CAPITULO VIII

ACERCA DEL MEDIO DE LA PROPAGACIÓN DEL PECADO ORIGINAL

 

Tesis 45. El pecado original se propaga por generación natural, ahora bien de tal manera que ésta es una mera condición "sine qua non", de dicha propagación, y en cambio el pecado de Adán es su causa única.

 

972.Nexo. Una vez estudiada la esencia del pecado original incluso en cuanto a la solidaridad de éste, se pregunta además acerca del modo de la propagación de dicho pecado. Pues éste, siendo una solo por su origen, esto es en Adán, se propaga a todos y a cada uno de los hijos de Adán. Ahora bien ¿cuál es la vía y la razón de esta propagación?. He aquí la cuestión que vamos a tratar ahora.

 

973.Nociones. EL PECADO ORIGINAL se considera aquí, como se da dicho, pecado en los descendientes de Adán.

 

LA GENERACION, o sea el origen que un ser viviente tiene de otro ser viviente que le es consubstancial, mediante una operación vital que tiende por sí misma a comunicar la propia naturaleza.

 

NATURAL, es la generación mediante la conmixtión de ambos sexos, ahora bien de tal manera que la materia sea naturalmente proporcionada a la generación y el agente sea también natural, o sea que actúen naturalmente en dicha materia. En cambio en la sobrenatural, o bien faltan ambos elementos o bien la materia está proporcionada sobrenaturalmente a la acción o bien el mismo principio natural es suplido con un influjo divino extraordinario y ciertamente "per se", o sea en orden a la substancia misma de la operación, y no meramente "per accidens", como si Dios restituyera a una o a ambas partes milagrosamente la potencia generativa tal vez perdida (la generación sería entitativamente natural y sólo sobrenatural en cuanto al modo), sino "simpliciter", como v.gr. ocurrió en la generación de Cristo.

 

SE PROPAGA, esto es la generación natural es el medio, puesto el cual, cada uno de los hombres concebidos contrae el pecado original, y ciertamente es el único medio posible en esta economía.

 

CONDICION, o sea lo que se requiere, pero solamente para que actúe la causa, sin que sin embargo influya esto realmente en el efecto; se dice condición "sine qua non", si a fin de que se obtenga el efecto es absolutamente (al menos de un modo natural) necesaria.

 

Así pues la generación es de este modo necesaria para la propagación del pecado original, prácticamente como ahora es necesario el bautismo para la acción de conferir la gracia (si bien no del mismo modo, ya que el bautismo es causa de la gracia).

 

MERA CONDICION, así pues no causa física o moral eficiente, esto es principio que transmite verdaderamente el ser al efecto.

 

Ahora bien la generación es verdadera causa, pero exclusivamente de la propaga­ción de la naturaleza; así pues ésta de por sí indiferente para propagar una naturaleza o bien pura o bien por ordenación de Dios elevada, transmite ahora una naturaleza inficionada por el pecado de Adán, o sea el pecado original, en cuanto que ella es una mera condición a cumplir, para que existan los hijos de Adán y por tanto los que van a ser inficionados por dicho pecado.

 

EL PECADO DE ADAN esto es el pecado actual de Adán.

 

Es LA CAUSA, lo cual lo admiten fácilmente todos (Rom 5,12); más no una causa física eficiente, lo cual tampoco necesita de prueba puesto que el acto de Adán ya no existe cuando es concebido el niño, sino la causa moral, en cuanto que de hecho el pecado de Adán es de uno o de otro modo la verdadera razón positiva por la que los hombres contraen el pecado original. Así pues esto no se prueba expresamente en la tesis.

 

LA CAUSA UNICA. Así como la propagación de la justicia original hubiera dependido exclusivamente de la voluntad de Dios, así la propagación del pecado original depende causalmente sólo del pecado de Adán.

 

Esto constará de suyo, si se excluyen la generación y todas las causas que realizan ésta, ya que las fuentes mencionan solamente como causa el pecado de Adán, (Rom 5,12; D 102, 789, 791) y porque la voluntariedad personal la cual ella sola es la fuente del pecado formal, solamente puede atribuirse en nuestro caso a Adán. Por ello tampoco se prueba expresamente este apartado en la tesis.

 

974. Adversarios. Admitiendo que Adán es la verdadera causa de la propagación del pecado original, pretenden hacer consistir la causa cuasi próxima de este pecado:

 

1)    En la concupiscencia de la generación bien actual bien al menos habitual, S.AGUSTIN (si bien Portalié opina de otro modo), al cual intrpretándole de esta manera le siguieron S.FULGENCIO y después muchísimos v.gr. P.LOMBARDO, HUGO DE S.VICTOR, ALEJANDRO HALENSE, S.ALBERTO MAGNO, S.BUENAVENTURA, GUILLERMO ALTISIDORENSE, PEDRO AREOLO, GREGORIO DE RIMINI..., aparte de JANSENIO (cf. n.700). S.TorAs mismo tal vez atribuía al principio algún influjo a la semilla en orden a la transmisión del pecado.

 

Estos autores piensan comúnmente que el alma infundida en el cuerpo se corrompe en éste, como en un vaso estropeado, a causa del pecado según cierta fórmula hipotética de S.Agustín.

 

2)    En una afección morbosa con la cual se mancha el cuerpo, con cuyo contacto se mancha el alma, aunque el hombre fuera formado sin generación de cualquier miembro del cuerpo, ENRIQUE GANDAVENSE.

 

975. Doctrina de la Iglesia. C. Tridentino (D 790): «Si alguno afirma que este pecado de Adán que es por su origen uno solo, y transmitido a todos por propagación, no por imitación, está como propio en cada uno, se quita por las fuerzas de la naturaleza humana o por otro remedio que por el mérito del solo mediador, Nuestro Señor Jesucristo,... sea anatema». La expresión «por propaga­ción» indica aquí generación, según hemos dicho anteriormente; ahora bien el que la definición concierne a esta fórmula, si bien gramaticalmente indirecta, parece totalmente claro, por el hecho de que es una idea esencial en la concepción Tridentina del pecado original y a causa de la serie de errores que el Concilio tuvo entonces ante su consideración (n.541).

 

«Si alguno niega que hayan de ser bautizados los niños recién salidos del seno de sus madres, aún cuando procedan de padres bautizados, o dice que son bautizados para la remisión de los pecados, pero que de Adán no contraen nada del pecado original...sea anatema... Pues por esta regla de fe procedente de los Apóstoles, hasta los párvulos que ningún pecado pudieron aún cometer por sí mismos, son bautizados verdaderamente para la remisión de los pecados, para que en ellos por la regeneración se limpie lo que por la generación contrajeron...» (D 791, cf. C. XVI de Cartago D 102).

 

Si acaso en estas últimas palabras no está contenida una definición, por el canon mismo queda implícitamente definido que el pecado original se propaga por generación: «del seno», como parece obvio según lo que hemos dicho en otro lugar acerca de esto (n.541).

 

El mismo C. Tridentino define (D 789): «Si alguno afirma que la prevaricación de Adán le dañó a él sólo y no a su descendencia; ... o que,... sólo transmitió a todo el género humano la muerte y las penas del cuerpo, pero no el pecado... sea anatema...» (cf. C. Arausicano II, D 175). Luego se define que es de fe el que el pecado de Adán es la causa de la propagación del pecado original.

 

Así mismo establece (D 795): «Si los hombres no nacieran propagados de la semilla de Adán no nacerían injustos».

 

Pm XII, tratando del monogenismo, presenta de este modo conciso y enérgico la doctrina del C. Tridentino acerca del pecado original (D 2328): «Porque los fieles no pueden abrazar la sentencia de los que afirman o que después de Adán existieron en la tierra verdaderos hombres que no procedieron de aquel como del primer padre de todos por generación natural..., ya que no se ve por modo alguno cómo puede esta sentencia conciliarse con lo que las fuentes de la verdad revelada y los documentos del Magisterio de la Iglesia proponen sobre el pecado original, que procede del pecado verdaderamente cometido por un sólo Adán, y que transfundido a todos por generación, es propio a cada uno».

 

Método de la tesis. Se probará en primer término que el pecado original se propaga por generación natural y en verdad solamente por ella; después que la generación no es la causa de esta propagación, sino una mera condición. Dando además por supuesto el que el pecado de Adán es la causa de esta propagación, no se probará expresamente, ya que esto está patente de por sí y por lo ya dicho, a saber que ésta es la única causa.

 

Parte primera

EL PECADO ORIGINAL SE PROPAGA POR GENERACION NATURAL

 

976. Valor dogmático. De fe divina y católica (al menos implícitamente) definida la propagación por generación. Por lo menos cierta en teología la tesis considerada exclusivamente acerca de la generación natural; en efecto esta tesis la afirman los SS.Padres y la sostienen comúnmente los teólogos, sin embargo el Magisterio aunque en los últimos documentos se menciona la generación natural (D 2328), nunca afirma que esto debe entenderse de modo exclusivo.

 

977.Se prueba por la sagrada Escritura. En ésta no se enseña de forma expresa la tesis; sin embargo toda la Iglesia así ha entendido siempre el texto de Rom 5,12 (D 102, 791).

 

978.Se prueba por la tradición. Los SS.Padres: 1) Señalan un nexo entre la generación y la acción de contraer el pecado original. S.AGUSTIN: Todos han pecado en Adán, porque «todos se encontraban en él exclusivamente en cuanto al origen de la semilla», o «cuando estando inserta en su naturaleza aquella fuerza por la cual podía engendrarlos, todavía todos fueron él sólo». (R 1728). «El pecado original ha sido contraído por generación» (1918). «A causa de ésta (la concupis­cencia) sucede que incluso de matrimonios justos de hijos de Dios..., sean engendrados hijos del mundo...» (R 1870).

 

S.CIPRIANO: «El niñito, nacido carnalmente según Adán ha contraído desde el primer momento de su nacimiento la peste de la muerte antigua». (R 586; cf. S.Agustín, R 1456).

 

2) Explican la excepción de Jesucristo - si bien éste estuvo en Adán «en cuanto a la substancia corpórea» - respecto al pecado original, por el hecho de haber sido engendrado sin obra de varón.

 

DIDIMO ALEJANDRINO (R 1077): «Si hubiera recibido el cuerpo por la unión... se pensaría que también él mismo estaría sujeto a este pecado, el cual todos lo contraen a partir de Adán por sucesión».

 

S.AGUSTIN (R 2010; cf. 1899): «Entiende, si pueden, que todos... han podido pecar en uno sólo en el cual estaban por la razón de semilla, cuando él pecó y vició en sí la naturaleza... humana, excepto uno sólo... el cual fue procreado en verdad de la semilla misma, sin embargo no con razón seminal».

 

S.LEON MAGNO (R 2195, cf. 2207): «Jesucristo fue concebido sin semilla de varón de la Santísima Virgen, a la cual hizo fecunda el Espíritu Santo. Y siendo así que en todas las madres no se realiza la concepción sin la mancha del pecado, ésta en cambio trajo la purificación de su misma concepción. Pues a donde no llegó la transfusión de la semilla paterna, no se mezcló allí la herrumbre del pecado».

 

S.GREGORIO MAGNO (R 2311): «Y pues para que la víctima fuera racional, había de ofrecerse un hombre; mas para que limpiara al hombre de los pecados, debía ofrecerse como víctima un hombre que estuviera sin pecado. Ahora bien ¿qué hombre iba a estar sin pecado, si provenía de la unión del pecado? por tanto bajó a causa de nuestra salvación al seno de la Santísima Virgen el Hijo de Dios, y en Ella se hizo hombre por nosotros. Fue asumida por Jesucristo la naturaleza, no la culpa».

 

Esto ha sido aceptado en la tradición de tal manera, que con toda razón puede decirse que se da acerca de este tema «un consentimiento común de los Padres y de los teólogos».

 

3) Puesto que los pelagianos negaban el pecado original a causa de la creación inmediata del alma por Dios muchos Padres no se atrevían a rechazar el generacianismo puesto que les parecía que con éste tal vez se explicara de un modo más adecuado la propagación de dicho pecado.

 

Así S.GREGORIO MAGNO: «Acerca del origen del alma no ha sido pequeño el estudio que ha habido entre los SS.Padres; sin embargo no quedó claro si el alma misma ha descendido de Adán o es creada para cada uno de los hombres... si el alma nace juntamente con la carne de la substancia de Adán ¿por qué no muere también con la carne? si... no nace juntamente con la carne ¿por qué está sujeta a los pecados en la carne que es una prolongación de la carne de Adán? más siendo esto incierto...».

 

Esto tiene especialísima importancia en S.AGUSTIN quien, entre otras cosas, dice lo siguiente (R 1441): «La sentencia acerca de la creación de las almas..., si no ataca esta fe (acerca del pecado original)..., sea también mi sentencia: Si por el contrario la ataca, no sea tampoco la tuya».

 

979.N.B. Aunque la generación no se menciona expresamente como natural en las pruebas anteriores, ésta consta suficientemente como tal por los términos mismos que se han de entender de suyo en su sentido propio, y por las palabras «de la semilla de Adán» y por el hecho de estar exento Jesucristo al no haber sido engendrado naturalmente. Además en razón de esto último parece sobre todo que la generación natural se toma como medio exclusivo.

 

980.Razón teológica. 1) Acerca de la generación. El pecado original se da en todos, en cuanto que éstos se hacen miembros de la familia de Adán, es así que esto acontece por la generación; luego el pecado original se da en todos mediante la generación.

 

Y en verdad mediante ésta, como lo confiesan y admiten todos, se habría propagado la justicia original.

 

2) Acerca de la generación natural. Puesto que las fuentes atribuyen el pecado original a todos los hijos de Adán y en verdad sólo a éstos, juzgan que exclusivamente éstos, pueden contraer dicho pecado en esta economía. Una vez dejado sentado esto Adán ha sido solamente propiamente padre sólo de aquellos cuya sucesiva producción dependía de él; ahora bien de él no dependía más que la sucesiva producción mediante la generación natural; luego Adán ha sido sólo padre de aquellos cuya sucesiva producción dependía de él mismo por la generación natural.

 

La menor. El mismo por una parte podía incoar con esta sola generación la propagación de la naturaleza, y por otra parte no podía ser propia y virtualmente principio activo de la producción sucesiva de los hombres, a no ser en la medida en que propagaba una naturaleza que tenía en sí la fuerza de propagarse indefinidamente a sí misma; ahora bien la naturaleza engendrada por Adán no tenía fuerza de propagarse más que de un modo natural; luego de Adán no dependía la propagación de la naturaleza más que por la generación natural.

 

Segunda parte

LA GENERACION NATURAL ES UNA MERA CONDICION «SINE QUA NON»
DE LA PROPAGACION DEL PECADO ORIGINAL

 

981.  Valor teológico. Esta noción que ya había sido enseñada por S.Anselmo, y sobre todo había sido resaltada por Escoto, es enseñada absoluta y comúnmente por los teólogos de tal manera, que debe decirse que es cierta en teología. Sin embargo el Magisterio, así como nunca indica el influjo causal de la concupiscencia en la propagación del pecado original, así tampoco nunca dice que la generación sea, no la causa, sino sólo la condición.

 

982.  Razón teológica. Según lo que hemos dicho poco ha, la generación natural es el medio necesario de la propagación del pecado original; luego la propagación de éste o bien es la causa o bien es la condición «sine qua non», ya que no se da un tercer término; es así que no es la causa; luego es la condición «sine qua non».

 

La menor. La generación no es la causa de la propagación del pecado original, ya que ninguno de los agentes de la generación es tal causa, a saber ni los padres, ni Dios, ni ninguna otra causa física.

 

A. No son los padres. 1) No lo son en cuanto que engendran. En efecto la genera­ción es un acto puramente orgánico y natural, que por sí tiende a transmitir la naturaleza en cuanto tal, no precisamente en cuanto justa o injusta; ya que la justicia de un modo positivo, y la injusticia de un modo privativo pertenecen al orden bien moral, bien en nuestro caso también al orden sobrenatural.

 

Y en verdad, si no fuera así, el término de uno sólo y el mismo acto de la potencia generativa sería diverso según el diferente estado de la naturaleza.

 

2) No en cuanto que engendran con concupiscencia. Estas palabras se refieren a la concupiscencia tanto actual como habitual: a) En general. Para contraer el pecado original es suficiente que el hombre sea hecho propiamente hijo de Adán; es así que esto sucede por la generación, aunque tal vez falta la concupiscencia. Luego sáquese la consecuencia.

 

b) Específicamente. En la naturaleza pura hubiera habido concupiscencia, y no hubiera habido en cambio pecado original. En la naturaleza caída, uno que hubiera sido engendrado con concupiscencia, pero que no proviniera de la semilla de Adán (v.gr. que proviniera de unos padres creados inmediatamente por Dios) no contraería el pecado original, y en cambio al contrario con el que hubiera sido engendrado por padres preternaturalmente exentos de la concupiscencia.

 

Y el vocablo «concupiscencia» no puede considerarse aquí como pecado actual de una pasión desordenada, ya que este pecado no se da en el acto de la generación realizado honestamente, el cual incluso puede ser meritorio, sin que no obstante exima de contraer el pecado original.

 

B.   No es Dios. 1) El alma, según es creada por Dios, prescinde de la bondad o de la malicia moral, y se encuentra en el orden natural, o sea carece de la gracia, sin embargo no está privada de ella. Ahora bien la infusión del alma en el cuerpo no conlleva "per se" y por su propia naturaleza el pecado, sino solamente "per accidens" y por culpa de Adán.

 

3)    Dios no puede ser causa del pecado ni directamente, o sea pretendiendo el pecado, ni indirectamente, esto es no impidiendo el pecado, como si estuviera absolutamente obligado a impedirlo. Y en verdad pecar es tener un fallo, un defecto, lo cual de ningún modo conviene a Dios; y no impide esto el que Dios pueda ser de algún modo causa del acto del pecado (S.Tomás, 1.2 q.79 a.2).

 

C.   No es otra causa física, como sería v.gr. el cuerpo mismo, en cuanto afectado por la concupiscencia, el cual mancharía moralmente al alma con su contacto físico. Pues entre la causa física natural y la privación moral, sobre todo si ésta se refiere al orden sobrenatural, no se da ningún nexo de causalidad física.

 

983. Objeciones. 1. El pecado original se propaga por uno sólo (Ron' 5,12); ahora bien, si se admite la generación como medio de propagación, se propagaría por dos; luego no se propaga por generación.

 

Respuesta. Distingo la menor. El pecado ori ginal se propagaría por dos, si se admite la generación como causa de propagación, puede pasar; como mera condición "sine qua non", niego.

 

2.  Si el pecado original se transmitiera por generación, el matrimonio sería malo; es así que el matrimonio no es malo; luego sáquese la consecuencia.

 

Respuesta. Distingo la mayor. El matrimonio sería malo si la generación transmitiera el pecado original "per se" y por su propia naturaleza, concedo; si transmitiera dicho pecado simplemente "per accidens" y cuasi "ab extrínseco" (como desde fuera), esto es por voluntad de Adán, subdistingo: si la generación fuera la causa de la propagación del pecado, puede pasar; si es mera condición de la propagación del pecado, niego.

 

El matrimonio "per se" no propaga por la generación más que la especie, si bien "per accidens" y a causa del pecado de Adán propaga también el pecado.

 

3.  Los niños provienen de Dios, es así que éstos son concebidos en pecado original; luego Dios es la causa del pecado de ellos.

 

Respuesta. Distingo la mayor. Los niñitos provienen de Dios en cuanto hombres, concedo; en cuanto inficionados por el pecado, subdistíngo: provienen de Dios que así lo permite, concedo; provienen de Dios que pretenda esto, niego.

 

La producción del hombre no es intrínsecamente mala. En cambio el pecado del hombre una vez formado éste proviene de Adán como de causa moral, en cambio de Dios solamente en cuanto que lo permite.

 

4.  El alma proviene exclusivamente de Dios; es así que el pecado original se da en el alma; luego el pecado original es propagado por Dios.

 

Respuesta. Distingo la menor. El pecado original se da en el alma, en cuanto que ésta es parte de la naturaleza humana (considerada en concreto), naturaleza que procede de Adán, concedo; considerada en sí sola, niego.

 

Por la generación se propaga no simplemente el cuerpo, sino la naturaleza o sea el hombre entero, el cual todo él es hijo de Adán, de tal manera que el alma es parte de la naturaleza de éste, y en cuanto tal está privada de la gracia. Ahora bien la creación del alma (así como la generación misma del hombre) tiende por la naturaleza del hecho mismo al bien, esto es a constituir el supuesto humano que carece "per se" del pecado original. Ahora bien la causa de la privación de la gracia es solamente el pecado de Adán, y no es Dios, el cual no es el que realiza positivamente esta privación, o sea haciendo algo, sino simplemente negando lo que había prometido solamente bajo una condición justa. Luego el alma contrae el pecado original en la infusión de ella como forma en el cuerpo que procede de Adán, no en virtud de la infusión por parte de Dios como principio (1.2 q.83 a.l).

 

Sin embargo Dios no impide dicha transmisión del pecado, ya que hay que preferir a un bien particular el bien universal, cual es la multiplicación de los hombres. Además la privación de la perfección sobrenatural no quita nada a la naturaleza en cuanto tal (2 d.32 q.2 a.2).

 

5.  Ni Adán ni los padres influyen en la creación del alma del niñito; luego no pueden por la generación (aunque sea como mera condición) influir en la propagación del pecado original.

 

Respuesta. Distingo la mayor. Los padres no influyen en la creación del alma efectivamente (esto es realizando dicha alma), concedo; dispositivamente, niego.

 

Se dice acertadamente que por la generación se propaga la naturaleza misma, aunque el alma no proceda efectivamente de los padres, ya que la semilla contiene virtualmente la naturaleza humana, en cuanto que ante la exigencia del acto generativo es creada el alma y es infundida en el cuerpo para formar una sola naturaleza (S.Tomás 1.2 q.81 a.l hasta el 2). Sin embargo el que esta naturaleza se propague sin la gracia, no proviene de la generación, sino que lo causa el pecado de Adán.

 

984. Corolario 1. Quién no contraería el pecado original. Aquel hombre: que fuera creado inmediatamente por Dios, o no fuera producido precisamente de la naturaleza de Adán, o fuera hecho de esta naturaleza pero a la manera de Eva. ¿Y qué decir si naciera de un madre inmediatamente creada por Dios, o milagrosamente o de otro modo de una madre sin obra de varón? Los Escolásticos comúnmente afirmaron que el pecado original es propagado por el padre, y no por la madre, tal vez porque pensaran mas comúnmente con Sto. Tomás que la madre en la generación se comporta pasivamente, como si el nuevo ser vivo procediera de la semilla del padre y no del óvulo materno (lo cual lo ignoraban) sino de la sangre de la madre. Ahora bien puesto que la actual biología ha mostrado que esta opinión es falsa y que tiene la misma importancia para la generación el óvulo materno y la semilla del padre, parece que nada impide por razón de la biología el que se diga que este pecado proviene igualmente del padre y de la madre. ¿Y por parte de la tradición?. Esta cuestión se mantiene. Sin embargo al menos atendiendo a los documentos de la Iglesia parece que nada lo impide positivamente.

 

Corolario 2. ¿La concupiscencia ya actual ya habitual es al menos la condición de la propagación del pecado original?. a) No, si se considera formalmente, esto es como "libido" (acto pasional). En otro caso al faltar la concupiscencia, no se transmitiría el pecado original. Igualmente así como la infusión de la gracia no conlleva necesariamente el don de la integridad, así la privación de aquélla no supone necesariamente la privación de éste.

 

b) Ciertamente, si se considera materialmente, esto es en cuanto unida en la naturaleza caída con la generación. Pues de este modo no connota más que la generación en la cual se da la concupiscencia, esto es la generación en la naturaleza caída, a saber aquella que es la única condición de dicha propagación. Considerada en este sentido pueden entenderse acertadamente las expresiones de los Padres y de (os teólogos antiguos que atribuyen a la concupiscencia la propagación del pecado original, con tal que la concupiscencia se considere como condición y ciertamente en concreto, esto es respecto al acto generativo en el cual se da dicha concupiscencia.

 

En este estado la concupiscencia, puesto que se sigue del pecado original, es signo de la propagación de este pecado (según la ley común sujeta a excepción por Dios), esto es, significa en los padres la generación de la naturaleza caída y por tanto que transmite el pecado, y en el engendrado el hecho de contraer este pecado (2 d.31 q.l a.l hasta el 3).

 

Corolario 3. Puede decirse que el alma se corrompe por el pecado en el cuerpo como en un vaso estropeado, prácticamente con la fórmula de S.Agustín (cf. not.8), con tal que esto no se considere respecto a ninguna causalidad física o moral del cuerpo, sino sólo de tal manera que el cuerpo sea aquello por lo que el alma se conexiona con Adán pecador, esto es aquello que es transmitido físicamente por la naturaleza vivida por el pecado de Adán, de tal manera que de la unión del alma con el cuerpo surja un nuevo individuo de la naturaleza humana inficionada por el pecado.

 

En este sentido también puede decirse con Sto. Tomás que el pecado original se da en la semilla o en la carne como causa instrumental, ahora bien en el sentido de que la semilla sea el instrumento con el que se produce algún miembro de la familia humana, no en cambio como si produjera física o moralmente el pecado (1.2 q.S3 a.l; Acerca del mal q.4 a.l). Y tal vez ninguna razón seria impide el que se considere del mismo modo a S.Agustín y a otros teólogos que hemos citado como adversarios de la tesis.

 

Corolario 4. El pecado de Adán es la causa de la propagación del pecado original, pero es una causa no eficiente, puesto que se trata de una privación y en verdad en el orden moral y sobrenatural, sí bien es una causa «per modum efficientis» (a manera de eficiente), en cuanto que merece la privación de la gracia en todos los hombres. En cambio Dios puede decirse la causa física negativa del pecado original (o sea la causa que no actúa) "per accidens" y materialmente, en cuanto que priva físicamente a los hombres de la gracia, no actuando positivamente, sino substrayendo su influjo conservador, esto es no infundiendo la gracia, como castigo del pecado de Adán conforme a su decreto previo.