TEMA 47: LA VIRTUD DE LA CASTIDAD

 

47.1 Valor y Sentido de la Sexualidad.

47.2 Principios de la Ética Sexual.

47.3 Pecados contra la Castidad.

47.4 La Formación en la Castidad y su Importancia en el Desarrollo de la Persona.

 

A) DESARROLLO

Hablar de la castidad es hablar de la sexualidad. No se puede entender bien la necesidad de la virtud de la castidad sin entender la importancia de la sexualidad y su papel en la vida del hombre -teniendo en cuenta que la sexualidad es una parte constitutiva de la persona humana-. Por esta razón, este tema empieza hablando del valor y del sentido de la sexualidad, antes de hablar de los principios de la ética sexual -donde se coloca la castidad-. El tema acaba hablando de la formación en la virtud de la castidad.

 

47.1 Valor y Sentido de la Sexualidad

La palabra sexualidad es un término equívoco. Puede referirse a 1) la condición masculina o femenina del ser humano (el ser sexuado); 2) la facultad sexual; 3) la actividad propia de esa facultad. La virtud de la castidad hace referencia al último sentido de la palabra porque es la subordinación del apetito sexual al espíritu y a sus fines morales y la ordenación de la capacidad sexual a su fin propio.

La sexualidad afecta a la persona humana no solo en el plano físico sino también en el psicológico y el espiritual. Para llegar a la verdad y sentido de la sexualidad es necesario partir de una concepción unitaria del hombre. Dos tesis fundamentales son: a) la unidad sustancial de la persona humana; b) la sexualidad como una dimensión constitutiva de la persona humana.

a) La unidad sustancial del ser humano. El hombre se advierte a sí mismo como una realidad una y compleja, capaz de una pluralidad de operaciones. No existe una diversidad de principios para las distintas actividades que el hombre realiza. Es el mismo y único  que actúa. Esta unidad y diversidad se explican porque el ser humano está compuesto de alma y cuerpo. Entre los dos se da una unidad sustancial. No son dos realidades yuxtapuestas sino dos coprincipios constitutivos del hombre. El alma es la forma sustancial del cuerpo que hace no solo que el hombre sea hombre, sino también animal, y viviente y cuerpo y sustancia y ente. El hombre participa de la condición personal gracias al espíritu; mientras que el cuerpo es la persona en su visibilidad. Se puede distinguir las dos realidades pero no se puede separarlas.

Se han dado varios errores en esta concepción unitaria del ser humano: materialismos que niegan el espíritu; espiritualismos que niegan el cuerpo; doctrinas que proclaman una unión extrínseca de ambos; y doctrinas que señalan el cuerpo como la causa instrumental del alma.

b) La sexualidad como una dimensión constitutiva de la persona humana. La unidad entre cuerpo y espíritu sólo existe como hombre o mujer. La persona humana en abstracto no existe sino la persona sexuada porque la sexualidad -masculinidad/feminidad- es constitutiva del ser humano. La sexualidad es inseparable de la persona humana; no es un simple atributo, sino un modo de ser de la persona. La sexualidad caracteriza y determina a todos y a cada uno de los componentes de la unidad sustancial. La sexualidad impregna toda la humanidad en su totalidad. Toda la dimensión espiritual está impregnada por la sexualidad y la sexualidad, a su vez, esta impregnada por la espiritualidad. Por eso, la sexualidad humana es esencialmente distinta de la sexualidad animal: es racional por participación. Es una verdad expresada también por los relatos bíblicos cuando hablan de la creación del hombre y de la mujer: el uno y la otra son imagen de Dios en su masculinidad y feminidad.

El sentido de la sexualidad se encuentra en que el ser humano ha recibido una vocación al amor. El hombre en su vocación al amor refleja la donación que Dios ha hecho de sí -porque ha sido creado en la imagen y la semejanza de Dios-. El hombre corresponde a esta donación de Dios a través de la sexualidad. La sexualidad hace posible que la persona humana puede dar de sí en la relación Creador-creatura y en la relación hombre-mujer. Así que el sentido de la sexualidad esta en la donación de uno mismo a los demás.

a) Amor y sexualidad. La sexualidad tiene una dimensión unitiva, una dimensión relacional. La dimensión sexual está al servicio de la comunicación interpersonal y, de esa manera, a la perfección propia y de los demás. A diferencia de la animal, la sexualidad humana ni es automática ni se despierta únicamente en periodos de fecundidad. La diferenciación sexual es indicador  de la recíproca complementariedad y está orientada a la comunicación interpersonal.

Esta dimensión de la sexualidad responde a la vocación humana al amor. Como imagen de Dios, el hombre ha sido creado para amar. [580] y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. El hombre creado a imagen de Dios es todo hombre y todo el hombre -el hombre en su totalidad-. La sexualidad es parte integrante de la concreta capacidad de amar que se convierte en un don.

b) Sexualidad y procreación. La complementariedad del hombre y de la mujer en su sexualidad está orientada a la fecundidad. El amor humano como imagen del amor intratrinitario, también refleja la fecundidad que se da en la Trinidad y, fuera de ella, en la creación. El hombre, a través de la sexualidad, participa y coopera en el amor creador de Dios: pone las condiciones necesarias y suficientes para que Dios cree una nueva persona llamada a ser hijo de Dios. El valor especial de la dimensión procreadora de la sexualidad está ligado al hecho de ser colaboración con Dios en la obra de la creación y la salvación.

 

47.2 Principios de la Ética Sexual

El orden moral exige: 1) la subordinación del apetito sexual al espíritu y a sus fines morales; 2) la ordenación de la capacidad sexual al fin de la propagación del género humano, y 3) su satisfacción dentro del matrimonio exclusivamente.

El hombre, sometido al pecado, debe esforzarse en integrar la sexualidad para responder a su vocación al amor. Está vocación la vive cuando actúa como creado a imagen y semejanza de Dios y es hijo de Dios. La castidad es la virtud que orienta la sexualidad hacia su propio bien integrándola en la persona humana.  Esta integración consiste en una subordinación de la sexualidad a la espiritualidad del ser humano.  La castidad se preocupa de reintegrar la armonía original de la sexualidad que ha sido quebrantada por el pecado. Para esto la persona debe ser racional: debe conocer el bien y la verdad de la sexualidad y respetar el orden puesto por el Creador. El dominio es el señorío racional sobre la sexualidad de acuerdo con este orden.

En este orden, existe una inseparabilidad entre los significados unitivo y procreador -aunque biológicamente y artificialmente se puede separar las dos funciones de la sexualidad-. El instinto sexual está al servicio del amor y de la procreación.

Virtudes conectadas con la castidad son: la modestia (virtud que lleva a mantener reservada la propia esfera íntima y a evitar la exhibición) y el pudor (virtud innata a toda persona que produce una vergüenza que lleva a custodiar la intimidad).

 

47.3 Pecados contra la Castidad

La lujuria es la satisfacción desordenada del apetito sexual. Es un desorden porque: 1) aspira a una satisfacción sensual del apetito sexual y es una degradación de la persona; 2) frustra, evita o pone en peligro la procreación; 3) atenta contra el matrimonio como vínculo sexual moralmente ordenado.

Todos los actos externos o internos que vayan contra el aspecto unitivo o procreador o los dos fuera del matrimonio, son pecado y es siempre grave (solo son leves por imperfección del acto, falta de advertencia o consentimiento pleno).

Los pecados contra la castidad se dividen en pecados consumados y pecados no consumados o incompletos. Dentro de los pecados consumados hay una distinción de pecados no contrarios a la naturaleza y pecados contrarios la naturaleza.

Pecados consumados no contrarios a la naturaleza: no atentan contra el fin primario de la unión sexual (procreación), pero no respetan el matrimonio como única institución de comunicación sexual ni otras barreras que limitan la relación sexual: a) la fornicación (la unión sexual voluntaria de dos personas solteras de sexos distintos; incluye las varias manifestaciones de estupro, rapto, y prostitución); b) El adulterio (unión sexual entre hombre y mujer siendo uno o los dos casados); c) el incesto (unión sexual entre consanguíneos o afines dentro de los grados en que la Iglesia prohibe el matrimonio); d) el sacrilegio (unión sexual entre personas -al menos uno- ligadas con voto de castidad o célibes por orden sagrado).

Pecados consumados contrarios a la naturaleza: buscan el placer sexual y evitan las consecuencias de la generación (son más graves): a) la masturbación (plena satisfacción sexual sin cópula carnal); b) el onanismo (polución procurada con unión sexual entre personas de distintos sexos sin consumarla -rompiendo la unión o usando preservativos-); c) la sodomía (unión carnal entre personas del mismo sexo); d) la bestialidad (ilícita satisfacción sexual mediante la unión con animales).

Pecados no consumados o incompletos: son los pecados meramente internos o externos que se hacen para obtener placer sexual sin llegar a la plena satisfacción: a)complacencia morosa (complacerse a través de pensamientos impuros, en algo pasado que se hace presente sin intención de realizarlo); b) mal deseo (apetencia deliberada de algo malo futuro); c) gozo pecaminoso (complacencia voluntaria en una acción pecaminosa realizada por uno mismo o por otros).

 

47.4 La Formación en la Castidad y su Importancia en el Desarrollo de la Persona

Dado que la virtud de la castidad tiene como fin la sexualidad y el bien de la persona, educar en la castidad es educar en la sexualidad. El objetivo de la educación en la sexualidad y la castidad es el conocimiento del desarrollo pleno de la vocación en su totalidad. No hay que olvidar que la vocación es íntegra, abarca todo el hombre. La formación en esta virtud no puede ser meramente informativa porque hay que educar también la voluntad, los sentimientos y las emociones. Hay que conocer la verdad y el bien de la sexualidad, aprendizaje que se consigue con el estudio de unas éticas fundamentales, contenidos del 6º y del 9º mandamientos, de la Revelación, la razón natural y las enseñanzas del Magisterio.

La madurez en la sexualidad se consigue con el dominio de sí que requiere vivir la virtud. Este dominio es 'hacer lo que uno debe queriendo lo que uno hace'. Hay que educar la libertad así porque nuestros dinamismos llevan un principio de desorden por el pecado original y no se consigue el dominio de una vez por siempre. Es una lucha por toda la vida porque uno siempre puede tener un mayor conocimiento del bien y de la conformidad de la conducta a ese bien. Este forma de ejercitar la libertad se consigue por repetición del actos, de modo que se puede vencer los obstáculos con ayuda de la gracia.

La educación, la ayuda exterior que se da a una persona es para hacer que quiera, o sea, que conozca cómo debe obrar y lo haga libremente. Por eso la educación debe ser diferenciada, gradual y progresiva porque no hay dos personas iguales.

Los medios necesarios para vivir la virtud de la castidad son de dos tipos:

1) Medios naturales: luchar contra los malos pensamientos y contra los sentidos externos; huir de ocasiones peligrosas, mortificar lo lícito para prescindir fácilmente de lo ilícito; encauzar bien la vida afectiva corrigiendo desviaciones del corazón; sobriedad; y deporte.

2) Medios sobrenaturales: considerar la dignidad del cristiano y santidad del cuerpo; confesión y comunión frecuente; devoción a la Virgen; oración humilde y perseverante.

Hay que educar la sexualidad según las distintas etapas de la persona: niñez, pubertad y madurez. En el que educa, lo primero es su ejemplo y sus palabras. Ambos son necesarios e inseparables.

 

B) RESUMEN

47.1 Valor y Sentido de la Sexualidad

La palabra sexualidad tiene tres sentidos. La virtud de la sexualidad hace referencia al último sentido de la palabra: la actividad propia de la facultad de la sexualidad.

La sexualidad afecta a la persona humana no solo en el plano físico sino también en la psicología y el espíritu.

Hay dos tesis fundamentales para llegar a la verdad y sentido de la sexualidad:

      a) La unidad sustancial del hombre que está compuesto de alma y cuerpo. Son           dos coprincipios constitutivos del hombre.

      b) La sexualidad como una dimensión constitutiva de la persona humana: la sexualidad es inseparable de la persona humana; no es un simple atributo, sino      un modo de ser de la persona que la hace hombre o mujer.

El sentido de la sexualidad se encuentra en que el ser humano ha recibido una vocación al amor. El sentido de la sexualidad es la donación de uno mismo a otras personas.

      a)Amor y sexualidad: la sexualidad tiene una dimensión unitiva que responde a        la vocación humana al amor. Como imagen de Dios el hombre ha sido creado            para amar.

      b) Sexualidad y procreación: la complementariedad del hombre y de la mujer en        la sexualidad esta orientada a la fecundidad. El amor humano como imagen del amor intratrinitario, también refleja la fecundidad que se da en la Trinidad y, fuera de ella, en la creación.

 

47.2 Principios de la Ética Sexual

El orden moral exige:

      1) la subordinación del apetito sexual al espíritu y a sus fines morales;

      2) la ordenación de la capacidad sexual al fin de la propagación del género     humano;

      3) su satisfacción dentro del matrimonio exclusivamente.

 

47.3 Pecados contra la Castidad

La lujuria es la satisfacción desordenada del apetito sexual. Es un desorden porque: 1) aspira a una satisfacción sensual del apetito sexual y es una degradación de la persona; 2) frustra, evita o pone en peligro la procreación, 3) atenta contra el matrimonio como vínculo sexual moralmente ordenado.

Todos los actos externos o internos que vayan contra el aspecto unitivo o procreador o los dos fuera del matrimonio, son pecado y es siempre grave (solo son leves por imperfección del acto, falta de advertencia o consentimiento pleno).

Pecados consumados no contrarios a la naturaleza: a) la fornicación; b) el adulterio; c) el incesto ; d) el sacrilegio .

Pecados consumados contrarios a la naturaleza: a) la masturbación  b) el onanismo ; c) la sodomía; d) la bestialidad .

Pecados no consumados o incompletos:  a)complacencia morosa;  b) mal deseo;       c) gozo pecaminoso .

 

47.4 La Formación en la Castidad y su Importancia en el Desarrollo de la Persona

Educar en la castidad es educar en la sexualidad. El objetivo de la educación en la sexualidad y la castidad es el conocimiento del desarrollo pleno de la vocación en su totalidad.

La madurez en la sexualidad se consigue con el dominio de sí que requiere vivir la virtud. Este dominio es 'hacer lo que uno debe queriendo lo que uno hace'.

La educación, la ayuda exterior que se da a una persona, es para hacer que quiera, o sea, que conozca cómo debe obrar y lo haga libremente. Por eso la educación debe ser diferenciada, gradual y progresiva porque no hay dos personas iguales.

Los medios necesarios para vivir la virtud de la castidad son de dos tipos:

1) Medios naturales y  2) Medios sobrenaturales.

Hay que educar la sexualidad según las distintas etapas de la persona.

 

C) BIBLIOGRAFÍA

Apuntes de clase de la asignatura Moral de la Persona (Curso 98'-99').

J. MAUSBACH,G. ERMECKE, Teología Moral Católica, vol. III, EUNSA, Pamplona, 1974.

A. SARMIENTO, “Persona, Sexualidad Humana y Procreación”, en AA.VV., Moral de la Persona y Renovación de la Teología Moral,, EUNSA, Madrid, 1998.

A. SARMIENTO, El Matrimonio Cristiano, EUNSA, Pamplona.

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[580]  1Jn 4, 8.