CAPITULO II
ACERCA DE LA NATURALEZA DE LOS ÁNGELES

 

Articulo I
De la espiritualidad de los ángeles

 

TESIS 10. Los ángeles son espíritus puros.

 

295. Nexo. Puesto que ya tenemos constancia acerca de la existencia de los ángeles y de algún modo acerca de la naturaleza de éstos, en cuanto que hemos probado que son substancias racionales inferiores a Dios y superiores a los hombres, ahora damos un paso más para investigar con más profundidad la naturaleza de ellos, poniendo ésta en relación con el ser corpóreo.

 

296. Nociones. Los ANGELES son substancias racionales inferiores a Dios y superiores al hombre.

 

297. El ESPIRITU, si bien se toma a veces en sentido lato como una cosa tenue y sutil y menos visible, como es el aire (Sto.To. 1 d.10 q.l a.4), en sentido estricto es una substancia que ni es materia corporal, ni depende en el ser en el obrar, al menos en sus operaciones supremas, del cuerpo, incluso de un cuerpo sutil, intrínsecamente, esto es como de sujeto de sustentación o como de coprincipio que influye directamente.

 

298. El espíritu: a) No puro no excluye la ordenación natural en orden al cuerpo como a sujeto de información, y consiguientemente la dependencia extrínseca del cuerpo, esto es como de condición para ser o para obrar.

 

b) El espíritu PURO excluye también la ordenación natural al cuerpo como a sujeto de información y consiguientemente también la dependencia incluso extrínseca del cuerpo en el obrar; sin embargo no excluye tanto la posibilidad de asumir un cuerpo en orden a una unión accidental como una materia espiritual, si tal vez el espíritu consta de ésta, como dijeron algunos antiguos, de los cuales hablaremos después.

 

299. Espiritual, en cuanto distinto de espíritu, esto es de una substancia espiritual, se dice lo que pertenece naturalmente sólo al espíritu.

 

El cuerpo, del cual se contradistingue el espíritu, es una substancia que por su propia naturaleza tiene una masa o que exige una cantidad que esté adherida inmediatamente a él, bien sea sólida, bien líquida, bien etérea, o de cualquier otra composición material.

 

Corpóreo es lo que pertenece naturalmente a dicha substancia, bien por identidad bien por dependencia intrínseca de ella. La materia se considera aquí como cuerpo, y material como corpóreo.

 

300. Damos por supuesto como evidente "per se": que los ángeles, en cuanto superiores al hombre que consta de espíritu, no son adecuadamente corpóreos, y que éstos no tienen cuerpo craso, como es nuestro cuerpo; por consiguiente se trata de que hay que excluir todo cuerpo incluso un cuerpo que fuera totalmente sutil. Ahora bien la tesis de suyo prescinde de la sutilidad substancial del espíritu.

 

301. Adversarios. Ciertos Padres atribuyen a los ángeles alguna clase de cuerpo, si bien muy sutil. S.FULGENCIO: «En verdad afirman importantes y doctos varones que éstos (los ángeles) constan de una doble substancia, esto es, de espíritu incorpóreo... y de un cuerpo mediante el cual se aparecen a los hombres en el tiempo... Así pues dicen que los ángeles buenos tienen un cuerpo celeste, esto es ígneo y resplandeciente, y que en cambio los ángeles malos... tienen un cuerpo de bronce». CASIANO (R 2050).

 

S.AGUSTIN, el cual en unas ocasiones (R 1522, 1774) parece que atribuye cuerpos a los ángeles, en otras no obstante duda: «El que hace a sus ángeles espíritus, esto es, aquellos que por naturaleza son espíritus, hace que sean ángeles suyos... Ahora bien es dudoso si ha añadido consiguientemente los cuerpos de ellos al decir también a sus servidores fuego que abrasa, o que deban sus servidores o ministros como estar inflamados en caridad espiritual». «Si... alguno afirma que los demonios no tienen cuerpo ninguno no hay por qué estar tratando denodadamente acerca de este tema con investigación fatigosa ni tampoco hay que entablar una discusión obstinada».

 

302. De entre los teólogos dudaron S.BERNARDO: «Los Padres parece que pensaron acerca de este tema de forma distinta, y no veo yo claro cuál de las dos cosas enseñara, y confieso que yo lo ignoro». PEDRO LOMBARDO.

 

CAYETANO atribuye a los demonios cierto cuerpo: «Yo creería que los demonios son espíritus broncíneos... Sin embargo con la denominación de bronce no me refiero al elemento del bronce, sino a un cuerpo sutil desconocido a nuestros sentidos, cuerpo simple e incorruptible, nacido para moverse localmente desde el alma a todas las diferencias de posición sin que se dé ninguna imposibilidad en virtud de la naturaleza del cuerpo.

 

LEIBNITZ, KANT, otros filósofos heterodoxos, que piensan que el espíritu activo no puede existir sin cuerpo, atribuyen cuerpos a los ángeles.

 

303. Los Escolásticos ya antes de Cayetano parece que defendieron bastante comúnmente la pura espiritualidad de los ángeles, puesto que dice acerca de este S.Buenaventura: «Alguna vez dudaron doctores importantes...; de donde habla acerca de esto con duda tanto S.Agustín como S.Bernardo. Sin embargo ahora se defiende con suficiente certeza y Ricardo lo afirma, que los ángeles son naturalmente incorpóreos...». Y después de Cayetano esta opinión resultó totalmente común, pues «no ha habido ya ningún teólogo de cierta autoridad en temas dogmáticos, que no haya enseñado que los ángeles son espíritus puros».

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304. Doctrina de la Iglesia. El Concilio IV de Letrán (D 428) dice: Dios «ha creado de la nada a ambas creaturas, la espiritual y la corporal, a saber la angélica y la de este mundo, y después la humana, como constituida de la unión de espíritu y de cuerpo». Cf. el Concilio Vaticano I que repite estas palabras (D 1783).

 

Hay que negar que con estas palabras se defina que los ángeles son espíritus puros, puesto que el Concilio tiende a definir simplemente en contra de los Maniqueos y de los Albigenses que todas las cosas han sido creadas por Dios.

 

Sin embargo se juzga que el Concilio da por supuesto que los ángeles no tienen cuerpo craso, ya que opone las creaturas espirituales a las corporales; e incluso da por supuesto que los ángeles tampoco tienen cuerpo sutil, puesto que sin duda juzga que los ángeles son al menos tan espirituales como el espíritu humano, al cual sin embargo no hay que juzgar que atribuya alguna clase de cuerpo demasiado sutil, en oposición al cuerpo craso al cual está unido el espíritu en el hombre.

 

Pío XII parece que por razón del contexto se refiere a esta cuestión, al hacer mención de la novedad de la nueva teología: «También algunos tratan la cuestión acerca de si los ángeles son creaturas personales; y si la materia se diferencia esencialmente del espíritu».

 

305. Valor dogmático. La tesis considerada: a) Acerca de la carencia de cuerpo craso, parece que hay que decir que es de fe divina y católica puesto que esto al menos lo da por supuesto la predicación de la Iglesia acerca de los ángeles.

 

b). Respecto a la carencia de un cuerpo sutil, es cierta en teología. En esta calificación están de acuerdo comúnmente los teólogos actuales.

 

306. Se prueba por la Sagrada Escritura. Según lo dicho acerca de la obscuridad que en este tema cubre durante siglos la tradición cristiana, está claro que la Sagrada Escritura no ha tratado clara y directamente sobre este asunto, o sea acerca de la naturaleza de los ángeles. Sin embargo presenta a éstos dotados de tales prerrogativas, que ciertamente se encuentran totalmente apartados de nuestra condición corpórea, y puesto que nunca hace mención de otros cuerpos que no sean los crasos como los nuestros, podría con todo derecho juzgarse que se excluye de los ángeles todo lo que encierran los cuerpos en cuanto tales en oposición a los seres simplemente incorpóreos. Además esto está más de acuerdo con la naturaleza racional de ellos (cf. n.278).

 

1) Positivamente: Los ángeles, incluso los malos, se dice sencillamente que no tienen cuerpo: Un espíritu no tiene carne ni huesos como véis que yo tengo (Lc 24,39). Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los principados, contra las potestades..., contra los espíritus del mal... (Ef 6,lls). Ahora bien estas palabras, aunque directamente tratan acerca de un cuerpo cual es el nuestro, parecería que excluyen de los ángeles cualquier clase de cuerpo, puesto que no hay ninguna razón para defender lo contrario.

 

Los ángeles tanto buenos como malos reciben simplemente el nombre de espíritus: ¿Es que no son todos ellos (los ángeles) espíritus servidores... (hebr 1,14). Los espíritus se os someten... Toma consigo otros siete espíritus peores que él (Mt 12,45). Gracia y' paz a vosotros... de parte de Aquel que es... de parte de los siete Espíritus que están ante su trono (Apoc 1,4).

 

Ahora bien: la palabra «espíritu» usada simplemente significa en otras ocasiones espíritu puro, como en Jn 4,24: Dios es espíritu. b) No podría, según parece, ser llamado simplemente espíritu un ser que constara de espíritu y cuerpo propiamente dicho, así como un hombre no puede ser llamado simplemente alma.

 

c) Si se hace mención del espíritu del hombre en cuanto tal, se entiende que es, según parece, sin cuerpo alguno.

 

307. 2. Negativamente. Si los ángeles tuvieran cuerpo, constarían como el hombre de cuerpo y de otra comparte que informaría al cuerpo, esto es el alma. Sin embargo la Sagrada Escritura nunca menciona el cuerpo de los ángeles como tal o el alma o una composición de los dos formando una unidad, como indica al hablar del hombre: Y no te temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehena... (Mt 10,28). El cuerpo sin espíritu está muerto... (Sant 2,26).

 

El alma humana, aunque es espíritu, no recibe simplemente el nombre de espíritu, sino que siempre se le agrega algo que indica que este algo es comparte en algún ser compuesto, esto es se hace mención a la aptitud del alma en orden a informar el cuerpo: El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio... (Rom 8,16). El espíritu del hombre está en él (1 Cor 2,11).

 

308. Se prueba por la tradición. Nada tiene de extrañar el que los Padres no se hayan dedicado directamente a determinar la pura espiritualidad de los ángeles, puesto que ésta ni la negaban explícitamente los herejes, ni de suyo su conocimien­to servía a los cristianos de una especial utilidad.

 

Las opiniones de ellos acerca de este tema se expresan con dificultad en una sola fórmula, más aún de ningún modo aparecen como definitivas, porque al no tener elaborada la noción precisa acerca de la pura espiritualidad y por otra parte al querer establecer la diferencia entre los ángeles y entre. Dios o bien entre los hombres, mientras que ciertos textos bíblicos les parecería que les asignaban algún cuerpo, prácticamente carecían de un solo modo fijo y determinado de definir la naturaleza de ellos. Ahora bien, según parece, puede decirse esto: mientras que querían distinguirlos totalmente de Dios, tendían también a eximirlos, cuanto fuera posible según la naturaleza de las cosas, de toda corporeidad; de donde práctica-mente habría que decir: objetivamente sostenían la pura espiritualidad de ellos, pero no con fórmulas al menos siempre claras como no sea tal vez a partir del s.V. Así pues si nos referimos a estas fórmulas, parecería que suponen:

 

Hasta el s.IV los Padres, puesto que para ellos el espíritu era prácticamente lo que carece de cuerpo craso, atribuyen generalmente a los ángeles alguna clase de cuerpo sutil, o sea broncíneo o ígneo, de tal manera que solamente Dios sea inmaterial; sin embargo un cuerpo sin órganos e incorruptible, más aún «de una clase especial», según Tertuliano, en cuanto que «nada hay incorpóreo más que lo que no existe» (R 354s), de tal manera que de hecho se acerca a la incorporeidad. Luego esta fórmula del cuerpo sutil de ningún modo sería definitiva y sin haberla discutido era para ellos verdaderamente dudosa. Más aún S.Hilario juzgaba que los ángeles eran incorpóreos (R 894s).

 

Ahora bien esta fórmula se mantuvo también en el s.V entre los latinos como Agustín, al cual interpretándole de este modo le siguieron Fulgencio Ruspense, Juan Casiano, Fausto Regiense. Sin embargo por lo que se refiere a los griegos, al menos a partir de S.Gregorio Niceno (R 1026), los ángeles eran incorpóreos e inmateriales, aunque sólo Dios era espíritu puro. Más aún desde el s.V la idea de espiritualidad pura que había elaborado el Pseudo-Dionisio, según se juzga comúnmente, comenzó a influir más v.gr. en S.Gregorio Magno, si bien, los ángeles en comparación de Dios los denomina «cuerpos» (R 2303).

 

Sin embargo la idea de un cuerpo sutil estaba tan clavada en muchas mentes, que no sólo en época del Concilio II de Nicea (a.787), sino todavía en el s.XII algunos la defendían o al menos juzgaban que era libre el admitir dicha idea, según se ve por S.Bernardo y por P.Lombardo, hasta que triunfó definitivamente por fin la pura espiritualidad con S.Tomás (1 q.50 a.l).

 

De aquí se ve que puede formularse propiamente en este tema un argumento patrístico que pruebe en sentido estricto, ya que entre los Padres falta unanimidad y claridad suficiente. Sin embargo es cierto que desde los ss.IV al V avanza, si bien lentamente, de día en día la pura espiritualidad. Ahora proponemos por orden algunos textos de los Padres acerca de este tema, los cuales al menos objetivamente (esto es en cuanto al intento de reclamar para los ángeles la máxima espiritualidad posible) juzgamos que pueden entenderse en este sentido, mas sin que queramos atribuirles más peso que el que tal vez exige la mente de ellos.

 

309. 1). Dicen simplemente sin una ulterior delimitación que los ángeles carecen de cuerpo. Luego parece que quieren excluir de ellos todo lo que de algún modo sea corpóreo. LACTANCIO (R 646): «Decimos que es tan grande la potestad de Dios, que incluso abarca los seres incorpóreos y los trata como ha sido su voluntad. Pues también los ángeles temen a Dios, ya que pueden ser castigados por El de un cierto modo inenarrable...».

 

EUSEBIO DE CESAREA (R 667): [Ha querido]... «Dios... algunas potestades incorpóreas, inteligentes y divinas, los ángeles y los arcángeles, inmateriales y absolutamente puros espíritus...».

 

S.GREGORIO NICENO (R 1152): «Toda creatura racional está dividida en incorpórea y en corpórea. La incorpórea es la angélica».

 

S.JUAN CRISOSTOMO (R 1152): «¿Cuán grande no fue la locura de decir de lleno que los ángeles de tal manera se habían rebajado, que... aquella naturaleza incorpórea se unía a los cuerpos?... Pues no es posible el que tal naturaleza incorpórea tenga jamás concupiscencia». Cf. R 1197.

 

TEODORETO (R 2156): «Aunque confesemos que la naturaleza de los ángeles está libre de cuerpo, sin embargo decimos que su substancia tiene una circunscrip­ción...».

S.GREGORIO MAGNO (R 2307): «El ángel... es solamente espíritu, en cambio el hombre es espíritu y carne». «...El diablo y sus ángeles, a pesar de ser incorpóreos, deben ser castigados con fuego corpóreo» (R 2320).

 

310. 2) Dicen que los ángeles son corpóreos, si se comparan con Dios, y por tanto hay que juzgar que no niegan la pura espiritualidad de ellos, sino que solamente dicen que están delimitados, según las palabras que acabamos de citar de Teodoreto. S.GREGORIO MAGNO (R 2303): «La ciencia de ellos (de los ángeles)... en comparación de la nuestra es muy extensa, sin embargo es pequeña en comparación de la ciencia de Dios; así como también los espíritus de ellos en comparación de nuestros cuerpos son ciertamente espíritu, más en comparación del espíritu supremo que carece de circunscripción, son cuerpo».

 

S.JUAN DAMASCENO (R 2351): «El ángel... es substancia inteligente..., que carece de cuerpo... Ahora bien se dice que es substancia incorpórea e inmaterial en cuanto a nosotros; pues todo lo que se pone en relación con Dios... se encuentra que es craso y materia. Puesto que solamente la naturaleza divina es verdaderamente inmaterial e incorpórea...».

 

S.AMBROSIO: «Ahora bien nosotros juzgamos que nada hay inmune y ajeno a la composición material a excepción de la sola substancia de la venerable Trinidad, la cual es verdaderamente pura y simple».

 

ARNOBIO: «Todo lo que es invisible e incorpóreo, es visible y corpóreo exclusiva-mente para Dios... Todo lo que tiene medida, es cuerpo, no patente a los ojos humanos pero sí a la visión divina; ahora bien sólo Dios es inmenso e incorpó­reo...».

 

311. 3) Dicen que los ángeles son fuego, éter o algo semejante, sin embargo de tal manera que dicho fuego o éter es inteligente, y por tanto hay que juzgar que usan de dichas palabras metafóricamente, esto es haciendo referencia a un fuego o a un éter inmaterial.

 

S.GREGORIO NACIANCENO (R 1005): Dios «pensó en primer término en las virtudes angélicas y celestiales... Y de este modo fueron creados los resplandores segundos, servidores del primer esplendor; es necesario tener a estas naturalezas bien como espíritus inteligentes o bien como fuego a manera de inmaterial e incorpóreo, o bien como cierta naturaleza distinta, lo más próximamente cercana a éstas».

 

S.BASILIO (R 950): «Así como el cauterio no se entiende sin el fuego, puesto que una cosa es el material que está colocado debajo de otra cosa es el fuego, así mismo también en las virtudes celestiales hay que pensar que la substancia espiritual de éstas es un espíritu aéreo o un fuego inmaterial..».

 

S.JUAN DAMASCENO (R 2350): «El mismo es el creador de los ángeles..., puesto que los ha sacado de la nada y los ha creado a su imagen, los ha creado naturaleza incorpórea, como cierto espíritu o fuego carente de materia...».

 

312. Razón teológica. La razón apoya la tesis por el hecho de que, puesto que entre las creaturas unas son puramente corpóreas y otras constan de cuerpo y de espíritu, es menester, para completar la escala de los seres creados, el que haya otras que sean puramente espirituales (1 q.50 a.l).

 

313. Objeciones. 1. Si bien en este testimonio la Sagrada Escritura, los ángeles aparecen en forma sensible (Dan 10-12), hablan entre sí con voz sensible (Zac 1,11; 3,4), comen (Gén 10,3; 18,9), son enviados con trompeta y gran voz (Mt 24,31), luchan con los hombres (Gén 32,24). Luego tienen cuerpo.

 

Respuesta. Distingo el consiguiente. Cuerpo asumido accidentalmente, concedo el consiguiente; tienen cuerpo propio, niego el consiguiente.

 

De esos hechos no se sigue el que los ángeles tengan cuerpo, pues: Dios mismo puede aparecer en forma corporal. Se seguiría más bien que ellos tendrían un cuerpo craso como el nuestro. Aparecen y desaparecen según su voluntad (Tob 5,5; 12,21). Comen aparentemente: Os ha parecido que yo comía pero sólo era apariencia (12,19).

 

Por tanto estos cuerpos, si son considerados según el sentido obvio de la Sagrada Escritura y de los Padres como reales y no meramente imaginarios, son asumidos por ellos mediante cierta unión, no substancial, sino puramente extrínseca, en cuanto que el ángel se hace íntimamente presente al cuerpo en orden a movimientos locales, a emitir sonidos o a ejercer otras acciones, sin que no obstante en dichos cuerpos se dé, más que aparentemente, vida o acción propiamente humana. Así pues si Rafael dice (Tob 12,19): Uso de una comida invisible y de una bebida, que no puede ser vista por los hombres, esto se entiende místicamente acerca de la visión beatífica.

 

314. 2. Los demonios son captados y son encadenados por otros ángeles (Tob 8,3); luego tienen cuerpo.

 

Respuesta. Distingo el consiguiente. Si esto se hiciera por la fuerza natural de un agente corpóreo, concedo el consiguiente; si se hace por la fuerza bien física bien moral de algún ángel superior, o bien por Dios mismo, niego el consiguiente.

 

Si estas palabras se tomaran como suenan, se seguiría que los demonios tienen un cuerpo craso como el nuestro. Nada impide el que los ángeles lleven a los demonios de un lugar a otro o el que los retengan en algún lugar, de un modo desconocido por nosotros bien físico o bien moral tanto por su propio poder como al menos por el poder de Dios.

 

También se explica el que los demonios son atormentados con fuego (Mt 25,41; 2 Pe 2,4) de tal manera que Dios eleva preternaturalmente el fuego en orden a quemar los espíritus.

 

315. 4. Se dice en Gén 6,1-4: Cuando la humanidad comenzó a multiplicarse sobre la haz de la tierra y les nacieron hijas, vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres les venían bien, y tomaron por mujeres a las que preferían de entre todas ellas... Cuando los hijos de Dios se unían a las hijas de los hombres y ellas les daban hijos: éstos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos. Atendiendo a estas palabras, ciertos ángeles se casaron con mujeres; es así que esto requiere el cuerpo; luego sáquese la consecuencia.

 

Respuesta. Niego la mayor. «Hijos de Dios» no designa a los ángeles, según está claro: 1) Por la naturaleza de la cosa, pues: en este texto se trata de matrimonios que van a ser contraídos a manera humana; lo cual sería inaudito tratándose de ángeles. Estos tendrían diversidad de sexo (Mt 22,30). Se hace mención del castigo de las mujeres, no en cambio del castigo de los ángeles, los ángeles buenos, como bienaventurados ya, no hubieran pecado; y por el contrario los malos no reciben en la Sagrada Escritura el nombre de «hijos de Dios». Los ángeles tendrían cuerpo craso como el nuestro. Aunque se.admitiera el hecho, podría explicarse este hecho mediante cuerpos asumidos accidental-mente. Un tema tan singular, si no se prueba debidamente, parecería en contra del honor de la Sagrada Escritura que se trataba de cierta narración mítica.

 

Por la vacuidad de las razones contrarias. En efecto: a) En la versión de los LXX se lee «ángeles de Dios». Sin embargo solamente en unos pocos códices y de poca importancia, mientras que los mejores códices y el texto hebreo tienen la expresión «hijos de Dios». b) En la Sagrada Escritura son llamados así los ángeles, v.gr. en Job 1,6; 2,1; Sal 28,1, etc. Sin embargo nunca son llamados así en el Pentateuco, sino más bien hombres peculiarmente unidos a Dios, como en Ex 4,22; Deut 14,1. Y los lugares que se han presentado como objeción están en un contexto poético, en virtud del cual se ve claramente el sentido de los mismos.

 

c) La oposición entre hijos de Dios e hijas de los hombres muestra que los primeros no son hombres. Sin embargo esta oposición puede ser simplemente moral por una especial dignidad, como el que dice (Jer 32,20): Tú que has obrado señales... en Israel y entre los hombres, no niega que los Israelitas sean hombres. d) Algunos Padres están en favor de dicha interpretación, como S.Clemente Alejandrino, S.Justino, S.Ireneo, S.Ambrosio, etc. Sin embargo apenas ni uno solo de los que son de mayor autoridad en la exposición del sentido literal de la Sagrada Escritura. e) Se dice que nacieron de ellos gigantes. Ahora bien éstos eran hombres, a saber varones famosos o héroes.

 

316. 2) Luego los «hijos de Dios» son los descendientes de Set, o sea los hombres de la familia de Set. Así lo afirman San Juan Crisóstomo, S.Cirilo de Alejandría, S.Agustín, muchos intérpretes católicos. En efecto Moisés en los primeros capítulos habla sólo de los hijos de Adán que descienden mediante Set; los cuales por otra parte podían ser llamados «hijos de Dios», no porque sobresalieran en piedad, puesto que por aquel entonces los hombres en general eran muy malos, sino por razón de la familia, pues a Set (el cual le fue concedido a Adán en substitución de Abel) le nació un hijo, al que puso por nombre Enós. Este fue el primero en invocar el nombre de Yahvé (Gén 4,25s). «Las hijas de los hombres» son las mujeres de la familia de Caín.

 

317. Tal vez insista el objetante: En Jds 6s se dice: A los ángeles..., que no mantuvieron su dignidad... los tiene guardados con ligaduras eternas. Como Sodoma... y las familias vecinas de modo semejante (que ellos, según el texto griego) fornicaron y se fueron tras una carne diferente, padeciendo la pena de un fuego eterno, sirven de ejemplo. En estas palabras se compara a los ángeles con Sodoma, etc., en cuanto al pecado. Es así que el pecado de Sodoma, etc., fue de fornicación, luego sáquese la conclusión.

 

Respuesta. Distingo la mayor. La comparación se hace en cuanto a la pena del pecado, concedo la mayor; en cuanto a la especie del pecado, niego la mayor.

 

El pecado fue: de los ángeles, porque no mantuvieron su dignidad; y en cambio de las ciudades, porque fornicaron y se fueron tras una carne diferente. Además, aunque la lección griega fuera verdadera, las palabras «de modo semejante» están adecuadamente unidas a las palabras «sirven de ejemplo».

 

318. Hace poco ha sido propuesta por Clown una teoría, la cual, considerando esta perícopa (Gén 6,14) como una alusión al pecado que cometieron con las mujeres moralmente todos los hombres (Gén 6,12: Toda carne tenía una conducta viciosa sobre la tierra), estableció que los hijos de Dios eran los hombres del linaje humano, en cuanto que fueron creados por Dios «a imagen de Dios», y que la hija de los hombres era la mujer en cuanto que es el ser débil y carnal de esta tierra, y a la cual los hombres, olvidados de aquella nobleza suya, la consideraron exclusivamente como un ser carnal, esto es como instrumento de su pasión. Hace poco también Bauer entendió «que los hijos de Dios eran todos los hombres, y que todas las mujeres eran las hijas de los hombres». Sin embargo tampoco quita probabilidad a la opinión anterior, ni ha satisfecho plenamente a todos los críticos.

 

Otra opinión demasiado rebuscada, a saber que los hijos de Dios son los príncipes anteriores al diluvio, esto es los hijos de los poderosos, y que las hijas de los hombres son las hijas ordinarias del pueblo, la propone Junker.

 

Articulo II

Ciertos asertos acerca de la espiritualidad de los angeles

 

319. Los ángeles son esencialmente simples. Negaron esto S.Buenaventura y otros autores antiguos de la escuela franciscana, distinguiendo en la substancia puramente espiritual del ángel un doble elemento, uno determinable esto es como materia (si bien sin partes que estén fuera de parte), y otro determinante, o sea como forma.

 

Sin embargo esta teoría, rechazada ya hace mucho tiempo por todos, que multiplica los seres sin ningún fundamento, viene a caer en grandes dificultades, ya que no explica, cómo todo el ángel es acto de entender, y por qué no se incluye la misma composición en el elemento formal del ángel.

 

Ahora bien puesto que también se da en el ángel composición, metafísica o física según el distinto aspecto, de potencia y acto (1 q.50 a.2), de género y de diferencia (en el mismo texto), de naturaleza y de persona (3 q.4 a.l a 3), de substancia y de accidente bien natural (1 q.54 a.1-5) bien sobrenatural, nada impide el que en sentido lato se distingan en el ángel materia y forma.

 

320. Los ángeles son incorruptibles en cuanto a su naturaleza. Pues la corrupción no es más que la separación de la materia y de la forma en un ser compuesto de éstas, como no es el ángel ( 1 q.50 a.5). Así pues cuando algunos Padres como S.Ambrosio dicen: «Ni el ángel es naturalmente inmortal, cuya inmortalidad radica en la voluntad del Creador», dan a entender, según queda claro al lector del contexto de estas palabras, que solamente Dios es inmortal por esencia, puesto que El sólo existe necesariamente, y que los ángeles son inmortales por participación, y en este sentido por gracia de ,Dios, puesto que éstos existen solamente por la voluntad de Dios.

 

321. El ángel está en algún lugar intrínseco (divisible o indivisible). En efecto lugar intrínseco es aquello donde se dice que algo está formalmente ubicado, o sea se dice que está en este sitio y no en otro; ahora bien «todo lo que existe, no puede dejar de estar en algún sitio». Pues si Dios creara un cuerpo íntimamente presente a algún ángel, el ángel estaría donde estuviera el cuerpo y sin embargo estaría donde estaba antes; luego el ángel ya tenía antes su ubicación.

 

322. El ángel puede ocupar un espacio extrínseco, esto es estar en un lugar extrínseco, el cual es aquello donde se dice que está contenida una cosa corpórea. En verdad los testimonios de la Sagrada Escritura (aducidos hasta ahora) y los testimonios de los Padres dan por supuesto según su sentido obvio que los ángeles se aparecen algunas veces y actúan en un cuerpo, esto es en algún espacio extenso; igualmente el espíritu, en cuanto independiente de la materia y no teniendo como el cuerpo partes que deban ser colocadas fuera de partes, puede estar en el mismo espacio en el que está éste. Sin embargo el ángel puede estar ubicado en un espacio absoluto (lo cual denota mera existencia posible de espacio real o corpóreo), puesto que no le conviene a él la ubicación local o propia de los cuerpos, en cuanto que ésta se identifica con el mundo sensible, sino la ubicación espiritual, esto es independiente "per se" de la existencia del mundo sensible.

 

323. El ángel no está en todas partes. Pues al ángel no le compete la ubicación trascendental, esto es la inmensidad de Dios. En efecto la Escritura al decir que los ángeles están en el cielo o en la tierra o que van a algún lugar determinado o que son enviados de uno a otro lugar (Lc 1,19; 2,19; Mt 4,5.12; Ap 12,8; 20,1; Dan 14,35; Zac 2,4) no puede dejar de entenderse en sentido propio, o sea en el sentido de una verdadera mutación de lugar, y por tanto como dando a entender que los ángeles no se encuentran en todas partes. Los Padres dan por supuesto lo mismo al decir entre otras cosas que los ángeles están en el cielo o en el infierno o en el aire. La razón teológica enseña solamente que Dios es inmenso, puesto que cualquier otra substancia es finita y por tanto no es capaz de extenderse a todas las cosas.

 

Ahora bien la presencia del ángel en un lugar extrínseco, la cual se da, según está claro, no por contacto cuantitativo: no es circunscriptiva, esto no es aquella por la que una cosa está en un solo lugar sin que esté en otro, y está toda entera en un lugar todo entero de tal manera, que cada una de sus partes responde a cada una de las partes del lugar, puesto que el ángel, como espíritu puro que es, no tiene partes que estén fuera de partes. Ni es tampoco "repletiva", esto es aquella presencia por la que la cosa está toda entera en todo el lugar entero, y toda entera en cada una de las partes, ahora bien de tal manera que no quede delimitada por ningún lugar determinado, sino que esté presente en todas partes; en efecto esta presencia es propia exclusivamente de la naturaleza divina, como ilimitada que es. Sino que es definitiva, esto es una presencia tal por la que la cosa se encuentra en un solo lugar de tal forma que no esté en otro, y está toda entera en todo lugar entero y toda entera en cada una de las partes del lugar; pues esta presencia no exige medida, ni extensión, ni contacto cuantitativo, sino solamente carencia de distancia entre la cosa y el lugar. Ahora bien puesto que el lugar extrínseco puede ser de diversa dimensión, el ángel está presente en cada una de las partes del lugar, no mediante partes (de las cuales carece), sino mediante toda su substancia entera.

 

324. El ángel no puede naturalmente estar y obrar al mismo tiempo en diversos lugares adecuados. Lugar adecuado es aquel que ocupa el ángel o puede ocuparlo, y el cual es variado según la diferente perfección del ángel, mientras que el lugar inadecuado es aquel lugar en comparación con el cual el ángel puede ocupar otro mayor. Ahora bien el ángel puede estar y obrar naturalmente simultáneamen­te en diferentes lugares inadecuados separados entre sí, cuyo conjunto no exceda a un lugar adecuado, sin que actúe en el medio, no en cambio sin que esté en el medio.

 

325. Muchos ángeles pueden naturalmente estar simultáneamente en el mismo lugar. Según Mc 5,1-13, muchos espíritu estuvieron simultáneamente en un solo hombre, sin que haya que juzgar razonablemente que cada uno de ellos había ocupado cada una de las partes del cuerpo. Los ángeles carecen de cuantidad, la cual es la única causa que impide la compenetración.

 

326. ¿Por medio de qué el ángel se constituye formalmente en un lugar? 1) Según S.Tomás, por la aplicación de la virtud, la cual sin embargo la entienden: a) Báñez y otros de tal manera que sea suficiente la potencia próxima en orden a la operación, aunque no se siga ésta; b) Gonet y otros de tal modo que sea requiera la operación; c) Cayetano, de forma que aquélla sea suficiente para la presencia incompleta y se requiera la operación para la completa; d) Toledo, de manera que sea suficiente la sola virtud operativa. Ahora bien puede oponerse a esto el que hay que presuponer la presencia del ángel en el lugar, para que obre o pueda obrar.

 

2) Según S.Buenaventura y otros, mediante su sola substancia. 3) Según Suárez, por medio de la sola presencia de su substancia que no diste del cuerpo en el cual se dice que está. Esta opinión - ciertamente la más probable no difiere de la anterior, a no ser en cuanto que coloca el ubi (la ubicación) intrínseco de la cosa en algún modo distinto de la substancia de la cosa, por el que se dice que el ángel está formalmente en este lugar y no en otro, de tal manera que, supuesto esto, se dice que el ángel está en un lugar extrínseco por la sola presencia de su substancia que no dista de este lugar.