Articulo II

De la incapacidad de crear en el ser finito

 

TESIS 2. El ser finito no puede crear como causa principal.

 

72. Nexo. Solo Dios, según lo probado anteriormente, ha creado de hecho y en verdad todas las cosas, incluso las más pequeñas que han sido creadas. Sin duda alguna al menos el primer ser finito no podía existir sin la inmediata creación divina; ahora bien, puesto que Dios puede usar de las causas segundas en el gobierno del mundo, ¿por qué no empleó las causas segundas para la creación al menos de los primeros seres? Ahora bien este uso supondría que al menos algunas creaturas podrían crear; ¿es esto verdad?, esto es, ¿es verdad el que una creatura puede hacer algo de la nada? Esta es la cuestión que se plantea.

 

Si se responde negativamente a esta tesis, constará que Dios no ha podido usar de las causas segundas para la creación, y que por tanto, una vez dado por Dios mismo el decreto de crear, necesariamente ha creado El solo todas las cosas. Si por el contrato la respuesta es afirmativa, por este mismo hecho se establece que Dios ha creado por sí solo todas las cosas, solamente porque ha querido; el cual decreto puesto que no se conoce en él efecto, solamente podemos saberlo por revelación y por tanto sólo por revelación puede constamos que ha creado todas las cosas solamente Dios.

 

73. Nociones. EL SER FINITO, esto es la creatura bien existente, a saber la angélica o la humana o la meramente material, o bien puramente posible por muy perfecta que sea.

 

74. CAUSA (eficiente, según está claro, esto es principio "per se", extrínseco, del cual proviene en primer término la acción o realización de la cosa) PRINCIPAL, a saber que tiene poder propio proporcionado al efecto de su orden.

 

Para este efecto no necesita, además del concurso requerido de Dios, de otra ayuda como no sea tal vez, puesto que ella misma por sí sola no es necesariamente suficiente, de la ayuda de alguna causa igual (esto es que coopera parcialmente con poder proporcionado a algún efecto indiviso) o de alguna concausa inferior, esto es instrumental. El efecto se le asimila y se le atribuye directamente (S.To. 1 q.63 a.1).

 

La causa, de la que solamente se trata en la tesis, se considera aquí bien como natural, esto es que posee aquel poder por la capacidad innata de su propia forma, esto es por exigencia de su naturaleza, bien como preternatural, esto es que tiene el poder por un don que le es indebido, esto es fuera de las exigencias de su naturaleza, pues incluso en este caso sería una causa estrictamente principal, o sea que obraría según el poder que le es propio, como v.gr. el hombre que realiza actos sobrenatura­les con un hábito sobrenatural.

 

75. Se opone a ésta la causa instrumental, esto es la que tiene algún poder propio, pero desproporcionado respecto al efecto. Y por tanto que obra solamente movida por la causa principal y en virtud de ésta.

 

Obra por algo que les es propio, pues en otro caso sería empleada inútilmente para obrar y además no habría razón de por qué para una determinada acción se elegía un instrumento en vez de otro; ahora bien al carecer de poder o virtud proporcionada al efecto, no puede concurrir en orden a producir éste a no ser que sea elevada por la causa principal. Por ello el efecto ni se le asimila a ella ni se le atribuye directamente (1 q.45 a.5; 3 q.62 a.l).

 

Ahora bien si se dijera que el instrumento de por sí carece de todo poder o virtud de obrar y que todo el poder o virtud con que obra se da en él debido a la causa principal, la razón de instrumento, por lo que concierne a nuestra cuestión, no se cambiaría substancialmente, puesto que en ese caso aquello propio por lo que el instrumento obraría sería aquel poder o virtud; el cual poder o virtud, si fuera proporcionado al efecto, convertiría al instrumento mismo por ese mismo hecho en causa principal.

 

76. N.B. 1) Admitida la necesidad que se va a probar después del concurso divino inmediato para toda acción de la creatura, está claro que la creatura como causa principal (y manteniendo la proposición también como causa instrumental) es considerada aquí en orden a crear como protegida por el debido concurso y en verdad un concurso bien natural, bien preternatural, según se trate de una causa que obra bien naturalmente bien preternaturalmente.

 

Ahora bien, puesto que no parece que la creación se lleve a término más que con la volición (o acto de la voluntad), la cual sin embargo requiere necesariamente de antemano la idea ejemplar adecuada de lo que se va a crear, se concibe que solamente se da el concurso de Dios a fin de que la creatura realice la idea ejemplar y para que ejecute la volición creadora; pues, al ser la creación en cuanto tal una acción simplicísima que consiste en meramente transformar una cosa del no ser al ser, si se atribuye algo distinto a Dios, esto no será más que la producción misma de la cosa y por tanto la creación misma, sin que por consiguiente la creatura realice ésta.

 

Además, si el poder de crear se identifica, según parece, con la voluntad, la cuestión acerca de la creatura, como causa principal de la creación sólo tiene valor respecto al ser racional.

 

2) Si se considera la creatura en cuanto elevada por la virtud preternatural, esta virtud o bien no se asume en la creatura misma y entonces ésta mediante dicha virtud no concurre en nada en orden a crear, o bien se asume en la creatura misma y entonces esta virtud es creada y por tanto es tal que le falta a ella la proporción en orden a crear, si ésta no se da en ninguna creatura. Luego si se prueba, incluso con la sola razón natural, que la creatura no puede crear, por ello mismo se prueba que ésta, incluso dotada de virtud preternatural, no es capaz de crear.

 

77. CREAR se toma, no en sentido lato, esto es no de cualquier clase de producción de algún nuevo ser, como ocurre v.gr. en la educción, en la cual, surge necesariamente una nueva forma bien accidental bien substancial y de este modo un nuevo compuesto de esta clase, si bien procede de un sujeto presupuesto; sino que se toma en sentido estricto o sea de la producción de la cosa entera hecha de la nada.

 

78. No PUEDE. Con estas palabras no queremos referirnos a un poder moral y mediato, o sea un poder de mover mediante súplicas la voluntad de Dios en orden a crear, ya que v.gr. los padres alcanzan de Dios un hijo, de forma que a éste le tiene que ser ciertamente infundida un alma creada de la nada; sino que nos referimos a un poder físico, ahora bien no un poder que simplemente disponga una materia ante cuya exigencia connatural sea creada el alma que tiene que ser infundida (De pot. 1.c.), sino un poder que con su acción física e inmediata produzca algo de la nada.

 

Ahora bien se excluye no sólo el poder ilimitado, o sea el que se extiende a todos los seres que pueden ser creados, el cual poder fácilmente es rechazado por todos, ya que en otro caso este poder debería ser infinito, según se dirá después; sino que se excluye también el poder restringido, o sea el poder que simplemente hace referencia a un determinado orden de seres creables, prácticamente como en la educción un animal no puede engendrar a cualquier animal.

 

Y se considera este poder en cuanto que actúa en dependencia de Dios, o sea dependiendo de él mismo, al igual que en su ser, así también en el obrar, ya que se juzga que implica contradicción por su propia naturaleza la actuación de la creatura con independencia de Dios.

 

«Por consiguiente, dice Beraza, se plantea la cuestión acerca del poder de crear en la creatura, a la manera de una causa física principal, que depende de Dios en el obrar, y circunscrita a una determinada especie de cosas creables».

 

79. Adversarios. DURANDO, BIEL: no se muestra con claridad, dicen estos autores, que implique contradicción el que Dios haga alguna creatura capaz de hacer algo (no todas las cosas, ni con independencia de Dios) de la nada. Lo mismo sostienen RIPALDA como «muy probable», ARRIAGA como «más probable».

 

80. Valor teológico. Común, y parece cierta en teología.

 

81. Se prueba por la sagrada Escritura. Sin que la sagrada Escritura diga expresamente que sólo Dios puede crear y ciertamente excluyendo el poder incluso preternatural de cualquier creatura en orden a crear, establece el hecho mismo de la creación como signo propio de la divinidad y por ello como título de preeminencia sobre las creaturas, bien a fin de que solamente Dios sea adorado, bien para afirmar el primado de Cristo sobre todas las cosas. Ahora bien si la creatura pudiera crear, al menos preternaturalmente, la creación del mundo no sería signo propio de la divinidad.

 

Is 45,5-8: Yo soy Yahvé, no hay ningún otro; fuera de mí ningún dios existe... Yo soy Yahvé, no hay ningún otro; yo modelo la luz y creo la tiniebla, yo hago la dicha y creo la desgracia, yo soy Yahvé, el que hago todo esto. Cf. 40,2-28; 48,12s.

 

Jer 10,10-16: Pero Yahvé es el Dios verdadero; es el Dios vivo y el Rey eterno. Cuando se irrita, tiembla la tierra... Así les diréis: Los dioses que no hicieron ni el cielo ni la tierra, perecerán de la tierra y de debajo del cielo. El es quien la tierra con su poder, el que estableció el orbe con su saber, y con su inteligencia expandió los cielos... No es así la «Parte de Jacob», pues El es el plasmador del universo...

 

Sal 95,5: Pues nada son todos los dioses de los pueblos. Más Yahvé los cielos hizo.

 

Eclo. 1,8: Uno solo es el Dios altísimo, el creador omnipotente y el rey poderoso... y el que domina...

 

Jn 1,1-3: Y el Verbo era Dios. El estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por El.

 

Hebr 1,1-3: Dios... nos ha hablado pormedio del Hijo a quien instituyó heredero de todo, por quien también hizo los mundos; el cual, siendo resplandor de su gloria e impronta de su substancia, y el que sostiene todo con su palabra poderosa...

 

82. Se prueba por la tradición. Los SS.PP., sosteniendo el que la creatura depende siempre de Dios en el obrar, dan no obstante por supuesto que ninguna creatura tanto existente como posible puede crear, y en verdad no sólo respecto al poder ilimitado, sino también respecto al poder restringido; y no dan esto por supuesto simplemente en plan de argüir, sino también afirmando directamente esta idea. En verdad, en otra hipótesis no procederían con firmeza las tesis de ellos, cuando, a) en contra de los gnósticos y de otros que atribuyen la creación a algún ser intermedio entre Dios y el mundo, dicen que los ángeles u otros seres intermedios no pueden crear, precisamente porque son creaturas. b) Establecen en contra de los arrianos que el Verbo es Dios, por el hecho de que se le atribuye la creación.

 

a) En contra de los gnósticos, etc. S.CIRILO DE ALEJANDRIA (R 2136): «Es muy contrario a la gloria divina el pensar que otros puedan crear y traer a la existencia aquellas cosas que antes no existían. En efecto no es licito decir que lo que es propio y singular de la inefable naturaleza divina pueda darse naturalmente en algunas de las cosas creadas en virtud de estas mismas cosas. Por el contrario esto conviene exclusivamente a Dios y pertenece a su gloria suprema».

 

Y poco antes había dicho: «Puesto que, según he dicho anteriormente, está cerrado a la creatura el acceso a aquello que le compete sola y propiamente a la substancia suprema de todos los seres, como es la facultad de crear, y de hacer venir a la luz lo que no existía en ninguna parte».

 

S. AGUSTIN (R 1702): «Los ángeles no pueden crear en absoluto ninguna naturaleza; pues solamente el creador de cualquier naturaleza sea grande o sea la más pequeña es Dios, esto es, la Trinidad misma, el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo». Y poco después añade: «Crear una naturaleza no lo puede hacer ningún ángel del mismo modo que ningún ángel puede crearse a sí mismo».

 

83. S.J UAN DAMASCENO (R 2356): «Todos los que dicen que los ángeles son creadores de cualquier clase de substancia, ellos mismos son expresión del diablo, el cual es su padre. Pues al ser creaturas no son creadores. Ahora bien el creador y el que tiene providencia y el que conserva a todos los seres es Dios, el cual es el único increado...».

 

TEODORETO: «Este es también un argumento de la debilidad de las razones humanas. En efecto puesto que entre los hombres toda obra artística necesita de una materia anterior, pensaron los necios que Dios tampoco podía crear sin materia, y no entendieron cuán grande es la diferencia entre Dios y los hombres, y que no puede suceder el que la imagen tenga todas las cosas que tiene el arquetipo; y que el hombre en verdad, como imagen que es, crea extrayéndolo de aquello que existe; por el contrario Dios crea tanto de aquello que existe como de lo que no existe». Por consiguiente no todo lo que es propio de Dios conviene a la imagen, v.gr. la potestad de crear de la nada; ahora bien imágenes de Dios son todas las creaturas (racionales) incluso las posibles.

 

84. b) En contra de los arrianos. S.ATANASIO (R 764): «Pues, ¿cómo puede suceder que haga que existan las cosas que no existen, si, según opináis, ha sido hecho de la nada? Esto de que él, aunque creado según vuestra hipótesis, pueda producir a la creatura, ciertamente deberá entenderse del mismo modo respecto a cada una de las creaturas, a saber que éstas pueden también crear. Y si vosotros admitís esto, ¿para qué fue necesario el Verbo, siendo así que las creaturas inferiores según vuestra hipótesis pueden ser hechas por las creaturas superiores, o al menos siendo así que cada una de las cosas hechas ha podido al principio oír de Dios "seas hecha" y "sé hecha" y hubiera sido producida de este modo? Sin embargo ni esto ha sido escrito, ni ha podido suceder. Pues ninguna de las cosas que son hechas es causa eficiente; ya que todas las cosas han sido hechas por el Verbo, el cual ciertamente no hubiera hecho todas las cosas, si también el Verbo mismo hubiera pertenecido a las realidades creadas. Pues ni siquiera los ángeles pudieron crear, ya que ellos mismos fueron creados, por más que hayan pensado de este modo (o sea que los ángeles pudieron crear) Valentino, Marción y Basílides, de los cuales vosotros sois seguidores».

 

S.BASILIO (R 942): «Si el Hijo es creatura de Dios, y toda creatura es sierva del Creador, es siervo de Cristo Dios, no hijo... La obra no tiene en común con el hacedor la misma potestad; por consiguiente el Padre no tiene nada en común con el Hijo, ni siquiera la creación, si el Hijo es obra o hechura y no filiación».

 

85. Razón teológica. Si alguna de las cosas creadas hubiera podido crear, de hecho hubiera creado algo, a no ser que hubiera recibido en vano la potencia de crear; pues no se puede juzgar que Dios haya dado a alguna creatura una potencia, cuyo uso sin embargo hubiera obstaculizado, o el que ninguna creatura haya creado de hecho, a pesar de poder crear. Ahora bien únicamente Dios ha creado de hecho todas las cosas (incluso las más pequeñas). Luego ninguna creatura de las que han llegado a existir puede crear.

 

Esta conclusión debe ser mantenida como cierta según el raciocinio que hemos hecho. Ahora bien a partir de dicha conclusión se opera el paso para probar también que ninguna creatura de entre las posibles puede crear. En efecto en los seres creados se da toda la escala de seres, esto es hay seres puramente espirituales y puramente materiales y seres compuestos de espíritu y de materia, más aún estos últimos seres y los seres puramente espirituales han sido elevados al consorcio de la naturaleza divina; luego hay que sostener que la potencia de crear implica contradicción por su propia naturaleza respecto a todos estos seres; pues, si no fuera así, seres tan perfectos y en verdad elevados al orden divino, como son los ángeles, o al menos algunos más perfectos entre ellos, hubieran tenido dicha potencia de crear.

 

86. En efecto, si se considera la acción creadora por parte del sujeto, no parece que se dé diferencia específica (ciertamente intensiva) en cuanto a la potencia de obrar entre seres de la misma serie (v.gr. entre los espíritus puros creados incluso los meramente posibles), puesto que todos tienen entendimiento y voluntad y carecen de materia; y si se considera la acción creadora por parte de la acción misma, no se ve la razón de por qué la potencia creadora, si no implica contradicción de su propia naturaleza respecto a la creatura, no se da (ciertamente en diverso grado y amplitud) en toda las creaturas que tienen entendimiento y voluntad, prácticamente como se da en general la potencia eductiva (quedando a salvo la diversidad de grado y de género) en toda causa creada, y en concreto se da la potencia generativa "per se" en todo ser viviente dotado de cuerpo.

 

87. Además, cuando Dios toda la escala de los seres, y en verdad elevados parte de éstos al orden divino, con los cuales se completa la perfección del universo, hubiera creado sin duda alguna, a fin de que dicha perfección quedara consumada incluso en cuanto al modo de obrar, un ser capaz de crear, si éste fuera posible.

 

88. N.B. Estos argumentos excluyen el que tenga potencia de crear la creatura como causa principal incluso siendo elevada la creatura, puesto que, aparte de la elevación a la filiación adoptiva y al consorcio real divino, no se concibe que exista otra elevación específicamente distinta y más sublime (si exceptuamos la hipostática).

 

89. La razón natural no ha encontrado hasta ahora una razón que pruebe claramente la tesis. Suárez dice que a él la segunda sentencia (esto es nuestra tesis) le parece que es verdadera y cierta; sin embargo juzga que es muy difícil el aportar una demostración apodíctica en confirmación de dicha sentencia. En efecto el concepto de creación, puesto que no conocemos la creación por experiencia, nos es muy ajeno.

 

Con todo pueden establecerse los siguientes puntos: a) No se prueba de ningún modo el que creatura alguna pueda crear, y por consiguiente todas las razones que quieran aducirse en pro de esta potencia, o sea en contra de nuestra tesis, se refutan de forma suficientemente clara. b) Es cierto que ninguna creatura tiene potencia ilimitada de crear, puesto que en otro caso podría crearse también a sí misma, lo cual es absurdo, como es evidente "per se", y también a otros seres superiores a ella y por consiguiente a seres indefinidos en número y en perfección, lo cual se considera también con todo derecho como absurdo, puesto que al obrar todo agente como es en sí y por tanto al asimilarse a sí mismo el efecto, la causa creada, como limitada que es en su ser a algún modo del ser (esto es a tal género y a tal especie concretos), no puede asimilarse el objeto, según lo que conviene a seres superiores a ella. c) Se aportan en favor de nuestra tesis ciertas razones las cuales tienen al menos gran fuerza probativa, en el caso de no tener una fuerza definitiva en cuanto a la prueba de nuestra tesis, y estas razones tienden a mostrar que para crear se requiere poder infinito, el cual por consiguiente implica contradicción con la creatura. De aquí el que, al que se propongan a la sola luz natural, excluyen el que cualquier creatura que sea pueda crear, incluso en cuanto causa principal elevada, puesto que el poder infinito implica contradicción respecto a cualquier creatura de la que se trate.

 

90. Así pues presentamos algunas de estas razones verdaderamente probables (S.To., De pot. q.3 a.4), a la exposición de cada una de las cuales añadimos sin embargo las principales objeciones respecto a ellas.

 

1) Si una creatura tuviera poder de crear, ésta podría (al menos por parte de la potencia) alcanzar a cualquier ser que pueda ser creado; es así que esto es absurdo, según lo admiten todos y además está claro por lo que acabamos de decir; luego la creatura no puede crear.

 

La mayor. El objeto formal de la creación es el ser, ahora bien no en cuanto tal ser, como en la educción, sino en cuanto ser. Luego el que puede crear un solo ser, puede crear todos los seres posibles, puesto que en ellos se da aquel objeto formal, en el caso de que esto no implique contradicción por otro motivo. Ahora bien no implica contradicción por ningún capítulo que pudiera ponerse de objeción: a) No por el objeto material, puesto que en éste no se requiere más que la posibilidad interna. b) No por parte de la materia "ex qua", ya que ésta no se requiere de antemano para crear. c) Ni por parte del poder creador, ya que para crear, excluido cualquier sujeto presupuesto, es suficiente la sola voluntad, la cual de por sí puede alcanzar a todo ser.

 

Ahora bien, ¿cómo se prueba que el objeto formal de la creación es el ser en cuanto ser, no de un modo meramente especificativo, esto es algún ser concreto en cuanto totalmente transeúnte del no ser al ser, sino reduplicativamente esto es el ser según la razón formal del ser común a todas las cosas creadas? Y por tanto, ¿cómo se prueba que el poder de crear no puede restringirse al orden determinado de los seres que van a ser producidos?

 

91. 2) Cuanto más dista el término "a quo", o sea la potencia "ex qua", del término "ad quem", esto es del acto, tanto mayor poder se requiere para producir éste, v.gr. para quemar un leño verde. Luego cuando no se da ningún término "a quo", esto es la potencia "ex qua", se requiere un poder infinito.

 

Ahora bien en este silogismo el antecedente se refiere al poder eductivo, respecto al cual es verdadero; en cambio el consiguiente se refiere al poder creador, el cual, en cuanto que no presupone ninguna potencia "ex qua", es de distinto género del del poder eductivo. Luego, incluso supuesto el antecedente respecto al poder eductivo, no es necesariamente verdadero el que el poder creador sea infinito, sino simplemente que es de otro género, tanto si es finito como si es infinito.

 

3) Entre la nada y el ser se da una distancia infinita, es así que la distancia infinita no puede superarse sin un poder infinito; luego la creación requiere un poder infinito.

 

La mayor es un aserto gratuito, puesto que, según indica Durando, entre la nada y el ser no se da ninguna distancia, o a lo sumo se da la distancia de una entidad producida, la cual es necesariamente finita.

 

92. Objeciones. 1) El ser creado perfecto puede hacer lo semejante a él; luego el ángel, ser perfecto, puede hacer un espíritu semejante a él; ahora bien el espíritu solamente se realiza mediante la creación; luego el ángel puede crear.

 

Respuesta. Distingo la mayor. El ser creado perfecto puede hacer lo semejante a él absolutamente, esto es haciendo que un nuevo ser comience totalmente a existir, niego la mayor; de otro modo, subdistingo: si él mismo puede dividirse, concedo; en otro caso, niego.

 

Un ser inorgánico, y el ser orgánico por generación, no hace lo semejante a él más que por alguna división de sí mismo, esto es por educción; ahora bien el ángel no puede dividirse; luego por el hecho de que el viviente orgánico pueda hacer un ser semejante a él por división suya, no se sigue que el ángel pueda absolutamente hacer otro espíritu. Con otras palabras: por el hecho de que algún ser creado pueda hacer por educción un ser semejante a él, no se sigue que otro ser pueda hacer por creación un ser semejante a él, ya que la creación es una operación esencialmente distinta de la educción (S.To. 1 q.45 a.5).

 

Tal vez se insista en la objeción. El modo de obrar sigue al modo de ser; es así que el ángel de ningún modo depende en el ser de la materia; luego tampoco en el obrar; por consiguiente puede crear.

 

Respuesta. Distingo la mayor. El modo de obrar sigue al modo de ser, en cuanto que el efecto no puede superar en perfección a la causa, concedo la mayor; como si todo ser, esto es incluso independiente en el ser de la materia, pudiera hacer un semejante a él, niego la mayor.

 

Luego este axioma es verdadero en el primer sentido; pero no por ello es necesariamente verdadero en el otro sentido totalmente distinto del primero.

 

Por otra parte de la objeción se seguiría que toda substancia completa, en cuanto que subsiste sin sujeto, puede obrar independientemente del sujeto.

 

93. 2. La creatura puede educir (hacer salir) venciendo la resistencia positiva de la materia; luego mucho más puede crear, lo cual no lleva consigo ninguna resistencia de la materia.

 

Respuesta. Niego el consiguiente. Pues en la educción se da un sujeto del cual se haga la forma, en cambio no se da en la creación, la cual por consiguiente requiere un mayor poder.

 

3. El ser creado es finito; luego no requiere un poder infinito.

 

Respuesta. Distingo el consiguiente. El ser creado no requiere un poder infinito por parte de su entidad, concedo el consiguiente; por parte del modo como se produce, niego el consiguiente.

 

La substancia misma del ser creado en cuanto finita, no arguye por sí sola un poder infinito, que la produzca, sino sólo en cuanto que debe ser hecha de la nada.

 

4. La creatura elevada por la gracia puede producir como causa principal un acto sobrenatural. Luego elevada de igual modo puede crear como causa principal.

 

Respuesta. Niego el consiguiente. Pues no es la misma la razón de producir algo por educción que la de producir algo por creación; ahora bien en el antecedente se trata acerca de la educción, mientras que en el consiguiente se trata de la creación; luego esto no se sigue necesariamente de aquello; por tanto de la posibilidad de la elevación de la creatura, como causa principal, en orden a un acto sobrenatural, no se sigue la posibilidad de la elevación de la creatura en orden a crear.

 

94. Escolio. ¿Puede alguna creatura crear como causa instrumental? Del hecho de que, según lo que acabamos de probar, ninguna creatura puede crear como causa principal, no se sigue necesariamente el que alguna creatura no pueda concurrir a crear como causa instrumental, esto es en cuanto elevada por la causa principal y obrando en virtud de ésta. Este es el motivo por el que se plantea la cuestión.

 

Fácilmente se ve por otra parte que ninguna creatura puede ser instrumento de creación tanto natural, esto es instituido como tal por la naturaleza, v.gr. la semilla de un ser viviente en orden a la generación, como artificial, o sea lo que sirve naturalmente a una obra artística. En efecto ninguna creatura puede ser instrumento de creación, si no obra por algo que le sea propio a ella en orden al efecto de la causa principal dispositivamente, esto es o bien introduciendo en el sujeto una disposición previa realmente distinta del efecto de la causa principal, o bien determinando de algún modo la acción de ésta, como v.gr. el fantasma determina al entendimiento en orden a producir tal especie concreta; ahora bien la creatura no puede concurrir naturalmente a crear o bien introduciendo alguna disposición previa en el sujeto, puesto que esto no se da en la creación, o bien determinando la acción de la causa principal, ya que el modo natural de obrar de cualquier creatura no guarda ninguna proporción con la acción "ex nihilo" (de la nada), según queda claro por la tesis que acabamos de probar, y porque ni siquiera puede concebirse que una creatura determine físicamente la acción de querer de Dios. Ni tampoco puede concurrir directamente a la producción misma de la nada, puesto que de este modo obraría como causa principal, lo cual ya ha sido rechazado como imposible.

 

95. Ahora bien, ¿acaso puede alguna creatura ser instrumento obediencial de la creación, a saber instrumento que, preternaturalmente o sea fuera de su exigencia o proporción natural, sea asumido por Dios en orden a crear? Responden afirmativamente unos, como Pedro Lombardo, Suárez, Tanner, Arriaga y actualmente Hellín. En cambio responde negativamente S.Tomás, no poniendo de relieve expresamente el instrumento en cuanto obediencial, sino excluyendo según está claro, todo concurso instrumental (2 CG 20s; De pot. q.3 a.4; 1 q.45 a3), el cual sin embargo anteriormente había presentado ambas opiniones como probables (en 2 d.l q.l a3; en 4 d3 q.1 a.3 sol3 a 4s); y además de los tomistas; sostienen esto mismo muchos otros, como Molina, Vázquez, Valencia y muchos más modernos como Palmieri, Pesch, Huarte, Lercher; Beraza no toma partido por ninguna de las dos teorías.

 

96. La solución depende sobre todo del modo de concebir la razón de instrumento, respecto a la cual hay una discusión no pequeña entre los autores. Si alguno dice que el instrumento obra con la sola virtud de la causa principal: a) o bien dicha virtud no es recibida por el instrumento, y en ese caso no puede llamarse verdaderamente instrumento; b) o bien es recibida, y entonces esta virtud ha sido creada, ya proporcionada al efecto por sí sola, de tal manera que el instrumento obrara como causa principal, o ya careciendo de dicha proporción: en el primer caso es válido lo que acabamos de decir en la tesis, y en el segundo tiene valor lo que vamos a decir poco después acerca del instrumento que obra por algo que le es propio. Ahora bien, si se concibe con rectitud la razón de instrumento, en cualquier opinión hay que decir que le pertenece a esta razón el que el instrumento concurra al efecto por algo que le sea propio, a fin de que en caso contrario, en cuanto causa, no sea nulo o no sea hecho necesariamente en orden a la causa.

 

Dejando esto sentado, Suárez afirma que la creatura, la cual de por sí es de virtud insuficiente, incluso como con causa principal parcial, en orden al efecto de la creación, puede ser elevada extrínsecamente en orden a crear, prácticamente como es elevada el agua en orden a la realización de la gracia en el bautismo, las palabras en orden a la transubstanciación, y el fuego del infierno para atormentar los espíritus, etc.

 

97. Parece sin embargo que dicha opinión resulta menos probable por la razón que acabamos de dar, en parte extraída del mismo Suárez, en orden a excluir el instrumento natural, puesto que excluye también, si se considera acertadamente, el instrumento obediencial.

 

Es verdad que los sacramentos (y por tanto también el agua del bautismo) producen la gracia, ahora bien no de un modo necesariamente físico, sino con más probabilidad sólo moralmente y además dicha gracia con probabilidad no es propiamente creada, sino que es educida de la potencia del alma. Ahora bien si alguien dice que la misma acción sacramental eucarística produce físicamente el cuerpo de Cristo, por equivaler a la creación, difícilmente podrá sostener el que la creatura no pueda crear como instrumento.

 

Del mismo modo la creatura puede ser empleada como instrumento para la realización de un milagro; ahora bien esto no es creación, sino que se realiza en un sujeto y además no se realiza necesariamente de un modo físico por la creatura, sino sólo moralmente, lo cual por otra parte tendría sobre todo valor acerca del milagro por el que tal vez fuera creado algo.

 

Y tampoco el principio de que cualquier ser puede ser elevado por Dios en orden a cualquier efecto tiene valor más que acerca de aquellas cosas que no implican contradicción, pues en otro caso también una piedra podría ser elevada en orden a entender. Ahora bien la elevación del fuego material en orden a atormentar los espíritus no es una elevación en orden a crear; luego no puede deducirse "per se" de aquélla ésta.

 

Articulo III
Acerca de la causa ejemplar del mundo

 

TESIS 3. En Dios Creador existe la idea del mundo, esto es la causa ejemplar primera de éste, la cual es Dios mismo.

 

98. Nexo. Cualquier artífice, que obra sabia y libremente, concibe en primer término la idea de la obra que va a hacer, y después atendiendo a esta idea lleva a cabo su obra; así pues, ¿hay que asignar igualmente a Dios, único creador del mundo, al crear a éste sabia y libremente, alguna idea de su obra, conforme a la cual llevó a la perfección dicha obra? Ahora bien, ¿cuál puede ser esta idea, que no vaya en contra de la perfección de Dios? He aquí la cuestión que vamos a tratar.

 

Y puesto que de los cuatro géneros de causas, que se mencionan comúnmente (la causa eficiente, la final, la material, la formal) la causa ejemplar se reduce con más probabilidad a la causa eficiente, si es que al mismo tiempo no se refiere también, como forma a cuya imitación algo se hace, a la causa formal, queremos completar la doctrina acerca de la causa eficiente del mundo con el estudio acerca de la causa ejemplar de este mundo.

 

99. Nociones. EN DIOS CREADOR, esto es en DIOS UNO Y TRINO, si bien en cuanto que es el único principio de la creación, y. por tanto en el entendimiento esencial de El mismo.

 

EXISTE, esto es se le asigna el hecho mismo; ahora bien otras determinaciones de este hecho, las cuales de suyo no se tratan en la tesis, v.gr. si este hecho es necesario o contingente, quedarán esclarecidas por lo que se añadirá después.

 

La IDEA es la forma intencional preconcebida, a cuya imitación puede hacerse algo.

 

Se dice: la forma, no la forma intrínseca de la cosa de la cual se llama forma, como v.gr. el alma es la forma del hombre, sino la forma extrínseca, esto es como el ejemplar a cuya semejanza puede hacerse algo.

 

Intencional o sea de la mente; por consiguiente se diferencia del ejemplar externo, esto es de la cosa que se ofrece a los ojos a cuya imitación puede hacerse algo; ésta, aunque vulgarmente se llame ejemplar, no es propiamente tal, ya que ni es necesaria "per se" ni es imitable a no ser mediatamente, esto es en cuanto que la mente al conocerla concibe la idea imitable de ella.

 

Preconcebida, esto es preexistente a la obra, que puede hacerse conforme a ella, y por tanto realmente distinta de esta obra, en cuanto entidad.

 

A cuya imitación puede hacerse algo, esto es no es necesariamente ejemplar de hecho, pero puede ser tal.

 

100. El MUNDO se considera, no es un modo confuso, como el conjunto de cosas que existen fuera de Dios, sino de un modo determinado como la constitución total del mismo y como bien cada una de sus partes o bien cada uno de sus individuos o bien incluso cada uno de los accidentes no necesariamente anexionados a algún sujeto (v.gr. la ciencia del hombre).

 

101. La CAUSA EJEMPLAR es la idea práctica en acto a cuya imitación es hecho algo por un agente intelectual.

 

Se dice: Idea en oposición al ejemplar externo que, según lo anteriormente dicho, no tiene propiamente razón de causa.

 

Práctica en acto, esto es no meramente especulativa, o sea principio ordenado al sólo conocimiento de la verdad, sino práctica y ciertamente en acto, esto es ordenada a hacer la obra externa, y no meramente en virtualidad, esto es simplemente ordenable a dicha obra (S.To., 1 q.14 a.16; De ver. q.3 a.3); más aún como verdadera causa, bien en cuanto que invita al agente a imitarla con la obra, bien en cuanto que lo dirige en el obrar hasta la consumación de la obra, así pues de tal manera que es el principio meramente directivo de tal obra, no el principio ejecutor de la misma.

 

A cuya imitación es hecho algo, por tanto de tal manera que la imitación sea hecha "per se", esto es según la intención del que obra, y no simplemente "per accidens", esto es por algún evento que se sale de dicha intención, puesto que en esta hipótesis la idea, en cuanto que no ejerce ninguna causalidad en la obra, no sería verdadera causa. (De ver. q.3 a.1)

 

Agente intelectual, esto el que obra mediante el entendimiento y libremente, y por tanto el que se determina para sí mismo el fin y obra a causa de éste como tal formalmente (y no meramente de un modo material, como el animal); lo cual supone que se concibe primero la idea de la obra que se va a hacer, esto es la idea ejemplar. De aquí el que las obras de los seres no racionales no se realizan según la causa ejemplar, más aún ni tampoco las obras de los seres racionales que actúan en las obras de la naturaleza, sino solamente las obras de arte, esto es las que el agente se propone que va a hacerlas conforme a unas reglas determinadas.

 

102. La PRIMERA (causa ejemplar), puesto que Dios independientemente de toda otra realidad es el ejemplar perfecto del mundo entero, el cual, incluso faltando todo ejemplar creado, nunca falta, y en el cual se fundamenta todo ejemplar creado.

 

Es, o sea se afirma de nuevo simplemente el hecho, sin que no obstante se tome éste de un modo antropomórfico, como si Dios, a manera de un artífice humano, formara a base de cierta sucesión bien de actos o bien de tiempo en primer lugar las ideas, después considerara éstas y por último realizara la obra, ya que Dios mismo con un sólo y el mismo acto simplicísimo concibe la idea y lleva a término la obra.

 

Dios mismo, esto es algo interno a Dios, sin que se determine en la tesis más esto en cuanto a muchos datos que vamos a exponer después.

 

103. N.B. En la tesis se afirman dos cosas: que Dios al crear ha tenido en acto la idea práctica ejemplar del mundo, y que esta idea es de uno o de otro modo (si se prescinde aquí de la explicación de ésta) Dios mismo. Ahora bien puesto que esto último es evidente de por sí, a no ser que se admita el que fuera de Dios exista alguna realidad subsistente independiente de El mismo, y el que Dios en el obrar dependa de alguna realidad fuera de El, los cuales supuestos ciertamente son absurdos ambos, consideramos que solamente debe probarse directamente esto: que se da en Dios la causa ejemplar del mundo.

 

104. Adversarios. «Algunos piensan que de la doctrina de los teólogos, los cuales llaman a Dios... la idea del mundo, dice Knoll, se deriva necesariamente el panteísmo. Pues, dicen, que así como una casa que ha sido construida no es más que la manifestación externa de la idea, que primeramente tuvo en su mente el arquitecto, así, si Dios es la idea del mundo, también el mismo mundo no es más que la manifestación exterior de Dios, esto es Dios mismo manifestado externamente».

 

PLATON, Si, como es al menos probable, colocó las ideas universales como separadas de Dios.

 

105. Doctrina de la Iglesia. C.Vaticano 1 (D 1783): «Dios... para manifestar su perfección mediante los bienes, que reparte a las creaturas, con una decisión totalmente libre... creó ambas clases de creaturas de la nada».

 

Esta perfección, que se asigna como fin del mundo, se toma en estas palabras no sólo en general, sino también en concreto, puesto que se dice que debió manifestarse mediante los bienes que se dan a las creaturas; esto es se asignan al mismo tiempo concretamente el fin de la creación y los medios en orden a este fin. Ahora bien el fin pretendido de este modo concreto supone ciertamente la idea ejemplar; más aún, esta idea es Dios mismo en cuanto que se manifiesta a las creaturas.

 

E incluso el Concilio Vaticano I, según sus actas, tal vez se refiere también de un modo implícito con sus palabras a la causa ejemplar.[1]

 

106. Valor teológico. El que Dios al crear ha tenido una causa ejemplar es teológicamente cierto según la definición aducida del C.Vaticano I, como premisa mayor, y por la razón indicada, como premisa menor, puesto que dicha definición supone necesariamente la causa ejemplar. A no ser que tal vez se diga más acertadamente que la tesis es de fe divina y católica atendiendo al magisterio ordinario, fe divina y católica que se halla implícita en la fe de la Iglesia acerca de la creación realizada en la sabiduría y en la libertad de Dios.

 

El que Dios mismo es la idea ejemplar es al menos cierto en teología; o más bien teológicamente cierto, si el acerto precedente se supone que es de fe y si añade aquella razón cierta de que Dios no puede depender de alguna idea no divina.

 

107. Se prueba por la sagrada Escritura. Esta no enseña explícitamente la tesis, sin embargo da por supuesto que las creaturas son semejantes a Dios, al afirmar que nosotros podemos conocer a Dios por las creaturas no sólo como existente sino también de algún modo podemos conocerlo en su esencia (Sab 13,1-5; Rom 1,19-21) y sobre todo al decir que Dios ha creado por su entendimiento en la sabiduría y en la prudencia y otras expresiones similares, enseña implícitamente al menos fundamentalmente que Dios al crear ha tenido la idea del fin que iba a obtener y la idea de los medios que iba a ordenar para este fin, esto es la idea ejemplar, y en verdad esta idea ejemplar es Dios mismo.

 

a) Dios ha creado y ha dispuesto y ha ordenado el mundo en su sabiduría y en su prudencia.

 

Sab 7,21: Cuanto está oculto y cuanto se ve, todo lo conocí, porque el artífice de todo, la Sabiduría, me lo enseñó. Cf. 7,22-8,19.

 

Sal 103,24: iCuán numerosas tus obras, Yahvé! Todas las has hecho con sabiduría. Este acerto se indica en el sentido obvio en todo el salmo, en el cual se van citando por separado las obras de Dios creador.

 

Jer 10,12: El es quien hizo la tierra con su poder, el que estableció el orden con su saber, y con su inteligencia expandió los cielos.

 

Prov 3,19s: Con la sabiduría fundó Yahvé la tierra, consolidó los cielos con inteligencia. Con su ciencia se abrieron los océanos y las nubes destilan el rocío.

 

b) Por esto a Dios se le presenta preparando con sabiduría su obra a la manera que un arquitecto ha prefijado la forma de la casa que va a edificar. Prov 8,22-30: Yahvé me poseyó, dice la sabiduría, primicia de su camino, antes que sus obras más antiguas. Desde la eternidad fui fundada, desde el principio, antes que la tierra. Cuando no existían los abismos fui engendrada,... Cuando asentó los cielos, allí estaba yo, cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo, cuando arriba condensó las nubes,... Yo estaba allí, como arquitecto.

 

Sab 11,21: Todo lo dispusiste en medida y en número y en peso.

 

c) Dios al crear hace lo que quiere. Sal 134,5s: Bien se vio que es grande Yahvé, nuestro Señor más que todos los dioses. Todo cuanto agrada a Yahvé, lo hace en el cielo y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.

 

108. Se prueba por la tradición. Los PP. enseñan esto mismo con claridad. Aquí aducimos unos pocos testimonios de ellos, que atestiguan que Dios tuvo las ideas de todas las cosas que ha realizado.

 

S.AGUSTIN: «En efecto existen ciertas ideas principales de la forma... las cuales ellas mismas no han sido formadas... y que están contenidas en la inteligencia divina... y... conforme a éstas... se dice que se forma todo lo que puede nacer y morir».

 

Y un poco después dice: «¿Quién puede osar decir que Dios ha creado todas las cosas de un modo irracional? Pues si no puede decirse y creerse esto con rectitud, sólo queda el que todas las cosas han sido creadas razonablemente, y no con la misma razón ha sido creado el hombre que como ha sido creado el caballo; pues el pensar esto es absurdo».

 

Y sigue a continuación (R 1553): «Así pues cada una de las cosas ha sido creada conforme a su razón propia. Ahora bien, ¿dónde hay que juzgar que se dan estas razones si no es en la mente misma del Creador? Pues no veía nada situado fuera de El, de manera que constituyera conforme a eso lo que creaba; pues opinar esto es sacrílego...».

 

109. ORIGENES: «En efecto opino que, así como una casa y una nave es fabricada o edificada según las figuras y las formas concebidas por las mentes de aquellos, que están al frente de la edificación o fabricación de la casa y de la nave, comenzando la casa y la nave por estas figuras y razones, que se dan en el arquitecto; así todos los seres han sido creados conforme a las razones de las cosas futuras que ya anteriormen­te habían sido manifestadas por Dios en su sabiduría. Pues todo lo crea en su sabiduría».

 

S. MÁXIMO: «Poseyendo Dios en sí mismo desde la eternidad las razones de todas las cosas, creó conforme a ellas todo lo que percibimos por la mente o por la vista, constituyendo a su debido tiempo tanto el universo como cada uno de los seres. En efecto a cada una de las cosas le ha precedido la razón por la que han sido creadas así. Por lo cual las razones de todas las cosas estaban en Dios, conforme a las cuales razones creó las cosas de la nada. Y con estas razones conoce en verdad todas las cosas antes de crearlas. Ahora bien éstas son llamadas por Dionisio Areopagita prefiniciones y voluntades divinas».

 

Si bien los dos últimos textos no dicen expresamente que estas ideas son Dios mismo, no obstante esto está suficientemente claro en base a las palabras de los dos últimos textos, ya que en ellos las ideas se sitúan en Dios mismo. Además los PP., los cuales juzgaron que Platón había situado sus ideas fuera de Dios, por ese mismo hecho refutaron a Platón.

 

110. Razón teológica. 1) Todo agente obra a causa del fin (pues en otro caso de su acción no se seguiría una cosa en vez de otra) que le ha sido preestablecido bien por la naturaleza bien por la voluntad, según obre ya necesariamente ya libremente. Ahora bien el agente libre, como obra Dios al crear el mundo, no puede pretender el fin sin la idea previa de dicho fin y de los medios ordenados a éste. Luego Dios no puede crear libremente el mundo sin la idea previa del fin y de los medios (S.To., 1 q.15 a.1).

 

2) La causa libre, esto es la que es capaz de elegir de por sí muchas cosas, como es Dios, no está determinada a una sola cosa en virtud de su naturaleza misma, según está claro, ni siquiera por el imperio de su sola voluntad, como facultad que es de por sí ciega, o sea a no ser que sea dirigida por el entendimiento, y por tanto mediante la idea. Luego Dios creó el mundo, mediante la idea (1 q.44 a.3).

 

111.  Objeciones. 1. Si Dios es la idea del mundo, éste es la manifestación externa de dicha idea; es así que esto tiene sabor a panteísmo; luego Dios no es la idea del mundo.

 

Respuesta. Distingo la mayor. Si Dios es la idea del mundo, el mundo sería manifestación de El, como si Dios hubiera situado fuera de sí su idea tomada según una semejanza, esto es la obra en orden a alguna imitación de El, concedo la mayor; la idea tomada entitativamente, niego la mayor.

 

La casa edificada es la manifestación externa de la idea interna del arquitecto, sin embargo no es la idea misma o el arquitecto mismo.

 

2. Según S.Tomás (De ver. q.3 a.6) Dios tiene «en cierto modo ideas indeterminadas» de los puramente posibles, las cuales sin embargo no difieren en la razón de posibles de las restantes. Ahora bien la idea ejemplar anteriormente descrita es totalmente determinada; luego Dios no tiene ideas determinadas de los posibles, y por tanto tampoco de éstos en cuanto existentes.

 

Respuesta. Distingo la mayor. Dios tiene ideas indeterminadas de los puramente posibles, en cuanto que no determinó la existencia de éstos con el decreto de su voluntad, concedo la mayor; como si estas ideas de los puramente posibles fueran confusas y menos perfectas, niego la mayor.

 

«Dios..., dice en ese mismo texto el santo Doctor, se determina en virtud del propósito de su divina voluntad en orden a aquellas cosas que han de ser producidas o habrán de serlo o tuvieron que serlo, ahora bien no se determina aquellas cosas que ni existen ni existirán ni han existido, y así en este caso tiene en cierto modo ideas indeterminadas». En verdad, puesto que los posibles pasan al ser por el decreto de Dios, esto es en cuanto que son determinados por Dios a fin de que existan, los puramente posibles, o sea los que nunca existirán, al no alcanzar esta determinación, se dice que están indeterminados en el entendimiento de Dios.

 

112.  Escolio. De la razón de la idea ejemplar del mundo en Dios. Consta por lo dicho que en Dios existe la causa ejemplar del mundo; ahora bien en un ser simplicísimo e infinito en su perfección, ¿qué es lo que tiene la razón de esta idea? El ser mismo de Dios en cuanto es conocido por Dios corno imitable "ad extra" en diversos grados y modos de ser, decimos como mucho más probable.

 

Ahora bien en primer término téngase de antemano en cuenta lo siguiente. No es la idea, a no ser fundamentalmente, el ejemplar mismo remoto, esto es considerado antes de la operación intelectual, bien externo bien interno o al menos distinto con distinción de razón del entendimiento que lo conoce; ni su conocimiento meramente material, esto es no como del objeto imitable. Ahora bien el conocimiento formal directo del objeto como imitable es formalmente la idea o ejemplar próximo. A la cual una vez ya constituida se le agrega el conocimiento reflejo en virtud del cual aquélla es aprehendida o captada.

 

113. La razón de idea, según lo ya dicho, consiste toda ella en el conocimiento formal directo. Ahora bien puesto que se distingue en ella también lo que responde al concepto objetivo, esto es a la razón entendida o sea al objeto mismo en cuanto existente en la mente, sitúan la razón de idea ejemplar unos en lo formal, otros en lo objetivo, otros bien en lo formal bien en lo objetivo, según se trate de una idea creada o increada. Sin embargo tal vez se dice con más acierto con otros autores que la idea es "per modum unius" (a manera de una sola cosa) el concepto objetivo, como elemento material, puesto que el artífice considera éste como que debe ser imitado, y conocimiento, como elemento formal, ya que aquél solamente viene a ser mediante éste formalmente la razón de la idea próximamente imitable; ahora bien de tal manera que se cite de forma indiferente sólo uno de los dos elementos, puesto que siempre connota al otro.

 

114.  Dejando esto ya sentado, el ser divino mismo, o sea la esencia de Dios, considerada antes de la operación del entendimiento divino, se dice que es el ejemplar remoto, puesto que es la idea de las cosas finitas sólo radicalmente, o sea fundamentalmente, no en cambio próximamente y de un modo distinto como es propio de la idea ejemplar. Ahora bien el entendimiento divino, que conoce esta esencia, ve que es participable "ad extra" en diversos grados y modos de ser, esto es ve sus infinitas imitabilidades, las cuales, según está claro, existen en Dios y son Dios mismo. Luego éstas, que radicalmente ya existían en la esencia de Dios, formal y distintamente como que son constituidas por la operación del entendimiento de Dios. En cambio se concibe que aquéllas echan fuera de sí como términos creables a los posibles, en cuanto que aquellas imitabilidades pueden como reducirse al acto por éstas o por aquellas cosas; ahora bien los posibles formalmente en cuanto tales son algo distinto de Dios, ya que éstos (v.gr. un hombre posible o una piedra o un árbol posibles) son traídos a la existencia por creación, mientras que Dios no puede ser creado.

 

Así pues las ideas ejemplares ni son la esencia misma de Dios en cuanto considerada antes de la operación del entendimiento ni los posibles mismos, puesto que no puede depender Dios de éstos, en cuanto que son distintos de El mismo, sino aquellas imitabilidades en cuanto aprehendidas o captadas como tales por el entendimiento divino. Así pues Dios considerando dicha idea con conocimiento reflejo realiza su obra a imitación de ésta.

 

115.  Luego en Dios la idea del mundo es subjetivamente una sola, puesto que no se da entitativamente más que un solo ejemplar de todas las cosas y un solo conocimiento de éste, conocimiento que en cuanto tal es simplicísimo; ahora bien objetivamente es múltiple, puesto que la esencia de Dios, en cuanto infinitamente perfecta, equivale a las razones de todas las cosas que están contenidas en ella virtualmente, esto es como en su potencia activa; y aunque las creaturas sean desiguales, las ideas de Dios no lo son, sino que son de seres desiguales.

 

Y esto no implica contradicción con la simplicidad de Dios, ya que aquellas imitabilidades no son distintas en Dios con distinción real, sino sólo con distinción de razón, esto es como es la distinción que tienen en el entendimiento divino; ahora bien la multitud llevada a cabo por el entendimiento no implica contradicción con la simplicidad. Por otra parte Dios percibe estas imitabilidades no mediante muchas especies, sino en único acto simplicísimo.

 

Ahora bien, ¿cómo en una sola imagen, no conteniendo la esencia de Dios otras imágenes determinadas por límites, puede Dios ver infinitas imágenes distintas entre sí? Prácticamente como una luz intensa - de este modo tal vez pueda explicarse de alguna manera un hecho misterioso - se concibe que adapta en sí misma todos los grados inferiores de luz, o bien un número se concibe que abarca en sí mismo todos los números inferiores, así Dios percibe en El los diversos modos y grados de imitabilidad respecto a los otros seres inferiores.

 

116.  Esta opinión de que Dios al crear tiene como idea ejemplar la esencia de Dios en cuanto entendida por Dios y ciertamente según sus imitabilidades, es una opinión común de los teólogos, siguiendo a S.Tomás (1 q.15 a.2; q.44 a3; De ver. q.3 a.2), S.Buenaventura, etc. Con alguna pequeña diferencia se expresan Escoto, Palmieri.

 

117.  Corolario 1. La idea ejemplar del mundo, no en cambio la creación de éste, es necesaria y eterna. En verdad la esencia de Dios como imitable y el conocimiento divino de su imitabilidad son necesarios y eternos; en cambio la imitación actual de su idea depende de la voluntad libre de Dios. Esto es, la idea ejemplar en cuanto práctica virtualmente, no en cambio en cuanto práctica en acto, es necesaria y eterna.

 

118.  Corolario 2. Las creaturas en sus razones participan de la vida divina. En efecto éstas son realmente distintas de sus ideas, y por tanto ellas mismas no pertenecen a la esencia de Dios; ahora bien puesto que las ideas de ellas conforme a cuya imitación son hechas, existen formalmente en Dios, ya que son el conocimiento mismo de Dios de la esencia divina en cuanto imitable por las creaturas y el conocer mismo de Dios es la vida divina, con todo derecho las creaturas en cuanto conocidas por Dios en sus razones se juzga que participan de la vida de Dios, más aún se las conoce con el nombre de vida divina (S.To. 1 q.18 a.4).

 

119.  Corolario 3. Las ideas de todas las cosas existen en el Verbo de Dios. El Verbo de Dios que procede por la acción divina de entender, expresa, como perfecto que es, al Padre mismo y todas las cosas que conoce el Padre conociéndose a sí mismo; luego expresa al Padre y a todas las creaturas (De ver. q.4 a.4). De este modo representa al Padre, como imagen de El, todo lo cognoscible, esto es la esencia divina como primer inteligible y todas las cosas que están fundamentadas en ella, esto es las imágenes de todas las cosas; «de aquí que... el que niega que existan las ideas, niega que exista el Hijo de Dios».

 

Más aún y no solamente conoce Dios en un único y mismo acto al Verbo y todas las otras realidades en El mismo, sino que también con un solo y mismo acto indica al Verbo y todas las ideas de las cosas. De aquí el que estas ideas, puesto que proceden por el mismo conocimiento que procede el Verbo, no son creadas o hechas, sino engendradas. Por ello se ha dicho poco ha con toda razón que las creaturas en sus ideas participan de la vida divina.

 

Y por esto se ve claro también el por qué se le atribuye la creación como un título especial al Verbo, como idea que es de todas las cosas.

 

120. Corolario 4. Las cosas en tanto son verdaderas, en cuanto se adecuan a las ideas divinas. En efecto una cosa se dice verdadera en orden al entendimiento, esto es en cuanto se adecua a éste; esta adecuación se da "per se" respecto al entendimiento del que depende en su ser, al concebirla y al dirigirla, y "per accidens" respecto al entendimiento del que depende de un modo meramente intencional, esto es como conocida, en cuanto que en el primer caso dicha adecuación es propiedad esencial de él, y en el segundo "cuasi per accidens". Así una obra de arte se dice que es verdadera "simpliciter", si ha sido hecha conforme al entendimiento del artífice, esto es según la regla y la medida que existe en la mente del artífice, la cual es la idea ejemplar, de tal manera que en ese caso la verdad consiste en la adecuación de la cosa con el entendimiento; mientras que si la cosa depende de un modo meramente intencional del entendimiento, la verdad consiste en la adecuación del entendimiento con la cosa (1 q.16 a.1; De ver. q.1 a2.4s).

 

Articulo IV

Acerca de la libertad de Dios en la creacion del mundo

 

TESIS 4. El mundo ha sido creado por Dios libremente.

 

121. Nexo. Toda causa eficiente obra necesaria o libremente según su naturaleza; luego, una vez establecida dicha causa, y conocida ya como necesaria o como libre, no hay por qué tratar más acerca de su modo de obrar. Ahora bien puesto que Dios, causa eficiente del mundo, en sus operaciones "ad intra" (como son la generación del Hijo y la procesión del Espíritu Santo) obra por necesidad de su propia naturaleza y no obstante sin imperfección alguna, más aún como, según se dirá después, movido por el amor de su bondad, a la cual ama necesaria-mente, y a pesar de ello con sabiduría, ha creado el mundo, no se le conoce plenamente como causa eficiente de éste, en el caso de que no se determine además si ha creado también el mundo necesariamente.

 

Ahora bien esta cuestión está íntimamente conexionada con la cuestión sobre cuándo ha creado Dios el mundo. Pues en la hipótesis de que lo hubiera creado necesariamente, es fácil el que se supusiera que esto había ocurrido "ab eterno"; ahora bien si constara por otra parte que el mundo fuera eterno, ¿supondría esto el que el mundo hubiera sido creado por Dios necesariamente? Por consiguiente tratamos ambas cuestiones, a fin de conocer con mayor plenitud a Dios como causa eficiente del mundo. Así pues ahora tratamos en primer término acerca de la creación libre del mundo.

 

122. Nociones. EL MUNDO HA SIDO CREADO POR DIOS. Este aserto se considera de la misma forma que ya lo hemos hecho en la tesis primera.

 

LIBREMENTE. La libertad es la facultad racional de elegir entre muchas cosas. Por consiguiente la libertad supone: a) Negativamente, si es libertad de espontanei­dad, esto es libertad de coacción, inmunidad respecto a la necesidad externa, esto es de una fuerza que obligue a obrar viniendo del exterior bien físicamente, esto es por impulso físico, bien moralmente, o sea mediante una ley o de otro modo moral; y si es libertad de indiferencia, o sea de elección, inmunidad respecto a la necesidad interna, esto es inmunidad de la determinación intrínseca de la potencia misma en orden a una sola cosa. Solamente en ésta consiste formalmente la libertad de arbitrio, la cual no obstante puede mantenerse incluso sin la libertad de espontaneidad.

 

b) Positivamente, el dominio de la voluntad sobres sus actos: bien para realizarlos o para no realizarlos (v.gr. estudiar o no estudiar) si es libertad de contradicción (esto es de ejercicio), o bien para realizar actos específicamente distintos (v.gr. estudiar o rezar) si es libertad de especificación, bien para realizar actos contrarios (v.gr. amar u odiar) si es libertad de contrariedad (1 q.82 a. l; q.83 a.1-4), la cual sin embargo no hay aquí que tratarla, más que en cuanto se refiere a elegir el bien o el mal moral.

 

123. En esta tesis al tratarse de Dios, no se pregunta acerca de la libertad de espontaneidad tanto física, puesto que todas las cosas dependen de Dios en el obrar y antes de la creación solamente existía Dios, como moral, ya que Dios es el ser supremo en autoridad y en poder, del cual dependen todas las cosas en el obrar y puesto que antes de la creación solamente existía El; ni tampoco se pregunta acerca de la libertad de contrariedad, ya que Dios no puede querer más que el bien; sino solamente acerca de la libertad tanto de contradicción como de especificación, esto es en cuanto que Dios pudo crear este mundo, o no crear ningún mundo, o crear otro distinto de éste, bien más perfecto que éste bien menos perfecto.

 

124. Adversarios. a) Ciertos filósofos gentiles dicen: Dios obra por necesidad (2 CG 23).

 

Los panteístas y los monistas deben negar lógicamente la tesis, partiendo de su falsa concepción filosófica.

 

ABELARDO, al cual siguieron algunos discípulos de éste, afirmando expresamente la libertad de Dios, parece sin embargo que identificó el acto voluntario y el acto libre, y sostuvo que Dios no puede hacer nada distinto de esto que hace.

 

JUAN WICLEFF: todas las cosas suceden por necesidad absoluta. Estas palabras «las aprueba LUTERO», al decir de Bellarmino, según el cual también CALVINO enseñó que «Dios no puede hacer mas que lo que hace».

 

JANSENIO, al confundir el acto libre con el acto voluntario deliberado (no precisamente electivo), niega por ello mismo la libertad de Dios al crear. Si la indiferencia de ejercicio es propia de la razón de libertad, Dios ahora no es libre, el cual quiere ya con voluntad inmutable que quiere; más aún tampoco puede decirse que haya sido libre jamás, puesto que existe desde la eternidad su determinación en orden a obrar o a no obrar.

 

De igual modo dice ROSMINI: el amor con el que Dios se ama en las creaturas supone en El mismo necesidad moral en orden a crear.

 

G.HERMES, A.GÜNTHER: puesto que solamente la inmunidad de coacción es propia de la razón de libertad, por ello mismo Dios, al crear independientemente de toda cosa, crea libremente, si bien actúa por necesidad interna, prácticamente como el amor de sí mismo es libre de coacción, y no en cambio de dicha necesidad.

 

LEIBNIZ: la sabiduría de Dios, juntamente con su bondad debió elegir el mundo mejor de todos los posibles. En parecidos términos se expresa posteriormente MALEBRANCHE.

 

125. Doctrina de la Iglesia. El C. prov. de Senes (D 374) condenó el error de Abelardó: «Dios sólo puede hacer u omitir lo que hace u omite, o sólo en el modo o tiempo en que lo hace y no en otro».

 

El C. de Constanza (D 607, cf. 661) condenó el error de Wicleff: «Todo sucede por necesidad absoluta».

 

C. Florentino (D 607): «Este (Dios) creó todas las creaturas... cuando quiso».

 

PIO IX (D 1655) dice respecto a las enseñanzas de Gúnther: «Tampoco ignoramos que en los mismos libros se enseñan y establecen cosas que se oponen claramente a la doctrina católica sobre la libertad de Dios, libre de toda necesidad en la creación de las cosas».

 

C. prov. de Colonia (a.1860): «Así como estaba en el poder de Dios el crear el mundo o el no crearlo, así también estaba en su poder el crear este mundo o el crear otro. Y todo lo que demuestra que Dios fue libre en la creación del mundo, todo esto enseña que El mismo fue también libre al crear este mundo u otro... Por tanto a fin de conservar a buen recaudo la fe católica en beneficio de nuestros rebaños proscribimos toda enseñanza que establece el que Dios no pudo dejar de crear el mundo, o el que no pudo crear otro mundo distinto de éste, ya se diga que esta necesidad, denominada en último término con cualquier vocablo que sea, se deriva de la inteligencia o conciencia de Dios, o ya se diga que se deriva del amor de Dios para consigo mismo, o bien de su bondad, o bien en último término de la sabiduría y de la santidad o de otra perfección divina».

 

LEON XIII (D 1908) condenó este error de Rosmini: «El amor, con que Dios se ama, aun en las creaturas, y que es la razón por la que se determina a crear, constituye una necesidad moral que en el ser perfectísimo induce siempre el efecto...»

 

126. C.Vaticano 1 (D 1783): «Dios... con libérrimo designio... creó de la nada ,a una y otra creatura, la espiritual y la corporal...». Estas palabras, que según las actas del Concilio van en contra de los errores modernos, los cuales casi todos provienen del panteísmo o de otro error afín, en la fórmula positiva «con libérrimo designio» incluye también el elemento negativo «sin ninguna necesidad», según se ve claro por la naturaleza del hecho y por las actas del Concilio.

 

En contra de los güntherianos establece lo siguiente (D 1805): «Si alguno... dijere que Dios no creó por libre voluntad, sino con la misma necesidad con que se ama necesariamente a sí mismo... sea anatema».

 

En estos dos documentos, queda establecida, según está claro, la absoluta libertad de Dios al crear, luego no sólo la libertad de contradicción, sino también la de especificación, puesto que, si se niega ésta, no podría decirse ni el que Dios creó con libérrimo designio ni el que creó siendo libre de toda necesidad, por tanto de tal manera que esta libertad de especificación o bien está contenida formalmente en la definición o bien al menos se deduce de ella mediante un raciocinio.

 

Por otra parte la mente del Concilio al definir esto parece que también se refirió a dicha libertad de especificación, pues en las actas, al decir que se condena el error de los que dicen «que Dios no pudo dejar de crear, así como no puede dejar de amarse a sí mismo», aunque le atribuyan «libertad respecto a la determinación, que provenga "ab extrinseco"», se añade: «Dios realiza todo conforme a la decisión de su voluntad, Ef 1,11, con voluntad libre, de tal manera que esto que quiere que exista "ab extra", hubiera podido también no quererlo o querer otra cosa...; el Señor no ha hecho en el cielo y en la tierra otras cosas distintas de todas las que ha querido... Sal 134,6. Y tampoco en cuanto a este dogma puede haber duda respecto a la fe común...». Por consiguiente según estas palabras el Concilio, sin hacer una distinción entre la libertad de contradicción y la libertad de especificación, hay que juzgar que abarca en su definición a ambas.

 

127. PIO XII rechaza además de otras cosas que consta que se deslizan entre algunos católicos también lo siguiente: «Se trata de inculcar el que la creación del mundo es necesaria, ya que procede de la necesaria libertad del divino amor;... lo cual ciertamente va en contra de las declaraciones del Concilio Vaticano I».

 

128. Valor dogmático. De fe divina y católica definida (D 1783, 1805), incluso en cuanto a la libertad de especificación, a no ser que se diga que ésta es al menos teológicamente cierta, atendiendo a lo que hemos dicho poco ha (n.126).

 

129. Se prueba por la sagrada Escritura. Esta establece la libertad de Dios en sus operaciones "ad extra" de una forma absoluta y con tanto énfasis, que hay que juzgar con todo derecho que extiende también a la creación dicha libertad, tanto de contradicción como de especificación.

 

En general más o menos todos los textos bíblicos antes citados (n.26-41), que presentan a Dios como creador del mundo o como obrando algo en este mundo o como señor absoluto de él intuyen sin duda alguna la idea de un mundo que surge no necesariamente, sino en virtud de la libertad plenísima tanto externa, según se ve claro por la naturaleza de la cosa, como interna de Dios que decreta crear el mundo, v.gr. si se dice acerca de Dios que es el único que existe:

 

En el principio creó... el cielo y la tierra (Gén 1,1), como tu palabra hiciste todas las cosas (Sab 9,1), Tú eres Dueño de todo y nada hay, Señor, que pueda resistirte (Est 13,9-11). En cuanto al hombre que va a crear como que delibera respecto a su decisión: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza (Gén 1,26).

 

Del mismo modo lo que anteriormente se ha dicho (n.107) acerca de Dios como creador y ordenador de todas las cosas con sabiduría, testifica que El mismo obró en virtud de su libérrima decisión personal, prácticamente como sucede entre los hombres que obran con una idea ejemplar preconcebida, v.gr. Todo lo hiciste con sabiduría (Sal 103,24), Todo lo dispusiste con medida, número y peso (Sab 11,21).

 

a) Dios hace en el mundo todo lo que quiere. Sal 113,3: Está nuestro Dios en los cielos y puede hacer cuanto quiere. En concreto se dice esto acerca de la creación del mundo. Sal 134,6: Yahvé hace cuanto quiere en los cielos, en la tierra, en el mar y en todos los abismos.

 

Esto, que se refiere directamente a la libertad de especificación, hay que juzgar que tiene todavía mayor valor respecto a la libertad de contradicción.

 

Lo mismo da por supuesto Sab 11,16-18: Les enviaste en castigo muchedumbre de animales irracionales... pues no era difícil a tu mano omnipotente, que creó el mundo de la materia informe, enviarles muchedumbre de osos... Pues si para confirmar la acción libre, según está claro, de enviar animales, se recurre a la creación del mundo, ésta sin duda alguna también fue libre.

 

b) Dios conserva libremente el mundo, luego también lo crea libremente. 2 Mac 8,18: El cual (Dios) puede... derribar con un solo ademán al mundo entero.

 

Sab 11,26: ¿Y cómo podría subsistir nada si tú no quisieras o cómo podría conservarse sin ti?

 

c) S.Pablo al tratar acerca de la predestinación a la fe, como que depende ésta de la sola voluntad de Dios, pone de relieve como principio universal el que Dios hace todas las cosas con deliberación y por su voluntad y por tanto con libertad. Ef 1,11: Que hace todas las cosas conforme al consejo de su voluntad ( κατα ζην βουλην του θεληματος αυτου ).

 

d) Dios en muchos hechos particulares del mundo aparece eligiendo, lo cual supone en verdad libertad absoluta. Respecto al pueblo judío, Sal 32,12: El pueblo que El (el Señor) se eligió por heredad. Respecto a los fieles, Ef 1,4: El nos eligió antes de la constitución del mundo para que fuésemos santos e inmaculados ante El; 1 Cor 1,27-30: Antes eligió Dios la necedad del mundo para confundir a los sabios y eligió Dios la flaqueza del mundo para confundir a los fuertes... Respecto a los apóstoles, Mc 3,13: Llamando a los que quiso...

 

e) Todas las cosas son posibles para Dios, lo cual ciertamente no podría decirse, si no fuera libre para hacerlas. Mt 19,26: Para Dios todo es posible. Sab 12,18: Pero tú, Señor, de la fuerza, juzgas con benignidad y con mucha indulgencia nos gobiernas, pues cuando quieres tienes el poder en la mano.

 

f) Todas las cosas han sido creadas por voluntad de Dios. Apoc 4,11: Tú creaste todas las cosas y por tu voluntad existen y fueron creadas.

 

130. Se prueba por la tradición. Los SS.PP., según hemos dicho acerca de la Sagrada Escritura proponen la libertad absoluta de Dios y esto sin hacer ninguna ulterior distinción (sobre todo al hablar en contra de los gnósticos y de los neoplatónicos).

 

a) Dios ha hecho todas las cosas libre e independientemente y como ha querido. S.IRENEO (R 196): «Y no lo hace impulsado por alguien, sino que hace todas las cosas por su propia decisión y con toda libertad, ya que es el único Dios... y el único creador...». «El mismo ha obrado libremente y como ha querido» (cf. R 205, 235).

 

b) Dios ha creado el mundo cuando ha querido y como ha querido. S.HIPOLITO (R 391): «Dios... quiso crear el mundo... Y no... lo hacía... sin tener en cuenta su propia decisión... cuando quiso y como quiso mostró a su Verbo en el tiempo decretado por El: por el cual Verbo hizo todas las cosas... Así pues obró como quiso...» (cf. R 397).

 

c) Dios puede hacer todo lo que quiere. TEODORETO: «En efecto Dios ha hecho en el cielo y en la tierra todo lo que ha querido... Ahora bien ha querido no todo lo que podía, sino lo que ha juzgado que era suficiente. Pues fácilmente le hubiera sido crear decenas y decenas de miles de mundos, puesto que el querer es lo más fácil de todas las obras. En efecto también nosotros mismos tenemos como lo más fácil de todo el querer; sin embargo no por ello sigue a nuestra voluntad el poder hacerlo. En cambio Dios puede hacer todas las cosas que quiere. Pues a la voluntad divina está unido el poder. Y sin embarago no equiparó la creación de todas las cosas con su poder, sino que creó las cosas que quiso».

 

S.AMBROSIO: «¿Quién no va a tomar a broma esta amañada palabrería de los que no negando que los hombres pueden hacer muchas cosas del mismo género en base a una sola y misma causa, en cambio ponen en duda respecto al creador de todas las cosas el que haya podido hacer muchas cielos?... ¿Pues qué es difícil para el que querer es igual a obrar?».

 

131. Dios ha hecho todas las cosas que ha querido. S.AGUsTIN (R 1491): «No todo lo que ha hecho, se ha visto obligado a hacerlo, sino que ha hecho todo lo que ha querido. La causa de todas las cosas que ha hecho, es su voluntad...» (cf. R 1751).

 

e) Dios engendra al Verbo por su propia naturaleza sin deliberación previa, mientras que, con su previa deliberación, crea el mundo. S.ATANASIO: «Así pues si el Hijo es distinto de todas las otras realidades,.., no podemos de ningún modo decir el que ha existido por su voluntad, a fin de que no se diga que El mismo ha sido hecho del mismo modo, como han surgido las cosas, que han sido creadas por El mismo. Pues Pablo fue hecho después apóstol por voluntad de Dios, siendo así que antes no lo era. Igualmente nuestra vocación, siendo así que en alguna ocasión antes no existía y ahora en cambio existe, es consecuencia de la voluntad antecedente de Dios; y... se ha realizado conforme al propósito de su voluntad. Además, lo que se dice por Moisés: Hágase la luz, y produzca la tierra, y hagamos al hombre, juzgo que son señales... de la voluntad del creador. En efecto lo que no existía anteriormente, sino que posteriormente ha sido creado desde fuera, es el creador el que decide crearlo; ahora bien cuando engendra de sí mismo por su propia naturaleza a su Verbo, no emplea ninguna deliberación previa».

 

132.  N.B. 1) Si en alguna ocasión los Padres dicen que Dios no es egoísta y que por ello ha creado el mundo[2] (y por tanto necesariamente, según está claro, ya que cualquier imperfección implica contradicción respecto a Dios), no hablan en sentido estricto, ya que en otros textos, según hemos visto, enseñan la libertad de Dios al crear y puesto que en otro caso todos los seres posibles debían haber sido creados por El; ahora bien puesto que es propio del egoísta el querer todo para sí, dicen según el modo de obrar de los hombres, que Dios no es tal, a fin de expresar la inclinación de Dios a obrar el bien. En este sentido obvio se entiende rectamente a S.Atanasio: «Dios por su propia naturaleza... es el ser más bueno y por tanto es benigno y bondadoso. Pues la persona buena no envidia a nadie nada... por el contrario quiere que todos existan a fin de poder ejercer su bondad».

 

Y si S.Agustín prueba de este modo el que Dios engendró al Hijo igual a El, da por supuesto que el Padre engendra necesariamente al Hijo, y en verdad según la misma naturaleza, lo cual ciertamente no se puede decir respecto al mundo (1 q.25 a.6).

 

2) Asimismo S.Juan Damasceno dice: «Y no hay que ignorar que al hablar de Dios nos referimos ciertamente al acto de querer, y no en cambio a una elección propiamente dicha»; con las cuales palabras parecería que niega en Dios toda elección y por tanto también la libertad. Sin embargo no niega una elección que sea una mera aceptación de una cosa en vez de otra, sino una deliberación que incluya una consulta, puesto que inmediatamente añade lo siguiente: «Pues Dios no consulta; ya que el consultar es propio de la ignorancia. Y si el consultar es propio de la ignorancia, también lo será la elección. Así pues Dios que conoce todas las cosas no consulta».

 

133.  Razón teológica. 1) Libertad de contradicción. La voluntad perfectísima de Dios no puede moverse a obrar mas que por la razón de bien. Ahora bien Dios, infinito en toda clase de perfección, posee en sí todo bien que llena su voluntad, sin que aumenten las creaturas dicha bondad, ya que no poseen ningún bien, que no se dé de modo eminente en Dios; luego no puede asignarse a Dios ningún bien que le obligue a crear (1 q.19 a.3; 1 CG 81).

 

134. 2) Libertad de especificación. a) Negativamente: Puesto que Dios no puede depender en el obrar de otras cosas, la única razón que le impulsaría a El mismo a crear este o aquel mundo sería la perfectibilidad interna o externa de El mismo; ahora bien el ser infinito no puede perfeccionarse de ningún modo con ninguna otra cosa; luego nada impulsa a Dios a crear un mundo determinado.

 

Dios o bien estaría obligado a no crear ningún mundo determinado o bien a crear el más perfecto de todos los posibles, puesto que aparte de la obtención de la máxima perfección, no puede señalarse ninguna razón conveniente que le obligue a El mismo a crear. Ahora bien una vez admitida la omnipotencia de Dios que alcanza a todo ser finito posible en sí y la imitabilidad indefinida de él mismo, no habría ningún mundo más perfecto que el cual no pudiera existir otro. Luego Dios no podría crear el más perfecto mundo de todos los posibles: por consiguiente no estaba obligado a crear ningún mundo determinado.

 

Si la razón para crear el mundo mejor fuera para Dios el que de dos mundos buenos estuviera obligado a elegir el mejor, Dios al crear no gozaría de libertad incluso de la libertad de ejercicio, ya que es mejor crear que no crear.

 

b) Positivamente: Bien por razón de su bondad bien por razón de su sabiduría Dios obraría rectamente al elegir cualquier mundo en orden de su creación dentro de los infinitos posibles, puesto que siempre comunicaría de modo eximio su bondad y manifestaría su perfección. Luego, creando cualquier mundo que fuera, siempre obraría rectamente; a no ser que se diga que Dios está obligado a comunicar su bondad del modo más perfecto de entre todos los modos, lo cual poco ha lo hemos refutado negativamente y haría a Dios dependiente de las cosas situadas fuera de El (1 q.25 a.5).

 

135.  Objeciones. 1. El bien es difusivo de sí mismo; es así que Dios es el sumo bien; luego Dios es difusivo de sí mismo.

 

Respuesta. Distingo la mayor. El bien es difusivo de sí mismo en cuanto que puede comunicarse bien finalmente bien eficientemente, concedo la mayor; en cuanto que se comunica necesariamnte, subdistingo: en alguna ocasión, puede pasar; siempre, niego.

 

El bien puede decirse que se difunde ya finalmente, esto es en el orden de la causa final, en cuanto que inyecta el deseo de sí mismo y mueve el apetito del que obra (1 q.5 a.4; 1 d.34 q.2 a.1; De ver. q.21 a.1), ya eficientemente esto es como causa operante, en cuanto que propende a su comunicación y proyecta comunicarse a otros, en cuanto sea posible. De aquí que cuanto mayor es el bien, con tanta más intensidad y con tanta mayor amplitud se extiende a muchos seres. Ahora bien, ¿se difunde necesariamente, al menos el sumo bien? Algunas veces sí, a saber cuando el Padre comunica de manera suprema su bondad al Hijo y cuando el Padre y el Hijo comunican de modo supremo su bondad al Espíritu Santo; ahora bien de aquí no se sigue el que Dios se difunda también necesariamente a las creaturas, puesto que esto implica contradicción con la perfección infinita de El mismo.

 

En verdad la creatura no puede dejar de buscar con sus actos el aumento de su perfección, ni tampoco alcanzarlo a no ser cuando difunde su bien a otras cosas; por consiguiente haciendo esto al mismo tiempo busca necesariamente el complemento de sí misma y el bien de los otros. De donde también el agente racional difunde necesariamente su bien, si bien libremente en cuanto a la especificación. En cambio el Sumo Bien, al tener en sí mismo la plenitud de bien, no está obligado a difundirse "ad extra", a fin de ser bien o ser mayor bien; sin embargo es apto para dicha difusión. De donde puede realizar ésta, pero de un modo totalmente libre, puesto que no crea otras cosas más que únicamente para donarse a sí mismo, sin que busque al crear ningún bien para El mismo.

 

136. 2. Dios crea el mundo por amor de sí mismo; es así que el amor de sí mismo es necesario a Dios; luego también crea necesariamente el mundo.

 

Respuesta. Distingo la mayor. Dios crea el mundo sin que necesite de éste, concedo la mayor; crea el mundo necesariamente, subdistingo: una vez supuesto el decreto de crear y de este modo por necesidad hipotética, concedo; por necesidad absoluta, niego.

 

Dios, al no necesitar de las creaturas, no las crea ni las ama por necesidad absoluta, de tal manera que las tenga que crear, sino sólo con necesidad hipotética, esto es una vez supuesto el libre decreto de crearlas (1 q.19 a.3).

 

3. El decreto divino de crear es necesario; luego Dios creó necesariamente.

 

Respuesta. Distingo el antecedente. El decreto divino de crear es necesario como consecuencia de la orden de la voluntad divina, concedo el antecedente; como con anterioridad a esta orden, niego el antecedente.

 

4. Si Dios quisiera crear libremente el mundo, la voluntad divina sería indiferente para crear o para no crear, es así que la indiferencia implica contradicción con la voluntad de Dios; luego Dios no crea el mundo libremente.

 

Respuesta. Distingo la mayor. Si Dios quisiera crear libremente el mundo, la voluntad divina sería indiferente para crearlo o para no crearlo, como un acto es indiferente en orden a diversos objetos, concedo la mayor; como una potencia es indiferente en orden a diversos actos, niego la mayor.

 

137.  5. Si el acto divino de querer el mundo fuera libre, podría no darse; es así que esto
supondría mutación en Dios; luego dicho acto no es libre.

 

Respuesta. Distingo la mayor. Si el acto divino de querer el mundo fuera libre, podría no darse terminativamente, concedo la mayor; entitativamente, niego la mayor.

 

6. El decreto divino de crear el mundo pone en Dios una perfección, de la cual carecería, si no quisiera crear el mundo; es así que esto conllevaría mutación en Dios; luego Dios no puede dejar de querer crear el mundo.

 

Respuesta. Distingo la mayor. Dios si no quisiera crear el mundo carecería el decreto de crear y por tanto de una perfección que ahora tiene, en el caso de que el decreto de crear y el decreto de no crear fueran diversos, concedo la mayor; no siendo así, niego la mayor.

 

7. De la razón de elección es la deliberación estricta, la cual implica contradicción respecto a Dios; ahora bien si Dios creara libremente, elegiría entre muchas cosas; luego Dios no crea libremente.

 

Respuesta. Distingo la mayor. De la razón de elección es la aceptación de una cosa en vez de otra, concedo la mayor; la deliberación estricta, subdistingo: "per accidens" y de este modo sólo en las creaturas, concedo; "per se" y así también en Dios, niego.

 

138. 8. La aceptación libre de una cosa en vez de otra no se concibe sin un nuevo acto; es así que éste supone mutación, la cual implica contradicción en Dios; luego en Dios no se da la aceptación libre de una cosa en vez de otra.

 

Respuesta. Distingo la mayor. La aceptación de una cosa en vez de otra no se concibe sin un nuevo acto en la creatura, concedo la mayor; en Dios, subdistingo: sin una nueva delimitación del acto, concedo; sin una nueva entidad del acto, niego.

 

9. Una vez puesta est aceptación, aparece en Dios una nueva relación con respecto al mundo, y por tanto algo nuevo como fundamento de éste; luego, puesta dicha aceptación, se da en Dios una mutación.

 

Respuesta. Distingo el antecedente. Puesta esta aceptación aparece en Dios una nueva relación real respecto al mundo, niego el antecedente; una nueva relación de razón, subdistingo: la cual suponga que algo de Dios va dirigido al mundo, concedo; que algo nuevo el adviene a El mismo, niego.

 

10. Esta delimitación del acto divino al mundo no puede ser extrínseca (a fin de que no diga que Dios actúa libremente por algo extrínseco a El), sino intrínseca; ahora bien ésta es defectible; luego conlleva mutación en Dios.

 

Respuesta. Distingo la menor. Dicha delimitación intrínseca a Dios es defectible extrínsecamente, concedo la menor; intrínsecamente, niego la menor.

 

139. Para entender rectamente esto, y en general respecto al modo de concebir la libertad de Dios en sus obras "ad extra", véase anteriormente el tratado I, 192-195. Véase también lo que hemos dicho acerca del optimismo, en los ns.196-199.

 

Articulo V

Acerca de la creación del mundo en el tiempo

 

TESIS 5. El mundo ha sido creado en el tiempo.

 

140. Nexo. Si Dios creara necesariamente, el mundo habría sido creado "ab aeterno; ahora bien puesto que, según lo que se ha probado, Dios ha creado libremente, queda en pie esta cuestión: cuándo ha creado Dios el mundo, "ab aeterno" o en el tiempo. En el primer caso, no cae por el suelo por esto mismo la libertad de Dios en la creación; en el segundo caso, esta libertad se muestra con mayor claridad. Por consiguiente, puesto que esta cuestión acerca de la creación en el tiempo completa la cuestión precedente respecto a la libertad de Dios al crear, con toda razón vamos a tratarla ahora.

 

Y además, si se probara que la creación "ab aeterno" es imposible, por este mismo hecho quedaría constancia acerca de la creación del mundo en el tiempo; ahora bien, puesto que no se demuestra esta imposibilidad, lógicamente se pregunta en primer término si Dios ha creado de hecho el mundo en el tiempo, para estudiar después también la cuestión acerca de la posibilidad, respecto a si implica contradicción la creación del mundo "ab aeterno".

 

141. Nociones. EL MUNDO HA SIDO CREADO. Estas palabras se toman en el sentido en que las hemos tomado en la tesis primera.

 

EN EL TIEMPO, no es lo mismo que «en la mitad del tiempo real», como si éste ya hubiera existido antes del mundo, sino que es lo mismo que «no "ab aeterno"».

 

Puesto que el tiempo real es el número del movimiento en cuanto a lo anterior y lo posterior, y por tanto no se diferencia realmente de la duración del ser sucesivo, esto es del ser que se mueve, es cierto que aquél ha sido creado juntamente con las mismas cosas sucesivas; luego de este modo el mundo, ha sido creado no en el tiempo, sino con el tiempo (R 1747). Sin embargo puesto que, aparte del tiempo real, se da también el tiempo posible que consiste en la mera posibilidad del ser real sucesivo existente, y el tiempo imaginario, o sea el tiempo posible concebido a manera del tiempo real, nada impide el que se diga que el mundo ha sido creado en un solo instante indivisible, el cual "a parte ante" reciba el tiempo de tiempo imaginario y "a parte post" sea tiempo real, o también el que se diga que el mundo ha sido creado en el último instante del tiempo imaginario, mediante la actuación del tiempo posible, y juntamente con el tiempo real (De pot. q.3 a.14).

 

De este modo el tiempo real se opone a la eternidad no sólo a la eternidad estricta, esto es a la duración del ser, la cual es «la posesión simultáneamente total y perfecta de la vida interminable» y por consiguiente que carece de principio, de fin, de toda sucesión; sino también a la eternidad en sentido lato, esto es a la duración del ser existente, bien formal o sea propia del ser semoviente (esto es del ser material), o bien virtual, esto es propia del ser que ni es estrictamente semoviente ni el cual exista al mismo tiempo todo entero, esto es propia del espíritu finito (pues éste tiene sucesión de actos), sin embargo una sucesión que carezca o bien de principio (eterna "a parte ante") o de fin (eterna "a parte post") o que carezca de ambos (simplemente eterna en sentido lato).

 

142. La tesis afirma negativamente que la duración del mundo es limitada, esto es no es eterna "a parte ante" y positivamente que el mundo ha tenido el comienzo de su tiempo, en cuanto que en un tiempo imaginario podría señalarse el instante en el que no había nada, excepto Dios, o también podría indicarse en un tiempo real algún primer instante antes del cual no había sido creado nada, por consiguiente así como ahora la edad del mundo está ciertamente determinada por el número de instantes.

 

143. Adversarios. Los panteístas y materialistas de toda época no pueden, siguiendo sus falsos principios, dejar de negar lógicamente la tesis.

 

Muchos filósofos paganos, siguiendo probablemente a PLATÓN, Si bien otros niegan esto, y a ARISTÓTELES (1 q.46 a. id), cuyo sistema actualmente suele considerarse que encierra necesariamente la eternidad del mundo. En estos filósofos se habla acerca de la producción eterna o intemporal del mundo en cuanto ordenado, si bien tal vez atribuyan eternidad a la materia.

 

Los antiguos platónicos y neoplatónicos.

 

Ciertos árabes aristotélicos, como AVICENA y sobre todo AVERROES, el cual concibe como eterno todo el mundo conocido del hombre (la materia, la forma, el movimiento, el tiempo).

 

ECKART, el cual sostenía (lo cual lo retractó después) que Dios creó el mundo "ab aeterno", del mismo modo que engendró "ab aeterno" al Hijo.

 

Lógicamente deben negar la tesis todos los que dicen que la creación fue necesaria, v.gr. Günther, según parece.

 

Muchos filósofos actuales, siguiendo a KANT.

 

Sertillanges al hablar acerca de este tema establece este aserto, que difícilmente puede compaginarse con esta tesis, a saber: que él mismo no se atrevería a condenar a un científico que dijera que cualquier fenómeno se explica por algo anterior sin interrupción.

 

144. Doctrina de la Iglesia. El C. provincial Remense (D 391): «Creemos... que solamente Dios es eterno, y no se diga que algunas cosas bien relaciones, bien propiedades... y otras de esta índole, se dan en Dios, las cuales sean "ab aeterno", que no sean Dios mismo». Luego se da por supuesto que nada hay "ab aeterno" excepto Dios.

 

El Concilio IV de Letrán (D 428): «Dios, eterno, inmenso... el cual con su poder omnipotente creó simultáneamente de la nada ambas creaturas, la espiritual y la corporal desde el comienzo del tiempo...». Luego con estas palabras al proclamarse a Dios eterno, se dice que el mundo o bien sencillamente ha tenido comienzo o bien ha tenido principio juntamente con su tiempo.

 

JUAN XXII condenó como a heréticos los errores de Eckard (D 501-503): «... Dios creó el mundo tan desde siempre como desde siempre es la existencia de Dios». «Puede concederse que el mundo ha sido creado "ab aeterno"». «Juntamente y al mismo tiempo que la existencia eterna de Dios, cuando Dios Padre engendró al Hijo como Dios coeterno a El..., también creó el mundo».

 

El C.Florentino (D 706): «El cual (Dios) cuando quiso..., creó todas las creaturas. Con estas palabras parece que se afirma implícitamente la tesis, ya que, si se supusiera la creación eterna, no se diría «cuando quiso».

 

El C.Vaticano I (D 1783) repite las palabras del C. IV de Letrán citadas anteriormente.

 

Pío X (D 2123): El sentido literal histórico de los tres primeros capítulos del Génesis no puede ponerse en duda, «cuando se trata acerca de los hechos narrados en los mismos capítulos, los cuales se refieren a los fundamentos de la religión cristiana: como son..., la creación de todas las cosas realizada por Dios al principio del tiempo...» (cf. D 3029).

 

Pío XII censura también el que se niegue que el mundo ha tenido principio, y el que se pretenda que la creación del mundo ha sido necesaria..., todo lo cual va ciertamente en contra, dice Pío XII, de las declaraciones del C.Vaticano I». (D 3017).

 

145. Sin-razón alguna Sertillanges en contra del común sentir de los teólogos duda acerca de la definición incluso de las palabras «desde el principio del tiempo» empleadas en el C. IV de Letrán y en el C.Vaticano I; pues se colocan en sentido recto a manera de una sola cosa juntamente con el hecho mismo de la creación y es de gran importancia su definición, puesto que el documento quiere echar por tierra el dualismo de los Albigenses, y para obtener esto de forma más radical contribuye extraordinariamente también la definición del comienzo temporal del mundo; de donde prácticamente los SS.PP., según se verá después, ponen de relieve la creación temporal del mundo, a fin de refutar la materia increada.

 

Y el C.Vaticano I al repetir al definición del C.IV de Letrán comienza precisamente por las palabras «al principio del tiempo», y en verdad después de las palabras «por decisión libérrima», y no en cambio - lo cual sería mucho más sencillo, si no se hubiera tenido que definir esta circunstancia - por las palabras «creó de la nada a ambas creaturas». Incluso por las actas mismas del Concilio parece que consta también acerca de la definición de la creación como temporal.

 

146. Valor dogmático. De fe divina y católica definida (D 428, 501-503, 1783).

 

147. Se prueba por la Sagrada Escritura. Esta o bien da por supuesto de un modo enfático o afirma categóricamente que el mundo ha sido creado en el tiempo, que sus palabras no pueden tomarse en sentido obvio acerca de una mera prioridad de naturaleza, sino de una prioridad de tiempo.

 

a) El mundo ha sido creado en el tiempo. Gén 1,1: En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La expresión «en el principio» según el sentido bíblico indica o bien dignidad o bien orden o bien causa o bien tiempo; ahora bien en este contexto no indica dignidad, según esta claro, ni tampoco orden, según pensó sin probabilidad alguna Hummelauer, puesto que este sentido va en contra del sentido obvio, ya que el cielo y la tierra están fuera de la serie de las cosas cuya creación se describe por separado desde el día primero, ni tampoco indica causa esto es en el Verbo, según todos los intérpretes, y en verdad con toda razón, puesto que solamente de un modo forzado y en contra del sentido obvio e afirma que con esta expresión Moisés aquí se refirió al Verbo. Luego con toda certeza esta expresión indica tiempo (cf. n.28).

 

Por lo demás no va en contra de nuestra explicación, sino que más bien la confirma, el texto Jn 1,1: En el principio existía el Verbo. Pues con estas palabras mediante el vocablo indeterminado «existía» se muestra la eternidad del Verbo, el cual se dice que existía antes del comienzo del mundo, mientras que el mundo se dice que fue creado en el comienzo del tiempod; a no ser que tal vez se diga más bien que el principio aquí se toma respecto al origen de la eternidad concedida a manera de tiempo imaginario.

 

En la narración genesíaco el centro de gravedad es el hombre, al cual se le destina de modo manifiesto toda la obra de la creación y por ello son sometidas todas las cosas al hombre como a dueño (Gén 1,26-30), de tal manera que en virtud de la sola creación de éste la obra total se dice que es buena (1,31), más aún se considera consumada (2,1). Ahora bien todo esto supone idea de comienzo temporal del mundo.

 

148. b) Se presenta a la Sabiduría como existente antes de la creación del mundo, Prov 8,22-29: Dióme Yahvé el ser en el principio de sus caminos, antes de sus obras antiguas. Desde la eternidad fui yo ungida; desde los orígenes, antes que la tierra fuese. Antes de los abismos, fui engendrada yo... Cf. también Eclo 24,5s.

 

c) Dios existe "ab aeterno", esto es antes del mundo. Sal 89,2: Antes que los mundos fuesen engendrados, antes que naciesen tierra y orden, desde siempre hasta siempre Tú eres Dios.

 

149. d) Jesucristo existe junto al Padre con gloria y amor antes de la creación del mundo. Jn 17,5.24: Ahora, Padre, glorifícame Tú, junto a Ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese... Padre, los que Tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo.

 

e) La elección divina dela cristiano es anterior a la creación del mundo. Ef 1,4 por cuanto nos ha elegido en El (en Cristo) antes de la fundación del mundo, para ser santos...

 

150. Se prueba por la tradición. Nuestra tesis es evidente en los SS.PP., los cuales la proponen de múltiples maneras, de tal forma que muchos juzgan que implica contradicción la creación eterna, como se verá por su modo de hablar.

 

1. En contra de los gnósticos y de los gentiles los cuales dicen que la materia no ha sido hecha, dicen que solamente Dios es increado, y que en cambio las otras cosas no son coeternas con Dios, sino que han sido creadas por El en el tiempo, de tal manera que para ellos prácticamente viene a ser lo mismo estos dos datos siguientes: el haber sido hecho, y el haber sido creado en el tiempo.

 

S.TEOFILO DE ANTIOQUTA (R 178s): «Platón y los que siguen a éste afirman que ciertamente Dios es increado..., y que es el creador de todas las cosas; sin embargo a continuación establecen dos seres increados, Dios y la materia; y dicen que ésta es contemporánea con Dios. Ahora bien si Dios es increado y la materia es increada, Dios ya no es creador de todas las cosas según los platónicos... Y en primer término (los profetas) enseñaron en verdad con un mutuo acuerdo total que Dios creó todas las cosas de la nada. Así pues nada hay contemporáneo con Dios, sino que al ser El mismo el lugar para sí mismo, y al no necesitar de nada, y al ser más antiguo que los siglos y los mundos, quiso hacer al hombre para darse a conocer a éste... Por tanto teniendo Dios a su propio Verbo... lo engendró... dándole a conocer antes de todas las cosas...».

 

S.CIRILO DE ALEJANDRIA (R 2135): «En el principio, dice Moisés, creó Dios el cielo y la tierra. Así pues no, como dicen algunos, permite que se entienda la materia juntamente con Dios sin principio, y que sea eterna e increada...; sino que delimita a la creatura durante el tiempo y en el principio lo cual hace referencia al nacimiento, como sacada de la nada según la voluntad de Dios en orden a ser lo que es». Cf. también TACIANO (R 154), S. Ambrosio (R 1317).

 

ZACABIAS Mitileno (R 2288): «Confesamos igualmente a Dios como creador del mundo... Así pues ya que, según vuestra hipótesis (esto es la de los platónicos) el mundo es coetemo con Dios, no puede el mundo tener en Dios su causa eficiente. Es así que decíamos que Dios es el creador del mundo... Por tanto no será coetemo el mundo con Dios. Pues todo efecto es posterior a su realizador en la causa y en el tiempo».

 

151. 2. En contra de los arrianos afirman que el Hijo es "ab aeterno", al no ser creatura, la cual creatura comienza a existir en verdad en el tiempo; de tal forma que los arrianos mismos decían que el Verbo, si es eterno como el Padre, no es hijo, sino que hay que llamarlo hermano del Padre.

 

S.ATANASIO (R 760s): «Si no existió en alguna ocasión, dicen, no siendo Hijo, sino que él mismo es eterno y existe juntamente con el Padre, no digáis ya que es hijo, sino hermano del Padre... Ahora bien, dicen ellos, siempre Dios fue también el creador, y no le sobrevino después el poder de crear; así pues, ¿acaso por el hecho de ser creador, también son eternas sus obras, y no se puede decir de éstas: no existían antes de que fueran hechas? No guardemos silencio..., que se enteren ellos de que las cosas hechas no han podido ser eternas, si bien siempre ha podido hacerlas Dios. En efecto estas obras son de la nada, y no existían antes de que fueran hechas, ahora bien las cosas que no existían antes de ser hechas, ¿cómo pueden existir juntamente con Dios, el cual existe y es siempre? De aquí el que Dios hizo entonces todas las cosas atendiendo al bienestar de las cosas mismas, cuando vio que podían permanecer las cosas hechas... En cambio el Hijo, puesto que no es una obra, sino que es propio de la naturaleza del Padre, por esto mismo siempre es y siempre existió...».

 

S. CIRILO DE ALEJANDRIA (R 2076): «Si hizo los siglos y los mundos por él mismo (por el Hijo), ciertamente no será creado aquel que existe antes de los siglos, ya que ninguna creatura existe antes de los siglos, sino que ha sido creada en el tiempo. En cambio es propio exclusivamente del Hijo el coexistir "ab aeterno" con el Padre».

 

152. 3. Afirman absolutamente que la eternidad es propia exclusivamente de Dios. TERTULIANO (R 325): «El estado del Dios único reclama esta regla, no de otra manera único sino en cuanto que es solo, y no de otro modo solo sino en cuanto que nada existía con El. De este modo será también el primero porque todo lo demás es posterior a El: y así todas las cosas son posteriores a El, puesto que todas las cosas han sido creadas por El: y de este modo han sido creadas por El, porque han sido hechas de la nada...».

 

S.Hipólito (R 391, 397): «Siendo así que Dios existía solamente, y que no tenía nada contemporáneo con El, quiso crear el mundo... No existía absolutamente nada a excepción de El mismo...» «El Dios único, primero y exclusivo y el creador de todas las cosas no tuvo nada coeterno a El, ni el caos indefinido, ni los océanos inconmensurables...; sino que era y existía El único, El solo por sí mismo, el cual, cuando quiso, hizo todas las cosas que existen, las cuales antes no existían...»

 

S.IRENEO (R 391, 397): «Sepan que Dios es el único que es sin principio ni fin, y es verdaderamente y siempre el mismo y actúa del mismo modo...» (Cf. también R 207).

 

153. 4) Dicen que la tesis es de fe. ORIGENES (R 447): «Además también se da lo siguiente en la predicación eclesiástica, que este mundo ha sido hecho y ha comenzado a partir de un tiempo determinado... Ahora bien qué existió antes de este mundo..., ya a muchos no les ha resultado claro de una forma manifiesta. Pues esto no se indica de un modo evidente en la predicación eclesiástica».

 

S. Agustin (R 1564): «Así pues la disciplina católica manda que creamos que esta Trinidad es un solo Dios y que El... ha creado todo lo que existe..., de tal manera que toda creatura... ha sido creada por Dios de la nada... por lo cual no está permitido decir o creer que el universo sea consubstancial a Dios ni coeterno con El. Cf. también S.Fulgencio (R 2264).

 

154. Razón teológica. El hecho de la creación en el tiempo consta con certeza solamente

por la revelación. Ahora bien la razón teológica, una vez conocidos la creación divina del mundo y los atributos divinos, establece lo siguiente:

 

a) El mundo no es creado necesariamente "ab aeterno", ya que es contingente y por tanto no exige el existir siempre y puesto que Dios crea con total libertad y por consiguiente cuando El quiere (1 q.46 a.l). Luego la creción del mundo en el tiempo es posible.

 

b) La creación en el tiempo es conveniente, ya que mediante ella aparece de una forma mejor y con más claridad: Dios como ser personal e independiente del mundo; el que todas las cosas son creadas por El (1 CG 13); el poder y la libertad de Dios (1 q.46 a.l hasta 6.9) y la generosidad de Dios que crea solamente para comunicar su bondad (2 CG 35.38).

 

155. La sola razón natural, echando mano de las ciencias físicas, y sobre todo de la ley de la entropía, demuestra bastante bien, si bien de un modo definitivo, la creación en el tiempo. En efecto en virtu de la ley de la entropía, puesto que la energía de cualquier proceso físico del mundo se convierte en calor, alguna vez a la energía actual le sucederá un calor uniforme y consiguientemente le sobrevendrá el término de cualquier actividad física. Ahora bien si el mundo hubiera sido eterno, estos procesos que se operan en el mundo ya hace mucho tiempo que hubieran cesado, y por ello la materia totalmente inerte, sobre todo siendo así que había en ella desde el principio fuerzas, v.gr. la fuerza de atracción, carecería de un fin digno de la providencia de Dios, en la hipótesis de que la materia existiera "ab aeterno" (eternamente).

 

156. Objeciones. 1. El acto de Dios al crear es eterno; luego también su efecto es eterno.

 

Respuesta. Distingo el antecedente. El acto de Dios es eterno entitativamente, concedo el antecedente; terminativamente, subdistingo: en cuanto que connota "ab aeterno" (desde la eternidad) el término que se va a poner, concedo; el término puesto ya "ab aeterno" (desde la eternidad), niego.

 

Puesto que Dios ha querido "ab aeterno" crear el mundo, el acto de su acción de querer "ab aeterno" (desde la eternidad) ha tenido la connotación del mundo como algo que iba a ser creado, no en cambio necesariamente como que iba a ser creado "ab aeterno" (desde la eternidad) y tampoco, una vez puesta la acción, se sigue el efecto a no ser según la exigencia de la forma, que sea el principio de la acción; por tanto de la acción eterna de Dios que obra por el entendimiento y la voluntad según su predefinición, no se sigue el efecto sino tal cual Dios lo ha querido (1 q.46 a.l; y 2 CG 35).

 

Tal vez insista el objetante: en la creación el "fieri" (el ser hecho) existe "ab aeterno"; ahora bien este "fieri" (el ser hecho) es un "factum esse" (haber sido hecho); luego la creación es "ab aeterno".

 

Respuesta. Distingo la mayor. En la creación es "ab aeterno" el "fieri" (el ser hecho) considerado activamente, concedo la mayor; considerado pasivamente, niego la mayor.

 

157. 2. Dios crea a causa de su bondad; es así que esta razón es eterna; luego Dios crea "ab aeterno".

 

Respuesta. Distingo la mayor. Dios crea a causa de su bondad, sin embargo crea libremente, concedo la mayor; en otro caso, niego la mayor.

 

3. Dios "ab aeterno" es causa perfectamente suficiente del mundo; es así que por esta causa se sigue necesariamente el efecto; luego Dios crea necesariamente "ab aeterno".

 

Respuesta. Distingo la menor. Puesta la causa perfectamente suficiente, se sigue necesariamente el efecto, según la predefinición de la voluntad, concedo la menor, en otro caso, niego la menor.

 

Esto se dice directamente acerca de la causa primera, la cual obra libremente "ad extra", pero necesariamente sólo como consecuencia de la orden de su voluntad.

 

4. No puede señalarse por nosotros una razón de por qué ha creado en este tiempo y no en otro, antes y no después; luego hay que pensar que ha creado "ab aeterno".

 

Respuesta. Distingo el antecedente. No podemos indicar ninguna causa de por qué Dios ha creado en este y no en otro tiempo real, concedo el antecedente; de por qué no ha creado "ab aeterno", subdistingo: no podemos indicar esa causa nosotros, concedo; no puede indicarla Dios misma, niego.

 

Dios existe permanentemente sólo en la eternidad, la cual es simultáneamente total y en la cual no se da lo anterior ni lo posterior, a no ser de un modo equivalente, en cuanto que el ser eterno puede coexistir sin ninguna sucesión con cualquier ser sucesivo (De Pot. q3 a.17 hasta 20; 1 q.46 a.l hasta 6); ahora bien el mundo no es creado en un tiempo que ya exista, sino en un tiempo real; luego se preguntaría de una forma inadecuada propiamente respecto bien de Dios o bien del mundo, acerca de cuándo o si Dios ha creado antes o después, ya que estos términos connotan tiempo real (1 q.46 a3; De Pot. q.3 a.14).

 

Sin embargo el tiempo real puede concebirse como que viene después de un tiempo imaginario, de tal modo que se pueda en alguna manera asignar un momento de este tiempo después del cual, y no antes, el mundo ha sido creado, y ciertamente en 'tal momento a causa de una razón conocida por el Creador mismo.

 

158. 5. Si Dios es anterior en cuanto a la duración al mundo, es anterior a éste y es posterior a éste; luego hubiera habido tiempo antes del mundo no eterno, la cual implica contradicción.

 

Respuesta. Distingo el antecedente. Si Dios es anterior al mundo en cuanto a la duración, es anterior y éste posterior, esto es se da lo anterior y lo posterior formalmente en el mundo, pero solamente respecto de un tiempo imaginario, en ese caso puede pasar el antecedente; en Dios, subdistingo: formalmente, niego; de un modo equivalente, concedo (1 q.46 a.l hasta 9; De Pot. q.3 a.17 hasta 20).

 

6. El mundo no sería eterno en potencia en orden al ser. Ahora bien la potencia en orden a es materia, la cual no puede existir sin la forma; luego el mundo es eterno.

 

Respuesta. Distingo la mayor. El mundo no sería eterno en potencia lógica en orden al ser, concedo la malyor; en potencia real, subdistingo: activa, concedo la mayor; pasiva, niego la mayor.

 

La potencia lógica u objetiva no es más que la no contradicción de algún ser en orden a existir, la cual potencia en verdad, según está claro, no es algo real existente; la potencia real y física es o bien activa (el principio de obrar), esto es la facultad de hacer algo, o bien pasiva (el principio de sufrir), esto es la capacidad de recibir la forma.

 

7. El movimiento supone un movimiento precedente; es así que la creación es un movimiento; luego supone un movimiento precedente, y por tanto eterno.

 

Respuesta. Distingo la mayor. El movimiento supone una causa que mueve, concedo la mayor; precisamente un movimiento previo, subdistingo: impropiamente dicho, concedo; propiamente dicho, subdistingo de nuevo: si proviene de una causa segunda, concedo; si proviene de la causa primera, niego.

 

159. Escolio 1. ¿Implica contradicción la creación del mundo "ab aeterno"? «En esta famosa discusión, dice Báñez, se dan muchísimas sentencias de teólogos de primera fila». Este tema se discutió de forma vehemente en la Edad Media y todavía está hoy sobre el tapete. El hecho de la creación temporal no carece de importancia teológica, ya que, según lo anteriormente dicho, muestra con más claridad la dependencia del mundo respecto de Dios y la libertad de Dios al crear. Ahora bien una vez establecido este hecho, la cuestión acerca de la posibilidad de la creación eterna, y en verdad por la misma razón, no carece, en cuanto a algún aspecto, de ninguna importancia teológica, sobre todo puesto que de ella hablan los SS.PP. y enseñan algo como cierto; este es el motivo por el que tratamos ahora esta cuestión.

 

Así pues se plantea el tema sobre la eternidad del mundo "a parte ante", sin embargo no se trata acerca de aquella eternidad que se da, como la eternidad divina, toda entera simultáneamente, sino que se trata de la que consiste en una duración sucesiva, según la naturaleza del ser existente; dejando esto sentado, ¿pudo el mundo existir siempre? El vocablo "siempre" se toma aquí absolutamente, esto es como equivalente a una duración eterna, por consiguiente no se toma relativamente, esto es como connotando una sucesión total de tiempo, en el sentido en el que S.Agustín dice que el mundo ha existido siempre, en cuanto que no existe más que en el tiempo, pero siempre en el tiempo. Y no se trata del origen causal del mundo por Dios, del cual ya tenemos constancia, sino del origen temporal del mundo.

 

Por consiguiente «el haber sido creado» y «el haber sido creado en el tiempo» se distinguen sin duda formalmente, de tal manera que, en cuanto al concepto, el que niega que el mundo ha sido creado en el tiempo, no niega necesariamente que el mundo ha sido creado. Ahora bien, ¿se distinguen realmente, de tal forma que estos dos conceptos pueden separarse mediante la creación "ab aeterno"? De esto se trata ahora.

 

160. Ahora bien acerca de este tema la Sagrada Escritura y la Iglesia parece que no han dicho nada ni explícita ni implícitamente. Sin embargo los PP. atribuyen con tanta unanimidad, o al menos la mayor parte de ellos, a la noción de creación el tiempo, que afirman o dan por supuesto que el mundo sólo ha podido ser creado en el tiempo, según está también claro por los testimonios de ellos aducidos en la tesis.

 

Así Zacarías Mitilense (R 2288) afirma expresamente «que el efecto es posterior al que lo realiza... en causa y en tiempo». S.Atanasio (R 761) pone también de relieve de una forma expresa que la omnipotencia de Dios siempre ha podido hacer las cosas, pero que «las cosas que han sido hechas no han podido ser eternas». Tertuliano atribuye como propio a Dios el ser sin principio del siguiente modo: «¿Qué otro estado de eternidad, que el haber sido siempre y el haber de ser siempre, en virtud de la prerrogativa de ningún principio y de ningún fin? Esto es propio y exclusivo de Dios, porque si se le atribuye también a otro, ya no será propio de Dios, sino que sería común con aquél al que también se le atribuye... Ahora bien es necesario que Dios sea uno solo, porque lo que es supremo, es Dios; ahora bien no será supremo, más que lo que fuere único; y no podrá ser único aquello a lo que se le adecua algo; ahora bien se le adecuaría a Dios la materia, si se pensara que ésta es eterna».

 

S. Metodio: «¿Acaso no diremos que el mundo ha sido creado posteriormente por alguien o por Dios creador, siendo así que anteriormente no existía el mundo? Es claro y evidente que ha sido creado por Dios solamente. Pues es imposible el que lo que queda circunscrito con un comienzo generacional, esto sea coetemo con el eterno (coilimitado con el ilimitado). Imposible... pues ¿cómo pensáis que la creatura es coeterna con el Creador... siendo así que la creatura necesita del Creador? Pues lo coetemo, al no tener ningún comienzo de su origen, es necesario que sea también no producido y del mismo poder».

 

S. Agustín (R 1757) entre otras cosas dice también lo siguiente que no está muy de acuerdo con la posibilidad de la creación eterna: «Confieso que ignoro qué siglos pasaron antes de que fuera creado el linaje humano; sin embargo no dudo de que no hay absolutamente nada creado que sea coetemo con el Creador». Y tal vez no se diría el que hubiera admitido él mismo dicha posibilidad, por el hecho de que, v.gr. exprese dichas palabras en contra de los neoplatónicos, los cuales «no... quieren que el mundo tenga comienzo temporal, sino el comienzo de su creación, de tal forma que siempre haya sido hecho de un cierto modo que apenas puede entenderse», pues estas palabras muestran más bien la repugnancia a admitir la mente dicha posibilidad.

 

162. Por lo cual según las palabras de los Padres parecería que es al menos cierto que el mundo solamente ha podido ser creado en el tiempo. Sin embargo a causa de los errores contra los que iban los Padres puede decirse con toda razón que ellos solamente quisieron enseñar directamente el hecho de la creación en el tiempo en contra del error de la creación eterna, o bien excluir el dualismo que admite una materia no producida y coetánea con Dios, o bien establecer la divinidad del Hijo como eterno que es, para defender todo lo cual argüirían en virtud de la contradicción de la creación eterna, de tal manera que enseñaran estas verdades como testigos de la tradición, y en cambio este modo de argumentar sólo lo enseñaran en calidad de doctores particulares. Por todo lo cual todavía queda en pie la cuestión.

 

163. Más aún, aunque se plantee la cuestión con ocasión de la creación de este mundo, de suyo puede plantearse y prácticamente así se plantea de un modo absoluto: ¿Implica contradicción el que algo sea creado ab aeterno sí o no? Y más bien, al menos en parte, se propone la cuestión de este modo.

 

Han respondido de forma afirmativa muchísimos, como S.Buenaventura, S.Alberto Magno, Alejandro Halense, Ricardo de Mediavilla, Henrique Gandavense, Raimundo Lulio, Valencia, Toledo, Petavio, Palmieri, Pignataro, Huarte.

 

Responden negativamente muchísimos, como Sto.Tomás, comúnmente los tomistas (v.gr. entre los modernos, Daffara, Boyer y de un modo muy vehemente Sertillanges), Suárez, Vázquez, Minges, Urráburu. De entre los cuales, siguiendo a Durando, muchos (Suárez, Juan de Sto.Tomás, Urráburu, etc.) distinguiendo entre una realidad que tiene el ser fijo y permanente y una realidad que tiene el ser sucesivo, sostienen que se prueba como imposible la creación eterna de ésta y no en cambio la de aquélla.

 

164. En favor de la primera opinión las razones que hay son las siguientes: a) No se puede pasar a través de un infinito sucesivo; ahora bien en cualquier instante de una duración hubieran precedido movimientos infinitos de la creatura; luego en cualquier instante la prosecución del movimiento sería imposible, y por tanto v.gr. no hubiéramos llegado hasta este día. b) Se daría un infinito en acto; lo cual, si tal vez se niega sin razón acerca de los seres sucesivos por naturaleza, tiene en cambio absoluto valor respecto a los que poseen un ser fijo, de tal manera que si fuera creado ab aeterno un hombre que pudiera multiplicarse, ahora habría almas infinitas. Ahora bien lo infinito en acto implica contradicción.

 

En favor de la segunda opinión está el que la idea del mundo como posible, y nunca como imposible, es eterna en Dios; luego el concepto de un mundo eterno no aparece como contradictorio; por otra parte la omnipotencia de Dios puede hacer todo lo que es posible. Y no se prueba el que Dios no pueda hacer cosas infinitas en acto. Ahora bien el mundo eterno sería posterior a Dios en cuanto a la naturaleza, si bien no en cuanto a la duración; sería verdaderamente contingente, en cuanto que hubiera podido ser o no ser; sería de duración eterna, pero sucesiva.

 

165. Escolio 2. ¿Después de la creación inicial es creado algo en el mundo? Si se excluyen las almas humanas, las cuales son creadas a diario, no aparece en ninguna parte en las fuentes una respuesta afirmativa, sino que las fuentes se expresan más bien en la hipótesis de que nada nuevo es ya propiamente creado, y la obra de Dios en el mundo es simplemente de gobierno de éste y conservadora del mismo. Respecto a esto oigamos a los Doctores:

 

S. Agustín dice respecto al texto del Génesis 2,3 (Y el día séptimo cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho): «Puede también entenderse que Dios cesó en crear clases de creatura, puesto que ya no creó más algunas clases nuevas: y que a partir de entonces hasta ahora y desde ahora su obrar es el gobierno de las mismas clases, que entonces fueron creadas...»

 

S. Buenaventura: Existe «una doble... perfección del universo: una y principal según el ser permanente, otra es según el ser transitorio de la misma. Se atiende a la primera en la existencia completa de los principios, y en el número completo de las especies, las cuales especies participan en verdad de la naturaleza del género según la recta y ordenada intención de la naturaleza. En cambio la segunda perfección consiste en la producción de aquellos seres, que transcurren a lo largo de los tiempos, y se suceden consiguientemente a sí mismos... Ahora bien, puesto que según la primera perfección Dios trajo al mundo entero a la existencia en seis días, a saber en cuanto a la existencia completa de los principios y en cuanto al número completo de las especies; por ello se dice que cesó de toda obra que había hecho. Mas puesto que obra continuamente en orden a la sucesión de las cosas mediante la propagación y la multiplicación de los individuos, por eso se dice que obra hasta ahora».

 

166. Santo Tomás: «El séptimo día Dios obró algo, no creando una nueva creatura, sino gobernando a la creatura... Ahora bien, Dios podía crear muchas creaturas aparte de las que había creado en los seis días. De donde por el hecho mismo de que cesó de crear nuevas creaturas en el séptimo día, se dice que llegó a culmen su obra». «Después nada creó Dios totalmente nuevo, que no hubiera estado de algún modo incluido antes en las obras de los seis días. En efecto ciertas cosas preexistieron materialmente; así como el hecho de que Dios formó a la mujer de una costilla de Adán. Y otras preexistieron... también causalmente; como el que los individuos que son engendrados ahora, se consideraron previamente representados en los primeros individuos de sus especies...» (1 q.73 a.l). «Dios obra hasta ahora, conservando y gobernando la creatura que ha sido creada, y no en cambio creando una nueva creatura» (al; cf. q.45 a.8).

 

Suárez: «Dios llevó a término toda su obra dentro de los seis días de tal manera que en el séptimo día no realizó ninguna obra para complemento de la obra realizada en los seis días anteriores. Juzgo que esto es verdad según la sentencia común de los Padres y según el mutuo acuerdo de la Iglesia fundado en la Sagrada Escritura:. en efecto en ella se dice muchas veces que Dios hizo en seis días todas las cosas que hay en el mundo, y que el séptimo día descansó de sus obras... luego no completó esta obra suya, añadiendo algo a ella, sino descansando de toda obra. Por último no puede asignarse ninguna obra, que haya hecho Dios como autor de la naturaleza en este día... La novedad de sus óbras (esto es la Encarnación, el efecto de la misma, y otras obras que serán hechas al fin del mundo las cuales conciernen al estado de la gloria) no implica contradicción con el descanso del día séptimo, el cual consiste únicamente en la acción de cesar en la creación de nuevas cosas naturales, las cuales no estén contenidas virtualmente en las causas del universo y no sean hechas por ellas».

 

N.B. Ciertos científicos modernos (H.Bondi, T.Gold, F.Hoyle, Dirac, etc.) dicen que se da en el mundo una continua creación de la materia de la nada bajo la forma o bien de los átomos de hidrógeno o de la energía eléctrica. Sin embargo los científicos no hablan técnicamente respecto a la creación como de una producción de la nada, sino de una realización que suponga un sujeto; en otro caso afirmarían algo que incluiría una serie perpetua de milagros y que carecería de fundamento que se pudiera investigar de modo experimental.


 


[1] En las actas se dice lo siguiente: «La causa ejemplar es la esencia de Dios en cuanto que es imitable "ad extra": de ahí el que la creación es cierta imitación de Dios "ad extra", cierta manifestación de su bondad... Dios al crear no puede dejar de querer esta manifestación... sino que en cuanto que las cosas son consideradas en la causa ejemplar, son solamente creables y posibles...» (CL 7,110s).

[2] Así dice S.Aousm: «Ahora bien si no pudiera hacer lo bueno, no tendría ningún poder; y si pudiera y no lo hiciera, sería un gran egoísmo».