20 DE OCTUBRE

 

Santa Irene, virgen y mártir, 653.

Beato Contardo Ferrini (+ 1902).

—San Máximo, mártir, Italia, 250.

—San Caprasio, obispo y mártir de las Galias, en la persecución de Maximiano, 303.

—San Artemio, mártir; habia sido gobernador de Egipto y habia ocupado los primeros puestos en la corte de Constantino el Grande; fue Juliano el Apóstata quien, en odio a los cristianos, le mandó decapitar, s. IV.

—Santas Marta y Saula y compañeras, vírgenes y mártires, en Colonia.

—San Feliciano, obispo y mártir., Alemania, 250.

—San Jorge, diácono, y San Aurelio, mártires., Córdoba. Sin duda es una repetición de la fiesta de estos mártires cordobeses (27 julio) por poseer Paris algunas de sus reliquias, trasladadas allí en el s. IX.

—San Sindulfo, confesor, Reims, s. Vl.

—San Agrícola, confesor, sobrino de San Remigio de Reims (Francia) s. Vl

—San Aderaldo, canónigo de Troyers (Francia), 1004.

—San Sonacio, obispo de Reims, 631.

—Beato Humbaldo, obispo de Auxerre, 1115.

—Beatos Godofredo y Serlón, abades cistercienses del monasterio de Savigny, en Francia, s. Xll.

—San Vital, segundo obispo de Salzburgo, conocido con el nombre de apóstol de Puizyan (Austria), por haber llevado la fe a los habitantes de estos valles, s. VIII.

—Santos Decio, Zósimo, Jenaro, Dorotea, Susima y Jenara, ms., Italia. s. IV.

—Santos Eutiquio, Prómaco, Lucio, Marcelino y Berniago, mártires, en Nicomedia de Bitinia, s. IV.

—San Accas, obispo de Inglaterra, que mantuvo íntimas relaciones epistolares con San Beda, 740.

—San Brendano; nació en Irlanda (485), y fue discipulo de San Finiano y de San Gildas. Fundó muchos monasterios, entre ellos el de Cloenfont, de donde fue abad, y escribió una regla muy severa para sus tres mil monjes. Un monje poeta encarnó en él aquella ansia de aventuras y aquella sed de lo desconocido que distingue a los monjes irlandeses, al relatar la leyenda de su peregrinación por las islas del Océano, durante siete años, acompañado de algunos de sus monjes, donde se describen las escenas más fantásticas, creaciones asombrosas del espíritu humano y expresión acabada del ideal céltico.