CAPITULO VI

DE LA EXISTENCIA DEL PECADO ORIGINAL

 

Tesis 41. Existe el pecado original, esto es el pecado que procediendo del pecado de Adán, se da como verdadero pecado en todos los hombres, como propio de cada uno, transmitido por propagación.

 

919.  Nexo. Después que hemos tratado acerca del pecado personal de Adán, pasamos a considerar su transmisión a todos los hombres, o sea el pecado original, «más conocido que el cual, en palabras de S.Agustín, puede decirse que no hay nada en orden a proclamarlo, y tampoco hay nada más secreto en orden a entenderlo», sin embargo la existencia del pecado original concierne a los puntos principales de nuestra religión: «en la causa de los dos hombres, por uno de los cuales hemos sido vendidos al precio del pecado, y por el otro somos redimidos de los pecados..., consiste propiamente la fe cristiana» (R 1857). Por consiguiente tenemos que tratar en primer término acerca de la existencia del pecado.

 

920.  Nociones. EL PECADO, el cual es un acto moralmente desordenado, grave o leve, según vaya contra una obligación grave o leve, es actual o habitual, según se considere el acto mismo, bien en sí, bien en cuanto permanece moralmente en el reato de la culpa.

 

EL PECADO ORIGINAL es un pecado que se da en el hombre desde su concepción y procede de un acto físico no de la voluntad propia, esto es de la persona en la que se da, como es el pecado personal, sino de una voluntad ajena. Es por tanto un pecado habitual.

 

PROCEDIENDO DEL PECADO DE ADAN, esto es en cuanto pecado habitual procede del actual, como procede un efecto de su causa. Por ello este pecado es original originado, el cual suele llamarse por antonomasia original; mientras que el pecado personal de Adán es original originante. Así pues éste es el pecado mismo de Adán, si bien no como personal de éste, sino simplemente en cuanto que se da en los demás como habitual.

 

COMO VERDADERO PECADO, esto es considerado no como una metonimia, bien como la causa del pecado v.gr. la concupiscencia, bien como un efecto del mismo, v.gr. el castigo en general o la pena de muerte; sino en sentido propio, o sea un pecado que hace al hombre aborrecido de Dios y acreedor al castigo, a saber reo de culpa y de pena. Y no es simplemente venial, sino mortal.

 

SE DA EN TODOS, a saber en los descendientes de Adán por vía natural (luego también por esta razón no se dio en Jesucristo, puesto que fue engendrado sin obra de varón), sin que queden exceptuados algunos por privilegio, ya que el único caso que conocemos de excepción por especial privilegio es el de la Santísima Virgen María.

 

COMO PROPIO DE CADA UNO DE ELLOS, esto es de todos,y no meramente en colectividad, sino considerados distributivamente, y en verdad no por una simple imputación extrínseca del pecado de Adán, sino intrínsecamente o sea por algo que les es propio en virtud de lo cual vienen a ser verdaderamente pecadores.

 

TRANSMITIDO POR PROGAGACION, a saber no por imitación, esto es como si hubiera sido cometido por cada uno con un acto físico personal, como imitando a Adán en su pecado, sino en cuanto cometido por un acto personal exclusivo de Adán, que sin embargo ha sido propagado a cada uno de los hombres. Todavía no se establece el que esta propagación es por generación (cf. th.45).

 

El pecado original se llama: a) Original, o bien porque fue cometido por un acto en el origen del hombre, o bien porque se contrae en el origen de cualquier persona, o bien tal vez también porque es como el origen ocasional de los otros pecados. b) Pecado de la naturaleza, no porque la naturaleza en cuanto tal, a saber no la persona misma, sea el sujeto de este pecado, sino ya porque se da en todos los hombres, o sea en la naturaleza humana entera, ya en cuanto que toda la naturaleza humana que existe virtualmente en Adán ha contraído este pecado, o ya porque es contraído no con un acto personal de cada uno, sino juntamente con la naturaleza misma.

 

Se dice que se transmite el pecado de Adán, no el pecado de Eva, puesto que las fuentes en este asunto no hacen mención en cuanto a su propagación más que del pecado de Adán. Sin embargo por lo que se refiere a la tesis se diría de un modo indiferente en cuanto a la transmisión que o bien se trata solamente del pecado de Adán o bien del pecado de Adán y Eva en cuanto que constituye moralmente un solo pecado.

 

922. Adversarios. Los pelagianos; DIODORO TARSENSE y TEODORO MOPSUENSE, según parece; Zw1NGLI0; los Socinianos, los Racionalistas, ciertos Protestantes más modernos (n.696s, 701s). Los Mormones dicen que los hombres son castigados por los pecados de ellos, no por el pecado de Adán; con lo cual parece que niegan el pecado original, al menos como pecado propio. Los Teósofos .[1]

 

Se citan aquí, no como adversarios del pecado original, sino como si con su manera de concebir esto o de expresarse, en el sentido de que este pecado consistiera formalmente en el reato de la obligación a la pena, pudiera parecer que ellos obscurecen objetivamente la razón de verdadero pecado en el pecado original, sobre todo ABELARDO (D 376), el cual sin embargo después ya corrigió esto, y en algún sentido DURANDO y JACOBO METENSE, en el siglo XVI F. De MAYRONES.

 

923. Doctrina de la Iglesia. Hay que mencionar sobre todo el C.Tridentino, puesto que éste expuso ampliamente y definió la doctrina del pecado original, y al mismo tiempo repitió prácticamente al pie de la letra las definiciones del C.XVI de Cartago (D 102) y del C.Arausicano (D 175) acerca de este tema.

 

A fin de captar con más plenitud la mente del Concilio téngase en cuanta que entre los errores ("herejías" son llamados en las Actas) que el Concilio mismo todos presentes al tratar del pecado original, entre otros fueron los siguientes: «Que nosotros no ... somos concebidos pecadores, o sea que no contraemos ninguna mancha de pecado en virtud de nuestra generación» (I). «Que Pablo en Rom 5, no hace en absoluto mención alguna de este pecado original» (III). «Que el pecado original no es nada en cada uno de nosotros, sino que es solamente la prevaricación misma de Adán la cual en realidad no se da en nosotros sino sólo en Adán» (IV). «Que el pecado original es imitación de la prevaricación de Adán» (VII). «Que no es uno solo el pecado original, sino que son más pecados» (XIII). Puesto que todos estos errores son rechazados de hecho por el Concilio en la sesión acerca del pecado original, hay que juzgar, a no ser cuando una verdadera razón aconseje lo contrario, que la doctrina contraria a estos errores es definida como de fe.

 

«Si alguno afirma que la prevaricación de Adán le dañó solamente a él y no a su descendencia, y que la santidad y la justicia recibida de Dios, la cual perdió, la perdió él para sí solo y no también para nosotros; o que él manchado por el pecado de desobediencia transmitió a todo el género humano solamente la muerte y las penas del cuerpo, pero que no transmitió también el pecado, el cual es la muerte del alma: Sea anatema, ya que contradice las palabras del Apóstol: Por un solo hombre... en el cual todos pecaron» (D 789; cf. Araus. D 175).

 

«Si alguien afirma que este pecado de Adán, el cual es único por su origen y que transmitido por propagación, no por imitación, se da en todos como propio de cada uno..., se quita por un remedio distinto del mérito del único mediador, que es nuestro Señor Jesucristo: Sea anatema». (D 790).

 

«Si alguno niega que los niñitos recién salidos del seno materno deben ser bautizados, incluso aunque hayan nacido de padres bautizados, o dice que ciertamente son bautizados para remisión de los pecados, pero que no contraen nada del pecado original de Adán, lo cual necesite ser expiado con el bautismo de la regeneración en orden a alcanzar la vida eterna, de donde se saca la consecuen­cia de que en ellos la forma del bautismo para la remisión de los pecados no se entiende como verdadera, sino falsa: Sea anatema. Puesto que no debe entenderse de otro modo lo que dice el Apóstol: Por un solo hombre... en el cual todos pecaron, sino como lo ha entendido siempre la Iglesia Católica extendida por todas las partes. En efecto por esta regla de fe según la tradición de los Apóstoles, incluso los niñitos, que todavía no han podido cometer ningún pecado en sí mismos, son bautizados verazmente para remisión de los pecados, a fin de que en virtud de la regeneración se limpie en ellos, lo que han contraído por la generación...». (D 791; cf. C.XVI de Cart. D 102).

 

«Si alguno niega que por la gracia de N.Señor Jesucristo, la cual se confiere por el bautismo, sea perdonado el reato del pecado original, o incluso afirma que no se quita todo aquello que tiene verdadera y propia razón de pecado, sino que dice que a éste solamente se le raspa o no es imputado: Sea anatema...». (D 792).

 

«Sin embargo declara este mismo sacrosanto Sínodo que no tiene en su intención el que queda comprendida en este decreto, cuando se trata del pecado original, la Bienaventurada e Inmaculada Virgen María...» (D 792).

 

Por consiguiente en estos decretos se define que Adán con su prevaricación nos transmite el pecado: 1) Como verdadero pecado, pues se le llama pecado en el mismo sentido que el pecado de Adán, y muerte del alma, y conlleva la pérdida de la santidad y de la justicia (D 789); es transmitido el pecado mismo de Adán (D 790); los niñitos son bautizados verdaderamente para remisión de los pecados, precisamente del pecado original (D 791); tiene verdadera y propia razón de pecado (D 792).

 

2) Como propio de todos y de cada uno, pues se transmite a todo el linaje humano, y ciertamente como muerte y penas del cuerpo, las cuales se dan en verdad en todos y cada uno (D 789); transmitido a todos se da como propio en cada uno (D 790); todos y cada uno de los que nacen deben ser bautizados y ciertamente en verdad para remisión del pecado propio (D 791s); solamente queda exceptuada la Bienaventurada Virgen María (D 792).

 

3)    Transmitido por propagación, o sea en cuanto a su origen es transmitido únicamente por propagación, no por imitación (D 789s); los niñitos, incapaces de pecado personal, arrastran al nacer algo de pecado, a causa de lo cual deben ser bautizados para remisión de los pecados (D 791).

 

El mismo Concilio enseña en otro lugar (D 793): «Declara este sacrosanto Sínodo... que es menester que cada uno ... confiese que, habiendo perdido todos los hombres en la prevaricación de Adán la inocencia quedando impuros... como expuso en el decreto acerca del pecado original, hasta tal punto eran esclavos del pecado y estaban bajo el poder del diablo... que no podían librarse... de esta situación no sólo los gentiles en virtud de la naturaleza, sino que ni siquiera los judíos por la letra de la ley...».

 

Y después (D 795) dice: «Así como en realidad los hombres, si no nacieran propagados del linaje de Adán, no nacerían injustos, puesto que contraen la propia injusticia, al ser concebidos, por esta propagación mediante Adán mismo, del mismo modo si no volvieran a nacer en Cristo, nunca serían justificados...»

 

A estas palabras añade (D 796): «Con estas palabras se indica la descripción de la justificación del impío, como un traslado de aquel estado en que el hombre nace hijo del primer Adán, al estado de gracia...».

 

Con todo esto se afirma: que nosotros hemos pecado en la prevaricación de Adán, que este pecado se nos propaga a nosotros en cuanto que nacemos del linaje de Adán, y que se nos perdona en cuanto que somos traídos al estado de gracia.

 

924.  Valor dogmático. De fe divina y católica definida (D 102, 175, 789-792).

 

925.  Se prueba por la sagrada Escritura. En Génesis 2-3 se narra el pecado de Adán, el cual trae a los hombres pésimas consecuencias, las cuales parece que se encierran en el vocablo "muerte" entre las cuales la principal es cierta separación de Dios mediante la expulsión del paraíso de la felicidad poseída en la integridad, en la inmortalidad y en la impasibilidad, y sobre todo en la familiaridad con Dios. Enseguida aparece el hombre como inficionado por cierta inclinación innata y universal al mal (Gen 8,21). De donde la tierra se llena de pecados (Gen 4,1-15,23s; 6,5-7.11s; Is 5,7). La idea tan semítica de la solidaridad está vigente en el A.Testamento, de tal manera que incluso los mismos pecados personales de uno o de otro modo parece que pasan de los padres a los hijos, y que estos pecados son a manera de colectivos de todo el pueblo, si bien sobre todo los libros sapienciales ponen de relieve incluso con fuerza la responsabilidad individual. Más aún se dice que todo hombre ha sido concebido en pecado (Job 14,1-4; Sal 50,7). Además se atribuye al primer pecado del paraíso la muerte de todos (Ecl 25,23) y sin duda también la muerte espiritual (Sab 2,23-35). En virtud de todo esto los israelitas juzgan en lo íntimo de su corazón que ellos pertenecen a cierto linaje humano inficionado por el pecado. El judaísmo próximo al tiempo de Jesucristo, atribuye al pecado de Adán la muerte, la concupiscencia y las miserias materiales de los hombres; más aún al menos según los esenios de Qumram el hombre desde su nacimiento está en la infidelidad y en la incapacidad para el bien.

 

En el Evangelio también se da por supuesto que la dureza del corazón que trajo el divorcio no fue una dureza innata al hombre, sino que provino del pecado (Mt 19,8); se afirma la absoluta necesidad de la regeneración de todos por el agua y por el Espíritu Santo (Jn 3,3); se dice que el diablo fue homicida desde el principio y mentiroso (8,44); Cristo vino a salvar a los pecadores (Lc 11,13) a librarnos del dominio del diablo (Jn 12,31; 16,11); preceptuó a todos el bautismo (Jn 3,5; Mt 28,19).

 

Por todo esto consta al menos acerca de una gran ruina traída a todos los hombres a causa del pecado de Adán, si bien todavía no se expresa con claridad la noción del pecado original, hasta que viene S.Pablo.

 

Sin embargo sin duda esta idea ya la tenían los judíos según la noción tan entrañable al A.Testamento la cual hoy se llama con el vocablo técnico «persona corporativa», en cuanto que un solo hombre se considera que es al mismo tiempo individuo y comunidad, esto es individuo que representa a una comunidad, la cual contenida en él se expresa por él, de tal manera que toda entera está afectada por los actos de éste como por actos propios. De donde para el judaísmo al menos el posterior o rabínico, Adán era como la suma de todos sus hijos ya justos antes de su pecado, ya pecadores después de éste, lo cual se entiende con dificultad sin que también el pecado de Adán se atribuyera como propio a todos sus hijos. Y además S.Pablo no enseña directamente la doctrina del pecado original como si hubiera sido desconocida hasta entonces, sino que simplemente la recuerda como que ya está en la mente al menos de los fieles.

 

Rom 5: Por tanto, como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte, y así la muerta alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron (v.12); porque, hasta la ley, había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputa no habiendo ley (v.13); con todo, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no pecaron con una transgresión seme jante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir (v.14). Pero con el don no sucede como con el delito. Si por el delito de uno solo murieron todos /cuanto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre Jesucristo, se ha desbordado sobre todos! (v.15). Y no sucede con el don como con las consecuencias del pecado de uno solo; porque la sentencia partiendo de uno solo lleva a la condenación, más la obra de la gracia partiendo de muchos delitos se resuelve en justificación (v.16). En efecto, sí por el delito de uno solo reinó la muerte por un solo hombre /con cuanta más razón los que reciben la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por uno solo, por Jesucristo! (v.17). Así pues, como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo procura toda la justificación que da la vida (v. 18). En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos (v.19).

 

1)    Fuerza probatoria del texto (Rom 5,12) al menos por la tradición. Se diría tal vez que el dogma del pecado original se recuerda en este texto que ha sido solemne-mente definido (D 102, 175, 791), según parece por las palabras mismas del Concilio, y por el hecho de que se incluyera lo contrario entre los errores que habían sido previamente presentados al Concilio. Y en verdad toda la tradición de la Iglesia siempre se apoya en este texto al tratar de este tema, y la simple exposición exegética de la perícopa muestra con claridad «con cuanto derecho la Iglesia siempre la ha interpretado acerca del pecado original». Por otra parte la exégesis misma del texto considerado en sí mismo no es poco difícil, tanto por razón del texto como por el hecho de que, aparte de este texto, en ninguno de los dos Testamentos, incluyendo las Epístolas de S. Pablo se propone, al menos de un modo claro, la doctrina del pecado original.

 

2) Contexto. Esta perícopa versa acerca de los dos Adanes, si bien Cristo, el cual cronológicamente es el segundo, es el primero en la intención. S.Pablo, al enseñar que los hombres han alcanzado en los frutos de la fe evangélica la reconciliación con Dios mediante Jesucristo solamente (5,1-11) quiere proponer la eficacia y la universalidad de la justificación, que todos los hombres reciben solamente de Jesucristo, por la conexión de ellos con Cristo como cabeza. Ahora bien para explicar de qué modo podría realizar esta dependencia de todos respecto de uno solo, pone el paralelismo con Adán, del cual todos los hombres dependen al contraer el pecado y la muerte. Luego no trata del pecado original más que como de paso y prácticamente indirectamente, y por ello no como si pretendiera instruir a los fieles acerca de esta doctrina, sino que dando por supuesto, según parece, que dicha doctrina les era conocida, prueba brevemente la misma y la afirma como algo fuera de toda duda.

 

3) Notas exegéticas. Dando por supuesta como ya realizada en otro lugar punto por punto la exégesis del texto, indicaremos el resumen de las conclusiones de ésta, que más contribuyen para extraer la doctrina dogmática contenida en este texto respecto al tema que nos atañe.

 

v.12: «Por tanto, como...». Puesto que parece que se emplea la prótasis sin apódosis, los autores explican esto de muchos y varios modos. Con más probabili­dad la oración está incompleta, de tal manera, que S.Pablo expone después (v.18s) con más detalle y mayor claridad el segundo miembro que está suficientemente indicado con la frase «el cual es figura del que había de venir».

 

«Por un solo hombre», a saber por Adán, según está claro: por el v.14 donde se establece el comienzo de la muerte «a causa de Adán» y se hace mención de la prevaricación de Adán como adelantándose a los otros hombres; por la clara alusión a Gen 2-3 (acerca del pecado de Adán y de la pena del pecado); por 1 Cor 15,22: Y así como todos mueren en Adán...

 

«El pecado» ( ή άμαρτία ) es: No el primer pecado real en el mundo, puesto que le precedió el pecado de Eva. Ni en general los pecados de los hombres cometidos a imitación de Adán al pecar, puesto que más bien habría que citar al diablo como primer pecador, o también a Eva que pecó antes que Adán. Sino algún pecado determinado puesto que va designado con el artículo, el cual se describe como cierta potestad personificada muy activa que irrumpe en el mundo como en plan de dominio, y el cual al mismo tiempo es referida a Adán en cuanto que es el que lo introduce con su transgresión y el que lo hace patente (puesto que en el contexto se trata de Adán desde el versículo 13s y claramente se hace alusión Gen 2-3) tanto en orden a él mismo como a todos los hombres en cuanto derrotados e inficionados por dicho pecado. Ahora bien por otra parte este pecado considerado como personal de Adán, es llamado "prevaricación" ( παράβασις ) , transgresión de la ley: v.14), "delito" ( παραπτωμα, caída: v.17s), "desobediencia" ( παρακοη ).

 

«Entró en el mundo» esto es en el linaje humano, puesto que al instante en vez de esta expresión se dice «todos los hombres».

 

«Por el pecado la muerte» (igualmente en el v.21: «Reinó el pecado en la muerte»): la muerte se presenta también como cierta fuerza cósmica (Rom 8,38) que reina sobre los hombres desde Adán (5,14-17) como una potestad hostil a Cristo (1 Cor 15,26) el cual al resucitar la venció en sí mismo (Rom 6,9) y en sus fieles (1 Cor 15,54s). Aquí se considera más adecuadamente la muerte en un sentido pleno, esto es acerca de la muerte física (por la clara alusión a Gen 2,17 y 3,19 acerca de la pena de Adán) como signo de la muerte espiritual y de suyo eterna, la cual toda ella es una consecuencia de la separación de Dios como fuente de vida a causa del pecado, conforme suele considerar en otras ocasiones S.Pablo a la muerte (Rom 5,14s.17.21; 6,6.21.23; 7,5 10.13.26) y responde en él mismo al sentido pleno de la vida tanto espiritual por la gracia, como corporal por la resurrección y eterna por la gloria. Así pues esta muerte, en cuanto que es espiritual y por consiguiente es formalmente privación de la vida de la gracia, con todo derecho se dice que es pecado, aunque sea como el efecto formal del pecado mismo o incluso, como en este caso respecto de los hijos de Adán sobrevenga llevada a efecto por el pecado de éste.

 

«En el cual todos pecaron». "En el cual" ( εψ ω ) se entiende: a) como relativo; así lo entiende la mayoría de los Padres y autores latinos hasta el s.XVI, y no pocos posteriores a este siglo, como modernamente Billot, de tal manera que sea réferido o a un solo hombre o al pecado. b) como causal (igual a porque, por el hecho de que); así lo entiende la mayor parte de los Padres e intérpretes griegos , y no pocos latinos del tiempo de Cayetano, prácticamente de un modo unánime los exegetas más modernos, y ciertamente con más probabilidad. Pues a éstos les apoyan por una parte la gramática, puesto que como relativo está demasiado distante de la palabra "hombres" y el vocablo αμαρτια a es femenino, y por otra parte el uso de S.Pablo (Rom 8,3; Fil 3,12; etc).

 

«Y Así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron». Luego mueren todos y cada uno de los hombres, ya que todos y cada uno de ellos pecaron, la muerte es la pena del pecado.

 

"Pecaron" se expresa con el vocablo griego ημαρτον derivado de la αμαρτια pela; así se muestra la mutua relación de sentido de una palabra con otra en el contexto. No se toma necesariamente en sentido plenamente activo, puesto que también conviene a los infantes, sino pasivamente, al menos en algún sentido, esto es como contraer el pecado.

 

Las fórmulas «la muerte alcanzó» y «todos pecaron», que responden al aoristo griego, parecería que expresan «in recto», el débito de la muerte y del pecado, puesto que se refieren también a los hombres posteriores, de tal manera que expresen «in obliquo» el hecho de la muerte y del pecado de todos, a no ser que alguien de todos ellos entre dentro de la excepción por singular privilegio.

 

V.13: «Hasta la ley» indica claramente el tiempo que transcurrió «desde Adán hasta Moisés» (v.14), o sea hasta el comienzo de la ley mosaica.

 

«Había pecado en el mundo: pero el pecado no se imputaba». "Pecado" ( αμαρτια, sin artículo) es, según unos, el pecado del que antes se ha hablado; en cambio, según otros más modernos, comúnmente indica en general los pecados que cometían los hombres.

 

«No se imputaba» ( ελλογειται, cf. su sentido en Filem 18) a saber en orden a la muerte, según está claro por el contexto precedente y subsiguiente acerca de la imputación divina del pecado en orden a la pena de la muerte. O tal vez también el pecado no era considerado como pecado, de tal manera que éste era sólo material, al menos respecto a la ley mosaica que todavía no existía.

 

«No habiendo ley», por supuesto no se refiere a la ley natural, (la cual siempre ha existido) sino a una ley divina positiva, bien la mosaica, bien otra que imponga la pena de muerte a sus transgresores. Así pues tal ley no existía (a excepción de la ley impuesta a Adán mismo), hasta que fue promulgada la ley de Moisés que castigaba muchos pecados con la muerte, y por ello en aquel tiempo anterior a Moisés los pecados no eran imputados en orden a la muerte. No cambia el sentido si este versículo no es más que el axioma de los griegos: «El pecado no es imputado, al no existir la ley».

 

«Sobre aquellos que no pecaron con una transgresión semejante a la de Adán». Estos son los que en el tiempo que transcurrió desde Adán hasta Moisés, o sólo pecaron materialmente puesto que no habían conocido la ley que aún no había sido promulgada por Moisés, o no quebrantaron como Adán una ley positiva impuesta bajo pena de muerte, sino que no quebrantaron ninguna ley (los niños) o quebrantaron la ley natural, la cual no impondría la tal pena.

 

V.15: "Muchos", a saber «todos», según se ve también por el v.18. Así pues muchos no se pone en relación con la universalidad de los hombres, sino con uno solo, el cual trae o bien el pecado o bien la justicia, según indica la misma forma griega οι πολλοι, la cual según está claro tiene sentido absoluto, no sentido relativo en la forma πολλοι. Esto mismo tiene valor acerca de las palabras «se han desbordado sobre muchos», es decir εις τους πολλους (v.15) y respecto a las palabras «muchos serán constituidos justos» (v.19).

 

"Murieron": a saber según se ve por la oposición a la vida que Cristo trae, con muerte total, esto es de cuerpo y de alma, y con muerte eterna. Igualmente con el mismo sentido total se dice que «por el delito de uno solo reinó la muerte» (v.17) y «reinó el pecado en la muerte» (v.21). De donde hay que decir que indican lo mismo las fórmulas «la sentencia, partiendo de uno solo, lleva a la condenación» (v.16) y «sobre todos los hombres la condenación» (v.18).

 

V.19: «Todos fueron constituidos ( κατεσταθησαν ) pecadores», esto es no simple-mente son considerados jurídicamente pecadores, sino que fueron constituidos en tales pecadores, esto es se convirtieron en pecadores.

 

V.14-21: La comparación entre Cristo y Adán interrumpida en el v.12 vuelve a reasumirse, de tal manera que se ponen de relieve: a) Las semejanzas, tanto en el hecho: Adán autor del pecado y de la muerte es figura profética de Cristo autor de la justicia y de la vida (v.14: «el cual es figura del que había de venir»); como en el modo de la solidaridad: como de un solo delito procede la condenación de todos así después de un solo acto bueno proviene la justificación de la vida para todos (v.18); como también en la causa meritoria: así por la desobediencia de uno solo todos fueron constituidos pecadores, así también después por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos (v.19). b) Las diferencias, ya en los instrumentos: el delito de Adán es eficaz respecto a todos en orden a la muerte, sin embargo la gracia de Jesucristo desbordándose sobre todos supera con mucho en eficacia al delito de Adán (v.15); ya en los efectos: por un solo delito de Adán todos son condenados, en cambio por la gracia de Cristo somos justificados del delito de Adán y de todos los demás pecados (v.16); ya en las personas: mientras que la muerte reina por el delito del hombre icon cuanta más razón los que reciben en abundancia la gracia... reinarán en la vida por... Jesucristo! (v.17). c) La diferencia y la semejanza en conjunto: abunda el delito y sobreabunda la gracia (v.20); así, lo mismo que el pecado reina en la muerte, así también reinaría la gracia en virtud de la justicia para la vida eterna (v.21).

 

La fuerza probatoria del texto se mantiene firme, admitida cualquiera de las interpretaciones indicadas de los católicos.

 

4) Por este texto se prueba que se da el pecado original cual lo describe la tesis, mediante dos argumentos, que mutuamente se aclaran y se completan entre sí:

 

A. Según el v.12 el pecado del que allí se habla, es: a) Introducido por Adán, puesto que se trata allí de éste, según hemos dicho. b) Verdadero, esto es no usado en el sentido de una metonimia, o sea o bien la pena, puesto que se distingue de éste (esto es de la muerte), o bien la concupiscencia, puesto que no se juzga que el hombre sea castigado por ésta (y le es al hombre muy natural) y ya que permanece la concupiscencia en los bautizados, respecto a los cuales no supone ninguna condena (8,1); sino propia según el sentido propio del vocablo αμαρτια y puesto que propio fue el pecado de Adán y ya que introduce, conforme se ve según lo que hemos dicho, la muerte incluso del alma y poco después es contra-puesto a la justicia de Cristo (v.15-21). c) Insertado en todos y cada uno, como la muerte que le sobreviene.

 

b) Transmitido no por imitación, sino por propagación, pues, ya que se dice que todos (incluso los niños) mueren por el pecado, hay que juzgar que éste no es más que aquél por el que entró la muerte en el mundo. Además S.Pablo ratifica este punto que de suyo está ya claro, en cuanto que, para que nadie ponga la objeción de que los hombres mueren por sus pecados actuales, apela al tiempo anterior a Moisés en el cual morían también los que no pecaron como pecó Adán, o bien porque con sus pecados actuales no quebrantaron como éste una ley impuesta bajo pena, o bien porque no cometieron pecados actuales al menos formales (v.13s).

 

Esta interpretación de la palabra ημαρτον acerca del pecado original, la cual puede desprenderse o bien exclusivamente del mismo v.12, o bien sobre todo también de los v.13s, queda muy consolidada, si estos versículos se leen con mentalidad semita acerca de Adán como persona corporativa, esto es el cual al mismo tiempo es individuo y comunidad, o sea la humanidad entera, la cual actúa por un solo individuo. La cual idea en este texto se ratifica irrefutablemente con la comparación subsiguiente, en virtud de la cual Adán y Cristo aparecen más que como dos individuos como dos representantes de la comunidad entera de los hombres, si bien bajo diverso aspecto pero con la misma extensión, esto es, Adán en cuanto al pecado y a la muerte, Cristo en cuanto a la justicia y a la vida (v.15-21); Cristo nos redimió como cabeza mística de todos los hombres, los cuales satisficimos por El mismo y con El mismo y en El mismo al Padre; y así mismo Adán, el cual a su manera como cierta cabeza mística debía transmitir a sus hijos o miembros la justicia original, pecó y también místicamente les transmitió su pecado. Así pues sin traspasar el límite de la intención de S.Pablo, S.Agustín pudo expresar con un sentido exacto y pleno esta fórmula lapidaria: «Existió Adán y en él existimos todos; pereció Adán y perecieron todos en él».

 

B. Según los vv.15-21 el pecado del que se hace mención en ellos es: a) Introducido por Adán, según está patente por toda la perícopa. b) Verdadero, esto es no en sentido de metonimia, o sea ya el castigo, puesto que se distingue de la condenación (v.16.18), ya la concupiscencia, puesto que ésta de por sí no debe ser castigada, y puesto que al menos de suyo (v.gr. en los bautizados) no se opone a la justicia de Cristo, como ocurre con este pecado (v.15-21): sino propio, por las palabras mismas con las que se designan en este texto y porque se opone a la justicia de Cristo; y por ello conlleva la muerte incluso del alma (v.15.17.21). c) Está insertado en todos y cada uno (v.19),como la muerte (v.15.17.21) y por tanto, la condenación (v.16.18), y porque la justicia de Cristo está destinada a todos y a cada uno (v.15.18.21). d) Transmitido no por imitación sino por propagación, pues por el pecado de uno solo todos son condenados (v.18), y son constituidos pecadores (v.19), y puesto que, si no hubiera sido así, también la justicia de Cristo seria ocasión a manera de ejemplar, no causa de nuestra justificación (v.19).

 

N.B. Ha sido propuesta la opinión, presentándola como si se tratara de una opinión de los Padres griegos, respecto a que en el cap.5 v.12 la expresión "pecaron" como si se refirieran a los pecados personales de los hombres y la muerte (considerada en sentido pleno) fuera próximamente el efecto de estos pecados, si bien en cuanto procediendo éstos de la naturaleza corrompida del pecado de Adán y a manera de ratificando este pecado, de tal manera que la muerte en último término viniera de este pecado y de aquellos en cuanto subordinados a éste. En esta explicación lógicamente hay que decir que S.Pablo no tiene directamente en cuenta más que a los adultos si bien se dice que incluye indirectamente también a los niños, puesto que a todos éstos afecta también aquella a manera de corrupción de la naturaleza o sea la fuerza del pecado introducida por el pecado de Adán en todos los hombres, la cual induce a los pecados personales cuando se cometen libremente teniendo uso de razón y por consiguiente ya existía en los niños antes de tener éstos uso de razón y ya entonces los constituía en estado de pecado ante Dios.

 

Sin embargo S.Pablo, según está claro, quiere resaltar la eficacia y la universalidad de la redención de Cristo, la cual traiga a todos la justicia y la vida de un modo mucho más eficaz que la culpa de Adán trae el pecado y la muerte, al establecer por tanto en orden a esto una ecuación exacta entre el pecado y la muerte. Por consiguiente en este texto la palabra importante en el v.12 es el término griego παντες (todos) que se repite dos veces. De aquí que:

 

1)    Cuando en este texto el vocablo αμαρτια, αμαρτιας empleado con artículo es como la personificación del pecado que quiere reinar en los hombres y significa un único pecado de Adán pero que invade el mundo, no hay que juzgar que el vocablo ημαρτον en el mismo texto y sin ningún indicio contrario se diferencie en el sentido de el primer vocablo αμαρτια de tal manera que este segundo signifique los pecados personales de los otros hombres.

 

2)    Más aún, inmediatamente se indica el pecado personal o bien con el mismo vocablo y sin artículo (v.13) o más bien con otros vocablos (v.15-20).

 

3)    Después en los versículos siguientes (v.15-21) de la misma perícopa no se menciona como causa de la muerte total de todos más que un solo pecado de Adán.

 

4)    Para S.Pablo en este texto es de gran importancia la universalidad de la muerte que alcanza a todos los hombres sin excepción; sin embargo no puede creerse que S.Pablo afirme que todos los hombres incluso los más santos del A. y del N. Testamento pequen personalmente y mueran por estos pecados.

 

5) Ni puede concebirse que el pecado original (si, como parece, se identifica con él esa a manera de corrupción de la naturaleza que viene a todos los hombres por el pecado de Adán) pueda ponerse por un lado antes de los pecados personales, puesto que en otro caso no se daría en los niños, y por otro lado después de estos pecados, ya que se dice que éstos también causan la muerte (en la cual consiste el pecado original).

 

6) La noción semita de «persona corporativa» que de modo manifiesto domina la perícopa, da por supuesto que se trata en ella de un solo pecado de Adán que alcanza a todos. Lo cual consta sobre todo por el hecho de que (v.15-21) si se comparan dos jefes y el influjo de ellos y se refieren a Cristo y a su acto de obediencia todos los efectos de la redención (presentes y futuros, individuales y universales, no puede atribuirse con razón el reino del pecado y de la muerte más que exclusivamente a Adán y a su acto culpable.

 

7) La opinión contraria se atribuye en general a los Padres griegos, pero deben exceptuarse al menos S.Juan Crisóstomo y S.Juan Damasceno, los cuales en verdad son de gran transcendencia, más aún todos ellos sostienen que los hombres se encuentran en cierto «estado pecaminoso» a causa del pecado de Adán,incluso antes de los pecados personales, los cuales se siguen de esta debilidad moral nativa; por otra parte S.Cirilo de Alejandría, al cual se le cita principalmente como partidario de la nueva opinión, parece que más bien atribuye la muerte al pecado contraído por Adán, y no a los pecados personales.

 

8) El Concilio Tridentino considera eI texto de Rom 5,12 como referido también a los niños (n.791) y sin duda a causa de la palabra "pecaron", puesto que extrae las palabras del C. Arausicano y por tanto en el sentido plenamente agustiniano de este Concilio. Además si se dice en este texto que todos mueren y esto consta por la experiencia, se afirmaría sin ningún motivo para ello eI que los niños, los cuales consta también universalmente que mueren, no estaban incluidos en la palabra "pecaron" en cuanto que indica la causa general de la muerte. Y no vale la objeción de que el vocablo αμαρτανειν tenga sólo sentido activo, y no en cambio sentido pasivo de la acción de contraer el pecado, puesto que consta que también puede darse dicho vocablo en dicho sentido (v.gr.Lev 4,3.22; 5,4; Is 24,5-6).

 

926. 2 Cor 5,14:...Si uno murió por todos, todos por tanto murieron. Aunque muchos autores más antiguos juntamente con S.Agustín, y otros más recientes como Filion, hayan pensado que aquí se trata del pecado original, sin embargo parece que el sentido se refiere a la muerte no en Adán, sino en Cristo y con Cristo (Cornely Prat). Sin embargo puesto que esta muerte de todos (luego v.gr. también de los niños) en Cristo es muerte al pecado, se da por supuesto que todos tienen pecado. De este modo se enseñaría indirectamente el pecado original.

 

Así también puede decirse que indirectamente y por lo que se refiere a argumentos probatorios se trata del pecado original: a) Cuando se dice que Cristo redimió a todos (1 Tim 2,5). Pues los niños carecen de pecado personal. b) Jn 3,5: El que no vuelva a nacer del agua y del Espíritu Santo, no puede entrar en el Reino de Dios, donde, según el sentido y la praxis o práctica de la Iglesia, se establece el bautismo como necesario incluso para los niños y en verdad para remisión de los pecados (D 791; cf. S.Tomás 4 CG 50).

 

También se proponen: a) Ef 2,3: Y éramos por naturaleza hijos de la cólera, las cuales palabras las han interpretado acerca del pecado original los latinos comúnmente y actualmente muchos autores, en contra de otros antiguos y modernos que niegan que se trate directamente acerca de este pecado.

 

b) Sal 50,7: Mira... que ya nací en iniquidades (en el texto hebreo en la iniquidad) y en pecados (en el texto hebreo en el pecado) me concibió mi madre. Muchos piensan que en este texto se trata del pecado original. Puesto que se hace mención del pecado de nacimiento, el cual ciertamente sería referido de un modo inadecuado a sus padres, a no ser que, puesto que este salmo, si bien en forma individual, parece que es al mismo tiempo comunitario, la palabra "madre" se refiera más bien al pueblo judío histórico en cuanto pecador en el cual eI hombre nazca manchado con el pecado. Sin embargo esta iniquidad todavía no se refiere, al menos expresamente, al pecado de Adán.

 

c)  Job 14,1: ¿Quién puede hacer puro lo concebido de una semilla impura? En la versión de los LXX: «¿Quién será limpio viniendo de la inmundicia?. Pero nadie aunque no hubiera vivido sino un solo día sobre la tierra». Texto hebreo: «¿Quién dará de lo impuro lo puro? Ni siquiera uno solo».

 

Estas palabras las entendieron acerca del pecado original, según Knabenbauer, muchos Padres e intérpretes católicos, e incluso bastantes modernos, y muchos protestantes. Pues la impureza que se da desde el nacimiento, la cual parece que es propuesta como verdadero pecado, ya que se trata de basuras ante la presencia de Dios, y la cual se dice que se da de este modo en los hombres en general, hay que juzgar que no proviene de los pecados de cada uno de los hombres, sino que es propuesta claramente como algún pecado de la naturaleza. No obstante también aquí falta la relación expresa de esta impureza con el pecado de Adán.

 

d) Ecl 25,33:... Y por causa de ella (Eva) morimos todos. Aquí se expresa solamente la transmisión de la pena; sin embargo con todo derecho puede tomarse ésta como dando por supuesto que hay culpa en aquellos, que están sujetos a la pena; más aún esto estaría claro, si la muerte se considera en el sentido total, como en Sab 2,24s (cf. anteriormente n.908).

 

e) Gen c.2-3,como si en este texto estuviera contenido como equivalentemente revelado el pecado hereditario cual hoy se define comúnmente. Sin duda alguna en este texto está dicho pecado, y según indica Lagrange, los principales elementos de esta narración están en armonía con nuestro dogma; y en verdad de tal manera que en dicho texto, según Dubarle, se establece en concreto lo que después S.Pablo propondrá en abstracto. En efecto en estos capítulos y en la narración siguiente aparece en el orden moral la condición de los hombres como bastante distinta a como era antes del pecado, en cuanto a otros aspectos y sobre todo en cuanto a la familiaridad con Dios, de tal manera que nos hombres necesitan incluso de un redentor y reconciliador (3,15); todo lo cual alcanza una especial fuerza, si Adán es considerado como persona corporativa según idea apreciada del A. Testamento y ciertamente en solidaridad moral en virtud de lá cual se considera que de uno o de otro modo también los pecados se transmiten de padres a hijos. Sin embargo ¿cómo se prueba en último término en virtud de este sólo texto que en él se trata de un verdadero pecado en cuanto siendo único debe transmitirse a todos?

 

927. Se prueba por la tradición. Vamos a considerar directamente la época anterior a S.AGUSTIN, ya que la doctrina del pecado original resplandece con toda claridad en S.Agustín que fue el primer refutador del Pelagianismo y el que primeramente sistematizó la doctrina del pecado original, y a partir de él sigue dicha doctrina llena de esplendor y claridad.

 

1) S.AGUSTIN enseñó una doctrina, no inventada por él, sino tradicional en la Iglesia. Esto consta: a) Negativamente, pues, de no haber sido así hubieran ido en contra de su enseñanza de algo nuevo y tan sorprendente la Iglesia y sus doctore, los Donatistas que eran muy contrarios a él, y sobre todo la Iglesia griega.

 

b) Positivamente, pues: a) S.Agustín apela a la tradición: «No he inventado yo el pecado original, en el cual desde la antigüedad cree la Iglesia católica», y cita testigos de esta verdad que pertenecen tanto a la Iglesia latina como a la Iglesia griega, como son «Iren., Sypr., Hild., Greg (Naz), Inoc. (I), J. (Cris), BasiI., a los cuales añado... a S.Jerónimo, por no mencionar a aquellos que todavía están en esta vida...», todos los cuales «lo que hallaron en la Iglesia es lo que han sostenido...» (R 1898-1900).

 

En la misma época el C. XVI de Cartago (a.418) aprobado por el Papa S.Zósimo, y al cual asistieron por lo menos doscientos obispos, dijo que las palabras de Rom 5,12 no deben entenderse de un modo distinto «a como las ha entendido siempre la Iglesia católica extendida por todas las partes» esto es acerca del pecado original (D 102). Los Pelagianos testimoniaron en contra de su voluntad esta tradición, al esparcir de una forma equívoca su error, de tal manera, que Pelagio engañó a los obispos del Sínodo Diospolitano (a.415) y Celestio a S.Zósimo. Los SS.Pontífices y muchos concilios tanto en la Iglesia latina como en la griega, como el C. XVI de Cartago (D 102) y el de Efeso (D 125s) rechazaron el Pelagianismo, una vez que surgió éste.

 

2) La Iglesia siempre bautizó a los niñitos, los cuales ciertamente carecían de pecado actual, y en verdad los bautizó para remisión de los pecados. El mismo Harnack afirma esta costumbre de bautizar a los niñitos, cuyo comienzo, dice él, permanece en las sombras, y que ya en tiempo de S.Ireneo (nacido el año 140 y muerto aproximadamente hacia el 202) estuvo muy extendido el bautismo de éstos, y al cual se le atribuía como efecto la remisión de los pecados.[2] Y así por citar un solo testigo, según Orígenes (a.185/6-254/5), los niñitos son bautizados para remisión de los pecados y ciertamente «según la reverencia debida a la Iglesia» (R 496), y porque «la Iglesia recibió esta tradición de los Apóstoles» (R 501). Y no parece que haya habido en la antigüedad ninguna herejía que se levantara contra este uso.

 

928. 3) Los SS. Padres deben entenderse según la norma de esta fe. Lo que hemos dicho hasta ahora acerca de la fe del pecado original, que se manifestó tan espontáneamente, tan clara y tan universalmente, y acerca del bautismo de los niños para la remisión de los pecados, nos persuade sin duda alguna profundamente acerca de la difusión universal de esta doctrina en l,a Iglesia ya en época anterior al Pelagianismo. De aquí que no tiene ninguna importancia el que sean menos frecuentes los testimonios explícitos acerca de esto en época antepelagiana, pues estos testimonios confirma la persuasión que hemos señalado, si prestamos atención a todo lo que hemos tenido en cuenta hasta ahora. Vamos a presentar ya algunos de estos testimonios.

 

A. PP. Occidentales. TERTULIANO: unánimemente es considerado como uno de los principales testigos primeros de la doctrina del pecado original. Según éste, Adán en cuanto transgresor del precepto de Dios «condenado a muerte como consecuencia hizo transmisor también de su condena a todo el linaje procedente de su estirpe que había quedado inficionado» (R 286). «Toda alma... es juzgada en Adán, hasta que sea corregida en Cristo, es impura hasta tanto que sea corregida-;ahora bien es pecadora por ser impura... una vez reformada por la regeneración del segundo nacimiento, quitado el telón de la antigua corrección, contempla toda su luz. Es recibida... por el Espíritu Santo, así como en el antiguo nacimiento lo fue por el espíritu profano».

 

S.AMBROSIO: «Antes de nacer estamos manchados por contagio... ni un niño de un sólo día está sin pecado...». (R 1290). «Todos hemos pecado en el primer hombre y por la sucesión de la naturaleza se ha transmitido también de uno solo a todos la sucesión de la culpa... por uno entró el pecado en todos» (R 1291).

 

AMBROSIASTER (R 1341): «Es cosa manifiesta... que en Adán todos han pecado como en masa;... todos han nacido en pecado. Así pues a causa de Adán todos son pecadores».

 

S.PACIANO: Es testigo de gran importancia en este tema, puesto que unos treinta o cuarenta años antes de la controversia Pelagiana enseñó con claridad y precisión la doctrina del pecado original, por más que S.Agustín no hizo alusión a esto, el cual al escribir Contra Juliano (R 1899) no cita a S.Paciano entre otros testigos. He aquí unas pocas palabras de S.Paciano:

 

«Después que pecó Adán..., quedó condenado a muerte. Esta condenación pasó a todo el linaje humano. Pues todos pecaron, urgiendo ya la naturaleza misma..., puesto que por un sólo hombre entró el pecado, y por el pecado la muerte, y así pasó a todos los hombres, en el cual pecaron todos. Por consiguiente se hizo dueño el pecado, por cuyas cadenas como que éramos retenidos en cautividad para la muerte... sempiterna... oíd brevemente. El pecado de Adán había pasado a todo el linaje humano: Por un sólo hombre...».

 

S.CIPRIANO: «No debe apartársele del bautismo a un niño, el cual acabando de nacer no ha pecado en nada, excepto que al haber nacido carnalmente según Adán ha contraído desde el primer momento de su nacimiento el contagio de la muerte antigua, y este niño por este mismo hecho se acerca con más facilidad a recibir la remisión de los pecados, puesto que a él se le perdonan no los pecados propios, sino los ajenos» (R 586). Luego se le perdona algún pecado si bien ajeno, y con esto quiere decir simplemente que este pecado no había sido cometido físicamente con su propia voluntad.

 

S.HILARIO: «Tenemos incorporada en nosotros incluso ahora la materia, que está sujeta a la ley de la muerte y el pecado; y en dicha materia y en el domicilio enfermo de esta carne caduca adquirimos a causa de su consorcio la mancha de la corrupción».

 

B. PP. Orientales. S.IRENEO, oriental por nacimiento y por educación (R 225): «Ofendimos a Dios en el primer... Adán, no cumpliendo su precepto... y no éramos deudores... a otro..., sino a Aquél cuyo precepto habíamos quebrantado desde el principio». El hombre fue «desobediente al principio en Adán».

 

ORIGENES, aunque se adhirió al preexistencianismo, se entiende con razón como refiriéndose al pecado original en los textos siguientes, puesto que menciona a Adán como causa de este pecado: «cada uno se derrumbó en el orbe por el pecado... todos mueren en Adán, y de este modo se derrumbó el orbe» (R 486).

 

«Toda alma nace en carne de iniquidad y está mancillada de suciedad...si no hubiera nada en los niños, que debiera... referirse al perdón, la gracia del bautismo parecería superflua» (R 496).

 

«La Iglesia desde los Apóstoles recibió la tradición de administrar el bautismo incluso a los niñitos; pues sabían aquellos a los que les fueron confiados los secretos de los divinos misterios, que había en todos auténticas manchas del pecado, las cuales deberían ser purificadas por el agua y por el Espíritu» (R 501).

 

S.ATANASIO: Los hombres «vueltos por instigación del diablo a las cosas sujetas a corrupción se han hecho a sí mismos autores de la corrupción de la muerte; los cuales... eran mortales por naturaleza..., pero por la gracia del Verbo... sin duda alguna hubieran escapado a la condición de la naturaleza, si en verdad hubieran permanecido siendo buenos» (R 750).

 

S.BASILIO: «Adán transmitió el pecado a causa de la perversión que entrañaba su comida» (R 967). «Por no haber querido dejar de comer, estamos expulsados del paraíso».

 

S.METODIO: «Fue creado Adán mismo libre de corrupción, para alabar... al creador de todas las cosas... pero habiendo caído en la muerte... por haber quebrantado el mandato de Dios..., por esto dice el Señor que El ha venido al mundo... el Verbo asumió al hombre, a fin de..., una vez derrotada la serpiente, librar al hombre de la condena a muerte... y no podía desaparecer el pecado y la condenación, a no ser que... aquel hombre (condenado a muerte)... una vez renovado hubiera abrogado la sentencia que había caído sobre todos a causa del pecado, para que así como... todos mueren en Adán, así... todos sean vivificados en Cristo...».(R 612).

 

Así como los bienes de Adán en estado de inocencia (luego también la amistad de Dios, que era el principal bien de Adán inocente) están comprendidos en la incorrupción, puesto que se hace mención solamente de ésta en cuanto que le fue dada a Adán para alabar a Dios, así los males de Adán pecador están comprehendi­dos en la muerte.

 

S.GREGORIO NACIANCENO: «Todos... hemos sido renovados, los cuales participa­mos en la acción del mismo Adán, inducidos a engaño por la serpiente y condenados a muerte por el pecado, ahora bien restituidos por el Adán celestial a la salvación y al árbol de la vida de donde nos habíamos arrancado..., hemos sido devueltos a la vida».

 

DIDIMO ALEJANDRINO: «Si Jesucristo hubiera recibido el cuerpo como cualquier hombre, sin diferencia alguna, se pensaría que El mismo estaría sujeto a este pecado, el cual contraen todos por sucesión de Adán» (R 1077).

 

S.GREGORIO NICENO: «Basura es el pecado del hombre, el cual se comete al mismo tiempo que se recibe la naturaleza humana, ya que en pecados me concibió mi madre; este pecado lo hace desaparecer el que realiza la purificación de nuestros pecados, destruyendo y quitando de la naturaleza de las cosas todo lo cruento o lo sucio y vil».

 

«En cierto modo está mezclado el mal con la naturaleza, a causa de aquellos que en la antigüedad... introdujeron la enfermedad por la desobediencia... el hombre nace del hombre, de uno que está sujeto a los vicios... nace otro sujeto a los mismos vicios, del pecador nace el pecador. Luego juntamente con los que nacen se da de algún modo el pecado, naciendo y aumentando al mismo tiempo y pesando juntamente al término de la vida».

 

AFRAATES: «De todos los que han sido engendrados..., solamente uno es inocente, a saber nuestro Señor Jesucristo... ni ningún otro de entre los hombres hay que baje al estadio sin que quede vulnerado o sea herido; pues reinó el pecado desde el tiempo en que Adán quebrantó el precepto...» (R 684).

 

S.EFREN: «La transgresión del mandato... había dejado escrito un manuscrito a Adán, por el que era declarado reo y quedaba sujeto a la muerte todo el linaje humano... Bendito el que en su Cruz dejó colgado el débito de la muerte... y dio al hombre la justificación [la cual en verdad da por supuesta la culpa previa]» (R 717).

 

929. S.J.CRISOSTOMO en concreto, puesto que ya los Pelagianos apelaron a él como si negara el pecado original:

 

a) En general enseña el pecado original, al decir estas cosas que, según está claro, también deben referirse a los niños: que la naturaleza humana la cual cayó necesitaba de regeneración (R 1160); que Cristo murió por todos los pecadores (R 1198, 1221); que nosotros hemos sido redimidos (R 1185), y expresiones semejantes.

 

Acerca de los efectos del bautismo dice, sin limitarse a los adultos: «La gracia viene al alma y como consecuencia arranca el pecado de raíz. Por ello se puede ver sucia el alma de aquel que ha sido expulsado por el Rey; pero de ninguna manera está sucia el alma de aquel que ha sido bautizado, sino que... se la puede ver más pura que los rayos del sol y cual fue creada desde el principio».

 

b) Proponemos en concreto algunos testimonios directos de S.Juan Crisóstomo: «Cristo encontró nuestra escritura paterna, que dejó escrita Adán. Este introdujo el comienzo de la deuda, nosotros hemos aumentado el interés con posteriores pecados» (R 1229). Luego si la escritura ya era nuestra, la deuda de Adán pertenecía a nosotros, por ello también se dice que nosotros hemos aumentado esta deuda con otros pecados.

 

Por Cristo «hemos sido liberados del suplicio y nos hemos despojados de toda maldad, y hemos sido regenerados (R 1185). Estas palabras deben referirse también a los niños».

 

«Al comienzo Dios nos dio la vida libre de toda preocupación... abusamos del don... ;perdimos el paraíso». «El pecado de desobediencia de Adán era el mismo que corrompía todo» (R 1184).

 

c)  De aquí que no niega el pecado original, si dice (R 1228): «Bautizamos a los niños aunque no tengan pecados». Pues aquí se trata claramente de un modo próximo acerca de los pecados personales, puesto que se mencionan éstos en plural (cf. S.Agustín R 1228), y ya que las palabras van dirigidas a los adultos, a los cuales se les explica el efecto de la remisión de los pecados sobre todo de los actuales, esto es cual se da en ellos (R 1228).

 

«Así pues, qué significa la palabra pecadores? A mí me parece en verdad que los que están sujetos a suplicio y condenados a muerte» (R 1185). O: «Qué quiere decir, en el cual todos pecaron?... Se convirtieron todos a causa de él en mortales» (R 1184).

 

Estas palabras indican que el santo Doctor no había llegado a la fórmula exacta del dogma, cual después fue elaborada; sin embargo estas palabras consideradas en sí mismas no pueden explicarse adecuadamente sin que den por supuesta alguna mancha en los condenados, puesto que la justa condenación no se da sin culpa, según el santo Doctor mismo: «El que, por la desobediencia de Adán otro venga a ser pecador, ¿qué consecuencia tiene esto?. En efecto se hallará que éste no merece castigos de este modo, a no ser que haya sido pecador de por sí»; y sin embargo, según el mismo santo Doctor, somos castigados por el pecado de Adán: «¿Como por desobedecer uno sólo... ha sido condenado el orbe entero? (R 1184)... Un sólo pecado ha podido traer la muerte y la condenación». Luego, si somos castigados por el pecado de Adán, estamos de algún modo infectados por dicho pecado.

 

Por consiguiente hay que decir más bien que el pecado es, según el santo Doctor "simpliciter" pecado personal, y que los pecadores son pecadores personales, de tal manera que considerado en este sentido el pecado de Adán no es nuestro, sin que no obstante se niegue el que nosotros estemos de algún modo infectados por este pecado de Adán.

 

930. Estos testimonios de los SS.Padres se refieren al pecado original, a no ser que se niegue el sentido obvio de dichos testimonios, o se exijan para referirse a este pecado las mismas fórmulas con las que nosotros hacemos referencia a él, después de una larga elaboración de esta noción. Estas mismas palabras podríamos emplearlas nosotros sin peligro de confusión. Además los Padres anteriores a Pelagio describen prácticamente como nosotros al hombre caído a causa del pecado de Adán; luego hay que juzgar que ellos quieren indicar objetivamente lo mismo que nosotros, y lo mismo que fue llamado con ocasión del Pelagianismo pecado original, sobre todos siendo así que en otro caso supondría que Dios hubiera condenado a cada uno de los hombres sin culpa de ellos; casi como los Pelagianos niegan por el contrario al mismo tiempo el pecado original y el que los hombres se han hecho mortales por el pecado de Adán.[3]

 

Los Padres anteriores a Pelagio tal vez hacían mención con menos frecuencia del pecado original porque: no había ocasión para ello, ya que antes del Pelagianismo no había existido ninguna herejía en contra de dicho pecado. De aquí que tampoco expresaban este pecado con fórmulas detalladas, puesto que no había peligro de confusión (D 1228). La instrucción de los adultos para el bautismo era menester que versara sobre todo acerca de los pecados personales. Más bien debían hablar con cautela, para que no pareciera que favorecían al preexistencianismo, y sobre todo al maniqueísmo que decían que el alma contraía por el contacto de la materia mala el pecado, el cual por consiguiente, según el maniqueísmo es no libre, sino debido a un determinismo de la naturaleza. Esto tenía valor en primer término respecto a los antioqueños que resaltaban sobre todo que el pecado provenía de un acto de la voluntad, como S.Juan Crisóstomo y Teodoreto, los cuales pudieron reservar por ello la palabra aµaprta para el pecado personal. De hecho, según dice Jugie, casi todos los textos de los Padres, de los cuales se echa mano en plan de objeción, como si pareciera que negaran el pecado original, se explican por este sentido de dicha palabra.

 

Más aún hay que decir más bien que los Padres griegos y latinos coinciden en la realidad de que el pecado original es muerte del alma a causa del pecado de Adán, y sólo se diferencian en el modo de hablar, en cuanto aquellos dicen más bien que nosotros pecamos en Adán (y que de este modo nosotros morimos en Adán mismo con muerte total), mientras que éstos conciben más bien esta muerte como efecto del pecado de Adán y por tanto no la llaman pecado.

 

931.   Razón teológica. Se deduce fácilmente algún pecado original: a) Por la redención de todos, o sea también de los niños, y ciertamente de los pecados. d) Por el bautismo incluso universal, y en verdad para la remisión de los pecados. c) Por el dogma de la Inmaculada Concepción en virtud de un privilegio singular, ya que este dogma da por supuesta una ley general contraria. d) Por la conocida elevación primitiva de todo el linaje humano al estado de justicia original, ya que no se considera que ésta haya sido perdida "per se", a no ser por algún pecado común a todos los hombres.

 

La razón natural sola no puede probar la existencia del pecado original por las miserias corporales y morales de esta vida, ya que es posible un estado de naturaleza pura afectado de las mismas miserias o pudiendo deberse éstas a Ios pecados personales. Sin embargo una vez conocida (sobre todo por la revelación) la providencia y la benignidad de Dios, dichas miserias probablemente pueden ser consideradas como penas, las cuales por tanto, al ser universales, prueben algún pecado original común.[4] También algunos gentiles parece que pensaron esto.

 

Incluso ciertos psicoanalistas, al no encontrar en el psicoanálisis una explicación adecuada de la angustia humana, han recurrido a la doctrina cristiana del pecado original.

 

932.   Objeciones. 1. Ez 18,20: El que peca es quien morirá; el hijo no cargará con la culpa de su padre. Según estas palabras, el pecado del padre no pasa al hijo; luego se excluye el pecado original.

 

Respuesta. Distingo el antecedente. No pasa a los hijos el pecado personal del padre, concedo el antecedente; el pecado original, niego el antecedente.

 

En esto se trata de los pecados personales, por el contexto (v.1-5). Ahora bien es lógico que el pecado personal del padre no se le impute al hijo como culpa, ya que aquél no es el padre de éste en el orden moral, ni tampoco como pena, a fin de que nadie sea castigado por las culpas ajenas, y sobre todo, como en nuestro caso, con la privación de los bienes naturales, la cual pena sería infligida en verdad a alguien sólo por sus pecados personales. Ahora bien eI pecado original en cuanto culpa no es meramente personal de Adán, ya que Adán es padre de los hombres en el orden de la gracia; y en cuanto pena es la privación de los bienes indebidos y ciertamente en un reo de culpa, no en un inocente.

 

Sin embargo Dios puede castigar los pecados de los padres en los hijos con males físicos, los cuales sin embargo causarán a los padres pena y no en cambio a los hijos, sino que a éstos le servirán para otro fin, v.gr. para ejercitar la virtud (1.2 q.87 a.7.5).

 

2.  Rom 3,23: Todos pecaron y están privados de la gloria de Dios. La expresión «todos pecaron» se refiere aquí a pecados personales. Luego en Rom 5,12.

 

Respuesta. Distingo el consiguiente. En Rom 5,12 las palabras «todos pecaron» se referirían a pecados personales, si estas palabras se emplearan en ambos textos en el mismo sentido, concedo; en otro caso, niego.

 

La palabra "pecaron" puede referirse a una acción personal por la que se causa el reato de culpa y a la acción de contraer el reato de culpa, a causa de dicha acción, de tal manera que generalmente incluye ambos momentos, como el texto que se ha presentado en la objeción, en otras ocasiones solamente incluye uno de los dos momentos, como en nuestro texto según indica el contexto, en el cual dicha palabra en su sentido obvio se refiere (aunque no se tuviera en cuenta a los niños) a que todos son alcanzados por un sólo pecado de Adán. En 3,23 es otro el contexto y por ello hasta 5,12 se ha desarrollado una serie de ideas, en cuanto que primeramente afirma «que todos están bajo el pecado» (3,9.23) para llegar finalmente a afirmar que el pecado ha entrado por uno sólo en el mundo (5,12).

 

3.  El vocablo η αμαρτι significa la sola concupiscencia en Rom 6,12 etc:... No reine, pues, el pecado ( η αμαρτι ) en vuestro cuerpo mortal... luego también en Rom 5,12.

 

Respuesta. Distingo el consiguiente: Este vocablo en Rom 5,12 significa también la concupiscencia, concedo; solamente la concupiscencia, niego.

 

Este vocablo en Rom significa de suyo oposición a la justicia de Cristo, y por tanto reato de culpa, y concupiscencia, de tal manera que en Rom 5,12 se pone de relieve sobre todo aquélla, (sin que no obstante se excluya ésta). Ahora bien, considerada en este sentido se borra por el bautismo, ya que una vez administrado éste no queda ninguna condenación (8,1); sin embargo permanece en los bautizados considerada en el otro sentido, o sea como concupiscencia, por otra parte este vocablo en Rom 6,12 y en otros textos significa tal vez mejor el pecado original, si bien sobre todo en cuanto efecto de la concupiscencia (n.733).

 

4.  En Rom 5,19 se hace una comparación entre Cristo y Adán, ahora bien la justificación de Cristo no se extiende a todos; luego tampoco el pecado de Adán.

 

Respuesta. Distingo la menor. La justificación de Cristo no se extiende a todos los regenerados, niego; a todos los hombres, subdistingo: virtualmente, niego; de hecho, subdistingo de nuevo: por falta de la cooperación de los hombres, concedo; por defecto de la justificación de Cristo, niego.

 

Las palabras de S.Pablo pueden entenderse en doble sentido, si bien en ambos sentidos hay que resaltar la igualdad de la extensión entre la obra de Cristo y la obra de Adán: a) Ya respecto a la eficacia, como diciendo que la gracia de Cristo se extiende a todos los regenerados espiritualmente por Cristo por el bautismo, como el pecado de Adán se extiende a todos los descendientes por generación corporal de Adán (1.2 q.81 a.3). b) Ya respecto a la virtualidad o poder, en cuanto que la Redención en cuanto a poder y suficiencia se extiende a todos, si bien de hecho, no todos quedan justificados por falta de cooperación por parte de los hombres, en la perícopa entera se encuentra al menos esto último, si bien en el v.19 parecería que se trata más bien acerca de la eficacia.

 

Tal vez insista el objetante: No se recibe la justificación de Cristo sin los actos propios; pero tampoco por el pecado de Adán.

 

Respuesta. Distingo el antecedente. La justificación no se recibe sin los actos propios en los niños, niego; en los adultos, subdistingo: sin actos meramente dispositivos, niego; sin los méritos de ellos, concedo.

 

Por razones que nos son desconocidas la actual economía se diferencia de la primitiva en que la justicia original, o a privación de ésta, se transmitiría en la concepción misma, independientemente de la voluntad personal del niñito que nace, y solamente en dependencia, según las distintas sentencias o bien de la sola voluntad de Adán, o bien de cualquier hombre respecto a su descendencia; ahora bien la justificación del niñito que nace no se realiza en la concepción misma, sino después con dependencia próximamente de la voluntad de otras personas, en cambio la justificación de los adultos no se lleva a cabo sin la previa disposición personal de éstos, si bien siempre se realiza sin los méritos de ellos.

 

Ahora bien por qué se requiere la voluntad del hombre para la justificación, sin que se requiera para contraer el pecado original, es el problema que surge, si bien S.Pablo en este texto no lo resuelve; pero ya que cronológicamente precede el influjo de Adán, nada tiene de extraño el que después se cambie la economía, según la cual para que el hombre salga de aquel estado en orden a la reconciliación con Dios se exija de él el que decida esto de un modo totalmente libre.

 

933. 5. 1 Cor 7,14: Pues el marido no creyente queda santificado por su mujer, y la mujer no creyente queda santificada por el marido creyente. De otro modo vuestros hijos serían impuros mas ahora son santos. Según estas palabras, estos hijos de los fieles son santos. Luego al menos éstos carecen de pecado original.

 

Respuesta. Distingo el antecedente. Los hijos de los fieles (no bautizados) son santos extrínsecamente, concedo; intrínsecamente, niego.

 

Acerca del sentido de la "santidad" de la que se hace mención aquí no están de acuerdo los autores. Sin embargo al menos es cierto lo siguiente: Que estos niños no son llamados santos, como si carecieran de pecado original, puesto que en otro caso también el cónyuge infiel quedaría librado del pecado original mediante el cónyuge fiel; dejando esto sentado, el texto se ve que no viene a nuestro caso. Por otra parte este texto puede entenderse de un modo más congruente acerca de cierta santidad externa, la cual se concibe que se deriva del cónyuge fiel al infiel y de los padres de algún modo santos a los hijos y la que además se considera que es alguna clase de remota disposición externa de éstos en orden a la santidad interna.

 

Tal vez insista el objetante: Los padres bautizados no tienen pecado original; luego al menos también sus hijos de carecen de este pecado.

 

Respuesta. Distingo el consiguiente. Si el orden de la gracia dependiera intrínsecamente de la generación, concedo; no siendo así, niego.

 

Puesto que la gracia es espiritual y sobrenatural, y la generación es una acción puramente orgánica y natural, no depende de ésta intrínsecamente en el ser y en el obrar, sino sólo extrínsecamente, como de una simple condición de la transmisión de la naturaleza, de tal manera que los padres no engendran en cuanto santos o pecadores, sino sólo en cuanto que tienen la naturaleza (4 CG 52).

 

Estos simplemente sitúan en la naturaleza de las cosas al hombre, el cual en cuanto tal proviene de Adán, el que solamente depende en la recepción de la gracia o del pecado por un decreto especial de Dios. Más aún, Adán, después de haber pecado ya no tuvo esta condición; por ello no podía después transmitir a sus descendientes la gracia recuperada por él o tal vez nuevos pecados que hubiera cometido. Así mismo siendo su pecado por una parte personal de él, en cuanto cometido por un acto personal suyo, y por otra parte general, o sea perteneciendo de alguna manera a todos sus descendientes, fue perdonado Adán en cuanto personal suyo, y no en cambio en cuanto general, y por ello se transmite a sus hijos.

 

6.  No puede ser pecado lo que se da necesariamente en alguien; es así que el pecado original se da necesariamente en todos, luego sáquese la consecuencia.

 

Respuesta. Distingo la mayor. Lo que se da necesariamente en alguien no puede ser pecado personal y que conlleve la privación de bienes personales, concedo; pecados no personales esto es de la naturaleza y que suponga la privación de bienes indebidos, subdistingo: si se da de un modo absolutamente necesario, concedo; no siendo así, niego.

 

Para la razón de pecado es suficiente que se dé desorden y voluntariedad. Ahora bien el pecado original es voluntario al menos en Adán. De esto trataremos después.

 

7.  Los Padres que niegan el que los niños tengan pecado se entiende fácilmente que hablan del pecado personal, como: S.Gregorio Niceno al decir de un niño no bautizado: «Libre de toda malicia... , que no necesitaba de la salud que le sobrevino por la purificación, pues no admitió en el alma ni desde el principio enfermedad». Pues bien por el contexto se ve claramente que S.Gregorio Niceno trata de la purificación por la penitencia y del pecado cometido personalmente.

 

S.Clemente Alejandrino al decir: «Así pues, ¿que nos digan cuándo ha fornicado un niño recién nacido?. ¿O cómo ha caído bajo la execración de Adán el que no ha hecho nada?... Y cuando dijo David: He sido concebido en pecados... se refiere en verdad proféticamente a la madre Eva, ahora bien Eva fue ciertamente madre de los vivientes y si éste fue concebido en pecados, sin embargo no fue concebido él mismo en pecado, ni tampoco él mismo es pecado». Pues hay que responder que S.Clemente Alejandrino, al expresarse así trata en contra de los Encratitas que decían que el matrimonio era malo, y por tanto quieren afirmar que no hay ningún pecado en la generación.

 

Teodoreto: «... ¿Con qué motivo bautizamos a los niños, los cuales todavía no han gustado el pecado?». Tenemos que responder que esto lo dice en contra de los Mesalianos, los cuales decían que los pecados de los adultos anteriores al bautismo se borraban por éste sin que se les infundiera santidad alguna, y también tenemos que responder que Teodoreto trata acerca del pecado "gustado" (luego se refiere al pecado actual).

 

S.Cirilo de Jerusalén al decir: «... Siendo así que hemos venido sin pecado, ahora pecamos por libre voluntad». Respondemos que con estas palabras S.Cirilo de Jerusalén hablaba en contra de los preexistencianistas.

 

Tertuliano, cuando dice: «... ¿A qué se apresura la edad inocente en orden a la remisión de los pecados?» (R 197). Se ve que aquí Tertuliano se refiere a la que él consideraba útil dilación del bautismo hasta la edad adulta.

 

934. Escolio. ¿Qué pecado de Adán fue imputado a sus descendientes? Aunque Adán tal vez cometiera muchos pecados (acerca de lo cual sin embargo no tenemos en absoluto ninguna constancia) solamente el primero se propagó. Así se expresan comúnmente los Doctores juntamente con Sto. Tomás. Pues los siguientes pecados no podían corromper los bienes comunes de la naturaleza que ya estaba corrompida por el primer pecado. Suárez considera también como más verosímil el que aquél pecado, incluso cometido de un modo meramente interno, sería el que se hubiera transmitido a los descendientes.

 

¿Y qué hubiera pasado si Adán hubiera pecado no precisamente quebrantando un precepto especial que le fue dado, sino con otro pecado? Hubiera transmitido de este modo el pecado original, según parece que hay que decir con Sto. Tomás, puesto que, una vez cometido este pecado, hubiera perdido la justicia original. Suárez parece que piensa de otro modo. Sin embargo Dios pudo establecer el que definitivamente o también solamente respecto a los descendientes de Adán, esta justicia no fuera perdida más que exclusivamente por aquel pecado de desobediencia.

 

¿Si al pecar Adán, Eva no hubiera pecado, hubiéramos tenido pecado original?. Ciertamente según la sentencia común, la cual sostiene como más conforme con las fuentes, que solamente Adán fue la cabeza de la naturaleza en la transmisión o en la pérdida de la justicia original. Por ello también de no haber pecado Adán, aunque pecara Eva, no hubiera habido pecado original.

 

¿Y si, no pecando Adán, hubiera pecado algunos de sus hijos?. Según algunos autores, como Sto. Tomás, Billot, Boyer, éste introduciría el pecado original en su descendencia. Según otros muchísimos autores, como Suárez, Mazzella, Beraza, Huarte, Palmieri, se niega esto, ya que solamente Adán fue la cabeza de la naturaleza humana en la propagación o en la pérdida de la justicia original.

 

¿Y qué decir acerca de los hijos de Adán que por hipótesis hubieran tal vez nacido antes del pecado de éste?. No hubieran contraído el pecado original, ni los hijos de éstos engendrados antes del pecado de Adán. Así mismo hay que juzgar que éstos no iban a perder la gracia después de este pecado ni a causa del mismo.

 

En cambio los hijos de éstos engendrados después del pecado de Adán hubieran contraído más probablemente, según lo que acabamos de decir, el pecado original, ya que en esto dependían exclusivamente de Adán, prescindiendo de la condición moral de los padres intermedios; disiente de esta opinión más probable Palmieri.

 

¿El pecado original es uno sólo o es múltiple?. En Adán «es uno sólo en cuanto al origen» (D 790)., sin embargo puede decirse que es virtualmente múltiple; como conteniendo a manera de raíz moral todos los pecados futuros personales; en cuanto que tiene una múltiple deformidad; en cuanto que iba a corromper muchas almas o partes del alma. En cada uno de los descendientes de Adán es un sólo pecado en especie y en número. En los distintos hombres es: a) Un sólo pecado en especie y en proporción, esto es en relación con el pecado originante, y también en magnitud; ya que el número de hábitos y de privaciones se considera por parte de los sujetos en los cuales se dan (1.2 q.82 a.2). Así pues la multiplicación del pecado original no conlleva multiplicación del pecado actual, tampoco de la ofensa de Dios.

 

N.B. En todo este tema podrían tratarse muchos aspectos futuribles, cuya solución sin embargo depende en último término de la ordenación divina respecto a cada uno de los casos, casos que no nos son totalmente conocidos.

 

935. Corolario 1. El pecado original no proviene de muchos hombres. De ningún modo, según lo que hemos dicho a lo largo de toda la tesis, puede admitirse la hipótesis de que el pecado original tal vez viniera no de uno sólo, sino de muchos, la cual hipótesis se inventara para responder de un modo más satisfactorio a las objeciones que tal vez surgirían de parte de los defensores de la opinión poligenista.

 

Corolario 2. El pecado original no es posible más que en el orden sobrenatural, en cuanto que Dios puede unir a la voluntad de un sólo hombre la conservación o la pérdida de los bienes sobrenaturales ajenos, una vez que se ha dejado sentado el que por el pecado grave siempre se pierden algunos bienes, como la conversión al último fin y los bienes de los que ésta consta, y el que los bienes naturales del hombre, esto es los que le son naturalmente debidos a éste, no pueden perderse más que por el pecado personal.

 

De aquí que el pecado de Adán le privó : a) A él de la conversión al fin último, tanto natural como sobrenatural, y de los bienes de que esta conversión consta. b) A sus descendientes les privó solamente de la conversión al fin sobrenatural, y de los bienes de los que éste consta. Sin embargo, puesto que, una vez dada la elevación, no se da más que un sólo fin último sobrenatural, perdida la conversión en orden a éste, perece la conversión en orden al fin último "simpliciter" tal; de tal manera por tanto que el pecado original deja al hombre la conversión en orden al fin último natural, no formalmente en cuanto fin último, sino de un modo meramente material en cuanto tal, o sea la conversión a todos los bienes del fin último natural, si bien no en cuanto fin último.


 


[1] Según BELLARMINO, Erasmo, habiendo dicho primeramente que todos pecaron en Adán por imitación, en otra edición posterior, rehuyendo la sospecha que pudiera caer en él de Pelagianismo, negó que él fuera pelagiano y afirmó rotundamente el pecado original; sin embargo Lutero mismo lo acusó de que siendo así que admitía el pecado original sin embargo decía que este pecado no se enseñaba en Rom 5.

[2] Mientras que al principio de este siglo los Protestantes pensaban las más de las veces que el bautismo de los infantes no se afirmaba más que hacia el año doscientos, actualmente la mayoría cada día más refieren este bautismo de los infantes al tiempo apostólico, y entre estos última sobresale sin duda JFRFM IAS, Die Kindertaufe in den ersten vier Jahrhunderten (Góttingen, 1958) el cual ya hace muchos años (al menos en el 1938) escribió acerca de este tema; quiso hace poco refutarle, volviendo a la opinión de los Protestantes de comienzo de siglo, K.ALAND. Die Sáuglingstaufe im Neuen Testament und in der alten Kirche, si bien hay que reconocer que, en cuanto a lo esencial, sin obtener el resultado que pretendía.

[3] Dejando esto sentado, fácilmente puede aducirse como testigos de este pecado también aquellos autores que tal vez no lo mencionan expresamente en cuanto tal, sino que lo describen según los efectos causados en nosotros por el pecado de Adán.

[4] Y no parece que deben entenderse de otro modo S.Agustín, a no ser que tal vez hable más bien, una vez supuesta la revelación de la felicidad primitiva, y S.Tomás: «... Estos defectos, aunque tal vez le parezca al hombre que son naturales en un sentido absoluto... sin embargo considerando la providencia divina..., puede probarse con suficiente probabilidad que estos defectos son penales; y de este modo puede deducirse que el linaje humano ha sido inficionado originalmente por algún pecado».