19 DE SETIEMBRE

 

-San Jenaro, obispo y mártir de Nápoles, y sus compañeros Ferto, Desiderio, Sosio, Próculo. Eutiques y Acucio, en la persecución de Diocleciano y Maximiano. San Jenaro fue encerrado en un horno encendido durante tres días y de él salió ileso. Apresaron después con él a sus compañeros, y, echados a las fieras, éstas, olvidando su fiereza, les perdonaron. Al fin fueron degollados. Se conserva la cabeza de San Jenaro en Nápoles y también una redoma llena de sangre cuajada del mismo santo. Todos los años, el día aniversario de su martirio, se pone líquida y roja, como cuando fue derramada, al juntar el frasco con la reliquia donde se guarda su cabeza. Los años que no se ha verificado el prodigio han averiguado los napolitanos que Dios les ha enviado algún terrible castigo. Hoy día somos testigos del milagro que se obra anualmente.

- Santa María de Cervelló (1230-1260). Fue una joven de familia ilustre, nacida en el barrio marinero de Barcelona, y desde la niñez dio muestras de una piedad fuera de lo común; se negó a casarse, hizo voto de castidad y se retiró a un convento a la sombra de la iglesia de la Merced, también muy próxima al mar que surcaban los mercedarios para redimir cautivos en tierras africanas. Algo después se fundó la rama de la Merced para mujeres, y María fue la primera mercedaria y la primera superiora en el convento barcelonés. Hasta que murió, su historia exterior es la de una monja con fama de buen gobierno y virtudes eminentes. Pero su leyenda dice que sin salir de su convento, salvó muchos barcos de perecer y muchos cautivos fueron redimidos por el poder de su oración. Se le representa siempre con un barco en las manos: fue la santa marinera que jamás embarcó.

-Santa María Emilia de Rodat († 1852)

-San Alonso (o Alfonso) de Orozco († 1591)

-Santos Félix y Constancia, mártires, Nocera, (Italia), s. I.

-Santos Peleo. Nilo y Elías, obispos de Egipto, condenados a trabajar en las minas y después abrasados, Palestina, 310.

-Santos Trófimo, Sabacio y Dorimedontés, mártires, Asia, 278.

-Santa Pomposa, virgen y mártir, monja en Peñamelaria; después del martirio de San Columba se fugó del monasterio y se presentó al cadí de Córdoba, maldiciendo de Mahoma. Por ello fue degollada junto al palacio del emir, 853.

-San Teodoro, obispo de Cantorbery (Inglaterra). Era un monje griego del monasterio de Niridián, en Nápoles. El papa Vitaliano nombró a Adriano, su abad, obispo de Cantorbery, pero éste presentó al papa su renuncia y propuso a Teodoro, hombre el más instruido en las ciencias divinas y humanas de su monasterio, para ocupar aquella dignidad. En Cantorbery abrió una escuela de Sagrada Escritura, canto gregoriano, astronomía, aritmética y de lenguas griega y latina, que fue semillero de los grandes hombres que ilustraron la Iglesia de Inglaterra durante los siglos VIII y IX. Se conserva de este obispo un Penitencial o Manual de los cánones que determinan la duración de la penitencia publica. Cantorbery, 690.

-San Eustoquio, obispo de Tours (Francia), 461.

-San Secuano, obispo, Langres (Francia). 580.

-Beato Rodrigo de Silos, de la familia de Santo Domingo de Guzmán, secretario de don Alfonso el Sabio. Se le llama el abad pleitista. Renunció a su dignidad para prepararse a la muerte, acaecida en Silos, 1284.