta necesidad se da solamente respecto a un sujeto: 1) capaz para cumplir el precepto; luego solamente respecto a un adulto, el cual solamente es capaz de incurrir en culpa; 2) hábil; luego respecto a aquel que sepa que aquello está ordenado y pueda cumplir el precepto; 3) responsable; luego respecto a aquel que no esté o excusado o dispensado por el derecho.

1090. NECESARIO CON NECESIDAD DE MEDIO, atendiendo a la etimología de la palabra, es lo que se requiere por aquella razón por la que es necesario el uso del medio, del que depende positiva y necesariamente la consecución del fin.

Así pues es necesario con necesidad de medio para la salvación aquello de lo que depende la consecución de la salvación o como de causa o como de condición sine que non.

De donde esta necesidad de medio se da respecto a todo sujeto; y no excusa de ella: 1) la incapacidad del acto humano; luego está en vigor tanto respecto a los niños como respecto a los adultos; 2) la incapacidad; luego obliga tanto al que conoce y al que puede como al que no puede y al que no puede emplear tal medio; 3) la irresponsabilidad; por consiguiente urge tanto a aquel que omitiera el uso del medio culpablemente como a aquel que lo omitiera sin culpa.

1091. Así pues es necesario con necesidad de medio para la salvación aquello por lo que, aun inculpablemente omitido, no puede alcanzarse la salvación. Esta es la noción comúnmente admitida.

Lo necesario con necesidad de medio se llama de este modo o bien absolutamente, esto es de hecho, o bien alternativamente, esto es o de hecho o de deseo, que es lo mismo que en voto:

Es necesario de hecho aquel medio, que no puede suplirse de ningún modo.

Es necesario o bien de hecho o bien de deseo, esto es, en voto, aquel medio que, al no poder ponerse de hecho, puede suplirse con una acción vicaria (v.gr. por el acto de caridad o por el martirio), unida esta acción vicaria con la voluntad de emplear el medio. Tal voluntad se llama voto o deseo, el cual puede darse de una doble forma: a) explícito, como acto de la voluntad; b) implícito, en cuanto que se juzga con razón que está incluido en el acto mismo de caridad o del martirio. El Bautismo de deseo y el Bautismo de sangre "se llaman bautismos en cuanto que hacen las veces del Bautismo de agua" (3 q.66 a.11). "El acto de contrición hace las veces del Bautismo" (3 q.68 a.3).

Por último la necesidad de medio puede surgir por un doble motivo: 1) por la naturaleza de la cosa, si el nexo, por el que el fin depende del medio, proviene de la naturaleza misma de las cosas; 2) por disposición positiva, si tal nexo es establecido por la voluntad de aquel, que tiene poder para introducir este nexo.

1092. Estado de la cuestión. Afirmamos que la Iglesia es necesaria a todos para la salvación, con necesidad no sólo de precepto, sino también con necesidad de medio; sin embargo no es por la naturaleza de la cosa, sino por disposición positiva de Dios; y en verdad afirmamos la necesidad no de hecho, sino al menos de deseo o en voto, el cual voto no exigimos que sea explícito, sino que decimos que es suficiente con que sea implícito.

1093. Historia de la cuestión. 1) Los defensores del indiferentismo religioso dicen que es suficiente para la salvación la rectitud moral unida con una cierta fe (D 1646, 1677).

Los defensores de la Iglesia tripartita (D 1685), los cuales sostienen que pueden salvarse con igual derecho tanto los Católicos como los disidentes Orientales y los Anglicanos.

Los promotores del Pancristianismo (D 2199), los cuales afirman que pueden alcanzar la salvación de igual modo todos aquellos que pertenezcan a cualquiera de las confesiones cristianas.

A estos adversarios pretendía condenarlos el Concilio Vaticano I, en el cual se citaba como defensor de tales errores cierto calvinista del siglo XVII llamado IURIEU.

Aquellos disidentes Orientales, que no han caído en los tres errores citados de los anteriores, interpretan bastante bien la conocida sentencia: "Fuera de la Iglesia no hay salvación". Por consiguiente en sentido estricto los Disidentes en cuanto tales no son adversarios. Acerca de la interpretación de esta misma sentencia "Fuera de la Iglesia no hay salvación" en las distintas sectas protestantes, puede verse D'Herbigny, el cual trata este tema.

Los modernos Irenistas, pensando que la doctrina acerca de la necesidad de la Iglesia es un óbice para llevar a cabo la unidad fraterna de todos los Cristianos, distinguen la Iglesia en cuanto que es Cuerpo social de la Iglesia en cuanto que es Cuerpo místico, y sostienen que para alcanzar la salvación es suficiente el que un hombre pertenezca al Cuerpo místico. De donde sacan la conclusión de que otros Cristianos, aunque bajo el punto de vista social estén separados de los Católicos, sin embargo son en realidad miembros del Cuerpo místico y dicen que nada impide el que los Católicos los admitan como hermanos en Cristo y el que lleven a cabo con ellos cierta unión verdadera de las Iglesias. PIO XII se lamenta de que "algunos reducen a una fórmula vana la necesidad de pertenecer a la Iglesia verdadera, para alcanzar la salvación eterna" (D 2319), y ' dice: "Muchos en los pueblos orientales se han apartado lamentablemente de la unidad del Cuerpo Místico de Cristo durante una larga serie de siglos" (AAS 43 [1951] 640s).

6) L. FEENEY y sus seguidores los cuales sostienen que para la salvación no es suficiente el deseo o voto, sino que se requiere pertenecer a la Iglesia de hecho.

1094. La doctrina de la Iglesia consta: Por la profesión de fe prescrita a los Waldenses bajo el Pontificado de Inocencio III, año 1208: D 423. "Creemos que nadie se salva fuera de la Iglesia, una, santa, Romana y católica".

Por el Concilio IV de Letrán, bajo el Pontificado del mismo Inocencio III, año 1215, en contra de los Albigenses: D 430 "Una sola es la Iglesia universal de los fieles, fuera de la cual absolutamente nadie se salva".

Por BONIFACIO VIII en la Bula "Unam sanctam", año 1302: D 468. Lee completamente y presta atención a la imagen clásica del arca de Noé, con la que se da a entender de un modo adecuado la necesidad de medio.

Por el Concilio Florentino, bajo el Pontificado de Eugenio IV, año 1442, en el decreto dado a los Jacobitas: D 714. "Nadie puede salvarse si no permaneciere en el seno y en la unidad de la Iglesia Católica".

Por PIO IX en contra del indiferentismo: D 1647, 1677, 1717; donde se explica de qué modo es suficiente para la salvación el pertenecer a la Iglesia en voto respecto a aquellos, los cuales "observando celosamente los mandamientos de Dios están dispuestos a obedecer a Dios".

En el Esquema reformado del Concilio Vaticano I acerca de la Iglesia, se decía: "Definimos que es dogma de fe católica el que no hay que esperar salvación alguna fuera de la única Iglesia de Cristo". Este aserto era interpretado acerca de la necesidad de medio en voto. Y aunque la expresión necesidad de medio, que había en el primer esquema, fue suprimida, sin embargo se mantenía el mismo sentido, según consta por las anotaciones adjuntas.

PIO XII en la Encíclica "Mystici Corporis" distingue claramente entre aquellos, que se incorporan de hecho a la Iglesia como miembros, y aquellos que se adhieren solamente a la Iglesia en voto. En efecto al tratar acerca de los miembros, de los que está compuesto el Cuerpo místico en esta tierra, dice: "Ahora bien solamente hay que contar en realidad entre los miembros de la Iglesia a aquellos que recibieron el bautismo de la regeneración y profesan la fe verdadera, y no se han separado lamentablemente a sí mismos de la juntura del Cuerpo o bien, a causa de culpas gravísimas, han sido separados por la autoridad legítima". Y hacia el final de la misma Encíclica cita, entre los que no pertenecen de hecho a la unión de la Iglesia Católica, a aquellos que "estén ordenados al Cuerpo místico del Redentor por un cierto deseo y voto inconsciente", a los cuales de ningún modo excluye de la salvación eterna, sin embargo les advierte que "se esfuercen por salir de ese estado, en el cual no pueden estar seguros acerca 'de la salvación eterna propia de cada uno", ya que "carecen de tantos y tan grandes dones y auxilios celestiales, de los cuales solamente se puede disfrutar en la Iglesia Católica" Con estas palabras condena en verdad tanto a aquellos que excluyen de la salvación eterna a todos los que se adhieren a la Iglesia solamente con voto implícito, como a los que afirman falsamente que los hombres pueden salvarse de igual modo en cualquier religión.

Por último el Santo Oficio, con ocasión de la condena de LEONARDO FEENEY, explicó con todo detalle esta doctrina: "Entre lo que la Iglesia, dice, siempre ha predicado y nunca dejará de predicar, está contenida también aquella sentencia infalible, en la que se enseña que fuera de la Iglesia no hay salvación alguna. No obstante este dogma debe ser entendido en el sentido, en que lo entiende la Iglesia misma. Pues nuestro Salvador dio lo que está contenido en el depósito de la fe para ser explicado no por criterios particulares, sino por el Magisterio de la Iglesia.

Y en primer lugar enseña la Iglesia ciertamente que en esto se trata de un precepto muy severo de Jesucristo. En efecto El mismo impuso con palabras expresas a los Apóstoles el que enseñaran a todas las gentes a observar todo lo que El mismo había mandado (Mt 28,19s). Ahora bien entre los mandatos de Cristo ocupa un lugar muy importante aquel por el que se nos ordena el que seamos incorporados mediante el bautismo al Cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia, y adherirnos a Cristo y a Su Vicario, por medio del cual El mismo gobierna la Iglesia en la tierra de modo visible. Por lo cual no se salvará nadie que, sabiendo que la Iglesia ha sido instituida por orden divina por Jesucristo, sin embargo no quiere someterse a la Iglesia o niega la obediencia al Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra.

Pues el Salvador tampoco ordenó solamente el que todas las gentes entraran en la Iglesia, sino que estableció también el que la Iglesia es el medio de salvación, sin el cual nadie puede entrar en el Reino de la gloria celestial. Dios ha querido en su infinita misericordia el que puedan alcanzarse también en circunstancias determinadas, cuando se usan solamente en voto o en deseo, los efectos necesarios para la salvación de aquellos''auxilios de la salvación que están ordenados al fin último sólo por institución divina y no por necesidad intrínseca. Lo cual lo vemos indicado con claridad en el Sacrosanto Concilio Tridentino tanto acerca del sacramento del Bautismo como del sacramento de la Penitencia" (D 796, 807, 898).

"Ahora bien lo mismo debe decirse a su manera acerca de la Iglesia, en cuanto que ella misma es el auxilio general para la salvación. Puesto que para que alguien alcance la salvación eterna, no siempre se exige el que realmente esté incorporado a la Iglesia como miembro, sino que se requiere al menos el que esté adherido a la Iglesia en voto y en deseo. No obstante este voto no siempre es menester el que sea explícito, como acontece en los catecúmenos; sino que cuando un hombre tiene una ignorancia invencible, Dios también acepta el voto implícito, llamado así, porque este voto implícito está contenido en aquella buena disposición del alma, por la que el hombre quisiera conformar su voluntad a la voluntad de Dios". Esta doctrina se confirma por las palabras de PIO XII, las cuales hemos aducido antes, y también por las cartas citadas de PIO IX (D 1647, 1677), y se añade: "Y no hay que pensar también el que sea suficiente para que el hombre se salve cualquier clase de voto de entrar en la: Iglesia. En efecto se requiere que el voto, por el que alguien esté ordenado a la Iglesia, se encuentre informado por la caridad perfecta: y no puede alcanzar efecto un voto implícito, a no ser que el hombre tenga fe sobrenatural" (Hebr 11,6; D 801).

1095. Valor dogmático. Por los documentos de la Iglesia se ve claro que la necesidad de pertenecer a la Iglesia verdadera es dogma de fe. La necesidad de medio, según los mismos documentos, es una doctrina o bien implícitamente definida o bien al menos teológicamente cierta. Pues los documentos inculcan que nadie puede salvarse fuera de la Iglesia (D 423, 430); luego tampoco los niños; es así que los niños no están sujetos a la necesidad de precepto; luego aquí se enseña la necesidad de medio.

1096. Prueba. 1ª. Parte: La Iglesia es necesaria para la salvación con necesidad de medio.

Se prueba en general la necesidad de medio.

A. El Bautismo es necesario a todos para la salvación con necesidad de medio bien de hecho bien en voto; es así que el fin inmediato y necesario del Bautismo es agregar hombres a la Iglesia; luego la Iglesia es necesaria a todos con necesidad de medio bien de hecho bien en voto. La conclusión está clara, ya que si el Bautismo es necesario para la salvación, hay que decir que es mucho más necesario para la salvación aquello a causa de cuya obtención inmediata y necesaria se da el Bautismo mismo.

La mayor se prueba por Jn 3,5: El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Donde 1) se habla acerca de la necesidad del bautismo para todos; luego también para los niños; es así que para los niños no puede tratarse de una necesidad de precepto; luego se dice que el bautismo es necesario con necesidad de medio.

2) En Jn 3,5 se habla del segundo nacimiento de naturaleza espiritual; luego necesario para la vida sobrenatural, así como la generación natural es necesaria para la vida natural; es así que ésta es necesaria con necesidad de medio; luego también aquélla. El que en este texto se habla de la necesidad solamente en voto está claro por la interpretación que el Concilio Tridentino da del texto de Jn 3,5: D 796; y también por lo que diremos inmediatamente en el nº. 1100.

1097. Prueba de la menor. 1) El fin inmediato del bautismo es agregar a la Iglesia, según consta por 1 Cor 12,13.

Porque en un sólo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, donde se hace resaltar la razón de fin, como se ve en el texto griego por el uso de la preposición (...):…(véase Concilio Tridentino: D 895); léase también el Concilio Florentino: D 696). 2) El fin necesario del bautismo es la agregación a la Iglesia. Pues aunque el fin principal del bautismo sea conferir la gracia, sin embargo, según se prueba en el tratado acerca de los sacramentos, el bautismo recibido válidamente confiere siempre y necesariamente un carácter indeleble y agrega a la Iglesia, y por consiguiente no puede ser repetido (D 852). Es así que puede darse un bautismo válido que no confiera la gracia; luego el fin necesario del bautismo no es conferir la gracia, sino agregar a la Iglesia.

La menor última está clara, ya que puede darse un bautismo administrado conforme al rito litúrgico y con la intención debida, y por tanto válido, pero recibido por un sujeto no dispuesto de forma adecuada para recibir la gracia santificante; de donde resulta el que el bautismo es meramente no provechoso (cf. n2.1021).

1098. B. Es necesario con necesidad de medio al hombre para la salvación el pertenecer a Cristo; es así que nadie pertenece a Cristo si no está agregado a la Iglesia; luego es necesario con necesidad de medio para la salvación el pertenecer a la Iglesia.

Prueba de la mayor. a) Porque pertenecer a Cristo por la fe es el medio indispensable para la salvación, la cual solamente puede alcanzarse por Cristo: Jn 3,14-18.36; Hchs 4,12; b) porque así como el pecado original viene de Adán por generación, así por la justicia viene a los hombres la salvación de Cristo: Rom 5,12.15-18; c) porque Cristo es el único Mediador que nos ha redimido y salvado: 1 Tim 2,4-6.

Se prueba la menor porque la Iglesia es el lugar en el que Cristo realiza perpetuamente su obra de salvación (D 1821); en efecto solamente a la Iglesia confió Jesucristo su misión salvadora: Jn 17,18; 20,21; misión que debía ser ejercida ciertamente bajo la asistencia de Cristo mismo: Mt 28,20; de forma que es igual la relación de la salvación respecto a Cristo y respecto a la Iglesia; Luc 10,16: "Quien a vosotros escucha, a mí me escucha: y quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado"; y por tanto los pastores de la Iglesia no son sino ministros de Cristo: 1 Cor 5,5; 4,1.

1099. C. Es necesario con necesidad de medio al hombre para la salvación el estar unido a Cristo y el participar de la vida del Espíritu Santo; es así que esto lo alcanzan solamente aquellos que pertenecen al Cuerpo místico de Cristo vivificado por el Espíritu Santo, el cual Cuerpo es la Iglesia; luego es necesario al hombre con necesidad de medio el pertenecer a la Iglesia.

Se prueba la mayor, a) por Jn 15,1-6, donde se expone de forma explícita la necesidad de la unión con Cristo; b) por la Epístola a los Gálatas 5,16-25, donde se inculca la necesidad de participar de la vida del Espíritu Santo.

La menor consta, a) por la tesis del Cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia visible misma; b) por Ef 5,23-29, donde aparece Cristo como salvador del Cuerpo de la Iglesia, por la cual se entregó a sí mismo y a la cual es a la que únicamente ama como esposa suya que es la Iglesia, y a ésta nutre y abriga.

1100. 2ª. Parte: Probamos en concreto que la necesidad de medio de pertenecer a la Iglesia no es una necesidad absoluta, sino alternativa, esto es o bien de hecho o bien en voto al menos implícito.

Con el argumento tomado de la necesidad del bautismo es esto lo único que se ha probado, según hemos indicado expresamente.

Otros argumentos deben ser entendidos también en orden a la necesidad de medio bien de hecho o bien en voto. En efecto la caridad o contrición perfecta justifica; es así que en la caridad perfecta está contenido al menos implícitamente el voto de pertenecer a la Iglesia; luego la necesidad de medio de pertenecer a la Iglesia debe entenderse en el sentido de una una necesidad no absoluta, sino alternativa, esto es bien de hecho o bien en voto implícito.

La mayor está clara por Mt 22,37-40; Jn 14,21-24; Rom 13,8- 10; 1 Cor 13,1-8; 1 Pe 4,8; 1 Jn 4,7s.16. Véase en contra de BAIO D 1031-1033, 1070s.

La menor consta por la naturaleza de la cosa. Pues si la caridad es perfecta, esto es, el amor de Dios es apreciativamente sumo, sin duda contiene implícitamente la voluntad sincera de hacer todo lo que Dios quiera.

1101. 34. Parte: Es necesario con necesidad de precepto el pertenecer a la Iglesia.

Es necesario a todos los hombres con necesidad de precepto el alcanzar la salvación eterna; luego también es necesario con necesidad de precepto todo aquello que se requiera para la salvación; es así que pertenecer a la Iglesia es necesario para la salvación; luego es también un precepto el pertenecer a la Iglesia.

Consta acerca de este precepto de entrar en la Iglesia y de perseverar en ella, a) Lc 10,10-12.16, donde se habla acerca del precepto de entrar en la Iglesia.

b) Por Mt 18,17s, donde está contenido el precepto de perseverar en la Iglesia.

c) Por Mc 16,15s, donde se impone el precepto, estando en ello la salvación.

1102. Por último se confirma la necesidad de pertenecer a la Iglesia por los testimonios de los SS.PP. San IGNACIO (muerto el año 107) "cuantos volvieren a la unidad de la Iglesia, éstos también serán de Dios... no sigáis el error, hermanos míos: si alguno sigue al que origina un cisma, no alcanza la herencia del Reino divino" (R 56).

San IRENEO (hacia el año 180) "Dios puso en la Iglesia... la obra universal del Espíritu, obra de la que no participa ninguno de los que no corren a la Iglesia" (R 226).

ORIGENES (hacia el año 250) "Si alguno quiere salvarse que venga a esta casa... fuera de esta casa, esto es fuera de la Iglesia, nadie se salva" (R 537).

San CIPRIANO (año 251) "No alcanzará los premios de Cristo el que abandona a la Iglesia de Cristo. No puede tener a Dios por Padre el que no tiene a la Iglesia por Madre. Si alguien pudo salir fuera del arca fue Noé, y el que estuviere fuera de la Iglesia se encuentra ajeno a ella" (R 557). El mismo San Cipriano (año 256) "Fuera de la Iglesia no hay salvación".

LACTANCIO (hacia el año 310) "Solamente la Iglesia Católica es la que mantiene la religión verdadera. La Iglesia Católica es el templo de Dios; al cual si alguno no entrare o bien si alguno se saliere de él, está apartado de la esperanza de la vida y de la salvación" (R 637).

1103. San GERONIMO (hacia el año 378) "Todo el que comiere el cordero fuera de esta casa, es profano. Si alguno no estuviere en el arca de Noé, perecerá al venir el diluvio" (R 1346). La comparación con el arca de Noé, que posteriormente se halla muchas veces en los autores eclesiásticos, fue usada ya por San CIPRIANO (R 557; cf D 468).

San AGUSTIN (hacia el año 417) "Los fieles háganse Cuerpo de Cristo, si quieren vivir del Espíritu de Cristo. Del Espíritu de Cristo solamente vive el Cuerpo de Cristo" (R 1824; cf. R 1478). El mismo San Agustín (hacia el año 418) "Fuera de la Iglesia Católica el hombre puede encontrar todo menos la salvación... no podrá encontrar la salvación en ninguna parte a no ser en la Iglesia Católica" (R 1858).

San FULGENCIO, Acerca de la fe (hacia el año 530) "Sostén con toda firmeza el que todos... que terminen la vida presente fuera de la Iglesia Católica, irán al fuego eterno" (R 2273, 2275; de ahí la definición del Concilio Florentino, D 714).

1104. El Catecismo del Concilio Tridentino recogiendo esta tradición y la doctrina de Santo TOMAS, dice: "La Iglesia se llama también universal por la siguiente razón, a saber porque todos, los que desean alcanzar la salvación eterna, deben poseer y abrazar a la Iglesia; no de otra forma que los que entraron en el arca a fin de no perecer por el diluvio". Igualmente Santo TOMAS: "... la unidad del Cuerpo Místico, sin la cual no puede haber salvación; en efecto a nadie se le permite el acceso a la salvación fuera de la Iglesia, así como tampoco en el diluvio había salvación fuera del arca de Noé, la cual significa la Iglesia".

1105. Escolio. Niños y adultos fuera de la Iglesia privados del cielo de distinto modo. Así pues los niños, que son incapaces de realizar un voto implícito de pertenecer a la Iglesia, si mueren sin bautismo, a excepción del caso de martirio, están privados de la bienaventuranza sobrenatural; sin embargo no por eso se ha de decir que ellos son atormentados con las penas del infierno, puesto que han salido de esta vida sin pecado personal grave, según se explica en el tratado de la predestinación y de la voluntad salvífica de Dios.

1106. En cambio los adultos que tienen pleno uso de razón, los cuales han muerto sin el bautismo y sin tener el voto o deseo al menos implícito de pertenecer a la Iglesia, en el orden actual de la gracia, de hecho, es culpa suya el no tener este voto o deseo y son condenados, según enseñó PIO IX (D 1677). Pues según la doctrina de Santo TOMAS:

"Concierne a la divina providencia el proveer a cada uno de lo necesario para la salvación, con tal de que el hombre no ponga un óbice. En efecto si alguno, hubiera vivido en las selvas o en medio de los animales irracionales y siguiera la luz de la razón natural al obrar en el bien y al rechazar el mal, hay que sostener con toda certeza el que Dios le revelaría mediante una inspiración interna lo que es necesario para creer o bien que enviaría a él algún predicador de la fe, así como envió a Pedro para que fuera a casa de Cornelio" (Hchs 10).

1107. Objeciones. 1. Según la tesis, todos los hombres, que mueren sin pertenecer al cuerpo de la Iglesia, se condenan; es así que no se puede decir esto; luego es falsa la tesis.

Respuesta. Distingo la mayor. Todos los niños, que mueren sin pertenecer al cuerpo de la Iglesia, están privados de la visión beatífica de Dios, sin que no obstante sean castigados por las penas del infierno, concedo la mayor; todos los adultos, que mueren sin pertenecer al cuerpo de la Iglesia, están privados de la visión beatífica de Dios y son castigados con las penas del infierno, subdistingo: si murieren con el voto o deseo de pertenecer al cuerpo de la Iglesia, niego; si murieren sin tener tal voto o deseo, subdistingo de nuevo: y éstos no tienen tal voto o deseo y son condenados a causa de alguna personal de ellos, concedo; sin ninguna culpa personal de ellos, niego y hecha la contradistinción de la menor, niego el consiguiente y la consecuencia.

1108. 2. Fuera de la Iglesia Católica pueden hacerse y se hacen actos de perfecta caridad; es así que con el acto de perfecta caridad el hombre es, justificado y alcanza la salvación; luego fuera de la Iglesia Católica pueden darse y se dan la justificación y la salvación.

Respuesta. Concedo la mayor y distingo la menor. Con el acto de perfecta caridad el hombre es justificado y alcanza la salvación, en cuanto que en tal acto, al menos virtual e implícitamente, está incluido el voto de pertenecer a la Iglesia, concedo la menor; sin tal voto, al menos virtual e implícito, el hombre es justificado y alcanza la salvación, niego la menor y distingo igualmente el consiguiente y niego la consecuencia.

1109. 3. Las sectas heréticas y los Disidentes tienen verdaderos sacramentos, con los que confieren la gracia; luego los que están de buena fe en tales sectas son justificados y alcanzan la salvación.

Respuesta. Distingo el antecedente. Las sectas heréticas y los Disidentes tienen verdaderos Sacramentos, los cuales, como tales, incorporan de hecho o en voto a la Iglesia Católica a aquellos que los recibieren de buena fe, concedo el antecedente; los cuales, como tales, incorporan a las falsas sectas, subdistingo: aparentemente y de un modo meramente material, puede pasar; real y formalmente, niego y de igual modo distingo el consiguiente. Los que están de buena fe en sectas falsas son justificados y alcanzan la salvación por la gracia de los Sacramentos, en cuanto están incorporados de hecho o en voto o deseo a la Iglesia Católica real y formalmente, concedo el consiguiente; en cuanto parecen estar incorporados aparentemente y de un modo meramente material a las sectas falsas, niego el consiguiente.

1110. 4. Un niño bautizado en una secta no católica queda justificado; es así que mediante el bautismo recibido en una secta no católica un niño no queda incorporado a la Iglesia Católica; luego fuera de la Iglesia Católica se da la justificación y la salvación.

Respuesta. Concedo la mayor y distingo la menor. Mediante el bautismo recibido en una secta no católica un niño no queda incorporado a la Iglesia Católica, según la apariencia externa y la estimación del vulgo, concedo la menor; según la realidad interna y la verdad teológica, niego la menor. En efecto un niño bautizado válidamente por cualquier persona, queda incorporado en realidad de verdad plenamente a la Iglesia Católica; pues "Cristo es el que bautiza" de un modo principal, aunque ministerialmente use de personas no católicas, que bauticen con la intención de hacer lo que hace la Iglesia Católica, según se demuestra en el tratado De Sacramentis.

1111. 5. Un adulto con atrición y bautizado de buena fe en una secta no católica queda justificado; es así que sin embargo no está incorporado ni en voto ni de hecho a la Iglesia Católica; luego fuera de la Iglesia Católica se da la justificación y la salvación.

Respuesta. Concedo la mayor y distingo la menor. Un adulto con un acto de atrición y bautizado de buena fe en una secta no católica no queda incorporado en voto o deseo a la Iglesia Católica, por el hecho de que tiene solamente atrición, puede pasar la menor; no queda incorporado de hecho a la Iglesia Católica, subdistingo: aparentemente y de un modo meramente material, concedo; real y formalmente, niego. En la distinción de la menor hemos dicho, puede pasar el que un adulto con sólo dolor de atrición no quede incorporado en voto o deseo a la Iglesia Católica, porque otros autores sostienen que la atrición juntamente con el bautismo válidamente recibido equivale al voto, que nosotros requerimos. Añadimos la subdistinción, porque según la doctrina común de los teólogos, el que recibe el bautismo válido de buena fe y con sólo atrición en una secta no católica, viene a ser ciertamente cismático o hereje meramente material, pero de hecho y formalmente queda incorporado a la Iglesia Católica, puesto que el cisma y la herejía meramente materiales no separan del Cuerpo de la Iglesia verdadera, según se muestra en la tesis 26 acerca de los miembros de la Iglesia.

1112. 6. Según ha quedado explicado, la pertenencia al cuerpo de la Iglesia es necesaria al hombre para la salvación bien de hecho bien en voto; es así que el cumplimiento de los preceptos es necesario al hombre para la salvación bien de hecho bien en voto; luego le pertenencia al cuerpo de la Iglesia es necesaria al hombre para la salvación como lo es el cumplimiento de los preceptos.

Respuesta. Concedo la mayor y distingo la menor. El cumplimiento de los preceptos es necesario para la salvación bien de hecho bien en voto, a un niño, niego la menor; a un adulto, subdistingo: a un adulto que no podría sin culpa omitir el cumplimiento de los preceptos, concedo; a un adulto que podría sin culpa omitir el cumplimiento de los preceptos, niego y hecha la distinción niego el consiguiente y la consecuencia.

OBSERVACIÓN

DEL MODO COMO PERTENECEN LOS HOMBRES AL ALMA Y AL CUERPO DE LA IGLESIA

1113. De los conceptos de Alma y de Cuerpo de la Iglesia.

1114. Después de lo que hemos, tratado acerca del Cuerpo Místico de Cristo, en la tesis 24, de la necesidad y ciertamente necesidad de medio, de pertenecer a la Iglesia, en la tesis 28, y acerca de los miembros del Cuerpo de la Iglesia, en las tesis 25 y 26, viene bien el añadir algunas observaciones acerca de los conceptos de Alma y de Cuerpo de la Iglesia.

Hay entre los autores un doble modo no sólo de expresarse sino también de pensar acerca de esto. Propondremos brevemente ambos modos de explicarse y ciertamente en un solo y mismo esquema, a fin de que se vean con más claridad las diferencias entre ambos.

1115. A. Primer modo. Sostiene en unión de San ROBERTO BELARMINO: a) que el Cuerpo de la Iglesia es "toda la organización externa y visible que Cristo dio a la Iglesia";

b) En cambio llama Alma de la Iglesia "al conjunto de dones, virtudes y gracias de la vida sobrenatural con la que cada uno de los fieles se une a Dios y a Cristo";

c) De donde deduce "que el Alma de la Iglesia abarca mucho más que el Cuerpo de la Iglesia";

d) Reconoce que se dan ciertamente varios grados con los que cualquiera puede pertenecer de un modo más o menos perfecto al Cuerpo o al Alma de la Iglesia;

e) Saca la consecuencia de que es necesario para la salvación el pertenecer perfectamente al Alma de la Iglesia;

f) Por último concluye que in articulo mortis, los que tienen caridad se salvan, aunque estén de hecho fuera del Cuerpo de la Iglesia; en cambio los pecadores que no tienen caridad se condenan, aunque estén de hecho dentro del Cuerpo de la Iglesia.

1116. B. Segundo modo. En unión de autores más recientes sostiene: a) que el Cuerpo de la Iglesia es una sociedad de hombres regenerados por el Bautismo, los cuales están unidos con la Iglesia por los vínculos de la profesión de la fe, de la subordinación jerárquica y de la comunión en lo sagrado;

b) Y llaman Alma de la Iglesia al Espíritu Santo, en cuanto que se le atribuyen a El las funciones del alma en cuanto tal, cuales son, el informar y vivificar el Cuerpo de la Iglesia, del cual a su vez es propio el ser informado y vivificado por el Alma de la Iglesia;

c) Deduce de aquí el que el Alma de la Iglesia no comprende más que el Cuerpo de la Iglesia;

Reconoce que se dan ciertamente varios grados con los que esta información y vivificación activa y pasiva puede alcanzarse más o menos perfectamente en cada uno;

Saca lá consecuencia de que es necesario para la salvación el pertenecer perfectamente al Cuerpo-animado de la Iglesia bien de hecho bien al menos en voto;

Concluye por último que, in articulo mortis, los que tienen caridad se salvan por pertenecer perfectamente bien de hecho bien al menos en votos al Cuerpo-animado de la Iglesia; por el contrario los pecadores que no tienen caridad son condenados por no pertenecer perfectamente ni de hecho ni en voto al Cuerpo-animado de la Iglesia. 1117. A nosotros nos parece que hay que preferir el segundo modo de la explicación, porque está más de acuerdo con la doctrina en la que sostenemos, tesis 24, que el Alma del Cuerpo Místico de Cristo es el Espíritu Santo, y porque excluye mejor el peligro de hacer distinción entre dos Iglesias, una invisible y otra visible.

Por otra parte nuestra explicación aclara bien todo lo que hay que explicar en este asunto. 1) Aclara con detalle la noción del Alma del Cuerpo de la Iglesia. En efecto el Alma del Cuerpo de la Iglesia es el Espíritu en tanto en cuanto que como que informa y vivifica al Cuerpo de la Iglesia, esto es, es el principio primero y radical de toda la vida de éste. Ahora bien esta información y vivificación puede admitir ciertamente muchos grados, el mínimo de los cuales se da en los pecadores, que señalados con el carácter bautismal, no han roto de modo manifiesto los vínculos meramente externos de la obediencia y de la comunión; y por tanto reciben del Espíritu Santo informante y vivificante no sólo aquella unión externa con la Iglesia, la cual unión mantienen, y no sólo la vida social de la misma Iglesia, sino también las gracias actuales en orden a aumentar y perfeccionar aquella misma unión y vida (cf. PIO XII "Mystici Corporis" 22: AAS 35,203). Por lo cual todos, los que son miembros en acto del Cuerpo de la Iglesia, reciben algún, aunque imperfecto, influjo anímico del Espíritu Santo informante y vivificante, y por tanto pertenecen incluso en acto, de algún modo verdadero, al Alma de la Iglesia. En cambio los que no son miembros del Cuerpo de la Iglesia ni de hecho ni en voto, no recibe ningún influjo del Espíritu Santo, en cuanto que el Espíritu Santo es propiamente el Alma que informa y el principio que vivifica el Cuerpo dé la Iglesia; y por consiguiente hay que decir que no pertenecen ni siquiera en acto al Alma de la Iglesia. Y de aquí se comprende la razón por la que afirmamos que el Alma en cuanto tal de la Iglesia no comprende más que el Cuerpo en cuanto tal de la Iglesia.

1118. 2) Reconoce acertadamente el influjo múltiple que ejerce el Espíritu Santo en aquellos, que no están en la Iglesia ni de hecho ni en voto. En efecto nos parece cierto sin duda el que aquellos, que están fuera del Cuerpo de la Iglesia en acto, no reciben ningún influjo del Espíritu Santo en cuanto Alma del Cuerpo de la Iglesia. Sin embargo no se puede concluir de aquí el que éstos están desprovistos absolutamente de todo influjo del Espíritu Santo.

En efecto el Espíritu Santo, "Señor y vivificante", el cual es el Alma del Cuerpo de la Iglesia, además de las funciones anímicas de informar de modo permanente y de vivificar constantemente el Cuerpo de la Iglesia, ejerce muchas otras acciones incluso fuera del Cuerpo de la Iglesia, en orden a instaurar y vivificar el mismo Cuerpo de la Iglesia. Por lo cual el Espíritu Santo mueve de múltiples modos con sus innumerables gracias a los bautizados que se han apartado del Cuerpo de la Iglesia a que regresen a la unidad e ilumina a todo hombre que viene a este mundo (Jn 1,9) para que reconozca la verdad y se una verazmente al Cuerpo de la Iglesia, ya al menos en voto ya también de hecho.

Ahora bien estas u otras acciones de igual naturaleza no hay que atribuirlas al Espíritu Santo, en cuanto que como Alma informa cuasi-formalmente y vivifica de modo principal el Cuerpo de la Iglesia; sino que en cuanto como Dios = Amor obra incesantemente fuera del Cuerpo de la Iglesia, movido por su voluntad salvífica universal, por la que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad: 1 Tim 2,4. Ahora bien los que estando fuera de la Iglesia corresponden más o menos perfectamente a esta acción del Espíritu, puede decirse con PIO XII que "están ordenados al Cuerpo Místico del Redentor" de un modo más o menos perfecto.