29 DE OCTUBRE
—Santa Ermerinda (siglo VI). Tras hacer voto de virginidad, abandonó el castillo de sus padres, donde desfilaban los pretendientes, y se retiró a Beauvechain para vivir en castidad y oración. Por desgracia se encontraban en esta ciudad un noble que se dedicaba a acosarla. Su ángel de la guarda la sacó de Beauchevain y la condujo a Meldert donde un buen sacerdote fue su director y la ayudó a vivir su vocación. Ermelinda, que asistía a misa cada mañana, llegaba todos los días descalza, tanto en invierno como en verano. Santos Jacinto, Quinto, Feliciano y Lucio, Lucania. San Cenobio, sacerdote y mártir, Sidón (Fenicia), 304. Sari Maximiliano, obispo y mártir. San Valentín, obispo. Santa Eusebia, virgen y mártir., Bergamo, 307. San Narciso, obispo de Jerusalén, que murió a la edad de ciento dieciséis años, s. II. Nacido antes que desapareciesen algunos de los Apóstoles, fue el tercer obispo de la ciudad santa. Presidio un Concilio en el cual se discutió la cuestión de la Pascua (195), estableciéndose que debía celebrarse en domingo, y no el día en que la conmemoraban los judíos. San Donato, Casiope, ciudad de la isla de Corfú, s. Vl. San Teodoro, abad, Viena del Delfinado, 575. Santiago, obispo de Batnes, hoy Sarug en la Turquía Asiatica, 525. Llamado el Doctor, consagró su larga vida a la defensa de la fe contra las herejías de Nestorio y Eutiques. Se conservan de él numerosos escritos en lengua siríaca, notables por la integridad de la doctrina y la elegancia del estilo. San Sigeberto, rey y mártir. Desterrado a las Galias, conoció alli el cristianismo, y habiendo vuelto de nuevo a su tierra de Essex, o Anglia oriental, abdicó la corona y se hizo religioso. Fue asesinado por el rey Penda, pagano furioso, 637. Santa Ermelinda, virgen y reclusa en Meldaert, diócesis de Malinas, 595. |