20 DE SETIEMBRE

 

- San Andrés Kim Taegon, presbítero y San Pablo Chong Hasang y compañeros, mártires

- Santos Eustaquio, su mujer Teopista y sus dos hijos Agapito y Teopisto, Roma. 118.

-Beato Francisco de Posadas. Natural de Córdoba; muy joven aún vistió el hábito dominicano en Scala Dei, (provincia de Córdoba). Enviado a Sanlúcar de Barrameda y oyendo predicar al Padre González, S. J., se convirtió de veras a Dios, comenzando una vida penitentísima. Prior en varios conventos de su Orden, fue uno de los confesores más afamados de su siglo en España. Falleció en Córdoba, 1713.

- San José María de Yermo y Parrés, (1851-1904)

-Santa Fausta, virgen, y San Evilasio, mártir, Cícico (Grecia), 308.

-Santos Dionisio y Privato, mártires., Frigia (Asia Menor).

-San Prisco, mártir, Constantinopla.

-Santos Teodoro y Felipa, su madre, Perge de Panfilia (Asia). s. II.

-Santa Cándida, virgen, Cartago, siglo IV.

-Santa Susana, mártir, hija de un sacerdote de los ídolos y nacida en Eleuterópolis, de Palestina; muertos sus padres, se convirtió al cristianismo, dejó sus inmensas riquezás y se puso bajo la dirección de dos monjes de Palestina. Acusada de haber derribado unos ídolos, Juliano la condenó a la pena capital. Rufino hace grandes elogios de su virtud y de la constancia con que padeció por Cristo. 362.

-San Agapito I, papa; sucesor de Juan II y romano de nacimiento. Teodato, rey de los godos, amenazado por las tropas de Justiniano de perder sus estados, comisionó a San Agapito para que fuese a Constatinopla a entrevistarse con el emperador. Nada, sin embargo consiguió el Pontífice. San Agapito mostró una energía indomable en la deposición por él decretada de Antimo, patriarca intruso y hereje eutiquiano, llevado por Justiniano a la sede de Constantinopla. Teodora, principal instigadora de esta elección, amenazó al papa con el destierro, y el santo pontífice pronunció aquellas memorables palabras: "He venido a Constantinopla en la creencia de encontrar un emperador cristiano y he hallado un Diocleciano. Vuestras amenazas no me intimidan. No obstante, llamad a vuestra hechura para convenceros de que es un obispo indigno, llamadle para que confiese las dos naturalezas en Jesucristo." El obispo no compareció y Justiniano se dió por vencido, nombrando a Menas, varón virtuosísimo, para la sede de Constantinopla. Aquí murió el papa, cuando proyectaba la reunión de un conclio ecuménico, 536.

-San Clicerio, obispo, Milán. 432.