CAPITULO III
DE LA UNION DEL ALMA Y EL CUERPO


Articulo I
Acerca de la unión en una sola naturaleza

 

TESIS 24. En el hombre el alma y el cuerpo se unen en una sola naturaleza.

 

599. Nexo. Consta por lo ya probado que el hombre se compone de cuerpo y de alma, ahora bien ¿qué se lleva a efecto con esta unión: una mera conjunción extrínseca de dos substancias o un nuevo ser substancial distinto tanto del alma como del cuerpo y también de la simple suma de ambos? Y si se realiza un nuevo ser substancial, se pregunta además, cual es el modo de la unión entre ambos elementos. En el caso de que se pruebe que esta unión es como a base de materia y de forma, fácilmente se desprende con claridad que de estos dos elementos ha surgido un nuevo ser substancial; sin embargo en atención a la claridad estudiaremos esto último en primer término y con más brevedad para pasar a tratar de este modo de unión en la tesis siguiente.

 

600. Nociones. EN EL HOMBRE. Esto es en el compuesto que surge de la unión del cuerpo y de una sola alma racional.

 

EL ALMA, esto es el primer principio de vida vegetativa y sensitiva y racional en el hombre, principio en verdad distinto del cuerpo.

 

EL CUERPO es la parte material del hombre (bien sea la materia prima sin ninguna forma al menos substancial, bien se considere como una substancia completa, bien al menos como la materia prima con la forma de corporeidad, puesto que todavía no tratamos aquí acerca de esta cuestión

 

SE UNEN, esto es vienen a ser una sola unidad, esto es una realidad indivisa en sí misma (y separada de cualquier otra «realidad» y en realidad «per se» esto es en su ser substancial (como quedará claro por la noción de naturaleza); ahora bien de tal manera que esta unión sea, como está claro, unión de composición, esto es una unión propia entre los seres compuestos en acto si bien en las partes de ellos que son seres divisibles, y no una unión de simplicidad, esto es propia de los seres simples y por tanto indivisibles.

 

601. LA NATURALEZA es el principio «quod» primero (esto es radical y remoto) de obrar y de padecer o soportar.

 

Así pues se distingue del supuesto, esto es del principio quod; y de la potencia o facultad, o sea del principio quod próximo de acción o de pasión.

 

La naturaleza es un ser substancial. a) Simple o compuesto que surge bien de substancias incompletas unidas en unas sóla substancia completa, bien (si esto es posible de lo cual no obstante todavía no tratamos) de substancias completas en la razón de substancia e incompletas en la razón de naturaleza en orden a obrar de este modo y no de otro. b) Uno solo en cuanto principio, y por consiguiente del cual resulta una sola acción, por tanto no simplemente en cuanto hace referencia a un sólo efecto común (2 CG 57). c) Específicamente diverso en la razón de substancia de otros seres, al menos en cuanto que es principio primero de obrar y padecer o soportar.[1]

 

Por consiguiente, según todo esto, del cuerpo y del alma resulta una sola naturaleza, esto es un sólo ser substancial, constituído en la especie de viviente y ciertamente humano, el cual de tal manera es el principio de obrar, que se requieren estos dos elementos, v.gr. para sentir, más aún incluso para entender mediante las especies extraídas de las cosas sensibles. Esta noción técnica de naturaleza humana, no expresada ciertamente con estas palabras en las fuentes de la revelación, sin embargo concuerda fácilmente con la noción de naturaleza humana de estas fuentes, como si ésta fuera un conjunto tan íntimo y armónico del cuerpo y del alma, en virtud del cual existiera el ser vivo racional y la fuente de las acciones que no provienen ni solamente del cuerpo ni solamente del alma, o sea el hombre.[2]

 

602. Adversarios. 1) Paralelismos psico-físicos: en el hombre la realidad tanto psíquica como física son dos series paralelas de actos sin ningún influjo entre ellas, a no ser dentro de la misma serie, y que se desarrollan tan armónicamente que con toda certeza siempre responde un proceso psíquico determinado a un proceso orgánico determinado, y al revés.

Es: a) Dualístico, si las dos series son igualmente reales, pero independientes (tiene pocos defensores). b) Monistico-realista, si ambas series son el modo como se muestra una sola y misma realidad (FECHNER, JODL, etc). c) Monistico-materia­lista, si en realidad no es más que una sola serie física, de la cual la otra es un epifenómeno (TiTCHENER, BLEULER, etc). d) Monístico-idealista, si en realidad no es más que una sola serie psíquica, de la que la otra es epifenómeno (SCHOPEN­HAUER, EBBINGHAUS, WUNDT, etc).

 

2) Interaccionismo. a) PLATON: el alma es una forma que asiste y que usa del cuerpo, como el motor usa de algo movible. b) tal vez DESCARTES piensa de modo semejante (si bien no habla ni con claridad ni de manera uniforme) que el alma está unida al cuerpo de tal manera., que el alma piensa sin ninguna intervención del cuerpo, y que ejerce el cuerpo sus funciones sin influjo directo del alma, sino solamente en virtud de los alientos vitales. Sin embargo esta unión, que parece que es meramente accidental, es según Descartes substancial,. en cuanto que el alma de este modo es la forma substancial del cuerpo, la cual de algún modo siente los dolores de éste como suyos por una cierta a manera de confusión del alma y del cuerpo en el sentir.

 

No va en contra de la doctrina católica cualquier influjo físico entre el cuerpo y el alma, v.gr. si este influjo se considera respecto a la causalidad mutua entre el cuerpo como causa material y el alma como causa formal, cual lo presentan los escolásticos, o bien entre los fenómenos fisiológicos y psicológicos y por consiguiente entre el cuerpo y el alma (De ver. q.26 a.10)), sino el influjo que pone la unión misma del alma y del cuerpo simplemente en la mutua causalidad eficiente de éstos.

 

603. 3) El ocasionalismo estricto es una opinión según la cual solamente Dios es la causa eficiente, que realiza todas las cosas, mientras que las creaturas son causas meramente ocasionales, en cuanto que puestas en unas circunstancias determinadas dan ocasión a que Dios realice el efecto sin demora alguna: puesto que el alma y el cuerpo son dos substancias sin ningún influjo mutuo, Dios (que actúa El solo mediante todas las causas) con ocasión de las ideas realiza los movimientos corpóreos que están de acuerdo con ellas y viceversa. Así opina MALEBRANCHE; y algunos cartesianos de la primera época.

 

4) Armonía preestablecida: los movimientos corpóreos y los movimientos del alma son entre sí causalmente independientes, reinando sin embargo entre ambas series una perfecta armonía, puesto que Dios ha hecho el alma y el cuerpo de tal manera que responden los pensamientos de aquella a los movimientos de éste, y viceversa, conociendo de antemano esta mutua armonía entre los dos. Así opina LEIBNIZ.

 

604. 5) GÜNTHER y los güntherianos (BALTZER, KNOODT, etc.): el hombre consta de espíritu y cuerpo animado sensitivamente, sin que aquél vivifique y conglutine a éste; así pues estos dos son principios esencialmente diversos de vida (dotada incluso de consciencia tanto espiritual como sensitiva) esencialmente diversa, los cuales se unen real y substancialmente al mezclarse entre sí, si bien dinámico-orgá­nicamente, en cuanto que unen mutuamente sus fuerzas y mezclan sus consciencias; sin que no obstante esta unión se llame substancial, sino formal. Por consiguiente según está claro, después de la unión permanecen como dos naturalezas completas.

 

6) ROSMINI: El alma se une al cuerpo como sensitiva, en cuanto que percibe con el sentido a éste, y como intelectiva, en cuanto que conoce dicha percepción sensitiva, esto es aquel sentido fundamental (según lo llama Rosmini) y mediante él el cuerpo. Luego el alma cono sensitiva siente su cuerpo, y como intelectiva lo conoce. De este modo el cuerpo es el término sensitivo-cognoscitivo del alma humana. Así pues en dicha percepción intelectiva, inmanente continua de aquel sentido fundamental consiste el nexo del alma y del cuerpo.

 

Si esta fórmula tan obscura se considerara al pie de la letra, esta unión del alma y del cuerpo parecería objetivamente (prescindiendo del pensamiento de Rosmini) que es meramente intencional.

 

605. Doctrina de la Iglesia. C. de Calcedonia (D 148): «Enseñamos que ha de confesarse a uno solo y el mismo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, el mismo perfecto en la divinidad, y el mismo perfecto en la humanidad, Dios verdaderamente, y El mismo verdaderamente hombre de alma racional y de cuerpo , consubstancial con el Padre en cuanto a la divinidad, y el mismo consubstancial con nosotros en cuanto a la humanidad.... engendrado... de María Virgen... en cuanto a la humani­dad; que se ha de reconocer a uno solo y el mismo Cristo Hijo... en dos naturale­zas, sin confusión..., en modo alguno borrada la diferencia de naturalezas por causa de la unión, sino conservando más bien, cada naturaleza su propiedad...».

 

C. IV de Letrán (D 428): «Firmemente creemos...: que El (Dios)... creó de la nada a una y otra creatura..., es decir, la angélica y la mundana, y después la humana, como común, compuesta de espíritu y de cuerpo.... Y finalmente Jesucristo Unigénito Hijo de Dios, encarnado por obra común de toda la Trinidad … hecho verdadero hombre, compuesto de alma racional y carne humana, una sola persona en dos naturalezas». (cf. C. Vaticano 1, D 1783).

 

«El, que según la divinidad es inmortal e impasible, El mismo se hizo, según la humanidad, pasible y mortal; El también sufrió y murió... descendió..., resucitó en la carne y subió... ha de venir... ha de juzgar...». (D 429).

 

C. de Viena (D 480): «...Confesamos... que el Unigénito Hijo de Dios... asumió... para la unidad de su hipóstasis o persona, las partes de nuestra naturaleza juntamente unidas, por las que, siendo en sí mismo verdadero Dios se hiciera verdadero hombre, es decir, el cuerpo humano pasible y el alma intelectual o racional... y en esta naturaleza asumida, el mismo Verbo de Dios... quiso ser clavado en la Cruz y morir en ella...».

 

Símbolo Atanasiano (D 40): «... Nuestro Señor Jesucristo... es Dios y hombre... Per­fecto Dios, perfecto hombre, subsistente de alma racional y de carne humana, igual al Padre según la divinidad, menor que el Padre según la humanidad. Más aun cuanto sea Dios y hombre..., es un solo Cristo..., por la asunción de la humanidad en Dios, uno absolutamente, no por confusión de la substancia, sino por la unidad de la persona. Porque a la manera que el alma racional y la carne es un solo hombre, así Dios y el hombre son un solo Cristo. El cual padeció... descendió... resucitó... subió a los cielos...».

 

Así pues con estos documentos, directamente: a) Se establece que Cristo es verdadero hombre, y en verdad en cuanto que consta de alma racional y de cuerpo, o sea perfecto en la humanidad esto es (de forma equivalente si bien implícitamente en la naturaleza humana. b) Se atribuyen a Cristo en cuanto a su humanidad ciertas acciones y sufrimientos; ahora bien tanto unas como otros son tales que no pueden salir ni de la sola alma ni del solo cuerpo. Luego es propuesta la naturaleza humana bien explícitamente bien al menos implícitamente, como un ser substancial indiviso en sí (prácticamen­te como, guardada la debida proporción la naturaleza divina), el cual es el principio de obrar y de padecer o soportar. - Además hay que juzgar que naturaleza humana significa en la tradición cristiana, y sobre todo en tiempos del escolasticismo al menos lo que nosotros hemos indicado.

Pio xi (D 2212): «Tampoco .... ha de perderse jamás de vista que el sujeto de la educación cristiana es el hombre todo entero, es decir el hombre que se compone de una sola naturaleza por medio del espíritu y del cuerpo...».

 

606. Valor dogmático. De fe divina y católica (al menos implícitamente) definida (D 148, 429, 480).

 

607. Se prueba por la sagrada Escritura. Puesto que el semita no considera directamente en el hombre como constitutivos diversos el cuerpo y el alma, sino más bien al hombre mismo como algo único concreto total sí, parece por ello mismo que consideran al hombre con más claridad que los aristotélicos, si no en cuanto a la noción de naturaleza, ciertamente en cuanto a la realidad como una sola naturaleza.

 

1.    Indirectamente. Se atribuye igualmente a un solo y mismo principio: a) el alma y el cuerpo y en verdad íntimamente unidos entre sí. Job 14,22: Tan sólo por él sufre su carne, sólo por él se lamenta su alma. Ecl 2,3; Is 10,18. b) Las acciones el alma y del cuerpo, las cuales por otra parte no pueden proceder al menos solamente del cuerpo. Gen 18,2: Levantó los ojos y he aquí que había tres individuos parados a su vera. Como los vio acudió desde la puerta de la tienda a recibirlos, y se postró en tierra. Gen 19,1s; 27,7; 2 Re 1,2; 3 Re 21,7; 2 Par 25,14: Est 3,2; Mt 8,2; 9,1-8.20-23.

 

2.    Directamente. Por la descripción de la creación del hombre mediante dos actos divinos con los que se unen dos elementos diversos en un solo órgano concreto tal en sí. Gen 2,7: Entonces Yahvé Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en su rostro aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente. Luego en virtud de la fusión de estos dos elementos existe el hombre, o sea el ser racional y vivo incluso en cuanto al cuerpo, y por tanto un solo principio de acciones vitales tanto espirituales como corporales (Gen 2,15: obra: v.16s: come; v.19s 23: habla...; 4,1s, engendra; v.3s: ofrece dones a Dios...). Ahora bien la naturaleza es el primer principio de obrar; luego de la unión del alma y del cuerpo resulta una sola naturaleza. I Cor 15,44-48.

 

La muerte se propone como separación del alma y del cuerpo, el cual queda como consecuencia de esta separación inerte en el orden vital. Ecl 2,7: Regresa el polvo a su tierra de donde procedía y el espíritu vuelve a Dios que es el que se lo otorgó. Mt 27,50, Sant 2,26.

 

Se da la resurrección en cuanto que el cuerpo muerto vive de nuevo una vez que recibe el espíritu. Ez 37,1-14.: Estaban los huesos áridos, sin vida, porque no tenían el espíritu (v. 8), sin embargo entró en ellos el espíritu y tuvieron vida (v.10). Lc 8,48-55; Hchs 20,9s.

 

608. Se prueba por la tradición. Aquí prácticamente tienen valor los mismos textos que hemos aducido en la tesis anterior, sin embargo vamos a presentar algunos datos capitales de la doctrina de la tradición:

 

ATENAGORAS (R 170): El hombre que consta de alma y de cuerpo resulta de la unión de ambos un solo ser viviente que padece o soporta lo que el alma y lo que el cuerpo padecen o soportan, y que obran lo que está contenido en el juicio de los sentidos y de la razón. «Toda naturaleza de los hombres en común consta de alma inmortal y de cuerpo...; es necesario absolutamente el que, puesto que es un solo ser viviente el formado por la unión de ambos, lo que sufre o soporta cualquier alma lo sufra o soporte también el cuerpo».

 

NEMESIO: Platón destruye la unidad del hombre. «No quiere que el alma conste de alma y de cuerpo, sino que él mismo sea el alma, que use del cuerpo y como que esté investida del cuerpo.... ¿Pues cómo puede ser una sola realidad el alma con su vestido?. En efecto, la túnica no es una sola realidad con el que está vestido de ella».

 

S.AMBROSIO: La naturaleza humana es cuerpo y alma. «Así pues el hombre, según aparece al hombre, consta de alma racional y de cuerpo; si pretendes quitar uno de los dos, has derribado toda la naturaleza del hombre».

 

S.AGUSTIN: El hombre es animal racional (que resulta de la unión del cuerpo y del alma). «Dios... el cual hizo al hombre animal racional formado de alma y de cuerpo». «Así pues el hombre es animal capacitado para razonar; o para decirlo con más propiedad y en menos palabras, es animal racional». «El hombre es... animal racional mortal... el hombre es substancia racional que consta de alma y de cuerpo».

 

609. S.CIRILO DE ALEJANDRIA: El Verbo ha habitado en la carne, no como habita en los santos, sino más bien como el alma en el cuerpo (con este modo de expresarse se pone de relieve en contra de los Nestorianos, la unión substancial y física del Verbo con la carne, no una unión accidental y moral). «Aunque el Verbo habite en nosotros y se haya transmitido en la Escritura que toda la plenitud de la divinidad inhabita corporalmente en Cristo, sin embargo no ha habitado en El del modo como se dice que inhabita en los santos. En efecto ha habitado unido según la naturaleza, no cambiado en carne, con tal inhabitación cual puede decirse que el alma del hombre tiene respecto al cuerpo que le es propio».

 

FACUNDO: El Verbo y la humanidad no son una sola naturaleza como el alma y el cuerpo. «En efecto el alma del hombre ha podido unirse con su carne en una sola naturaleza; en cambio respecto a la divinidad de Cristo, que en inmutablemente simple, no se dice sin cometer una enorme injuria el que haya podido unirse en una sola naturaleza con la humanidad que tomó».

 

RÚSTICO (en contra de los Monofisitas): El Verbo no sufre o soporta, como el alma con el cuerpo. «El alma sufre o soporta juntamente con el cuerpo, en cambio el Verbo de Dios de ninguna manera».

 

610. Razón teológica. Según las fuentes, el hombre surge de la unión tan íntima del alma y del cuerpo, que es un solo principio de acciones, las cuales no pueden provenir ni del solo cuerpo ni de la sola alma. Luego de la unión del alma y del cuerpo surge el hombre como una sola naturaleza.

 

La razón natural concluye lo mismo. Las operaciones vegetativas y sensitivas, las cuales son esencialmente vitales e inmanentes, no pueden provenir: a) de la sola alma, puesto que en otro caso ésta recibiría en sí sola el efecto vegetativo, esto es la asimilación, y la sensación, a pesar de que ésta, según está claro por la experiencia v.gr. del dolor, es material; b) del solo cuerpo, puesto que la operación vital e inmanente (luego debe recibirse en el principio mismo del cual procede) exige por su naturaleza un principio más elevado que el solo cuerpo de por sí inerte; c) sino consiguientemente (puesto que no hay otra explicación) del órgano informado por el alma, ahora bien siendo esto así, de la unión del cuerpo y del alma resulta un solo principio «quo» de obrar y de sufrir o soportar, esto es una sola naturaleza. Por consiguiente de la unión del cuerpo y del alma resulta una sola naturaleza (2 CG 57; De anima a.19).

 

611. Escolio 1. El alma y el cuerpo se unen en una sola persona o sea el supuesto racional es «una substancia individual de la naturaleza racional» (Boétius), o con otra definición muy conocida, es una substancia racional singular toda entera en sí. Así pues se establece la unidad de persona, esto es la unidad personal que surge (connaturalmente, esto es sin el milagro del que vamos a hablar poco después) de dos naturalezas de las cuales ninguna de las dos es persona; por tanto no es una unidad hipostática, esto es que surja de dos naturalezas una de las cuales es persona que asume en sí a la otra como propia de ella, cual solamente se da en Cristo.

 

Niegan el aserto en realidad, aunque no lo digan expresamente todos los que niegan la tesis que acabamos de exponer v.gr. GÜNTHER, según el cual, la única persona del hombre surge de una sola consciencia de sí mismo, por la que 1 espíritu se abarca a sí y al cuerpo, y ROSMINI, según el cual la persona es el alma en cuanto que por sus actos internos obtiene consciencia de sí misma.

 

612. Ahora bien es de fe divina y católica e incluso implícitamente definida (D 148, 429) bien porque se enseña que el cuerpo y el alma del hombre constituyen una sola naturaleza (la cual en verdad, si es subsistente en sí misma por ello mismo es persona) bien porque al ponerse de relieve que en Cristo hay dos naturalezas, pero una sola persona (la divina), por ello mismo se da por supuesto que la humanidad de por sí (esto es si no es asumida por una persona más elevada) es persona (cf. v. gr. C. II de Constantinopla, D 216s).

 

Símbolo Atanasiano (D 40): «...Aunque Dios sea también hombre [dos naturalezas], sin embargo Jesucristo no es doble, sino uno solo [una sola persona] absolutamente uno solo no por confusión de substancia, sino en virtud de la unidad de la persona. Pues así como el alma racional y la carne es un solo hombre [una sola naturaleza personal], así Dios y el hombre [dos naturalezas], es un solo Cristo [una sola persona]».

 

La sagrada Escritura al decir (Gen 2,7 pasando por alto otros textos) «Fue hecho [en virtud de la unión del cuerpo y del alma] el hombre ser viviente» esto es ser vivo racional, por ello mismo le presenta al hombre como persona.

 

La tradición da por supuesto lo mismo, según queda claro por los textos que acabamos de citar, a los cuales hay que añadir entre otros los siguientes: El Pseudo-Atanasio, según el cual, «el hombre... es una sola persona y un solo ser viviente compuesto de espíritu y de carne, a semejanza del cual hay que entender que Cristo es una sola persona y no dos personas». S.Vicente de Lirin, según el cual «en el hombre una cosa es la carne y otra realidad es el alma, sin embargo el alma y la carne es un solo y el mismo hombre».

 

Según la sagrada Escritura y la tradición, se dice que uno solo y el mismo hombre nace, come... entiende, cree..., o sea se le presenta como un solo sujeto al cual se le atribuyen del mismo modo intrínsecamente todo lo que conviene al hombre, por razón tanto del alma como del cuerpo. Ahora bien esto da por supuesto una sola persona, o sea que el cuerpo y el alma son partes intrínsecamente constitutivas de la persona humana; en efecto, puesto que el pronombre «yo» expresa persona, no podría decirse «yo duermo», o «yo pienso», si el cuerpo que duerme o si el alma que piensa fuera algo extrínseco a la persona que se dice que duerme o que piensa, así como no puede decirse «yo soy quemado», si solamente se quema el vestido.

 

613. El alma sola no es persona, aunque sea substancia racional que subsiste en sí misma fuera del cuerpo, puesto que es naturaleza incompleta y de por sí ordenada a constituir con otra naturaleza incompleta un solo principio radical de obrar en la especie humana (3 q.2 a.6 4).

 

Ahora bien, el cuerpo se dice acertadamente que es instrumento del alma, pero no separado de ella, sino unido y ciertamente de un modo substancial con la causa principal, el alma, así pues de tal manera que lo que es del cuerpo se dice que es del hombre; lo cual no se puede decir en cuanto a todas las cosas acerca del instrumento separado y accidentalmente unido, de tal manera que v.gr. diga el hombre «yo me caigo» en el caso de que se caiga la pluma (3 q.2 a.6).

 

614. Escolio 2. El alma y el cuerpo se unen en una sola substancia. Substancia es el ser que se mantiene per se, esto es con otras palabras, al cual le conviene el ser en sí, y no en otro como sujeto de inhesión. La substancia se dice que es: a) Completa si es en sí o se concibe que es plenamente íntegra como substancia, y por tanto de por sí no está ordenada a constituir otra substancia. b) Incompleta, si es en sí parte de una substancia, y por tanto de por sí está ordenada a constituir otra substancia.

 

Nuestro aserto que es común entre los escolásticos, se presenta principalmente con ocasión de la opinión de Palmieri, siendo joven, el cual decía que tanto el alma como el cuerpo son completos en razón de substancia, si bien no en razón de naturaleza, y por tanto se unen, no en una sola substancia, sino solo en una sola naturaleza (lo cual no obstante es suficiente para que se diga que se une substancialmente). Lo mismo piensan en realidad los atomistas en general, como Tongiorgi, Ramiére, Bottalla.

 

615. Sin embargo Palmieri, ya de mayor, retractó su opinión:

 

«Hay quienes piensan.... que el cuerpo y el alma son substancias ciertamente completas en razón de substancia si bien que son substancias incompletas en la razón de naturaleza, por tanto a la naturaleza la decimos principio suficiente de operación, consta en verdad que para cada una de las sensaciones ninguno de los dos elementos es suficiente sino que se requieren los dos.... así pues de las dos substancias resulta una sola naturaleza completa, y esta unión se dice que es substancial, porque de las dos substancias resulta una sola naturaleza subsistente, en verdad cuando de muchas substancias resulta en el existir una sola nueva naturaleza, la unión no puede decirse que sea acciden­tal. Así pues se unen estas substancias.... en la actividad misma o sea en el principio de acción de tal manera que resulta un solo principio de obrar, y el otro elemento, esto es el alma, al ser viviente per se y al hacer vivir al cuerpo, se llama forma del mismo...».

 

«Sin embargo este modo de explicar la unión del alma y del cuerpo no satisface a los filósofos, y de ninguna manera llega a ser aquella unión substancial que enseña la fe, y nosotros esta explicación, aunque en otro tiempo le diéramos el visto bueno, ahora no dudamos en afirmar que es totalmente insuficiente. En realidad no se explica la unidad de esta substancia compuesta que es el hombre. Pues el hombre siente, no el alma, no el cuerpo...; así pues en la hipótesis de las dos substancias completas en la razón de substancia, este sentido no tendría lugar...».

 

«A saber es menester que el alma sea la forma del cuerpo de tal manera que ella misma intrínseca-mente por su esencia constituya al cuerpo, y por tanto se una inmediatamente por su esencia a la materia que se llama prima, y la cual solamente es substancia en potencia, y que por consiguiente el alma racional sea también forma de la corporeidad, esto es constituya intrínsecamente al cuerpo, dando a la materia prima... el ser del cuerpo».

 

616. En efecto, puesto que el primer principio de obrar no es más que el ser mismo de la realidad, esto es la substancia misma, donde hay una sola naturaleza no hay más que una sola substancia, luego si, como confiesa Palmieri, en el hombre hay una sola naturaleza, no hay más que una sola substancia (2 CG 57).

 

La operación sigue al ser. Luego donde hay una sola virtualidad, una sola acción, un solo efecto, no puede haber más que un solo ser.

 

Además las fuentes de la revelación proclaman acerca del hombre operaciones y propiedades del alma y del cuerpo, como de una sola y la misma realidad encerrada en sí misma e indivisa. Ahora bien esto sería al menos equivoco, si el alma y el cuerpo permanecieran en el hombre como substancias completas.

 

Articulo II

Acerca del alma como forma del cuerpo

 

TESIS 25. En el hombre el alma es la forma del cuerpo verdaderamente per se, esencialmente.

 

617. Nexo. Si según lo que hemos probado el alma humana es espiritual e inmortal, y si por otra parte está unida al cuerpo del hombre viviente, el cual cuerpo es material inmortal, se plantea el problema acerca de la unión entre el alma y el cuerpo, a saber como el alma se encuentra respecto al cuerpo. Además según lo que acabamos de probar consta que el alma y el cuerpo se unen en una sola naturaleza, en una sola persona, en una sola substancia. Por tanto ¿Cual es la relación del alma respecto al cuerpo, en virtud de la cual se alcanza esa extraordi­naria unidad de ambos? ¿Es el alma la forma del cuerpo? ¿Cómo lo es?

 

Esta cuestión no es meramente filosófica, puesto que de su solución depende la recta idea acerca de la naturaleza del hombre y consiguientemente acerca de la encarnación del Verbo. Ahora bien puesto que en esta cuestión unos elementos son dogmáticos, y por tanto deben ser admitidos por todos, y hay otros elementos que se discuten entre los católicos, nosotros prescindiendo de estos últimos definiremos la tesis estrictamente según las exigencias del dogma, y por consiguiente hablando en primer término de aquellas nociones y de la naturaleza del estado de la cuestión, en las cuales coincide el pensamiento de todos los católicos.

 

618. Nociones. EN EL HOMBRE, esto es en el compuesto que surge de la unión del cuerpo y de una sola alma racional.

 

EL ALMA, esto es el primer principio de vida en el hombre distinto del cuerpo, y por tanto racional (o sea el primer principio quo de la acción de entender), se considera aquí en cuanto que ésta es racional, o sea según la totalidad de su esencia racional, no en cambio en cuanto racional, esto es según la virtualidad racional, como si comunicara ésta al cuerpo informado.[3]

 

El CUERPO es la parte material del hombre, como hemos visto en la tesis anterior (n. 600).

 

619. LA FORMA es la perfección que, como acto, se une con otro ser, como sujeto o potencia determinable, en orden a constituir algún ser específicamente nuevo (al menos como naturaleza). Luego perfecciona al sujeto en cuanto que con su comunicación lo determina esencialmente esto es lo constituye en una nueva especie ontológica, o bien realiza que algo específicamente nuevo que antes estaba sólo en potencia esté en acto v.gr. una planta, un animal.

 

De donde el alma racional es la forma del cuerpo, en cuanto que como acto (esto como perfección) está unida al cuerpo, al cual determina en orden a constituir al hombre, esto es a un ser de la especie humana.

 

De aquí que en esta noción general se considera la forma: a) No en sentido estricto, esto es en cuanto que el alma es substancia incompleta, la cual como tal se una con el cuerpo para constituir una nueva substancia completa. Con esto quedarían excluidos todos los sistemas católicos no peripatéticos. b) Mucho menos se considera en sentido más estricto, esto es en cuanto que el alma se une con el cuerpo como mera materia prima (esto es carente de cualquier clase de forma). Con lo cual quedaría excluido el sistema que sostiene que el alma se une al cuerpo que posee forma de corporeidad. c) Sino genéricamente y simplemente en cuanto que es el acto que perfecciona al cuerpo en la linea de la esencia, esto es que hace que sea un cuerpo de la naturaleza humana (por consiguiente viviente y racional).

 

N.B. El alma puede decirse forma substancial: a) En cuanto que es substancia. b) En cuanto que de su unión con el cuerpo surge una sola naturaleza, o en cuanto que en este sentido constituye una substancia, esto es pone al cuerpo en la especie de substancia viviente. c) No en cambio si el alma se considera como substancia incompleta, a no ser que por ello mismo queden excluidos los sistemas católicos no peripatéticos.

 

El alma puede decirse forma tanto del cuerpo que informa como del hombre al que constituye; ahora bien como constituye a éste precisamente en cuanto que la comunicación de su entidad determina el cuerpo en orden al ser humano, si se dice que es forma del cuerpo, por ello mismo se dice también que es forma del hombre.

 

620. VERDADERAMENTE, esto es no metafóricamente sino propiamente, o sea en cuanto que el alma es la forma física y realmente distinta del sujeto al que informa y que perfecciona a éste en la realidad física del mismo.[4]

 

PER SE, esto es no mediatamente o sea por algo distinto del cuerpo y del alma racional v. gr. por otra forma, como sería la parte del alma sensitiva, (distinta de la racional), sino por la substancia misma del alma racional.

 

ESENCIALMENTE esto es por la substancia misma del alma en cuanto racional, o sea no meramente por la virtualidad o por la operación o por alguna forma distinta de dicha substancia.

 

Según está claro por la exposición de todo lo anterior, los términos «verdaderamente, per se, esencialmente», considerados en conjunto significan esto sólo: que el alma por su misma substancia racional es la forma (en el sentido propio de este vocablo) del cuerpo. Sin embargo, si las fuentes afirman formalmente lo que estos términos expresan considerados en dicho sentido, sin que por otra parte indiquen de ningún modo que el alma es tal forma milagrosamente o como por excepción, se juzga con todo derecho que dan por supuesto que el alma es tal forma por su propia naturaleza, de tal manera que «per se» indica también «no per accidens» (v.gr. que el alma no es infundida en el cuerpo simplemente para recibir castigo), y «esencialmente» significa también «no accidentalmente», o sea como si la razón de forma del alma no conviniera por la esencia de ésta.

 

621. Adversarios. En general todos los citados en la tesis anterior deben negar lógicamente esta tesis. En concreto por lo que se refiere a ROSMINI, puesto que el alma, según él se une al cuerpo intencionalmente, esto es en cuanto percibe a éste (n.604), la forma del cuerpo es dicha percepción, y por tanto el alma no es la forma del cuerpo sino más bien la causa que la realiza (D 1914).

 

622. En concreto PEDRO DE OLIVA (1248-1289): El hombre es un único supuesto, que consta de cuerpo (con forma de corporeidad) y de una alma única y ésta racional. La cual consta, como de partes esenciales, de materia espiritual y de un triple elemento formal que determina dicha materia: a saber, de una parte intelectual, de una parte sensitiva y de una parte vegetativa distintas entre sí (al menos) formalmente por la naturaleza de la cosa y unidas en una sola alma mediante aquella materia espiritual.

 

El alma racional es la forma del cuerpo, ahora bien no por la parte intelectiva (este vocablo, según está claro, se distingue inadecuadamente según Pedro de Oliva del vocablo «racional» aplicado al alma entera) sino por la parte sensitiva y vegetativa. Ahora bien puesto que la parte intelectiva está substancialmente, esto es mediante la materia espiritual, unida a las otras partes, que están unidas substancialmente al cuerpo, se dice acertadamente que está unida al cuerpo substancialmente, si bien no formalmente (esto es como forma), y se dice merecidamente en el sentido explicado, esto es en cuanto que está unida a las otras partes, forma del hombre.

 

Todo esto ha sido elucubrado, a fin de que si se dijera que la parte intelectiva es la parte del cuerpo, no pareciera que se destruía la inmortalidad o la libertad o la intelectualidad de ella, y al contrario, cuando el cuerpo recibe el ser vivo y sensitivo, para que no se siguiera que éste también recibe el ser inmortal libre e intelectual.

 

Por tanto esta teoría, según está claro, explica respecto al cuerpo bien la información substancial por parte del alma racional bien la unión substancial por parte del alma como intelectiva, de tal manera que con un solo y mismo aserto destruye la genuina información por parte del alma racional y la verdadera unión de ésta como intelectiva con el cuerpo; a saber en cuanto que dice que el alma racional no informa al cuerpo mediante la parte intelectiva, hace a dicha alma en cuanto racional en cierto modo independiente del cuerpo, de tal manera que la unión del alma racional y del cuerpo en una sola naturaleza, o bien queda destruida en realidad o bien al menos se pone en duda: y en• esta hipótesis la unidad y tal vez (mediante una fácil remoción de la parte intelectiva substituida por el Verbo) se considera que no queda segura la integridad de la naturaleza humana de Cristo.

 

623. Por tanto esto es la peculiar de la teoría de Pedro de Oliva: No la pluralidad de las formas substanciales (v.gr. de la corporeidad) la cual pluralidad la enseñaron entonces y después muchos, incluso adversarios de éste. Ni la composición del alma de materia espiritual y de forma lo cual lo sostuvieron muchísimos, como S.Buenaventura. Más aún, tampoco la composición de esta forma de tres partes distintas por la naturaleza de la cosa, lo cual también lo afirmaron otros como Kilwardby, O.P., arzobispo de Canterbury. Sino esto, que el alma racional es forma del cuerpo, pero no por la parte racional. Igualmente la distinción de términos, el que el alma entera se llame racional, pero no intelectiva a no ser solamente en cuanto a una parte de ella, y el que el alma racional se diga que está unida al cuerpo substancialmente, pero no formalmente.

 

Por consiguiente Pedro de Oliva no sostuvo: Un dualismo de almas según lo sostuvo Palmieri, si bien aquel dualismo tal vez se siga lógicamente de su teoría. Ni tampoco que el alma racional simplemente no sea la forma substancial del cuerpo como indica Zigliara, más aún tampoco sostuvo el que el alma racional en cuanto intelectiva no esté unida substancialmente al cuerpo, sino como un motor está unido a un elemento móvil, según al menos al principio pensó Jansen. Sin embargo ambas cosas, como hemos dicho poco ha, las explicó de manera errónea.

 

La distinción entre aquellas tres partes del alma, parece que Pedro Oliva la pone ciertamente como real, y no meramente como formal por la naturaleza de la cosa (según la noción escotista). Ahora bien esta distinción no cambia la esencia de la teoría de Pedro de Oliva, según se ve claro por la explicación que acabamos de anticipar de esta teoría, puesto que en todo caso , según él mismo, se da lo siguiente, el que la parte intelectiva informe al cuerpo no inmediatamente per se, sino mediatamente por medio de otro elemento.

 

624. Doctrina de la Iglesia. 1. Los Concilios en realidad, si bien no con palabras expresas, enseñan la información en cuanto que dicen que el alma anima al cuerpo.

 

C. de Efeso (D lila): «Afirmamos... que el Verbo uniendo a sí mismo hipostáticamente la carne animada por el alma racional... se hizo hombre».

 

C. II de Constantinopla (D 216): «Si alguno... no confiesa la unidad del Verbo de Dios con la carne animada por el alma racional... sea anatema».

 

C. de Letrán (D 255): «Si alguno... no confiesa... que el Verbo... encarnado... vendrá de nuevo... con su carne asumida por El y animada intelectualmente... sea condenado».

 

Todo esto tiene valor sobre todo puesto que dichos concilios dan por supuesto, según está claro, que de la unión del alma y del cuerpo surge una sola naturaleza, esto es el hombre (v.gr. D 215s, 219-221, 255, 257-264).

 

625. 2. C. de Viena (D 480): «...Confesamos... que el Hijo de Dios..., tomó las partes de nuestra naturaleza juntamente unidas, por las cuales El mismo que es en sí verdadero Dios vendría a ser verdadero hombre, a saber el cuerpo humano pasible y el alma intelectiva o racional, que informaba al cuerpo mismo verdadera-mente «per se» y esencialmente».

 

«Así pues rechazamos como errónea y contraria a la verdad de la fe católica... toda doctrina o postura que afirme temerariamente o ponga en duda el que la substancia del alma racional o intelectiva no sea verdaderamente y «per se» la forma del cuerpo humano: Definiendo, a fin de que sea a todos conocida la verdad de la fe auténtica y para que quede cerrada la entrada a todos los errores y no se introduzcan solapadamente, que quien quiera que en lo sucesivo se arrogue el afirmar con pertinacia que el alma racional e intelectiva no es la forma del cuerpo humano «per se» y esencialmente, sea considerado como hereje». (D 481). C.V de Letrán (D 738) enseña la misma doctrina.

 

Aquí están estas tres fórmulas: «Que el alma intelectiva o racional, informa verdaderamente per se y esencialmente al cuerpo mismo». «La substancia del alma racional e intelectiva es la forma verdaderamente y per se del cuerpo humano». «El alma racional e intelectiva....es la forma del cuerpo humano "per se" y esencialmen­te».

 

En estas fórmulas: a) «Forma» se considera al menos en el sentido mínimo en que por aquel entonces lo admitían todos los teólogos e iban a admitirla los teólogos posteriores, a saber al menos como que perfecciona al cuerpo en la especie de hombre, esto es en orden a constituir una sola naturaleza. El alma racional se dice que es la forma no simplemente del hombre sino del cuerpo (humano). Se identifican en cuanto al alma, los vocablos «racional e intelectiva», así pues no hay lugar ( al menos por lo que se refiere a la información) a la distinción que hace Pedro de Oliva. El vocablo «verdaderamente» una vez aparece en la misma fórmula, y también se omite una vez; luego es enfático, y no indica un sentido especial que no esté indicado con otras palabras . Cuando se omite la palabra «esencialmente» se emplean las palabras «substancia del alma racional», luego «esencialmente» es lo mismo que «por la esencia misma».

 

Luego el Concilio enseña al menos lo siguiente: Que el alma racional por su misma esencia racional e intelectiva, esto es por la substancia misma del alma racional, es la forma del cuerpo. Luego se enseña en nuestra tesis al menos en los límites en que ha quedado definida por nosotros; y en verdad aunque se prescinda del valor de la expresión «per se», la cual expresión por otra parte, según el sentido obvio debe tomarse como al menos «no por otro elemento» de tal manera que confirme el sentido del vocablo «esencialmente».

 

Y todo esto tiene valor, aunque las palabras del Concilio se consideren en sí mismas absolutamente, esto es prescindiendo (o incluso haciendo caso omiso) del autor cuya doctrina se considere que es a la que se refiere directamente el Concilio, puesto que ningún autor es mencionado expresamente por el Concilio.

 

Ahora bien si este Concilio condenó directamente la doctrina de Pedro de Oliva, según parece en contra de lo que piensan algunos, en ese caso se juzgaría por ello que enseña mucho más, que el alma racional e intelectiva es la forma del cuerpo, esto es no meramente por otro, esto es v.gr. por la parte sensitiva, sino inmediata-mente por su substancia racional incluso en cuanto intelectiva, de tal manera que esto sólo y esto mismo significan las expresiones «per se» y «esencialmente» a las cuales las corrobora el vocablo «verdaderamente».

 

626. Por tanto, puesto que faltan razones que aboguen por lo contrario tanto por el texto mismo como apoyándonos en la historia, hay que sostener que el Concilio no quiso condenar: el dualismo de almas, según pretendió Palmieri, si bien puede decirse con todo derecho que condenó a éste virtual e indirectamente, si se sigue este lógicamente de un modo necesario de la doctrina de Pedro de Oliva. Más aún hay que decir que tampoco quiso condenar la división del alma en tres partes, a no ser tal vez también virtual e indirectamente, si esta teoría conduce lógicamente a negar la doctrina definida. Y con mucha más razón tampoco quiso condenar la pluralidad de las formas substanciales.

 

Por otra parte no quiso definir: según está claro por el último aserto, la teoría tomista acerca de la unión del alma y el cuerpo según pensó Mandonnet. Ni la misma teoría escolástica acerca del alma como forma substancial según quiso Zigliara, de tal forma que de este modo queden excluidos otros sistemas, incluso de los católicos no escolásticos acerca de la unión del alma y del cuerpo. Más aún ni quiso definir tampoco simplemente el que el alma racional es la forma substancial del cuerpo, y que por tanto está unida al cuerpo substancialmente (acerca de lo cual por otra parte constaba suficientemente en virtud de otras definiciones acerca de la unión del alma y del cuerpo en una misma naturaleza: D 40 148 428). Sino que quiso establecer solamente lo siguiente: que esta información substancial se realiza por la substancia misma del alma incluso como intelectiva, de tal manera que la fuerza de la definición se pone directamente en las palabras «substancia... per se, y esencialmente».

 

Sin embargo por esto mismo enseña - y esto es lo propio de este Concilio - que la relación del alma respecto al cuerpo es la relación que se da entre la forma en orden al sujeto informado; más sin que tome la palabra forma en el sentido de un sistema filosófico determinado, sino en el sentido en que es entendida y admitida por todos, o sea como indicando el acto que adviene substancialmente al cuerpo en orden a constituir con él una sola naturaleza humana, de tal manera que considerada de este modo, esto es como perteneciente a la filosofía común de los hombres, puede decirse con todo derecho que el Concilio la consagra al menos en cuanto al alma humana.

 

Admitida esta información del alma racional per se y esencialmente, se afirma suficientemente la unión substancial del alma racional incluso como intelectiva, con el cuerpo, la cual unión la ponía en duda la teoría condenada. Ahora bien además por esto mismo se juzga que quedan condenados implícita o virtualmente todos los sistemas , incluso los que se han dado en la posteridad, los cuales no estén de acuerdo con dicha definición, de tal modo que recurren a esta definición v. gr. el C. V de Letrán en contra de la opinión averroística respecto a la única alma racional para todos los hombres (D 738) y Pío IX en contra de la concepción gimtheriana acerca de la unión del alma y del cuerpo (D 1655). En verdad el Concilio define esto, «a fin de que sea conocida de todos la verdad de la fe auténtica y quede cerrada la entrada a todos los errores, no sea que se introduzcan solapadamente...». (D 481).

 

627. 3. PIO IX (D 1655): «Sabemos que por estos mismos libros (A Günther) queda lesionada la sentencia y la doctrina católica acerca del hombre, el cual se compone de cuerpo y alma de tal manera que el alma y por cierto racional es la verdadera per se e inmediata forma del cuerpo».

 

Con estas palabras no se añade nada nuevo a la definición del C. de Viena, sino que sólo: se omite la palabra «intelectiva» (puesto que queda suficientemente claro el sentido, sobre todo puesto que incluso para Günther la misma alma racional era intelectiva); en vez de el vocablo «esencialmente» se emplea la palabra «inmedia­ta» (esto es no mediante otros), con la cual palabra se tiene por tanto una cierta declaración auténtica de la definición del C. de Viena, y en verdad en el sentido que antes hemos propuesto.

 

628. Ahora bien en virtud de las palabras del Pontífice, y de otras (de alabanza al Doctor Travaglini por el hecho de que era partidario «de los principios del Doctor Angélico acerca de la unión del alma intelectiva con el cuerpo humano, y acerca de la forma substancial y de la materia prima») algunos pretendieran, que todos debían sostener únicamente la doctrina tomista acerca del alma como forma del cuerpo, fue escrito por encargo de Pío IX: «Que abusan gravemente de la carta enviada por Su Santidad... al Dr. Travaglini, en la cual se recomienda la obra llevada a cabo por él, todos aquellos que por estas palabras pretenden que Su Santidad quiso por dicha recomendación desaprobar ciertos sistemas filosóficos opuestos a esta obra... y que para desaprobar estos otros sistemas de las Escuelas católicas, de ningún modo pueden presentarse con razón las cartas enviadas por el Sumo Pontífice al Em. Card. de Colonia, o al Rev. Obispo de Bratislava (Cf. D 1655 y nota 3), u otros decretos y definiciones de la Iglesia . En efecto estos documentos hacen referencia solamente a enseñar la unidad substancial de la naturaleza humana...; mientras que aquellas controversias... se refieren a doctrinas meramente filosóficas, acerca de las cuales las Escuelas católicas siguen y pueden seguir diversas sentencias: porque la autoridad suprema de la Iglesia nunca ha emitido un juicio en favor de una sentencia, el cual juicio excluyera a la otra».

 

Luego según estas palabras, las cartas, los decretos de la Iglesia y las definiciones acerca de este tema (a los cuales hemos aludido): no enseñan positivamente nada más que la unidad substancial de la naturaleza humana, y no pueden ser aducidos negativamente en orden a desaprobar los sistemas no tomistas de las escuelas católicas. Así pues con esto consta también que el Concilio de Viena no establece el sistema escolástico y mucho menos el sistema tomista como hemos dicho antes.

 

629. 4. C. de Colonia (C. prov.): «El hombre consta de cuerpo y de alma de tal manera que el alma, y ésta racional, es la verdadera per se e inmediata forma del cuerpo... así pues, puesto que según los decretos de los concilios, el alma racional es verdaderamente y per se la forma del cuerpo, y puesto que los doctores de más talla de aquellos tiempos llaman forma a aquel principio por el que el cuerpo vive, sentimos, nos movemos y entendemos, así como también los Padres anteriores habían dicho que el cuerpo humano es animado por el alma racional: No puede haber duda según la mente de los Concilios acerca de que todas las operaciones citadas de nuestra vida son realizadas por la misma alma racional creada por Dios, y acerca de que ésta es la forma verdadera per se e inmediata del cuerpo».

 

630. Valor dogmático. De fe divina y católica definida (D 481).

 

Se prueba por la sagrada Escritura. Prácticamente como en la tesis anterior, en virtud de lo que enseña la sagrada Escritura acerca de la creación del hombre (Gen 2,7), acerca de la muerte (Ecl 12,7), acerca de la resurrección (Ez 37,1-14; Lc 8,49-55; Hchs 20,9s). Según lo que antes hemos dicho, si bien la sagrada Escritura no define directamente la filosofía del compuesto humano, sin embargo por el hecho de que desde el principio y constantemente en el A. y en el N. Testamento presenta al hombre como un ser corpóreo-racional, parece que con su noción concibe a éste como vivificado por un principio espiritual o al menos que esto se desprende de su noción del hombre, así pues de tal manera que en virtud de esta a manera de inspiración del aliento de vida surge el cuerpo del hombre como constituido en la especie de viviente y ciertamente humano, esto es como constituido con el aliento de vida en un sólo primer principio de las acciones humanas, mientras que faltándole el mismo aliento pasa a la especie de ser muerto. Todo esto está en verdad totalmente de acuerdo con la idea de ser compuesto y de otro elemento cuasi informante, el cual objetivamente no puede ser más que el alma.

 

631. Se prueba por la tradición. Los Padres, aunque no digan explícitamente que el alma es la forma del cuerpo humano, hay que juzgar que afirman implícitamente esto en cuanto a la realidad, cuando afirman que el alma ocupa tan íntimamente el cuerpo que vivifica a éste, o sea que constituye al cuerpo como principio de una nueva acción y ciertamente vital. Ahora bien esto prácticamente consta por las palabras de estos Padres anteriormente aducidas (n.568s).

 

S.IRENEO: El alma da al cuerpo la vida y el incremento. «En efecto no es más fuerte el cuerpo que el alma, ya que es inspirado, vivificado e incrementado y articulado ciertamente por ella. Sino que el alma posee y domina al cuerpo...».

 

S.GREGORIO NICENO (R 1021): En el hombre una sola alma racional unida al cuerpo por los sentidos da a éste la vida total (de la cual el cuerpo es capaz): «Si bien en el discurso anterior hemos declarado que hay una triple diferencia en la facultad de vivir, de tal manera que una es la vida que en realidad nutre..., otra la que nutre y siente... y otra finalmente la que usa de la razón y es perfecta, difundida por todas las otras facultades, de tal manera que también existe en ellas..., sin embargo nadie por eso piense que hay en el ser humano tres almas..., de tal manera que debamos pensar que la naturaleza del hombre está formada por muchas almas. En efecto la verdadera y perfecta alma en realidad es una sola, inteligente, inmaterial, si bien unida por los sentidos a aquella naturaleza crasa».

 

El alma racional da al cuerpo orgánico la facultad de vivir y de percibir lo sensible. «El alma es la esencia... intelectual que proporciona por sí a los instrumentos corpóreos de los sentidos la facultad de vivir, y la facultad de percibir lo que está al alcance de los sentidos...». (R 1056).

 

632. S.AGUSTIN: El alma anima y vivifica al cuerpo entero; conserva la proporción de éste en el crecer, en el engendrar. «El alma ha sido hecha ser viviente de la carne, y usa los sentidos de ésta como mensajeros». «En efecto por todo el cuerpo que anima, se extiende no con una difusión local, sino con una cierta intención vital...». «Esta vivifica con su presencia... este cuerpo terreno y mortal, lo reúne en una sola unidad y le sostiene en dicha unidad... conserva la proporción y la medida de éste..., incluso en el crecer y en el engendrar...».

 

S.CIRILO DE ALEJANDRIA (R 2062): El hombre es carne animada por el alma racional de tal manera que ella misma sufre. «Ahora bien puesto que la sagrada Escritura dice que El mismo padeció en su carne, es más el que nosotros nos expresemos también así que diciendo en la naturaleza de la humanidad... ¿pues qué otra cosa es la naturaleza de la humanidad sino la carne animada por el alma inteligente, en la cual carne confesamos que padeció el Señor?».

 

GENADIO (R 2225): La misma alma racional vivifica el cuerpo. «Y no decimos que haya en el hombre dos almas: una viviente, por la que el cuerpo sea animado..., y otra espiritual, que aporte la razón; sino decimos... que en el hombre hay una sola y la misma alma, la cual vivifica al cuerpo... y se dispone así misma con su razón, poseyendo en sí libre arbitrio, a fin de elegir en su substancia con el pensamiento lo que quiere».

 

S.JUAN DAMASCENO (R 2357): El alma da al cuerpo la vida total (de la cual el cuerpo es capaz). «El alma es... substancia incorpórea... racional e inteligente... que usa del cuerpo dotado de órganos al cual le otorga vida, incremento, sentido y capacidad de engendrar, no poseyendo otra mente separada de ella...».

 

633. Razón teológica. Según las fuentes, de la infusión de una sola alma racional en el cuerpo surge un ser vivo humano y en verdad como un solo principio de obrar y de padecer o soportar. Ahora bien lo que da al cuerpo el que sea vivo y humano y una sola naturaleza con el alma no puede dejar de decirse con toda razón que es su forma. Luego el alma racional es la forma del cuerpo humano.

 

634. La razón natural deduce lo mismo. El alma única (luego racional por su efecto), con la infusión de su substancia (puesto que no podría alcanzarse este efecto por algo o bien meramente extrínseco o bien accidental) constituye a este cuerpo en la especie de viviente y ciertamente humano, esto es constituye con él una sola naturaleza. Ahora bien aquello que en virtud de su infusión sitúa al cuerpo en una especie determinada de seres, se dice también que es la forma de éste. Luego el alma es por su esencia la forma del cuerpo.

 

635. Objeciones. 1. Si el alma como intelectiva fuera la forma del cuerpo, perdería la inmortalidad, la espiritualidad, la libertad, etc.; ahora bien no pierde éstas, luego no es la forma del cuerpo.

 

Respuesta. Distingo la mayor. El alma perdería la inmortalidad etc. si fuera la forma del cuerpo, de tal manera que por ello mismo viniera a ser formalmente cuerpo, concedo la mayor; en otro caso, subdistingo: si dependiera del cuerpo en el ser, concedo; si no depende del ser, niego.

 

El alma informante permanece independiente del cuerpo en el ser y por tanto conserva todas las propiedades que le son propias a ella. Ahora bien aunque toda entera está en el cuerpo, no está inmersa en él totalmente de tal forma que le comunique toda su perfección (v.gr. la intelectiva), sino solamente aquellas perfecciones de las cuales el cuerpo es capaz (v.gr.la sensitiva, la vegetativa, la corporeidad,las cuales por otra parte ella misma solamente las contiene virtualmente), de tal manera que solamente informa al cuerpo en tanto en cuanto posee el puesto de forma material (cuyas aptitudes las posee virtualmente). Lo cual ciertamente no implica contradicción.

 

Tal vez alguien insista: Ahora bien si el alma fuera la forma del cuerpo, el cuerpo vendría a ser inmortal, espiritual etc; es así que no viene a ser tal, luego el alma no es la forma del cuerpo.

 

Respuesta. Distingo la mayor. El cuerpo vendría a ser inmortal etc. si el alma fuera la forma del cuerpo en cuanto a toda su virtualidad, concedo la mayor; en otro caso, niego la mayor.

 

636. Escolio 1. Acerca de la unicidad de la forma substancial en el hombre. En este tema, acerca del cual en otro tiempo se estudio con mucho empeño, estas son las opiniones que se dan entre los católicos, todos los cuales está claro admiten la definición del Concilio de Viena, y por tanto que el alma es la forma substancial del cuerpo:

 

1) La Tomista: el alma es la única substancia del cuerpo, el cual por tanto es en virtud de ella ser vivo, cuerpo, ser. Lo cual se realiza de tal manera que la materia prima como mera potencia pasiva, se somete al alma a fin de ser actuada en toda clase de perfección que el alma le puede comunicar y de la cual ella es capaz, y de tal modo que el alma, como forma que es, mediante su comunicación íntima, determine a la materia prima (no con un influjo eficiente sino por el hecho mismo de que como acto penetra en ella) en orden a las perfecciones del cuerpo, etc. más no en cambio en orden a aquellas perfecciones (v.gr. la intelectualidad) de las cuales la materia no es capaz.

 

De aquí el que la substancia y la naturaleza (en el alma), si bien se diferencia con distinción de razón en cuanto aquella indica el que se mantenga per se y el que sea el sujeto último de accidentes y de modificaciones, mientras que ésta es el primer principio de obrar, sin embargo se identifican en realidad de tal manera que el alma y la materia prima son incompletas, no simplemente en la razón de la naturaleza, sino también en la razón de substancia.

 

Esta opinión la siguen Sto. Tomás (sin que no obstante él mismo sea el autor de dicha opinión) y la escuela tomista, y en la medida en que cambiando lo que hay que cambiar, sostienen la unicidad de la forma substancial, también siguen esta teoría Suárez y casi comúnmente los autores jesuitas.

 

Dicha teoría tiene a su favor principalmente las razones siguientes: a) La razón filosófica, puesto que con certeza y según todos los autores, el hombre es un sólo ser «simpliciter» y no «secundum quid», o sea un sólo compuesto substancial,y no meramente accidental, en el cual por tanto no se da más que un sólo ser substancial, el cual como está claro, proviene de la forma substancial); es así que cuando se da un sólo ser «simpliciter» debe darse una sola forma substancial, pues en otro caso habría dos seres substanciales; luego al alma es la única forma substancial del cuerpo. b) Razones teológicas. Pues se dice que se deduce lógicamente de la definición del C. de Viena. Y de este modo se entiende bien el que en la resurrección resucite el mismo cuerpo. Por otra parte presenta estas razones como dificultades a la opinión siguiente.

 

637. 2) La Escotista, esto es la que trabajó sobre todo Escoto, si bien antes de él otros sostuvieron esta opinión, tal vez fundada, aunque remotamente en S.Agustín, y la cual aceptó comúnmente la escuela franciscana. Según esta opinión el alma es la forma substancial del cuerpo, en cuanto que le da el ser vivo, sin embargo el hombre tiene también otra forma (de corporeidad) por la cual el cuerpo es substancia y cuerpo orgánico, así pues de tal manera que éste independientemente del alma, es un compuesto substancial de materia prima y de aquella forma. Sin embargo este cuerpo todavía no es completo, en cuanto que está en potencia respecto al alma forma substancial última, a la cual por otra parte está subordinada la forma de la corporeidad, de tal manera que como consecuencia del cuerpo no completo y del alma surge una sola substancia completa.

 

Según lo anteriormente dicho, de ningún modo fue condenada por el C. de Viena; sino que más bien, según muchos autores, está más en la línea de las definiciones de la Iglesia, tiene a su favor entre otras razones las siguientes (de orden teológico): El que excluye la forma cadavérica, y que por tanto el cuerpo muerto de Cristo es exactamente el mismo que había tenido en vida, y el que además se dice que Cristo no dejó algo (la forma cadavérica), lo cual asumió una vez. El que en la consagración eucarística se entienda bien que en virtud de la s palabras, está solamente el cuerpo, y en cambio el alma por concomitancia. El que los Padres consideren el cuerpo como una realidad completa. El que le favorezca v. gr el Símbolo Atanasiano («el alma racional y la carne es un sólo hombre», D 40). Estas razones por otra parte las presenta como dificultades la opinión tomista.

 

La razón filosófica que se ha aducido poco ha en favor de la opinión tomista es la que más valor tiene en contra de esta opinión.

 

638. 3) La opinión atomistica está de acuerdo con los escotistas en que el cuerpo no tiene el ser completo a causa del alma; y por ello juntamente con ellos va en contra de la opinión tomistica. Sin embargo también se diferencia de ellos, en cuanto que opina que las cosas inanimadas no constan estrictamente de materia y de forma, sino sólo de átomos (cuya índole y unión mutua unos la explican de una forma y otros de otra) sin ninguna forma substancial realmente distinta de ellos.

 

Así mismo esta opinión explica la causalidad del cuerpo y del alma, no, como los escolásticos, por el hecho de que el alma penetrando íntimamente con su substancia en el cuerpo como sujeto determinable haga a éste formalmente vivo, sino de tal manera que v.gr, según Tongiorgi asocie y una su fuerza a la fuerza propia del cuerpo, según Palmieri, no se una el cuerpo y el alma sólo dinámica-mente en virtud de una reunión de fuerzas, sino por la unidad de naturaleza como partes incompletas mediante una unión íntima de ambos en un único todo vegetativo y sensitivo, de donde el alma se una al cuerpo formalmente, en cuanto que determina la especie de todo el ser esto es constituye con él tal todo concreto, y además eficientemente, en cuanto que lo modifica intrínsecamente ofreciéndole un modo determinado de existir, o sea en cuanto produce eficientemente en él cierto movimiento perenne y vital, a saber cierto modo realmente indistinto del cuerpo mismo, el cual por este resulta viviente.

 

También la razón filosófica que hemos aducido poco ha en favor de la opinión tomística es la que más valor tiene en contra de esta opinión.

 

Así mismo si estos autores establecen el atomismo por razones científicas ¿ por qué dándose por contentos con estos asertos acerca de la unión del alma y del cuerpo no aportan ninguna razón científica en su favor? En concreto ¿No podría la unión que aduce Tongiorgi decirse que no es más que meramente dinámica y accidental? Y difícilmente se concibe cual es el modo establecido por Palmieri realmente distinto del alma, de la cual provenga como de causa meramente eficiente, con el que el cuerpo se constituya en vivo. Ahora bien por otra parte recordemos que este autor retractó su opinión.

 

Estos autores oponen a los escolásticos, sobre todos a los tomistas, ciertas dificultades metafísicas, poco más o menos como la de Pedro de Oliva.

 

639. Escolio 2. Acerca de la sede del alma. Si el alma es según su substancia la forma del cuerpo, debe estar sin limitación en el cuerpo entero si el alma es espiritual y por tanto simple e indivisible, debe estar toda entera en cualquier parte; por consiguiente no con extensión cuantitativa, de la cual carece, ni de un modo meramente virtual mediante su influjo, puesto que no se daría la unión formal, sino definitivamente, esto es toda entera en todo el cuerpo y toda entera en cada una de las partes. Otras opiniones que situaran al alma o bien fuera del cuerpo o bien no en todas las partes de éste v.gr. en la glándula pineal (Descartes), etc., no pueden compaginarse con las doctrina de la Iglesia.

 

Ahora bien, ¿está el alma en la sangre? Cuestión verdaderamente difícil. Si se afirma esto ¿Cómo se explica la unión substancial de la sangre con el cuerpo?. Si se niega, ¿Cómo se explica la unión hipostática en la sangre? Unos lo afirman, como Cayetano, Valencia; otros lo niegan, como Suárez.


 


[1] Esencia es aquello por lo que cualquier cosa que sea es lo que es, a saber aquello primero y principal por lo que cualquier ser queda constituído en su ser. La esencia, en cuanto que es también principio de obrar, se llama naturaleza. Ahora bien esta noción de esencia y por tanto naturaleza, se halla, según está claro, en todo ser, incluso en el ser accidental, sin embargo absolutamente y en primer término se refiere a las substancias y después a los accidentes. De aquí que la esencia se dice simplemente substancia en cuanto que es aquello por lo que cualquier cosa que sea se mantiene y subsiste en sí. De donde la naturaleza, considerada simultáneamente como esencia-substancia es un ser substancial constituido específicamente en un ser determinado, el cual es el principio primero de obrar y de padecer o soportar. Cf. Sto. Tomás Del ente y de la esencia c.1.

[2] Cf. P.GALTIER (Acerca de la Encarnación y de la Redención [París 1947] n.83): «Naturaleza.... se llama el conjunto de fuerzas, de cualidades, de substancias y de órganos en virtud del cual alguien puede obrar o está colocado en una especie determinada».

[3] Sto. Tomás, Acerca del alma, a.9 hasta 11: «Hay que decir que aunque el alma sea la forma del cuerpo en cuanto a la esencia del alma intelectual, sin embargo no lo es en cuanto a la operación intelectual».

[4] Así se dice analógicamente forma aquella que se identifica realmente con la materia (v.gr.tal vez las palabras del consentimiento conyugal), tanto la que no perfeccione físicamente a la materia (v. gr. la fórmula del bautismo) como en general la forma de los sacramentos en los cuales se distingue la materia y la forma sólo en una cierta proporción respecto a las realidades corpóreas (Billot, De sacramentis 1 (Roma 1924) tesis 1 p. 29s). Del mismo modo la caridad se dice analógicamente forma de las virtudes (2.2.q.23 a.8). Igualmente se hace mención impropiamente de la forma tanto metafísica, esto es la esencia abstracta respecto a lo concreto, como lógica, o sea el ser metafísico identificado con su objeto.