30 DE SETIEMBRE

 

-San Jerónimo, Doctor Máximo, Belén, 420.

-San Leopardo, mártir. Ocupaba un alto cargo en el palacio imperial de Juliano el Apóstata cuando se convirtó a la fe, y por dejarse bautizar le mandó degollar el impío Juliano, Roma, 362.

-Santos Víctor y Urso u Oso, soldados de la legión Tebea, martirizados en Suiza, 286.

-San Antonino, mártir, de la misma legión, Plasencia (Italia), 286.

-San Gregorio, obispo y apóstol de la Armenia, llamado el Iluminado. Nacido de la familia real de los Arsácidas, de Persia. Pudo escapar de la muerte huyendo muy joven a Cesarea de Capadocia. Allí supo que su padre había sido el asesino del rey Cosroes y se hizo esclavo de Tiridates, su hijo, refugiado en Capadocia. Este monarca le quiso hacer apostatar. Después de muchos sufrimientos, un sátrapa armenio le libró de las prisiones en que le tenía Tiridates y le llevó al Ararat. Allí comenzó a predicar y bautizar a los idólatras. Al primero a quien regeneró en las aguas del bautismo fue a su mismo libertador. Leoncio, obispo de Cesarea, le consagró obispo de toda la Armenia Mayor. Falleció hacia 325.

-San Honorio, obispo de Cantorbery. Pasó con San Agustín desde Roma a Inglaterra a predicar el Evangelio. Sucedió a San Justo en la sede primacial de la Gran Bretaña, 630-653.

-Santa Sofía, viuda., madre de las vírgenes Fe, Esperanza y Caridad, Roma, 138.

-Santa Paula, discípula de San Jerónimo, Belén, 404.

-San Acisclo y Santa Vitoria, mártires, Córdoba, s. IV.