CAPITULO IV
ACERCA DEL ORIGEN DEL ALMA HUMANA

 

Articulo I

Del hecho de la creación del alma

 

TESIS 26. El alma humana es creada inmediatamente de la nada y en verdad solamente por Dios.

 

641. Nexo. Después de haber concluido el estudio acerca de la existencia del alma y de las propiedades de ésta y de su unión con el cuerpo se presentan dos cuestiones: De dónde proviene el alma y cuándo comienza a existir. La primera cuestión de la cual vamos a tratar ya ahora considerada ontológicamente precede, según está claro, a todas las otras cuestiones acerca del alma; sin embargo considerada lógicamente, esto es según el conocimiento de la razón, es posterior a otras cuestiones, puesto que la razón solamente una vez conocida la existencia del alma y la naturaleza de ésta pretende conocer el origen de la misma. Por ello también nosotros hemos preferido estudiar ésta al fin de todas las cuestiones.

 

Consta que los cuerpos de los hombres provienen, como todas las cosas, de la nada, si bien sólo mediatamente; igualmente el que éstos, a excepción del cuerpo de los primeros padres son producidos por los hombres. ¿Mas qué hay que decir acerca del alma humana? Está claro el que ésta procede al menos mediatamente de la nada; ahora bien inmediatamente ¿de donde proviene? He aquí la cuestión que ahora vamos a tratar.

 

642. Nociones. EL ALMA HUMANA, a saber el alma bien de nuestros primeros padres, bien de todos los hombres que descienden de ellos mismos.

 

Si hubiera habido preadamitas, la tesis tendría valor filosófico respecto a éstos, pero no necesariamente valor teológico, ya que acerca de esto se juzga que las fuentes no hablan.

 

Es CREADA, o sea es producida de la nada de sí misma y de la nada del sujeto.

 

INMEDIATAMENTE DE LA NADA. Con estas palabras se pone de relieve la producción de la nada, no remota, esto es no de otra cosa hecha de la nada, o sea sin presuponer ningún término positivo a "quo".

 

SOLAMENTE POR DIOS, luego no simplemente como primera causa concurrente, sino como causa principal, más aún también como causa única. Con estas palabras se excluye no toda la cooperación de la creatura, esto es incluso la cooperación dispositiva de la materia, sino la cooperación estrictamente creativa, esto es en cuanto creatura, una vez puesto el concurso de Dios, concurso ordinario, bien ejerza un verdadero influjo creador como causa principal, esto es poseyendo una virtualidad proporcionada al efecto, bien como causa instrumental, esto es obrando en virtud de la causa principal.

 

Ahora bien lo que aquí se considera sólo de facto (de hecho) esto es prescindiendo de la cuestión de pose (acerca de la capacidad), se da por supuesto en la tesis sin ninguna necesidad de una prueba ulterior, puesto que las fuentes presentan a un solo Dios como creador de las almas, sin hacer mención alguna de ninguna otra causa incluso remota, y puesto que por otra parte la cooperación v.gr. de los padres se explica suficientemente sin el influjo creativo, el cual por otra parte en cuanto sorprendente de este modo, debería probarse con toda seriedad.

 

Por consiguiente se establece el creacionismo, esto es la doctrina que sostiene que las almas son creadas inmediatamente, y en verdad por Dios.

 

Ahora bien, téngase en cuenta lo siguiente: 1) La creación de las almas se realiza según ley ordinaria de Dios, el cual según esta ley, siempre que se prepara suficientemente por generación la materia, crea el alma y la infunde a esta materia. Luego dicha creación no se dice que es milagro en sentido estricto. 2) Ahora bien mientras que la creación del mundo no requería de antemano materia alguna, la creación del alma según lo que hemos dicho, supone necesariamente por parte de los padres el sujeto previamente preparado el cual exige según aquella ley la infusión del alma mediante la cual se ha constituido un nuevo individuo humano, por consiguiente se dice con razón que los padres comunican a éste la naturaleza humana y que por ello engendran verdaderamente dicha persona. 3) De aquí aparece la dignidad del acto generativo humano por el que los padres cooperan con Dios en la constitución de un nuevo hombre.

 

643. Adversarios. En el panteísmo de toda índole que niega, según está claro, la tesis, v.gr. el que dice que las cosas son modos de una única substancia divina, hay que citar expresamente el emanatismo, esto es la opinión que sostiene que las almas proceden de uno o de otro modo de la substancia de Dios, como pensaron los estoicos, los maniqueos, los priscilianistas. De algún modo Eckart (D 527) (sin embargo cf. n.143).

 

644. El traducianismo (o generacionismo) sostiene que el alma proviene de los padres por generación; ahora bien se divide en una doble tendencia de opinión:

 

a)    Según el traducianismo material, ésta es hecha por el semen corpóreo, igual que el cuerpo. Se citan en favor de esta tendencia (probablemente) los Luciferianos y Tertuliano (R 1448). Hay que añadir aquellos materialistas que no distinguen el alma del cuerpo como una realidad de otra realidad.

 

b)    El traducianismo espiritual, el alma viene de un modo misterioso del alma de los padres, así como el fuego proviene del fuego, la luz de la luz. Así opina APOLINAR; y en época más reciente se cita como que apoya esta opinión a LUTERO. Después del pelagianismo hasta el s. VII, muchos Padres; y tal vez algunos escritores hasta el tiempo de Pedro Lombardo, se inclinaban con duda a este traducianismo espiritual. Entre éstos estuvo principalmente S.Agustín, para explicar con más claridad la propagación del pecado original, al cual por tratarse de un autor de tan grande autoridad, le siguieron otros en aquella duda vacilante.

 

Ahora bien mientras que el creacionismo, que sostuvieron ya muchos Padres (S.Jerónimo, S. Efrén, S.Cesáreo Nacianceno, S.Hilario, la Constit. Apostólica) y después del s.XII prácticamente los teólogos de un modo unánime, con posteriori-dad a partir del s. XVIII tuvieron de nuevo el traducianismo como probable para explicar, en su opinión más adecuadamente la propagación del pecado original NORIS y BERTI, sin que no obstante prefirieran esta opinión, sino que tenían a la contraria como más probable (al menos Berti). UBAGHS tuvo al traducianismo como más probable, H.KLEE no se atrevía a dirimir la cuestión. Hurter cita también en concreto a algunos de los muchos protestantes, que después de Lutero hasta época reciente han abrazado dicho sistema, y algunos católicos que o bien proponen lo mismo o bien, como Hermes, apoyan este sistema.

 

RosMINI dijo que el alma es engendrada por los padres en cuanto sensitiva, la cual no obstante después, al aparecer en ella la idea del ser, se convierte en racional (D 1910s). prácticamente habían sostenido lo mismo algunos antiguos (1 q.118 a.2.).

 

645. FROHSCHAMMER pensó que el alma era creada por los padres «en virtud de una potestad secundaria de crear, la cual le fue otorgada por Dios como inmanente a la naturaleza humana, y en el primer origen de las cosas... así pues la generación es, según este autor, la acción de la creación de la nada, mediante una potencia secundaria conferida por Dios a la humanidad».

 

646. Doctrina de la Iglesia. 1. En contra del emanatismo. LEON IX (D 348): «Creo...que el alma no es parte de Dios...sino que fue creada de la nada...».

 

Con estas palabras se condena el emanatismo. En cuanto directamente opuesta a éste, la fórmula «de la nada» no incluye también necesariamente además la creación inmediata; sin embargo puesto que se trata del origen del alma y no se indica ninguna materia "ex qua" con toda razón puede tomarse respecto a dicha creación; sobre todo puesto que ya en aquel entonces (a. 1053) los teólogos condenaban comúnmente todo traducianismo.

 

Y no es ningún obstáculo el que más tarde Hugo de S.Víctor propusiera el traducianismo como más probable y Alejandro Halense como probable, puesto que estos autores (sobre todo el primero) no emplearon tal vez estas calificaciones en el sentido técnico actual, y puesto que quizás desconocían el documento pontificio; ya que poco después de ellos Sto. Tomás sostiene que la doctrina del traducianismo ya había sido condenada por la Iglesia (De pot. q.3 a.9).

 

C. Vaticano 1 (D 1804): «Si alguno dijere que las cosas finitas,ora corpóreas , ora espirituales, o por lo menos las espirituales han emanado de la substancia divina, o que la divina esencia por manifestación o evolución de sí, se hace todas las cosas, o, finalmente, que Dios es el ente universal e indefinido, que, determinándose a sí mismo, constituye la universalidad de las cosas, distinguidas en géneros, especies e individuos, sea anatema». Cf. C. prov.de Toledo. (D 2031); C. II de Braga (D 235).

 

Con estas palabras se condena tanto todo emanatismo, como en general todo panteísmo.

 

647. 2. Contra el traducianismo. ANASTASIO II (D 170): «...piensan (algunos «dentro de Francia») que pueden razonablemente persuadirse que así como los padres transmiten los cuerpos al género humano de la hez material, de modo semejante dan también el espíritu del alma vital... ¿cómo, pues, contra la divina sentencia, con inteligencia demasiado carnal, piensan que el alma hecha a imagen de Dios se difunda por la unión de los hombres, siendo así que la acción de Aquél que al principio hizo esto no deja de ser hoy la misma, como El mismo dijo: Mi Padre sigue trabajando...? ...Si pues,...ahora sigue obrando visiblemente en la obra conveniente según el curso de los tiempos; luego aténganse a la santa doctrina de que Aquél infunde las almas, que llama lo que no es, como lo que es. De este modo... quiero que queden refutados aquellos que se dice que han caído en la nueva herejía de afirmar que las almas son transmitidas al linaje humano por los padres, así como de la hez material es transmitido el cuerpo, a fin de que sepan que según la predicación apostólica ellos en verdad ya están muertos...».

 

Este documento (a. 498), tal vez no con toda seguridad auténtico condena claramente el traducianismo material, e infiere algún especial influjo de Dios en la producción del alma; ahora bien ¿un influjo creador y por tanto que excluya también el traducianismo espiritual?, parece que hay que negarlo. En verdad se trata de una opinión local (si bien no obstante no consta acerca de los seguidores de dicha opinión), mientras que este traducianismo estaba extendido con más amplitud (sólo como dudoso) ya desde el tiempo de S.Agustín, y todavía se mantenía en tiempos de S. Gregorio, sin que se juzgara que había sido nunca condenado.

 

BENEDICTO XII cuando hace mención de este error de algunos armenios (D 533) : «Igualmente, lo que de nuevo introdujo y enseñó cierto maestro llamado Mechitriz...que el alma humana del hijo se propaga del alma de su padre, como un cuerpo de otro...».

 

Con estas palabras, una vez rechazado el traducianismo espiritual no se establece expresamente el creacionismo; sino que se da por supuesto. Lo cual está claro también por la respuesta dada a estas palabras por el C. de los Obispos Armenios: «Este error, de que el alma del hombre se propaga del alma de su padre, como un cuerpo de otro... siempre estuvo excomulgado en la Iglesia de los Armenios, y sea maldito, porque la citada Iglesia así como siempre lo ha creído, así lo cree igualmente, puesto que las almas son creadas recientemente por Dios, y en el momento de dar vida, simultáneamente se realiza la creación del alma, y la infusión de ésta en el cuerpo».

 

648. 3. El Creacionismo. El C. V de Letrán (D 738): «Como quiera que... el sembrador de cizaña..., se haya atrevido a sembrar y fomentar por encima del campo del Señor algunos perniciosísimos errores..., señaladamente acerca de la naturaleza del alma racional, a saber: que sea mortal o única en todos los hombres..., condenamos... a todos los que afirman que el alma intelectiva es mortal o única en todos los hombres, y a los que estas cosas pongan en duda, pues ella no sólo es verdaderamente por sí y esencialmente la forma del cuerpo humano...sino que además es multiplicable, se haya multiplicada y tiene que multiplicarse individualmente, conforme a la muchedumbre de los cuerpos en que se infunde...».

 

Con estas palabras enseña directamente que cada uno de los hombres tiene su alma individual; ahora bien al mismo tiempo se enseña que estas almas van a multipli­carse de tal manera, que son infundidas, lo cual conviene ciertamente de un modo más adecuado al creacionismo.

 

ALEJANDRO VII (D 1100) : «Existe un antiguo y piadoso sentir de los fieles de Cristo hacia...la Virgen María, según el cual el alma de ella fue preservada inmune de la mancha del pecado original en el primer instante de su creación e infusión en el cuerpo, por especial gracia y privilegio de Dios...». Con estas palabras se da por supuesto también de un modo indirecto, que el alma de María fue creada e infundida, la cual alma por otra parte nadie juzga que fue de un origen distinto al de otra alma cualquiera.

 

El C. Vaticano 1 había preparado estas palabras en orden a su definición: «Adán... se dice que es el padre del orbe de la tierra... Puesto que de él por natural generación descienden todos los que habitan la tierra, naciendo la carne de la carne, a la cual es infundida por Dios el alma creada de nuevo en cada uno de ellos».

 

Estas palabras muestran que la doctrina acerca de la creación inmediata del alma, en el tiempo del Concilio fue absolutamente cierta y común en la predicación cristiana, aunque no la quisiera definir como dogma de fe, sino sólo declararla incidentalmente en contra del error contrario que entonces comenzaba en algún lugar a volver a dar señales de vida.

 

C. de Colonia (a.1860): «No puede haber duda según la mente de los Concilios acerca de que todas aquellas operaciones de nuestra vida son llevadas a cabo por el alma racional misma, creada por Dios».

 

PIO xII, al tratar «acerca del origen del cuerpo humano», dice respecto al transformismo: «La fe católica nos manda mantener el que las almas son creadas inmediatamente por Dios».

 

En estas palabras se trata: a) acerca de la creación, en presente ("crear?) (son creadas); b) inmediata en oposición a la forma del cuerpo de una materia viva o no viva, luego de una producción de la nada; c) de las almas, en número plural, mientras que el cuerpo se expresa en singular, y ciertamente en general, luego se trata de las almas en general, y no sólo de las almas de los primeros padres; d) que debe ser sostenida según la fe católica. Sin embargo todo esto está indicado de paso.

 

649. Parecería que antes de todos estos textos acerca del creacionismo habría que haber citado las palabras de S. León I: «Que refiere (que los Priscilianistas) afirman que las almas que son infundidas en los cuerpo humanos existieron sin el cuerpo y pecaron en la mansión celestial, y que por esto... fueron encerradas en los cuerpos... por medio de las potestades...encumbradas. Esta fábula impía se la han inventado a base de los errores de muchos; ahora bien a todos ellos la fe católica les ha separado del cuerpo de su unidad, predicando constante y verazmente que las almas de los hombres, antes que fueran infundidas en sus cuerpos, no existieron, y no han sido incorporadas por otro distinto de su autor Dios, el cual es el creador de ellas mismas y de los cuerpos».

 

¿Se enseña con estas palabras directamente el creacionismo?. Así parece según el sentido más obvio. Sin embargo aquí tiene valor lo que hemos dicho acerca del documento de Anastasio II; así mismo se dice que Dios es igualmente creador de las almas y de los cuerpos, que son creados ciertamente de un modo mediato. Luego tal vez se rechaza directamente también el emanatismo, puesto que Dios crea las almas y los cuerpos, y el preexistencianismo, según consta con claridad, y la incorporación de las almas mediante las potestades encumbradas.

 

650. 4. Contra Rosmini: LEON XIII condenó la doctrina de éste acerca de este tema (D 1910): «No repugna que el alma humana se multiplique por la generación, de modo que se concibe que pase de lo imperfecto, es decir, del grado sensitivo a lo perfecto, es decir al grado intelectivo». «Cuando el ser se hace intuíble al principio sensitivo, por este solo contacto, por esta unión de sí, aquel principio antes sólo sintiente, ahora juntamente inteligente, se levanta a más noble estado, cambia su naturaleza y se convierte en inteligente, subsistente e inmortal». (D 1911).

 

Contra Frohschammer. Su obra fue incluida el año 1857 en el Indice de libros prohibidos.

Contra Ubaghs. Le ordenó Pro IX (a.1866) expurgar de su obra la idea del traducianismo.

 

651. Valor dogmático. La tesis es: a) En contra del emanatismo, de fe divina y católica definida (D 1804). b) En contra del traducianismo material, de fe católica por el magisterio ordinario. Con todo derecho este traducianismo es llamado herético por los teólogos (Sto. Tomás, Beraza, Huarte).[1] c) En contra del traducianismo espiritual en favor del creacionismo, es igualmente de fe católica por el magisterio ordinario.[2] Esto parece que ha sido expresado con más claridad en virtud de las palabras de Pío XII que acabamos de citar. Esta cualificación tiene valor con toda certeza, al menos respecto al alma de los primeros padres.

 

Ahora bien, otros autores respecto a lo último (acerca del alma de los descendientes de Adán, dicen que es «próximo de fe» (Lercher, Beraza), «como mínimo... doctrina católica totalmente cierta» (Otten), «al menos teológicamente cierta» (Pignataro), teológicamente cierta, puesto que se deduce del dogma de la inmortalidad natural (a causa de su espiritualidad) del alma (Flick) o bien se dice que la opinión contraria es «ahora ya herética ya ciertamente errónea y muy temeraria» ( Valencia).

 

652. Se prueba por la sagrada Escritura. 1. El alma de Adán. Gen 2,7: Formó pues, Yahvé Dios al hombre del barro de la tierra y le inspiró en su rostro aliento de vida.

 

Puesto que la Escritura no describe la naturaleza de este aliento ni indica con este antropomorfismo el modo concreto cómo Dios lo produjo, difícilmente constará con certeza que este modo fue creativo. Sin embargo mientras que la producción de las plantas y de los animales se presenta como acción única de Dios y en verdad con la cooperación de la tierra (Gen 1,11-24), la producción del hombre se presenta como concluida y perfecta en virtud de dos acciones, por una de las cuales se dice que es hecho el cuerpo del barro de la tierra y por otra que este cuerpo es constituido en persona individual humana viviente; luego parece que se expresa con la inspiración o aliento un modo distinto de producción, el cual, al no poder ser emanación, podría ser alguna simple realización del ser sin materia "ex qua" esto es objetivamente alguna creación. En verdad en este texto se pone de relieve una acción por la que Dios inmediatamente infunde en el cuerpo algún elemento cuasi inmaterial (en oposición al cuerpo) por el que el hombre es hecho a imagen de Dios; por tanto nada tiene de extraño el que el hagiógrafo pensara en una acción de naturaleza totalmente especial, la cual difícilmente se concibe que sea otra distinta de la creación.

 

2.       El alma de Eva, si en virtud de lo que hemos dicho se da por supuesta la creación del alma de Adán se diría que "a pari «ha sido creada inmediatamente por Dios, sobre todo siento así que el modo antropomórfico de la educción de la mujer no parece hacer alusión expresamente más que al cuerpo de éste (Gen 2,21-23).

 

3.       El alma de todos los hombres. Ecl 12,7: Vuelva el ,polvo a la tierra, a lo que era, y el espíritu vuelva a Dios que es quien lo dio. Puesto que este texto alude de forma manifiesta a Gen 2,7, el sentido de aquél depende del sentido de éste, por éste sólo difícilmente se establecería la producción del espíritu precisamente como creación.

 

De aquí que S. Jerónimo dice: «Por lo cual debe tomárseles muy a broma a aquellos que piensan que las almas son puestas juntamente con los cuerpos y no por Dios, sino que son engendradas por los cuerpos de los padres. Pues como quiera que la carne regrese a la tierra y el espíritu vuelva a Dios que es quien lo dio, está claro que Dios es el padre de las almas y no los hombres».

 

653. Se prueba por la tradición. 1. En contra del emanatismo, el cual, según está claro no era admitido de ningún modo por los Padres. San AGUSTIN (R 1700): «Ahora bien respecto al alma... no aseguro nada a no ser que proviene de Dios, de tal manera, que no es substancia de Dios, y es incorpórea, esto es no es cuerpo sino espíritu, no producido de la substancia de Dios, ni que proceda de la substancia de Dios, sino hecho por Dios...».

 

2. En contra del traducianismo material, el cual también era rechazado, según está claro por los Padres. S.AGUSTIN: «Aquellos que afirman que las almas se propagan a partir de una sola, que Dios dio al primer hombre, y así dicen que éstas provienen de los padres, si siguen la opinión de Tertuliano, ciertamente pretenden el que ellas no sean espíritus, sino cuerpos y que broten de las semillas corpóreas: ¿Y puede decirse algo que sea más perverso que esto?».

 

TEODORETO: «La Iglesia...creyendo lo que dice la sagrada Escritura, dice que el alma es creada juntamente con el cuerpo, no de forma que el alma tenga la causa de la creación derivada de la materia seminal, sino de tal manera que exista por voluntad de su autor después de la formación del cuerpo».

 

654. 3. En contra del traducianismo espiritual. El traducianismo en general antes del pelagianismo, tal vez no lo sostuvo ninguno de los latinos a excepción de Tertuliano, y quizás ninguno de las orientales si exceptuamos a Apolinar. Sin embargo después del pelagianismo, guiados por S.Agustín muchos latinos propusieron éste (si bien el espiritual), puesto que les parecía que de otro modo no explicaban adecuadamente la propagación del pecado original, y porque todavía no había sido enseñada explícitamente por la Iglesia la creación inmediata del alma; sin que no obstante dicha idea admitida por ellos de un modo meramente hipotético, ninguno de los mismos, a menos que fuera de algún renombre, la afirmara de un modo categórico.

 

Más aún ellos mismos estaban en tal actitud, que si dicha propagación podía sostenerse adecuadamente en el creacionismo, admitían éste de buen grado, según está claro v.gr. por las palabras de S.Agustín (R 1441): «...Hay que indicar la causa de por qué son castigadas las almas que son creadas nuevas para cada uno de los que nacen, en el caso de que los niños mueran sin el sacramento de Cristo. Pues la sagrada Escritura y la santa Iglesia son testigos de que éstas almas son castigadas, si salieran de este modo del cuerpo. De donde la sentencia acerca de la creación de las almas nuevas, si no va en contra de esta verdad de fe que está muy sólidamente establecida, yo también la acepto; en cambio si fuera en contra, no la aceptes tampoco tú».

 

De aquí el que incluso después del pelagianismo, los orientales siguiendo una línea común, y no pocos latinos, enseñaron que no solamente el alma de Adán, conforme también S.Agustín lo sostuvo juntamente con todos los otros. (R 1879), sino también las almas de los restantes hombres han sido creadas.

 

655. LACTANCIO: «Y las almas no provienen de ambos (los padres) ni de uno de los dos. En efecto el cuerpo puede nacer de los cuerpos...; el alma no puede nacer de las almas, puesto que de algo sutil y tenue... nada puede separarse. Así pues la razón de donde provienen las almas, depende única y exclusivamente de Dios».

 

Const. Apostólica (R 1232): «Al hombre que no existía, le constituye de entre los distintos seres posibles en hombre, al darle el alma creada de la nada...el que forma al hombre en el seno de una mínima semilla, e infunde en éste el alma creándola del no ser...El mismo también hará volver a la vida (por la resurrección) a todos los hombres...».

 

TEODORETO (R 2146): «Dios de entre los cuerpos determinados de antemano forma los cuerpos de los seres vivos y de lo que no existe crea las almas, no ciertamente las de todos los seres vivos, sino solamente las de los hombres».

 

S.JERONIMO (R 1385): «...Todo... el linaje humano, ¿de qué orígenes de las almas es considerado?. ¿Acaso de un tronco común como los animales brutos, de forma que, como nace el cuerpo de otro, así sea producida una alma de otra?.. .¿o con certeza.... Dios es el que crea diariamente las almas, cuya voluntad es obrar, y no cesa de ser creador?».

 

PRUDENCIO: «Sin embargo habrá que evitar el error de que se piense que la fuente de las almas se transmite a la descendencia mediante el tronco común de la carne, como ocurre con la sangre; a la cual se entreteje la vena a lo largo de la genealogía.Las almas no producen a las almas».

 

S.HILARIO (R 875): «Ahora bien como (el Hijo de Dios) tomó por sí mismo para sí de la Virgen el cuerpo, así se asumió de sí mismo el alma; la cual en verdad nunca la proporciona un hombre a los orígenes de los que nacen. Pues si la Virgen no tuvo la concepción de la carne por parte de Dios, es mucho más necesario el que el alma del cuerpo no proceda de nada más que de Dios».

 

GENADIO (R 2224): «...Decimos....que solamente el cuerpo es sembrado mediante la unión matrimonial... y que una vez formado ya el cuerpo (el alma) es creada e infundida, a fin de que viva en el hombre en el seno materno constando ya de alma y de cuerpo».

 

656. Razón teológica. El alma humana aparece en las fuentes: 1) como un ser esencialmente distinto de Dios, luego no proviene por emanación, ya que en otro caso sería un ser esencialmente divino. 2) como substancia espiritual, luego proviene: a) Por creación, ya que un ser espiritual no puede ser educido o extraído (en nuestro caso por generación) de un sujeto tanto material, según está claro, como espiritual, ya que éste es esencialmente simple (1 q.90 a.2; q.118 a.2). b) Y en verdad proviene por creación divina, ya que las fuentes atribuyen constantemen­te a Dios la creación de todos los seres, y no indican jamás que este poder tan admirable haya sido concebido universalmente (aun en el caso de que tal vez esto no implicara contradicción) a los hombres, para que estos por otra parte desconozcan universalmente dicho poder y lo ejerzan sin darse cuenta o incluso en contra de su voluntad.

 

Todo esto lo declara y lo confirma la razón natural. El alma humana, 1) no proviene de Dios por emanación, ya que esto supondría en Dios división o al menos mutación, lo cual va en contra del acto purísimo.

 

2) Y tampoco proviene de los padres mediante el traducianismo: a) Material, puesto que el acto de la generación en cuanto orgánico, y por tanto material como es, es insuficiente para producir un ser espiritual, y puesto que de este modo el ser espiritual, intrínsecamente independiente en el ser de la materia, sería extraído de la material, lo cual implica contradicción en sí mismo. b) Espiritual (excluyendo la creación), puesto que de este modo el alma del hijo, o bien sería el alma misma de los padres, lo cual no puede ser, o bien sería una parte del alma de los padres, y de este modo un ser simple quedaría dividido, o bien sería extraída de la materia, y de este modo dependería intrínseca-mente de la materia. c) O como si el alma fuera engendrada como sensitiva y por la aparición de la idea del ser se convirtiera en racional, ya que implica contradicción el que un alma meramente sensitiva intuye el ser; y puesto que no puede entenderse como un alma sensitiva pueda convertirse en racional, sobre todo por medio de aquel inaudito género de causa; y ya que esta transformación del alma sensitiva en intelectiva (a no ser que se dé por supuesto el que ésta es creada) destruye la simplicidad del alma racional.

 

3) Luego el alma viene por creación, una vez admitida la exclusión de otro modo de producción, y porque el alma, en cuanto independiente que es de la materia en el ser, debe ser hecha independiente-mente de ésta, ya que el ser hecha es el camino para el ser y por tanto la producción de algo es según el ser de éste.

 

Ahora bien esta creación no proviene de los ángeles ni de los padres, puesto que ninguno de ellos al menos naturalmente (que es de lo que aquí solamente se trata) puede crear; y puesto que de hecho no hay ninguna razón para admitir esta operación tan extraordinaria de la creación por medio de las creaturas,sobre todo siendo así que la cooperación de los padres en orden a la generación se explica suficientemente por la disposición de la materia; luego dicha creación proviene de Dios, y ciertamente sólo de El.

 

657. Objeciones. 1. Gen 12,5: Tomó Abraham a Sara su mujer y a Lot… y el personal que habían adquirido en Haram... 46,26s: Todas las personas que entraron con Jacob en Egipto, nacidas de sus entrañas..., hacían un total de sesenta y seis personas. Los hijos de José que le habían nacido en Egipto, eran dos. Todas las personas de la casa de Jacob que entraron en Egipto eran setenta. Hebr 7,10: Leví... pues ya estaba en las entrañas de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.

 

Según estas palabras el alma es hecha por los padres; luego no es creada inmediatamente por Dios.

 

Respuesta. Niego el supuesto. El alma en estos textos se emplea, como está claro por sí mismo, en el sentido de hombre o persona.

 

2.  Gen 2,1s: Concluyéronse los cielos y la tierra y todo su aparato y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó el día séptimo la labor que hiciera.

 

Según estas palabras, Dios después de la primitiva creación ya no crea, luego tampoco crea almas.

 

Respuesta. Distingo el antecedente. Después de la primitiva creación, no crea nuevas naturalezas, concedo el antecedente; en cuanto que no conserva las ya creadas multiplicando éstas, niego el antecedente.

 

Ahora bien a la conservación de la naturaleza humana le concierne la creación de nuevas almas. La cual por tanto no es algo absolutamente nuevo, y añadido a la obra de Dios ya consumada, sino que es algo que contribuye a completar la creación según la voluntad divina. Y la expresión "cesó" no es más que un cierto antropomorfismo, el cual de ningún modo indica el que Dios haya dejado de proseguir en su trabajo en el mundo y juntamente con las fuerzas del mundo (Jn 5,17).

 

3.  Los padres engendran al hombre; luego también al alma.

 

Respuesta. Distingo el antecedente. Los padres engendran al hombre en cuanto que ellos son la causa que en último término determina la unión del alma con el cuerpo, concedo el antecedente; como si ellos mismos hicieran todo lo que hay en el hombre, niego el antecedente.

 

Puesto que a la disposición de la materia en la generación le sigue necesariamente por ley de Dios la infusión del alma para que sea hecho el hombre, se considera que la acción de los padres tiende a producir todo el supuesto, de tal manera que se dice con razón que engendran propiamente al hombre.

 

De aquí que como el término de la generación es el compuesto, y no en cambio la materia o la forma, no pertenece a la razón de generación el que el engendrador produzca todo el efecto, a saber la materia, como está claro por si mismo, o también la forma, si esta es espiritual, así como el que mata a un hombre no se piensa que mata el alma de éste.

 

658. 4. La producción del alma presupone la materia. Luego el alma no es creada.

 

Respuesta. Distingo el antecedente. La producción del alma presupone la materia en la cual sea infundida el alma, esto es el sujeto de información, concedo el antecedente; presupone la materia "ex qua" sea educida o sacada el alma, esto es el sujeto de sustención, niego el antecedente.

 

5.  Los hijos no raras veces se asemejan a los padres según las disposiciones del alma. Luego el alma de los hijos procede del alma de los padres.

 

Respuesta. Distingo el antecedente. Los hijos se asemejan a los padres en cuanto a las disposiciones del alma, porque éstas dependen, al menos muchas veces, de las disposiciones del cuerpo, concedo el antecedente; en otro caso, niego el antecedente.

 

6.  Dios al crear las almas cooperaría a los actos de adulterio y de fornicación, ahora bien esto no puede sostenerse; luego no crea el alma.

 

Respuesta. Distingo la mayor. Coopera a los actos del adulterio en cuanto físicos, concedo la mayor; en cuanto formalmente pecaminosos, niego la mayor.

 

Esta dificultad es esencialmente la misma que se pone como objeción al concurso de Dios respecto a los pecados del hombre.

 

7.  Los argumentos aducidos no excluyen el que el alma haya sido educida o sacada de algún sujeto espiritual. Luego no concluyen totalmente el que el alma es creada inmediatamente.

 

Respuesta. Distingo la mayor. Los argumentos aducidos no excluyen el que el alma haya sido educida o sacada de un sujeto espiritual explícitamente, concedo la mayor; implícitamente por la naturaleza de la cosa, niego la mayor.

 

En efecto este sujeto del que sería sacada o educida el alma, se corrompería substancialmente, o se dividiría de otro modo, lo cual implica contradicción el que ocurra. De aquí el que hasta aquellos autores que, como S.Buenaventura, pusieron en el alma cierta materia espiritual, dijeron que las almas eran creadas inmediatamente por Dios. Asi mismo, según S. Agustín el cual por otra parte negó más bien esta materia del alma, el alma de Adán incluso supuesta dicha materia, fue creada de la nada.

 

N.B. Disposición de la materia en orden al alma. La generación del hombre no debe concebirse simplemente como compuesta de una acción humana que realiza el cuerpo y de otra de Dios que crea el alma y la infunde en el cuerpo, sino que el hombre mediante el concurso divino prepara la materia de tal manera, que las disposiciones de ésta exigen el alma, la cual por su naturaleza está ordenada al cuerpo de forma que Dios, al menos sin un milagro no podría dejar de crearla una vez puestas estas disposiciones o crearla sin haber sido puestas dichas disposiciones; lo cual tiene valor también respecto a las disposiciones que anteceden a la disposición última (que connatural y necesariamente supone aquellas), de las cuales por otra parte ésta es una continuación intrínseca) si ésta, como sostiene la escuela tomista, no se realiza más que con la infusión misma del alma. Luego Dios concurre al acto completo de la generación con aquel específico concurso con el que se prepararía el cuerpo que exige por su naturaleza la creación del alma, la cual al mismo tiempo por su naturaleza está ordenada al cuerpo; por consiguiente de este modo todo el hombre es hecho por los padres mediante una acción que disponga el cuerpo en actitud de exigir ontológicamente el alma ordenada ontológicamente a dicho cuerpo y es hecho el hombre entero por Dios, que concurre a la integridad de la obra con aquel concurso que lleve consigo necesariamente la creación del alma.

 

Este influjo de Dios con todo derecho podría decirse concurso creativo, a fin de que se distinga de la creación divina de alguna substancia sin presuponer ningún sujeto y de otros influjos de Dios "ad extra" tanto naturales como sobrenaturales. Hecha esta precisión (y si se tiene en cuenta al mismo tiempo el que estas disposiciones no son producidas por el cuerpo mismo, sino por el que engendra al que tiene un alma racional) no parece que se requiera "per se" el que el hombre que engendra sea elevado en su capacidad en orden a producir algo superior a sus fuerzas mediante algún concurso especial (y no mediante una virtualidad creativa que le ha sido comunicada), el cual a primera vista parecería bastante conveniente a esta acción específica, sin embargo en cuanto a su noción parecería obscuro y difícil de entender en la conexión de la causa primera y de la causa segunda,mientras que por otra parte sin el se salva la peculiaridad de la acción creativa del hombre que presentan las fuentes, sin que se establezca ningún hiato entre el influjo humano y el divino.

 

Además según lo dicho también queda claro esto, a saber el que puesto que las leyes de la naturaleza son constantes, como la ley de la creación del alma ante la disposición de la materia, de tal manera que la excepción habría que llamarla milagro, difícilmente se admitiría la concepción de que Dios crea el alma humana solamente cuando el cuerpo está suficientemente dispuesto en el orden natural, o sea para recibir el alma y juntamente tiene - o tendrá - la disposición suficiente en orden al fin último sobrenatural, a saber cuando Dios ve con su ciencia que este hombre tendrá los medios de suyo suficientes para la salvación eterna.

 

Articulo II

Del momento de la creacion del alma

 

TESIS 27. El alma humana es creada cuando es infundida en el cuerpo.

 

659. Nexo. El alma humana, según lo que hemos probado es creada inmediatamente; ahora bien preguntamos ya cuándo sucede esto. Pues bien esta cuestión se plantea con referencia tanto al momento de su infusión en el cuerpo como a la formación de éste. Por tanto la cuestión, planteada ahora solamente en el primer aspecto, en último término viene a consistir en lo siguiente: Si el alma es creada antes de su infusión en el cuerpo o en el momento mismo de su infusión. ¿Qué hay que contestar a esto?

 

660. Nociones. EL ALMA HUMANA, a saber la de los primeros padres y la de todos los hijos de ellos.

 

Es CREADA, esto es comienza a existir (por creación).

 

CUANDO ES INFUNDIDA EN EL CUERPO, o sea sin que comience a existir antes de dicha infusión; ahora bien puesto que no es infundida en el cuerpo más que en cuanto está éste próximamente dispuesto, el alma no existe antes de alcanzar esta disposición. Luego el alma es creada y es infundida en un único y al menos moralmente el mismo instante; más aún, según la concepción común de los teólogos, es creada e infundida el alma en un único e idéntico momento físicamente indivisible.

 

661. Adversarios. Los que sostienen la metempsícosis, o sea el sistema que afirma la transmigración de las almas, de tal manera que el alma de este difunto es infundida, según ellos, en un nuevo cuerpo concebido. Acerca de esta opinión tiene valor lo que vamos a decir respecto al juicio particular y respecto a la retribución inmediata de las almas que sigue a este juicio, a la cual doctrina se opone la opinión de la metempsícosis.

 

Los que sostienen el preexistencianismo, esto es el sistema que dice que las almas existen antes de su infusión en los cuerpos.

 

Este es: a) Rígido, si dice que las almas fueron ya creadas en los ángeles, y después, porque habían pecado, fueron infundidas como castigo en los cuerpos. Así opinan siguiendo a PLATON, ORIGENES, según se dice más comúnmente, si bien se dice con más acierto que éste propuso el tema con duda e hipotéticamente; los priscilianistas, Mario Victorino Africano.

 

b) Mitigado, si dice que las almas, creadas desde el principio del mundo posteriormente (viviendo sin pecado) fueron anexionadas a los cuerpos por ley de Dios o por voluntad de ellas. Así opinó en cierta ocasión NEMESIO, y según S.Jerónimo algunos eclesiásticos. El mismo S.Agustín tuvo esto como más probable respecto al alma de Adán, no defendiéndolo, sino en plan de discusión. Y no ha faltado entre los teólogos protestantes quien fuera partidario de esta opinión, como el teosofismo.

 

662. Doctrina de la Iglesia. S.LEON I: «Se refiere (que los priscilianistas) afirman que las almas que son infundidas en los cuerpos humanos existieron sin cuerpo y pecaron en la mansión celestial, y que por esto fueron encerradas en los cuerpos... mediante las potestades... encumbradas... esta fábula impía se la entretejieron en base a los errores de muchos; sin embargo la fe católica aparta a todos estos del cuerpo de su unidad...» (cf. n.649).

 

VIRGILIO (D 203): «Si alguno dice o piensa que las almas de los hombres preexistieron... y que han venido a una situación peor..., y que han sido enviadas a los cuerpos como castigo: sea anatema».

 

C. 11 de Braga (prov.) (D 236): «Si alguno dice que las almas humanas pecaron anteriormente en la mansión celestial y a causa de esto fueron arrojadas a los cuerpos humanos en la tierra, como dijo Prisciliano, sea anatema».

 

C. IV de Letrán (D 428): «Creemos firmemente... que existe un solo y verdadero Dios... el cual con su poder omnipotente creó de la nada conjuntamente desde el principio del tiempo a ambas clases de creaturas, a saber la espiritual y la corporal, esto es la angélica y la de este mundo y después la humana, como constituida del conjunto de espíritu y de cuerpo. En efecto el diablo y los otros demonios fueron creados ciertamente por Dios siendo buenos, en cuanto a la naturaleza, sin embargo ellos mismo por su culpa se hicieron malos. y el hombre pecó por tentación del diablo».

 

C. V de Letrán (D 738): «...Condenamos... a todos los que afirman que el alma intelectual es ... única en todos los hombres..., puesto que ésta... es multiplicable y ha sido multiplicada y seguirá siendo multiplicada individualmente respecto a la multitud de los cuerpos, en los cuales es infundida».

 

Con estas palabras, en las cuales se establece directamente en contra de ciertos filósofos renacentistas que pretendían volver a revivir de alguna manera el averroismo, que el alma humana no es única para todos los hombres, sino que cada uno tiene la suya particular, se afirma que el alma ha de multiplicarse respecto a los cuerpos en los cuales se infunde; lo cual da por supuesto en verdad el que el alma no existe antes de su infusión en el cuerpo de cada uno de los hombres.

 

663. Valor dogmático. La tesis en contra del preexistencianismo: a) Rígido, a no ser que se diga comúnmente con otros autores que es de fe divina y católica implícitamente definida (D 103 y 738) es de fe divina y católica. b) En contra del preexistencianismo mitigado, al menos próxima de fe, si bien se dice más acertadamente con otros autores (implícitamente) definida de fe (D 738). En contra de Leibniz, al menos cierta en teología.

 

664. Se prueba por la sagrada Escritura. 1. En general en contra de todo preexistencianismo. Gen 2,7: Formó, pues, Yahvé Dios al hombre del barro de la tierra y le inspiró en su rostro aliento de vida y fue así el hombre ser animado. Si bien, como hemos dicho, no consta que en este texto aliento de vida signifique el alma humana en cuanto tal, sin embargo a Dios se le presenta aquí a manera de quien hace como de nuevo todo aquello (a excepción de la materia) que constituye al hombre como un ser concreto humano total y no como si trajera de otra parte algún elemento en orden a su obra.

 

También tienen valor todos aquellos textos con los que se prueba que el alma es la forma substancial del cuerpo humano; pues hay que juzgar que el alma en la providencia ordinaria (la cual hay que dar por supuesto per se, a no ser que conste claramente acerca de la providencia extraordinaria) ha sido creada según su naturaleza, y por tanto como informante del cuerpo.

 

2. En concreto en contra del preexistencianismo rígido, o sea el que atribuye el pecado al alma que todavía no ha sido infundida en el cuerpo Gen 1,31: Y vio Dios ser muy bueno cuanto había hecho. Estas palabras se dicen después de narrar la creación de las otras y de los primeros padres (v.26s), acerca de los cuales tienen valor sin duda también respecto al orden moral, e incluso tienen más valor respecto a este orden moral.

 

Gen 1,28: Y los bendijo Dios diciéndoles: «Procread y multiplicaos». (Cf. Deut 1,11). Ahora bien si el alma es infundida en el cuerpo en cuanto que debe ser castigada, la multiplicación de los hombres sería más bien una maldición.

 

Rom 5,12: Así, pues, como por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos habían pecado... .Luego todos los hombres arrastran el pecado por un solo hombre luego no cada uno por sus propias almas.

 

Rom 9,11: Cuando aún no habían nacido ni habían hecho aún bien ni mal,..., por el que llama—le fue a ella dicho:... «Amé a Jacob más que a Esaú». La razón por la que S.Pablo afirma que aquellos todavía no habían pecado es porque aún no habían nacido; lo cual ciertamente tiene valor respecto a todo hombre; luego las almas de los hombres no habían pecado anteriormente.

 

665. Se prueba por la tradición. Los SS. Padres unánimemente, y ciertamente con expresiones concisas, rechazan el preexistencianismo, el cual no solamente debe ser negado en cuanto al pecado de las almas preexistentes, sino también en cuanto a la preexistencia misma. Además los que se inclinaban hacia el traducianismo, por eso mismo se prueba que habían rechazado la preexistencia.

 

S.GREGORIO NACIANCENO (R 1004): Opinión absurda y ajena a la fe de la

Iglesia: «Temo que en alguno se deslice también el absurdo pensamiento de como si el alma hubiera estado en alguna ocasión en otra parte y después haya sido encerrada en este cuerpo, y según se hubiera comportado en el lugar anterior, unos reciban después la profecía y otros, que hubieran vivido perversamente, sean condenados... pensar esto es demasiado absurdo y ajeno a la fe de la Iglesia».

 

S.JERONIMO llama herejía a esta opinión. Habiendo sido acusado por Rufino de doctrina origeniana aprobada por él mismo, responde entre otras las siguientes: «a, se atreve alguno después de esta clase de opinión a acusarnos de la herejía de Orígenes?».

 

Esta opinión es una necia persuasión. «Pero es que acaso van a estar en el tesoro de Dios las almas creadas en otro tiempo, según algunos eclesiásticos confían ser así llevados de necia persuasión».

 

S.JUAN DAMASCENO: Orígenes deliró al tratar este tema. «Pues bien el cuerpo y el alma fueron creados conjuntamente, y no, como dijo delirando Orígenes, primeramente ésta y después aquél».

 

S.GREGORIO NICENO, intrépido defensor de esta sentencia (R 1058): El comienzo del cuerpo y del alma fue único. «Se planteaba la cuestión sobre, en el caso de que las almas hubieran preexistido a los cuerpos, cuando y como hubieran sido creadas...pues si se concediera que el alma vivía antes del cuerpo en cierta condición propia, es totalmente necesario que pensemos que son válidas aquellas opiniones absurdas de los que pretenden que las almas inhabitan en los cuerpos a causa del pecado... así pues sólo queda la conclusión de que hay que juzgar que es uno solo y el mismo el comienzo de la subsistencia del alma y del cuerpo».

 

«Toda la razón de estos mismos carece del fundamento y del fin que pretenden probar el que las almas, antes de vivir en la carne habitaban unas con otras, y habiéndose contaminado de vicios, fueron encerradas en los cuerpos... ahora bien puesto que el hombre es uno solo y el mismo el cual consta de cuerpo y de alma, decimos que hay que atribuirle un solo principio y por cierto común de existir, a fin de que no sea anterior a sí mismo en cuanto a una parte, y no sea en cuanto a la otra más joven y posterior a sí mismo».

 

S.CIRILO DE ALEJANDRIA: Opinión demasiado absurda y contraria a los dogmas de la Iglesia. «Los que dicen a las personas poco formadas estas bagatelas y ridículas fábulas en contra de los dogmas de la Iglesia tendrán que oír con todo derecho: iAy de los que profetizan guiados por su corazón y en realidad están totalmente ciegos!...». «Intentaremos probar cuanto esté de nuestra parte con los argumentos que van a continuación lo muy absurdo que es pensar que el alma existía antes del cuerpo y que fue enviada a los cuerpos terrenos a causa de sus pecados anteriores». (R 2105).

 

Aporta en favor de su tesis veinticuatro argumentos, los cuales atacan sobre todo y directamente al pecado en la vida preexistente, sin embargo indirectamente también van en contra de la preexistencia misma, según está claro por las siguientes palabras: «Así pues nos exige oportuna y justamente el que no pequemos en esta carne, puesto que solamente tenemos este tiempo de existir, el que traemos a este mundo, ya que no existió un tiempo anterior...».

 

666. Razón teológica. 1. En general en contra del preexistencianismo. El alma es naturalmente la forma del cuerpo; luego per se está esencialmente ordenada al cuerpo; por consiguiente sin la unión con este estaría en un estado menos perfecto; es así que no puede afirmarse sin razón seria el que Dios creó al alma desde el principio en un estado menos conveniente para ella; luego hay que juzgar que el alma no fue creada antes de su unión con el cuerpo.

 

Con estas palabras está de acuerdo la razón natural. El alma necesita naturalmente del sentido para conocer; por tanto, no podría sin cuerpo conocer naturalmente. Ahora bien el que el alma haya sido creada de este modo, no puede afirmarse sin razón seria; luego hay que juzgar que el alma no ha sido creada antes de su unión con el cuerpo.

 

El alma preexistente o bien ansiaría su unión con el cuerpo o bien no ansiaría ésta. En el primer caso ¿por qué sería apartada de la unión?. En el segundo caso, dicha unión sería forzada, y por consiguiente no se consideraría que estaba ordenada más que al castigo; luego a causa de algún pecado precedente. Por consiguiente el alma no pecad al cuerpo.

 

El alma preexistente debería estar unida al cuerpo o bien por voluntad ajena o bien por voluntad propia. En el primer caso, estaría en estado violento. En el segundo en virtud de qué ley supuesta con fundamento está concorde la voluntad del que engendra con la voluntad y el conocimiento del alma?.

 

El alma preexistente, considerada moralmente, o no obraría nada u obraría mal u obraría bien. En el primer caso, ¿por qué iba a preexistir? si obrara mal, el origenismo sería verdadero. Y si obrara bien, luego tuvo antes de la unión mérito que perdería por la unión con el cuerpo. Ahora bien jamás se ha oído en la Iglesia el que el alma haya hecho algo bueno o malo .antes de su unión con el cuerpo.

 

S.AGUSTIN: «No creas ni digas ni enseñes que el alma haya perdido algún mérito por su unión con la carne, como si hubiera tenido algún mérito bueno antes de dicha unión, si quieres ser católico. Pues el Apóstol dice que los no nacidos no han obrado nada ni bueno ni malo. Así pues ¿de dónde el alma ha podido tener antes de su unión con la carne un mérito bueno, siendo así que no había hecho nada bueno?. ¿O acaso osarás decir que el alma antes de su unión con la carne vivió honestamente, siendo así que ni siquiera puedes mostrar que el alma haya existido antes de dicha unión?... La Iglesia católica ha condenado ya estas opiniones, por las que se piensa que el alma antes de su unión con la carne tuvo... un mérito bueno, por si tal no lo conoces, habiendo sido acogidos entre los antiguos herejes incluso más recientemente entre los priscilianistas... En verdad creer que el alma ha tenido o un mérito bueno o una obra mala antes de su unión con la carne, va en contra de la doctrina católica».

 

667. 2. En concreto contra el Origenismo. La muerte no sería castigo del pecado sino liberación de la cárcel.

 

El alma infundida en el cuerpo como castigo debería acordarse de su pecado, a fin de hacer penitencia por él; es así que esto va contra la experiencia; luego el alma no pecó antes de su unión con el cuerpo.

 

668. Objeciones. 1. Unos hombres superan a otros en dones recibidos de Dios. Es así que esto no se explica adecuadamente sin admitir la diversidad de mérito en la preexistencia; luego se da la preexistencia.

 

Respuesta. Niego la menor. Esta diversidad de dones se explica adecuadamente en virtud de la sola voluntad libre de Dios.

 

2.    Los hombres que en la tierra no pecan, padecen, y ciertamente unos de forma más dolorosa que otros; es así que esto supone una previa obra mala; luego las almas preexisten.

Respuesta. Niego la menor. Las penas de los inocentes no suponen más que el pecado original o también el que Dios les da a éstos ocasiones de ejercer la virtud.

 

3.    El alma después de la muerte permanece separada del cuerpo; luego también antes de la unión con el cuerpo pudo estar así.

 

Respuesta. Distingo el consiguiente: El alma pudo existir antes de la unión con el cuerpo absolutamente, concedo el consiguiente; connaturalmente, niego el consiguiente.

 

Hay que juzgar que el alma, como forma del cuerpo que es, de suyo, esto es a no ser que haya algo en contrario, es colocada en su destino, y por consiguiente no se prueba la preexistencia, ahora bien después de la muerte se da una razón para la separación. En efecto dicha separación sigue a la muerte como pena del pecado, incluso sin el pecado previo, esta separación acaecería en alguna ocasión naturalmente (si no se diera ningún don preternatural), puesto que la muerte sería natural; el anhelo de la unión ya se ha cumplido antes de la muerte, en cuanto ha sido posible. Además el alma una vez ya separada o bien es castigada o bien es premiada sobrenaturalmente.

 

Articulo III
Acerca del momento de la infusion del alma en el cuerpo

 

669. Noción. Según lo dicho, el alma es creada cuando es infundida en el cuerpo, ahora bien es infundida según está claro cuando el cuerpo está próximamente preparado para ella; más ¿cuándo sucede esto?. El cuerpo como humano (al menos en cuanto a su destino), o sea más o menos próximamente dispuesto para el alma racional, empieza a existir a partir del momento de la concepción pasiva, esto es de la fecundación del óvulo femenino por el esperma masculino; lo cual podría absolutamente acontecer después de muchas horas a partir del momento de la concepción activa, o sea del acto de la procreación.

 

Por tanto se pregunta si la infusión del alma racional coincide con el momento de la concepción pasiva (animación inmediata), o más bien sigue a ésta, después de algún intervalo más menos largo de tiempo (animación mediata). Esta cuestión es de gran importancia moral y jurídica,v.gr. en orden a los fetos abortivos, más aún incluso para estimar con más claridad la misma naturaleza moral del aborto en cuanto pecado.

 

670. 1. Animación mediata. Muchos autores antiguos hasta los últimos siglos, exigen para la infusión del alma en el feto algún desarrollo ontogénico de éste; cuya duración no determinan de forma unánime.

 

De aquí que según Sto. Tomás (1 q.118 a.2) dijeron: a) Unos, que el alma no se infundía en el cuerpo antes del nacimiento de éste. Lo cual ciertamente lo condenó más tarde Inocencio IX (D 1185), b) Otros, atribuyendo al hombre tres almas, decían que en primer lugar éste tenía la vegetativa, después la sensitiva y por último la racional. Ahora bien esto va en contra de la unicidad del alma en el hombre. c) Otros (en parte poco más o menos como recientemente Rosmini, D 1910) decían que el hombre primeramente tenía el alma vegetativa la cual después por la virtualidad del semen pasa a ser sensitiva, y más tarde en virtud de la iluminación extrínseca de Dios, por fin llega a ser racional. Sin embargo esta opinión si se considera al pie de la letra es absurda entre otros motivos porque destruye la simplicidad del alma racional.

 

Por consiguiente rechazadas estas opiniones, que no pueden admitirse en católico, sostuvieron la animación mediata, si bien no explicada de un modo unánime:

 

a) De entre los antiguos: Unos, como Escoto, que ponen en el embrión muchas mutaciones, a las cuales respondan nuevas formas orgánicas (por consiguiente no almas inferiores), hasta que es puesta la forma de la corporeidad como próximamente dispositiva para el alma racional, la cual, si bien es infundida posteriormente en cuanto a la naturaleza, es infundida simultáneamente en cuanto al tiempo con aquella que es la última forma orgánica parcial, y por consiguiente en orden a un feto ya plenamente organizado.

 

Sin embargo la mayor parte de las veces, y en verdad más comúnmente hasta los últimos siglos, otros, como Sto. Tomás, dijeron que primero venía el alma vegetativa, por la cual el feto se perfecciona ulteriormente para recibir el alma sensitiva, hasta que aquél, una vez que viene el alma sensitiva, y habiéndose al mismo tiempo corrompido la vegetativa, se dispone próximamente en orden al alma racional, la cual por fin es infundida, habiéndose corrompido la sensitiva. Esta opinión fue en algún tiempo muy común.

 

b) Y de entre los autores modernos Liberatore, Pignataro, Mercier, y últimamente Lanza, Boyer, Hering, Hudeczek,mientras que Daffara no toma una postura definida.

 

671. 2. Animación inmediata. a) Sostuvieron ésta al menos implícitamente los Padres que se adhirieron al traducianismo; y expresamente, aunque tal vez no todos en general, al menos Tertuliano, S.Gregorio Niceno, S.Máximo y (por lo menos probablemente) S.Agustín.

 

b) Modernamente defienden ésta los autores en común.

 

Y esta sentencia, la cual puede decirse que es mucho más probable y tal vez moralmente cierta, se prueba con múltiples argumentos.

 

Por la concepción de Jesucristo. El Verbo tomó el alma y el cuerpo en el primer instante de la concepción de éste. Ahora bien se diría sin motivo serio que se trataba de una excepción puesto que «el cuerpo de Jesucristo que obraba a causa de su infinito poder, estuvo perfectamente dispuesto en el instante ...» (34 q. 33 a.2); ya que, si es así, también su nacimiento se hubiera anticipado (a no ser que se diga que se multiplicaron sin motivo los milagros), y sin embargo la Iglesia conmemora con día festivo el nacimiento, precisamente a los nueve meses de la Anunciación.

 

Por la Inmaculada Concepción de María. Pío IX (D 1641): «...Definimos que la doctrina, que sostiene que la muy Bienaventurada Virgen María en el primer instante de su concepción fue preservada inmune de toda mancha de pecado original, es doctrina revelada por Dios...». Ahora bien el pecado radica en el alma. Luego sáquese la consecuencia.

 

Y si se dice que este texto puede tomarse, no necesariamente respecto a la concepción de la carne, sino respecto a la concepción del hombre, esto es respecto a una concepción adecuada o animación, sin embargo la Iglesia ha entendido esto de tal manera, que decidió que se celebrara dicha fiesta precisamente el mes noveno anterior a la Natividad de la Santísima Virgen María.

 

Por el bautismo de los fetos. La Iglesia ordena: «Se ha de procurar que todos los fetos abortivos, cualquiera sea el tiempo que tengan, si ciertamente viven, se les bautice absolutamente; y en caso de duda se les bautice bajo condición». (CIC 747).

 

El bautismo no puede administrarse más que condicionadamente, si hay duda prudente acerca de su validez; y esta duda se da, si no consta que el feto es hombre. Sin embargo la Iglesia ordena el bautismo absoluto del feto «de cualquier tiempo que sea» y solamente con esta única condición: que viva con certeza; y no con la condición de si ciertamente está animado con alma racional.

 

Al pie de este can. se cita como fuente del mismo el siguiente decreto del Santo Oficio (a. 1713): «Sobre el Bautismo del feto abortivo: Si se da un fundamento razonable para dudar acerca de si ese feto está animado por el alma racional, en ese caso puede y debe ser bautizado bajo condición; si por el contrario no se da un fundamento razonable, de ningún modo puede ser bautizado». Luego se admite que puede darse la duda acerca de la presencia del alma racional en el feto, bien una duda fundada (sería v.gr. si el feto viviera y mostrara forma humana) o bien una duda infundada (como sería v. gr. si el feto no diera señales de vida).

 

Ahora bien el can. aducido no hace mención del alma racional,. y menciona no la duda, sino la certeza (en cuanto a la sola presencia de la vida), y obliga a bautizar absolutamente. Luego hay que juzgar que da por supuesta la presencia del alma racional en todo feto vivo.

 

Por ello, sin que se diga que la animación inmediata se declara en el can. doctrinalmente como cierta (y de hecho incluso ahora no todos lo admiten), parece que nuestra interpretación debe ser preferida y que en verdad es moralmente cierta en la praxis (en la práctica).

 

Parecería que la interpretación (que propone Vermeersch), en virtud de la cual las palabras «si ciertamente viven», equivalen a las palabras «si ciertamente viven con alma racional», de ningún modo puede admitirse; sobre todo siendo así que nunca se puede experimentalmente llegar a conocer la presencia del alma racional en el feto, mientras que se percibe sin dificultad la vida de éste.

 

Por la filosofía. Hoy es científicamente cierto que el embrión vive desde el principio de su concepción pasiva. Una vez admitido esto, no hay que multiplicar los seres sin necesidad. Ahora bien no hay ninguna necesidad para establecer una sucesión de almas en el feto, puesto que el alma racional es en el hombre el principio vegetativo y sensitivo y racional.

El embrión desde el principio es humano, al menos en cuanto que teleológicamente se desarrolla ontogénicamente en orden a un cuerpo humano. Luego esto supone una forma substancial específicamente distinta de la forma de cualquier otro viviente. Ahora bien la única forma específicamente humana de cuya existencia consta con certeza es el alma racional. Luego hay que juzgar que ésta se da desde el principio en el embrión, mientras que no se muestre que esto implica claramente contradicción.

 

APENDICE
Acerca del hombre imagen de Dios

 

672. Nociones. El efecto por su propia naturaleza hace referencia de algún modo a su causa; luego todas las creaturas hacen referencia igualmente a Dios su Creador,según se ha dicho anteriormente (nn.213-221). Ahora bien puesto que esta representación es más o menos perfecta según la perfección con la que es producida ¿puede en alguna ocasión ser tal que se diga con todo derecho que es imagen de Dios? Y puesto que, según el modo humano de hablar, para la razón de imagen no es suficiente cualquier representación v.gr. la que se da en la huella del pie, sino que se requiere una representación que sea de algún modo según la forma propia de lo representado, está claro que la razón de imagen de Dios no se da en las creaturas irracionales. ¿Mas se da ésta en el hombre? La respuesta depende del concepto de imagen comúnmente vigente entre los hombres.

 

IMAGEN es la semejanza expresada de otro en cuanto a la especie o al individuo. Por consiguiente es: Una semejanza; derivada del arquetipo, esto es hecha según la imitación de aquel mismo, que por ello se dice que es el ejemplar (1 q.93.a.1); en cuanto a la especie o el individuo, esto es, con otras palabras,en la naturaleza específica o cuasi específica o en un accidente propio de la especie (no común) v.gr. en la figura (1 q.35 a.l).

 

La imagen es perfecta si se da en el plan de la igualdad, esto es si refiere todo lo de aquél del cual es, según aquello en lo que es imagen, y al mismo tiempo existe en virtud de la producción, esto es de la acción formalmente asimiladora.

 

Luego respecto de Dios, solamente el Hijo es imagen perfecta del Padre, en el cual no hay nada formal o virtualmente, que no reproduzca el Verbo en el plano de la igualdad, y en verdad recibido del Padre por generación (esto es mediante acción asimiladora por su propia naturaleza), por consiguiente de tal modo que, manteniéndose ambos requisitos, sé dice que el Hijo es por antonomasia la imagen del Padre (Col 1,15; Hebr 1,3; Sto. Tomás 1 q.35. a.2), y no según la imagen (1 q. 93 a.l). Ahora bien faltando un requisito de los dos, esto es la procesión asimiladora, el Espíritu Santo, igual al Padre y al Hijo en cuanto a la divinidad, no se dice que sea imagen de Dios como el Hijo.

 

Según esto está claro que el hombre, al faltar los dos requisitos, no puede ser imagen perfecta de Dios. Por otra parte, puesto que Dios tampoco está dentro de alguna especie, y no tiene ningún accidente, el hombre no puede ser imagen de Dios en la naturaleza específica o en accidente alguno.

 

Sin embargo el hombre puede ser semejante a Dios en la naturaleza cuasi-específi­ca, esto es en aquella nota que nosotros concebimos que es como la última diferencia del ser, y la cual ciertamente es suficiente para la razón de imagen: en la intelectualidad (esto es en la naturaleza racional o intelectivo-volitiva), ya que no hay nada por lo que pueda formarse el concepto de Dios, de forma más distinta y más perfecta que mediante dicha meta. De donde el hombre, en cuanto que es semejante a Dios en cuanto a la intelectualidad, se dice con toda razón que es semejante a Dios (1 q.43 a.7; q.93 a.6).

 

Ahora bien se concibe que se da en el hombre una imagen de Dios: a) Natural, esto es en aquello que le compete a la naturaleza de él mismo en cuanto tal. Aquí se trata solamente de ésta. Y puesto que nada hay más propio en Dios que la intelectualidad, cualquier otra imagen de Dios, que tal vez pueda concebirse en el hombre solamente puede mantenerse en la intelectualidad que se da por supuesta.

 

b) Sobrenatural, esto es en la perfección añadida gratuitamente a la naturaleza del hombre y que supera a ésta constitutiva, consecutiva y exigitivamente. Esta se da formalmente, si bien cuasi inicialmente, mediante la gracia en el hombre justo que se encuentra en estado de vía, y de forma consumada mediante la gloria en el bienaventurado. Ahora bien ésta supone la imagen natural, a la cual se agrega como perfección a modo de accidental de ella, a pesar de ser de un orden superior. De ésta no tratamos ahora.

 

Por otra parte, ambas, aunque no consistan formalmente en los actos de la vida intelectual, los cuales son por su propia naturaleza transeúntes, mientras que la imagen es algo permanente, sin embargo mediante estos actos se ponen de manifiesto y resplandecen y alcanzan la perfección.

 

Sin embargo además, si el hombre en cuanto racional se dice que es imagen de Dios, es menester que se halle la razón de esto en todas las propiedades que se siguen naturalmente de la naturaleza intelectual, v.gr. en la libertad, en la espiritualidad, en la inmortalidad, en el dominio sobre los seres irracionales, y guardada la debida proporción según lo que hemos dicho, en todos los actos racionales.Pues el hombre tiene todo esto porque es y en la medida que es racional por naturaleza.

 

Ahora bien, la razón de imagen de Dios, si se considera esto adecuadamente, contribuye muchísimo a poner de relieve la dignidad humana; y por tanto proclama simultáneamente tanto el amor de Dios para con el hombre, al cual le ha dotado benévolamente de ella, y le ha elevado en virtud de ella, como el deber del hombre de llevar una vida cual exige el hecho de ser imagen de Dios. De aquí que no tiene nada de extraño el que la tradición cristiana se haya complacido tanto con la idea de la imagen de Dios (sin que no obstante tal vez haya siempre distinguido suficientemente la imagen natural de la sobrenatural), como se ve por las palabras de los Padres que unánimemente la hacen resaltar, si bien los teólogos como Sto. Tomás, S.Buenaventura, la estudiaron con más empeño.

 

673. Por consiguiente el hombre es imagen de Dios. Gen 1,26-28: Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, y mande en los peces del mar y en las aves de los cielos... creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó. Y bendíjolos Dios y díjoles Dios...: Henchid la tierra y sometedla...

 

Ahora bien ¿ qué quiere decir esto?. Los Padres no raras veces consideran el vocablo "imagen" en el sentido de la naturaleza y el vocablo "semejanza" respecto a lo sobrenatural. Sin embargo esto no parece que esté definitivamente resuelto; pues: a) Los términos de suyo no exigen esto. b) El texto parece que atribuye esta semejanza al hombre en cuanto hombre, o sea a "Adán" el cual es a manera de persona corporativa de todos los hombres. De hecho se obtiene ésta por la generación (Gen 5,1-3). c) Y se mantiene después del pecado original (9,6).

 

Por tanto la idea de imagen indica más bien alguna relación permanente respecto a Dios en el ser mismo del hombre.Pero no en la diferencia sexual, esto es la relación mutua del varón y la mujer, como dijo sin fundamento alguno Barth, y por cierto solamente él.

 

Muchos autores independientes pusieron dicha imagen en el ser físico, corporal, externo del hombre, como la estatura o la figura recta. En verdad el vocablo Hebreo "selem" indica ordinariamente imagen física o material, y el vocablo "demut" significa semejanza abstracta o concreta como aquí. Ahora bien esta concepción sería un antropomorfismo demasiado extrañó, más aún absurdo respecto a Dios considerado como hombre. Sin embargo los mismos defensores de esta opinión no excluyen el sentido espiritual, a no ser que digan más bien que esta fórmula corporal se usa según la mente semita para expresar una semejanza espiritual.

 

Se diría mejor que esta fórmula se refiere al hombre en su totalidad (5,3) si bien en cuanto que el hijo se asemeja al padre principalmente por su naturaleza racional o carácter humano. Y si en alguna ocasión tal vez los primeros autores del A.Testamento presentan a Dios como corpóreo, sin embargo estos autores siempre tuvieron más clara la noción incorpórea de Dios.

 

De aquí que según la opinión común la razón de imagen de Dios se da en la racionalidad o índole intelectivo-volitiva del hombre. Y en verdad esto es propio de la naturaleza divina: la racionalidad. Por ello, aunque el dominio del hombre sobre el mundo (1, 28) no sea elemento esencial a la imagen, como pretenden algunos, sin embargo es una secuela y señal de ésta. Así mismo la facultad de procrear en cuanto humana, esto es en cuando que realiza nuevas imágenes de Dios (1,27s; 5,1-3; Lc 3,38), completa esta razón de imagen.

 

Esta imagen parece que queda ensalzada «por la gloria y el esplendor» con los que Dios ha coronado al hombre haciéndole «poco menor que los ángeles» y constituyéndolo «señor de las obras de Dios» y sometiendo «todas las cosas...bajo sus pies» en el cielo y en la tierra (Sal 8,5-9), esto es otorgándole el dominio de todas las cosas.

 

Esta razón de imagen, al ponerse de relieve en cuanto a todo lo anterior, esto es en cuanto a la plena racionalidad y por lo que se refiere al amplio dominio que se sigue de ella, queda aclarada con el profundo sentido moral y religioso del texto Ecl 17,1-14: El Señor creó al hombre ...a su imagen...de una fuerza como la suya le revistió... y diole también poder sobre las cosas de la tierra... les formó lengua, ojos, oídos, y un corazón para pensar. De saber e inteligencia los llenó. Les enseñó el bien y el mal. Puso su ojo en sus corazones, para mostrarles la grandeza de sus obras, por eso su santo nombre alabarán, contando la grandeza de sus obras. Aún les añadió el saber, las leyes de vida dioles en herencia. Alianza eterna estableció con ellos, y sus juicios les enseñó. Los ojos de ellos vieron la grandeza de su gloria, la gloria de su voz oyeron sus oídos. Y les dijo: «Guardaos de toda iniquidad», y a cada cual le dio órdenes respecto de su prójimo...

 

Esta razón de imagen incluye la inmortalidad, o sea la participación de la eternidad de Dios (Sab 2,23) la cual según el contexto es la inmortalidad bienaventurada con la que serán galardonados los justos (2,22; 3,1-4) y de la que verán privados los impíos (2,24).

 

Además esta imagen no es meramente estática, sino dinámica, en cuanto que el hombre: a) Hace a modo de las veces de Dios en su dominio sobre las creaturas (9,2), de tal manera que con su esfuerzo lleve a término cada vez más este dominio. b) Sea llamado a imitar a su santo modelo mediante actos morales y religiosos (Ecl 17,1-14).

 

Esta es la dignidad excelsa de la que entre las creaturas solamente goza el hombre (Gen 1,26s; 9,6), y por la que es elevado por encima de las cosas, que fueron creadas cada una «según su especie» (1,lls. 21. 24s). Sin embargo no es imagen perfecta de Dios, como queda indicado por el texto mismo (1,26s) en el cual, según se admite hoy comúnmente, imagen y semejanza se diferencian de tal manera y se completan mutuamente de tal modo, que aunque sean vocablos sinónimos, ésta suaviza y disminuye el sentido de aquélla, la cual por tanto indica imagen no perfecta, esto es a manera de imagen (1 q.93 a.l). Además esta imperfección aparece por el hecho de que el hombre está sujeto a la voluntad y a los preceptos y al gobierno de Dios (Gen 1-2) y también al trabajo y por su parte la mujer está sujeta a Dios y al marido y a los sufrimientos que llevan consigo los hijos.

 

S.Agustín (R 1806): «Te diferencias del animal en el entendimiento; no te ufanes de otra cosa. ¿Presumes de tus fuerzas? Serás vencido por las bestias. ¿Presumes de velocidad? las moscas son más veloces que tú. ¿Presumes de belleza?.Cuánto más belleza hay en las plumas de un pavo real. ¿Así pues, de dónde te viene el ser tú mejor? De ser imagen de Dios. ¿Y dónde se muestra que eres imagen de Dios? En la mente, en el entendimiento».

 

Según lo dicho anteriormente, el hombre es semejante a Dios en la naturaleza cuasi específica, esto es en la última diferencia del ser, o sea según la naturaleza intelectual (1 q.93 a.6). Ahora bien, esto según está claro, es muy suficiente para la razón de imagen; luego sáquese la consecuencia.

 

Puede también añadirse según lo dicho, el dominio, si bien, conforme creemos, como secuela y signo de la imagen, más que como constitutivo de ésta. Así mismo la facultad de procrear al hombre en cuanto hombre. También la participación de la eternidad de Dios por la inmortalidad. Y en verdad todo esto en un sentido no meramente estático, sino también dinámico o perfectivo. Además los escolásticos añadieron juntamente con S.Agustín la semejanza en virtud de la eficiencia, en cuanto que todo agente obra lo semejante a él, lo cual sin duda conviene sobre todo y en primer término a la causa primera y universal.

 

Luego tanto el varón como la mujer son imagen de Dios en la intelectualidad. De aquí que, si bien según S.Pablo (1 Cor 11,7) el varón... es imagen y gloria de Dios, más la mujer es gloria del varón, con estas palabras no queda excluida la imagen de Dios en la mujer «sino que en cuanto a algo secundario la imagen de Dios se halla en la varón en el sentido de que Dios es el principio y el fin de toda la creatura» (1 q.93. a.4; Cf 1 Cor 11,12).

 

Luego las imágenes imperfectas de Dios pueden multiplicarse indefinidamente ya que ninguna creatura puede asemejarse a Dios en un plano de igualdad (1 q.47. a.l a 2).

 

Por consiguiente cuanto más perfecta es la naturaleza intelectual, más perfecta es en ella la gracia de Dios v.gr. en el varón, en el ángel... sin embargo nada impide el que ésta sea más perfecta en el hombre que en el ángel en cuanto a alguna razón que concierne de modo secundario a la razón de imagen, v.gr. en el dominio del universo a manera de haciendo las veces de Dios; así mismo en cuanto que en el hombre dicha imagen se muestra cuasi de forma sensible del mismo modo que Dios en las creaturas.

 

Así pues el cuerpo humano, no ciertamente en cuanto separado del alma racional, sino en cuanto animado por ella, puede decirse que es formalmente, si bien de modo secundario, imagen de Dios, en cuanto que con su postura, con sus gestos, con su forma de hablar, con sus costumbres externas manifiesta su vida racional, por tanto de tal modo que se dice "simpliciter" el hombre en su totalidad es imagen de Dios.

 

674. El hombre es imagen de la Santísima Trinidad. Puesto que el hombre es imagen de Dios, el cual es Trino, ¿es también imagen de la Trinidad?. No ciertamente tal imagen, por la que podamos llegar con las solas fuerzas de la naturaleza a probar la Santísima Trinidad; pues la Trinidad es un misterio estrictamente tal (esto es cuya intrínseca posibilidad ni siquiera después de ser revelado este misterio podemos conocer naturalmente). Sin embargo, puesto que ha creado al hombre Dios que es Trino, tal vez dejó impreso en su efecto algún signo de este misterio, en virtud del cual, después de conocer por la fe la existencia de la Santísima Trinidad y la razón por la que se da en Dios esta misma, podemos afirmar que el hombre es de alguna manera representativamente proporcionado a Dios en cuanto Trino.

 

Así como en Dios por el entendimiento del Padre, procede el Hijo en cuanto Verbo, esto es como término de la operación del entendimiento del Padre, y por la voluntad del Padre y del Hijo procede el Espíritu Santo, como término del amor entre el Padre y el Hijo, así en el hombre por la operación del entendimiento que conoce procede la palabra de la mente o término inmanente de la acción de entender, y por la operación de la voluntad procede el amor, como término inmanente de esta producción. Luego en el hombre se da alguna clase de representación de la naturaleza divina que obra inmanentemente, o sea alguna imagen de la Trinidad.

 

De aquí que S.Agustín, el cual puso de relieve esta doctrina de la imagen de la Santísima Trinidad en el hombre de tal manera, que en dicha imagen situó la esencia de la parte humana superior, o sea de la mente, e hizo esta doctrina a manera de orientada a la médula de su concepción acerca del hombre, ve a imagen de la Santísima Trinidad en la relación interna de la mente, de la idea, del amor, y sin duda con más claridad en la actividad mutua de la memoria, del entendimien­to, de la voluntad en una sola alma.

 

Según el mismo S.Agustín el hombre no ha sido creado a imagen solamente del Hijo sino de toda la Trinidad: «En efecto Dios dijo hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza (Gen 1,26s). Nuestra, ciertamente, por ser número plural, no se diría de un modo adecuado si el hombre fuera creado a imagen de una sola persona, bien fuera a imagen del Padre o del Hijo o del Espíritu Santo; pero puesto que era creado a imagen de la Santísima Trinidad por eso se dice en la sagrada Escritura a nuestra imagen».

 

Esta imagen se da en la mente, en la acción de entender, en el amor: «He aquí por tanto que la mente se acuerda de sí misma, se entiende a sí misma, se ama a sí misma; si tenemos en cuenta esto reconocemos la Trinidad: aún no ciertamente a Dios pero sí ya a la imagen de Dios». S.AMBROSIO dice: Esta imagen se da en una sola alma en cuanto memoria, entendimiento, voluntad: «Así como Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y sin embargo no son tres dioses sino un solo Dios que tiene tres personas, así también el alma es entendimiento y voluntad y memoria; y sin embargo no son tres almas en un solo cuerpo, sino una sola alma que tiene tres dignidades; y en estas tres nuestro hombre interior realiza en su naturaleza la imagen de la Santísima Trinidad».

 

Sto. Tomás: «Así pues hay que decir de este modo que en el hombre se da la imagen de Dios en cuanto a la naturaleza divina y en cuanto a la Trinidad de Personas, pues también existe una sola naturaleza en Dios mismo en tres Personas» (1 q.93 a.5). «Puesto que se distingue del que habla la Trinidad increada según la procesión de la palabra,y según la procesión del amor se distingue de ambos... en la creatura racional, en la cual se encuentra la procesión de la palabra según el entendimiento y la procesión del amor según la voluntad, puede decirse imagen de la Trinidad increada por cierta representación de la manifestáción exterior.(1 q.93 a.6).

 

Dicha imagen se da sobre todo según los actos de la acción de entender y del amor: «Y por ello en primer término y principalmente se hace referencia a la imagen de la Trinidad en la mente según los actos: a saber en cuanto que por la idea que tenemos, al pensar, formamos interiormente la palabra, y en virtud de ésta desembocamos en el amor».

 

Por el conocimiento de todo esto (por tanto mediata e indirectamente) se llega hasta Dios: «Y así la imagen (de Dios) es considerada en el alma, en cuanto que se dirige, o ha nacido para dirigirse a Dios. Ahora bien se dirige la mente hacia algo de un doble modo. De un modo directa e inmediatamente: De otro modo indirecta y mediatamente: Así como cuando alguien al ver la imagen de un hombre en un espejo se dice que se siente proyectado al hombre mismo. Y por ello S. Agustín dice... que la mente se acuerda de sí misma, se entiende a sí misma y se ama a sí misma. Si tenemos esto en cuenta reconocemos la Trinidad, aún no ciertamente a Dios, pero sí ya a la imagen de Dios».


 


[1] S.ToMAs,1 q.118.a.2, el cual hay que juzgar que hablaba en sentido propio, puesto que tenía esto como ya declarado por la Iglesia (cf. n.646).

[2] Así también BOYER, n.140, dice: («el magisterio ordinario de la Iglesia, enseña esto y es al menos teológicamente cierto por el mutuo acuerdo de los teólogos»); Huarte, n.185, dice: «Es al menos teológicamente cierto... o incluso de fe, porque esta verdad está contenida, como revelada, en el magisterio de la Iglesia, aunque no se dé ningún documento que defina explícitamente esto como revelado».